Para ‘desempantallar’ a los niños hay que comenzar por ‘desempantallar’ a los padres”

Las pantallas son un peligro para el desarrollo de niños y adolescentes, pero muchos padres no son conscientes de este grave problema porque también ellos están “enganchados”. Así lo pone de manifiesto Nacho Calderón, prestigioso neuropsicólogo infantil y director de INPA (Instituto de Neuropsicología y Psicopedagogía Aplicadas), con sede en Madrid y en México.

Por Javier Lozano / Fotografía: Dani García

CON MÁS de 30 años de experiencia trabajando con niños, Nacho Calderón explica a Misión la gran preocupación que ha experimentado en los últimos años por los efectos de las nuevas tecnologías ante la inacción de familias y colegios. Según alerta el autor de la colección Educar con sentido (Cobel Ediciones, 2011) las consecuencias son palpables en una juventud a la que le cuesta tolerar la frustración y que ha crecido con una merma en sus capacidades intelectuales y sociales. Es un problema que este experto urge a afrontar. 

¿Qué es lo que más le preocupa?

La actitud de los padres: su falta de conciencia de que las pantallas, aunque no son perjudiciales en sí mismas, sí suponen un peligro en el desarrollo de la personalidad de sus hijos. Y no solo se está produciendo una falta de conciencia, sino que en realidad se están premiando. Muchos prefieren elegir un colegio donde sus hijos tengan el iPad con seis años a otro que lo dé con nueve. No saben por qué, pero lo premian.

“Muchos padres prefieren elegir un colegio donde sus hijos tengan iPad con seis años a otro que lo dé con nueve, aunque no saben por qué” 

¿No son conscientes o es más bien el camino más sencillo?

Es por falta de consciencia. La calidad de la atención de los padres hacia los hijos ha decaído terriblemente. Antes cuando trabajaba con niños con discapacidad encontraba familias dispuestas a dedicar una o dos horas diarias en casa a trabajar con ellos. La prioridad era el hijo. Ahora es difícil que los padres dediquen tiempo a los hijos, pues su prioridad es su propio desarrollo profesional y creen que ofrecen la máxima calidad porque les dan de todo.

¿Cómo “desempantallar” a los niños?

Desempantallando a los padres. ¿Cómo va a decir un padre que esto es un problema para el desarrollo de su hijo si él está enganchado seis horas diarias al smartphone? Hay que hacerles entender que las pantallas son una herramienta de trabajo y que el resto del tiempo hay que utilizarlas de manera muy comedida. Es complicado, pero la solución pasa por los padres y por los colegios. Sin embargo, tenemos miedo a ser estrictos y hay cosas –como esta– con las que hay que ser radical.

Nacho Calderon recomienda que las pantallas sean solo una herramienta de trabajo y el resto del tiempo se utilicen de manera muy comedida.
La pregunta del millón: ¿cuándo es adecuado dar un móvil al niño?

Cuando los padres hayan enseñado el autocontrol a sus hijos. Eso quiere decir que prácticamente ningún niño debería tener móvil porque ninguno tiene ese autocontrol.  Y en todo caso yo no daría nunca un móvil antes de los 14 años, pero hay que estar dispuesto a hacer a tu hijo un bicho raro.  Y esto es un fastidio, lo sé. Si educas a un niño en que no puede frustrarse, pierdes tu capacidad de educar y además creas un monstruo. Y cada vez vemos más niños monstruo.

¿Las pantallas se están convirtiendo en educadoras y cuidadoras?

Es la niñera supuestamente más barata, aunque a largo plazo sale carísima. ¿Educadora? Sí, si aceptamos el término educar en la peor acepción. Determinan los valores con los que se está rigiendo la sociedad. En ese sentido, sí están educando, pues están imponiendo cánones.

“Yo no daría nunca un móvil antes de los 14 años, pero hay que estar dispuesto a hacer a tu hijo un bicho raro” 

Pero lo justifican por necesidad…

A mí muchos padres cuando les digo que hay que reducir el tiempo de pantallas me dicen:  “Nosotros solo las ponemos cuando salimos a un restaurante para que así nos deje comer”. ¡Grave error! Cuando sales con tus niños no sales a encontrar la tranquilidad, vas a hacer familia. La comida es donde se cierran los negocios, se conquista al cónyuge… Por tanto, ¿Dónde se hace familia? Alrededor de la comida. ¿Cuándo podrás disfrutar? Cuando salgas con tu esposa o con amigos. Si sales y le pones el móvil a tu hijo, o en casa le pones la tele, no haces familia.

¿Lo hacemos porque somos blandos o por el ritmo de la vida moderna?

El gran problema de la sociedad de hoy es que está centrada en el yo: mi bienestar, mi tiempo para mí… Entonces el niño es un  “daño colateral”, algo molesto que interfiere en mis planes.

¿Y los padres se dan cuenta de esto?

No son conscientes del  “yoísmo”. Se nos ha dicho que ponerte a ti en el centro del universo es lo adecuado para encontrar tu felicidad y lo que -interfiera con este fin está mal. La gente va buscando estar en perfectas condiciones para relacionarse con los demás. Pero el deseo nunca va a terminar. Si consigue tener un status profesional, un buen coche, ¿ahora crees que se va a ocupar de los demás? No, porque ese deseo le dirá que ya toca cambiar el coche, etc.

Javier Lozano, redactor jefe de la revista Misión, entrevista a Nacho Calderón en su consulta en Madrid.
¿Qué consecuencias puede tener esta sobreexposición a las pantallas?

En general, hay dos problemas. Por un lado está lo que te ofrecen: una hiperfocalización, una satisfacción inmediata y una hiperatención, pero a temas muy concretos. Da muchas cosas que pueden ser nocivas como una necesidad de likes y de reconocimiento social inmediato. Esto me asusta mucho. ¿Y qué resta a los niños?  Tiempo de juego, de socialización, de lectura. Esta sobreexposición ha adelantado la adolescencia dos años: hoy comienza a los once.

¿Y qué ocurre con esto?

Les has reducido la infancia a la mínima expresión. Una amiga me decía que su hija de 9 años que no tiene móvil le confesó que había tenido que mentir porque sus amigas estaban hablando de youtubers que ella no conocía y tuvo que decir que ella también los seguía. Luego otro niño le preguntó si veía porno. “¿Qué es porno?”, le dijo, y el niño se lo explicó. Y esto con solo 9 años.

¿Cómo afecta a los niños que les robemos este tiempo? 

Desarrollan menos habilidades intelectuales, claramente, y menos capacidades sociales. Hoy la sociedad es muy pobre. No tienen imaginación. Lo comprobé con la -televisión. Hice un ensayo con varios matrimonios amigos. Los sábados los niños se despertaban muy pronto e hicimos la prueba: tres sábados seguidos les dejamos ver la tele mientras los padres seguíamos durmiendo. Y tres sábados seguidos nos despertábamos con ellos y no les dejábamos verla. ¿Qué conclusiones sacamos? Cuando no podían ver la tele el resto del día el juego era más imaginativo y rico, y eran más obedientes. Cuando la veían reproducían lo que habían visto y eran más desobedientes. Y eso con la tele. Ahora las pantallas están destrozando la conducta.

“Si educas a un niño en que no se frustre, acabarás creando un monstruo” 

¿Cómo serán estos niños que han crecido “empantallados” en el futuro?

Ya lo estamos viendo: no tienen capacidad de frustración porque la recompensa que reciben siempre es inmediata. No logran aguantar. 

¿En qué momento caló la idea de que es bueno regalar un móvil a un niño?

Por la idea de progreso. Quieren darle a su hijo lo mejor, pero tener  “lo último”  no necesariamente es lo adecuado, pero eso ni se lo plantean. ¿Por qué no se da un coche a un niño? La ley no lo permite, si lo permitiera se haría…

A nivel cerebral, ¿qué ocurre con la sobreexposición de pantallas?

Se crean unas redes neuronales de altos niveles de dopamina, de excitación. Si se acostumbran a esos niveles, luego les cuesta vivir sin ellos. ¿Transforma el cerebro? Sí. Esto es reversible solo si nos sometemos a unos límites estables de consumo. 

En algunos países se están intentando limitar las pantallas en los colegios porque son “como la cocaína”…

No pueden ponerse al mismo nivel. La droga dura no tiene un uso beneficioso. Una pantalla bien usada también tiene que defenderse. Lo que es malo es el abuso y lo que es difícil es controlar el uso. Pero no hay que tener miedo a nadar a contracorriente.   

Esta es la edad ideal para entregar el móvil a tu hijo

No hay una edad exacta ni una circunstancia correcta para hacer entrega del primer móvil. Pero los padres deben saber que es algo determinante en la vida de su hijo y que ningún adolescente debería tener acceso a uno hasta haber desarrollado una serie de virtudes, como la templanza y la capacidad de concentración, que solo se adquieren en el mundo offline.

Por Marta Peñalver

Artículo publicado en la edición número 67 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

Pablo Olabarri y María Azagra tienen 11 hijos entre los 36 y los 18 años, y todos y cada uno de ellos han esperado hasta la mayoría de edad para tener su primer móvil.  “Cuando empezó el fenómeno de los móviles vimos que muchos compañeros de nuestros hijos mayores tenían uno, pero nosotros, sobre todo mi mujer, entendimos que era una herramienta que suponía muchos inconvenientes para un adolescente tales como: adicción, distracción del estudio, de los deportes, de estar con los amigos… y tomamos la decisión de no dárselo hasta los 18 años”. Algo que puede parecer muy radical, pero que no ha tenido, según Olábarri, más que consecuencias buenas para sus hijos. “Todos nuestros hijos leen habitualmente, han sido buenos estudiantes y son aficionados al deporte, a la montaña… creo que en gran parte ha sido gracias a haberlos alejado de las pantallas”.

Según Catherine L’Ecuyer, doctora en Educación y Psicología,  “atrasar la edad de uso del móvil permite al niño o al joven desarrollar todas las cualidades necesarias para un buen uso de las tecnologías. Esas cualidades se desarrollan offline”.L’Ecuyer, cuyo libro Educar en la realidad (Plataforma, 2015) fue el primero en poner sobre la mesa los peligros derivados de la exposición temprana a las pantallas, asegura a Misión que, “aunque cada hijo y cada familia es un mundo, la edad ideal para entregar el móvil es, como regla general, cuanto más tarde, mejor”.

“La edad ideal para entregar el móvil a los hijos es cuanto más tarde, mejor”

Offline antes que online

Tanto L’Ecuyer como Olabarri coinciden en que el móvil es una herramienta buena que no hay que demonizar, pero también reconocen el peligro que implica tenerlo cuando aún no se es lo suficientemente maduro. “Nunca hemos presentado el móvil como algo malo, sino como algo que tenían que ser capaces de controlar ellos, de lo contrario sabíamos que podían caer en una adicción tremenda”, señala Olábarri. 

Este abogado y conferenciante asegura que algunos jóvenes que acuden a sus charlas reconocen recibir más de 800 wasaps al día que atienden y contestan, algo incompatible con tener una vida offline. Y es que para L’Ecuyer, “el uso responsable solo es posible cuando el usuario tiene una serie de virtudes y de cualidades, como por ejemplo la templanza, la fortaleza, la capacidad de inhibición, de prestar atención sostenida, de concentrarse… Cuando tiene un proyecto vital y un sentido de la relevancia consolidados, y cuando es capaz de distinguir lo privado de lo público”. Cualidades que se adquieren con el tiempo y con la madurez, y que en ningún caso posee un adolescente incapaz de resistirse, por ejemplo, a pulsar en una foto sugerente o a abrir un vídeo de contenido inapropiado que ha recibido de un compañero de clase.  “En definitiva, la mejor preparación para el mundo online es el mundo offline”, sentencia L’Ecuyer, con la que es ya una de sus frases de referencia.

 “Las cualidades para hacer buen uso de la tecnología se desarrollan en el mundo offline”

Más que perder el tiempo

La pérdida de tiempo frente a las pantallas, robándole horas al estudio, a los amigos, al deporte… es solo la punta del iceberg de este asunto. Un niño o adolescente que tiene un smartphone antes de estar preparado es carne de cañón para caer en el uso abusivo. 

“Un uso abusivo no es solo aquel que supone un número de horas de uso desproporcionado, es todo uso que deja al usuario indefenso ante los inconvenientes de la tecnología: las noticias falsas, la pérdida del sentido de relevancia, la adicción tecnológica, el narcisismo, el aislamiento, la -ansiedad y la depresión, la impulsividad…”, sentencia L’Ecuyer.

Si tu hijo recibe un smartphone sin estar preparado, es carne de cañón para caer en un uso abusivo

Aprende a decir que no

Uno de los argumentos de muchos padres que ceden y adelantan la entrega del móvil a sus hijos respecto de cuando idealmente querrían, es el hecho de que se vayan a quedar de lado o vayan a perderse planes con amigos.  Y aunque es un argumento comprensible, ningún padre cedería a otro tipo de chantajes si el tema en cuestión fuera otro claramente perjudicial, como la droga. Como en otros muchos aspectos de la educación, en el uso del móvil son los padres quienes deben poner el tope, porque el niño no se puede resistir a esa tentación. No está en su mano dominar ese deseo. 

Olabarri reconoce que en ocasiones no ha sido fácil retrasar hasta los 18 años el primer móvil de sus hijos. “Con los 3 o 4 mayores fue más difícil, pero nos pusimos firmes y gracias a eso los pequeños ya sabían lo que había y protestaban menos”, asegura.  Y recuerda unas palabras de Benedicto xvi que le han ayudado en esta desafiante tarea: “Padres, acostumbraos a decir que no”. 

Por su parte, L’Ecuyer asegura que “el ‘todo el mundo lo tiene’, es algo de toda la vida, antes se decía por otras cosas. Como padres, hemos de ayudarles a gestionar el ser diferentes sin complejos, proporcionarles alternativas excelentes y ayudarles a entender que se puede vivir sin smartphone

6 consejos a tener en cuanta antes de entregar el móvil a tu hijo 

1.Cuanto más tarde, mejor. Catherine L’Ecuyer es clara en este punto: “El primer móvil, cuanto más tarde, mejor”. 

2. Una decisión consensuada entre los padres. Esto es un básico de la educación en general: el proyecto educativo debe ser compartido por el padre y la madre. 

3. Explicar el porqué. Aunque  no siempre los padres tienen que dar explicaciones a sus hijos para justificar sus decisiones (a veces “no” es “no”, y punto), en este caso sí es bueno que los hijos conozcan que hay unas razones de peso por las cuales sus padres han decidido fijar una edad concreta -más avanzada de lo que a ellos les gustaría- para darle su primer móvil. 

4. Mantenerse firmes. Una vez puesta la norma, hay que ir hasta el final, si no, los padres pierden la autoridad y el respeto de sus hijos.

5. En caso de necesidad, dar un teléfono de tecla. Hay móviles muy básicos que no son smartphones. Permiten llamar y mandar mensajes sin exponer a los hijos a los inconvenientes de los teléfonos inteligentes. 

6. Dar ejemplo. Como en todos los aspectos de la educación, el ejemplo es fundamental. Los padres deben ser los primeros en demostrar a sus hijos que sí se puede pasar tiempo sin el teléfono móvil. Como premisa básica, nunca mires al móvil mientras hablas con tu hijo. 

Artículo publicado en la edición número 67 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

Hogar dulce

En su libro ¡Levantaos! ¡Vamos! El Papa Juan Pablo II escribe: “el deseo de santidad se desarrolla mucho mejor cuando encuentra a su alrededor el clima favorable de una buena familia. ¡Qué importante es el ambiente familiar! Los santos generan y forman santos” (p. 96). Y continúa su libro ¡Levantaos! ¡Vamos!: “Los laicos pueden realizar su vocación en el mundo y alcanzar la santidad no solamente comprometiéndose activamente a favor de los pobres y los necesitados, sino también animando con espíritu cristiano la sociedad mediante el cumplimiento de sus deberes profesionales y con el testimonio de una vida familiar ejemplar. No pienso sólo en los que ocupan puestos de primer plano en la vida de la sociedad, sino en todos los que saben transformar en oración su vida cotidiana, poniendo a Cristo en el centro de su actividad. Él será quien atraiga a todos a sí, “saciando su hambre y sed de justicia” (Mt 5,6)” (p. 107).

En el Encuentro Internacional sobre Afectividad (19-21 de mayo del 2006), José Antonio Alcázar Cano decía: es un error pensar con el corazón, hay que pensar con la cabeza y educar el corazón. La educación de la voluntad está en las virtudes básicas: la fortaleza y el autodominio.

Si los hijos no hacen cosas buenas, nunca serán buenos. José Antonio Alcázar Cano seguía: Hay una cosmética de virtudes, en vez de una ética de la virtud.

¿Cómo consigo hijos fuertes? Lo lograré si hacen lo que tienen que hacer a pesar de que no les apetezca. Que estudien con o sin ganas, que coman de todo. A veces algún hijo puede decirte:

—No como porque vomito.

—Vomita. La casa es nuestra. Comerás menos, despacio o renegando, pero has de comer.

Que los hijos se acostumbren a hacer el bien para después saborear los frutos del bien. Es bueno que se sientan bien si hicieron el bien, y que se sientan mal cuando hicieron el mal. Eso sí, acompañarlos, fomentar el encuentro personal con cada hijo.

— Fulano vive con su novia.

— ¿No estará estropeando su historia de amor?

— ¿Por qué hago mal?

— Saber razonarle el por qué de sus principios.

Al hijo varón, sobre todo, hay que enseñarle a expresar lo que siente. La mujer se entrena a ello desde chiquita.

Objetivos:

  • Enseñar a conocerse
  • Enseñar a reconocer los sentimientos de los demás
  • Enseñar a expresar sus emociones.

Medios:

Juego y cuentos, historias, dramatizaciones, convivencia familiar.

Hay jóvenes que se enfrentan a la droga porque no saben cómo decir que no; no saben expresarse. Dar la formación con gradualidad y con orden.

Esta generación tiene que reinventar la orientación familiar. Hace falta una movilización pues nos estamos jugando el futuro de nuestra juventud. Estamos en un momento en que la gente de bien debe proponerse hacer algo. Si te sale mal, no te preocupes, al segundo intento lo harás mejor.

En Los colegios, dar a la gente permiso para equivocarse. Así las cosas salen mejor.

Hemos descubierto la educación de las virtudes, de nombre. Las virtudes no se adquieren por repetición de charlas, sino de actos. La educación del corazón es más compleja. Preguntaba un señor:

— ¿Cómo le puedo decir a mi hijo lo mucho que lo quiero?

— ¡Díselo y ya!

— Me da vergüenza.

Hay que dejar que exponga lo que trae en su corazón.

Un experto europeo, Jokin de Irala, decía: “Ha habido una información sexual indiscriminada cuando ha habido poca formación en la afectividad, por eso se ha elevado el índice de embarazo adolescente. La educación sexual sin valores es una invitación a experimentar. Es un problema serio de educación pública. La educación sexual se debe integrar con la educación de la afectividad”.

Autosuficiencia y consejo

Cuentan que en un puente estrecho, de aquellos típicos que se encontraban hace unos siglos como colgados entre las dos orillas de un torrente, se paró en cierta ocasión un mulo, afirmándose con terquedad en el sitio. Intentaron arrastrarlo por la cabeza, empujarle, e incluso molerle a palos las costillas, pero no había modo de hacerle avanzar. A uno y otro extremo del puente la gente esperaba con impaciencia. Hasta que llegó uno que parecía entender de mulos, se acercó, agarró al mulo por el rabo y tiró de él hacia atrás. Al sentir que le querían hacer retroceder, el animal salió como una flecha hacia adelante, dejando el paso libre.

Hay personas que son como aquel mulo: el mismo espíritu de contradicción. Parece que están esperando a saber de qué se habla para decir que ellos piensan lo contrario. Su norma principal es decir y hacer lo opuesto a lo que se diga o se haga.

Es triste ser tercos como aquel mulo, o tan autosuficientes que nunca sepamos aceptar un consejo. Todos necesitamos la ayuda de alguien que nos ayude y nos comprenda; de alguien, al menos, con quien poder desahogarnos alguna vez. Desahogarse un poco y pedir ayuda a quien nos la puede prestar, es ya un paso importante.

Primero, porque significa que ya nos hemos dado cuenta de que necesitamos esa ayuda. Después, porque al explicar las cosas a otra persona, suelen adquirir más objetividad y entonces ya las comprendemos mejor. Además, el mero hecho de contarlo produce ya un gran desahogo. Y por último, porque seguro que nos pueden ayudar mucho con algún buen consejo.

Algunos dicen que quienes piden consejo para todo van como a remolque de los demás, que son gente de poca personalidad. Pero pedir consejo no implica seguirlo siempre, ni descargar en quien nos aconseja la responsabilidad de la decisión. No quita que sigamos siendo los autores y supremos responsables de nuestras vidas. El consejo hay que tomarlo de quien nos merezca confianza, y luego decidir por nuestra cuenta.

Como el niño que aprende a nadar o a montar en bicicleta, poco a poco debe ir soltándose de quien le enseña, para poder aprender. Luego, sin que le estén sujetando, seguirá recibiendo consejos para mejorar su estilo. Pero tan equivocado sería sostenerle indefinidamente como dejarle caer mil veces mientras no logra aprender la técnica del equilibrio.

Es muy duro para cualquiera no tener a nadie que le sepa dar un consejo oportuno en los momentos de dificultad. Les sucede a veces a las personas mayores, y sucede con más frecuencia a los niños: muchos no tienen ningún amigo de su edad ni ningún adulto a quien abrir su corazón, nadie en quien confiar.

Pero más aún sufren aquellos que sí tienen en quien confiar, pero no quieren hacerlo porque son demasiado orgullosos y se empeñan en rumiar pesadamente en soledad lo que seguramente se arreglaría con facilidad en una sencilla conversación de padre a hijo, o de hermanos, o de amigos.

Siempre contribuirá en gran medida a la paz y la alegría en la familia que todos se preocupen por ayudar, pero a veces resultará más importante que aprendamos a dejarnos ayudar, a escuchar esa voz amiga que tiene la lealtad de darnos un buen consejo. Son muchos los que recuerdan con emoción uno de esos encuentros providenciales con un consejo que determinó el cambio de rumbo de una vida.

Novedades Fluvium

10 puntos para una buena colaboración entre padres, profesores y alumnos

Somos un equipo.» Pero educar requiere un cierto trabajo en red, paciente y coordinado, para sacar lo mejor de los jóvenes.

La tarea conjunta de profesores y padres es educar a los jóvenes. Para ello hace falta recordar una serie de factores que facilitarán nuestros esfuerzos.

 
1. Mostremos clara confianza hacia la persona que nos atiende en las tareas educativas de nuestros hijos e hijas.
 
2. Intentar “hablar el mismo idioma” desde el primer momento: objetivos, expectativas, medios idóneos, disponibilidad, capacidades y posibilidades reales de todos los implicados en el proceso educativo, etc.
 
3. Tener en cuenta la libertad y capacidades de cada criatura, como ingredientes necesarios en la intervención educativa; evitemos fijar el rendimiento académico como un fin en sí mismo.  
4. Las buenas calificaciones serán el resultado lógico del esfuerzo y la constancia, aunque en algunos casos sea preciso poner medios extraordinarios.
 
5. Tener claro que el tutor, profesores y demás expertos no son los protagonistas. Son unos colaboradores estupendos en la educación de las criaturas e incluso pueden orientar en las dinámicas familiares, pero los primeros educadores son los padres.
 
6. Aceptar de buen grado los datos objetivos que se intercambien padres y tutores, Es preciso trabajar en equipo, ser muy pacientes y constantes, decir lo que nos preocupa, tirar en la misma dirección.
 
7.Evitar la búsqueda de recetas mágicas: pensar que cada hijo es diferente y lo que a uno le fue bien, a otro quizás le sea contraproducente.
 
8. Reconocer que es laboriosa la tarea de educar, pero fácil y fascinante –con numerosos e imprescindibles sacrificios claro- si ponemos los medios necesarios  y nos dejamos ayudar.
 
9. Participación necesaria -de la madre y el padre- en reuniones, cursos de orientación y tutorías. 
10. Utilizar medios para comunicarse, puntualmente, con facilidad y sencillez. Así mejora el seguimiento y evaluación de los objetivos planeados en tutorías con padres y alumnos.
 
Además: Solicitar bibliografía específica y adecuada para ampliar formación sobre los temas más necesarios en cada caso y edad.
 

Los Barrecheguren: Padre e hija juntos a los altares

La Iglesia reconoce al mismo tiempo las virtudes heroicas de Conchita y Francisco: ¿Quién influyó en quién?

Conchita tuvo mala salud desde pequeña. Por eso sus padres optaron por el homeschooling, una alternativa poco común en la ciudad española de Granada a principios del siglo XX.

El ambiente familiar ayudó a despertar en ella el deseo de convertirse en monja carmelita, aunque la enfermedad le impidió cumplir su sueño.

A los 22 años, murió a causa de la tuberculosis, el 13 de mayo de 1927. Unos meses antes de morir, escribía:

«Y esta vida tan corta, tan fugaz, me la da Dios, para ganar una eternidad. ¡Desgraciada de mí si la desperdicio! ¡Desdichada de mí si la empleo en otra cosa que no sea amar a Dios!«.

«Lo extraordinario de Conchita es su vida ordinaria y común», explica el vicepostulador de la causa de canonización de los dos españoles, padre e hija, Francisco José Tejerizo Linares en una web dedicada a su proceso.

«Pero, además, hay dos cosas específicamente singulares en ella y que le hicieron llamar la atención de quienes la conocieron: Su modo de aceptar y afrontar la cruz y su alejamiento del mundo y de todo lo que pudiera distraerla de su proceso de crecimiento espiritual».

En sus oraciones puede intuirse lo que sufrió a causa de la enfermedad, pero también su profundo deseo de Dios:

¡Oh Jesús mío!
Te pido que me conduzcas
por el camino del cielo.

Haz que las dificultades
no me espanten
y no dejes que me vuelva atrás.

Haz que te vea al final del camino,
para que tenga fuerzas
y pueda seguir subiendo
hasta llegar a ti.

Te pido ser de quienes
entran por tu puerta,
para gozar siempre de tu amor.

Un padre inspirado por su hija

Conchita impactó fuertemente en su padre, Francisco, quien después de quedar viudo, cuando tenía ya 68 años, se convirtió en sacerdote redentorista.

A Francisco le recuerdan como un hombre muy afectuoso y cariñoso con todos, humilde y sencillo como un niño.

Aunque nació en Lérida -el 21 de agosto de 1881-, vivió en Granada desde que se quedó huérfano con sólo 5 años.

Después de estudiar en el mismo colegio de Málaga que el filósofo español José Ortega y Gasset, se casó con Concha García Calvo, de quien siempre se mantuvo profundamente enamorado, y a quien perdió en 1937.

Ya como sacerdote, Francisco se dedicó a celebrar misas en el Santuario del Perpetuo Socorro y en el Carmen de Conchita, a llevar comuniones a enfermos, dirigir el rosario con la gente y colaborar en el proceso de canonización de su hija.

BARRECHEGURREN

5 claves para un matrimonio fuerte

con el P. Espinosa de los Monteros

En Misión hemos tenido ocasión de hablar con el padre Ángel Espinosa de los Monteros, L.C. Es un es un auténtico influencer del matrimonio y la familia y recorre el mundo impartiendo charlas. Ha compartido con nosotros cuáles son las 5 claves para lograr un matrimonio fuerte y sólido. ¿Quieres recibir gratis la revista Misión en tu hogar? Solo tienes que rellenar un sencillo formulario: https://bit.ly/3U3ITMO

«Hoy hay que ser extremadamente fuerte para elegir quedarse en casa»

Con más de 700.000 seguidores en Instagram, es uno de los rostros de moda en redes sociales y acaba de publicar su primer libro, Limpieza, orden y felicidad (Planeta, 2022). Pero no es una influencer al uso. Su familia numerosa y la “fórmula mágica” son su mejor carta de presentación.

Por Marta Peñalver / Fotografías: Bespoke 23

Aunque le cuesta reconocerse como tal, es toda una influencer, pero su especialidad no son las pasarelas ni las firmas de lujo. Lo suyo es algo, a priori, no tan atractivo: la limpieza, el orden y la gestión familiar. Pero ¿cómo una madre de familia numerosa (tiene siete hijos) ha conseguido colarse en el olimpo de la red social de las fotos bonitas y posadas con sus recomendaciones sobre cómo quitar manchas imposibles o cómo mantener el orden en casa? Según ella, “al final todos queremos estar a gusto en nuestra casa, y eso pasa por hacer cosas que no son siempre las más apetecibles”. 

La pregunta del millón: ¿de dónde saca tantos trucos?
Son trucos de toda la vida. Yo pensaba que no funcionaban, pero en la pandemia empecé a probar algunos y me di cuenta de que me faltaba el tercer ingrediente: la paciencia. Después llegaron la “fórmula mágica”  y la laca.

Que han sido sus mayores éxitos…
La fórmula mágica no la descubrí yo, me la enseñó una chica a la que pedí permiso para usarla. Lo que sí he hecho ha sido ir probando sus aplicaciones y sus complicaciones. La laca ha sido toda una sorpresa. Yo sabía que quitaba manchas de tinte de pelo, pero luego he ido descubriendo otras mil aplicaciones, muchas veces gracias a seguidoras que la han probado, por ejemplo, con desteñidos.

¿Hay alguna mancha que se le resista?
¡Sí! Cuando se guardan las prendas de polipiel, muchas veces se pega el color y eso no he conseguido sacarlo… ¡Me da una rabia!

¿Cómo pasó de Bego a la Ordenatriz?
Todo empezó cuando mi padre murió. Al principio fui atravesando un duelo normal con días mejores y peores, pero al año y pico me di cuenta de que había caído en un pozo: me había desorganizado por completo. 

¿A qué se refiere?
Todo se tambaleaba en mi vida: se me olvidaban las citas médicas de mis hijos, la casa estaba desordenada… Y dije: “Tengo que hacer algo”. Entonces cayó en mis manos el libro de Marie Kondo (una famosa consultora de la organización) y me dije: “¡Oye, que esto de ser organizada se aprende!”. Entonces hice un curso para ser organizadora profesional, pero llegó la pandemia y nos encerraron. Así que empecé a compartir por Instagram trucos que iba probando y que funcionaban, vi que a la gente le gustaba y poco a poco fue creciendo la cuenta.

En ese proceso, ¿Qué lugar tuvo su fe?
La fe me ayudó mucho con la pérdida de mi padre. No evitó el dolor, el dolor siguió estando, pero quizá lo canalizaba de otra manera. La gente me ve como estupenda, pero en realidad soy un desastre. La fe me ayuda a enfocarlo todo desde el agradecimiento.

Mucha gente tiraba las prendas desteñidas o vivía con la mancha de rotulador en el sofá antes de conocerla… ¿Es consciente de cuánto bien hace?
A mí me encanta ayudar a darle una segunda vida a prendas que antes se desechaban. Pero sobre todo me alegra contribuir a cambiar el punto de vista de la gente: ya no estamos tan atacados con que la casa esté perfecta, ahora parece que aceptamos que hay que usarla y que, sobre todo si tenemos niños pequeños, la casa se mancha…Pero casi todo tiene solución.

Usted le da valor al trabajo menos valorado y reconocido, pero que es muy necesario: el trabajo de casa. 
Es cierto que parece que el trabajo dentro de casa no tiene valor… Pero una casa es mucho más: es nuestro hogar, donde volvemos después de todo el día, donde somos nosotros mismos, donde están nuestros seres más queridos… y ahí es donde está la vida. A todos nos gusta tener la casa bien. Pero la casa es para vivirla sin agobios, para disfrutarla.  Y cuando se mancha llega una parte menos bonita, que es la limpieza, que se puede afrontar como una pesadilla o como algo necesario para sentirnos a gusto.

“Mis hijos no se van a acordar de que la casa estaba ordenada, sino de que su madre estaba cuando la necesitaban”

Hoy en día renunciar a una carrera profesional para quedarse en casa cuidando a la familia parece que está mal visto; parece que solo vale ser un alto ejecutivo, especialmente si hablamos de la mujer… ¿Qué opina?
Es evidente que ha habido un cambio cultural enorme desde la época de nuestros padres y hoy en día hay que ser extremadamente fuerte para elegir quedarse en casa porque es un trabajo que no se valora en ningún sentido. Pero si pensamos en nuestras madres o abuelas que no trabajaban nos daremos cuenta de cuánto bien nos ha hecho que estuvieran disponibles. Las cosas que nos dan la felicidad casi nunca están remuneradas: hacer caso a un hijo, consolar a un amigo, darte un paseo con tu marido… En el libro Los cinco mayores arrepentimientos de los que van a morir, escrito por la enfermera de paliativos Bronnie Ware, cuenta que mucha gente cuando se está muriendo se arrepiente de no haber estado más tiempo con su familia. Y aunque es cierto que siempre empezamos a trabajar por nuestra familia, a veces el trabajo nos absorbe demasiado. 

Es creyente, y su libro empieza con unas palabras de la Madre Teresa de Calcuta. ¿Qué inspiración ha encontrado en ella para su día a día?
La Madre Teresa de Calcuta cuenta varias cosas que me han ayudado mucho. Cuando llegó a la India y le daban un bocadillo para pasar el día, ella se lo daba a los pobres. Empezó a desmayarse por la falta de comida, y vio que si ella se caía no podría seguir ayudando a los demás. Mi primera enseñanza con ella es: cuídate a ti misma. Y aunque a mí siempre me había parecido egoísta ocuparme de mí misma, me di cuenta de que si yo estoy mal, los demás no estarán tan bien. También ella dice que un hogar sobre todo es imperfecto, y eso me gusta porque el amor suple todas esas imperfecciones. No aspiro a que todo esté ordenado y limpio siempre, pero lejos de ser pesimista sé que el amor suple esas carencias. ¿Mis hijos de qué se van a acordar? ¿De que la casa estaba superordenada? No, de que su madre les ponía una tirita cuando se hacían una herida y de que los consolaba cuando lo necesitaban. Me acuerdo de una entrevista en la que Penélope Cruz contó que después de conocer a la Madre Teresa se preguntaba:  “¿Cómo vuelvo yo ahora a mi vida después de lo que he visto aquí?” .Y la Madre Teresa le dijo:  “Esa es tu vida. Tenemos que vivir en nuestra vida, donde estemos, pero siempre con amor” . 

Top 3 de la Ordenatriz

«Fórmula mágica»: Se la enseñó una seguidora y se ha convertido en su seña de identidad. Limpiador y desengrasante son útiles para limpiar prendas o superficies que no se pueden meter en la lavadora.

Laca: Un potente desincrustante que quita manchas de pegamento, desteñidos y chicles pegados entre otros.

Percarbonato: Blanqueante en polvo efectivo, sobre todo en prendas y superficies blancas.

Artículo publicado en la edición número 66 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

¿Por qué tener hijos?

Continuamente se escuchan a nuevos matrimonios que deciden no tener hijos: los motivos son muchos y muy diversos. Pero quizá, la pregunta que hay que hacerse es: ¿por qué tener hijos? ¿Quieres recibir gratis la revista Misión en tu hogar? Solo tienes que rellenar un sencillo formulario: https://bit.ly/3U3ITMO