¿Yo también puedo ser santo?

Actualizado 21 enero 2011

Testimonios reales

Me preguntaba un niño de la catequesis si él también podía ser santo como Juan Pablo II. Le dije que sí, con la Gracia de Dios. Esto lo saben todos los lectores de esta página, pero yo me permito recordarlo.

Todos los días celebramos a los santos. Hay un día especial en el que la Iglesia recuerda a todos los santos. Y en estos días que el  Papa  ha anunciado la Beatificación de Juan Pablo II, el tema de la santidad vuelve a salir a la palestra.

Todos sin excepción estamos llamados a la santidad desde nuestro bautismo. La santidad no es para unos pocos, sino para todos aquellos que quieran tomarse en serio su fe, su compromiso con Dios y con el prójimo.

En la Iglesia hay una gran variedad de santos, tanto por la edad como por su peculiar estilo de vida. Pero todos tienen en común el amor heroico a Dios, por encima de todas las cosas, y la caridad hacia los demás por amor de Dios.

Y todos eran pecadores, pero supieron convertirse cada día desde que oyeron la llamada del Señor. Benedicto XVI decía a un grupo de alumnos en su viaje apostólico a Irlanda:

«Quizá alguno de vosotros nunca antes pensó esto. (…) Dejad que me explique. (…) Cuando os invito a ser santos, os pido que no os conforméis con ser de segunda fila. Os pido que no persigáis una meta limitada y que ignoréis las demás. (…) La felicidad es algo que todos quieren, pero una de las mayores tragedias de este mundo es que muchísima gente jamás la encuentra, porque la busca en los lugares equivocados. La clave para esto es muy sencilla: la verdadera felicidad se encuentra en Dios. Necesitamos tener el valor de poner nuestras esperanzas más profundas solamente en Dios, no en el dinero, la carrera, el éxito mundano o en nuestras relaciones personales, sino en Dios. Sólo El puede satisfacer las necesidades más profundas de nuestro corazón.».

«Dios no solamente nos ama con una profundidad e intensidad que difícilmente podremos llegar a comprender, sino que, además, nos invita a responder a su amor. (…) Y cuando comenzáis a ser amigos de Dios, todo en la vida empieza a cambiar. (…) Os atrae la práctica de las virtudes. Comenzáis a ver la avaricia y el egoísmo y tantos otros pecados como lo que realmente son, tendencias destructivas y peligrosas que causan profundo sufrimiento y un gran daño. (…) Empezáis a sentir compasión por la gente con dificultades y ansiáis hacer algo por ayudarles. (…) Cuando todo esto comience a sucederos, estáis en camino hacia la santidad».

Cuando comenzamos a ser amigos de Dios, todo cambia, dice el Papa. Y eso es precisamente la santidad. Y esto es posible a cualquier edad. Invito al amigo lector a ver este video en el que claramente se nos dice con imágenes que no hablamos de teorías, sino de una realidad que se da cada día:

www.youtube.com/watch

De millonario, drogadicto y suicida, a sacerdote

P. John Corapi

De millonario, drogadicto y suicida, a sacerdote, tras experimentar la misericordia de Dios

También fue un vagabundo sin techo donde dormir, deambulando por las calles de la ciudad de Los Ángeles durante meses.

Actualizado 22 enero 2011

ReL

Se trata de uno de los mejores predicadores que hay en la actualidad en los Estados Unidos. Tiene una historia peculiar y muy interesante. Antes de ser sacerdote, el padre John Corapi sirvió como «Boina Verde» (Green Beret) en las Fuerzas Especiales de su país.

Posteriormente llegó a ser un vendedor inmobiliario de éxito con yate, Ferrari y hasta casa a las orillas del mar.

Metido en ese papel de multimillonario sin complejos enseguida se aficionó a la cocaína y por causa de su adicción a las drogas, en poco tiempo, lo perdió prácticamente todo. Llegó a vivir sin nada durante meses deambulando por las calles de Los Angeles.

Un buen día decide volver a casa de su madre, una buena anciana católica italiana, y allí, mientras pensaba seriamente en la posibilidad de suicidarse, se produce su profunda conversión.

Después decide estudiar Teología en América y doctorarse en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra en España. En 1991 es ordenado sacerdote en Roma por Juan Pablo II a los 44 años de edad.

En la actualidad es miembro de la Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad. Predica en múltiples misiones, retiros, conferencias y medios de comunicación de todo el país.

En el vídeo que está arrasando en You Tube «El nombre de Dios es misericordia», el Padre Corapi cuenta con un estilo muy americano su radical conversión y el gozo de perdonar y saberse perdonado.