Más allá de la vida

Un película de Cint Eastwood

Víctor Alvarado (Diario Ya.com)

En esta ocasión, Clint Eastwood se atreve con un tema distinto al que nos tiene acostumbrados. Sin embargo, su largometraje se queda en un simple aprobado, resultando muy inferior, sobre todo, si lo comparamos con sus tres anteriores trabajos: No nos olvidamos de la agridulce, pero esperanzadora, El intercambio (2008). No se nos borra de la mente la conversión católica de su personaje en Gran Torino (2009), ni tampoco del intento de cerrar las heridas de la Sudáfrica del Apartheid por parte de Nelson Mandela en Invictus (2010).

El argumento de historias cruzadas gira entorno a tres personajes. Matt Damon interpreta a un experto en parapsicología que posee el verdadero don, que le permite hablar con los muertos, para ayudar a sus parientes vivos. La actriz Cécile De France representa el papel de una periodista que, tras un tsunami, sufre una experiencia cercana a la muerte, mientras que un niño trata de buscar una respuesta positiva que responda a la muerte de un familiar cercano.

La cinta en cuestión poseía todos los ingredientes para ser un éxito, pues la producen dos de los mejores cineastas de los últimos años como Steven Spielberg y el propio director de Más allá de la vida (2010) junto al guionista Peter Morgan [The Queen (2006) y El desafío-Frost contra Nixon (2008)], que también es el libretista de dicha obra cinematográfica.

No obstante, pensamos que le sobran algunos minutos y carece del ritmo adecuado para enganchar al espectador, centrándose en exceso en las experiencia cercanas a la muerte, sin profundizar en los sentimientos de los protagonistas, tratándolo de rodear de teorías científicas en las que apoyarse, aunque se apunta muy levemente el tema de la trascendencia, pero, desde la óptica de un Dios impersonal y en un concepto universal muy general. Por esa razón, este relato nos transmite una gran sensación de frialdad, algo impropio del cine de este realizador.

El final, bajo mi humilde punto de vista y que, por supuesto no les vamos a desvelar, resulta muy acertado y nos regala un toque mágico muy especial, estando rodado con sencillez, así como el diálogo en una escena desarrollada en una escuela de cocina, mientras se escucha de fondo una de las piezas más intensas y conocidas de la historia de la música, que explica la fase inicial del enamoramiento

Por último, no se pierdan la interpretación de Matt Damon, la mirada de Cécile De France y el espectacular arranque del largometraje, que el fondo trata de transmitir cierta esperanza en otra vida.

El recto uso de Internet

domingo, 30 de enero de 2011
Ángel Rodríguez Luño


SonTusHijos.org (*)

Internet tiene luces y sombras. Fundamentalmente es un vehículo o un canal de transmisión de datos y contenidos que, en términos generales, es un bien. Elaborar y transmitir una cultura del buen uso de Internet y de los demás medios de comunicación es una parte importante de la formación moral y cristiana en el mundo actual.

Aspectos éticos

El uso de Internet ha alcanzado en la actualidad una gran difusión, que muy probablemente está destinada a aumentar. Permite acceder, a muy bajo costo, a innumerables noticias e informaciones útiles. Para muchos tipos de trabajo se ha convertido en un instrumento indispensable. A la red de Internet está asociado el correo electrónico, que permite una comunicación rápida con cualquier parte del mundo. Internet está concebido como una red abierta y libre, en la que no se opera una selección de contenidos. Solo aquéllos que constituyen un delito grave son objeto de control y persecución por parte de la policía.

La posibilidad de navegar libremente por todas partes del mundo puede excitar la curiosidad y hacer que se pierda mucho tiempo, si el usuario carece de pericia y autodisciplina.

Ni el bien ni el mal son específicos de Internet. Si se debiera señalar algo realmente específico de Internet sería la posibilidad de hacer llegar el bien a muchas personas, sin la necesidad de movilizar grandes recursos económicos y de personal, haciendo así posible la intervención a gran escala de personas o grupos de recursos modestos, que hasta ahora no habían podido intervenir positivamente en el mundo de la opinión pública. Es verdad que, con la misma escasez de recursos, se puede difundir el mal, pero eso no es novedad, porque el mal ya se hace abundantemente a través de otros medios de comunicación.

El problema ético de Internet es el problema de su recto uso o, en otras palabras, el de la formación y la virtud necesarias para usarlo rectamente, tanto por parte de quien introduce contenidos en la red como del usuario.

Como primer apunte podríamos señalar que hacer un buen uso de Internet sería acceder a él siempre para algo determinado. Es poco razonable conectarse a Internet sin saber qué se quiere hacer, sólo porque se tiene tiempo libre o porque se está cansado y se piensa descansar navegando. La actitud de conectarse sin una finalidad precisa y justa, sólo para curiosear, tiene ya algo éticamente negativo y fácilmente puede dar lugar a males más graves.

Filtros y otras protecciones

Puesto que la red de Internet es vehículo de contenidos tanto positivos como negativos, han surgido dispositivos técnicos que impiden el paso de los contenidos negativos. Con el aumento de la potencia de los ordenadores personales, se hizo posible introducir en ellos un programa capaz de analizar en el acto el contenido de la página a la que se va a acceder, y de impedir el acceso si esos contenidos son negativos. Su eficacia es alta, pero no llega al 100 %.

Otra vía de protección es la catalogación de las páginas con el sistema ICRA. El usuario instala en el ordenador el filtro ICRAplus, gratuito, y él mismo define qué nivel desea aceptar en cada categoría.

Una tercera vía de protección es usar Internet a través de un Provider, que ya aplica un sistema de filtración serio y bien orientado. Es un sistema gratuito y eficaz muy apropiado para las familias, aunque no es del todo perfecto.

Hay muchos estudios que obligan a reflexionar seriamente acerca del modo y la medida en que se emplean las restricciones que, en todo caso, han de ir adecuándose a la edad y al desarrollo de las personas.

Niños y adolescentes ante el ordenador

Actualmente, los niños y los adolescentes usan bastante el ordenador en su propia casa y usan también Internet. Es interesante el documento de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos titulado Your familyand Cyberspace que dice: Por el bien de sus hijos, así como por el suyo propio, los padres deben aprender y poner en práctica su capacidad de discernimiento como telespectadores, oyentes y lectores, dando ejemplo en sus hogares de un uso prudente de los medios de comunicación social. En lo que se refiere a los jóvenes, están más familiarizados con el uso de Internet que sus padres, pero estos tienen la grave obligación de guiar y supervisar a sus hijos en su uso.

Los padres y los hijos deberían comentar juntos lo que se ve y se experimenta en el ciberespacio. El deber fundamental de los padres consiste en ayudar a sus hijos a llegar a ser usuarios juiciosos y responsables de Internet, y a no llegar a una dependencia tal que se convierta en una adicción.

Los padres tienen que educar a los hijos en este aspecto, dedicándoles tiempo y haciendo un esfuerzo, si fuera necesario, para conocer la red de Internet. Es muy conveniente que el ordenador conectado a la red esté en un lugar de paso o bastante frecuentado en la casa. También se ha de explicar a los niños que no faciliten datos personales ni entren en contacto con desconocidos, que han de hablar con sus padres de lo que les parezca extraño, y que han de ser ante todo prudentes.

Cuando los hijos son más mayores, sigue siendo muy conveniente usar un filtro en el ordenador con el que trabajan en casa. A pesar de todas estas indicaciones, es muy difícil dar reglas generales acerca de lo que conviene hacer, pero lo único que no es aconsejable es desentenderse del tema.

Los adultos en internet

El uso de Internet por parte de los adultos puede ser estudiado desde dos puntos de vista: el del usuario y el de las autoridades de las que dependen algunos ámbitos en los que el usuario se mueve.

Desde el punto de vista del usuario consideramos, en primer lugar, el caso de la persona de actitud moral recta que usa Internet para su trabajo o para el estudio y que, por tanto, no busca contenidos inconvenientes ni pasa el tiempo navegando. Si se utiliza un filtro que impida que aparezcan involuntariamente contenidos inadecuados, el uso de Internet no debería ocasionar ningún problema moral.

Quien trabaja con Internet sin protección alguna, debe plantearse en conciencia si se puede encontrar en ocasiones próximas de pecado grave. En caso afirmativo tiene el deber moral de usar un filtro con el que evitar además tensiones innecesarias ante tentaciones que podrían presentarse de improviso.

Uso de internet en empresas, residencias e instituciones

La experiencia enseña que, incluso cuando se trata de personas con cierta formación moral, se hace un uso bastante inmoral de la red, con notable daño para los interesados. A veces, los responsables de estas estructuras no ponen remedio alguno, alegando que el comportamiento moral privado es responsabilidad de cada uno, dado que se trata de adultos; o bien por miedo a adquirir fama de personas mojigatas que no respetan la libertad de los demás; o bien porque desean evitar un ambiente de desconfianza.

Lo que aquí está en discusión no es el uso que los adultos pueden hacer de su libertad, sino el tipo de servicio que una residencia o institución educativa ha de ofrecer. Y conviene que el servicio ofrecido tenga ciertas garantías morales, lo que se puede lograr adoptando un sistema de filtrado de la línea que llega a la residencia o institución educativa. El ideal al que habría que tender es que los que pasan por una residencia salgan convencidos y educados respecto al buen uso de Internet, y no que simplemente acepten de modo pasivo unas restricciones de las que se liberarán apenas les sea posible.

La Iglesia ha declarado a menudo su convicción de que los medios de comunicación son, como dice el Vaticano II, «maravillosos inventos de la técnica», que ya hacen mucho para afrontar las necesidades humanas y pueden hacer aún mucho más. Desde siempre la Iglesia ha tenido un enfoque positivo de los medios de comunicación social, que contribuyen eficazmente a descansar y cultivar el espíritu y a propagar y fortalecer el Reino de Dios.

Sería un gran bien para la Iglesia que un mayor número de personas, que tienen cargos y cumplen funciones en su nombre, se formaran en el uso de los medios de comunicación social con el fin de servir a la vocación humana y transcendente de cada ser humano, y así glorificar al Padre, de quien viene todo bien.

Recomendaciones y conclusión

Es importante que la gente use Internet de modo creativo para asumir sus responsabilidades y realizar la obra de la Iglesia. No es aceptable quedarse atrás tímidamente por miedo a la tecnología o por cualquier otra razón, considerando las numerosas posibilidades positivas que ofrece Internet.

Internet es una puerta abierta a un mundo atractivo y fascinante, con una fuerte influencia formativa; pero no todo lo que está al otro lado de la puerta es saludable, sano y verdadero. Internet puede enriquecer nuestras vidas más allá de los sueños de generaciones anteriores y capacitarnos para que, a su vez, enriquezcamos la vida de los demás.

Los jóvenes necesitan aprender cómo funcionar bien en el mundo del ciberespacio, cómo hacer juicios maduros sobre lo que encuentran en él y cómo usar la nueva tecnología para su desarrollo integral y en beneficio de los demás. También puede arrastrarlos al consumismo, a la pornografía, a fantasías violentas y a un aislamiento patológico, por lo que en el ciberespacio pueden estar llamados a ir contracorriente, ejercer un influjo cultural positivo.

(*) Publicado originariamente en Arvo.net

Lo llevan en la sangre…

Las andanzas de la hermana de Bill Murray, religiosa dominica

La devoción a Santa Catalina de Siena se está extendiendo en muchos países gracias a las interpretaciones de Sor Nancy.

Actualizado 29 enero 2011

C.L./ReL

De todo hay en la viña del Señor. En la viña de los Murray, nueve hijos, católicos de origen irlandés, creció el más célebre de ellos, Bill, candidato al Oscar en 2003 por Lost in translation tras destacar en Los cazafantasmas (1984) y Atrapado en el tiempo (1993).

Su currículum tiene poco parecido con el de su hermana Nancy.

A él le expulsaron de la universidad por posesión de marihuana, tiene seis hijos de dos matrimonios, se ha divorciado dos veces, ha tenido problemas con el alcohol, y cuando no está actuando disfruta tocando la guitarra en un grupo como si aún tuviera veinte años.

Ella, sin embargo, ingresó en la orden dominica en 1966 y desde hace unos años se dedica a viajar por Estados Unidos y otros países (Filipinas, Vietnam, Perú, Italia) interpretando a Santa Catalina de Siena, en una obra de papel único que tiene por finalidad presntar la vida de esta religiosa italiana del siglo XIV, dominica también, que recibió los estigmas, no tuvo empacho en recriminar al Papa su debilidad durante el cisma de Occidente, y en 1970 fue declarada doctora de la Iglesia.

Sor Nancy lleva, pues, en la sangre que comparte por Bill el virus del teatro. Y lo ha desarrollado y perfeccionado, pues llegó a graduarse en interpretación en una universidad de Miami, antes de hacer lo propio con estudios de pastoral en la Universidad Loyola de Chicago.

«Santa Catalina tiene una personalidad de la que casi nadie habla», dice la hermana Murray, quien lo intenta con sus actuaciones cada vez: «La gente encuentra en ella el fuego y la chispa que necesitan, y esto comienza a resonar en todo el mundo». Y en la orden están satisfechas, porque gracias a su arte se está extendiendo la devoción a su patrona, algo languidenciente a pesar de la importancia de la congregación en multitud de obras educativas en todo el mundo.

Un jefe de Estado católico

En julio, libres del islam

Un jefe de Estado católico para un nuevo país que ha votado casi unánime por la independencia

Llegó la hora de Salva Kiir Mayardit en Sudán del Sur, tras anunciarse que un 99% allí, y un 58% en el norte, votó por la separación.

Actualizado 30 enero 2011

C.L./ReL

Aunque el proceso de votación no concluyó hasta el 15 de enero, se ha hecho el recuento con sumo cuidado y numerosas revisiones, hasta anunciarse este domingo el resultado que se esperaba: el 99% de los habitantes de Sudán del Sur votaron por la independencia respecto a Sudán del Norte, donde el porcentaje también fue mayoritario, con un 58% de sufragios a favor de la separación.

El acuerdo de paz firmado entre Norte (musulmán) y Sur (cristiano) en 2005 fija que, tras el referéndum, en julio tendrá lugar la creación efectiva de un nuevo Estado, con lo que se pondrá fin a una guerra civil de casi un cuarto de siglo, que dejó dos millones de muertos y dejó clara la incompatibilidad entre dos culturas segregadas territorialmente.

El actual vicepresidente de Sudán y presidente de Sudán del Sur (región autónoma desde 2005) será el nuevo jefe de Estado. Salva Kiir Mayardit tiene 60 años, está casado, tiene ocho hijos, es católico, y en la página web de su campaña presidencial se presenta como «un devoto cristiano» con un largo historial como guerrillero y militar. La trayectoria que le ha llevado hasta aquí ha tenido una frase como emblema: «En este referéndum la elección es entre ser un ciudadano de segunda en tu propio país, o ser un hombre libre en un estado independiente».

Esto será, finalmente, lo que suceda.

La beatificación de Juan Pablo II y el «Síndrome de Tourette»

Juanjo Romero

Yo tuve un alumno con el «síndrome de Tourette». Un trastorno neurológico que impele al paciente a repetir ‘tics’ físicos y fónicos. Es normal que sea más acusado al enfrentarse a estado de ansiedad, el sujeto tiene que repetir —de modo involuntario— una pauta seriada de movimientos y sonidos o palabras.

En algunas películas podéis contemplar la variante más llamativa y minoritaria, la ‘coprolalia’: tacos, expresiones soeces, blasfemias, etc.. como el genial Bill Murray en «Qué pasa con Bob» o en la impresentable película «Deuce Bigalow». Dejo exclusivamente el corte y en inglés —no hace falta traducción—.

Creo que es fácil identificar a la caterva concertada de personajillos a los que la gozosa noticia de la beatificación de Juan Pablo II les ha provocado una recaída. Para los católicos, nada preocupante, como el síndrome, provoca risa y pena.

Llama la atención el desconocimiento del significado de la santidad personal. No hay más que ver la expresión que usan «hacer santo», la Iglesia no hace: reconoce, publicita, proclama… La mayoría de ellos estudiaron teología, deberían saberlo, pura necedad. Confunden un santo con un gran gestor, una personalidad o un héroe.

Están tan ideologizados que, a pesar de todas las excusas, lo que en el fondo no perdonan es esto:

Juan Pablo II corrige a Ernesto Cardenal

Para ellos es la imágen que resume el pontificado. Sin quitarle importancia para mi hay otras.

La noticia es del viernes, pero ya colegios, parroquias y fieles por su cuenta están haciendo planes para participar de un modo u otro en la ceremonia. Me atrevo a predecir que del mismo modo que los días posteriores a la muerte del papa, la beatificación serán ocasión de conversiones y gracias aprovechadas.

Con la sotana bien puesta

Con la sotana bien puesta: amar y morir por las cosas santas

Un comentarista habitual, Ricardo de Argentina, me envía el enlace a dos vídeos.

Primer video, contexto: Festival anual del Chivo, en Malargüe, (Argentina) La ciudad asiste al típico espectáculo con músicos, cómicos. Vamos, lo normal.


Toca la actuación de los Lutherieces, un mal remedo de Les Luthiers. Aparecen unos 7 tipos disfrazados de monjes interpretando el número «Educación Sexual Moderna». El ‘gracioso’ del grupo empieza a subir el tono, los supuestos consejos de su superior se salen de madre. Y…, de improviso aparece el Padre Gómez, vestido de sacerdote, agarra un micrófono y dice:

Por favor, vamos a pedirle al grupo que continúe con otro número porque somos católicos, soy sacerdote y no voy a permitir que me ensucien mi castidad.

Disculpen muchachos, sé que lo hacen con cariño, sigan con otra cosa.

Podéis verlo a partir del minuto 2:25: precioso, sobrecogedor, el público rompe en aplausos, unos 10.000 asistentes. Y tras los lógicos instantes de incómodo silencio, como en el circo, ¡¡que siga el espectáculo!!, una cancioncita y… ya está.

Iba a comentar la valentía del pastor, la caridad que muestra en la defensa de sus «valores», la impresión que me ha causado que use «mi castidad», el contraste con otros pastores y laicos que callan y ponen cara bobalicona con sonrisa de medio lado, ante escenas y espectáculos mucho más agresivos, e incluso que colaboran económicamente en su mantenimiento. Pero la escena se comenta ella solita.

Y en cada observación que pueda hacerse, surge un ejercicio de examen de conciencia —autocrítica es un término marxista—. Quien se encuentre incómodo con esta situación puede pasar inmediatamente al segundo video, en el que se recogen más frutos de la actividad del valiente sacerdote.

En el canal 7 de Mendoza se hacen eco de la hazaña y le entrevistan telefónicamente. El corte es largo, 8 minutos, pero, de verdad, merece la pena. En el estudio no están sólo el director y entrevistadora del programa, también el del grupo, al que el Padre Gómez da las gracias, y el portavoz del Arzobispado de Mendoza, el Padre De Benedictis, ¡¡qué contrastes!!. Si no tenéis tiempo os abro el apetito con algúnas frases.

  • 1:14: Padre Gómez: [que se sepa que las reacciones] al menos en Malargüe, son distintas que en otros lados, en Malargüe amamos y queremos morir por las cosas santas.
  • 2.00 Padre Gómez comentando la buena actitud del grupo: Me han dicho que han representado en otros lados y nunca le han dicho nada. Eso es lo que quiero decir: ¡¡muy mal!! […] Hay cosas santas que no pueden ser motivo de risa.
  • 2:18: Entrevistadora: Vd no lo toma como una censura. Os dejo con la miel en los labios, la respuesta es genial.
  • 3:53 El Padre Gómez responde al del grupo que dice que es un violento y un intolerante, diciendo que no él, el pueblo de Malargüe es el ofendido.

Es ejemplar cómo hace frente a los entrevistadores cuando intentan liarle, (min. 7:15), los medios de comunicación, ¿o no saben? o hay mala leche.

Que lo disfruten. Yo lo hice.

Cristianos en las redes sociales

sábado, 29 de enero de 2011
Ramiro Pellitero


Cope.es

«El valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la ‘popularidad’ o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento»

Las nuevas tecnologías, «si se usan con sabiduría, pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano». Así lo afirma Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2011 (“Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital”, 6-I-2011).

Como se puso de relieve en la presentación del documento, éste vincula tres cuestiones importantes en la vida actual: la comunicación digital, la propia imagen y la coherencia de vida. En una aproximación primeramente positiva, apoyada en el análisis sociológico correspondiente, el texto refleja las enseñanzas del Papa acerca de la identidad cristiana, edificada sobre la verdad y el amor, y sus consecuencias en el terreno de la comunicación actual globalizada.

Las redes sociales en internet (sobre todo Facebook, con más de 500 millones de usuarios) presentan aspectos positivos y límites. Ante todo son una posibilidad de «diálogo, intercambio, solidaridad y creación de relaciones positivas». Pero también pueden desembocar en «una interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que suele llevar a la autocomplacencia».

En consecuencia —subraya el texto—, sobre todo en el caso de los jóvenes, es importante «plantearse no sólo la pregunta sobre la calidad del propio actuar, sino también sobre la autenticidad del propio ser». Y es que «el anhelo de compartir, de establecer ‘amistades’, implica el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio ‘perfil’ público».

Uno comunica lo que es, lo sepa o no, lo quiera o no. «Cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales». De ahí que se apueste «por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro». Esto el cristiano lo vive no sólo al comunicar contenidos religiosos-piadosos, sino ante todo al «dar testimonio coherente en el propio perfil digital y en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él».

Por consiguiente se precisa la atención a los aspectos del mensaje cristiano «que puedan contrastar con algunas lógicas típicas de la red». Primero, la verdad: «El valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la ‘popularidad’ o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento» (todo ello supone el rechazo a una cierta superficialidad y vulgaridad, hoy en boga).

En segundo lugar, el Evangelio pide una respuesta libre y encarnada «en el mundo real y en relación con los rostros concretos de los hermanos y hermanas con quienes compartimos la vida cotidiana» (no debe prestarse más atención y tiempo al ordenador que a las personas mismas).

Concluyendo, se invita a «unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible». Esta red es parte de nuestra vida y cultura, y en ella cabe «la proclamación de la fe, con cercanía y diálogo, respeto y comprensión». Al mismo tiempo, en la perspectiva cristiana hay que tener presente que «la Verdad, que es Cristo, es en definitiva la respuesta plena y auténtica a ese deseo humano de relación, de comunión y de sentido, que se manifiesta también en la participación masiva en las diversas redes sociales».

En las redes sociales los cristianos pueden ayudar «a mantener vivas las cuestiones eternas sobre el hombre, que atestiguan su deseo de trascendencia y la nostalgia por formas de vida auténticas, dignas de ser vividas». La condición para todo ello es comunicarse con integridad y honradez. También en la comunicación se cumple que la coherencia personal de vida con el Evangelio es en sí misma una forma de anuncio que determina la credibilidad del mensaje.

«Estamos todos divorciados»

La familia, en «Lágrimas en la lluvia»

Maternofobia, abnegaciones, adiós al Estado del Bienestar y un aviso: «Estamos todos divorciados»

El debate está servido: ¿están fallando las personas por no cuidar la relación, o existe un deliberado plan destructor?

Actualizado 29 enero 2011

C.L./ReL

«Vemos en nuestro derredor una devastadora acción destructiva que ha situado a la familia en su diana: matrimonios deshechos a velocidad exprés, hogares desbaratados con el menor pretexto o sin pretexto alguno, hijos desparramados y convertidos en carne de psiquiatra, abortos a mansalva, exaltación de nuevas fórmulas combinatorias humanas negadas a la transmisión de la vida, etcétera. ¿Cómo se explica que la institución más valorada por el común de la sociedad sea también la más hostigada?»: ésta fue la cuestión que planteó Juan Manuel de Prada en el arranque del debate sobre la familia que ocupó este viernes el programa de cine y debate que dirige en Intereconomia TV, Lágrimas en la lluvia.

Ilustró el tema la película La familia, de Ettore Scola, film de 1987 interpretado por Vittorio Gassman, y conversaron en torno a la cuestión Mercedes Coloma, bióloga, ex presidenta de la Confederación de Padres de Alumnos (COFAPA) y actual portavoz del Foro Español de la Familia; Pedro-Juan Viladrich, catedrático, autor de la recientemente reeditada Agonía del matrimonio legal y vicepresidente del Grupo Intereconomía; Antonio Arcones, director de la editorial Ciudadela, presidente de la Fundación Burke y ex director de la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona; y Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto de Política Familiar, fundado en España en 2000 y con delegación en ocho países.

Ataque legal y destrucción interna

Los contertulios destacaron dos puntos de vista complementarios. por un lado, la crisis de la institución a consecuencia de los fallos internos respecto a su propia naturaleza; por otro, la existencia «un proyecto para destruir la familia por parte de quienes quieren construir una sociedad distinta a la que conocemos, y que en los últimos seis años, aprovechando el caldo de cultivo preexistente, han acelerado el proceso» (Hertfelder).

La familia «es la forma natural en la que se genera el capital social, a saber, los hombres» (Coloma), es «un ámbito donde se crean esos vínculos de coidentidad generacional y de consanguinidad, ajenos al poder político, que molestan a los poderes totalitarios ideológicos» (Viladrich) porque les interesa «la persona aislada, un individuo más débil y sometido porque está más desvinculado» (Arcones). Pues, como apostilló Prada, «el elemento constitutivo de la familia es la tradición, la entrega».

Viladrich insistió en la naturaleza de la relación conyugal, que crea una intimidad superior a la de consanguinidad, y que se basa en crear «lazos de incondicionalidad que consisten en abnegaciones, es decir, abandonar cosas libremente en bien de la unión, que es el mayor bien de la familia». Coloma abundó en esa idea: «El amor no es un capricho, es una cuestión de voluntad, hay que querer querer, y hay que esforzarse por trabajar día a día ese amor».

Durante la presentación del siguiente bloque, María Cárcaba, copresentadora de Lágrimas en la lluvia, lo recalcó: «Las uniones matrimoniales han dejado de fundarse en la entrega recíproca de los cónyuges, para hacerlo en eso que llaman «realización personal», que no es otra cosa sino la satisfacción del propio deseo y sus impulsos… Se rechaza en consecuencia todo vínculo fuerte, toda obligación y esfuerzo de trascender a uno mismo, asumiendo responsabilidades». Y citó unas palabras de Aldous Huxley en Un mundo feliz que parecen escritas para nuestros días: «Dentro de pocos años, las licencias de matrimonio se expedirán como las licencias para perros, con validez para un periodo de doce meses».

O, como apostilló Hertfelder en la línea expuesta también este viernes por el secretario de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, «es más fácil romper un matrimonio que romper un contrato de telefonía móvil». Y ofreció datos estremecedores: España es, con Bélgica, el país de la Unión Europea con mayor tasa de rupturas, nada menos que un 70%, siete de cada diez matrimonios que se celebran se rompen, gracias a la ley de divorcio más permisiva de Europa.

Es más, Arcones apuntó que, dado que la institución es el vínculo, la mera posibilidad del divorcio impide la existencia del vínculo en sí, e implica que legalmente no existen en realidad ni el matrimonio ni la familia: «Si el vínculo no existe, todos estamos divorciados». Y lamentó que las leyes no permitan contraer una unión indisoluble ni siquiera como alternativa.

Se abrió entonces un interesante debate sobre cuál de los dos elementos que están contribuyendo a la destrucción de la familia (el acoso legal y cultural, por un lado, y la poca formación de los cónyuges en las virtudes necesarias para cuidar su relación, por otro) tienen más importancia relativa.

Hertfelder destacó la importancia de las leyes: «Si las rupturas sucediesen sólo por fallos en la relación, las cifras de divorcio tenderían a estabilizarse. Si crecen, es porque las leyes y el ambiente influyen en favor de la ruptura». Viladrich, por su parte, enumeró una serie de lacras que rompen la intimidad familiar (incomunicación, alcoholismo, drogadicción, interferencia de generaciones anteriores, faltas de respeto, manipulación del otro en el propio beneficio, etc.), para destacar que «los vicios de las personas minan las esperanzas de supervivencia».

El invierno demográfico

Por último, se abordó el problema del invierno demográfico que nos aguarda por la caída de la natalidad. Coloma habló de la «maternofobia» que respiran ciertas actitudes sociales ante la mujer embarazada, Hertfelder dijo que la falta de hijos acabará en la quiebra del Estado del Bienestar porque habrá más ancianos que jóvenes, y Arcones matizó que incluso eso podrá ser bueno: «Así el Estado dejará de sangrar los recursos de las familias para proceder a una redistribución que nunca será la natural, sino la que interese al poder».

Juan Manuel de Prada hizo dos apostillas finales: una, que hoy día no se tienen hijos «porque se ha perdido el sentido de la santidad de la vida» y, sobre todo, porque «cuando las personas dejan de creer en el Autor de la vida, dejan de dar vida: el invierno demográfico tiene que ver sobre todo con el invierno de Dios en nuestra vida».

Prada y Cárcaba anunciaron para la próxima semana un debate sobre la Leyenda Negra antiespañola.

Matrimonio y telefonía móvil

Las asociaciones de consumidores y la experiencia de los usuarios dan la razón a Martínez Camino

De nuevo una frase episcopal ha generado polémica, y de nuevo los hechos confirman su adecuación a la realidad.

Actualizado 29 enero 2011

C.L./ReL

Hace pocas fechas el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plà, afirmó que había menos casos de violencia doméstica en matrimonios que en parejas no formalizadas, y los ideólogos de género se le echaron encima. Al día siguiente las cifras le daban la razón con contudencia: con datos de 2008, se produjeron 33 homicidios sobre 10.265.400 matrimonios, y 48 sobre 1.223.700 relaciones sentimentales. Es decir, una proporción de 1 entre 311.000 matrionios, frente a una proporción de 1 entre 25.000 relaciones sentimentales: 12,5 veces menos.

Este viernes, el secretario de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, afirmó que «el matrimonio civil es un contrato mucho más leve que contratar un servicio de telefonía móvil», y explicaba por qué: gracias al divorcio exprés, es posible contraer cuatro matrimonios civiles al año.

De nuevo han llovido las críticas sobre el obispo auxiliar de Madrid, pero lo cierto es que su denuncia no sólo es cierta en virtud de la ley aprobada en julio de 2005, que permite la disolución del vínculo (incluso unilateral y sin causa) a los tres meses de contraído, sino -mirando el otro término de la comparación- en virtud de la realidad de la contratación de dichos servicios telefónicos en España.

Todas las asociaciones de consumidores y todos los servicios públicos de atención al consumidor señalan que la telefonía móvil es, por cuestiones de tarificación y de baja, uno de los principales motivos de queja de los usuarios. Es incluso vox populi en los foros de Internet, y basta teclear en cualquier buscador las palabras «imposible darse de baja» para que surjan, uno tras otro, todos los nombres de operadores que prestan servicio en nuestro país, con idéntica protesta por parte de los perjudicados.

Cuando la ley obligó a las operadoras a mejorar la transparencia en sus sistemas de desenganche del servicio, las «pegas» que en los inicios de la telefonía móvil hacían sufrir a tantos usuarios calvarios inconcebibles fueron sustituidas por compromisos de permanencia de hasta 24 meses vinculados a descuentos, promociones y tarifas especiales.

Y enseguida, las organizaciones de consumidores más conocidas, como FACUA o la OCU, tuvieron que denunciar que esas cláusulas suelen omitirse al anunciar muchas ofertas, con lo cual consideran que se incluye en publicidad engañosa.

Pero la permanencia es algo absolutamente legal, y eso precisamente viene a demostrar lo ajustado a la realidad de las palabras de Martínez Camino: la ley no permite ningún «compromiso de permanencia» para el matrimonio superior a tres meses. Los usuarios de telefonía móvil y de conexión a Internet suspirarían por un divorcio exprés similar.

Hombre clave cuando se aprobó Iesu Communio

Nombrado para Tarazona

Eusebio Hernández Sola, cuarto obispo religioso y hombre clave cuando se aprobó Iesu Communio

Tras la designación de Demetrio Fernández como titular de Córdoba, la diócesis aragonesa ha estado vacante un año.

Actualizado 29 enero 2011

C.L./ReL

El 19 de marzo será consagrado obispo y tomará posesión de su sede el nuevo titular de la diócesis de Tarazona, Eusebio Hernández Sola, hasta ahora subsecretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (en la que trabajaba desde 1975), y que ha sido nombrado este sábado por Benedicto XVI.

El padre Hernández participó el pasado mes de diciembre en Madrid en el III Simposio del Instituto de Vida Consagrada, donde anunció un documento vaticano sobre la identidad del hermano religioso.

También jugó un papel decisivo en la Congregación, bajo la dirección del cardenal prefecto Franc Rodé (quien renunció por razones de edad y fue sustituido el 4 de enero por el arzobispo de Brasilia, Joao Braz de Aviz), durante la transformación del convento de las clarisas de Lerma en el nuevo instituto Iesu Communio. Y vuelve ahora a España a una diócesis cercana a la de Burgos, donde ha cuajado con fuerza este nuevo carisma religioso.

Navarro, de 66 años, doctor en Derecho Canónico por la Universidad de Comillas y licenciado en Derecho por la Universidad Complutense, sustituye en el cargo a Demetrio Fernández al frente de una de las diócesis más antiguas de España, erigida en el siglo V y con una población cercana a los noventa mil habitantes. Pertenece a la provincia eclesiástica de Zaragoza y estaba vacante desde hace un año.

Cuatro religiosos en la Conferencia Episcopal

Fray Eusebio es agustino recoleto, con lo que ya son cuatro los obispos españoles en activo miembros de congregaciones religiosas: Miguel José Asurmendi, obispo de Vitoria, es salesiano; Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, es franciscano; Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, es jesuita.

De entre los obispos eméritos, son religiosos Fernando Sebastián y Luis Gutiérrez, claretianos, y el cardenal Carlos Amigo, franciscano.

Sorpresa y alegría

En sus primeras palabras a los nuevos fieles, monseñor Hernández ha afirmado que la propuesta de la elevación al episcopado le cogió de sorpresa: «El proceder de Dios es misterioso e inescrutable, pero al mismo tiempo providente y misericordioso. San Agustín, nuestro Padre, decía: “Si la Iglesia pide vuestros servicios, obedeced con humilde corazón a Dios”. Por ello en medio de mis dudas y perplejidades me ha confortado la seguridad de que, si el Señor nos pide un servicio, su gracia suplirá nuestras deficiencias y limitaciones».

El temor se convirtió en alegría cuando supo la diócesis que regiría: «Volvía a la tierra que me vio nacer; sentí que la cercanía de nuestra historia y cultura facilitaría la sintonía de nuestros corazones y uniría nuestros propósitos pastorales. Sí, yo nací en la ribera de Navarra, a pocos kilómetros de aquí, y mi primera consagración religiosa la hice a la sombra de la querida sierra del Moncayo, en Monteagudo, junto a los aposentos y tumba de San Ezequiel Moreno. Que este querido santo de nuestro tiempo, junto con San Atilano, natural y patrón de esta diócesis nos protejan siempre y guíen nuestros pasos».