El ingeniero francés Louis Réard inventó el bikini. La primera vez que fue lanzado el bikini, ninguna modelo francesa se lo quería poner, así que tuvo que contratar una stipper. Antes de que Réard inventara el bikini las mujeres usaban trajes de baño completos o de dos piezas, pero no enseñaban el ombligo. Se le veía como una prenda sospechosa favorecida por escandalosos estilos mediterráneos. Las mujeres que usaban bikini eran expulsadas de las playas en los años 50.
En un estudio se encontró que el cerebro de un hombre responde a una mujer con bikini como si estuviera viendo un objeto, no una persona. En otro estudio de Princeton, encontraron que los hombres que veían imágenes de mujeres con bikini, las asociaban con verbos de acción en primera persona como “yo empujo”, “yo tomo”, “yo lo manejo”. Pero cuando veían a una mujer vestida modestamente, la asociaban con verbos de acción en tercera persona, como “ella empuja”, “ella lo toma”, etc. Investigadores del National Geographic concluyeron que las mujeres con bikini inspiran a los hombres verlas como objetos, como algo que puede ser usado, en vez de verlas como alguien con quien se puede conectar. No hay mayor denigración de la mujer que reducirla a cuerpo. ¿Cómo usas tu belleza? (Fuente: familias.com).
“Me encanta la vulgaridad, el buen gusto es la muerte, la vulgaridad es la vida”. Estas palabras de la diseñadora inglesa de moda, Mary Quant, que se hizo famosa por la invención de la minifalda y los shorts, ponen de manifiesto la revolución de la moda que comenzó en los años sesenta: la vulgaridad. Esta mentalidad es contraria a todo orden y disciplina, así como a toda prohibición.
Una chica llevaba un palmo de vientre al aire. “Visto así porque es mi manera de gritar que necesito que me quieran. Tengo hambre de cariño”, decía. Los seres humanos no queremos a los cuerpos sino a las personas.
Necesitamos crear espacios comunicativos humanos en los que nadie necesite presentarse como un objeto para atraer la atención, en los que nadie se animalice exhibiéndose como cebo para atrapar al depredador.
El famoso psicoterapeuta. Viktor Frankl, se pregunta: “¿Qué es en realidad el ser humano? Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero asimismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme musitando una oración”. Y efectivamente, el hombre no vale por lo que tiene o por lo que es, sino por lo que decide, es decir, por el modo en que usa su libertad.
El tipo de mujer que un hombre prefiere revela el perfil de su alma. El modo de vestirse de una mujer refleja parte de su interioridad. Por eso, cuando el hombre se viste se cubre su cuerpo; cuando la mujer lo hace, descubre su alma.
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