Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor Titular Universidad ISALUD.
Es hora de admitir, que fueron más los fracasos que los aciertos, y estos no paran de acontecer ante cada embate de la pandemia. Uso el lineamiento del artículo Ehud Quimron en sus críticas al Ministerio de Salud de Israel, y análogamente lo que hicimos nosotros en un fracaso que nos tiene que hacer reflexionar, pensar en cómo las acciones pueden mejorar.
Al final, «la verdad siempre será revelada, y la verdad sobre la política del coronavirus está comenzando a revelarse», como la económica, el gasto público, el déficit de las cuentas públicas infinanciable, el rumbo al default con el FMI, con el club de Paris, crisis de empleo e ingresos, el colapso del estado, el fracaso de control de la inflación, el presidente va a visitar a Rusia y a China, mientras peticionamos el favor de EE.UU, en una confusión pueril de política internacional, la impunidad consecuente de la argentina, hipocresía de funcionarios camporistas que viajan a destinos exclusivos con dólares ajenos, aprovecharse de la falta de memoria de la ciudadanía constantemente, que olvida para no sufrir, la anomia de esta sociedad donde los delincuentes pasan por una puerta giratoria sin quedar en celdas, gracias al zafaronismo y el negacionismo del delito penal, las justificaciones inverosímiles que nos significan como idiotas que servimos para pagar impuestos, estamos dentro del zoológico de la administración federal de ingresos públicos, tributando para seguir fomentando la falta de esfuerzo por lograr un empleo formal, o por estudiar, educación pública que supo diferenciar la república argentina del resto de Latinoamérica.
«Las políticas de confinamiento (lockdown) produjeron efectos devastadores en la salud pública a corto y largo plazo». Los efectos (para mencionar sólo algunos) incluyen tasas de vacunación más bajas contra otras patologías, empeoramiento en los resultados de enfermedades cardiovasculares, menores detecciones de cáncer y deterioro de la salud mental—lo que conducirá a un mayor exceso de mortalidad en los próximos años, siendo la clase trabajadora y los miembros más jóvenes de la sociedad aquellos sobre los que recaerá el peso más grande de estas medidas. Dejar a los niños sin escuelas es una grave injusticia.
Penamos como gestores sanitarios, hospitalarios, de sistemas de salud, Esforzándonos para atender a los pacientes, con quiebres de stock y aumentos especulativos de precios, postergando la demanda no covid por más de dos años. Y Dos años tarde de evolución de la pandemia en Argentina, «finalmente nos damos cuenta de que un virus respiratorio no puede ser derrotado«, no hay ninguna guerra que se libre contra él, con una profunda desazón, porque nos vacunamos en el valor del rebaño, pero por la mutación que tenemos nos hizo huésped sensibles, no para la infección grave, pero para seguir contagiándonos y transmitiendo, es menos grave, y contagia menos días, pero entre tanta transmisión tensionamos el sistema laboral, aunque también el sanitario, hoy estamos en casi la mitad de las camas de terapia intensiva, no solo para pacientes con covid, pero los otros necesitan otras cosas y que cualquier intento de este tipo está condenado al fracaso. Hemos maltratado a nuestro personal no mejorando sus condiciones ni mejorando salarios. No tenemos valentía para evitar dispositivos médicos, sin agregar valor.
No crecer en la cantidad de hisopados en función de su positividad, en la utilización de barbijos y la inconducta de la gente generando todos los días en las playas atlánticas con episodios hiper contagiadores, entonces la pandemia, no tendrá perfil ni sudafricano, ni del reino unido, porque la migración interna de cinco millones de argentinos, cada quince días generará un flujo de contagios que no disminuirá los casos, cómodos por encima de los cien mil.
Se ha fracasado en la campaña de vacunación, mucha gente sin la primer dosis, sin ir a buscar los que faltan. Usar vacunatorios partidarios, no los instalados.
Fracaso En conseguir vacunas de ARNm, y en la distribución justa de los elementos de diagnóstico de test rápidos. Porque se ha provocado, por compras de los Ministerios de salud, quiebres de stock. El ministerio de CABA y provincia de Bs As no lo admiten por personalismos que ambicionan otros cargos en la gestión política, por ello no han admitido casi ningún error en los últimos dos años, pero en retrospectiva está claro que ha fracasado miserablemente en casi todas sus acciones, e incluso los medios de comunicación ya están teniendo dificultades para cubrir su vergüenza, de los dichos alarmistas, de inculpar runners a decir que la pandemia terminó, para que la gente vaya a votar. A los gestores sanitarios nos volvieron locos con protocolos, que cambian cada tres días y no acordadamente, sabiendo la movilidad de las personas de la capital a su periferia sin límites, tenemos que elegir quién nos mata. El Ministerio de La nación ante la pelea de dos Ministerios tan fuertes, aunque este a favor de Caba, no puede hablar y debe tratar de consensuar. El fracaso de haber comprado una vacuna de Sputnik con dos componentes, que nos sirvió para tener anticuerpos neutralizantes, pero no podemos movernos fuera del país, y nunca llegaron las segundas dosis, porque esta no está autorizada, porque entre otras cosas Gamaleya no quiere suministrar información que le solicita OMS, por lo tanto su autorización se retrasa. La demora en la producción de la vacuna de Astra Zeneca por parte de nuestro laboratorio. Las vacunas de ARNm que no llegan y fueron compradas, y faltan quince millones. La demora en iniciar la administración de tercera dosis al resto de la población y la cuarta al personal de salud en el mes de Febrero 2022. La necesidad de vacunar actual de vacunar a los trabajadores informales en sitios públicos, estaciones de tren y de ómnibus, en los boliches bailables, y recitales: «queres entrar, entonces te tenes que vacunar», exigir pasaporte sanitario, vacunar a los jóvenes que transmiten. Se impulsò el uso de la vacuna Sinopharm en niños, con dudoso respaldo para ello. Insistiendo por el camino sinuoso de la falta de transparencia. La recuperación es más protectora que una vacuna, a pesar de los conocimientos previos y las observaciones que muestran que las personas vacunadas no recuperadas tienen más probabilidades de infectarse que las personas recuperadas. Se negó a admitir que los vacunados son contagiosos a pesar de las observaciones.
En base a esto, se esperaba lograr la inmunidad colectiva mediante la vacunación, y también se falló en eso.
«Se negó a adoptar la «Declaración de Barrington», firmada por más de 60,000 científicos y profesionales médicos, u otros programas de sentido común». . En lugar de los programas y las personas adecuadas gestoras, que trataban pacientes, han elegido profesionales que carecen de entrenamiento, de atender pacientes, que hablaban de algo que no sabían, un gobierno de científicos, teóricos.
Se generó una disputa incorrecta en cuanto a la concurrencia de los niños, en las escuelas, privando de educación a los más postergados que no tenían conectividad.
La enfermedad es docenas de veces más peligrosa para los grupos de riesgo y los adultos mayores en las cepas que hasta ahora han circulado, que para los jóvenes que no están en grupos de riesgo.
No se ha establecido un sistema eficaz para informar los efectos secundarios de las vacunas, e incluso se han eliminado los informes sobre los efectos secundarios de su página de Facebook. En su lugar, optó por publicar artículos no objetivos junto con altos ejecutivos de Pfizer sobre la efectividad y seguridad de las vacunas.
Daño irreversible a la confianza
Se dividió aún más a la sociedad y se polarizó el discurso con cada gesto. Se calificó, sin ninguna base científica, a las personas que eligieron tener actividad al aire libre como propagadores de enfermedades. Usted promueve, de una manera sin precedentes, una política draconiana de discriminación, negación de derechos y selección de personas, incluidos niños, para su elección médica. Una selección que carece de toda justificación epidemiológica.
Sin embargo, desde las alturas de la arrogancia de una buena imagen inicial para la sociedad, que parecía ideal, que por falta de ideas llevó a prolongar excesivamente la cuarentena, también han ignorado el hecho de que al final la verdad será revelada. Y comienza a revelarse. La verdad es que han llevado la confianza del público, a un mínimo sin precedentes, y han erosionado el estatus como fuente de autoridad. La verdad es que han quemado cientos de miles de millones de pesos en vano: por publicar intimidación, mensajes contradictorios, por pruebas ineficaces, por confinamientos destructivos y por interrumpir la rutina de la vida en los últimos dos años.
Ustedes han destruido la educación de nuestros hijos y su futuro. Hiciste que los niños se sintieran culpables, asustados, que las personas fumaran, bebieran, se volvieran adictos, abandonaran y pelearan, como lo atestiguan los directores de escuelas de todo el país. Ha dañado los medios de vida, la economía, los derechos humanos, la salud mental y la salud física.
Cuando comparas las políticas inútiles, los caminos insensatos, destructivos que están siguiendo con las políticas sensatas de algunos otros países, puedes ver claramente que la destrucción que han causado solo ha agregado víctimas más allá de los vulnerables al virus.
El sendero de La economía que eligieron nos terminó de arruinarnos, y ponernos al borde del abismo, definitivamente en el default, los desempleados, la pobreza, la marginación, la postergación, la falta de inversión, los niños cuya educación destruiste, son las víctimas excedentes como resultado de las propias acciones solamente.
Actualmente no hay una emergencia médica, pero usted ha estado cultivando tal condición durante dos años debido a la lujuria por el poder, la falta de programas, los presupuestos y el control.
La única emergencia ahora es que todavía se establecen políticas y se tienen enormes presupuestos para propaganda en lugar de dirigirlos para fortalecer el sistema de atención médica y a sus trabajadores, a los ciudadanos, la atención primaria y los hospitales.
Es así que le dedicamos seis veces más a subsidios de las tarifas de servicios públicos, para el consumo de energía que a la salud pública, en forma totalmente inequitativa, ahorremos energía, subsidiemos menos, inviertan más en educación y en salud pública, y en esta pandemia que ya nos costó 120.000 vidas, algo impensado cuando empezamos.
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