Un teatro navideño le llevó al martirio

El padre Alois Andritzki tenía solo 28 años cuando miró fijamente a la muerte por amor a Cristo en el campo de concentración de Dachau

Esta mañana fui a misa sin ningún riesgo. Para muchos católicos durante los 2000 años de nuestra Iglesia, este no ha sido el caso, ni lo es hoy.

Hace años, la Navidad de 1941, un joven de 28 años también montó un belén y murió por él. Era Alois Andritzki. 

Estuvo en el campo de concentración de Dachau en la Alemania nazi y fue ejecutado por un acto de libertad para celebrar el nacimiento de Jesús.

WEB3 BLESSED ALOIS ANDRITZKI DACHAU Public Domain

Una familia enamorada de Jesús

Alois Andritzki nació el 2 de julio de 1914. Sus padres, Johann y Magdalena, eran católicos devotos y una vez al mes, Johann llevaba a los seis niños a visitar los santuarios, mostrándoles la belleza y los misterios de su fe.

Alois, el cuarto hijo, sintió el llamado al sacerdocio desde muy temprano. Sus hermanos mayores también recibieron la ordenación sacerdotal. El hermano menor murió mientras servía en el ejército en la Segunda Guerra Mundial.

Sacerdote valiente

Cuando acababa de cumplir 25 años, el 30 de julio de 1939, Alois fue ordenado sacerdote

Ofreció su primera misa pública el 6 de agosto de 1939, sin saber que 18 meses después sería enemigo del estado. 

Obtuvo esta consideración porque en la época navideña de 1940 produjo una pequeña obra de Navidad en la ciudad de Dresden. 

Aparentemente también se le escuchó hacer «declaraciones hostiles» contra el partido nazi. El 21 de enero de 1941, el padre Alois fue detenido por la Gestapo.

Alegría en Dachau

El padre Alois fue puesto en la prisión de Dresden y unos meses más tarde trasladado a  Dachau

Más de 2.700 clérigos fueron encarcelados en ese campo de concentración y más de 2.500 de ellos eran clérigos católicos.

El Padre Alois era un músico y artista talentoso. También era acróbata. Y entretenía a sus compañeros de prisión caminando sobre sus manos.

En la temporada navideña de 1942, el padre Alois dibujó una representación de la Natividad en la pared del cuartel para crear una sencilla capilla navideña. Los nazis estaban furiosos.

Martirio en el campo de concentración

El Padre Alois, enfermo de fiebre tifoidea, preguntó si podía recibir la Sagrada Comunión

El alcaide nazi se burló de él diciendo: «Él quiere a Cristo. Le daremos una inyección en su lugar». 

El padre Alois Andritzki tenía solo 28 años cuando sus captores le administraron una dosis letal de ácido fénico. 

El Padre Alois fue declarado Siervo de Dios por el papa san Juan Pablo II el 27 de agosto de 1998.

En su ceremonia de beatificación el 10 de diciembre de 2010, el papa Benedicto XVI declaró que el beato Alois Andritzki había muerto in odium fidei (por odio a la fe). 

Alois Andritzki, un joven de 28 años, sacerdote, se puso de pie frente a la muerte y la miró fijamente por amor a Cristo.

Beato Alois Andritzki, ruega por nosotros.

Prayer for Blessed Alvaro del Portillo’s intercession

Bishop and Prelate of Opus Dei

O God, merciful Father, through the Blessed Virgin, you granted your bishop, Blessed Alvaro, the grace of being an exemplary pastor in the service of the Church and a most faithful son and successor of Saint Josemaría, the Founder of Opus Dei. Grant that I also may respond faithfully to the demands of the Christian vocation, turning all the circumstances and events of my life into opportunities to love you and to serve the kingdom of Jesus Christ. Deign to grant the canonization of Blessed Alvaro, and through his intercession grant me the favor I request… (here make your petition). Amen.

Our Father, Hail Mary, Glory be to the Father.

Blessed Alvaro del Portillo was born in Madrid (Spain) on 11 March 1914, into a large and deeply Christian family. As well as graduating as a Public Works official, he obtained doctorates in Civil Engineering, History and Canon Law.

In 1935 he joined Opus Dei. He lived his Christian vocation with great loyalty and faithfulness, through his work and everyday duties, and helped to draw fellow students, colleagues at work and many other people closer to God.

Ordained to the priesthood in 1944, he was completely committed to his pastoral ministry. In 1946 he moved to Rome. His service to the Church was also marked by his dedication to many tasks entrusted to him by the Holy See, especially in the Second Vatican Council. On 15 September 1975 he became the first successor of St Josemaría Escrivá at the head of Opus Dei.

On 28 November 1982 Pope John Paul II erected Opus Dei as a personal Prelature, made up of lay faithful and secular priests, and appointed Blessed Alvaro as its first Prelate. In 1991 he ordained him a bishop. The way he governed Opus Dei was characterized by a deep communion with the Pope and the other Bishops, complete faithfulness to the Founder of Opus Dei and his message, and tireless pastoral zeal.

Early on the morning of 23 March 1994, the Lord called this good and faithful servant to Himself, a few hours after his return from a pilgrimage to the Holy Land, where with deep piety he had followed in the footsteps of Jesus in that land. That same day, St John Paul II went to pray before his mortal remains, which now rest in the crypt of the church of the Prelature, Our Lady of Peace, at viale Bruno Buozzi 75, Rome.

He was beatified on 27 September 2014.

Further information is available at www.alvarodelportillo.org

With ecclesiastical approval.

Prayer Card in pdf format

Vida y obra del beato y mártir croata Alojzije Stepinac

El beato y martir croata, Cardenal Alojzije Stepinac, nació el 8 de mayo de 1898 en un pequeño pueblo de Croacia llamado Krašić. Sus padres, campesinos humildes, lo educan en la verdad y en el amor a la vida. Cuando era aún joven, Alojzije, decide consagrar su vida al servicio de Dios. Los tiempos no eran fáciles. Europa había pasado la primera Guerra Mundial y todos conocían el hambre, la desolación y la pérdida de los valores fundamentales. 
El 26 de octubre de 1930, a los 32 años de edad, Stepinac es ordenado sacerdote en Roma. Tan solo 4 años después, es consagrado Arzobispo, con derecho a la sucesión para la ciudad de Zagreb. Así se convirtió en el Arzobispo mas joven de toda la Iglesia en el mundo. Ese cargo lo asumió por mérito propio. Tenia 36 años pero se destacaba por defender los derechos de todos los que sufrían, sin importarle su religión, su bandera, o color de piel.
También se destacó como defensor de su patria, atacada por todos los frentes y todos los sectores. Durante la cruenta Segunda Guerra Mundial, protegió a los perseguidos y necesitados, levantando la voz cuando había una injusticia, sin preocuparle las consecuencias.
Dar de comer a las familias de su tierra castigada por el hambre, por defender su territorio, fue una preocupación de este hombre de Dios, pero que también conocía las necesidades de los hombres.

En mayo de 1945, ya terminada la Guerra Mundial, su nación fue incorporada por la fuerza a Yugoslavia, aboliendo todos los derechos humanos y obligándolos a renunciar a sus creencias.
Para dominar a este pueblo Croata fiel a su religión, el Mariscal Tito le propone a Stepinac, que gozaba de gran prestigio, que se separe de Roma y forme una nueva iglesia.. Le pide que forme la “Iglesia Nacional”, dependiente de la autoridad comunista, dándole poderes y riquezas. Pero no pudo tentar a un hombre íntegro desde la cuna y que había jurado fidelidad al Papa.
No pudieron doblegarlo y tampoco pudieron callarlo ya que seguía denunciándolos públicamente.
Pronto comienza la persecución religiosa y el Arzobispo Stepinac carga sobre sus hombros la defensa del rebaño católico a él confiado, permaneciendo firme en la defensa de “los derechos divinos de la Iglesia” y denunciando públicamente el asesinato de sacerdotes por militantes comunistas.

El 22 de septiembre de 1945, siendo presidente de la Conferencia Episcopal yugoslava, inspira la carta pastoral colectiva de los Obispos en la que se declara que la Iglesia no puede y no debe renunciar a “la plena libertad de la prensa católica, la plena libertad de las escuelas católicas, la plena libertad para enseñar el catecismo en los cursos básicos y medios, la plena libertad para las asociaciones católicas y para su acción caritativa, la plena libertad de la persona humana y el respeto de sus derechos inalienables, el pleno reconocimiento del matrimonio católico y la restitución de todas las instituciones y propiedades de la Iglesia expropiadas”. 
El régimen comunista teme a la gigantesca figura moral de Mons. Stepinac y evita en un primer momento un choque frontal, optando por lanzar una larga campaña de difamación a través de los medios de comunicación y de hostilidad policial de su persona.

Consigue escapar ileso a un intento de asesinato. Un año después, en 1946, es arrestado. El 30 de septiembre de ese año se inicia un fraudulento proceso judicial en su contra. Formaron un absurdo tribunal e iniciaron un juicio que reprochó el mundo entero. A los defensores, nombrados por el gobierno se les otorgó seis días para examinar el caso. Los fiscales se tomaron mas de un año. A la defensa se le autorizó presentar 20 testigos de los cuales a 14 no se les permitió presentarse. Los fiscales tenían un numero ilimitado de testigos. La defensa no podía interrogarlos, pero sí los acusadores. A los abogados defensores se les permitió exponer sólo en 20 minutos, los acusadores tenían 2 días . 
El 3 de octubre Mons. Stepinac pronuncia ante el tribunal un valiente discurso en el que acusa al régimen comunista por sus injusticias, por sus crímenes y por el cercenamiento de los derechos de Dios, de la Iglesia y de los hombres. El prelado afirma con admirable entereza: “Estoy preparado para dar mi vida en cualquier momento”, “no pido clemencia pues mi conciencia está en paz”. El tribunal, en vergonzosa resolución, lo sentencia a 16 años de trabajos forzados.
La respuesta de Stepinac fue: “Yo se cual es mi deber.Con la Gracia Divina lo cumpliré hasta el final, sin odio contra nadie, pero también sin miedo a nadie”.

Toda la prensa mundial condenó a los jueces y al gobierno. ¿Cómo demostrar que es culpable aquel que merece el elogio universal? Después se supo de varios testigos que fueron encontrados torturados y otros muertos. Entonces presionaron a su madre para hacerlo callar. Esta se dirigió al jefe de policia exclamando:
“¡Cómo el Arzobispo fue siempre toda bondad! ¿ Por qué presiona a mi hijo para que mienta?” Cuando terminaron torturándola dijo entre llantos:”Precisamente yo, tu madre te prohíbo decir lo que te piden. Piensa en tu alma y cállate, no digas una sola palabra”. Luego ella murió en un campo de concentración como mártir, silenciosa al igual que su otro hijo, hermano de Stepinac, que al dia de hoy permanece desaparecido.

El 19 de octubre de 1946 es internado en la terrible prisión de Lepoglava. “Me lo han quitado todo”, exclama, “menos una sola cosa: la posibilidad de alzar mis brazos al cielo como Moisés”.

El 29 de noviembre de 1951, el Papa Pio XII lo ordenó Cardenal estando preso en la cárcel. “La púrpura cardenalicia significa la disposición de ofrecer inclusive la sangre”, es el comentario del nuevo Purpurado, manifestando así su decisión de perseverar en la fe hasta el martirio. 
Como seguía defendiendo a su patria y a los derechos de los pobres, y como no se lo podía matar porque toda la iglesia seguía su martirio, decidieron torturarlo silenciosamente. En la celda contigua instalaron unos aparatos de rayos x para radiarlo todas las noches y de esta forma debilitarlo poco a poco hasta provocarle una muerte dolorosa.
Siguiendo el modelo de Cristo, soportó sin odio todo su martirio, ofreciendo su dolor por su pueblo.

Transcurrieron los años. La injusticia cometida contra el Arzobispo de Zagreb va quedando patente de tal manera, a los ojos de sus compatriotas y del mundo entero, que el 5 de diciembre de 1951 sus carceleros deciden trasladarlo a su parroquia natal, Krasic, donde vivirá en régimen de prisión domiciliaria hasta su muerte. Desde Krasic, ejercerá una acción apostólica de dimensiones colosales, a través de más de 5.000 cartas y mensajes clandestinos, confirmando en la fe al rebaño católico en toda la ex Yugoslavia, denunciando las tácticas del comunismo para volver atea la sociedad civil y alertando firmemente contra aquellos sacerdotes que tristemente deciden colaborar con el régimen.
El 10 de noviembre de 1955 escribe proféticamente, al referirse a las persecuciones comunistas y al triunfo final de la Iglesia y de la civilización cristiana: “Presenciamos la mayor persecución contra la Iglesia que jamás haya habido. Tenemos el derecho de concluir, por tanto, que sobrevendrá el mayor triunfo de la Iglesia en toda su historia”. El 3 de octubre de 1956 añade en el mismo sentido:
“Estoy vivamente confortado por el hecho de que la devoción a la Santísima Virgen María, que posee hondas raíces en nuestro pueblo, crece en la medida en que se acentúa la persecución del comunismo satánico”.

En mayo de 1959, pocos meses antes de su muerte, el Cardenal Stepinac corona en su prisión domiciliaria una imagen de la Virgen de Fátima que le es enviada por S.S. Pio XII. La escena resulta altamente simbólica, pues el santo Cardenal tiene la certeza del aplastamiento final del “comunismo satánico” y de que sobrevendrá una esplendorosa “era marial”: “Aquello que rezamos y proclamamos sobre la Madre de Dios –‘Tú sola aplastaste todas las herejías en el universo entero’– será nuevamente una realidad, en su pleno esplendor” (carta del 27 de septiembre de 1958)

Pudieron matarlo un 10 de febrero de 1960, pero no pudieron doblegarlo ni callarlo. Antes de morir declaró: 
“Al pueblo Croata en cuyo seno nací, he tratado de serle útil hasta donde me fue posible y ahora, en la hora de mi muerte, cuando las cosas se ven de un modo diferente que en otros momentos, le encomiendo encarecidamente que permanezca siempre firme a su Santa fe católica y fiel a la Sede Apostólica de Pedro”.

Sus restos descansan, ahora en su patria, Croacia, en la Catedral de Zagreb a la que nunca pudo ingresar como cardenal, con un epitafio que reproduce sus propias palabras :
“ODIAR LA INJUSTICIA Y AMAR LA JUSTICA, ESTO HA SIDO MI REGLA” .

El sábado 3 de octubre de 1998, el Papa Juan Pablo II, en su viaje pastoral a Croacia, proclamó beato al Cardenal Stepinac durante la Santa Misa oficiada en el Santuario de Marija Bistrica.

Avanza la causa de beatificación del Arzobispo Fulton Sheen

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WASHINGTON D.C., 17 Jun. 16 / 03:15 am (ACI).- La causa de beatificación del Arzobispo Fulton Sheen, famoso por evangelizar a través de los medios de comunicación en Estados Unidos, pronto podría reanudarse gracias a la petición de algunos familiares para trasladar sus restos a la Diócesis de Peoria en Illinois.

Joan Sheen Cunningham, el pariente de más edad del fallecido Arzobispo, junto a otros familiares, presentaron la petición legal ante el Tribunal Supremo del Estado de Nueva York para que el cuerpo sea trasladado a una cripta en la Catedral de Santa María (Peoria).

«Con el progreso conseguido para la causa, una beatificación podría ser celebrada poco después de la llegada de los restos a Peoria y con la aprobación del Papa Francisco», expresó el 14 de junio la Diócesis de Peoria.

Asimismo, señaló que el traslado podría concretarse tan pronto la corte garantice la aprobación del pedido, y que «en un futuro muy cercano» el Vaticano ordenará que la ceremonia de beatificación se produzca en Peoria.

El Obispo de Peoria, Mons. Daniel Jenky, dijo que su diócesis está «inmensamente agradecida» por la obra de Cunningham y su familia; y aseguró estar a la espera de la reanudación de la causa de beatificación del prelado.

Mons. Jenky abrió la causa de canonización del Arzobispo Sheen en 2002. En el 2012 el Papa Benedicto XVI reconoció que Fulton Sheen tenía virtudes heroicas y en marzo de 2014 un panel médico del Vaticano certificó que el milagro atribuido a su intercesión no podía ser explicado por la ciencia.

El estudio de este posible milagro también obtuvo el visto de la Comisión de Teólogos en junio de 2014.

A pesar del progreso de la causa de beatificación, el cuerpo del Arzobispo Sheen se convirtió en objeto de discusión entre la diócesis de Peoria y la arquidiócesis de Nueva York.

El cuerpo del Prelado está enterrado en la cripta de la catedral de San Patricio en Nueva York y la diócesis de Peoria fue incapaz de obtener el permiso para exhumar y trasladar sus restos. Por tal motivo, Mons. Jenky suspendió la causa de beatificación en septiembre de 2014.

La Arquidiócesis de Nueva York alega que el Arzobispo Sheen fijó expresamente su deseo de que sus restos fueran enterrados en Nueva York. También citó una instrucción oficial de la Santa Sede de hace 10 años, la cual indicaba que el cuerpo de Sheen no sería trasladado a Peoria.

Debido a tal instrucción, el Cardenal Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York, dijo en el 2014 que era reacio a retirar el cadáver antes de recibir permiso explícito del Vaticano y de los miembros cercanos de la familia.

«Estoy seguro de que la Arquidiócesis de Nueva York va a cooperar plenamente con la petición de la familia del Arzobispo Sheen», dijo Mons. James Kruse, Vicario General de la Diócesis de Peoria.

«No me puedo imaginar que la arquidiócesis se oponga a la petición de la familia presentada en la corte. Es nuestra esperanza que la arquidiócesis ofrezca su consentimiento para agilizar estos asuntos», agregó.

De acuerdo con la diócesis, la Congregación para las Causas de los Santos no se opone a la transferencia del cuerpo. También expresó que la congregación ha expresado en repetidas ocasiones su reconocimiento por la promoción a la causa de beatificación.

El Arzobispo Sheen nació el 8 de mayo de 1895 en Estados Unidos. Fue ordenado sacerdote en 1919 y más adelante se convirtió en una popular personalidad de la radio, en la década de 1930.

Fue anfitrión del programa radial “Hora Católica y del programa televisivo “La Vida vale la pena vivirla”, ganador del Emmy, y llegó a una audiencia de millones durante su carrera en los medios de comunicación.

El Siervo de Dios Fulton Sheen fue autor de muchos libros y dirigió la Sociedad para la Propagación de la Fe en Estados Unidos.

Asimismo, dedicó el dinero obtenido con sus libros a las misiones en el extranjero. Su trabajo ha ayudado a crear nueve mil clínicas, diez mil orfanatos y mil doscientas escuelas. Las instituciones a las que ayudaron sus donaciones ahora educan a 80 mil seminaristas y nueve mil religiosas.

El Siervo de Dios continuó siendo una figura líder del catolicismo en Estados Unidos hasta su muerte, en 1979, a la edad de 84 años.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.

 

Un sacerdote exorcista hacia los altares

Juan Manuel Martín del Campo podría convertirse en el primer exorcista beato de América Latina

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En la nueva tanda de futuros beatos aprobada a fines de septiembre por la Congregación para la Causa de los Santos, muy pocos notaron que se incluye uno que se distinguió en vida por ser un activo y reconocido exorcista. Se llama Juan Manuel Martín del Campo, de nacionalidad mexicana, que nació en Lagos de Moreno, en el Estado de Jalisco, el mismo año de la revolución rusa, 1917.

Pero la mayor parte de su vida transcurrió en el Estado de Veracruz, durante los años de la persecución religiosa, como seminarista, como párroco, como profesor, como confesor y capellán y como director espiritual, en una época en que las leyes mexicanas prohibían que la Iglesia desarrollara actividades públicas. Y nada menos que como exorcista, “un antiguo rito de sanación del demonio” que Martín del Campo practicó desde 1987 hasta 1995, un año antes de su muerte en 1996 debido a un cáncer de próstata.

Eran años difíciles para la Iglesia mexicana, a la que Juan Pablo II visitó entonces en dos oportunidades, 1979 durante la presidencia de López Portillo –cuando celebró una misa en Veracruz a orillas del mar- y en 1992, cuando gobernaba Salinas de Gortari.

Un biógrafo de Juan Manuel Martín del Campo afirma que el candidato a beato, “Conocido por su entrega y devoción al ministerio, su paciencia para confesar a los fieles y ser un sacerdote docto y lleno de piedad, encontró especial reconocimiento por realizar diversos exorcismos en la región, siendo uno de los más conocidos el ya mencionado, en el Centro de Especialidades Médicas del Estado de Veracruz (CEM)”.

El caso citado, uno de los muchos que el sacerdote trató durante los 7 años que recibió el mandato como exorcista del obispo de su diócesis, lo narra Rafael González Hernández, postulador de la causa, en su libro “Yo soy el Padre Martín”, usando como fuente principal un cuaderno de apuntes donde el sacerdote anotaba los pedidos que recibía.

El año que realizó ese exorcismo, noviembre de 1994, en el Centro de Especialidades Médicas ocurrió algo insólito. La madre de una enfermera que trabajaba en el hospital se acercó al sacerdote para informarle que había una paciente originaria de una localidad llamada Papaloapam, que presentaba “manifestaciones raras” que ni siquiera los médicos podían resolver, y que tenían la apariencia de “manifestaciones diabólicas”.

Los apuntes dicen que algunos días después un médico del mismo centro le pidió ayuda, de lo que se deduce que no fue inmediato y que el padre Martín del Campo se tomó tiempo para evaluar de qué se trataba. El médico admitió delante del sacerdote, y éste lo registra, que las terapias no hacían efecto y que la mujer, lejos de mejorar, empeoraba cada vez más, “provocando miedo en médicos y enfermeras”. El sacerdote decidió ir a ver. Con el permiso de los especialistas examinó a la mujer, llegó a la conclusión de que se trataba de un caso grave y decidió realizar un exorcismo.

El libro del biógrafo y postulador Rafael González Hernández reproduce estas palabras presumiblemente tomadas de los apuntes del exorcista: “Me dijeron que cuando ya iba en los pasillos del nosocomio, sin que la enferma lo supiera, ésta empezó a decir con voz distorsionada “ya viene el Martín, ya viene el Martín, jajajaja”, seguido por carcajadas inconexas. Entré inmediatamente y la pude ver con detenimiento, pude ver su rostro herido por la presencia del espíritu del mal”. El libro registra también que: “La mujer fue liberada y algunos miembros del personal médico se convirtieron a la fe católica, y se colocó una cruz en la entrada del CEM”.

El vocero de la Iglesia católica de Xalapa, Juan Manuel Suazo Reyes, confirmó en una entrevista que los cinco cardenales y los ocho obispos del Consejo de Obispos y Cardenales “determinaron de manera unánime otorgarle el nombramiento de venerable, título que se sumó al de Siervo de Dios”. La causa del sacerdote exorcista fue introducida en el Vaticano el 12 de marzo de 2011 y aprobada por la Comisión de teólogos el 25 de noviembre de 2014, también por votación unánime.

Si el camino de Juan Manuel Martín del Campo hacia los altares prosigue, y nada hace pensar que eso no ocurra, podría ser el primer sacerdote exorcista de América Latina en ser beatificado.

Sirvió a sus hermanas religiosas hasta sufrir el martirio

Será beatificada el 13 de octubre 

La historia de la viuda española que sirvió a sus hermanas religiosas hasta sufrir el martirio 

Actualizado 6 octubre 2013                                                    

Benedetta Frigerio / Tempi.it

Algunas de las religiosas mártires durante la Guerra Civil española
Algunas de las religiosas mártires durante la Guerra Civil española

El próximo 13 de octubre, en una ceremonia presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y representante del Papa Francisco para esta ocasión, serán beatificados en Tarragona 522 mártires de la guerra civil española, entre los cuales figuran muchos religiosos pero también varios laicos, personas comunes que dieron su vida por no renegar de la propia fe. Se trata, para la Conferencia Episcopal Española, de uno de los acontecimientos principales del Año de la Fe. 

Monseñor Vicente Cárcel Ortí, historiador y autor de varios libros sobre católicos españoles perseguidos por los republicanos en los años Treinta, explicó en una entrevista a tempi.it la importancia de este acontecimiento para la Iglesia. 

Era el 19 de julio de 1936 cuando, a las 9 de la mañana, una mujer llegó corriendo al convento para avisar a las religiosas de que escaparan lo antes posible. Los responsables de la persecución anticatólica habían empezado a quemar iglesias en Barcelona, y pronto habrían hecho lo mismo con la de ellas. 

La madre superiora, que hasta ese momento y a pesar de la violencia no había querido abandonar el convento, dijo a las hermanas que se quitaran el hábito y se vistieran con indumentaria civil; después, las escondió en una torre cercana que pertenecía al propietario de ese terreno. Desde allí se trasladarían una a una para buscar lugares mejores donde refugiarse. 

El terror en el refugio

Algunas monjas se escondieron con la futura beata Lucrecia García Solanas, una viuda sin hijos, que estaba allí para ayudar a su hermana, la madre superiora, y las otras monjas.Lucrecia vivía con ellas desde hacía más de diez años, en una casa fuera del convento, haciendo de mediadora entre el monasterio y el mundo exterior. 

Las religiosas se escondieron en un sótano, donde el propietario del mismo guardaba sus herramientas de trabajo. Desde allí las mujeres podían oír el ruido de los milicianos del Frente Popular que, con la ayuda de perros, buscaban a sus víctimas. 

El 21 de julio un grupo armado entró en el monasterio, forzando la puerta con dinamita. Los “rojos” entraron en la iglesia adyacente, la profanaron y después la quemaron. Tras haber revisado el monasterio para saquearlo, los republicanos profanaron los cuerpos de dos hermanas enterradas algunos meses antes, dejándolos expuestos a la mofa pública. 

Traicionadas y encontradas

El 22 de julio, el grupo de religiosas refugiadas aumentó porque algunas de ellas volvieron al no poder permanecer más en sus casas, pero al día siguiente el portero del convento, que conocía su escondite, las traicionó. Los anticatólicos las encontraron en la torre rezando el rosario. Preguntaron quién era la madre superiora para interrogarla sobre las riquezas que esperaban encontrar en el monasterio. 

La madre abadesa ofreció su propia vida a cambio de la de sus hermanas. Dijo a los milicianos que Lucrecia era una laica, pero estos no la escucharon y quisieron saber dónde estaban las otras monjas. Las hallaron en el sótano, rezando de rodillas. Todas fueron arrestadas, y empezó para ellas su calvario. 

Las torturas a las religiosas

Los republicanos insultaron a las religiosas, les apretaron sus rosarios alrededor del cuello y burlándose de ellas las pusieron en fila para arrastrarlas por la calle. Sólo se salvó una de ellas, hermana de un famoso anarquista. El final de las otras lo describió Amparo Bosch Vilanova, testigo ocular, que contó: “Las han puesto en fila como si fueran a recibir la Hostia, las han empujado a la calle donde había un camión, donde las han echado como sacos de patatas, con una violencia tal que seguramente les han roto algún hueso”. 

El camión se dirigió a San Andrés, donde las mujeres, después de haber sido sometidas a prolongadas torturas, fueron asesinadas. Algunos testigos dijeron que hacia las siete de la tarde de ese día se oyeron varios disparos. Los cuerpos de las monjas fueron hallados amontonados. En total eran diez, nueve religiosas y una laica. Tenían heridas de arma blanca en el pecho y las partes íntimas, con los vestidos arrancados y agujereados por armas de fuego. 

Mientras eran torturadas por los “rojos”, todas las monjas, y con ellas Lucrecia, temieron más a la violación que a la muerte, y en sus cuerpos se hallaron signos de una lucha terrible. 

Una mujer refirió que los mismos republicanos se quedaron turbados de la valentía de esas mujeres; incluso comentaron en el bar, después de martirizarlas: «¡Qué monjas más valientes han muerto hoy!». Según otros testigos, las diez mártires habían entregado su vida rezando de rodillas y pidiendo perdón para sus verdugos. 

(Traducción de Helena Faccia Serrano)

 

Periodista que salvó a 100 judíos, nuevo beato

Le mataron por odio a la fe católica

Odoardo Focherini, periodista que salvó a 100 judíos y murió en un campo nazi, nuevo beato

Presidente de Acción Católica, jefe de scouts católicos, padre de 7 hijos, director del diario «Avvenire», ofreció su muerte «por el Papa, la Acción Católica y la paz».

Actualizado 14 junio 2013

Javier Lozano / LibertadDigital

Periodista, padre de familia, católico, justo entre las naciones y a partir de este viernes será beato,titulo reservado para unos pocos dadas las virtudes heroicas que le ha reconocido la Iglesia Católica.  

Se trata de Odoardo Focherini, italiano de 37 años y padre de siete hijos. Durante la II Guerra Mundial salvó a 100 judíos y fue encarcelado tras ser delatado. Fue enviado a un campo de concentración en el que murió el 27 de diciembre de 1944. Este sábado será beatificado en la ciudad italiana de Carpi.

Uno de los nietos de Focherini recuerda ahora que «uno de los judíos a los que salvó dijo que ‘somos milagros de Odoardo Focherini’ y siempre lo consideraron su salvador y ángel. Su prójimo fue su familia y los judíos».

A los 27 años era ya presidente de la Acción Católica Italiana. En 1930 se casó con Maria Marchesi, con la que tuvo siete hijos y en 1939 era director del diario italiano L´Avvenire d´Italia.

Creó una red clandestina para salvar judíos
Con el endurecimiento de las leyes antijudías y las deportaciones, este periodista católico, junto con el sacerdote Dante Sala, organizó una red clandestina que consiguió trasladar a un centenar de judíos hasta Suiza sin el conocimiento de las autoridades nazis.

Sin embargo, pese a la cautela de sus actuaciones los nazis recibieron información sobre su labor por lo que, en primer lugar, fue detenido el sacerdote, más tarde puesto en libertad.

Mientras tanto, Focherini seguía con su labor caritativa. El 11 de marzo de 1944 fue arrestado en un hospital mientras ayudaba a un paciente judío. Primero fue interrogado ante las SS en Bolonia y más tarde trasladado a una prisión.

«No te expongas, piensa en tus hijos»

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Durante una visita a prisión de su cuñado, éste le dijo: «Ten cuidado, quizá te estás exponiendo demasiado, ¿no piensas en tus hijos?». Sin embargo, la respuesta de Odoardo fue la siguiente: «Si tú hubieras visto lo que he visto yo en esta cárcel, todo lo que hacen padecer a los judíos, lo único que lamentarías es no haber hecho lo suficiente por ellos, y no haberlos salvado en mayor número».

De la cárcel de San Giovanni in Monte fue trasladado al campo de concentración de Gries, más tarde al de Flossenburg y de ahí al campo de trabajo de Hersbruck. Allí sufrió hasta la extenuación con maratonianas y durísimas jornadas de trabajo. En una de ellas sufrió una herida en una pierna y ante la falta de atención sanitaria contrajo una septicemia y murió el 27 de diciembre de 1944.

Antes de morir pudo escribir dos cartas a su familia. «A mis siete hijos… quisiera verlos antes de morir… sin embargo acepta, Señor, también este sacrificio y custódialos tú, junto a mi mujer, a mis padres, y a todos mis seres queridos», decía en una de ellas.

Además, escribía: «Declaro morir en la más pura fe católica, apostólica, romanay en plena sumisión a la voluntad de Dios, ofreciendo mi vida en holocausto por mi diócesis, por la Acción Católica, por el Papa y por el retorno de la paz al mundo. Os ruego decir a mi mujer que la he sido siempre fiel, he pensado siempre en ella, y la he amado siempre intensamente».

Justo entre las naciones y ahora beato
El estado de Israel ha reconocido a Odoardo Focherini como «justo entre las naciones», un reconocimiento por su lucha y entrega hasta la muerte por ayudar a los judíos durante la brutal persecución nazi.

La causa de beatificación de este periodista y padre de familia numerosa comenzó en 1996. Este viernes se culminará con una multitudinaria celebración. A partir de entonces la Iglesia lo reconocerá como beato.

El obispo de Carpi, monseñor Francesco Cavina, ha asegurado que en la vida del futuro beato «no hubo separación entre su vida espiritual y su vida familiar. Es un hombre completo porque el trabajo, la familia y el apostolado en la Iglesia han sido su camino para la beatificación». «Él se dejó transformar por Jesucristo hasta que, como Él, murió», sentenció.

«Suprimir un activista católico»
Por su parte, el postulador de la causa, el franciscano Giovangiuseppe Califano, dijo que este periodista murió por «odio a la fe. Las pruebas de eso es que él reveló en sus escritos quesiempre hubo un tono anticatólico en su primer interrogatorio. La intención era suprimir a un activista católico». 

Además, agregó que Focherini «nunca pronunció una sola palabra de odio contra sus perseguidores«. «Podemos decir que merece no sólo la corona de la fe, sino también la de la caridad».

 

 

Father Edward Flanagan Declared ‘Servant of God’

Daily News

Boys Town Founder to Be Declared ‘Servant of God’ (1373)

Cause for Father Edward Flanagan will formally open March 17 in the Archdiocese of Omaha.

by EWTN NEWS/CNA02/27/2012 Comments (6)

Father Edward Flanagan, the founder of the famous Boys Town orphanage, will be declared a “Servant of God” next month as the Archdiocese of Omaha, Neb., opens his cause for beatification.

“For years, many in the Omaha community and beyond have venerated the memory of Father Edward Flanagan,” Archbishop George Lucas said Feb. 21. “I am happy that we can begin the process of examining the holiness that was apparent in his life and ministry, to see if he might be canonized.”

The archbishop started the process at the request of the Father Flanagan League Society of Devotion. The league was formed in 1999 to advocate the opening of the cause for Father Flanagan’s canonization and to educate people about his life and his mission as a mentor and protector of youth.

The league’s president, Steven Wolf, said the organization is “humbled and overjoyed” by the archbishop’s acceptance of the petition to examine the priest’s heroic virtue and sanctity.

Father Flanagan is most famous for founding Boys Town, an orphanage for boys that grew into a major provider for at-risk children and families.

He was born July 13, 1886, in County Roscommon, Ireland. He traveled to the U.S. in 1904. He was ordained a priest in 1912 and assigned to what was then the Diocese of Omaha.

After a period of working with homeless men in Omaha, he founded a boarding house for all boys, regardless of their race or religion. He soon moved his work to Overlook Farm on the outskirts of Omaha, where he cared for hundreds of boys.

The home became known as the Village of Boys Town, growing to include a school, dormitories and administration buildings. The boys elected their own government to run the community, which became an official village in the state of Nebraska in 1936.

One of his famous phrases was: “There are no bad boys. There is only bad environment, bad training, bad example, bad thinking.”

The priest rose to national and international prominence for his work. Actor Spencer Tracy won an Oscar for his portrayal of Father Flanagan in the 1938 movie Boys Town. The actor later donated the award to the priest.

President Harry Truman asked Father Flanagan to travel the world to visit war orphans and to advise government leaders on how to care for displaced children.

He died of a heart attack in Berlin on May 15, 1948. His remains are interred in Boys Town’s Dowd Memorial Catholic Chapel.

Father Steven Boes, national executive director of Boys Town, said the organization is “extremely happy” that its founder is being considered for sainthood.

“Though the process will be investigating proven miracles associated with Father Flanagan, we know that miracles occurred every day in his work to heal children in mind, body and spirit. These everyday miracles still occur as Boys Town continues Flanagan’s work by saving children and healing families today,” he said.

Before the cause can open, Archbishop Lucas posted a notice on the doors of Omaha’s St. Cecilia Cathedral Feb. 27. The notice will be on display for two weeks to alert the public about the cause and to invite them to share their thoughts with the tribunal in charge of the investigation, archdiocesan chancellor Deacon Tim McNeil said.

The cause will formally open on March 17, with a 9am prayer service at Boys Town’s Immaculate Conception Church. Father Flanagan will receive the official title “Servant of God.” The local tribunals of religious officials and experts responsible for investigating Father Flanagan’s virtues and interviewing witnesses will also be sworn in.

At the conclusion of the archdiocese’s investigation, the cause’s documentation will be sent to the Congregation of the Causes of Saints at the Vatican. The congregation can recommend that Pope Benedict XVI declare Father Flanagan to have demonstrated heroic virtue and is worthy to be declared “Venerable.”

This action would allow prayer cards and other material to be printed to encourage the faithful to pray for Father Flanagan’s intercession and canonization. If anyone gives credible evidence of a miracle through his intercession, he may be beatified. An additional miracle is then required for canonization — the declaration by the Church that it is as certain as it can be that he is in heaven.

Wolf said the Father Flanagan League Society of Devotion sees the opening of the cause for beatification “as a response to the Holy Spirit that is moving through an international groundswell of devotion.” His group estimates that there is devotion to Father Flanagan in nine countries and 36 U.S. states.

Deacon McNeil said the canonization of Father Flanagan could inspire the more than 230,000 Catholics of northeast Nebraska: “If he could live a holy and exemplary life in Omaha, why can’t we all?”

Beatificación del padre Flanagan

La famosa película sobre su historia ganó 2 Oscar en 1939

Empieza el proceso de beatificación del padre Flanagan de la Ciudad de los Muchachos

Cuando visitó los reformatorios de Irlanda tras la II Guerra Mundial, denunció el método y los abusos generalizados contra los chicos, pero el Ministro de Justicia dijo que eran todo exageraciones.

Actualizado 28 febrero 2012

Pablo J. Ginés/ReL

Para dos generaciones de españoles, «La Ciudad de los Muchachos» marcó una visión alternativa de la educación, la idea de que el autoritarismo no lo era todo para educar, ni siquiera entre pequeños criminales sacados de la calle. En los años 40, 50 y 60 en España, era una mirada luminosa sobre la fe, la amistad y la educación. Los españoles de menos de 25 años, sin embargo, desconocen casi todos esta historia.

La película de 1938 sobre la famosa iniciativa educativa del padre Flanagan, llamada«Forja de hombres«, dirigida por Norman Taurog y protagonizada por un brillante Spencer Tracy, se llevó 2 Oscar en 1939 (mejor guión y mejor actor) y contó un testimonio de superación y camaradería que llenó de orgullo a Estados Unidos y a la Irlanda natal del padre Flanagan. El actor dio el dinero del premio al sacerdote y sus obras. 

Un fruto que ha crecido
Lo que empezó como un sistema de acogida y talleres en una granja a las afueras de Omaha (Nebraska, EEUU) para chicos de la calle, hoy se ha desarrollado con 11 centros en Estados Unidos y numerosos programas de ayuda que benefician a 1,6 millones de personas (ver en www.boystown.org/locations).

Ahora, la diócesis de Omaha ha anunciado que empezará el proceso para beatificar al padre Flanagan. Su cuerpo descansa en un santuario en la Ciudad de los Muchachos desde 1948. Ese año sufrió un infarto en el Berlín de postguerra mientras visitaba orfanatos.

El arzobispo de Omaha, que se llama George Lucas, como el director de «La Guerra de las Galaxias», ha admitido su alegría por empezar «el proceso de examinar la santidad que era aparente en su vida y ministerio, para ver si podría ser canonizado».

El milagro de sanar a niños heridos
La Liga Sociedad de Devoción Padre Flanagan (FFLSD, por sus siglas en inglés, fundada en 1999), que es la promotora de la causa, asegura que el sacerdote cuenta con fieles devotos en 9 países y 36 estados norteamericanos. El padre Steven Boes, actual director de la Ciudad de los Muchachos, asegura que «aunque el proceso investigará milagros probados asociados al padre Flanagan, sabemos que cada día ocurren milagros en su trabajo para curar a los niños en mente, cuerpo y espíritu». 

El proceso empieza formalmente el 17 de marzo con una oración en la iglesia de la Ciudad de los Muchachos en la que Flanagan recibirá el título de «Siervo de Dios», previo a los títulos de «Venerable» ( cuando queden aprobadas sus virtudes «en grado heroico»), beato (para lo que hace falta un milagro) y santo (que requiere un segundo milagro sucedido tras la beatificación). 

«No hay chicos malos», decía Flanagan
Edward Flanagan nació en 1886 en Irlanda, llegó a Estados Unidos en 1904 y se ordenó sacerdote en 1912, sirviendo en la diócesis de Omaha. En las afueras de la ciudad fundó un hogar formativo para muchachos de la calle, donde los chicos aprendían a ser protagonistas de su formación. Fue creciendo, incluyendo una escuela, dormitorios, edificios administrativos… y los chicos elegían quién gobernaba la comunidad, que llegó a ser un pueblo reconocido por el estado en 1936. Con la película de 1938 su obra se hizo internacionalmente famosa.

Uno de los lemas más famosos de Flanagan era: «no hay chicos malos; sólo hay malos ambientes, mala formación, malos ejemplos y mal pensamiento».

Denunció los abusos en Irlanda… lo ignoraron
En 1946, recién acabada la Segunda Guerra Mundial, Flanagan acudió a Europa por petición del presidente norteamericano Harry S. Truman, que le había pedido que le orientase sobre la atención a huérfanos de la guerra. Se detuvo unos días en su Irlanda natal, entre el entusiasmo orgulloso de sus paisanos, y allí visitó los centros de los Hermanos Cristianos, unos correccionales donde la violencia contra los chicos internos era cotidiana.

Flanagan no calló. Ante un auditorio numerosísimo en el Cine Savoy de Cork, habló a los irlandeses: «sois el pueblo que permite que vuestros hijos y los niños de vuestras comunidades vayan a esas instituciones de castigo. Podéis hacer algo contra eso». Dijo que las instituciones penales de Irlanda eran «una desgracia para la nación», y añadió: «no creo que un niño pueda ser reformado con cerraduras y llaves y barrotes, o que el miedo pueda desarrollar el carácter del niño».

Condenó además todo el sistema de «escuelas industriales» (lavanderías, talleres, etc…) en el que trabajaban niños de la calle, abandonados o pequeños delincuentes juveniles, bajo la supervisión a menudo de religiosos legos o religiosas. Dijo que el sistema era «un escándalo, anticristiano y erróneo», y que la orden de los Hermanos Cristianos, especializada en esos centros, había perdido su sentido.

Las autoridades irlandesas, civiles, religiosas y mediáticas, se mostraron muy ofendidas y enfadadas. El país era muy pobre, hacía sólo unos 20 años que se había independizado del Reino Unido y no podía admitir que un «forastero» viniera a decir que no sabían cuidar ni de sus niños. 

El ministro de Justicia, desdeñoso

Incluso se realizó un debate en el Senado (el Dáil Éireann) el 23 de julio de 1946 en el que se interpeló al ministro Boland, de Justicia, para que respondiese a las acusaciones que Flanagan había hecho desde Nueva York. (El debate puede leerse aquí íntegro en inglés, en el diario de sesiones).

– ¿El ministro dirá si han atraído su atención las afirmaciones de monseñor Flanagan publicadas en la prensa americana, de que en las escuelas reformatorio aquí y en Irlanda del Norte, se usa el castigo físico, incluyendo el gato de nueve colas [látigo victoriano acabado en 9 cuerdas con bolitas de hierro, usado en la marina contra los indisciplinados], el bastón y el puño? – preguntaron miembros de la oposición.

– No quise darme por enterado de lo que decía monseñor Flanagan mientras estaba en nuestro país porque sus afirmaciones eran tan exageradas que no pensé que la gente les daría ninguna importancia. Pero cuando al volver a América ha continuado insistiendo en ellas, creo que es hora de que alguien le responda – respondió el ministro. Además, añadió que » esas escuelas están bajo la gestión de órdenes religiosas, que funcionan por sí mismas y no requieren ninguna recomendación mía«.

Si el ministro hubiera hecho caso al futuro Siervo de Dios que asesoraba al mismísimo presidente Truman, el mundo se habría ahorrado los horrores de los años 50, 60, 70 y 80 en esos centros supuestamente reformatorios, un horror estudiado a conciencia en el «Informe Ryan» que se presentó públicamente en mayo de 2009 y sacudió el catolicismo irlandés. 

La verdad se supo en 2009
En el informe, hablaron 1.090 personas que habían estado internas en esos centros y habían sido golpeadas, humilladas o agredidas sexualmente, entre 1930 y 1990. De los 216 centros analizados, el 70% eran de entidades eclesiales. El informe localizaba a 800 agresores distintos: 241 eran mujeres, religiosas en las lavandereías, escuelas y centros reformatorios. Había 16 instituciones que acumulaban menciones por parte de 20 personas distintas cada una. Cuatro centros masculinos y tres centros femeninos concentraban la mitad de los casos de violencia registrados en el informe por los testigos. Pero todos los demás registraban algún caso. 

En realidad, las agresiones sexuales no fue lo más común en estos reformatorios. Pasaron por ellos 25.000 niños y niñas por ellos en 60 años, de los que 253 chicos y 128 chicas sufrieron abusos sexuales, casi todos ya como adolescentes. Casi ningún abusador era sacerdote, pero sí podían ser religiosos, hermanos legos no sacerdotes, o -en los centros de religiosas- trabajadores laicos que pasaban por allí buscando chicas vulnerables. 

Pero sí eran mucho más frecuentes las palizas, los golpes, la violencia. Se trataba de cárceles encubiertas, donde religiosos sin apenas ninguna formación humana o religiosa, no sacerdotes, mantenían la disciplina de la única forma que habían conocido en sus casas, de padres a menudo alcoholizados: a golpes. También entrenaban a algunos «chicos de confianza» para que pegasen a otros, para mantener el orden. Algunos de éstos se mantenían trabajando en esos centros, ejerciendo la violencia que habían conocido siempre.

Mucho de esto se habría evitado, si Irlanda hubiese escuchado al padre Flanagan y hubiese realizado una reforma profunda de esas instituciones siguiendo el modelo de la Ciudad de los Muchachos.

Beatificación de Juan Pablo I

19 de diciembre del 2011

Religión confidencial

El proceso de beatificación de Juan Pablo I llega a su fase final en primavera. El milagro: la curación instantánea de un tumor muy grave

Juan Pablo I seguirá los pasos de su sucesor y será beatificado dentro de «cuatro o cinco años». La próxima primavera, el postulador de su causa, el obispo salesiano Enrico dal Covolo, rector de la Pontificia Universidad Lateranense, presentará a la Congregación para las Causas de los Santos la positio, el informe en el que se detalla la vida y las virtudes del futuro beato, que está ya casi terminada.

A partir de entonces, solo habrá que esperar a que se produzca la proclamación de sus virtudes heroicas y a que concluya el resto del procedimiento para que Albino Luciani ascienda a los altares.

Según ha explicado Dal Covolo a la revista ‘Vida Nueva’, ya se ha concluido toda la investigación del proceso referente al posible milagro atribuido a Juan Pablo I.

Se trata de una «curación instantánea de un tumor muy grave». El miracolato, la persona que recibió la presunta gracia de Juan Pablo I, es un hombre de alrededor de 60 años que vive en Puglia, en el sur de Italia, y goza hoy de buena salud.

El proceso de beatificación

El proceso de beatificación comenzó en noviembre de 2003 impulsado por la fama de santidad de que goza en la diócesis de Belluno, en el noreste de Italia, de donde era originario, y en los lugares donde ejerció su ministerio episcopal, primero como obispo de Vittorio Veneto y luego como patriarca de Venecia.

Además de la beatificación de Juan Pablo I, Enrico dal Covolo también es el postulador de otra causa, la del laico polaco Jan Tyranowski, el catequista de Juan Pablo II. «Es una persona muy interesante. Era un sastre que de alguna manera favoreció la vocación sacerdotal del Papa polaco». Esta causa está muy avanzada, pues a principios de octubre la positio fue ya presentada a la Congregación para las Causas de los Santos.