Los jóvenes de hoy

Los jóvenes manifiestan una variada fragilidad aunque permanezcan abiertos, disponibles y generosos. Ya no pesan sobre ellos ideologías como en las generaciones precedentes. Aspiran a relaciones auténticas y están en búsqueda de la verdad, pero al no encontrarlas en la realidad, esperan encontrarlas en su propio interior. Tal actitud los predispone a replegarse dentro de sus propias sensaciones y del individualismo, poniendo a su disposición el vínculo social y el sentido del interés general. Aunque el contexto social no les ayuda a desarrollar una verdadera y propia dimensión espiritual, están dispuestos a comprometerse con algunas causas más grandes que las suyas”, escribe Tony Anatrella, psicoanalista francés, especialista en psiquiatría social:

Una de las fragilidades de la juventud actual es la falta de virtudes humanas. Vemos que con frecuencia se echan para atrás ante una cosita de nada. Los hijos han aprendido a esperar casi todo de sus padres, a cambio de dar casi nada, por lo tanto están incapacitados para la entrega a Dios o para la entrega en el matrimonio. Muchos jóvenes están insensibilizados por el egoísmo y les cuesta un gran esfuerzo pensar en todo lo que no sea ellos mismos.

Yo tengo la experiencia de que los jóvenes son poco valientes. Les sugieren que envíen una carta a los medios para defender sus valores y quieren que los avale otra persona o institución. No quieren quedar mal con nadie, aunque la verdad esté de por medio. Somos muy susceptibles a la influencia de las personas y lugares a los que asistimos; por temor callamos, evitamos contradecir la opinión equivocada, o definitivamente hacemos lo posible por comportarnos según el ambiente para no quedar mal ante nadie. No es posible formar nuestro criterio y carácter, si somos incapaces de defender los principios que rigen nuestra vida.

La gente joven no valora la virginidad ni la pureza. La toma como decencia, no como un valor de gran estima. Su vida afectiva está marcada por muchas dudas, comenzando por aquéllas sobre la identidad, el sexo, la familia. Anatrella dice: “A veces experimentan una gran confusión respecto a los sentimientos y no saben distinguir entre una atracción a nivel de amistad y una tendencia homosexual. La coeducación, en la que han vivido desde la infancia, puede complicar en el momento de la post-adolescencia la relación entre hombre y mujer. Por último, el considerable aumento de los divorcios no favorece la fe en el otro ni en el futuro”.

Algunos jóvenes son superficiales. Allí está la raíz de sus traiciones. Piensan que las dificultades son más fuertes que Dios. Los arrastra lo placentero por falta de convicciones. Amar cuesta; y el amor se avala con el sufrimiento. La superficialidad nos hace fluctuantes, débiles, sin compromiso.

La gente no tiene el hábito de leer, por tanto, no piensa mucho. El cultivo de la inteligencia y la preparación cultural fortalecen la formación de la personalidad. La lectura incide en la capacidad de comunicación oral y escrita. Leer autores valiosos alza el nivel del pensamiento.

Respecto a la práctica religiosa, Tony Anatrella añade: “(Los jóvenes) están en búsqueda de las razones para la vida sobre las que construir la existencia: la mayoría está lejos de preocupaciones religiosas y a menudo reconoce no haber sido sensibilizada ni educada en este campo. (…) Los jóvenes tienden a asirse a modalidades de gratificaciones primarias y tienen dificultad en madurar, entendiendo por madurez la personalidad que ha completado la organización de las funciones basilares de la vida psíquica y que por lo tanto es capaz de diferenciar la propia vida interior del mundo externo”.

En algunos jóvenes hay tibieza, que es una actitud de indiferencia hacia las cosas de Dios, que se manifiesta en una postura de mediocridad, de dejaciones, de desgana ante lo que se refiere a Dios y de abandono de las cosas pequeñas.

Benedicto XVI describe algunas características nuestras en La sal de la tierra: “El hombre actual ya no es capaz de reflexionar sobre lo esencial, pero nota que está falto de algo. Las grandes calamidades colectivas, que tanto abundan en el momento actual, se deben a que, en la vida del hombre falta algo, se advierte la carencia de algo… (p. 39). La fe es una fuente de alegría. Cuando Dios falta, el mundo queda en tinieblas, todo parece aburrido y no satisface nada. Cuanto más se vacía el mundo de Dios, más necesidad hay de consumismo y más se vacía el mundo de alegría” (p. 30).

Los jóvenes son capaces de amar la verdad, de tener grandes ideales y de comprometerse con algunas causas más grandes que las suyas, pero para eso han de superar su egoísmo aunque suponga dolor al dar, pero, a la larga eso les hará felices.

Liberarse de la masturbación

A salto de mata

Me gusta que haya testimonios en X de hombres que animan a vivir la pureza y dejar el vicio de la lujuria. Esta mañana me he encontrado con este:

De entre las respuestas @Ronald275778223 hace la clásica pregunta:

Quisiera saber donde dijo Dios textualmente q masturbarse es pecado? O es la Iglesia quien lo dice???

Y contesto

@plucenamolina

La masturbación es un acto contra la pureza de corazón de la que habla Jesús tantas veces, como por ejemplo en Mt 5, 28: “Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio». Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior”.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica:

“Las ofensas a la castidad

2351 La lujuria es un deseo o un goce desordenados del placer venéreo. El placer sexual es moralmente desordenado cuando es buscado por sí mismo, separado de las finalidades de procreación y de unión.

2352 Por masturbación se ha de entender la excitación voluntaria de los órganos genitales a fin de obtener un placer venéreo. “Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado”. “El uso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales contradice a su finalidad, sea cual fuere el motivo que lo determine”. Así, el goce sexual es buscado aquí al margen de “la relación sexual requerida por el orden moral; aquella relación que realiza el sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación humana en el contexto de un amor verdadero” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 9).”

Bastantes autores católicos de manuales de teología moral o no son claros o dicen que la masturbación no es pecado. En concreto, la Santa Sede condenó el manual de Marciano Vidal “Moral de actitudes” por su grave desviación en la enseñanza sobre la virtud de la pureza de corazón.

De este disenso moral contra la encíclica Humanae vitae de San Pablo VI vienen los lodos de la falta de confesores y de vicios lujuriosos del clero y los religiosos en los años de contestación al Magisterio. El Papa Benedicto XVI denunció a la revolución sexual del 68 como causa de la pederastia mundial y dentro de la Iglesia. Lo hizo en un artículo publicado en la revista mensual Klerusblatt dedicada el clero católico en Baviera con el título “La Iglesia y los abusos sexuales” en abril de 2019.

En el fondo es una cuestión de virtud personal. El impulso sexual, como todos los demás impulsos o tendencias personales hay que integrarlos en una personalidad abierta hacia el don de uno mismo en vistas del bien de los demás. El sexo no se puede orientar hacia el yo egoísta.

La pureza, conquista y don

La castidad no es un asunto de represión de los sentimientos y tentaciones sexuales sino una integración exitosa del don de la sexualidad dentro de la persona entera. El contenido sexualmente explícito en blogs, mensajes, y fotos en las páginas webs sociales son también otro de los caminos que podrían quitar la inocencia. La pornografía difama la intimidad del acto marital e injuria la dignidad de los que la ven y participan.

Muchos jóvenes tienen la ilusión de tener una familia numerosa pues ven lo bien que la han pasado con sus hermanos, pero a la hora de la tentación ceden sin mayor lucha y sin pensar en que pueden llegar a convertirse en padres… Pueden negar su paternidad y orillar a la mujer al aborto, a la soledad o a quedar herida en sus afectos. Por tanto, lo mejor es evitar la ocasión.

La pureza es una conquista de Dios en nosotros. El Papa Benedicto XVI, tratando el tema de la castidad, escribe: “Cuanta menos fe haya, más caídas habrá”.

La pureza de corazón determina la profundidad de las demás virtudes de la persona. La pureza es finura de alma, elegancia de espíritu, delicadeza de sentimientos, selección, elite. “La continencia voluntaria –dice Alexis Carrel- realiza y avalora la vida más que ningún otro esfuerzo moral o físico”.

Dice el Cura de Ars:

“La pureza viene del cielo; hay que pedírsela a Dios. Si la pedimos, la obtendremos. ¡No hay nada más bello que un alma pura! Si lo entendiéramos, no podríamos perder la pureza (…). Hay que cerrar nuestro corazón al orgullo, a la sensualidad y a todas las otras pasiones (…). Hijos, no podemos comprender el poder que un alma limpia tiene sobre Dios: ella obtiene de él todo lo que quiere (…) Para conservar la pureza hay tres cosas: la presencia de Dios, la oración y los sacramentos (…). Cuando se ha conservado la inocencia, nos sentimos llevados por el amor de Dios, como el águila es portada por sus alas”.

Luego dice más adelante:

“Un alma pura es como una bella perla. Mientras está escondida en una concha, en el fondo del mar, nadie piensa admirarla. Pero si la mostráis al sol, brilla y atrae las miradas. Así sucede con el alma pura, que está escondida a los ojos del mundo, pero que un día brillará ante los ángeles, al sol de la eternidad”.

Cree el pecador que, una vez cometido el pecado, todo ha terminado; y no es así. El acto culpable ha finalizado, pero sus consecuencias permanecen. Nuestros centros nerviosos son como una placa impresionable que guarda una huella. Por eso, una determinada persona puede suponer un peligro y otras no.

Ana Catalina Emmerick escribe:

“Todo cuanto el hombre piensa, dice y hace tiene alguna vida y continúa viviendo como obra buena o mala. Lo malo hay que remediarlo con la confesión y la penitencia; de otro modo continuarán las consecuencias del pecado sin término” (tomo X, 478, n. 45).

El Señor nos dice. “Con amor eterno te amé” (Jeremías XXXI, 3). ¿Quién puede decir eso?… El Señor no quiere cosas de ti, te quiere a ti.

Últimas palabras de Jacinta, la pastorcita de Fátima:

  • Los pecados que llevan más almas al infierno son los pecados de la carne.
  • Vendrán modas que han de ofender mucho a Nuestro Señor.
  • Si los hombres supiesen lo que es la eternidad, harían todo para cambiar de vida.
  • Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte de Nuestro Señor y no hacen penitencia.
  • Muchos matrimonios no son buenos, no agradan a Nuestro Señor.

¿Por qué vives la pureza? Porque los puros verán a Dios, porque quiero ver el rostro de Dios. Y no sólo en la otra vida, sino en ésta. La pureza va de la mano de la humildad.

Juan Pablo II dice que la pureza no es sólo abstenerse de la impureza, o sea, la templanza, sino que al mismo tiempo abre también un camino a un descubrimiento cada vez más perfecto de la dignidad del cuerpo. (Enchiridion F, IV, p. 3082).

Luego, Juan Pablo II dijo en Francia:

Toda la historia de la humanidad es la historia de la necesidad de amar y de ser amados… El corazón es la apertura de todo el ser a la existencia de los demás, la capacidad de adivinarlos, de comprenderlos. Una sensibilidad así, auténtica y profunda, hace vulnerable. Por eso, algunos se sienten tentados a deshacerse de ella, encerrándose en sí mismos… Jóvenes de Francia: ¡Alzad más frecuentemente los ojos hacia Jesucristo! El es el Hombre que más ha amado, del modo más consciente, más voluntario, más gratuito… ¡Contemplad al Hombre-Dios, al hombre del corazón traspasado! ¡No tengáis miedo! “Jesús no vino a condenar el amor, sino a liberar el amor de sus equívocos y de sus falsificaciones. Fue él quien transformó el corazón de Zaqueo, de la Samaritana y quien realiza, hoy todavía, por todo el mundo, parecidas conversiones. Me imagino que esta noche, Cristo murmura a cada uno y a cada una de entre vosotros: “¡Dame, hijo mío, tu corazón!”. Yo lo purificaré, yo lo fortaleceré, yo lo orientaré hacia cuantos lo necesitan: tu propia familia, tu comunidad, tu ambiente social… El amor exige ser compartido”. Sin Dios el hombre pierde la clave de sí mismo, pierde la clave de su historia. Porque, desde la creación, lleva en sí la semejanza de Dios” (nn. 5 y 6).

Jacques Maritain afirmaba:

Jacques Maritain afirmaba:

“La educación nos debería de enseñar a vivir siempre enamorados, y de qué nos hemos de enamorar”.

Para terminar recordemos lo que enseñaba San Juan Bosco:

que la virtud que más brilla en el paraíso es la pureza.

Ser dueño de sí mismo

Séneca afirma que el hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo. Es mi deseo contagiarte espíritu crítico frente al mundo en que vives. Cuando te hablo de espíritu crítico lo opongo a la ignorancia. Si no lo tienes, difícilmente alcanzarás a comprender los límites que te impone. Tu libertad puede quedar prisionera. Sólo la valiente afirmación de tu propia originalidad te puede rescatar de ser masa.

        Ante lo que ofrecen los medios de comunicación social hay que pensar críticamente. No se necesita más información sino una información selecta, no corrompida.

        Joven: Lo que eres no se puede separar de lo que haces.

Vive la pureza por bien tuyo. El fuego es una cosa buena cuando está en el lugar correcto.

        Un error puede arruinar tu vida. La adicción sexual es la más devastadora de todas pues lleva a tener un placer a corto plazo, efímero, y un sufrimiento que puede resultar largo y doloroso. Legalizar la droga y la prostitución es legalizar lo que destruye a un país. ¿Por qué algunos quieren dar libertad a los ciudadanos para que sean licenciosos?

        Es posible decir “no” a la presión del ambiente. Para ello hay que saber qué es bueno, legal, seguro, responsable.

La fuerza de un país está en el carácter de sus ciudadanos.

        El alcohol y la inmoralidad es lo que ha perdido a muchas de las grandes civilizaciones. Una buena política pública sería: sexo, sólo en el contexto del matrimonio.

        Aprende por ti mismo que el sexo es maravilloso y que, por eso mismo, se ha de reservar para el amor y el matrimonio, de otro modo, tienes mucho que perder.

        Hoy, gran número de jóvenes reconocen esta realidad, su aceptación va en crecimiento. La abstinencia sexual es mucho más que decir “no”, es carácter, virtud, amor verdadero. Tú vales y muchos creemos en ti. Tienes una vida por delante.

Benedicto XVI dijo recientemente: Tened un gran respeto “por la institución del sacramento del matrimonio. No podrá haber verdadera felicidad en los hogares si, al mismo tiempo, no hay fidelidad entre los esposos (…). Al mismo tiempo Dios os llama a respetaros también en el enamoramiento y en el noviazgo, pues la vida conyugal que, por disposición divina, está destinada a los casados es solamente fuente de felicidad y de paz en la medida en que sepáis hacer de la castidad, dentro y fuera del matrimonio, un baluarte de vuestras esperanzas futuras” Discurso del Papa a los jóvenes en el estadio de Pacaembu, en Sao Paulo, Brasil.

Juventud y Pureza

Ante el mundo anglosajón el joven latinoamericano con frecuencia se pregunta: ¿Por qué no tener relaciones sexuales siendo solteros? ¿Por qué ellos lo ven tan natural? Y es verdad, lo ven como “natural”, pero en el fondo —si sabemos observar lo captaremos— no son más felices. Hay mucha confusión. La moda no es ni puede ser la suprema regla de conducta. El mal está extendido y es profundo; y es tanto mayor, cuanto con más frecuencia casi no se cree en él. Esos jóvenes creen poder ver todo, probar todo, leer todo, gustar todo, hasta que viene el doloroso desengaño. La vida no es un experimento ni un contrato, es mucho más.

La pureza de corazón determina la profundidad de las demás virtudes de la persona. La pureza es finura de alma, elegancia de espíritu, delicadeza de sentimientos, selección, elite. Es ideal de superación y de engrandecimiento; es la alegría de la tranquilidad de la conciencia. Cuanto más domina el cuerpo sobre el alma, somos tanto más materiales y más parecidos a los animales. El dominio del alma sobre el cuerpo es la pureza de cuerpo y de vida.

El escritor francés, Víctor Hugo, consideraba que el mejor regalo de bodas que los novios pueden hacerse es un cuerpo puro y un corazón recto. “La continencia voluntaria –dice Alexis Carrel- realiza y avalora la vida más que ningún otro esfuerzo moral o físico”.

Hay personas que son vírgenes según la carne mas no según el espíritu, son aquellas que tienen un cuerpo intacto pero tienen el alma corrompida. La pureza como virtud exige un cuerpo limpio y un alma pura.

Todo ser viviente encierra un misterio, una fuerza oculta que escapa a todo lo creado: la fecundidad. La fecundidad tiene unas leyes fijas que no se han de quebrantar. La corriente sensual es algo sagrado, algo que Dios ha puesto para realizar sus planes; algo que merece, por tanto, todo nuestro respeto. Y hay quienes se atreven a profanar la corriente sensual. La corriente sensual ha de ir por el cauce legítimo del matrimonio.

“La impureza es inevitable”, dicen algunos. No hay tal. El ser humano debe permanecer en pie, sin mancharse. Es más, tiene obligación de ser puro. Mientras el ser humano —hombre o mujer— viva sobre la tierra, será objeto de tentación; pero no por eso se ve obligado a caer. Tener tentaciones no es ningún mal, el mal está en caer en ellas. Muchas veces un mal amigo o la imaginación presentan lo vedado como cosa agradable. La voluntad decide si acepta lo prohibido o no. ¿Quieres ser puro? Huye del peligro.

No existe una vida sin tormentas. Las pasiones personales y ajenas, el ambiente, las disco, los impulsos del corazón, levantan tempestades. La vida es lucha, y vale la pena salvaguardar el tesoro de la pureza, y guardarla para lo que será el amor de nuestra vida.

Cree el pecador que, una vez cometido el pecado, todo ha terminado; y no es así. El acto culpable ha finalizado, pero sus consecuencias permanecen. Nuestros centros nerviosos son como una placa impresionable que guarda una huella. Por eso, una determinada persona puede suponer un peligro y otras no.

Algunos jóvenes se quejan de que no tienen fuerzas para superar la impureza. ¿Cómo han de tenerlas si no se alimentan?  La oración —la intimidad con Dios— y los sacramentos son el alimento del alma. Augusto Retté, convertido tras una vida de incredulidad decía: “Sólo con la idea de acercarme al confesor más próximo, me sentía presa de un verdadero pánico… Pero hecha la confesión, iba por la calle lleno de alegría. Yo me decía: ¡Estoy perdonado, estoy perdonado! ¡Qué felicidad!”. Tan pronto te veas caído, levántate, toma mayores precauciones. No todo está perdido, todo se puede solucionar con el arrepentimiento sincero.

Hay que tomar en cuenta que, así como los hijos heredan de sus padres la fisonomía física y una mayor o menor propensión a determinadas enfermedades, de manera parecida heredan de ellos su fisonomía moral, y una mayor o menor propensión a determinadas enfermedades morales. Las leyes de la herencia desconciertan a los investigadores, y a nosotros nos puede ayudar a conocer a las personas.

Ante la propuesta de vivir radicalmente la pureza alguno dirá:

—Eso era antes.

—¡También ahora! Muchos jóvenes viven la pureza y tienen convicciones de que la mejor opción para los solteros es la abstinencia, para decir que sí al amor de modo total, sin componendas.

San Agustín dice que “con el Espíritu Santo el placer consiste en no pecar, y esto es la libertad; sin el Espíritu, el placer consiste en pecar, y ésta es la esclavitud” (El Espíritu y la letra 16,28).

Guardar la vista es guardar el corazón

Una mujer decía: Quiero ser siempre leal a mi marido y que él también lo sea conmigo. Y recordó un viejo consejo: Quien guarda la vista, guarda el corazón. Efectivamente, por los ojos entran las cosas deseables, sean convenientes o inconvenientes. Educar la mirada es una lucha importante, que influye en la calidad de nuestro mundo interior.

No podemos ver todo, mirar todo, no podemos oír todo. Lo que miramos influye en nuestro mundo interior. Aprender a mirar es también aprender a no mirar. Todo lo que penetra a nuestros sentidos, penetra en nuestra conciencia. La mirada limpia es importante porque, si no hay castidad y pureza no se da el amor.

La mirada no es solamente un acto físico; es una acción humana, que expresa las disposiciones del corazón. Hay miradas de amor y de indiferencia: miradas que muestran apertura y disponibilidad para comprender, y miradas cegadas por el egoísmo.

En los siglos III, IV y V de nuestra era tenía un gran prestigio ser Padre del desierto. Una sentencia de los Padres del desierto era: «La guarda del corazón, el examen de sí mismo y el discernimiento, son las tres virtudes que guían al alma».

El corazón se guarda para el novio o la novia y para el futuro cónyuge, o bien para Dios. Guardar el corazón es, sobre todo, cultivar un amor tierno a Jesucristo.

La lucha tiene un frente dentro de nosotros mismos, el frente de las pasiones. Se trata de guardar el corazón de lo malo, pero no se trata de guardarlo por guardarlo. Podemos experimentar la rebelión del cuerpo, pero para eso están la inteligencia y la voluntad. Al tratar a Dios no prescindimos de los afectos del corazón; más aún, procuramos centrarlos en Él. Hay que procurar una oración cálida, huir de la frialdad de corazón y del sentimentalismo.

Salvador Canals dice: Guardar el corazón quiere decir conservarlo para Dios, vivir de modo que nuestro corazón sea su reino… Guardar el corazón quiere decir también amar con pureza y con pasión a quienes debamos amar, y excluir al mismo tiempo los celos, las envidias y las inquietudes, que son causas ciertas de desorden en el amar. Si imaginamos al corazón como un campo de batalla, podemos decir que esa ciencia enseña a vivir continuamente como los centinelas en las avanzadas.

Verdad es que el camino no es fácil, pero cuando el corazón ha alcanzado la purificación completa, Dios nuestro Señor, con su presencia y con su amor, ocupa el alma y todas sus potencias: memoria, inteligencia, voluntad. Y de este modo la pureza del corazón conduce al hombre a la unión con Dios.

En la escuela del corazón podemos aprender, en un instante, más cosas de cuantas nos puedan enseñar en un siglo los maestros de la tierra. Sin la guarda del corazón, por más que queramos empeñarnos, no llegaremos nunca a la santidad (Salvador Canals, Ascética meditada, Ediciones Rialp, 1962).

La gente suele decir que el amor es ciego. El ciego no es el amor sino el odio, que muchas veces no permite ver las grandes virtudes de los demás.

¿De qué les hablaría San Juan Pablo II a los franceses? Ellos presumen de ser fuertes en el amor. Pues de eso les habló en su viaje a Francia: Toda la historia de la humanidad es la historia de la necesidad de amar y de ser amados… El corazón es la apertura de todo el ser a la existencia de los demás, la capacidad de adivinarlos, de comprenderlos. Una sensibilidad así, auténtica y profunda, hace vulnerable. Por eso, algunos se sienten tentados a deshacerse de ella, encerrándose en sí mismos… Jóvenes de Francia: ¡Alzad más frecuentemente los ojos hacia Jesucristo! El es el Hombre que más ha amado, del modo más consciente, más voluntario, más gratuito… ¡Contemplad al Hombre-Dios, al hombre del corazón traspasado! ¡No tengáis miedo! “Jesús no vino a condenar el amor, sino a liberar el amor de sus equívocos y de sus falsificaciones. Fue él quien transformó el corazón de Zaqueo, de la Samaritana y quien realiza, hoy todavía, por todo el mundo, parecidas conversiones. Me imagino que esta noche, Cristo murmura a cada uno y a cada una de entre vosotros: “¡Dame, hijo mío, tu corazón!”. Yo lo purificaré, yo lo fortaleceré, yo lo orientaré hacia cuantos lo necesitan: tu propia familia, tu comunidad, tu ambiente social… El amor exige ser compartido”. Sin Dios el hombre pierde la clave de sí mismo, pierde la clave de su historia. Porque, desde la creación, lleva en sí la semejanza de Dios” (nn. 5 y 6).

Mujer hermosa en lugar de sexy

Una mujer hermosa es una mujer que posee una belleza que se hace cada vez más definida en el trato, en la conversación y en la mirada. Su hermosura está en la forma en que camina, en su forma de hablar y se presentarse. Está en la manera en que brilla desde dentro hacia afuera. Es su alma y su chispa la que la hace hermosa. Puede ser la mujer que no notas al principio, que no siempre sobresale. No se le pone el adjetivo de “sexy”, adjetivo que se usa frívolamente.

Hay cosas que hacen que la mujer sea hermosa en lugar de sexy, como que se sabe dar a respetar, que usa un lenguaje elegante, no bajo o soez. No hay mujer más bella que la que tiene un gran corazón, no hay mujer más admirable que la que tiene dignidad; no hay mujer más elegante que la que es una dama. La mujer sabia se conoce y trata de conocer a los demás. Una mujer es feliz si se sabe valorar y valora a los que la rodean.

Su vestido es no es un mero tener extrínseco, sino una manera de completar su propia humanidad. Ve la moda como una síntesis de cuerpo y espíritu; de intimidad y exterioridad. Entendida así, convierte la apariencia y la fantasía en medios de manifestación de su espíritu, de manifestar lo bello. La moda y las preferencias de cada quien son particulares, porque el gusto es una idea indeterminada que cobra significado sólo en la exposición individual de cada sujeto.

Hay una percepción de que yo soy yo, y de que sólo yo soy yo. Pero también hay la percepción de un tú posible, de una compañía adecuada. Mi cuerpo tiene la capacidad de expresar compañía. La principal palabra humana no es el cuerpo. Si una muchacha engancha por sus piernas, allí se va a quedar el novio. Allí la persona no es percibida. Luego saldrá el ser real.

El poeta Ramón López Velarde escribió:

Suave Patria: tú vales por el río /

de las virtudes de tu mujerío.

Eso quiere decir, puesto en prosa, que México vale por las virtudes de sus mujeres. El famoso investigador norteamericano, Patrick Fagan, dice que la fortaleza de un país depende de cómo la ciudadanía use la sexualidad: Si hay familias fuertes y personas castas, esa sociedad es como ciudad amurallada, impenetrable ante los avances del enemigo.

Una mujer valiente es la que tiene convicciones y no lleva una doble vida. Una mujer que sabe dar y recibir, es equilibrada, y, por tanto, tiene más capacidad para hacer felices a los demás. El Papa Francisco dice que “la mujer da armonía y sentido al mundo” (Febrero 2017).

Se ha difundido la convicción —totalmente embustera— de que la pureza es enemiga del amor. La pureza es la condición indispensable para poder amar, para amar de verdad, para amar fielmente. Si uno no es dueño de sí mismo, ¿cómo puede entregarse a otro? Y si dos personas se aman ¿deben esperar?… Si él y ella están profundamente enamorados, ¿no es suficiente eso para enlazarlos para siempre? No. Enamorarse es la cosa más fácil del mundo. Permanecer enamorados, lo más difícil. Hay que proteger y cultivar, por tanto, el amor. El matrimonio supone amor pero es mucho más que el amor. Es mucho más que un contrato (que es intercambio de bienes y servicios), es una alianza (tú eres mío y yo soy tuya). Es una promesa de fidelidad, porque el matrimonio pide exclusividad y duración. Todo el mundo quiere un amor duradero.

La biografía real de una persona son sus valores. “Cada uno se transforma en lo que hace”. Si un hombre asesina, y no reconoce que hizo una mala acción, y sigue asesinando, se convierte en un asesino. Ser hijo de Dios no se alcanza por nacimiento, sino que se llega a ser progresivamente con la profundización en la fe, con la escucha prolongada de la palabra de Dios, con su interiorización.

Saber esperar

pareja-bajo-farol“El que un adolescente sea casto es absolutamente esencial para su felicidad”, asegura Patrick Fagan, experto en Antropología de la sexualidad. El también afirma que quisiera con cariño gritar a los jóvenes: “No te dejes engañar y pienses que la mayoría de los jóvenes tienen relaciones sexuales. ¡No las tienen! Hay mucho que saber y que pensar antes de acceder a ellas”.

Las relaciones sexuales entre adolescentes son un riesgo para tu cuerpo, para tus emociones y para tu futuro. Es maravilloso que en Estados Unidos crezca cada vez más la abstinencia sexual entre los jóvenes.

Es cierto que hay jóvenes que deciden tener relaciones sexuales; pero eres tú quien tendrá que vivir con las consecuencias de tu decisión. Hay muchas formas de expresar tu cariño sin tener relaciones íntimas. Trata de evitar las situaciones que intensifiquen las emociones sexuales. Es más difícil “frenar” entonces.

Carlos Beltramo dice que los besos y caricias mueven las hormonas. A veces, tú como joven puedes afirmar:

— Las hormonas son imparables.

— Y ¿dónde estuviste?—, te preguntamos.

— En un parque a las 3 a.m… Bueno, estuve desde las 8 p.m. allí con mi novia.

¿Quién eligió? ¿Quién se puso en esa situación? Es normal que haya impulsividad si nos ponemos en la ocasión: un piquito, otro piquito, un tercer besito. Luego “¡Qué cansados estamos! Vamos a sentarnos en el sillón”. Pregúntate: ¿Por qué te metiste en el departamento con ella? Es subirse al caballo y darle con la espuela.

Hay adolescentes que piensan: “Si ella no cede, no me ama”. Al ser un sentimiento, al enamoramiento lo matan fácilmente las experiencias negativas. El verdadero amor crece, aunque haya experiencias difíciles.

Para vivir la pureza (castidad), mantente ocupado (a) con los deportes y con las actividades en grupo.

Algunos adolescentes ven la sexualidad como una actividad recreativa, placentera. “La unión puramente física es esencialmente demoniaca”, escribe un autor noruego.

Se está perdiendo el romance y muchos jóvenes se quedan en la parte biológica, cuando lo más bello es el amor. La experiencia del enamoramiento es la más plena de las experiencias. No es electiva, es sorpresiva. Yo me sorprendo enamorado.

Si tú y tu pareja no pueden ponerse de acuerdo, entonces quizás es mejor que busques a otra persona que piense igual que tú. Decir “no” puede ser la mejor manera de decir “te amo de verdad”. La castidad no es rechazo ni menosprecio del amor. Significa más bien defender al amor del egoísmo.

Repito: El que un adolescente sea casto es absolutamente esencial para su felicidad. La masturbación y la pornografía hacen que el hombre busque el placer al ritmo de su sexo. Genera placer, sí, pero no entrena para ser feliz. No entrena para amar.

¿Por qué vivir la pureza?

¿Por qué vivir la pureza? Porque los puros verán a Dios, porque quiero ver el rostro de Dios. Y no sólo en la otra vida, sino en ésta. Todos estamos de acuerdo en que queremos la felicidad, en lo que no estamos de acuerdo es en decir en dónde está (droga, placer, poder, dinero, Dios, amor, familia unida…).

El Cardenal Ratzinger, tratando el tema de la castidad, escribe: “Cuanta menos fe se tenga, más caídas habrá”. Y es que la castidad es una conquista de Dios en nosotros. Para concluir recordamos que la virtud que más brilla en el paraíso es la pureza (San Juan Bosco).

En su libro, Olor a yerba seca, un doctor en filosofía, Alejandro Llano, relata: Me acostumbré a mirar por la ventana mientras daba clase. Yo no era consciente de esta costumbre, pero –cuando me incorporé a la Universidad de Navarra- algunos alumnos me preguntaron por qué lo hacía. Me quedé sorprendido con la pregunta. ¿Por qué miraba por la ventana en lugar de mirar, como era lógico, a los alumnos a los que me dirigía? Enseguida di con la respuesta, que era doble. Por una parte, me resultaba muy desagradable y me perturbaba ver las expresiones de odio o de desprecio hacia mí de algunos estudiantes. Por otra, era obvio que algunas chicas de minifalda se sentaban en las primeras filas con posturas claramente provocativas para escandalizarme, lo cual más que atracción me provocaba tristeza. La crisis intelectual, moral y religiosa afecta a las chicas de manera más profunda que a los varones. Se trataba de una generación de estudiantes que, en su mayoría, se sentían desarraigados de la cultura en que habían vivido sus padres y apartados de la fe cristiana. Estaban destrozados interiormente por la anomia, por la falta de paz interior, de orientación vital y de proyectos. Pero tenían prohibido reconocerlo y reaccionaban airadamente cuando se les intentaba hacer ver.

Un día me avisaron que una alumna estaba en la sala de recibir y quería hablar conmigo. Normalmente me hubiera disculpado, pero aquella tarde por algún motivo bajé a atenderla. Era una de aquellas chicas de las primeras filas, más discreta esta vez, que se encontraba en una situación límite. Llegó un momento en que se dieron las condiciones para que yo la encaminara hacia quien podría orientarla de manera más personal (p. 333).

Un investigador norteamericano, Patrick Fagan, después de varios análisis concluye que la pobreza o riqueza de un país está en la sexualidad de su gente, en que se viva correctamente: los casados, en la fidelidad; los solteros, viviendo la abstinencia sexual.

Cuando Bernardo de Claraval era muy joven, en cierta ocasión, cabalgando lejos de su casa con varios amigos, les sorprendió la noche, de forma que tuvieron que buscar hospitalidad en una casa desconocida. La dueña les recibió bien, e insistió que Bernardo, como jefe del grupo, ocupase una habitación separada. Durante la noche la mujer se presentó en la habitación con intenciones de persuadirlo suavemente al mal. Bernardo, en cuanto se dio cuenta, fingió que se trataba de un intento de robo y empezó a gritar: “¡Ladrones, ladrones!”. La intrusa se alejó rápidamente.

Al día siguiente, cuando el grupo se marchaba cabalgando, sus amigos empezaron a bromear acerca del imaginario ladrón; pero Bernardo contestó: “No fue ningún sueño; el ladrón entró, pero no para robarme el oro y la plata, sino algo de mucho más valor”.

La sexualidad es lo que más eleva al ser humano, o lo que más le degrada. La sexualidad tiene un poder creador, pero también tiene un enorme poder destructor cuando no se vive bien. Este poder destructor se manifiesta en enfermedades, en frustraciones.

Juan Pablo II en Francia: Toda la historia de la humanidades la historia de la necesidad de amar y de ser amados… El corazón es la apertura de todo el ser a la existencia de los demás, la capacidad de adivinarlos, de comprenderlos. Una sensibilidad así, auténtica y profunda, hace vulnerable. Por eso, algunos se sienten tentados a deshacerse de ella, encerrándose en sí mismos… Jóvenes de Francia: ¡Alzad más frecuentemente los ojos hacia Jesucristo! El es el Hombre que más ha amado, del modo más consciente, más voluntario, más gratuito… ¡Contemplad al Hombre-Dios, al hombre del corazón traspasado! ¡No tengáis miedo! “Jesús no vino a condenar el amor, sino a liberar el amor de sus equívocos y de sus falsificaciones. Fue él quien transformó el corazón de Zaqueo, de la Samaritana y quien realiza, hoy todavía, por todo el mundo, parecidas conversiones. Me imagino que esta noche, Cristo murmura a cada uno y a cada una de entre vosotros: “¡Dame, hijo mío, tu corazón!”. Yo lo purificaré, yo lo fortaleceré, yo lo orientaré hacia cuantos lo necesitan: tu propia familia, tu comunidad, tu ambiente social… El amor exige ser compartido”. Sin Dios el hombre pierde la clave de sí mismo, pierde la clave de su historia. Porque, desde la creación, lleva en sí la semejanza de Dios” (nn. 5 y 6).