Salió dos veces del armario

Charlene Cothran 

Salió dos veces del armario: una por lesbiana y la otra por dejar la vida gay y hacerse cristiana 

Actualizado 25 enero 2013 

Fernando de Navascués / ReL

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“Cuando miro hacia atrás veo que el demonio me ha engañado a mí y a miles de personas más haciéndonos creer que se puede ser feliz con una vida homosexual. Que es un orgullo ser homosexual”. Quien afirma esto es Charlene Cothran, la directora de la revista Venus, una publicación destinada a la comunidad homosexual afroamericana de Estados Unidos y Canadá, y que con una tirada de más de 40.000 ejemplares es uno de los referentes más importantes para este grupo de personas.

«La vida homosexual no hace feliz a nadie»
Charlene ha tenido que salir dos veces del armario. La primera para explicar que era lesbiana; la segunda para explicar que dejaba de serlo y que lo hacía porque era lo que Cristo quería de ella y porque la vida homosexual no hace feliz a nadie. Con una vida pública firmemente comprometida con la causa homosexual, ¿qué iba a pasar con su revista Venus? Charlene responde claramente: “El público será el mismo, pero la misión ha sido renovada: nuestra nueva misión es animar, educar y asistir a todos aquellos que quieren cambiar, pero no han encontrado una salida”.

Defensa de la causa gay
“Cuando fundamos la revista Venus, la idea era demostrar que había un gran comunidad negra de gays y lesbianas –ha explicado Charlene recientemente. La idea era poner un pie en la puerta para poder entrar hasta el final. O hacer una pequeña defensa de los trabajadores gays para que no fueran echados de los colegios por su condición de homosexual. En realidad, lo que verdaderamente queríamos era tomar el control de todo el sistema escolar, tal y como se ha visto en estos 15 años”. La estrategia es colarse un poco para que cuando haya un grupo suficiente de homosexuales se pueda hacer un trabajo más grande.

El lobby gay controla los mas-media en Estados Unidos
Esto se ve, por ejemplo, en los antiguos colaboradores y periodistas de Venus. Ahora están trabajando en Bloomsburg o el New York Times: “Es una realidad que los gays y lesbianas de este país controlan los medios de comunicación. Son ellos los que toman las decisiones. Un ejemplo fácil de ver es el hecho de que en cada programa de entretenimiento deba participar un personaje homosexual. Todo esto –denuncia la exactivista- es porque los homosexuales saben que los medios hablan a la mente, y así puedes cambiar la de los más jóvenes”.

Comprar un mausoleo y ponerse a pensar…
Sin embargo estando en la cima de su exitosa carrera profesional murió su madre. En ese momento Charlene llevaba una vida muy activa con reuniones, entrevistas, conferencias, estrategias políticas para la agenda homosexual y, además, llevaba 10 años conviviendo con otra lesbiana. 

La muerte de su madre fue el comienzo del cambio. Tuvo que encargarse de su abuela, enferma de Alzheimer, y llevarla a su casa. Además se vio obligada a comprar una sepultura para enterrar a su madre. Optó por un mausoleo con tres nichos: uno para su madre, otro para su abuela y un tercero… para ella.

¿Un nicho también para ella? Sí. Charlene, que no iba a la iglesia ni a reuniones religiosas, se puso pensar que ese agujero iba a ser su destino final. La cosa le inquietó: “Esto me ayudó a ver de forma diferente mi vida homosexual. Me di cuenta que la gente no se preocupa de la vida después de la muerte. La gente evita pensar en ello. Yo nunca quise ir a una iglesia para homosexuales. Sabía que eso no era sensato”.

A pesar de tu vida, Dios te ama
El visualizar su muerte le planteó cuestiones fundamentales: “Me preguntaba si podría volver a ser libre de la carne y poder ver una mujer sin desearla”. 

Cuando estaba con estas inquietudes, una pastora conocida suya la llamó y le preguntó cómo estaba su relación Dios: “Mi espíritu –confiesa Charlene- quería compartir con ella mis luchas, pero me dije: ‘Si le cuentas estas cosas a la pastora te colgará el teléfono y nunca más volverá a llamarte”. Pero no fue así, ella no le colgó el teléfono. Hablaron y hablaron. 

A medida que la conversación avanzaba, a Charlene le afloró el orgullo y comenzó a contarle todo el éxito que había logrado, todo lo que había publicado y viajado, el dinero que había ganado con la revista… Al final, la pastora le radiografió el alma: “Puedo ver que quieres regresar a Cristo. Que tú sabes cómo llegar a ser libre pero no sabes cómo mantenerte, y que tú crees que Dios no te puede aceptar porque has tenido una vida pública de lesbiana. Sin embargo, con todo, has de saber que Dios te acepta”. 

Charlene explica que Dios la silenció en ese momento, no podía habar, y lo único que hizo fue llorar: “Yo quería ser libre”.

En esos momentos, Dios le habló: “Tienes que elegir hoy a quien vas a servir: estuve contigo amándote, protegiéndote, sacándote de situaciones, ayudándote…” Y es verdad, “Él había hecho esto por mí –reconoce-, Dios me ha abierto caminos. Sabía que era Dios quien había hecho esto cuando mi madre murió. Y lo hacía por amor y compasión”.

Dios siguió hablándole a su alma: “Si me escoges, te haré muy feliz. Voy a emplear todos tus dones para mi gloria. Pero si me dices que ‘no’, voy a permitirte que hagas lo que quieras, pero será un camino de condenación”.

Llamada a confirar en Dios
Ella escogió, y escogió a Dios y, ¡claro!, el demonio también entró en liza: “¿Qué va a pasar con tu salario? Ya no vas a poder publicar la revista gay. ¿Qué será de tus gastos, la casa, el coche…?”.

 
La que estaba a punto de dejar su vida homosexual no sabía cómo iba a solucionar todos estos problemas, pero tenía que escoger y confiar en Dios. En dos semanas, ella tenía un compromiso público, pues tenía que participar en una mesa redonda convocada con motivo del día del orgullo gay. Entonces el demonio aprovechó la ocasión: “Pero ¿qué va a pasar con el compromiso de New York? Ya te lo han pagado. Tú no puedes presentarte como una mujer salvada por Cristo ese día ante toda la comunidad homosexual”. 
Ella no sabía cómo lo iba a hacer, pero que allí estaría como una persona salvada, eso era seguro.

Su relación con la pastora continuó y en dos ocasiones, incluso, llegó a preguntarle si quería darle un “sí” a Cristo. Las dos fueron insistentes: una en preguntar y la otra en decir que no. Pero llegó una tercera ocasión: “Y le dije que sí, y el Señor vino a mi corazón ese día” y entregó su vida a Cristo.

Pasó el tiempo, y llegó el encuentro del orgullo gay. Nadie conocía el cambio que estaba operando Dios en su vida. Cristo mismo le hizo ver que no debía preocuparse y que le daría la palabra perfecta en el momento idóneo: “Pero yo me decía en mi interior: conozco a la comunidad de homosexuales y lesbianas, y ¡van a enfadarse conmigo!”. Tenía mucho miedo.

Llegó el momento de la verdad
La directora del la revista Venus participaba en un mesa redonda con otros comunicadores, gente que ella conocía y con la que había trabajado mucho. Cada uno de los participantes respondía algunas preguntas sobre cómo habían comenzado con sus publicaciones, cómo conseguían lectores, etc. Finalmente el presentador les preguntó acerca del futuro de sus revistas: “En ese momento me di cuenta que era el momento de hablar: ‘La dirección de la revista Venus va a cambiar 180 grados -explicó. Tenemos otra misión. Hasta ahora les hemos dicho que lo tomen con valentía y que se sientan orgullosos de ser gays, que salgan del armario, que se lo digan a sus padres… Pero ahora vamos a tomar otra dirección.Vamos a informar a la comunidad gay que no es esto lo que Dios quiere de ellos”. 

Se hizo un silencio total en el auditorio. Se podía escuchar la caída de un alfiler: “Traté de no mirar a mis amigos y continué: ‘Esto no es lo que Dios quiere, y la revista Venus va a informar a la gente sobre cómo pueden salir de su homosexualidad. Pero como no podemos salir solos, es necesario que nos sometamos a una relación con Dios, y esto es lo que Él ha hecho conmigo”.

El moderador no salía de su asombro, todo era silencio y finalmente, tras un minuto en el que nadie dijo nada, cogió fuerzas para presentar al siguiente invitado.

Nadie puede acusarme de discriminación
Una vez acabado el evento, había un cóctel al que Charlene no osaba ni presentarse: “Vete de aquí, no vayas, corre al coche y vuelve a New Jersey lo antes posible, no respondas preguntas. Sólo sal de aquí”, se dijo a sí misma. Pero el Señor intervino: “Ésta es tu misión, aquí es donde tú empiezas; te vas a quedar y vas a hacer lo que tengas que hacer”. 

Ella pensó que “me van tratar muy duro, me van a separar del grupo, estaré sola”. Pero la realidad fue, una vez más, muy diferente: uno a uno acudieron a ella los asistentes y le explicaban sus experiencias personales: “Yo iba antes a la iglesia y hoy no soy feliz. También quiero dejar la homosexualidad”. 

Otra mujer le dijo: “Yo era ministra y caí. Esa es la razón por la cual ando en esta vida gay”. Le agradecían sus palabras: “Gracias por compartir esto conmigo, por decir lo que dijiste y tener la valentía para decirlo en esta reunión”. Ella se dio cuenta del valor de su testimonio: “Conmigo no podrán decir que estoy discriminando a los homosexuales, porque ellos saben muy bien que estuve en la misma situación que ellos están ahora; saben que yo estaba atrapada en la misma lucha carnal, pero ahora soy libre”.

No se puede ser cristiano y homosexual a la vez
En el templo al que acude, se canta una canción que proclama: “El Señor está en este lugar, ¡oh, alma mía! Él está en este lugar”. No hace referencia al edificio, sino al alma: “Hoy puedo decir que Cristo vino y llenó este lugar vacío, porque quien no tiene a Cristo en su vida, tiene un lugar vacío –explica Charlenne. Cristo es un caballero, Él no va a entrar en tu vida si no lo invitas. Pero sólo entra a lugares limpios. Hay gays y lesbianas que creen que se puede ser homosexual y cristiano al mismo tiempo. Pero esto es una mentira del demonio para tener a la gente atrapada. El Señor me ha enviado a denunciar esta mentira. Cristo y la oscuridad no pueden vivir juntos”.

El demonio usa otra mentira para tener atados y bien atados a los homosexuales. Es el hecho de no poder cambiar y abandonar esa situación que tantísimo dolor les produce: “Tú no puedes cambiar. Nunca vas a cambiar porque has sido gay y vivido como gay más de treinta años”. 

Pero como aclara la exlesbiana: “Yo soy una evidencia de que el Espíritu Santo puede cambiarte si tú le das todo tu corazón. Cuando ores, ora para que Dios venga y cambie todo tu corazón, no sólo para que te quite el deseo homosexual. Esto no funciona así. Tienes que entregarte completamente. Así Él obrará en ti”.

Tengo una paz que los demás no tienen
Al poco de su salida del armario cristiano, una mujer le escribió: “Estás muy equivocada, te aplaudo por los cambios que has hecho en tu vida, pero creo que Dios me ama tal y como soy”. Charlene le contestó: “Estoy de acuerdo contigo, Dios te ama” pero también sabes que eres una pecadora: “Dios te ama como eres, pero espera que lo ames así, como Él es: santo y sagrado. Dios ha creado su orden y nos guste o no es Su orden. Él está esperando que le amemos como Él es y cuando lo elijas, porque nos dio libertad para elegir, elije amar a Dios tal y como Él es, y simplemente sigue su orden y su palabra. Entonces, Él entrará en tu vida y te cambiará, te dará paz y regocijo. Eso es lo que yo tengo y la gente no entiende. Una paz que no tenía antes y que la gente que conozco quiere tener”.


Salir del lesbianismo
La directora de Venus puso su propio testimonio en la portada de la revista: “Recibí cartas de lectores muy enfadados. Recuerdo la de una mujer que me decía que cómo podía hacer esto a nuestra comunidad”. Sin embargo, dos años más tarde, la misma mujer le escribió y le dijo: “Nunca imaginé que un día te iba a escribir para decirte que he salido del lesbianismo y decidido entregar mi vida a Jesús”.


Un decálogo para iniciar el cambio
Charlene Cothran ha redactado un decálogo titulado “Redímete. 10 formas de salir de la vida gay, si quieres salir” . Es todo un itinerario de salvación. Se resume en lo siguiente:

1) Establecer y aceptar para uno mismo que la Palabra de Dios es cierta tal cual fue dicha

2) Buscar la verdad en las escrituras acerca de la homosexualidad

3) No rechazar la llamada de Dios en tu vida

4) Saber con certeza que eres amado por Dios

5) Decir sí

6) Hacer real tu salvación, no ocultarla, pues con ello el enemigo intentará que vuelvas a tu antigua vida

7) Experimenta el paraíso AHORA

8) Camina con cuidado para mantener el espíritu limpio y fresco

9) Haz amistad con personas creyentes, siempre hay gente que está dispuesta caminar con nosotros

10) Estate en contacto con la revista y compártenos tu testimonio.

Nueva red social católica

De Sudáfrica al mundo 

AwestruckGlobal, una nueva red social católica que saca partido a la tecnología 

Actualizado 25 enero 2013 

RomeReports / ReL 

Además de Facebook o MySpace, existen redes sociales para usuarios especializados: por ejemplo, para apasionados de las motos, para amantes de los perros, e incluso, para quienes buscan una casa en el extranjero.  

Por eso, no es de extrañar que haya también una red social para católicos. Se llama Awestruck (www.awestruckglobal.com) y ya conecta a miles de usuarios en todo el mundo. 

Norman Servais, director Creativo de Awestruck explica que “es para católicos que quieren estar conectados de un modo diferente. Católicos a los que les gusta la idea de tener algo parecido a Facebook, pero sin publicidad y con un contenido acorde con la identidad cristiana”. 

Sus autores proponen una especia de Facebook católico. O sea, sin publicidad y con contenidos no ofensivos. Pero sin renunciar a la creatividad. 

“Dijimos: ´Vamos a ser creativos. Vamos a hacer una plataforma que reúna vídeos, un espacio muy social que permita a los católicos comunicarse de un modo nuevo´. Nos dijimos ´Vamos a explorar y sacar partido a las oportunidades que nos ofrece la tecnología´”, explica Servais. 

No es una casualidad que el proyecto haya nacido en Sudáfrica, un país en el que los católicos son minoría. 

“El problema que tenemos en Sudáfrica, donde los católicos somos sólo el 7%, es que nos sentimos un poco aislados. Por eso, buscábamos nuevos modos de que se escuche nuestra voz, ya que no tenemos sitio en las televisiones nacionales y no es fácil encontrar contenidos católicos”, afirma el director de Awestruck. 

Entre los usuarios hay bloggers, amas de casa, parroquias, iniciativas de caridad y medios de comunicación. El mapa crece día a día. Y sus creadores sueñan que pronto se apunte también Benedicto XVI. Si ya está en Twitter, no sería extraño que estuviera también en Awestruck. 

Una vida de terribles padecimientos

Ocho siglos después puede haber llegado el milagro de la Beata Margarita, ciega, coja y jorobada 

Hace un año la vida de un niño y la fe de su familia, que no eran católicos, cambiaron por su intercesión. 

Actualizado 23 enero 2013 

C.L. / ReL 

Un día de 2011 Marilyn Pinkerton recibió una noticia muy dura: su nieto Nicholas padecía el llamado síndrome de uña-rótula, una rara enfermedad genética con manifestación en los codos y las rodillas y frecuentes derivaciones de afectación grave en ojos o riñones durante el crecimiento. En el caso de este pequeño, la carencia de rótulas hizo pensar a los médicos que nunca podría andar.

Marilyn no era católica, pero cercana a su casa -vive en California- estaban las hermanas carmelitas de Alhambra, una comunidad que ejerce su apostolado en la archidiócesis de Los Ángeles. Angustiada, la abuela acudió a desahogarse con ellas, y las monjas le sugirieron que rezase a laBeata Margarita de Castello, una religiosa italiana que vivió entre 1287 y 1320 y es venerada como patrona de los niños con discapacidades. Tiene muchos devotos en Estados Unidos, pues tiene dedicado un santuario en Ohio.

Cada día, pues, Marilyn empezó a acudir a misa al convento carmelita. No comulgaba, pero no dejaba de pedirle a la Virgen María y a la Beata Margarita: «Por favor, ayudadle a crecer. Por favor, ayudadle«.

Y, como cuenta Jim Graves para National Catholic Register, las oraciones comenzaron a tener efecto: «A medida que yo perseveraba en mi oración, Nicholas mejoraba cada vez más«, explica Marilyn. En concreto, la curvatura de sus codos, que le forzaban las manos hacia los hombros.

Pero el cambio más impresionante estaba por llegar. A finales de marzo de 2012, los médicos que cuidaban a Nicholas descubrieron que sí tenía rótulas. Y hoy el pequeño anda y corre como un niño cualquiera de su edad.

«Es nuestro niño milagro», proclama, feliz, su abuela: «Ha desafiado todas las previsiones sobre lo que se pensaba que sería capaz de hacer». Y ella y toda la familia supieron agradecer lo que interpretan sin duda como una intervención sobrenatural. En la Pascua del año pasado, Marilyn, su marido y su hija (la madre de Nicholas) ingresaron en la Iglesia católica. Su nueva fe les ha dado «mucha fuerza».

Y siguen rezando a la Beata Margarita: «Ella sufrió muchas discapacidades, pero a pesar de todo tenía una fe muy grande. Rezo para tenerla tan grande como ella«.

La iconografía antigua y moderna de la Beata Margarita de Castello no oculta las deformidades que afearon su cuerpo y embellecieron su alma.
La iconografía antigua y moderna de la Beata Margarita de Castello no oculta las deformidades que afearon su cuerpo y embellecieron su alma.

Ciega, coja, jorobada, encerrada, abandonada…

¿Puede ser éste el milagro -si así es reconocido tras el estudio en curso- que canonice a esa joven italiana de la Edad Media, beatificada en 1609 por el Papa Pablo V después de que se acreditaran más de doscientos milagros por su intercesión?

Culminaría así, desde luego, la entronización ante los fieles de la Iglesia universal de una laica dominica cuya vida fue un constante martirio. Nacióciega, coja y jorobada. Sus padres, nobles de un castillo del sureste de Florencia, la encerraron en él hasta los 14 años para que nadie la viese, y sólo le permitían asistir a misa en su propia casa y recibir la comunión. 

Cuando cumplió esa edad la llevaron a Città di Castello, en la provincia de Perugia, donde se decía que Fray Giacomo, un fraile ya fallecido, hacía milagros a quien los pedía en su tumba. Los padres de Margarita rezaron por que su hija se recuperase de sus terribles males, pero como eso no sucedió, la abandonaron.

La joven tuvo que vivir de la limosna y de la ayuda que le prestaban algunas familias que la acogieron. Finalmente se quedó en un convento, donde fue admitida como laica dominica. Allí se dedicó a ayudar a los pobres, a una intensa penitencia que se añadía a sus sufrimientos corporales, y a una intensa oración y devoción (¿quizá por el amor que a ella le había faltado?) a la Sagrada Familia.

El cadáver incorrupto de la beata.
El cadáver incorrupto de la beata.

Cuando murió, con fama de santidad, a los 33 años, fue enterrada en la iglesia de Santo Domingo de Città di Castello. Era lo que pedía el pueblo, aunque los frailes se negaban. Pero durante su funeral tuvo lugar la curación milagrosa de una niña paralítica, y acabaron cediendo. En 1558, al ir a trasladarse los restos, se encontró elcadáver incorrupto, lo cual aceleró la decisión de la Santa Sede de llevar a los altares a quien era ya venerada por los fieles de la Umbria desde hacía dos siglos.


Un proceso en marcha
En cuanto a su canonización, en febrero de 2011 el postulador de la causa, Francesco Ricci, O.P., en carta a una de las devotas de la Beata, recordó algunos de los últimos pasos dados, entre ellos el estudio realizado en 1999 sobre sus restos mortales para certificar de nuevo su incorrupción.

Sobre la Beata Margarita hay una película, Little Margaret, interpretada por Lucia Puccia y basada en biografías escritas en 1325 y 1335 que reflejan tanto su determinación de carácter como su bondad. Nunca se quejó de nada, nunca reprochó nada a nadie, y consagró su vida a atender a quienes consideraba que estaban en una situación peor que la suya.

Como todos aquellos que siguen acudiendo a su intercesión, y más que lo harán en el futuro si las locas carreras de Nicholas por el jardín de su casa sirven de prueba para canonizarla.

Un doctor santo y emocionante

El médico José Moscati llega a los cines españoles: «la caridad, no la ciencia, cambia el mundo» 

Actualizado 17 enero 2013 

P.J. Ginés/ReL 

moscati17081423_2Se estrena en España este viernes 18 de enero el emocionante biopic de 2 horas sobre la vida del doctor Moscati (para la Iglesia, San José Moscati) un médico italiano que se volcó en el servicio a los pobres en el Nápoles de 1900 con las herramientas (no muy abundantes) de la medicina de su época y con un lema: “no es la ciencia, sino la caridad lo que cambia el mundo”

Está dirigida por Giacomo Campioti, un veterano de las miniseries italianas de Lux Vide, que viene del mundo del teatro y con un gusto especial para el vestuario (su “Doctor Zhivago” de 2003 fue nominada a los premios BAFTA británicos por vestuario, dirección y mejor película). A España llega de la mano de la imprescincible EDreams Factory.

Moscati es un médico joven que trabaja en «el hospital de los incurables» y que va mucho más allá de lo que la profesionalidad pide de él: se vuelca en los pobres, visita sus casas, les ayuda a su supervivencia más básica… Y su trabajo con los más miserables contrasta con su relación con la joven aristócrata Elena, que hará replantearse a Giuseppe su futuro y su camino. 

Como suele suceder con los biopics europeos de grandes personajes, es recomendable ir a verla este fin de semana de estreno, porque no permanecen mucho tiempo en cartelera y es la mejor forma de apoyar un cine que narre los testimonios positivos de grandes hombres y mujeres de nuestra historia.

Se estrena en 24 cines de 18 ciudades españolas: Madrid (Paz, Artesiete), Alcalá (La Dehesa), Barcelona (Alexandra), Almería (El Egido-Copo), Mieres (Artesiete), Cádiz (Centro y Sanlucar), en el Artesiete de Canarias, el Odeón del Ferrol, el Odeón de Gerona, el Odeón de León, Granada (Centro), Huelva (Punta Umbría), Huesca (Cinemundo), Lérida (Funatic y Rambla), Málaga, Sevilla (Bormujos, Montequinto), Dos Hermanas), Talavera, Onteniente (Teler) y Valladolid (Broadway). 

Una web sobre el santo, de diseño anticuado pero muy completa en español, es: 
http://www.moscati.it/Esp.html  

 

 

 

Una experiencia mística de Dios

Ingeniero informático, triunfador pero vacío 

Era judío ortodoxo, tuvo una experiencia mística de Dios, soñó con la Virgen y leyó a Santa Teresa 

Roy H. Schoeman vivía el éxito profesional alejado de Dios cuando tuvo una experiencia mística paseando por la playa. El cristianismo vino luego. 

Actualizado 18 enero 2013 

ReL / Primera Luz 

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Roy H. Schoeman es un ingeniero informático de origen judío ortodoxo que ha contado su asombrosa conversión al catolicismo en diversas ocasiones. Publicamos aquí su testimonio prácticamente tal como aparece en la web «Primera Luz», y puede encontrarse más detallado en inglés en su propia web Salvationisfromthejews.com

Un judío en Nueva York
«Crecí como judío en un barrio de clase media en la ciudad de New York, hijo de refugiados judíos que habían huido de Alemania a los inicios del régimen de Hitler. 

 

»Mis padres eran activos en la congregación judía «conservadora» local, y para el promedio americano, tuve una educación judía bastante religiosa. Asistí a estudios de religión después de la escuela, desde el primer grado hasta que llegué a la universidad. Tuve mi Bar Mitzvah, y con frecuencia, aunque no siempre, asistía a los servicios del Sabbath y a las fiestas religiosas judías.

Rabinos místicos

»Crecí en contacto con rabinos extraordinarios, a quienes Dios me dio para mi formación religiosa, y hasta tuve que debatir si yo tenía vocación religiosa. 

 

»El verano al final de mis estudios secundarios, antes de comenzar la universidad, lo paséviajando por todo Israel, con un rabino hasídico carismático y «místico», el rabino Shlomó Carlebach, quien todas las noches ofrecía un concierto, que era en realidad una estática sesión de alabanza hasídica. 

 

»Por un tiempo pensé quedarme en Israel para estudiar en alguna de las yeshivas (escuelas de religión) ultra ortodoxas que allí existen y que constituyen lo más cercano del judaísmo a la «vida religiosa», pero regresé para iniciar mis estudios en M.I.T. [Massachusetts Institue of Technology] en matemáticas e informática. 

Universidad sin fe ni pureza

»En la universidad traté de preservar mi fervor religioso, y me mantuve activo en una congregación hasídica local, pero pronto caí en la moral y mentalidad más típica de M.I.T. Existe una estrecha relación entre la pureza de mente y de conducta, y la intimidad con Dios. Aunque al principio Él no sea estricto en sus reglas, más tarde o más temprano, no puede esperarse que se mantenga la intimidad, si no se juega según sus reglas. A medida que abandoné sus reglas, perdí la intimidad con Él

 

»Al final de la universidad, el placer de la oración no era más que una memoria abstracta, yme había imbuido en los caminos del mundo. Después de algunos años diseñando sistemas de computadoras (ordenadores), decidí asistir a la Escuela de Negocios de Harvard para estudiar una maestría en Administración de Empresas (MBA). Como resultado de un trabajo excepcional, se me invitó a formar parte de la facultad, a la vez que continuaba mis estudios hacia un doctorado, en preparación a una carrera en la enseñanza universitaria.


Éxito mundano, vacío interior

»Al perder contacto con Dios, también perdí el sentido de propósito y dirección en mi vida. Yo seleccionaba el sendero de menor resistencia, que, a los ojos del mundo, constituía el éxito. Estar en la facultad de la Escuela de Negocios de Harvard a los treinta años era casi un éxito. 

 

»Sin embargo, a medida que completaba cada meta, me enfrentaba a un sentimiento cada vez más profundo de vacío, de falta de sentido en los éxitos. Ya para ese entonces, después de unos cuatro años enseñando en Harvard, me sentía deprimido interiormente y con una gran falta de sentido en mi vida, rayando en la desesperación. 

 

»Yo no era el único que me sentía así. Un colega en la facultad me confió que, al día siguiente del día en que su cátedra se convirtió permanente, después de una década de esfuerzos, casi renunció, abrumado por el sentimiento de vacío y la falta de sentido en todo por lo tanto había luchado. 

 

»Hacía mucho tiempo que había abandonado la vida de oración y mi consuelo mayor durante este periodo consistía en largas caminatas solitarias entre la naturaleza. Fue en una de estas caminatas que recibí una de las gracias más singulares de mi vida.

Una experiencia ante Dios

»Era temprano en una mañana a principios de junio, junto al mar en Cape Cod, en las dunas entre Provincetown y Truro, solitario, junto a las aves que cantaban antes de que el resto del mundo despertara, cuando, por falta de mejores palabras, «caí en el cielo». 

 

»Me sentí, casi consciente y físicamente, en la presencia de Dios. Vi pasar mi vida frente a mí, viéndola como si estuviera repasándola en la presencia de Dios después de la muerte. 

»Vi todo lo que me agradaría y todo lo que me pesaría. Me di cuenta, en un instante, que el significado y el propósito de mi vida era amar y servir a mi Señor y Dios. 

 

»Vi cómo Su amor me rodeaba y me sostenía en cada momento de mi existencia. Vi cómotodo lo que hacía tenía un contenido moral, para bien o para mal, y cómo todo contaba mucho más de lo que jamás pude imaginar. 

»Vi cómo todo lo que me había acontecido en mi vida había sido lo más perfecto que podía haberse preparado para mi bien, por un Dios que era todo bueno, todo amor, y especialmente aquellas cosas que me habían causado más sufrimiento cuando sucedieron. 

 

»Vi que los dos pesares mayores al momento de mi muerte serían, todo el tiempo y la energía desperdiciada preocupándome porque nadie me quería, cuando en cada momento de mi existencia me encontraba en medio del inimaginable, inmenso mar del amor de Dios; y cada una de las horas desperdiciadas, sin hacer nada de valor a los ojos de Dios

 

»La respuesta a cualquier pregunta que me surgía era respondida instantáneamente. Es más, no podía preguntarme nada sin que ya no supiera la respuesta, con una excepción de gran importancia: el nombre del Dios que se me revelaba como el significado y propósito de mi vida. No pensaba en él como el Dios del Viejo Testamento, a quien llevaba en mi imaginación desde mi infancia.

Dios, ¿cómo te llamas? ¡Que no sea Jesús!

»Oré para que Dios me revelara su nombre, para saber qué religión debía seguir, para poder adorarlo debidamente. Recuerdo haber rezado diciendo: «Permíteme conocer tu nombre – no me importa si eres Buda, y tengo que hacerme budista; no me importa si eres Apolo, y tengo que convertirme en un pagano romano; no me importa si eres Krishna y tengo que convertirme en Hindú;¡mientras que no seas Cristo y tenga que volverme cristiano!»

 

»Esta profunda resistencia al cristianismo se basaba en un sentimiento de que el cristianismo era el «enemigo», la perversión del judaísmo que había sido la fuente de dos mil años de sufrimiento para los judíos. Dios, que se había revelado a mí en la playa, también había escuchado mi rechazo de conocerlo, y había respetado mi decisión. De modo que no recibí respuesta alguna a mi pregunta.

 

»Volví a mi casa en Cambridge y a mi vida ordinaria. Sin embargo, todo había cambiado. Pasaba todas mis horas libres en búsqueda de este Dios, en silencio en medio de la naturaleza, leyendo, y preguntando a otros sobre estas experiencias místicas. 

 

»Como me encontraba en Cambridge, en la década de 1980, era inevitable el seguir algunas de las sendas de la Nueva Era, y terminaba leyendo mayormente escritos espirituales hindúes y budistas

Una santa española

»Sin embargo, un día, caminando en la plaza de Harvard, me llamó la atención la cubierta de un libro en la vitrina de una tienda. Sin saber nada del libro, ni de su autor, compré «El Castillo Interior» de Santa Teresa de Ávila. Lo devoré, encontrando un gran alimento espiritual en su interior, pero todavía no creía en las alegaciones del cristianismo.

 

»Continué en esta trayectoria ecléctica, indiscriminatoria, por exactamente un año. El día exacto en que se cumplió un año de mi experiencia en la playa, recibí la segunda gracia extraordinaria de mi vida. 

 

»Admito con franqueza que, en todos los aspectos exteriores, lo que sucedió fue un sueño. No obstante, cuando me quedé dormido sabía muy poco de, ni tenía ninguna simpatía especial por, el cristianismo, ni ninguno de sus aspectos. Sin embargo, cuando desperté, me sentía completamente enamorado de la Santísima Virgen María, y no deseaba más nada que volverme tan totalmente cristiano como pudiera. 

Entrevista con la joven más bella

»En el «sueño», fui conducido a una habitación y se me concedió una audiencia con la joven más bella que jamás podía haber imaginado. Sin mediar palabra, sabía que era la Santísima Virgen María. Ella estuvo de acuerdo en contestar cualquier pregunta que le hiciera, y recuerdo que me encontraba allí, barajando varias posibles preguntas en mi mente, y haciéndole cuatro o cinco de ellas. Me las contestó, y entonces me habló por varios minutos, y entonces terminó la audiencia. 

 

»Mi experiencia de lo sucedido, y mis recuerdos, son de algo sucedido completamente despierto. Recuerdo todos los detalles, incluyendo naturalmente, las preguntas y las respuestas, pero todo palidece en comparación al aspecto más importante de esta experiencia: el éxtasis de estar en su presencia, en la pureza e intensidad de su amor.

 

»Cuando desperté, como ya mencioné, me sentía completamente enamorado de la Santísima Virgen María y sabía que el Dios que se me había revelado en la playa era Cristo. Todavía no sabía casi nada del cristianismo, y no tenía ni idea de la diferencia entre protestantes y católicos

 

»Mi primera incursión en el cristianismo fue en una iglesia protestante, pero cuando toqué el tema de María con el pastor, su rechazo me hizo decir: ¡me voy de aquí! 

Deseo de comulgar

»Mientras tanto, mi amor por María me inspiraba a pasar el tiempo en santuarios marianos, especialmente los de Nuestra Señora de La Salette (en el de Ipswich, Massachusetts, y en el de la aparición original, en los Alpes franceses) . Me encontré, sin anticiparlo, con frecuencia presente en misas, y aunque todavía no creía en la iglesia católica, sentía un intenso deseo de recibir la Comunión

 

»Cuando me acerqué por primera vez a un sacerdote y le pedí que me bautizara, todavía no tenía ninguna creencia católica. «¿Por qué quieres ser bautizado?» Molesto, contesté: «¡porque quiero recibir la Comunión y ustedes no me dejan, si no estoy bautizado!» Pensé que me agarraría de la oreja y me echaría de allí; pero por el contrario, me dijo: ¡Ajá, ése es el Espíritu Santo, que está trabajando en ti!»

María y la Eucaristía, una brújula

»Todavía tuve que esperar varios años y madurar en mi fe antes del bautismo, pero mi amor a María y mi sed por la Eucaristía me guiaron, como una brújula, hacia mi meta. Le estoy infinitamente agradecido a Dios por mi conversión y le estoy infinitamente agradecido por las personas que ha puesto en mi camino». 

 

Roy Schoeman tiene vídeos de su testimonio y sus enseñanzas como católico traducidas al español aquí:

www.salvationisfromthejews.com/spanishvideo.html  

 

 

Retó a Dios y fue visitado por la Virgen y la Santísima Trinidad

Historia de una conversión 

John C. Wright: un ateo que retó a Dios y fue visitado por la Virgen y la Santísima Trinidad 

«Mi reciente conversión al cristianismo fue un milagro, causada por una revelación sobrenatural y que salvó mi vida», explica. Ocho años después, continúa escribiendo novelas. 

Actualizado 13 septiembre 2011 

Pablo Ginés/ReL

160px-John_C_WrightJohn C. Wright, casado y con tres hijos pequeños, paga las facturas escribiendo manuales de informática, pero tiene bastantes fans como escritor de ciencia ficción. Su trilogía de «La edad dorada» está publicada en español por Bibliópolis, y Bereniceha publicado en nuestra lengua (con una traducción muy mala) sus dos novelas de fantasía de la serie La Guerra de los Mundos (El último guardián de Everness y Las nieblas de Everness).

Wright nació en 1961 y tuvo una juventud «introvertida, llena de libros, irreligiosa, nada atlética». Sus padres eran luteranos, pero dejaron de llevarle a la iglesia cuando él tenía 7 años, y sólo mantenían un cierto cristianismo cultural.

«Por muchos años he sido ateo, y un ateo vehemente, argumentativo y proselitista; no veía ninguna otra posibilidad para un pensador lógico», explicó en una entrevista en MostlyFiction.com.

En su blog, en septiembre de 2011, añadía: «yo era un campeón del ateísmo que daba argumentos a su favor tan convincentes que tres de mis amigos dejaron sus creencias religiosas debido a mi capacidad de persuasión, y mi padre dejó de ir a la iglesia«.

«Mi reciente conversión al cristianismo fue un milagro, causada por una revelación sobrenatural, que satisfizo mi escepticismo en ese área y salvó mi vida. Para mi sorpresa, descubrí que sigo siendo un pensador perfectamente lógico. Sostengo que es insuficiente afirmar que puesto que el razonamiento humano no encuentra evidencia de un Ser Divino, tal ser no existe. La conclusión adecuada sería que los humanos, sin la asistencia e intervención de un ser divino, no pueden llegar a conocerle: una conclusión que creo que hasta los ateos admitirán», añade.

Ateos: equivocados en todo menos en religión
En noviembre de 2003, con 42 años y después de muchos años de debate con amigos ateos, Wright llegó a una conclusión: excepto en lo relativo a lo sobrenatural y la existencia de Dios, «mis colegas ateos se equivocaban de forma horriblemente cómica en cualquier punto básico de filosofía, ética y lógica, mientras que mis odiados enemigos cristianos tenían razón». Menos en lo referente a Dios y la religión.

«Siendo un filósofo, no un pedante, sometí el asunto a una prueba empírica. Por primera vez en mi vida recé. Dije: Querido Dios, no hay forma lógica en que puedas existir, e incluso si aparecieses ante mí en carne y hueso, te consideraría una alucinación. No se me ocurre ninguna forma o evidencia, no importa lo clara que sea, para que me demuestres tu existencia. Pero los cristianos dicen que eres benevolente, que mi falta de creencia en ti me condenará inevitablemente. Si, como dicen, te importa si me condeno o no, y si, como dicen, eres sabio y todopoderoso, puedes demostrármelo aunque sé que es algo lógicamente imposible. Gracias por adelantado por cooperar en este asunto. John C. Wright.»

Pasaron tres días. Wright estaba tranquilo y satisfecho de ser «lógico, objetivo y de mente abierta». Y sucedió. En sus palabras:

«Sin aviso previo, tuve un ataque al corazón, y caí al suelo, gritando y moribundo. Entonces, me salvé de una muerte cierta sanado por fe («by faith-healing»). Tras lo cual, sentí que el Espíritu Santo entraba en mi cuerpo, tras lo cual, inmediatamente fui consciente de mi alma, una parte de mi que hasta entonces pensaba que no existía. Me visitó la Virgen María, su Hijo, Su Padre, por no mencionar otros varios espíritus durante varios días, incluyendo periodos deéxtasis divino y una conciencia de la unidad mística del universo…»

Y continúa:

«Y una semana o así después de eso, tuve una experiencia religiosa en la que entré en la mente de Dios y vi la indescriptible simplicidad y complejidad, amor, humor y majestad de Su pensamiento, y entendí el gozo más allá de toda comprensión y entendí la unidad que subyace en todas las cosas, y la paradoja del determinismo y la libre voluntad me quedó clara, así como la naturaleza sinfónica de la profecía. Se me mostró la estructura del tiempo y del espacio.»

«Y entonces Cristo en una visión me dijo que Él sería mi juez, y que Dios no juzga al hombre. Se lo expliqué a mi esposa. Y un mes después, mientras por primera vez leía la Biblia -más allá del mínimo indispensable de la escuela- encontré el párrafo de Juan (Juan 5,22), que nunca había visto antes, que ningún cristiano nunca me mencionó, donde dice eso mismo con esas palabras. Y después he visto como una o dos docenas de oraciones eran respondidas de forma milagrosa, tanto que ahora me parece una rutina normal, más que un acto extraordinario de la fe».

En diciembre de 2006, también en su blog, Wright describía así su experiencia, detallando algo más su encuentro con la Virgen:

«Lo que vi fue tan simple como el amor mismo, e igual de misterioso. No fue una vaga luz o sensación difusa la que encontré, sino personas con las que hablé, un espíritu, un apóstol, la Señora, el Paráclito, el Mesías, y el Padre. El Espíritu Santo entró en mi alma, le sentí hacerlo, y algo cambió dentro de mí: la gracia fue vertida en mí como en una pequeña copa, vino alquímico que convierte el latón en oro.

Media docena de experiencias místicas
Debería decir “experiencias”, en plural. No una, sino seis, en un lapso de meses, y que continúan hasta hoy. He visto visiones y experimentado milagros, he visto oraciones respondidas y ocurrir cosas aún más extrañas. Un único evento sobrenatural sería suficiente para convencer a un ateo honesto acerca de la existencia de algo en el universo que no encajaría en el modelo materialista, científico. Yo he tenido media docena de tales experiencias, cada una diferente en naturaleza, duración y tipo respecta de las otras: una vergüenza de evidencia; abrumadora; definitiva. No encontré a un dios genérico, el dios de los filósofos, o algún Ser de Luz de la New Age. Encontré a tres personas de la Trinidad, una tras otra.

Y María. Hablé con ella. Desearía poder hablaros de su ternurasu simple y llana bondad de corazón. Ella está más alto ahora que cualquier reina, y vive donde el gozo vive siempre, y espíritus luminosos la rodean como velas votivas, pero desearía poder hacer algo, cualquier cosa para deshacer los dolores que conoció en vida. Pobre mujer. Pobre, pobre mujer. Si esto fue todo una alucinación, si fue todo locura, de verdad que aún así la creería, sólo por la ínfima posibilidad de verla nuevamente en el cielo, y sostener su mano nuevamente. Sus manos eran las manos callosas de una esclava.»

Y en distintos puntos de su blog advierte que «no puedo decir más que lo que he dicho; se me pidió que no lo hiciera; quizá ya he revelado más de lo que debía».

Sin renunciar a la razón y la filosofía
¿Qué pasa cuando un hombre que se considera lógico y racionalista, capaz de sentarse y llevar ideas lógicas a grandes distancias como para escribir ambiciosas historias de ciencia ficción, con trabajadas argumentaciones, descubre a Dios por pura gracia mística?

Una tentación es caer en el fideísmo y despreciar el pensamiento racional. Pero Wright descubrió que en el catolicismo la razón y la lógica es apreciada, y que solo los fundamentalistas (ateos o cristianos) la desprecian.

«El cristianismo resulta ser una mejor filosofía que la filosofía misma. Es una visión del mundo racional, auto consistente y significativa, una que promueve la virtud y la honestidad, y al mismo tiempo una actitud filosófica hacia el sufrimiento. La filosofía pagana, como la de Aristóteles y Platón, llamaba a los hombres a vivir y morir como hombres con un alma grande, como estoicos, y a vivir honesta y honorablemente, sin temor: pero su mundo era tal que incluso Aquiles era una sombra en el hades, su universo, uno donde el temor es racional, pues el motor inmóvil no se moverá para salvarte. El estoicismo, la doctrina de Epicteto y Marco Aurelio, Séneca y Cicerón, explica lógicamente por qué es mejor vivir una vida según la Naturaleza, pero no dota al alma con las armas necesarias para hacerlo. La filosofía moderna, las especulaciones y devaneos de Rousseau, Nietzsche, Sartre, Marx, Russell, Wittgenstein, es basura, y un niño de escuela puede detectar las contradicciones, inhumanidades, y patentes absurdos en su trabajo. El cristianismo hace todo lo que estos pensadores se proponen hacer, y además te entrega las catedrales y la Pasión de San Juan, la Navidad y John Milton.»

«La religión cristiana pone un énfasis en la razón que otras religiones, salvo el judaísmo, no comparten, o no al mismo nivel. Ninguna de ellas menciona el LOGOS, el principio racional, la palabra, emanada directamente del Padre. La encarnación hace del Dios cristiano más humano y humanitario que el Dios que vemos en el Antiguo Testamento o en el Corán. El Dios de la trinidad no está solo.»

Niños, ciencia y libertad
«El cristianismo parece ajustarse más al modo en que la vida humana realmente es, comparado con otras religiones, al menos en mi humilde apreciación. Hay una preocupación y amor por los niños que no he notado en otras religiones, una santidad hacia el matrimonio, una preocupación por la vida humana, una preocupación por la monogamia, por el valor individual, más central a la tradición cristiana que a la tradición de otras religiones. La cristiandad barrió la esclavitud en el mundo, la cristiandad inventó la ciencia [lo argumenta con clérigos como Copérnico, Mendel, Lemaitre, Alberto Magno, Roger Bacon, Pierre Gassendi, Boskovich, Marin Mersenne, Grimaldi, Oresmes, Buridan, Grosatesta, Clavius, Nicolas Stenon, Atanasius Kircher y laicos católicos como Galileo, Descartes, Pasteur, Pascal, Ampère, Coulomb, Fermat, Lavoisier, Volta, Cauchy y Pierre Duhem]. Si el cristianismo fuera enemigo de la ciencia, occidente sería la más atrasada de las potencias tecnológicas, y los chinos, siguiendo al pragmático y mundano Confucio, serían los líderes.»

En cuanto a los argumentos con los que amigos o conocidos ateos respondieron a su testimonio, quedó defraudado. «Yo era uno de vosotros y era muy bueno en mi trabajo, y me avergonzáis con la debilidad y tontuna de vuestros intentos en algo que antes yo hacía tan bien», responde en su blog a algunos comentarios.

«El argumento de que los milagros son increibles porque no se pueden creer, incluso si no fuese circular, es menos persuasivo de lo que parece a primera vista, sobre todo cuando se lo dices a un escéptico que sin embargo es testigo de varios milagros, oraciones respondidas, visiones, experiencias religiosas, conocimiento de hechos antes de que sucedan, etc… Obviamente, yo que he visto milagros ex postiori, no puedo adoptar a priori la postura de que los milagros no pueden existir, no sin perder mi integridad como filósofo o mi honor como hombre».

Preparando un libro
Han pasado casi 8 años desde su experiencia mística y su curación milagrosa del ataque de corazón. Wright sigue escribiendo novelas de ciencia ficción (y manuales de informática). Pero ha firmado con una editorial el proyecto de un libro de apologética cristiana. «Mi plan es que cada capítulo vaya alternando cartas que mi antiguo yo escribe a mi yo actual, y viceversa; así se desarrolla un diálogo entre las ideas teístas y ateas sin que interfiera la personalidad del filósofo, que en este caso es la misma. Por ahora se titula: «Cartas del mañana

 

 

 

«Santa Bárbara» película de gran éxito en Italia

Gran éxito en Italia

«Santa Bárbara», gran película sobre la bellísima mártir cristiana decapitada por su propio padre

Se estrenó en la RAI 1 en diciembre y próximamente podrá verse también en otros países e idiomas.

Actualizado 19 enero 2013

ReL

12463_vanessa_hessler_es_santa_barbara_Según recoge la Enciclopedia Católica, «Bárbara era la hija de un rico pagano llamado Dióscoro. Fue cuidadosamente protegida por su padre, quien la mantuvo encerrada en una torre, a fin de protegerla del mundo exterior. Una propuesta de matrimonio recibida a través de él fue rechazada por ella. Antes de partir en un viaje, su padre ordenó que se erigiera un baño para el uso de ella cerca de su casa, y durante su ausencia, Bárbara hizo poner en él tres ventanas, como un símbolo de la Santísima Trinidad, en vez de las dos planeadas originalmente. Cuando su padre regresó, ella se dio a conocer como cristiana; a partir de esto él la maltrató y la arrastró hasta el prefecto de la provincia, Martiniano, quien la hizo torturar cruelmente, y finalmente la condenó a muerte por decapitación. Su mismo padre ejecutó la sentencia, pero en castigo por esto, fue fulminado por un rayo en el camino a su casa, y su cuerpo fue consumido«.

El pasado 4 de diciembre, festividad de la mártir, la RAI 1 estrenó en prime time la película de cien minutos Santa Bárbara, rodada en Túnez bajo la dirección de Carmine Elia y producida por Lux Vide, que ya ha llevado a la gran o pequeña pantalla otras vidas de santas.

El éxito ha sido notable y en breve podrá verse en otros países e idiomas. La bellísima Vanessa Hessler se hace enseguida con el papel de Santa Bárbara, de quien se dice que su padre la encerró en una torre porque tal era su hermosura que temía que los hombres la sedujeran si podían admirarla.

El film nos presenta a la joven en el año 288 d.C., en plena persecución de los cristianos. Es una gran estudiosa de la naturaleza y de la filosofía, hija del gobernador romano Dioscoro, interpretado por Massimo Wertmuller.

La trama se centra en las relaciones de Santa Barbara y su padre con el cruel prefecto Marciano y con el soldado Claudio. La chica está escandalizada ante el trato que se da a los cristianos, entre ellos su mejor amiga, Juliana, que antes de ser martirizada le confiesa su fe cristiana. Descubre luego que también lo era su madre, quien se había convertido poco antes de morir, siendo Bárbara pequeña.

Eso despierta en ella el interés por el cristianismo, hasta la conversión que la llevará al martirio. Santa Bárbara es una historia de fe, un drama familiar y también una escenificación de un momento decisivo de la historia: el tránsito de la Roma de las persecuciones a la que un cuarto de siglo después, con el edicto de Milán, garantizará la libertad de la Iglesia en todo el Imperio.

Tráiler de Santa Bárbara (tomado de Rome Reports)

Religious Freedom Day

Religious Freedom Day: pero qué bueno es el presidente Obama

Publicado por Jorge Enrique Mújica, LC

RELIGIOUS FREEDOMEl Obamacare, la imposición legislativa que obliga a que todos los empleadores paguen abortos, métodos anticonceptivos y esterilizaciones, como parte de los seguros médicos, entró en vigor en los Estados Unidos el pasado 1 de enero de 2013.

Es conocida la grandísima oposición que en torno a esta imposición legislativa han tenido que librar muchos ciudadanos estadounidenses (véase este enlace). Comento esto a raíz de lo que leo en elblog de Juan José García Noblejas: el presidente los Estados Unidos declaró el 16 de enero como «día de la libertad religiosa» («Religious Freedom Day»).

Como evidencia el autor de scriptor.org, trasluce un deje de astucia retórica por parte del presidente Hussein Obama que, a fin de cuentas, es una suerte de estrategia comunicativa para cambiar impresiones en torno a un tema hoy todavía candente: «Obama y su equipo de comunicación de la Casa Blanca probablemente pretenden contentar a todos, sabiendo que tal cosa no es posible. En este caso, porque la proclamada «libertad religiosa» no puede sustituirse sofística y astutamente por «libertad de culto»», apunta Noblejas.

Mientras tanto, no está por demás recordar la lucha que los obispos católicos de los Estados Unidos siguen motivando y manteniendo contra el tiránico pisoteo de un derecho humano fundamental que pisa el Obamacare: la libertad religiosa y de conciencia. Desde noviembre de 2012 disponen de la web http://firstamericanfreedom.com/ con la que tratan de seguir sensibilizando y suscitando la reflexión en torno a la arbitrariedad del presidente más abortista de la historia de los Estados Unidos.

 

***

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La experiencia de un doctor en el más allá

El paraíso es real: La experiencia de un doctor en el más allá

Cuando un neurocirujano se encontró a si mismo en estado de coma, experimentó cosas que nunca creyó posibles: un viaje al más allá.

por el Dr. Eben Alexander, The Daily Beast, 08 de Octubre 2012

Dr. Eben Alexander
Dr. Eben Alexander

Link al artículo completo “Heaven Is Real: A Doctor’s Experience With the Afterlife” de la revista Newsweek:
http://www.thedailybeast.com/newsweek/2012/10/07/proof-of-heaven-a-doctor-s-experience-with-the-afterlife.html

Como neurocirujano, yo no creía en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte. Hijo de un neurocirujano, crecí en un mundo científico. He seguido el camino de mi padre y me convertí en un neurocirujano académico, enseñando en Harvard Medical School y otras universidades. Entiendo lo que ocurre en el cerebro cuando las personas están a punto de morir, y siempre había creído que había una buena explicación científica para los viajes celestiales fuera del cuerpo, descritos por aquellos que escapaban a la muerte por poco.

El cerebro es un mecanismo sorprendentemente sofisticado pero extremadamente delicado. Si se reduce la cantidad de oxígeno que recibe, así sea la cantidad más pequeña, este reaccionará. No era una gran sorpresa que las personas que habían sufrido un traumatismo grave regresaran de sus experiencias con historias extrañas. Pero eso no significaba que habían viajado a algún lugar real.

Aunque me consideraba un creyente cristiano, era más de título que de creencia real. No me molestaban los que querían creer que Jesús era más que simplemente un buen hombre que había sufrido a manos del mundo. Simpatizaba profundamente con aquellos que querían creer que había un Dios en alguna parte ahí fuera que nos amaba incondicionalmente. De hecho, envidiaba a esas personas la seguridad que esas creencias sin duda les proporcionaban. Pero como científico, simplemente creía que era incorrecto creer en eso.

En el otoño de 2008, sin embargo, después de siete días en un estado de coma en el que se inactivó la parte humana de mi cerebro, el neocórtex, experimenté algo tan profundo que me dio una razón científica para creer en la conciencia después de la muerte.

Se cómo pronunciamientos como el mío les suenan a los escépticos, así que voy a contar mi historia con la lógica y el lenguaje del científico que soy.

Muy temprano por la mañana, hace cuatro años, me desperté con un dolor de cabeza muy intenso. En cuestión de horas, mi corteza entera – toda la parte del cerebro que controla el pensamiento y la emoción, y que en esencia que nos hace humanos – se había apagado. Los médicos del Hospital General de Lynchburg en Virginia, un hospital donde yo mismo trabajaba como neurocirujano, determinaron que de alguna manera había contraído una meningitis bacteriana muy poco frecuente que ataca sobre todo a los recién nacidos. Bacterias de e. coli habían penetrado en mi líquido cefalorraquídeo y estaban comiendo mi cerebro.

Cuando entré en la sala de emergencias aquella mañana, mis posibilidades de supervivencia en algo más que un estado vegetativo ya eran bajas. Pronto estas posibilidades cayeron a casi nulas. Durante siete días estuve en un coma profundo, mi cuerpo sin respuestas, mis funciones cerebrales superiores totalmente fuera de línea.

Luego, en la mañana de mi séptimo día en el hospital, mientras mis médicos consideraban si se suspendía el tratamiento, mis ojos se abrieron de golpe.

No hay una explicación científica para el hecho de que mientras mi cuerpo estaba en estado de coma, mi mente – mi conciencia, mi yo interior – estaba viva y bien. Mientras las neuronas de mi corteza cerebral fueron aturdidas hasta su total inactividad por las bacterias que las habían atacado, mi conciencia liberada del cerebro había viajado a una diferente y mayor dimensión del universo: una dimensión que nunca había soñado que podía existir, y que mi viejo yo previo al coma hubiera estado más que feliz explicando que se trataba de  una simple imposibilidad.
Pero esa dimensión, a grandes rasgos, la misma que describen incontables personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte u otros estados místicos, está allí. Existe, y lo que vi y aprendí allí me ha puesto literalmente en un mundo nuevo: un mundo en el que somos mucho más que nuestros cerebros y cuerpos, y donde la muerte no es el final de la conciencia, sino más bien un capítulo de un vasto e incalculablemente positivo viaje.
No soy la primera persona en tener evidencia de que la conciencia existe más allá del cuerpo. Breves y  maravillosos destellos de este reino son tan antiguos como la historia humana. Pero hasta donde yo sé, nadie antes que yo haya viajado alguna vez a esta dimensión (a), mientras su corteza estaba completamente apagada, y (b), mientras que su cuerpo estaba bajo observación médica al minuto, como lo estuvo mi cuerpo durante los siete días completos de mi estado de coma.
Todos los argumentos principales en contra de las experiencias cercanas a la muerte sugieren que estas experiencias son el resultado de un mínimo, transitorio, o parcial mal funcionamiento de la corteza cerebral. Sin embargo, mi experiencia cercana a la muerte no tuvo lugar mientras mi corteza estaba funcionando mal, sino mientras estaba simplemente apagada. Esto se desprende claramente de la gravedad y la duración de mi meningitis, y de la complicación cortical global documentada por los escaneos TC y exámenes neurológicos. Según el conocimiento médico actual sobre el cerebro y la mente, no hay absolutamente ninguna manera de que yo pudiera haber experimentado ni siquiera una conciencia débil y limitada durante mi tiempo en el estado de coma, y mucho menos la odisea híper vívida y completamente coherente que experimenté.
Me tomó meses aceptar lo que me pasó. No sólo la imposibilidad médica de que había estado consciente durante mi coma, pero más importante aún, las cosas que sucedieron durante ese tiempo. Hacia el comienzo de mi aventura, yo estaba en un lugar de nubes. Grandes, esponjosas, de color rosa-blanco, que se presentaron nítidamente en contraste con el  profundo cielo negro-azul.

Más alto que las nubes, inconmensurablemente más alto, una multitud de seres transparentes y brillantes se movían trazando arcos por el cielo, dejando largos trazos como serpentinas detrás de ellos.

¿Pájaros? ¿Ángeles? Estas palabras las registré más tarde, cuando estaba escribiendo mis recuerdos. Pero ninguna de estas palabras hace justicia a estos seres, que eran, sencillamente, diferentes a todo lo que he conocido en este planeta. Eran más avanzados. Formas superiores.

Un sonido, enorme y retumbante como un canto glorioso, descendió desde lo alto, y me pregunté si los seres alados lo estaban produciendo. Nuevamente, pensando en ello más tarde, se me ocurrió que la alegría de estas criaturas mientras volaban alto era tal, que tenían que emitir este sonido,  y que si la alegría no salía de ellos de esta manera entonces simplemente no serían capaces de contenerla. El sonido era palpable y casi material, como una lluvia que se puede sentir en tu piel, pero que no te moja.

Ver y escuchar no estaban separados en este lugar donde ahora estaba. Podía escuchar la belleza visual de los cuerpos plateados de esos seres brillantes que estaban arriba, y pude ver la perfección creciente, alegre de lo que cantaban. Parecía que no se podía ver o escuchar ninguna cosa en este mundo sin volverse parte de ella, sin unirse con ello de alguna forma misteriosa. Una vez más, desde mi perspectiva presente, me permito sugerir que no se podría mirar “hacia” nada en ese mundo en absoluto, porque la palabra «hacia» en sí misma implica una separación que allí no existía. Cada cosa era distinta, pero cada cosa era también una parte de todo lo demás, al igual que los diseños ricos y entremezclados en una alfombra persa … o en el ala de una mariposa.

Se vuelve más extraño aún. Durante la mayor parte de mi viaje, alguien más estaba conmigo. Una mujer. Ella era joven, y me acuerdo de cómo era en detalle. Tenía los pómulos altos y ojos profundamente azules. Trenzas doradas enmarcaban su hermoso rostro. La primera vez que la vi, estábamos juntos cabalgando sobre una superficie con un intrincado patrón, que después de un momento me di cuenta que era el ala de una mariposa. De hecho, millones de mariposas estaban alrededor de nosotros, enormes y agitadas olas de ellas, que se zambullían en un bosque y volvían de nuevo a nuestro alrededor. Era un río de vida y color, moviéndose a través del aire. La vestimenta de la mujer era simple, como la de un campesino, pero sus colores en polvo azul, índigo y pastel de naranja-durazno tenían la misma abrumadora y súper vívida vitalidad que todo lo demás. Ella me miró con una mirada que, si la vieras durante cinco segundos, haría que tu vida entera hasta ese punto valiera la pena, sin importar lo que haya ocurrido en ella hasta ahora. No era una mirada romántica. No era una mirada de amistad. Era una mirada que de alguna manera estaba más allá de todo esto, más allá de todos los diferentes tipos de amor que tenemos aquí en la tierra. Era algo superior, que contenía todos estos tipos de amor en si mismo, mientras al mismo tiempo era mucho mayor que todos ellos.

Sin pronunciar una sola palabra, ella me habló. El mensaje me atravesó como un viento, y al instante comprendí que era cierto. Lo supe de la misma manera en que supe que el mundo que nos rodeaba era real, no era una fantasía pasajera e insustancial.
El mensaje tenía tres partes, y si tuviera que traducirlas al lenguaje terrenal, sería algo como esto:

«Ustedes son amados y apreciados, muchísimo y para siempre.»

«No tienes nada que temer.»

«No hay nada que puedas hacer el mal.»

El mensaje me inundó con una inmensa y loca sensación de alivio. Era como si me hubieran entregado las reglas de un juego al que había estado jugando toda mi vida sin nunca haberlo comprendido plenamente.

«Te vamos a mostrar muchas cosas aquí», dijo la mujer, una vez más, sin llegar a utilizar estas palabras, sino transmitiéndome directamente su esencia conceptual. «Pero eventualmente vas a regresar».

Para ello, sólo tenía una pregunta.

¿Regresar a dónde?
Un viento cálido soplaba, como los que surgen en los días más perfectos de verano, sacudiendo las hojas de los árboles y fluyendo como agua celestial. Una brisa divina. Esto cambió todo, transformando el mundo a mi alrededor en una octava incluso más alta, una vibración más alta.
A pesar de que aun tenía una pequeña función del lenguaje, al menos la idea que tenemos de él en la Tierra, sin decir palabras comencé a formular preguntas a este viento, y al ser divino que sentía que trabajaba detrás de él o dentro de él.
¿Dónde está este lugar?
¿Quién soy yo?
¿Por qué estoy aquí?
Cada vez que expresé silenciosamente una de estas preguntas, la respuestas llegaron inmediatamente, en una explosión de luz, color, amor y belleza que soplaba a través de mí como una ola rompiendo. Lo más importante de estas explosiones es que no callaban mis preguntas abrumándolas. Respondían a las preguntas, pero de una forma que pasaba el lenguaje por alto. Los pensamientos me entraban directamente. Pero no era pensamiento como lo experimentamos en la Tierra. No era vago, inmaterial o abstracto. Estos pensamientos eran sólidos e inmediatos, más calientes que el fuego y más húmedos que el agua, y mientras los recibía era capaz de comprender al instante y sin esfuerzo conceptos que me habría llevado años comprender plenamente en mi vida terrenal.
Seguí avanzando y me encontré ingresando en un inmenso vacío, completamente oscuro, infinito en tamaño, pero también infinitamente reconfortante. Era profundamente negro pero a la vez rebosante de luz: una luz que parecía venir de un orbe brillante que ahora sentía más cerca de mí. El orbe era una especie de “intérprete” entre mí y esta vasta presencia que me rodeaba. Era como si yo estuviera naciendo a un mundo más grande, y el propio universo era como un útero cósmico gigante y el orbe (que sentí estaba conectado de alguna manera con, o incluso era idéntico a la mujer sobre el ala de la mariposa) fue guiándome a través de él.

Más tarde, cuando volví, me encontré con una cita del Siglo XVII, del poeta cristiano Henry Vaughan, que estuvo muy cerca de describir este lugar mágico, este núcleo vasto y negro como tinta, que era el hogar de la misma Divinidad.

“Hay, dicen algunos, en Dios, una oscuridad profunda pero deslumbrante”.

Eso era exactamente: una negra oscuridad que también estaba rebosante de luz.
Sé muy bien cuan extraordinario, cuan francamente increíble, todo esto suena. Si alguien, incluso un médico, me hubiera contado una historia como ésta en los viejos tiempos, hubiera estado bastante seguro de que estaba bajo el hechizo de algún delirio. Pero lo que me pasó fue, lejos de ser delirante, tan real o más real que cualquier otro acontecimiento en mi vida. Eso incluye el día de mi boda y el nacimiento de mis dos hijos.

Lo que me pasó exige una explicación.

La física moderna nos dice que el universo es una unidad que es indivisible. Aunque parece que vivimos en un mundo de separación y diferencia, la física nos dice que debajo de la superficie, cada objeto y acontecimiento en el universo está completamente entretejido con todos los demás objetos y eventos. No hay verdadera separación.

Antes de mi experiencia de estas ideas eran abstracciones. Hoy son realidades. El universo no sólo está definido por la unidad, sino también, ahora lo sé, definido por el amor. El universo como lo experimenté en mi estado de coma es – he descubierto con sorpresa y alegría- el mismo sobre el cual tanto Einstein y Jesús habían hablado en sus (muy) diferentes maneras.

He pasado décadas como neurocirujano en algunas de las instituciones médicas más prestigiosas de nuestro país. Sé que muchos de mis compañeros se aferran, como yo en el pasado, a la teoría de que el cerebro, y en particular la corteza, genera la conciencia y de que vivimos en un universo desprovisto de cualquier tipo de emoción, y mucho menos del amor incondicional que ahora se que Dios y el universo tienen hacia nosotros. Pero esa creencia, esa teoría, ahora yace rota a nuestros pies. Lo que me pasó la destruyó, y tengo la intención de pasar el resto de mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia y difundiendo el hecho de que somos más, mucho más, que nuestro cerebro físico, lo más claro que pueda, tanto hacia mis colegas científicos como hacia la gente en general.

No espero que esto sea una tarea fácil, por las razones que he descrito anteriormente. Cuando el castillo de una vieja teoría científica comienza a mostrar líneas de falla, al principio nadie quiere prestar atención. En primer lugar, el antiguo castillo simplemente ha tomado mucho trabajo para ser construido, y si se cae, uno completamente nuevo tendrá que ser construido en su lugar.

Esto lo aprendí de primera mano después de que estuve lo suficientemente bien como para volver a salir al mundo y hablar con otras personas -personas, es decir, que no sean mi sufrida esposa, Holley, y nuestros dos hijos-, acerca de lo que me había pasado. Las miradas de incredulidad cortés, especialmente entre mis amigos médicos, pronto me hicieron ver la gran tarea que tendría para que la gente comprendiera la enormidad de lo que había visto y experimentado esa semana mientras mi cerebro estaba apagado.

Uno de los pocos lugares en los que no tuve problemas para transmitir mi historia era un lugar que antes de mi experiencia había visto bastante poco: la iglesia. La primera vez que entré en una iglesia después de mi coma, veía todo con ojos nuevos. Los colores de los vitrales me recordaron la luminosa belleza de los paisajes que había visto en el mundo de arriba. Las notas bajas profundas del órgano me recordaron cómo los pensamientos y emociones en ese mundo son como olas que se mueven a través de ti. Y, lo más importante, una pintura de Jesús partiendo el pan con sus discípulos evocó el mensaje que permanece en el corazón mismo de mi viaje: que somos amados y aceptados incondicionalmente por un Dios aun más grande e insondablemente glorioso que el que me habían enseñado de niño en la escuela dominical.

Hoy en día muchos creen que las verdades espirituales vivas de la religión han perdido su poder, y que la ciencia, no la fe, es el camino a la verdad. Antes de mi experiencia tenía una fuerte sospecha de que ese era el caso para mí.

Pero ahora entiendo que esta opinión es demasiado simple. El hecho cierto es que la imagen materialista del cuerpo y el cerebro como los productores, en lugar de los vehículos, de la conciencia humana, está condenada. En su lugar, una nueva visión de la mente y el cuerpo va a surgir, y de hecho ya está emergiendo. Este punto de vista es científico y espiritual en igual medida y valorará lo que los más grandes científicos de la historia siempre se han valorado por sobre todo: la verdad.

Esta nueva imagen de la realidad tomará mucho tiempo en armarse. No va a estar terminada en mi tiempo, o incluso, sospecho, tampoco en el tiempo de mis hijos. De hecho, la realidad es demasiado vasta, demasiado compleja y demasiado irreductiblemente misteriosa para que una imagen de ella alguna vez llegue a estar absolutamente completa. Pero, en esencia, esta imagen mostrará al universo en evolución, multidimensional, y conocido en detalle hasta cada uno de sus últimos átomos por un Dios que nos cuida mucho más profunda y apasionadamente que cualquier padre que alguna vez haya amado a su hijo.

Aun sigo siendo un doctor, y aun sigo siendo un hombre de ciencia, casi exactamente igual a como era antes de que tuviera mi experiencia. Pero en un nivel más profundo soy muy diferente a la persona que era antes, porque he podido vislumbrar esta imagen de la realidad que está surgiendo. Y puedes creerme cuando te digo que va a valer la pena cada pequeño paso de la labor que nos llevará, y a los que vienen después de nosotros, para llegar a comprenderla bien.

LibroA partir de esta experiencia, el Dr. Eben Alexander ha escrito un libro titulado «Proof of Heaven: A Neurosurgeon’s Journey into the Afterlife» («Prueba del Paraíso: El Viaje de un Neurocirujano al Más Allá». Este libro se puede adquirir en Amazon.com haciendo click aquí (por ahora solo disponible en idioma Inglés).

Entre el Anticristo y el Juicio

Actualizado 14 enero 2013

Entre el Anticristo y el Juicio, según Santa Hildegarda

El libro Scivias, «Conoce tus caminos», que es lo que la Luz Viva quiere que sepa el cristiano, despacha en 510 palabras todos los años que han transcurrido desde 1151 hasta nuestros días, mientras que a la etapa siguiente, los años del Hijo de la Perdición, una etapa que a escala histórica necesariamente tiene que ser breve y como máximo la mitad de la vida de un hombre, le dedica diez veces más, 5.161 palabras. 
Más sorprendente aún es que cuando veinte años después, la Luz Viva amplió en el Libro de las Obras Divinas ambas etapas, las Cinco Cruentas Edades de los Reinos, y la del Anticristo, pero sin decir nada de la Segunda Venida de Cristo y el Juicio Final, de la que solo habló en la Visión 12ª del Scivias.

Ahora bien, entre la muerte del Anticristo y el Juicio Final, la Luz Viva dice cosas que permiten pensar que todavía habrá una etapa, un tiempo en el que será posible la conversión. Es verdad que a sus breves alusiones une algunas explicaciones sobre el Tiempo y, sobre todo, la prohibición de escudriñar el más allá, ya sea Tiempo o la Eternidad. No quisiéramos traspasar esa prohibición (que quizá fuera solo para entonces, pero que tal vez es para siempre) al presentar la etapa intermedia y esas advertencias temporales, conscientes de que un resumen de palabras divinas necesariamente va a dejar fuera elementos importantísimos que solo se captarían en una lectura completa

Según el libro de las Obras Divinas, la desastrada muerte del Anticristo habrá provocado «terror tan grande en quienes vean y oigan estos acontecimientos, que se convertirán a la verdadera fe del bautismo renunciando al diablo y a su hijo; mientras que la antigua serpiente, atónita, rechinará los dientes y dirá para sí: “Hemos sido confundidos. Ya no podremos subyugar a los hombres como hasta ahora” (OD, 3ª, 5ª, 36). Vencido el diablo y derrocado su hijo el Anticristo, se habrá cumplido la salvación y ya no habrá que temerle, pues habrá sido enviado a la condenación eterna. «Así se acaba la guerra del Hijo de la Perdición que no reaparecerá jamás [..] Tras la caída del Anticristo, la gloria del Hijo de Dios será aún más grande» (OD, 3ª 5ª,37).

Por su parte, el Scivias dice: «Tras la muerte del Anticristo, el lugar donde cayó se llenará de hedor y de niebla […] para que los hombres seducidos por el Impío se aparten de su error y vuelvan a la verdad». Al ver la muerte del Anticristo, «los pueblos se sobrecogerán, presa del más horrible espanto, derramarán sollozantes lamentos y lúgubres clamores, y dirán amargamente que se engañaron» (SC, 3,11, 39). «Caído el Hijo de la Perdición muchos de los que cayeron en el error volverán a la verdad» (SC, 3, 11, 40). No obstante, es de suponer que el Anticristo seguirá teniendo seguidores hasta el final del Tiempo, pues la Luz Viva exhorta a hacer frente «a cuantos precedan y sigan al Hijo de la Perdición, al que llamáis Anticristo» (SC,3,11,19). 
La Luz también anuncia a la Iglesia una época de esplendor y de conversiones, lo que exige una etapa, de duración desconocida, para que los seres humanos pueden rectificar y convertirse, antes del Juicio Final colectivo en el que nuestras conductas quedarán cristalizadas, valoradas y retribuidas para toda la Eternidad. De hecho, la Luz Viva anuncia para esta etapa la conversión del pueblo judío (OD, 3ª, 2ª,8).
«Revelado el testimonio de los Dos Testigos y vencido el Hijo de la Perdición, el Hijo del Hombre brillará claro y hermoso en la fe católica hasta que llegue el fin del mundo» (SC, 3, 11, 11). Todo lo que Jesús instituyó no sólo persistirá entonces, sino también después: «Todo lo que he fundado maravillosamente persiste y persistirá a lo largo de los ciclos de este número pleno y allende el fin de los tiempos, bien afianzado por mi mano» (SC, 3,11,17).

Hacia 1151, en el que presumiblemente se dictaron estas líneas, la Luz Viva veda escudriñar más allá. «Lo que queda no podrás saberlo, pues está oculto en el Padre. De este ciclo de tiempos aún tenéis por delante largos años antes de que venga el Homicida. Esta no es sazón ni éste es el momento de que sepáis qué ocurrirá entonces, como tampoco sabéis qué pasará tras los siete días de una semana. Solo lo sabe el Padre, que también tiene esto bajo su potestad. Sobre los días de la semana o el transcurso de los tiempos del mundo, nada más sabrás, oh hombre» (SC,3ª, 11, 23). 

Pudiera ser que después de 962 años hayan llegado ya la sazón y el momento de escudriñarlo, y con esta esperanza nos atrevemos a presentarlo aunque la advertencia es taxativa: 

«Tras la caída del Impío, no indagar el Último Día del eclipse del mundo, pues nadie podrá saberlo. Es un secreto que el Padre guarda recóndito. En consecuencia, estad preparados, oh hombres, para el Día del Juicio. Porque, según se ha dicho, Mi Hijo, el poderosísimo guerrero, vencerá en los últimos tiempos al Hijo de la Perdición y a su padre el Demonio con todas sus artimañas» (SC, 3,11,41).

Y así veamos para concluir esta entrega, las precisiones que dió la Luz Viva a Santa Hildegarda sobre el cómputo de tiempos: Al hablar del Tiempo y de la Historia, la Luz Viva compara «este ciclo de tiempos» (que es en el que ha vivido, vive y aún vivirá la Humanidad) con un día natural. Dice que Jesús vino al mundo: «a la hora en que el día, pasada la novena hora [las tres de la tarde] se acercaban las vísperas [las seis de la tarde], cuando ya desmedraba la esplendorosa fuerza de los días y empezaba a sentirse el relente del crepúsculo. Así, transcurridas cinco edades, vino Mi Hijo a la tierra cuando el mundo ya enfilaba su ocaso» (SC, 3,11,24). La Luz Viva predice también que el Anticristo vendrá en el crepúsculo del mundo: «El Hijo de la Perdición vendrá ya en el umbral de la noche, cuando el sol ya se pone y acaba el día, cuando se acerque la plenitud de los tiempos y el mundo llegue al final de su camino» (SC, 3,11,25).

Por otra parte, la Luz Viva compara el Tiempo con la semana de la Creación: «Dios concluyó en seis días toda Su obra y descansó el día séptimo […] Los seis días son seis números de tiempos y en el sexto se manifestaron al mundo nuevas maravillas, así como Dios terminó su obra en el día sexto. Ahora [año 1151] estamos en el séptimo número del siglo, cerca ya del umbral del Último Día, igual que en el día séptimo» (SC, 3,11,17). El siglo XII en que floreció Santa Hildegarda, el segundo milenio de la Cristiandad acababa de comenzar, y era también el comienzo del séptimo número de siglos: «Pero ya ha transcurrido el sexto número: ha empezado el séptimo, en el que ahora se encuentra el curso del mundo como en el séptimo día de descanso; porque ya está abierta la labor y los sellos cerrados, igual que en la calma del séptimo día». 

La Luz termina con esta expresión terminante: «Seis días de trabajo y el séptimo de descanso: no hay más jornadas» (SC, 3,11,23).

Bueno, pues en esta exposición que venimos haciendo de los Últimos Días según Santa Hildegarda, sólo nos queda presentar la última etapa que la Luz Viva desveló en el Scivias, lo que haremos en una próxima entrega.

José María Sánchez de Toca
Rafael Renedo Hijarrubia

(El texto de la 5ª visión de la 3ª parte del Libro de las Obras Divinas puede verse en www.hildegardiana.es, así como fragmentos de la visión 11ª de la 3ª parte del Scivias, reproducidos con permiso de la Editorial Trotta que recientemente lo ha reeditado.)