Los secretos del sacristán de Benedicto XVI

Entrevista con el padre Pavol Benedik

El padre Pavol Benedik lleva al servicio de Benedicto XVI desde el 2006. Forma parte de la vida diaria del Pontífice.

Actualizado 24 mayo 2011

Zenit/Mariana Šarpatakyová

Las tareas diarias del padre agustino Pavol Benedik le pone en contacto con algunos de los más preciosos tesoros de la Iglesia: la capilla Sixtina forma parte de su rutina diaria, así como los ricos ornamentos y los cálices de piedras preciosas usados en honor a Nuestro Señor a lo largo de la historia.

El sacerdote eslovaco es el sacristán papal desde 2006, tarea que le pone en contacto frecuente con los tesoros vivos de la Iglesia, como el Sucesor de Pedro y otros hombres eclesiásticos importantes.

ZENIT habló con el padre Benedik sobre su trabajo.

Padre, usted trabaja en un sitio muy importante: usted es el sacristán del Santo Padre. Además es un sacerdote agustino. ¿Por qué fue su orden monástica la encargada de este interesante y noble servicio?
-Más o menos desde el siglo XIII y XIV, las grandes órdenes monásticas han realizado alguna tarea especial para la Santa Sede. Durante mucho tiempo los dominicos fueron los teólogos papales, los capuchinos fueron predicadores y alrededor del año 1400 hasta casi el 1600, los agustinos trabajaron en la sacristía. Parte de nuestro servicio pasado consistió en llevar también la biblioteca del Santo Padre. Más tarde las administraciones de la biblioteca y de la sacristía se dividieron y nuestra orden se quedó con la de la sacristía. Así que es una larga tradición religiosa para nosotros. Cuidamos los elementos sagrados, los que pertenecen al Santo Padre, y también de las capillas papales del Vaticano.

Hasta 1992, la persona que ocupaba mi cargo era siempre un obispo. Después comenzó a ser uno de nuestros hermanos. Personalmente, he desarrollado este servicio desde 2006. Esta es nuestra tarea, en cooperación con el maestro papal de ceremonias, el arzobispo Piero Marini.

– Estamos sentados en su despacho al lado de la Capilla Sixtina. A nuestro alrededor hay armarios de madera. ¿Qué hay dentro? ¿Están aquí las cosas del Papa actual?
-Hay muchas cosas, alguna de ellas antiguas. Muchos objetos, sin embargo, desaparecieron con Napoleón Bonaparte, ya que él cogió y destruyó muchos tesoros: tiaras, cálices etc. Él sabía que después de la guerra tenía que devolverlas, por los acuerdos militares internacionales. Así que fundió muchos cálices y otros objetos de gran valor histórico. De las cuatro tiaras que robó, no se salvó ni una. La única cosa que se pudo recuperar fue la esmeralda de la tiara de Julio II, que Napoleón engastó en una tiara nueva y la regaló a Pío VII. Tenemos también cálices del siglo XIV. Muchas de las cosas que hay son de los tiempos del Papa León XIII y Pío IX. Hay casullas, capas pluviales y capas pluviales pontificias.

– ¿Cuándo ve al Santo Padre? ¿Cómo son sus encuentros personales con él?
-Nos encontramos en las Misas públicas, en la liturgia. Preparamos todo los que necesita: las vestiduras, los ornamentos, todo. Antes de que empiece la Santa Misa él permanece en silencio, en oración, sin decir ni una palabra. No habla porque no hay razón para ello.

– ¿Le avisa antes para que usted prepare lo que se necesita para la Misa?
-Preparamos todo en cooperación con el arzobispo Marini. Nunca hemos tenido ningún problema, aunque algunas veces el arzobispo ha dicho que le habían llamado al tercer piso (donde vive el Papa) para realizarle alguna consulta.

– Benedicto XVI también celebra misas privadas. ¿Dónde se llevan a cabo y en qué idioma?
-Las misas privadas se celebran siempre en los apartamentos papales, en su capilla. La celebra cada mañana con sus secretarios y con las hermanas de la comunidad Memores Domini.

También están las llamadas misas semipúblicas, donde acude más gente, pero la capilla no es muy grande. Por razones de capacidad se usan la capilla de Redemptoris Mater o la capilla Paulina. La celebración es normalmente en latín y las lecturas se hacen en italiano.

– ¿Usa el Papa vestiduras y ornamentos que sus predecesores usaron? ¿Recibe regalos de este tipo u objetos para usar en las liturgias?
-Naturalmente que usa objetos que usaron antes sus predecesores. Por ejemplo el 1 de enero, usó las vestiduras litúrgicas de Pablo VI. También ha usado objetos de los siglos XVIII y XIX. No es algo inusual.

Justo después de su elección, usó todas las cosas de Juan Pablo II porque no tenía las de su propiedad. Tenía sólo su mitra de cardenal, donde se cambió la insignia cardenalicia por la papal.

Si usted pregunta por la posibilidad de regalarle vestiduras al Papa, por supuesto que es posible y además muy importante. U otros regalos, dependiendo de quien quiere realizar la donación. Estos regalos son signos de respeto. Muchos de los objetos que están bajo nuestro cuidado han sido donados: cálices y otros objetos regalados a los Papas Pío IX y León XIII. Normalmente son donaciones.

– ¿Cómo es el procedimiento cuando alguien quiere hacerle un regalo al Papa? ¿Dónde debe ir?
-Si alguien quiere realizar esto, debería escribir a la prefectura de la Casa Pontificia o a la Oficina de Celebraciones Litúrgicas. El regalo se da durante las audiencias. Sólo es necesario notificarlo previamente.

– ¿Tiene Benedicto XVI a una persona o empresa que le realice las vestiduras litúrgicas y los zapatos?
-No, no hay sólo una. Y no creo que fuera apropiado apoyar un monopolio. Si alguien nos dona algo, es otra cuestión, pero no si lo encargamos nosotros. No veo razón de que haya sólo una empresa. El precio también importa. Elegimos las mejores opciones.

– ¿Qué es lo que más le gusta de su servicio?¿Podría contarnos alguna experiencia interesante?
-Es difícil elegir sólo una. Estoy contento ya que el trabajo que hago me satisface mucho. Me da un disfrute y una satisfacción espirituales. Nunca pensé que llegaría hasta aquí. Mi superior general me envió hasta este sitio: me preguntó si me gustaría y accedí (sonríe).

También estoy en contacto con el Santo Padre. Él es muy humilde y atento. No puedo decir que haya hecho nunca una petición especial. Se viste en humildad y silencio, y también esto constituye una experiencia espiritual intensa.

Además, conozco a gente con grandes capacidades espirituales. Esta mañana, por ejemplo, escuché una predicación del padre Raniero Cantalamessa (el predicador de la Casa Pontificia).

– En su trabajo, usted pasa con regularidad por la Capilla Sixtina. ¿Es, ahora, para usted, una habitación normal?
-A veces es muy difícil atravesar la capilla, por estar abarrotada de gente. Pero a menudo me sucede que encuentro cosas nuevas allí, o que la gente me pregunta ciertas cosas. A veces la atravieso, pero no soy un turista allí. A menudo no puedo porque no tengo tiempo por el trabajo. Me gusta ir cuando está cerrada al público. Observar, meditar, pensar sobre las cosas necesita silencio. En los libros se puede encontrar muchísima información sobre ella, pero para mí también es una catequesis.

Tuve una oportunidad única en agosto del año pasado. Se estaban limpiando las paredes de la Capilla: el trabajo comenzaba por la tarde y terminaba por la noche. Tuve la oportunidad de ver las pinturas de muy cerca, subido a un andamio. Por ejemplo, “El juicio final”. Desde la distancia es distinta que observándola de cerca. Fue una experiencia preciosa para mí.

– Usted lleva muchas llaves. ¿Cuál es irreemplazable? ¿Qué tesoros tiene a su alcance?
-Hay dos muy importantes: Una la de la sacristía donde están las cosas del Papa. Y la segunda más importante es la del tesoro papal, donde se guardan vestiduras antiguas, cálices y custodias preciosas. Hay, por ejemplo, un cáliz de 1854 de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. A su lado hay un cáliz de cristal que el Papa Pablo VI trajo al tesoro. También hay un copón de lata de sardinas, que fue usado por el cardenal checo Josef Beran durante sus misas en prisión.

¿Diría que esta lata de sardinas es la cosa más curiosa de la colección que usted administra?
-Es interesante, por estar al lado del cáliz de 1854, que está decorado con diamantes y oro; al principio parece ser una copa ordinaria, con una lata de sardinas. Pero ambas son al principio parece ser un cáliz normal, con una lata de sardinas. Pero ambos son muy importantes para la Iglesia.

Advertencia al PP por parte de las Familias

Las asociaciones de familias piden hechos y no palabras

Advierten al PP que tiene nueve meses para demostrar que apoya de verdad la institución familiar

Varias a asociaciones de familia han advertido al PP de que tiene nueve meses para demostrar si las políticas que van a aplicar en ayuntamientos y comunidades autónomas van a suponer o no un verdadero apoyo a este colectivo social de cara a las próximas elecciones nacionales de 2012. El Foro Español de la Familia, el Instituto de Política Familiar y la Federación de Familias Numerosas afirman que el PP tiene una «oportunidad histórica» para poner en marcha políticas de ayuda a la familia.

24/05/11

(EP/InfoCatólica) En declaraciones a Europa Press, el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, ha afirmado que estas elecciones suponen un momento “propicio” para que los gobernantes “se tomen en serio” las iniciativas relacionadas con la familia y cumplan sus compromisos electorales.

“Pedimos a los ayuntamientos y corporaciones locales que cambian de dirigentes que tengan más en cuenta las necesidades de las familias que peor lo están pasando como consecuencia de la crisis y que rebajen los impuestos directos”, ha aseverado Blanco, que quiere, además que la iniciativa Red Madre de apoyo a las mujeres embarazadas, se extienda en más comunidades autónomas.

Asimismo, ha señalado que en materia educativa, cuya competencia es autonómica, las nuevas comunidades del PP imiten la “valiente” propuesta electoral de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre de eliminar la ‘zonificación’. “Así se daría un verdadero cumplimiento de respetar la libertad de los padres para que elijan los centros escolares a los que quieren llevar a sus hijos”, ha explicado.

Cheque escolar

En la misma línea, y también en materia educativa, el presidente del IPF, Eduardo Hertfelder, ha abogado por que se establezca el “cheque escolar”, además de eliminar la zonificación, y no aplicar la asignación de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos (EpC).

El PP ahora puede aplicar una política de familia sin ningún tipo de restricción. Ahora es cuando se va a demostrar la voluntad del PP de apoyo a la familia”, ha subrayado Hertfelder, para añadir que si no lo hace, “va a ser un auténtico fiasco”.

Sólo se invierte un 1.5% en política familiar

Para la presidenta de la Federación Española de Familias Numerosas (FEFN), Eva Holgado, es un momento “crítico” para asegurar o para quebrar definitivamente el sistema de bienestar español. “Nuestro futuro depende de lo que ahora decidan los nuevos gobiernos, si van a apoyar a las familias, o van de nuevo a ignorarlas”, ha apostillado.

La FEFN considera necesario incrementar la inversión de ayudas a la familia, que deben situarse en términos equivalentes a la media de la Unión Europea, es decir, por encima del dos por ciento del PIB, pues, según advierte este entidad, “actualmente, la inversión en España en política familiar es del 1,5%”.

Entre las medidas que defiende esta federación, destaca la de incorporar el criterio de renta per cápita en todos los baremos de ayudas públicas que tengan en cuenta el número de miembros que tiene la familia; reformar el sistema de pensiones para que el tiempo dedicado al cuidado de los hijos compute en las carreras de cotización; disponer de una prestación universal por hijo a cargo, para todas las familias, sin límite de renta; promover el desarrollo de vivienda protegida para familias numerosas.

Asimismo, reclama a los candidatos electos que reserven un cupo obligatorio de viviendas para familias numerosas; establezcan bonificaciones para las familias en base al número de hijos en todo tipo de tarifas o tasas fijadas por la Administración; ponderen el consumo de suministros básicos, como el caso del agua, según el consumo producido y el número de miembros residentes de la unidad familiar; y reduzcan el IBI a las familias numerosas en aquellos municipios donde no se haya disminuido.

El misionero del rincón del mundo

Clemente Vismara será proclamado beato este domingo

El misionero del rincón del mundo donde solo había contrabandistas de opio, brujos y guerrilleros

Sembró la Iglesia donde el cristianismo no había llegado jamás, en la jungla de la budista Birmania. Una santidad ordinaria, que simplemente puso en práctica el Sermón de la Montaña.

Actualizado 23 mayo 2011

Sandro Magister/Espressoonline

La beatificación de Juan Pablo II ha sacudido como un ciclón el mundo entero. «Pero hay otros ejemplares testimonios de Cristo, mucho menos conocidos, que la Iglesia agrega con alegría a la veneración de los fieles»: así lo ha dicho Benedicto XVI en el Regina Caeli de dos domingos después.

El de los santos humildes y ordinarios – también de los que no tendrán jamás aureola – es un tema clave en la prédica del Papa Joseph Ratzinger. Para él los santos son «la más grande apología de nuestra fe». Junto al arte y la música, ha agregado frecuentemente; y mucho más que los argumentos de razón.

Dicho por un Papa que es un gran teólogo y un gran razonador, la afirmación puede sorprender. Pero está del todo en línea con otro de sus trazados más caracterizadores: el de poner la teología al servicio de la «fe de los simples».

Los santos – ha dicho Benedicto XVI en varias ocasiones – «son la gran estela luminosa con la cual Dios ha atravesado la historia. Vemos que verdaderamente allí hay una fuerza del bien que resiste a los milenios. Allí está verdaderamente la luz de la luz».

La santidad ordinaria de un misionero en Birmania

Una de estas luces se encenderá para una más larga atención el 26 de junio, día de la fiesta del Corpus Christi, cuando en Milán será beatificado un sacerdote de nombre Clemente Vismara, muerto en 1988 a la edad de 91 años, vividos hasta el final en tierra de misión, en un remoto rincón de Birmania.

Su biografía es el relato de aquella santidad ordinaria que tanto le gusta a este Papa que se ha definido «humilde trabajador de la viña del Señor».

El perfil del nuevo beato reproducido más abajo ha sido escrito por un hermano de comunidad que lo conoció muy de cerca: el padre Piero Gheddo, también él del Pontificio para las Misiones Extranjeras, desde hace décadas misionero al estilo «antiguo» que remonta a los mismos apóstoles. No por nada Juan Pablo II pidió al padre Gheddo que le escribiera un borrador para la encíclica de 1990 «Redemptoris Missio», que apuntaba a revigorizar el genuino espíritu misionero en una época en la que parecía estar fuera de moda.

En la budista Birmania, hoy llamada Myanmar, los católicos son poco menos de uno por cada cien habitantes. Pero si la fe cristiana se ha enraizado, se debe precisamente a un misionero como el padre Vismara, próximo beato.

Se lo debe a la «estela luminosa» irradiada por su santidad.

Este perfil del nuevo beato escrito por el padre Gheddo ha sido publicado en «Asia News», la agencia on line del instituto misionero al que el padre Vismara pertenecía.

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El nuevo beato Clemente Vismara, Patriarca de Birmania

por Piero Gheddo

El domingo 26 de junio en la Plaza de la Catedral en Milán será beatificado el padre Clemente Vismara (1897-1988), que en 1983, cuando cumplió sus sesenta años de misión en Myanmar, la conferencia episcopal lo proclamó «Patriarca de Birmania».

Nacido en Agrate Brianza en 1897, participa como infante de trinchera en la primera guerra mundial, al final de la cual es sargento mayor con tres medallas al valor militar. Entiende que «la vida tiene valor sólo si las donas a los otros» (como escribía), se hace sacerdote y misionero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, PIME, en 1923 y parte para Birmania. En Toungoo, la última ciudad con un gobernador británico, se queda seis meses en casa del obispo para aprender inglés, luego es destinado a Kengtung, territorio forestal, montañoso, casi inexplorado y habitado por tribus, todavía bajo el dominio de un rey local (saboá) patrocinado por los ingleses. En catorce días a caballo llega a Kengtung, tres meses de para con el fin de aprender algo de las lenguas locales y luego el superior de la misión en seis días a caballo lo lleva a Monglin, su último destino en el límite entre Laos, China y Tailandia.

Era el mes de octubre de 1942 y en 32 años (con la segunda guerra mundial de por medio, prisionero de los japoneses), Clemente Vismara funda de la nada tres parroquias: Monglin, Mong Phyak y Kenglap. Escribía en Agrate: «Aquí estoy a 120km. de Kengtung, si quiero ver otro cristiano debo mirarme al espejo«. Vive con tres huérfanos en un galpón de barro y paja. Su apostolado consiste en dar vueltas a caballo por las aldeas tribales, pintar sus tiendas y darse a conocer: lleva medicinas, saca dientes que duelen, se adapta a vivir con ellos, al clima, a los peligros, al alimento, al arroz y salsa picante, la carne se la procura cazando. Desde el inicio llega a Monglin huérfanos y niños abandonados para educarlos. En seguida fundó un orfanatorio que se convierte en la casa de 200-250 huérfanos, hombres y mujeres. Hoy es invocado como «protector de los niños» y hace muchas gracias a los pequeños y a las familias.

Una vida pobrísima y Clemente escribía: «Aquí es peor que cuando estaba en la trinchera en el Adamello y el Monte Maio, pero esta guerra la he querido yo y debo combatirla hasta el fin con la ayuda de Dios. Estoy siempre en las manos de Dios». Poco a poco nace una comunidad cristiana, llegan las religiosas de María Niña a ayudarlo, funda escuelas y capillas, arrozales y granjas, canales de irrigación, enseña carpintería y mecánica, construye casas con muros y lleva nuevos cultivos, el trigo, el maíz, el gusano de seda, verduras (zanahoria, cebolla, ensalada: «el padre come hierbas», decía la gente).

En breve, el beato Clemente fundó la Iglesia en un rincón del mundo don de no hay turistas sino sólo contrabandistas de opio, brujos y guerrilleros de varias facciones; ha traído la paz y estabilizado en el territorio las tribus nómades que a través de la escuela y la atención de la salud, se incrementaron y hoy tienen médicos y enfermeras, artesanos y maestros, sacerdotes y religiosas, autoridades civiles y obispos. No pocos se llaman Clemente y Clementina.

En 1956, después que había fundado la ciudadela cristiana de Monglin y había convertido a unas cincuenta aldeas a la fe en Jesucristo, el obispo lo traslada a Mongping, a 250 kilómetros de Monglin en la exterminada diócesis de Kengtung, donde debe volver a comenzar de cero. Clemente escribía a un hermano de comunidad: «obedezco al obispo, porque entiendo que si hago lo que pienso entonces me equivoco». Con sesenta años da inicio a una nueva misión y funda la ciudadela cristiana y la parroquia de Mongping, una segunda parroquia en Tongta y deja en herencia otras cincuenta aldeas católicas.

Muere el 15 de junio de 1988 en Mongping y es sepultado cerca a la iglesia y a la gruta de Lourdes construida por él. Sobre su tumba, visitada también por muchos no cristianos, no faltan nunca flores frescas y velas encendidas. Ahora, 23 años después, el 26 de junio del 2011, el padre Clemente Vismara será proclamado beato de la Iglesia universal y el primer beato de Birmania. Una causa de beatificación muy rápida, considerando los tiempos largos de estos «procesos» romanos.

¿Por qué el padre Clemente Vismara es hecho beato? En vida no hizo milagros, no ha tenido visiones o revelaciones, no era un místico y tampoco un teólogo, no ha realizado grandes obras ni ha destacado por cualidades o carismas destacados. Era un misionero como todos los otros, tanto es así que cuando en el PIME se discutía iniciar su causa de beatificación, alguno de sus hermanos de comunidad en Birmania dijo «si lo hacen beato a él tendrían que hacernos beatos a todos nosotros que hemos vivido su misma vida«. En 1993 fui a Kengtung con dos misioneros que habían estado con Clemente en Birmania y pedimos al obispo Abraham Than: «¿por qué quiere hacer beato al padre Clemente?». Respondió: «hemos tenido tantos santos misioneros del PIME que han fundado esta diócesis, incluido el primer obispo Erminio Bonetta, todavía recordado como un modelo de caridad evangélica, y otros cuyo recuerdo está vivo. Pero por ninguno de ellos se ha verificado esta devoción y este movimiento de pueblo para declararlos santos, como por el padre Vismara. Yo veo en esto un signo de Dios para iniciar el proceso de investigación diocesano».

Decía un hermano suyo: «Vismara era extraordinario en lo ordinario«. A los ochenta años tenía el mismo entusiasmo por su vocación de sacerdote y misionero, sereno y alegre, generoso con todos, confiado en la Providencia, un hombre de Dios aún en las trágicas situaciones en que vivió. Tenía una visión de aventura y de poesía de la vocación misionera, que lo ha hecho un personaje fascinante a través de sus escritos, quizá el misionero italiano más conocido del siglo XX.

Confianza proverbial en la Providencia

Su confianza en la Providencia era proverbial. No hacía balances, ni previsiones, no contaba nunca el dinero que tenía. En  un país en el que la mayoría de la gente en algunos meses del año sufre de hambre, Clemente daba de comer a todos, no despedía nunca a ninguno con las manos vacías. Los hermanos del PIME y las hermanas de María Niña lo resondraban por acoger a demasiados niños, viejos, leprosos, minusválidos, viudas, desequilibrados. Clemente decía siempre: «Hoy hemos comido todos, mañana el Señor proveerá». Se confiaba de la Providencia, pero escribía a los benefactores de medio mundo para tener ayuda y colaboraba con artículos para varias revistas. Sus noches las pasaba escribiendo cartas y artículos a la luz de una candela (he recogido más de 2000 cartas y 600 artículos). Es necesario agregar que los escritos del padre Vismara, poéticos, llenos de aventura, inflamados de amor par los más pobres, suscitaron numerosas vocaciones sacerdotales, misioneras y religiosas no sólo en Italia.

Representante insigne de las virtudes misioneras

Clemente representa bien las virtudes de los misioneros y los valores que trasmitir a las generaciones futuras. En el último medio siglo la misión a las gentes ha cambiado radicalmente, pero siempre siguen siendo lo que Jesús quiere: «Id a todo el mundo, anunciado el Evangelio a todas las creaturas». Pero los métodos nuevos (responsabilidad de la Iglesia local, inculturación, diálogo interreligioso, etc.) deben ser vividos en el espíritu y en la continuidad de la Tradición eclesial que se remonta a los apóstoles.

Enamorado de Jesús

Clemente es uno de los últimos eslabones de esta gloriosa Tradición apostólica. Estaba enamorado de Jesús (¡rezaba mucho!) y de su pueblo, especialmente de los pequeños y de los últimos escribía: «estos huérfanos no son míos sino de Dios, y Dios no permite nunca que falte lo necesario». Vivía al pie de la letra lo que decía Jesús en el Evangelio: «No os preocupéis demasiado diciendo: ¿qué comeremos? ¿qué beberemos? ¿cómo nos vestiremos? Son los que no conocen a Dios los que se preocupan de todas estas cosas. Ustedes en cambio busquen el Reino de Dios y hagan su voluntad: todo el resto Dios se los dará por añadidura» (Mt 6, 31-34) ¿Utopía? No, en Clemente era una realidad vivida, que lo traía alegría al corazón a pesar de todos los problemas que tenía.

Lo visité en Birmania en 1983, a sus 86 años todavía era párroco en Mongping. Quería entrevistarlo sobre sus aventuras y me decía: «Olvídate de mi pasado, que lo he contado muchas veces. Hablemos de mi futuro». Y me hablaba de las aldeas por visitar, de las escuelas y capillas por construir, de las solicitudes de conversión que le venían de varias partes. Como decía un hermano: «Murió a los 91 años sin haber envejecido nunca«. Había conservado el entusiasmo de los primeros tiempos por su misión.

El Padre Clemente Vismara es uno de los cerca de 200 misioneros PIME que desde 1867 a hoy han fundado en Birmania nor-oriental seis de las 14 diócesis de Myanmar: Toungoo, Kengtung, Taunggyi, Lashio, Loikaw y Pekong, con cerca de 300 mil bautizados, obispos, sacerdotes y religiosas indígenas, más de la mitad de los católicos de Birmania.

Clemente es uno de tantos que, todos juntos, representan bien la tradición misionera y el espíritu del PIME, que sigue asistiendo de varias formas a la Iglesia de Myanmar, entre otras cosas asumiendo sus vocaciones misioneras, formándolas y enviándolas en las comunidades del Instituto en todos los continentes para anunciar a Cristo y fundar la Iglesia también en otros pueblos.