Carta sobre noviazgo para un joven

Una vez me contaste que conociste a una chica que te gustó mucho, pero mucho, y ella hizo la lucha por conquistarte pero no lo logró, ¿por qué? porque no te gustaba el modo como vestía ya que se exhibía ante los ojos ajenos, y ese detalle no te convenció. Pudiste haber pensado: “Si me gusta tanto, voy a trabajarla. Si responde bien, sino, la dejo”. Finalmente, no le dijiste nada y la mandaste a volar, y como era bonita, pronto consiguió novio. En parte tienes razón porque el noviazgo es para conocerse a fondo en lo moral, lo psíquico, en el carácter y los valores, cosmovisión, etc., pero no está de más hablar sobre Dios y sus mandamientos, sobre el arrepentimiento y el perdón de Dios.

Hoy día muchas chicas seducen, arrastran a los varones dándoles amor sexual porque desconocen que ellas tienen una gran dignidad y eso, a la larga, desune a los novios pues desune al varón de Dios, y una relación fincada en lo sensible es vulnerable y, como los sentimientos son cambiantes, a la larga llega a aburrir porque no llegaron a conocerse y a amarse de verdad –por entretenerse en relaciones ilícitas-, y esa relación termina en la infidelidad. El único noviazgo sólido es el que se finca en conocer y amar a Dios, y el noviazgo que triunfa es el que invita a Dios a su noviazgo, a su matrimonio y a que acompañe toda su vida a cada instante.

Puede resultar interesante tratar de que tus amigas se acerquen a Dios, acudan al Sacramento del Perdón con corazón contrito y con la alegría de recomenzar, pero si eso las tiene sin cuidado, ¡vete con pies de plomo!, ¡no entregues el corazón de golpe!, pues sólo quien ama a Dios te puede amar como tú quieres ser amado: Por ti mismo, con desinterés, con amor verdadero, auténtico. ¿Por qué? Porque todos somos de barro y ensuciamos todo si el Señor no nos ha purificado, y, tristemente, esto nos socava, nos hiere en lo más profundo. Los masones suelen ser hombres sin escrúpulos pero, a la hora de casarse ¡eso sí!, prefieren a una mujer con fe firme pues esa mujer no los va a traicionar. ¡Nada tontos! Parte de la felicidad de un hombre radica en la lealtad de su mujer.

Una vez enamorados, no hay nada que hacer, ya se idealizó a esa persona, y se van a unir pase lo que pase y venga lo que venga, aunque él sea un libertino o ella sea una lagartona. Para tener la mente clara hay que vivir la abstinencia, pedir luces a Dios y orar frente a un sagrario, de tú a tú con Dios. Si no le damos tiempo a Dios quiere decir que no nos interesa. El ser humano pone su tiempo y su dinero en lo que le interesa.

Si una persona se mantiene al margen de tu familia –o te aísla-, y no intenta contacto con ninguno, tal vez se pueda interpretar como que es una persona que tiene un gran vacío o carga con muchas heridas, morales, psíquicas o espirituales. Se puede tratar de una persona amoral, no inmoral, es decir, no sabe distinguir el bien del mal, entonces esa persona necesita leer, reflexionar y, finalmente, dialogar. Muchas personas llevan heridas por el rechazo de seres que debían quererlas, por violación, por la separación de sus padres o por experiencias duras que han vivido. Antes de dar un paso serio –como es el matrimonio-, deben curarse para que sean capaces de amar y de darse a los demás, sino sólo van a querer divertirse, exaltar el ego y poseer muchas ¡muchas! cosas materiales. Van a presionar al cónyuge para que saque dinero de donde pueda, aunque sea robando, y mil cosas inimaginables.

Hay que tener cuidado también con las personas posesivas –hombres o mujeres-, que no te dejan dar un paso sin que ellas se enteren, que no te dan tiempo para tus amistades, tus hobbies o tu familia, porque eso más que una amistad es una cadena que no sabe respetar las zonas de autonomía de la persona humana, y así, no deja lugar para el desarrollo personal.

El hombre animalizado no puede entender las cosas de Dios, pero tiene redención, si corresponde a los requerimientos de Dios. El Señor nos habla a todos, pero si llevamos ruido dentro, no lo oímos, pues habla quedito.

¡Cuántas cosas dependen de un buen o un mal matrimonio o compromiso, pues hay quienes ya no se casan, para acabarla de amolar! Sin más por el momento, me despido con un abrazo cariñoso.

Becky

Autor: Moral y Luces

Moral y Luces

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