Mujer hermosa en lugar de sexy

Una mujer hermosa es una mujer que posee una belleza que se hace cada vez más definida en el trato, en la conversación y en la mirada. Su hermosura está en la forma en que camina, en su forma de hablar y se presentarse. Está en la manera en que brilla desde dentro hacia afuera. Es su alma y su chispa la que la hace hermosa. Puede ser la mujer que no notas al principio, que no siempre sobresale. No se le pone el adjetivo de “sexy”, adjetivo que se usa frívolamente.

Hay cosas que hacen que la mujer sea hermosa en lugar de sexy, como que se sabe dar a respetar, que usa un lenguaje elegante, no bajo o soez. No hay mujer más bella que la que tiene un gran corazón, no hay mujer más admirable que la que tiene dignidad; no hay mujer más elegante que la que es una dama. La mujer sabia se conoce y trata de conocer a los demás. Una mujer es feliz si se sabe valorar y valora a los que la rodean.

Su vestido es no es un mero tener extrínseco, sino una manera de completar su propia humanidad. Ve la moda como una síntesis de cuerpo y espíritu; de intimidad y exterioridad. Entendida así, convierte la apariencia y la fantasía en medios de manifestación de su espíritu, de manifestar lo bello. La moda y las preferencias de cada quien son particulares, porque el gusto es una idea indeterminada que cobra significado sólo en la exposición individual de cada sujeto.

Hay una percepción de que yo soy yo, y de que sólo yo soy yo. Pero también hay la percepción de un tú posible, de una compañía adecuada. Mi cuerpo tiene la capacidad de expresar compañía. La principal palabra humana no es el cuerpo. Si una muchacha engancha por sus piernas, allí se va a quedar el novio. Allí la persona no es percibida. Luego saldrá el ser real.

El poeta Ramón López Velarde escribió:

Suave Patria: tú vales por el río /

de las virtudes de tu mujerío.

Eso quiere decir, puesto en prosa, que México vale por las virtudes de sus mujeres. El famoso investigador norteamericano, Patrick Fagan, dice que la fortaleza de un país depende de cómo la ciudadanía use la sexualidad: Si hay familias fuertes y personas castas, esa sociedad es como ciudad amurallada, impenetrable ante los avances del enemigo.

Una mujer valiente es la que tiene convicciones y no lleva una doble vida. Una mujer que sabe dar y recibir, es equilibrada, y, por tanto, tiene más capacidad para hacer felices a los demás. El Papa Francisco dice que “la mujer da armonía y sentido al mundo” (Febrero 2017).

Se ha difundido la convicción —totalmente embustera— de que la pureza es enemiga del amor. La pureza es la condición indispensable para poder amar, para amar de verdad, para amar fielmente. Si uno no es dueño de sí mismo, ¿cómo puede entregarse a otro? Y si dos personas se aman ¿deben esperar?… Si él y ella están profundamente enamorados, ¿no es suficiente eso para enlazarlos para siempre? No. Enamorarse es la cosa más fácil del mundo. Permanecer enamorados, lo más difícil. Hay que proteger y cultivar, por tanto, el amor. El matrimonio supone amor pero es mucho más que el amor. Es mucho más que un contrato (que es intercambio de bienes y servicios), es una alianza (tú eres mío y yo soy tuya). Es una promesa de fidelidad, porque el matrimonio pide exclusividad y duración. Todo el mundo quiere un amor duradero.

La biografía real de una persona son sus valores. “Cada uno se transforma en lo que hace”. Si un hombre asesina, y no reconoce que hizo una mala acción, y sigue asesinando, se convierte en un asesino. Ser hijo de Dios no se alcanza por nacimiento, sino que se llega a ser progresivamente con la profundización en la fe, con la escucha prolongada de la palabra de Dios, con su interiorización.

¡Aprende a amar y a decir que no!

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El gobierno federal de los Estados Unidos y organizaciones como MEX-FAM (Paternidad Planificada), que alegan querer reducir el índice de embarazos en los adolescentes, han tenido más de tres décadas y han gastado más de $4 mil millones para implementar sus “métodos” para promover las “relaciones sexuales sin riesgo”.

Primeramente dijeron que era necesario implementar la enseñanza de la educación sexual (sin valores morales), en todas las escuelas públicas. Después añadieron información e instrucciones específicas a los estudiantes sobre el uso de los anticonceptivos en dichas clases. Inclusive llegaron al punto de abrir clínicas para entregarle anticonceptivos a la juventud, en muchas escuelas de EE.UU. (1)

Después de más de 20 años de su “metodología”, ¿cuáles han sido los resultados? Los embarazos ilegítimos han aumentado en un 87% y los abortos en un 67% entre las adolescentes. El SIDA ha aumentado en un 44% desde 1989 y hay más de 20 diferentes tipos de enfermedades venéreas con miles de nuevos casos todos los años, sobre todo entre los jóvenes. (2) Este monumental fracaso ha coincidido con un aumento sin precedentes de la promiscuidad juvenil. (3)

Lo lógico sería que los promotores de la educación sexual y los anticonceptivos para las jóvenes hubieran aprendido su lección (como la aprendieron los suecos), y decidido promover seriamente la abstinencia y los valores morales tradicionales.

Sin embargo, ¿cual es la “solución” que nos presentan ellos ahora? ¡El preservativo para jóvenes adolescentes! De este modo les envían a dichos jóvenes el mensaje, de que es imposible que ellos controlen sus deseos sexuales, y que lo más importante es “protegerles” del SIDA o de un embarazo no deseado.

Pero este “mensaje de protección” es un engaño muy peligroso. Los preservativos pueden fallar por los menos el 15.7% de las veces durante un año en prevenir embarazos. En el caso de las adolescentes no casadas pertenecientes a minorías, los preservativos pueden fallar hasta el 36.3% de las veces. (4) Si esto ocurre con la prevención de embarazos, ¡cuánto más podrán fallar en impedir la transmisión del virus del SIDA! Un embarazo sólo puede ocurrir mientras esté el óvulo presente y se tengan relaciones sexuales. Y esto sólo ocurre unos pocos días al mes. Sin embargo, una persona puede ser infectada con el virus del SIDA cada vez que tenga relaciones sexuales con alguien que ya está infectado.

Además, el virus del SIDA es 450 veces más pequeño que el espermatozoide y 50 veces más pequeño que los microscópicos orificios que los científicos han descubierto en la goma látex, con la cual se fabrican los mejores preservativos. Los virus de las principales y más dañinas enfermedades venéreas también son más pequeños que el espermatozoide o que los orificios de la goma látex. (5)

Verdaderamente es una irresponsable locura aconsejarles a los jóvenes (o a cualquiera) el uso de los preservativos para prevenir el SIDA, las enfermedades venéreas o los embarazos “no deseados”. Sin embargo, ahora el gobierno del Presidente Clinton está transmitiendo por televisión anuncios que promueven el preservativo para “prevenir” el SIDA. Algunos de éstos son extremadamente sugestivos, como el que muestra un paquete de preservativos saliendo de una gaveta y saltando sobre una cama donde se encuentra una pareja. En otro comercial se dice que: “Un preservativo de látex, usado correctamente, previene el contagio del virus que causa el SIDA,” lo cual, como ya hemos visto, no es cierto. (6) Inclusive la Dra. Joycelyn Elders, Ex-Cirujana General de los EE.UU., planteó que, como parte del plan nacional de salud, se instalaran “clínicas de salud” en todos las escuelas públicas del país, y que en dichas “clínicas” se repartieran anticonceptivos, especialmente preservativos. (7)

El preservativo no es la solución para el SIDA. ¡La solución es tan sencilla! ¡Simplemente enséñenles a los jóvenes a decir que no a las relaciones sexuales premaritales!

Magaly Llaguno

Notas

  1. George Grant. Grand Illusions: The Legacy of Planned Parenthood. Wolgemuth & Hyatt, Publishers, Inc., 1988, pp. 32-33; “Condom Roulette,” Washington Watch 3 (Washington: Family Research Council), enero 1992, p. 1.
  2. “Condom Roulette,” In Focus 25 (Washington: Family Reasearch Council, febrero 1992), p. 2; Gilber L. Crouse, Office of Planning and Evaluation, U.S. Dept. of Health & Human Services, t.i., March 12, 1992; “Heterolsexual HIV Transmission Up in the U.S.,” American Medical News (febrero 3, 1992): 35; “In Defense of a Little Virginity, a Message of Focus on the Family,” USA Today, abril 14, 1992.
  3. Grant, 116.
  4. Elise F. Jones y Jacqueline Darroch Forrest, “Contraceptive Failure in the U.S.: Revised Estimates from the 1982 National Survey of Family Growth,” Family Planning Perspectives 21 (mayo/junio 1989): 103 y 105.
  5. Susan G. Arnold et al., “Latex Gloves Not Enough to Exclude Viruses,” Nature 335 (sept., 1, 1988): 19; Nancy E. Dirubbo, “The Condom Barrier,” American Journal of Nursing, oct. 1987, p. 1306; Margaret Fischi et al, “Evaluation…” Washington Post, 6 de febrero, 1987.
  6. Martin Merzer, “Anuncios sobre SIDA apuntan a jóvenes,” El Nuevo Herald, 5 de enero, 1994, pp. 1A y 7A.
  7. Christopher Scanlan, “New Message for Teens: At the Least, Use a Condom,” The Miami Herald, 5 de septiembre, 1993; “A Conversation With Dr. Joycelyn Elders,” ABC News Nightline, 8 de septiembre, 1993.

7 técnicas para mantener la calma cuando tus hijos pasan de todo

Mucho más eficaces que gritar

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“¡¡No gritéis!!”. Cuando les grito esto a mis niños, ¿les estoy dando un consejo para su vida, exigiendo una orden para que la casa no sea una jaula de grillos o sencillamente me estoy desahogando? Creo que es una reflexión importante… A lo mejor son un poco las tres cosas mezcladas, quizás la intensidad del tono de mi voz es directamente proporcional al peso de la tercera alternativa.

Saber mantener la calma, controlar las propias emociones, es esencial para educar, llevar un equipo, realizar un proyecto,… Y muy difícil a veces, con el ritmo que llevamos.

“Vale más practicar algún deporte que “hacer pagar” a los niños una tensión de la que no son responsables, sólo la desencadenan -dice Anne Bacus en el libro 100 ideas para que tus hijos te obedezcan (sin gritos ni amenazas)-. Para mejorar en este ámbito y sucumbir menos a la cólera, es importante que empieces por reconocer que el niño no tiene la ‘culpa’. Cada uno es responsable de sus emociones y de la manera en que las expresa”.

Tus esfuerzos por mantener la armonía serán una lección y un ejemplo muy positivos para que ellos también contengan sus emociones y eviten herir con su ira. Además evitarán que los pequeños sientan que tienen el control sobre tus emociones y te ayudarán a ser más justo con tu actitud y tus sanciones.

Para cuanto no te obedezcan, “pasen” de todo, se porten fatal o cualquier otra situación que te sulfure, esta doctora en psicología ofrece 7 técnicas para mantener la calma:

1. Concédete un momento antes de reaccionar: Si sientes que la ira te está inundando, intenta respirar profundamente dos o tres veces para detenerla; quizás necesites alejarte y aislarte un momento (o más). La idea es haber recuperado la calma antes de reaccionar o responder.

2. Presta atención a las palabras que dices, podrías lamentarlas después. Si estás en tensión cuanto menos hables mejor.

3.  Desconfía de los días y momentos “de riesgo” porque si tienes mucho cansancio, estrés o preocupación, el menor incidente puede provocar una explosión.

4. Libera tensión. Hay distintas maneras de sacar la energía negativa mejores que las palabras o gestos agresivos, por ejemplo golpear una almohada, chutar un balón, hacer flexiones, dar un paseo, cantar,…

5. Exterioriza lo que sientes (escribiéndolo o expresándolo a través del arte, por ejemplo) o explícaselo a alguien, esto desahoga bastante y además a lo mejor te pueden ayudar. ¿Has pensado en recurrir a María la madre de Jesús, a algún santo o a Dios?

6. Expresa afecto a quien te está poniendo nervioso. Bacus invita a hacer esta prueba: “cuando te des cuenta de que los dos empezáis a enfadaros, coge en brazos a tu pequeño y abrázalo con fuerza. Míralo a los ojos y dile: “¡Si supieras lo muchísimo que te quiero!” o “vamos a calmarnos y a darnos un abrazo, ¿vale?”. En función de lo cariñosos que seáis, este experimento de choque puede tomar diversas formas.

7. Asúmelo como un reto, pide ayuda para no gritar si notas cada vez más enfado e incluso dirígete a él con una voz dulce. El efecto podría sorprenderte.

Identifica qué técnicas te resultan más útiles a ti y ¡creatividad! encuentra otras nuevas y compártelas.

Marido ayuda a reformar el hospital donde su esposa fue internada

Conmovido con las pésimas condiciones del lugar, él no quiso reclamar y decidió actuar

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Paredes limpias y piso nuevo, brillante. El aire acondicionado ayuda a enfrentar el calor. Para los niños, una alegre ludoteca. Este es el escenario en la Santa Casa de Misericordia de José Bonifácio, ciudad con alrededor de 35 mil habitantes, localizada en la región noroeste del estado de San Paulo.

Además, meses atrás, quien visitaba el hospital se encontraba con una situación muy diferente. Fue lo que sucedió con el corredor inmobiliario, Sidnei Picolo, de 57 años. Su mujer necesitó ser internada en Santa Casa para curar una fuerte crisis de laberintitis. “Me quedé atónito cuando vi las paredes sucias, los colchones pegados a los fierros de la cama con óxido y los pisos y azulejos cayéndose. Estaba todo hecho polvo”, describe el corredor.

Pero en lugar de reclamar, Sidnei tuvo otra actitud: decidió – el mismo – reformar el cuarto donde su mujer había sido internada durante algunos días. Pintó las paredes, arregló la cama y dejó aquel ambiente un poco más agradable.

Además, el espíritu de solidaridad de Sidnei habló más alto. Ahí, él decidió reformar más camas y armarios. Después, quiso cambiar el piso. Y vio que para eso necesitaba ayuda de más gente.

Tomó el celular y salió para llamar a amigos y empresarios. Recaudó dinero, materiales de construcción y, principalmente, logró la ayuda de gente con ese mismo ideal de solidaridad, dispuesta a ayudar en el trabajo de obra. Al poco tiempo, el hospital se fue transformando.

En alrededor de 10 meses de trabajo, todo el predio centenario del hospital estaba pintado. Además de eso, se instalaron 16 aparatos de aire acondicionado y 8 televisiones nuevas en los cuartos y en la enfermería. El “maratón de la solidaridad” también consiguió reformar 45 camas y 45 colchones, además de reemplazar 180 metros cuadrados de piso antiguo y estropeado de los corredores por granito natural. Otros 170 metros cuadrados de granilite – un tipo específico de piso muy utilizado en hospitales – también fueron colocados en los cuartos, así como los armarios y las telas de protección en las ventanas, que ganaron una cara nueva.

Debido a la pésima infraestructura, el sector de Pediatría del hospital estaba listo a cerrar, pues había sido considerado insalubre por la Vigilancia Sanitaria. Ahora, el local ha sido recuperado y se ha beneficiado de hasta una colorida y equipada ludoteca.

Y ¿sabes cuánto costó todo eso? Menos de 100 mil reales, valor muy por debajo de lo que tradicionalmente se ha visto en licitaciones públicas.

Una ayuda que llegó en buena hora, ya que Santa Casa de José Bonifácio atraviesa dificultades económicas. De acuerdo con los administradores, la institución recibe alrededor de 660 mil reales al mes de los gobiernos estatal, federal y municipal, pero los gastos son alrededor de 700 mil reales.

El corredor le garantizó a un periodista que no tiene pretensiones políticas y está emocionado al ver el resultado conseguido con la ayuda de la comunidad: “Me siento bendecido por Dios. Fue él quien me puso en el camino de estas personas para dar más dignidad a quien necesita atención en la red de salud pública”, afirma Sidnei.

Hace tres años, el corredor también necesitó ser internado en ese mismo hospital para curar una grave enfermedad en el páncreas. Para él, la cura fue un verdadero milagro.

La gratitud por su recuperación y por la salud de su esposa motivaron aún más el trabajo solidario. “Pienso que yo tenía que cumplir esa misión. Y lo hago sólo por amor”, finaliza el corredor.

Con información de G1

Madre soltera y abandonada cuenta su increíble lucha por sobrevivir

Aún sin saber cómo cuidar de un hijo, se da la vida por él

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Muchos son los casos de mujeres abandonadas a su suerte tras descubrir que están embarazadas. Mucho es el miedo al que se enfrentan, pero no están solas, a través de Caritas Diocesana de Barcelona muchas mujeres recobran la fe en sí mismas y encuentran una familia y la solidaridad que habían perdido.

Nos olvidamos de ser una familia

Cuatro aspectos plenos de una hermosa vida familiar

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Esa mañana no pude más y abandone la oficina en manos de mi asistente, no me podía concentrar. El día anterior había sido mi cumpleaños, y ni mi esposa ni mis hijos se acordaron, antes no me importaba, pero ahora lo necesito. Me sentía frustrado y sobre todo, culpable, pues yo mismo, atareado en ganar dinero, casi siempre olvide alimentar valores para permanecer muy unidos y festejar nuestra vida familiar.

De pronto mi matrimonio y familia, que parecían perfectos ante nuestro pudiente entorno social, empezó  a no serlo tanto ante mis ojos.

Mi empresa crecía, mi esposa se veía contenta con una apretada agenda social y mis hijos en la adolescencia y primera juventud, eran buenos estudiantes. Vivíamos de prisa con un mínimo trato  que parecía ser lo funcional. En los fugaces contactos entre nosotros,  hablábamos solo de cosas: de  noticias, calificaciones, diversión, del último viaje, de trabajo, o…dinero. Parecía que no hacía falta  tiempo ni la confiada intimidad tan necesaria para alimentar el  amor…  pero el mínimo trato ocultaba en realidad una real indiferencia. Por ello el más pequeño conflicto ponía en evidencia un egoísmo en el que nadie cedía un ápice. Era un primero yo, después yo y por ultimo yo.

Había un equilibrio que exigía demasiadas condiciones que alimentaban el egoísmo. La vivencia del amor familiar se nos iba de las manos. Yo había participado en todo aquello, ahora me sentía decepcionado, triste…solo.

Eso sí, teníamos mucho dinero. 

Un día, sin haberlo planeado acepte la invitación de un viejo amigo a la celebración de sus bodas de plata, lo hice siguiendo un impulso por alejarme un poco del trabajo, compromisos y las prisas… quería pensar, sobre todo, en mi crisis familiar.  Lo hice sin despedirme de mi esposa, ni de mis hijos, seguro de que no habrían querido acompañarme, entre otras razones  porque mi amigo no figuraba entre la lista de nuestras selectas y ricas amistades. Yo mismo lo admito, siempre lo había ignorado por los mismos motivos, aunque él siempre me busco. Por eso tenía años de no verlo, a pesar de que vivía en una pequeña ciudad a solo a una hora de camino.

Decidido tome una carretera secundaria sombreada por añosos y grandes árboles entre campos labrados.

Al llegar, me estacione frente a una modesta casa con un pequeño y cuidado jardín en cuya cochera observe un auto de modelo viejo muy bien conservado. Mi amigo salió a recibirme con la más cordial y sincera sonrisa, orgulloso me paso a su casa y me presento a sus amables hijos, nueras, yernos y primeros nietos, para luego irnos todos a misa y regresar a departir.  Mientras, me avergüenza reconocerlo,  prejuiciosamente yo me medía haciendo rápidas comparaciones tratando de justificarme en lo que consideraba mis logros  y encontrar una respuesta a mi frustración.  Así que hice consideraciones sobre su ciudad, colonia, coche, casa, vestimenta, amistades, la misma fiesta… Vaya pensé, es un pobretón, dos de mis coches  valen un poco más que todo esto… pero… bueno, ya estoy aquí.  Y me decidí a convivir  de amable manera, por aquello de que lo cortés no quita lo adinerado.

Al final todos salieron a despedirme, poniéndose a mis órdenes entre abrazos confiados, sobre todo mi amigo. Emprendí el regreso pero ya no era el mismo, hubiera querido quedarme más tiempo en ese ambiente de acogedor calor humano, fresco, espontaneo. Un ambiente sin los encorsetamientos a que  tan acostumbrado estaba.

En el camino retome las comparaciones, pero ahora, desde otros ángulos donde resulte ser yo el pobretón y mi amigo poseedor de una riqueza que quedo muy clara ante mis ojos. Una riqueza que envidie con envidia de la buena, y para la que mi dinero no alcanzaba, no servía.

Una riqueza que puedo describir en cuatro aspectos plenos de una hermosa vida familiar.

  • A la iglesia asistieron muchos de sus amigos, cuya estima solo tenía que ver con que eran verdaderamente queridos en su comunidad. No eran relaciones de conveniencia, ni de simple afinidad socioeconómica.
  • Sus hijos guardaban un ambiente de confianza entre ellos unidos por el amor, la admiración y el respeto hacia sus padres. Su ambiente era auténticamente alegre y festivo en torno al motivo de celebración.
  • Mi amigo se tomaba constantemente de la mano con su esposa, y en los ojos de ambos se podía ver  la alegría de un amor del que hacían participes a los demás. Daban testimonio de la promesa   hecha hacia veinticinco años en el altar, de amarse y respetarse todos los días de su vida, habiendo sin dudas pasado muchas pruebas,  como todo matrimonio.
  • Mi amigo y su esposa hablaban orgullosos y agradecidos de Dios por  la familia que habían formado.

Ellos tenían lo esencial y lo valoraban como una verdad que nada ni nadie les podría quitar. 

Mi familia en cambio, dependía solo de lo que se puede ver, tocar, medir y a lo que corresponde un valor por el que se pueda comprar.

Estábamos olvidando que el verdadero valor de las cosas solo se ve con el corazón. En otras palabras,  de seguir así, terminaríamos tan pobres que lo único que tendríamos seria dinero, y el dinero es algo que cualquiera puede terminar perdiendo.

Regrese  decidido a comenzar un proceso de restauración de lazos familiares, consciente de que  implicaría paciencia para lograr mejorar gradualmente, y de que nunca es tarde para el amor.

El  plan consistió en concienciar a mi esposa, y luego a nuestros hijos, de la necesidad de cambios importantísimos, participando más que nada con nuestro ejemplo de padres.

Nos pusimos de acuerdo en aspectos como:

  • Comer siempre juntos,  los que coincidamos  en casa.
  • Promover charlas de sobremesa, sin celular, de preferencia con la nota de anécdotas familiares.
  • Hacer del domingo un día familiar, comiendo en casa, ya que en los restaurantes se da el compromiso de departir con conocidos, más ruido y distractores y no se da la intimidad familiar.
  • Buscar a mis hijos uno a uno, para un trato personal, dependiendo  de las circunstancias, en alguna caminata,  café o desayuno.
  • Asistir a misa juntos los domingos.
  • Proponer charlas   en la que nos abramos a compartir sentimientos, convicciones, alegrías, penas, en torno a los sucesos en la vida de cada miembro de la familia.
  • Dar ejemplo en manifestaciones de afecto abrazando a mis hijos, a mi esposa.
  • Establecer reglas en el uso de audífonos y celulares, etc. en los momentos de convivencia.
  • Dar ejemplo de una nueva actitud conciliadora en el manejo o de conflictos,  promoviendo la generosidad y la solidaridad.
  • Aprender a pedir las cosas por favor, y dar las gracias.
  • Quien salga  de viaje, llamar,  enviar whatsapp con manifestaciones de cariño y comentarios sobre las vivencias del momento y algunas fotos.
  • Cuando coincidan eventos sociales  con los de la familia,  darle prioridad a la familia.

Entre tantos otros aspectos que se pueden ir incorporando gradualmente.

Es importante no proponerse muchos cambios desde un principio, pues al no alcanzarlos, puede darse el desánimo. Es mejor, pocos, concretos e ir construyendo sobre estos.

Nosotros vamos logrando con mucha paciencia reavivar los lazos del amor, no ha sido fácil, pero cada pequeño  logro crea grandes dosis de satisfacción por las que vale la pena seguir adelante en el proyecto de reconstruir una comunidad de vida y amor. Esforzándonos por escoger la mejor parte del matrimonio y la familia, esa que nada ni nadie nos podrá quitar.

La familia contiene en sí toda la capacidad  natural de auto regenerarse, si se apela con toda libertad al amor incondicional que funda las relaciones de sus miembros. 

Por Orfa Astorga de Lira.

Máster en matrimonio y familia, Universidad de Navarra.

Escríbenos: a consultorio@aleteia.org

“Una historia de amor”

El comercial que nos hace recordar ese primer amor que olvidamos

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Este bello corto se asemeja a la realidad que muchos vivimos hoy en día en nuestro trabajo u hogar. A veces olvidamos el propósito de las cosas, dejamos de lado el objetivo por el que estábamos luchando y tomamos el camino equivocado; como si la vida se tratase de una carrera.

Los protagonistas de esta historia se concentraron en construir un imperio para ser el ganador, pero olvidaron que el motivo que los impulsó a agrandar su negocio. Muchos de nosotros hemos pasado por la misma situación en otros ámbitos de la vida, olvidamos por completo el propósito que nos impulsó a tener clara una meta, y al final, cuando ya han pasado tal vez muchos años, nos damos cuenta que hemos perdido el tiempo en cosas que verdaderamente no importaban o peor aun llegando a una meta que no era la nuestra.

Cuando tenemos en mente un objetivo es importante trazar una ruta, un camino con pasos firmes que poco a poco nos permitan llegar a la meta sin dejar de lado los detalles pequeños, sin olvidar a las personas que nos ayudan a avanzar, a los que nos aconsejan, a los que nos corrigen o a los que (como la familia) siempre están ahí para ayudarnos. Hay muchos ejemplos para citar aquí. Uno de los más comunes se encuentra presente en el ámbito laboral, en la necesidad cada vez más urgente de pisotear al otro, de ser el número uno a toda costa, sin importar lo que conlleva, sin importar a cuantas personas lastime o destruya.

En las relaciones de pareja también puede pasar lo mismo, es como si a los dos les fallara la memoria y olvidaran que fue lo que los unió, cuales fueron esos detalles únicos que los hicieron amarse con tanta fuerza o cuál fue la razón por la que decidieron unir sus vidas y se centraran únicamente en competir. Un ejemplo bastante común de nuestra época, son algunos padres, sedientos de triunfo, aquellos que buscan especializarse cada vez más, llenar su hoja de vida con títulos que los hagan merecedores de altos cargos y por lo tanto salarios más altos. Buscan duplicar sus ganancias con el objetivo de «darle lo mejor a los hijos» y en el afán de llegar más lejos olvidan por completo su rol de padres.

De esta forma podemos llegar a tener una situación paradójica, en la que el padre, la madre o ambos están ausentes todo el tiempo, inmersos en sus trabajos, reuniones, conferencias o viajes de negocios, pensando que eso que hacen es lo mejor que pueden hacer por su familia, pero ¿es eso cierto? ¿Cómo podremos darle lo mejor a nuestros hijos si nunca estamos con ellos? Buscar el equilibrio entre nuestras metas y las personas a las que amamos es fundamental.

El final de esta historia además de ser conmovedor es alentador. Esta joven pareja nos recuerda que aunque hayan pasado muchos años nunca es tarde para volver a empezar de la manera correcta, como dicen por ahí, con el pie derecho. A pesar de que tardaron muchos años en darse cuenta de que la esencia de sus negocios había perdido todo sentido y carecía en su totalidad del «toque humano», por decirlo de alguna manera, supieron renunciar a ello y emprendieron juntos un nuevo proyecto en el que las habilidades de ambos eran el motor que sostenía, no solo su negocio, sino sus vidas.

Esta enfermedad del olvido (de la que lastimosamente muchos sufrimos) es resultado del agotador camino que hemos elegido para llevar a cabo nuestros planes. Podemos ser testigos de ello no solo en el ámbito laboral o en el de la pareja, también puede estar presente en las amistades que construimos con los demás.

¡Qué gran lección nos da este corto! Preguntémonos a nosotros mismos: ¿Por qué? ¿Por qué estamos haciendo las cosas?,¿por qué llevamos el estilo de vida que llevamos?, ¿por qué estamos donde estamos? Alcanzar nuestros sueños es mucho más fácil cuando tenemos presente el motivo que nos impulsa, pero es aún más fácil cuando elegimos llevar a cabo esos planes de la mano de Dios.

Frase mágica para las buenas decisiones

Siempre que tengas dudas sobre una decisión o sobre la realización de algo, hazte esta pregunta

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Este año he escrito mucho sobre cómo tomar buenas decisiones y hacer buenas elecciones.

Hoy quiero compartir contigo una frase que uso siempre cuando surge una duda sobre hacer o no algo.

Siempre que tengas dudas sobre una decisión o hacer algo, pregúntate:

“¿Cuánto me acerca a mi objetivo?”

Todos tenemos sueños, objetivos y metas por alcanzar, y a lo largo del camino, aparecen dudas sobre las acciones y decisiones que tenemos que tomar.

“Hacer un curso de lenguas ¿cuánto me ayudará para cambiar de trabajo?”

“¿Cuánto me ayudará a mi independencia económica cambiar de empleo?”

“Discutir por pequeñas cosas ¿cuánto me ayudará a tener relaciones felices?”

¡Hazlo!

Hazte esa pregunta y verás que es más fácil tomar buenas decisiones.

Puedes usar o crear otras preguntas como:

“¿Esto me acerca o me aleja de mi objetivo?”

“¿Hacer esto eleva mi vida en pro de mi sueños?”

“¿Qué gano si hago esto?”

“¿Qué pierdo si hago eso?”

Personalmente, el “cuánto” es lo que más uso, por eso, lo quise compartir.

Escoge lo que mejor se adecue a ti y úsalo en tus decisiones.

Adaptado de A vida que você quer

Educar en valores

Un desafío de nuestra época

¿Por qué, qué son, cómo transmitirlos?

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Sin lugar a dudas, los padres de nuestra época tenemos un gran desafío para educar a los hijos en los valores que consideramos necesarios para hacerlos personas de bien.

Actualmente, los niños tienen un sinfín de medios que influyen en ellos, como son la televisión, las redes sociales, la escuela, el internet, etc., por lo que debemos estar muy atentos, en el entendido de que la familia debe seguir siendo el principal medio para la transmisión de los valores.

Siendo la familia el primer lugar de aprendizaje de los valores, como padres debemos ser el mejor ejemplo para nuestros hijos, ya que los niños hacen lo que ven y nosotros, como adultos, debemos transmitir estos conocimientos con nuestras conductas y actitudes, no sólo diciendo lo que nos parece que es bueno o malo, sino teniendo claro qué clase de personas queremos ser y qué mundo le queremos dejar a nuestros hijos.

Para lograr esta tarea, los padres necesitamos ser coherentes, consistentes, firmes y empáticos.

¿Porqué educar en valores?

Porque los valores son vivencias y experiencias que están dentro de nosotros, y es durante la niñez cuando se aprenden y asimilan estas vivencias. Porque una persona valiosa es alguien que vive de acuerdo a sus valores.

¿Qué son los valores?

Los valores son cualidades que las personas vamos adquiriendo y que nos hacen ser mejores. Son los fundamentos que rigen nuestras vidas y que nos ayudan a tomar decisiones. Son cualidades especiales que nos hacen ver las cosas de manera positiva.

Los valores valen por sí mismos; son importantes por lo que son, por ejemplo, aunque seamos injustos, la justicia sigue siendo un valor, lo mismo pasa con la honestidad, la generosidad, etc.

Hay valores universales ya que el ser humano vive en comunidad y necesita tener principios que orienten su comportamiento en relación con los demás, tales como la honestidad, la responsabilidad, la verdad, la solidaridad, la cooperación, la tolerancia, el respeto y la paz, entre otros; hay también valores personales, familiares, morales, sociales, materiales. Todos ellos nos ayudan a construir nuestra vida y a relacionarnos con las demás personas.

No basta con saber qué es un valor, lo importante es vivirlo; los valores se aprenden cuando se viven. Existen muchos valores y cada persona tiene su propia escala de valores, pero necesitamos mostrarles a nuestros hijos la mayoría, que sepan hacer suyos los valores que han observado en su familia, para que ellos, actuando con libertad tengan sus propios criterios y decidan su propia escala de valores, ya que uno de los fines de la educación es precisamente que nuestros hijos construyan su propia vida, pensando y eligiendo por ellos mismos, y así lleguen a ser felices.

¿Cómo transmitir los valores?

Antes que nada, a través del amor, la calidad de tiempo que demos a nuestros hijos, el interés y la empatía, los hábitos diarios y organizando nuestro tiempo para jugar con ellos, ya que este es un medio ideal para enseñar y aprender los valores.

En nuestra sociedad, donde se valora más lo que tenemos que lo que somos, existe una verdadera crisis de valores, por lo que tenemos que estar muy atentos a nuestro comportamiento para no caer en contradicciones, pues así como hay una escala de valores también hay una serie de antivalores como la irresponsabilidad, la deshonestidad, la intolerancia, el egoísmo y otros muchos que nos hacen tener una actitud negativa hacía los valores.

Debemos recordar que los niños aprenden con el ejemplo que les damos los padres, en nuestra forma de relacionarnos con los demás, de pedir las cosas, de cooperar, de ayudar, de reclamar, de tolerar, de aceptar, ya que si nuestro hijos conocen sus límites podrán lograr una convivencia sana, tanto en su familia como en su escuela y otros lugares.

Es pues en la familia donde se inicia la construcción de los valores. Si se viven en ella, los hijos los podrán aprender y practicar respetando a las personas que los rodean, pues son la base para relacionarnos y tener una convivencia armoniosa.

Pastoral Familiar Arquidiócesis de México

Artículo originalmente publicado por Desde la fe