¿Llegar virgen al matri-qué?

Aunque la pregunta más adecuada a la mentalidad de muchos tendría que decir: ¿Llegar cómo al matrimonio? Pues resulta que hoy en día, según la forma de pensar de algunos, la única que tiene que llegar pura a los labios de un hombre honrado, es el agua embotellada.

Hasta hace algunos años se sobreentendía que sólo podían llegar de blanco al altar quienes se habían conservado vírgenes, y en broma se decía que si alguna había fallado permitiendo algún exceso al novio en las muestras de cariño, debía pedirle a la modista que cosiera, en su vestido de novia, alguna lentejuela de color. Si en la actualidad aplicáramos ese criterio una buena cantidad de las llamadas señoritas decentes deberían presentarse a contraer matrimonio vestidas de China Poblana.

Según parece, algunas jóvenes se entregan al novio por el miedo a perderlo, pero la experiencia demuestra que dichas relaciones no son garantía del amor eterno, como tampoco de conseguir con ello al marido deseado. Incluso, casi siempre, lo único que se consigue es una pérdida de respeto, que suele aflorar ya estando casados.

De ninguna manera me parece que sea un convencionalismo social el esconder, y mantener lejos de los extraños, aquellas partes del cuerpo que tienen como función la capacidad reproductora, sobre todo si partimos del principio de que concebir un hijo es transmitir la vida a otra criatura igual a él, y ello hace referencia a una de las labores más dignas que pueda realizar el ser humano en todos los órdenes, incluyendo, por supuesto el moral. Es en definitiva algo que raya en lo divino.

Quisiera mencionar un ejemplo que quizás no se adapte del todo al tema, pero a mi me resulta lógico que un cirujano no permita que su instrumental quirúrgico sea manipulado por todo tipo de personas, y esto por dos motivos: Primero, por la nobleza y el respeto que supone abrir el cuerpo humano, y segundo, por el peligro de descuidar la asepsia, lo cual podría provocar infecciones de fatales consecuencias.

Cualquier persona con sentido común, rechazará comprar una botella de vino que se encuentre abierta, pues ello le hará dudar de lo que le han sacado, o de lo que han mezclado en ese licor. En el caso que nos ocupa, dicha situación es mucho más delicada, dado que no estamos hablando del aspecto exclusivamente material, pues en toda relación sexual no forzada, no sólo se entrega la carne, sino también algo del alma. 

Es decir, en esa relación hay una donación no sólo del valioso tesoro del cuerpo, sino de una buena parte de uno mismo… la más íntima, aquello que ha de pertenecer sólo a quien se valora como otro yo, es más, como yo mismo; y por lo mismo, debe de reservarse para quien ya se ha obligado libremente y para siempre, en un compromiso, que de por sí, es irreversible. Si tratamos de entender por qué algunas jóvenes ya V dan tanta importancia al cuidado de la virtud de la castidad, habremos de buscar tales razones en esa devaluación del ser humano, y es evidente que la mercadotecnia ha influido en gran medida a la comercialización femenina. 

Alejandro Cortés

www.padrealejandro.org

¿Llegar virgen al matri-qué?

Aunque la pregunta más adecuada a la mentalidad de muchos tendría que decir: ¿Llegar cómo al matrimonio? Pues resulta que hoy en día, según la forma de pensar de algunos, la única que tiene que llegar pura a los labios de un hombre honrado, es el agua embotellada.

Hasta hace algunos años se sobreentendía que sólo podían llegar de blanco al altar quienes se habían conservado vírgenes, y en broma se decía que si alguna había fallado permitiendo algún exceso al novio en las muestras de cariño, debía pedirle a la modista que cosiera, en su vestido de novia, alguna lentejuela de color. Si en la actualidad aplicáramos ese criterio una buena cantidad de las llamadas señoritas decentes deberían presentarse a contraer matrimonio vestidas de China Poblana.

Según parece, algunas jóvenes se entregan al novio por el miedo a perderlo, pero la experiencia demuestra que dichas relaciones no son garantía del amor eterno, como tampoco de conseguir con ello al marido deseado. Incluso, casi siempre, lo único que se consigue es una pérdida de respeto, que suele aflorar ya estando casados.

De ninguna manera me parece que sea un convencionalismo social el esconder, y mantener lejos de los extraños, aquellas partes del cuerpo que tienen como función la capacidad reproductora, sobre todo si partimos del principio de que concebir un hijo es transmitir la vida a otra criatura igual a él, y ello hace referencia a una de las labores más dignas que pueda realizar el ser humano en todos los órdenes, incluyendo, por supuesto el moral. Es en definitiva algo que raya en lo divino.

Quisiera mencionar un ejemplo que quizás no se adapte del todo al tema, pero a mi me resulta lógico que un cirujano no permita que su instrumental quirúrgico sea manipulado por todo tipo de personas, y esto por dos motivos: Primero, por la nobleza y el respeto que supone abrir el cuerpo humano, y segundo, por el peligro de descuidar la asepsia, lo cual podría provocar infecciones de fatales consecuencias.

Cualquier persona con sentido común, rechazará comprar una botella de vino que se encuentre abierta, pues ello le hará dudar de lo que le han sacado, o de lo que han mezclado en ese licor. En el caso que nos ocupa, dicha situación es mucho más delicada, dado que no estamos hablando del aspecto exclusivamente material, pues en toda relación sexual no forzada, no sólo se entrega la carne, sino también algo del alma. 

Es decir, en esa relación hay una donación no sólo del valioso tesoro del cuerpo, sino de una buena parte de uno mismo… la más íntima, aquello que ha de pertenecer sólo a quien se valora como otro yo, es más, como yo mismo; y por lo mismo, debe de reservarse para quien ya se ha obligado libremente y para siempre, en un compromiso, que de por sí, es irreversible. Si tratamos de entender por qué algunas jóvenes ya V dan tanta importancia al cuidado de la virtud de la castidad, habremos de buscar tales razones en esa devaluación del ser humano, y es evidente que la mercadotecnia ha influido en gran medida a la comercialización femenina. 

Alejandro Cortés

www.padrealejandro.org

La pureza, conquista y don

La castidad no es un asunto de represión de los sentimientos y tentaciones sexuales sino una integración exitosa del don de la sexualidad dentro de la persona entera. El contenido sexualmente explícito en blogs, mensajes, y fotos en las páginas webs sociales son también otro de los caminos que podrían quitar la inocencia. La pornografía difama la intimidad del acto marital e injuria la dignidad de los que la ven y participan.

Muchos jóvenes tienen la ilusión de tener una familia numerosa pues ven lo bien que la han pasado con sus hermanos, pero a la hora de la tentación ceden sin mayor lucha y sin pensar en que pueden llegar a convertirse en padres… Pueden negar su paternidad y orillar a la mujer al aborto, a la soledad o a quedar herida en sus afectos. Por tanto, lo mejor es evitar la ocasión.

La pureza es una conquista de Dios en nosotros. El Papa Benedicto XVI, tratando el tema de la castidad, escribe: “Cuanta menos fe haya, más caídas habrá”.

La pureza de corazón determina la profundidad de las demás virtudes de la persona. La pureza es finura de alma, elegancia de espíritu, delicadeza de sentimientos, selección, elite. “La continencia voluntaria –dice Alexis Carrel- realiza y avalora la vida más que ningún otro esfuerzo moral o físico”.

Dice el Cura de Ars:

“La pureza viene del cielo; hay que pedírsela a Dios. Si la pedimos, la obtendremos. ¡No hay nada más bello que un alma pura! Si lo entendiéramos, no podríamos perder la pureza (…). Hay que cerrar nuestro corazón al orgullo, a la sensualidad y a todas las otras pasiones (…). Hijos, no podemos comprender el poder que un alma limpia tiene sobre Dios: ella obtiene de él todo lo que quiere (…) Para conservar la pureza hay tres cosas: la presencia de Dios, la oración y los sacramentos (…). Cuando se ha conservado la inocencia, nos sentimos llevados por el amor de Dios, como el águila es portada por sus alas”.

Luego dice más adelante:

“Un alma pura es como una bella perla. Mientras está escondida en una concha, en el fondo del mar, nadie piensa admirarla. Pero si la mostráis al sol, brilla y atrae las miradas. Así sucede con el alma pura, que está escondida a los ojos del mundo, pero que un día brillará ante los ángeles, al sol de la eternidad”.

Cree el pecador que, una vez cometido el pecado, todo ha terminado; y no es así. El acto culpable ha finalizado, pero sus consecuencias permanecen. Nuestros centros nerviosos son como una placa impresionable que guarda una huella. Por eso, una determinada persona puede suponer un peligro y otras no.

Ana Catalina Emmerick escribe:

“Todo cuanto el hombre piensa, dice y hace tiene alguna vida y continúa viviendo como obra buena o mala. Lo malo hay que remediarlo con la confesión y la penitencia; de otro modo continuarán las consecuencias del pecado sin término” (tomo X, 478, n. 45).

El Señor nos dice. “Con amor eterno te amé” (Jeremías XXXI, 3). ¿Quién puede decir eso?… El Señor no quiere cosas de ti, te quiere a ti.

Últimas palabras de Jacinta, la pastorcita de Fátima:

  • Los pecados que llevan más almas al infierno son los pecados de la carne.
  • Vendrán modas que han de ofender mucho a Nuestro Señor.
  • Si los hombres supiesen lo que es la eternidad, harían todo para cambiar de vida.
  • Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte de Nuestro Señor y no hacen penitencia.
  • Muchos matrimonios no son buenos, no agradan a Nuestro Señor.

¿Por qué vives la pureza? Porque los puros verán a Dios, porque quiero ver el rostro de Dios. Y no sólo en la otra vida, sino en ésta. La pureza va de la mano de la humildad.

Juan Pablo II dice que la pureza no es sólo abstenerse de la impureza, o sea, la templanza, sino que al mismo tiempo abre también un camino a un descubrimiento cada vez más perfecto de la dignidad del cuerpo. (Enchiridion F, IV, p. 3082).

Luego, Juan Pablo II dijo en Francia:

Toda la historia de la humanidad es la historia de la necesidad de amar y de ser amados… El corazón es la apertura de todo el ser a la existencia de los demás, la capacidad de adivinarlos, de comprenderlos. Una sensibilidad así, auténtica y profunda, hace vulnerable. Por eso, algunos se sienten tentados a deshacerse de ella, encerrándose en sí mismos… Jóvenes de Francia: ¡Alzad más frecuentemente los ojos hacia Jesucristo! El es el Hombre que más ha amado, del modo más consciente, más voluntario, más gratuito… ¡Contemplad al Hombre-Dios, al hombre del corazón traspasado! ¡No tengáis miedo! “Jesús no vino a condenar el amor, sino a liberar el amor de sus equívocos y de sus falsificaciones. Fue él quien transformó el corazón de Zaqueo, de la Samaritana y quien realiza, hoy todavía, por todo el mundo, parecidas conversiones. Me imagino que esta noche, Cristo murmura a cada uno y a cada una de entre vosotros: “¡Dame, hijo mío, tu corazón!”. Yo lo purificaré, yo lo fortaleceré, yo lo orientaré hacia cuantos lo necesitan: tu propia familia, tu comunidad, tu ambiente social… El amor exige ser compartido”. Sin Dios el hombre pierde la clave de sí mismo, pierde la clave de su historia. Porque, desde la creación, lleva en sí la semejanza de Dios” (nn. 5 y 6).

Jacques Maritain afirmaba:

Jacques Maritain afirmaba:

“La educación nos debería de enseñar a vivir siempre enamorados, y de qué nos hemos de enamorar”.

Para terminar recordemos lo que enseñaba San Juan Bosco:

que la virtud que más brilla en el paraíso es la pureza.

El valor de la espera

Una chica de 26 años tenía dos años llevando relaciones íntimas con su novio y cayó en la cuenta de que eso no debería ser así. Su novio era ateo. Cuando aprendió a hablar con Dios entró en crisis. Poco a poco lo fue asimilando, y fue buscando argumentos en libros y en internet para dárselos a su novio y así misma. Una vez convencida, decidió plantearle al novio vivir la castidad, y, -pensó- si no aceptaba, rompería con él. Encontró un libro titulado Virginidad 2.0 Recuperar la inocencia, de Jesús María Silva Castigliani, que fue el que más le ayudó. Habló con su novio. A él la idea le cayó como una bomba. Sólo dijo:

-“Déjame darle vueltas a la manzana, lo pienso y regreso en 10 minutos”.

Al cabo de un rato regresó y le comentó:

-“No te entiendo pero lo acepto porque te amo”.

Ella se puso feliz. Varios meses después, él le dijo que quería bautizarse. Ella se dijo a sí misma: “Sé que no lo hubiera logrado si no hubiera orado y si él no me hubiera ayudado”.

Patrick Fagan, experto en Antropología de la sexualidad, afirma que quisiera con cariño gritar a los jóvenes:

“No te dejes engañar y pienses que la mayoría de los jóvenes tienen relaciones sexuales. ¡No las tienen! Hay mucho que saber y que pensar antes de acceder a ellas”.

Las relaciones sexuales entre jóvenes o adolescentes son un riesgo para tu cuerpo, para tus emociones y para tu futuro. Es maravilloso que en Estados Unidos crezca cada vez más la abstinencia sexual entre los jóvenes.

Es cierto que hay jóvenes que deciden tener relaciones sexuales; pero eres tú quien tendrá que vivir con las consecuencias de tu decisión. Hay muchas formas de expresar tu cariño sin tener relaciones íntimas. Trata de evitar las situaciones que intensifiquen las emociones sexuales. Es más difícil “frenar” entonces.

Carlos Beltramo dice que los besos y caricias mueven las hormonas. A veces, tú como joven puedes afirmar:

— Las hormonas son imparables.

— Y ¿dónde estuviste?—, te preguntamos.

— En un parque a las 3 a.m… Bueno, estuve desde las 8 p.m. allí con mi novia.

¿Quién eligió? ¿Quién se puso en esa situación? Es normal que haya impulsividad si nos ponemos en la ocasión: un piquito, otro piquito, un tercer besito. Luego “¡Qué cansados estamos! Vamos a sentarnos en el sillón”. Pregúntate: ¿Por qué te metiste en el departamento con ella? Es subirse al caballo y darle con la espuela.

Hay jóvenes que piensan: “Si ella no cede, no me ama”. Al ser un sentimiento, al enamoramiento lo matan fácilmente las experiencias negativas. El verdadero amor crece, aunque haya experiencias difíciles.

Para vivir la pureza (castidad), mantente ocupado (a) con los deportes y con las actividades en grupo. Algunos adolescentes ven la sexualidad como una actividad recreativa, placentera. “La unión puramente física es esencialmente demoniaca”, escribe un autor noruego.

Se está perdiendo el romance y muchos jóvenes se quedan en la parte biológica, cuando lo más bello es el amor. La experiencia del enamoramiento es la más plena de las experiencias. No es electiva, es sorpresiva. Yo me sorprendo enamorado.

Si tú y tu pareja no pueden ponerse de acuerdo, entonces quizás es mejor que busques a otra persona que piense igual que tú. Decir “no” puede ser la mejor manera de decir “te amo de verdad”. La castidad no es rechazo ni menosprecio del amor. Significa más bien defender al amor del egoísmo.

Repito: El que un adolescente sea casto es absolutamente esencial para su felicidad. La masturbación y la pornografía hacen que el hombre busque el placer al ritmo de su sexo. Genera placer, sí, pero no entrena para ser feliz, ni entrena para amar. Placer y felicidad no son lo mismo.

Amar es saber decir que no en el noviazgo

Si no estás preparado para casarte, no estás preparado para acostarte. Si te vas a casar mira que tu novio (a) tenga los mismos valores que tú, pon atención en lo que esa persona piensa de su familia. Si no ama a su padre y a su madre, no te va a amar.

Si no te gustaría convivir con un borracho o con un drogadicto, no te hagas novio de uno de ellos. Es importante ser selectivo e inteligente, ya que, cuando se daña a un joven se dañan generaciones. La corrupción se contagia, si uno de los dos es alcohólico, a veces los dos acaban siéndolo.

Octavio Paz dice que

“la castidad cumple la misma función en Oriente que en Occidente: es una prueba, un ejercicio que nos fortifica espiritualmente y nos permite dar el gran salto de la naturaleza humana a la sobrenatural” (La llama doble, p. 22.).

Con el alma clara y limpia, se entiende más la grandeza del amor. A veces los jóvenes dicen que no se pueden controlar. Hay que decirles: “Si lo (la) quieres, no se hagan daño mutuamente”.

—Fulanita, dame una prueba de amor-, dijo un joven.

— Si te casas conmigo no te doy una prueba, sino muchas. Si me amas, sabrás esperar a que estemos maduros.

— Es que quiero saber si nos acoplamos, responde el joven.

— ¡Ni que fuéramos cápsulas espaciales! Si hay compatibilidad de caracteres y respeto mutuo, la habrá en lo demás.

La entrega está condicionada por el compromiso formal. El libertinaje representa odio al cuerpo, al hombre y al mundo. El libertinaje tiene su fundamento en que el cuerpo se torna organismo, mera cosa. Su expulsión del reino de lo moral es, al mismo tiempo, expulsión de lo humano. Se convierte en mero objeto, en cosa, y con él también se hace la vida del hombre vulgar y ramplona. Cuando el hombre se burla de su cuerpo, se burla de sí mismo.

Es propio del corazón humano aceptar exigencias, incluso difíciles, en nombre del amor. El novio que ama a su novia, sabe esperar, y no pide una prueba de amor, cuando él no puede ofrecerle un matrimonio con la misma prisa con la que él pide la prueba de amor. Y a veces, esa prueba de amor termina en odio a quien se le entrega, porque siente que esa persona, en vez de elevarlo, lo rebaja; otras veces, termina pidiendo más y más. Un joven equilibrado entiende que, la mejor opción, es la abstención sexual antes del matrimonio, y entiende que haya quienes elijan la virginidad para vivir su adolescencia o para toda la vida.

La elección de la virginidad o de celibato para toda la vida es una respuesta al amor de Dios y, por tanto, tiene el significado de un acto de amor esponsal; es decir, de un de una donación esponsal de sí mismo. Es una donación hecha como renuncia, pero hecha sobre todo, por amor.

San Agustín dice que

“con el Espíritu Santo el placer consiste en no pecar, y esto es la libertad; sin el Espíritu, el placer consiste en pecar, y ésta es la esclavitud” (El Espíritu y la letra 16,28).

La instagramer católica que cuenta su noviazgo

Ana Bini Sesé, @princespequitas, abrió su cuenta hace 8 años, cuando comenzó a salir con Pepe. La pareja tiene ahora miles de seguidores.

Haga click aquí para abrir el carrusel fotográfico«¿Me prometes que no acabará nunca?

-Te lo prometo.»

Es el diálogo que escribió Ana Bini en su perfil de Instagram, @princespequitas, en julio de 2015. En la foto, ella junto a su novio, Pepe Baltá.

«¡Qué mejor regalo de Reyes que yo!»

Ana y Pepe están enamorados desde que se conocieron cuando tenían 13-14 años. Comenzaron a salir el 7 de enero de 2012 y Pepe bromea: «¡qué mejor regalo de Reyes que yo!».

Llevan ya 8 años de noviazgo y tienen intención de casarse por la Iglesia católica. Por el momento, ella ha acabado su carrera de Periodismo y busca trabajo. Él está en 5º de Medicina.

Son de Barcelona aunque ella ha estudiado en Pamplona, a 450 kilómetros de distancia durante el curso académico. Llevar así una relación tiene su mérito, como reconocen todos los manuales de pareja.

Ana abrió su Instagram en septiembre de 2012 con una foto algo borrosa en la que se ve un grupo de chicos y chicas adolescentes. Era la fiesta de cumpleaños de una amiga. Ahí comenzó todo…

Tiempo después, «supimos que algunas madres de mi colegio y del suyo se pusieron de acuerdo para que en el cumpleaños nos encontráramos chicos y chicas», comenta Ana.

«Siempre hemos sido transparentes con nuestros padres»

Paso a paso, la entusiasta @princespequitas ha ido narrando los hitos de su noviazgo: vacaciones, pensamientos, viajes, encuentros de familia, amigos… Tanto ella como su novio agradecen a sus padres «que aceptaran nuestra relación siendo tan pequeños al principio. Siempre han confiado en nosotros. Creo que la clave fue la transparencia por nuestra parte, porque se lo contamos todo desde el comienzo», explica.

PRINCESPEQUITAS
Ana es entusiasta y contagia su alegría.

«Seguiremos luchando por ese futuro»

No todo es color de rosa: discuten, Pepe reconoce que es orgulloso,… Explican cómo funciona el amor en los años de ser novios. Vencen la rutina, se quieren querer y así lo cuenta ella. En un cumpleaños, Ana escribe: «Un año más, seguiremos luchando por ese futuro ✝». 

Ha habido momentos de pasteles, de esquí, de tomar el sol junto a una piscina, de llevarlo a él en silla de ruedas porque tenía una pierna escayolada, de ir juntos a Czestochowa (Polonia) para participar en la Jornada Mundial de la Juventud que convocó el papa Francisco.

«Trucos» que pueden servir a otros

Con la pandemia del coronavirus y el confinamiento en sus respectivas casas, los posts se intensificaron y Ana y Pepe decidieron subir a Instagram vídeos con experiencias que pueden servir a otras parejas.

Les llegan decenas de consultas y «tratamos de ayudar siempre, en la medida que podemos y sabemos». Eso les alienta a seguir: «En plena pandemia nos llegó, por ejemplo, la consulta de una chica sobre su noviazgo y hace pocos días nos envió una foto del anillo de compromiso«.

No pretenden dar lecciones, dice Pepe, pero son ideas y consejos que ellos les han funcionado. Por ejemplo:

  • ¿Cómo y cuándo conocer a la familia del otro?
  • ¿Qué hacer con las discusiones y peleas de pareja?
PRINCESPEQUITAS
Ana y Pepe han grabado varios vídeos sobre los temas que más interesan a todos los novios de cualquier país.

Lo importante es saber que cada pareja es un mundo y es irrepetible.

Hay pequeños vídeos en los que ambos hablan: Ana explica y Pepe matiza. Se conocen, se quieren, se admiran y luchan por quererse más y más#Perfectoparamí, ha escrito Ana más de una vez.

«Fue Dios quien nos presentó»

Un día publicó esta reflexión:
«Cada vez somos más conscientes de que fue Dios quien nos presentó con catorce años. Él es el único capaz de confiar en dos niños.
Y sabemos que lo hizo por algo. Este ha sido solo un año más de la misión más bonita de nuestras vidas. ❤️ 7 de enero de 2012 🤜🏼🤛🏽».

«¡Qué bien se lo pasarán nuestros hijos!»

Hay posts en los que se ve algún descubrimiento sobre cómo es el novio de Ana:

«Una de las cualidades que más me gustan de Pepe es lo chinchón/juguetón que es. Siempre pienso: ‘Qué bien se lo pasarán nuestros hijos’. A lo largo de la relación es cuando me he ido dando cuenta de estas cosas. ¡Y me encantan!».

En otros, comparten su manera de conocerse mejor y de ir aprendiendo a hacer familia:

Segunda Virginidad (para jóvenes)

Todos hemos sentido que algo se quiebra en nuestro interior cuando alguna experiencia nos ha hecho perder algo de nuestra inocencia infantil, y nos ha aproximado a la vida adulta, quizás de un modo doloroso. Esto se hace más patente en el campo de la sexualidad, que a menudo se vive desconectado del amor y del compromiso.

Algunos jóvenes inician su vida sexual a edad temprana, pierden la virginidad y piensan que no hay remedio. Después de una comprensión más profunda de la sexualidad humana han querido vivir la castidad pero no encuentran el camino. La buena noticia es que se puede recuperar la virginidad del corazón, con ayuda de Dios.

No se trata de cambiar el pasado. La virginidad va más allá de lo físico. Jesús dijo: “Todo aquel que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5, 27-28). Ese hombre perdió la virginidad del corazón aunque conserve la del cuerpo. La gran renovación que Jesús trajo a la religión judía fue convertirla en una religión del corazón y no del cuerpo, una religión del interior, y no del exterior; porque desde el interior se santifica el exterior, y desde el corazón se santifica el cuerpo.

Si después de que un corazón ha caído arde en deseos de ser casto ¿no afectará también al cuerpo? Es posible restaurar en el corazón la virtud y el deseo de la castidad. Si limpias tu corazón, tu cuerpo quedará también limpio. Si el Señor limpia con su gracia las impurezas de tu corazón, éste quedará limpio. Si en tu corazón se enciende la luz de la castidad y el fuego de la virginidad, también resplandecerá en tu cuerpo. El Señor te puede dar un corazón virginal, y a partir de ahí puedes restaurar tu virginidad.

Lo que sucede a nuestro cuerpo afecta a nuestro corazón y viceversa. No hay nada más hermoso que una mirada pura. No hay nada más sublime que un joven que, arrepentido de haber perdido la virginidad, ame con castidad a una mujer y se capaz de mirarla con pureza y de saber esperar, para vivir con ella el amor tal y como Dios lo quiere.

Para la Biblia el corazón es el centro del alma y de la personalidad, es el reducto más sagrado que tenemos, donde se juega todo, donde se libran las grandes batallas y se toman las decisiones; ahí es donde mora el Señor. Cuando alguien deja atrás su vida de pecado, y deja que la gracia restaure la virginidad en su interior, adquiere un corazón indiviso para amar.

Si alguna persona tiene relación con varias personas se pierde la unidad de corazón. Pero la gracia de la restauración es grande y vuelve a unir el corazón. La integridad virginal es la capacidad de ser uno, de unificar todas las fuerzas del cuerpo, el alma, la mente y el corazón, para entregarse al plan de Dios en la propia vocación.

La sexualidad incide en lo más profundo de nuestro corazón, pero no mancilla todo nuestro ser como una gota de tinta que cae en el agua. Cuando el corazón está herido por el pecado y pierde su pureza, está como muerto, pero el agua del Espíritu lo puede sanear si quiere ser sanado. El Espíritu Santo es capaz de eliminar toda la fuerza del pecado y de renovarlo completamente.

Por el Sacramento de la Confesión podemos destapar el caño, quitando todo lo que lo obstruye e impide que brote la gracia y viene la alegría del perdón de Dios. Puedes pedir al Espíritu Santo que sane y unifique tu corazón, que te devuelva la integridad y que te conceda nacer de nuevo.

Dios nos ama con todo su corazón, y está empeñado en nuestra felicidad más que nosotros mismos. Él es el amor eterno, nos ha creado por amor, y nos llama a compartir su misma vida, a vivir eternamente en comunión con él. No es aburrido, al contrario, lo aburrido es vivir sin Él. Nosotros muchas veces le damos la espalda y buscamos nuestro propio camino. Entonces el Corazón de Dios queda herido de amor, y viene a buscarnos. Este drama de amor recorre toda la historia de la salvación.

Cree en el poder de Dios que puede regenerar el corazón de tu novio, de tu novia y lo hace virginal de nuevo para ti. Aprende la lección para que una vez restaurado no peques más.

Hay un libro que amplía este tema, escrito por Jesús María Silva Castigniani. Se llama Virginidad 2.0. Recuperar la inocencia, Freshbook.

JESÚS HIGUERAS: PREPARAR A LOS NOVIOS

Jueves, 28 de noviembre de 2019

Jesús Higueras, párroco de Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), participó el 17 y 18 de septiembre en unas jornadas de actualización pastoral celebradas en la Universidad de Navarra, donde ofreció su experiencia sobre la ocasión evangelizadora que supone la organización de una boda.

Guardar la vista es guardar el corazón

Una mujer decía: Quiero ser siempre leal a mi marido y que él también lo sea conmigo. Y recordó un viejo consejo: Quien guarda la vista, guarda el corazón. Efectivamente, por los ojos entran las cosas deseables, sean convenientes o inconvenientes. Educar la mirada es una lucha importante, que influye en la calidad de nuestro mundo interior.

No podemos ver todo, mirar todo, no podemos oír todo. Lo que miramos influye en nuestro mundo interior. Aprender a mirar es también aprender a no mirar. Todo lo que penetra a nuestros sentidos, penetra en nuestra conciencia. La mirada limpia es importante porque, si no hay castidad y pureza no se da el amor.

La mirada no es solamente un acto físico; es una acción humana, que expresa las disposiciones del corazón. Hay miradas de amor y de indiferencia: miradas que muestran apertura y disponibilidad para comprender, y miradas cegadas por el egoísmo.

En los siglos III, IV y V de nuestra era tenía un gran prestigio ser Padre del desierto. Una sentencia de los Padres del desierto era: «La guarda del corazón, el examen de sí mismo y el discernimiento, son las tres virtudes que guían al alma».

El corazón se guarda para el novio o la novia y para el futuro cónyuge, o bien para Dios. Guardar el corazón es, sobre todo, cultivar un amor tierno a Jesucristo.

La lucha tiene un frente dentro de nosotros mismos, el frente de las pasiones. Se trata de guardar el corazón de lo malo, pero no se trata de guardarlo por guardarlo. Podemos experimentar la rebelión del cuerpo, pero para eso están la inteligencia y la voluntad. Al tratar a Dios no prescindimos de los afectos del corazón; más aún, procuramos centrarlos en Él. Hay que procurar una oración cálida, huir de la frialdad de corazón y del sentimentalismo.

Salvador Canals dice: Guardar el corazón quiere decir conservarlo para Dios, vivir de modo que nuestro corazón sea su reino… Guardar el corazón quiere decir también amar con pureza y con pasión a quienes debamos amar, y excluir al mismo tiempo los celos, las envidias y las inquietudes, que son causas ciertas de desorden en el amar. Si imaginamos al corazón como un campo de batalla, podemos decir que esa ciencia enseña a vivir continuamente como los centinelas en las avanzadas.

Verdad es que el camino no es fácil, pero cuando el corazón ha alcanzado la purificación completa, Dios nuestro Señor, con su presencia y con su amor, ocupa el alma y todas sus potencias: memoria, inteligencia, voluntad. Y de este modo la pureza del corazón conduce al hombre a la unión con Dios.

En la escuela del corazón podemos aprender, en un instante, más cosas de cuantas nos puedan enseñar en un siglo los maestros de la tierra. Sin la guarda del corazón, por más que queramos empeñarnos, no llegaremos nunca a la santidad (Salvador Canals, Ascética meditada, Ediciones Rialp, 1962).

La gente suele decir que el amor es ciego. El ciego no es el amor sino el odio, que muchas veces no permite ver las grandes virtudes de los demás.

¿De qué les hablaría San Juan Pablo II a los franceses? Ellos presumen de ser fuertes en el amor. Pues de eso les habló en su viaje a Francia: Toda la historia de la humanidad es la historia de la necesidad de amar y de ser amados… El corazón es la apertura de todo el ser a la existencia de los demás, la capacidad de adivinarlos, de comprenderlos. Una sensibilidad así, auténtica y profunda, hace vulnerable. Por eso, algunos se sienten tentados a deshacerse de ella, encerrándose en sí mismos… Jóvenes de Francia: ¡Alzad más frecuentemente los ojos hacia Jesucristo! El es el Hombre que más ha amado, del modo más consciente, más voluntario, más gratuito… ¡Contemplad al Hombre-Dios, al hombre del corazón traspasado! ¡No tengáis miedo! “Jesús no vino a condenar el amor, sino a liberar el amor de sus equívocos y de sus falsificaciones. Fue él quien transformó el corazón de Zaqueo, de la Samaritana y quien realiza, hoy todavía, por todo el mundo, parecidas conversiones. Me imagino que esta noche, Cristo murmura a cada uno y a cada una de entre vosotros: “¡Dame, hijo mío, tu corazón!”. Yo lo purificaré, yo lo fortaleceré, yo lo orientaré hacia cuantos lo necesitan: tu propia familia, tu comunidad, tu ambiente social… El amor exige ser compartido”. Sin Dios el hombre pierde la clave de sí mismo, pierde la clave de su historia. Porque, desde la creación, lleva en sí la semejanza de Dios” (nn. 5 y 6).

NOVIAZGO CRISTIANO: 5 CONSEJOS

Tras recuperar la palabra y el concepto de noviazgo como periodo de preparación para un amor auténtico y un compromiso de por vida, Marta Espíldora, de 21 años, explica en una de las Charlas GEN que organiza la Delegación de Pastoral Juvenil de la Archidiócesis de Toledo cómo vivir cristianamente esa relación para que sea realmente un buen fundamento del matrimonio.