Salvó a la víctima de un accidente: ¿o fue un ángel?

Todos le vieron, pero no llegar ni irse y no sale en fotos

Misterio en torno a un sacerdote que ayudó a salvar a la víctima de un accidente: ¿o fue un ángel? 

Actualizado 12 agosto 2013

C.L. / ReL

¿Intervención sobrenatural en una carretera del estado norteamericano de Missouri? Para algunos de los testigos -y son testigos cualificados- no  hay ninguna duda de que lo que sucedió el 4 de agosto tras un severo accidente de coche no fue normal.

katie_lentzLa protagonista del hecho fue una estudiante universitaria,Katie Lentz, quien, según informa USA Today, salió ese domingo por la mañana de casa de sus padres con la intención de ir a la iglesia con unos amigos. El Mercedes que conducía chocó con otro vehículo y la joven quedó atrapada en una masa de hierro.

El sheriff de la localidad afirma que fue «el más terrorífico» de los que ha visto con supervivientes en sus 27 años de servicio (ver abajo el vídeo con su testimonio). La policía tuvo quecortar la carretera en más de tres kilómetros para facilitar la llegada de los servicios de emergencia, entre ellos un helicóptero que debía trasladarla inmediatamente al hospital, pues aunque Katie estaba consciente y tranquila, sus lesiones eran graves y amenazaban su vida.

Alguien para rezar… y tranquilizar
Extraer su cuerpo del amasijo de metal en el que se encontraba atrapado llevó casi una hora. Hubo un momento en el que la chica pidió si alguno de los presentes quería rezar con ella. Y entonces se oyó una voz: «Yo lo haré».

Todos vieron entonces a un sacerdote de unos cincuenta años, de pelo canoso y con pantalón y camisa negros y alzacuellos. «Un sacerdote católico», afirma Raymond Reed, quien dirigía el rescate (ver abajo el vídeo con su testimonio). Le sorprendió su aparición, porque la carretera estaba cortada y nadie le había visto llegar, y tampoco le reconocieron como el párroco de la única iglesia católica que hay en los tres pueblos de alrededor cuyos servicios de emergencia estaban allí concentrados.

El cura  hizo algo más que acercarse a Katie y rezar con ella: tranquilizó a los bomberos y médicos, que comenzaban a desesperar ante las dificultades -hubo que mover el coche, con el peligro consiguiente para la víctima- y les aseguró que todo saldría bien y que Katie salvaría su vida.

Reed explica que sus palabras (y los óleos que llevaba y con los que tocó a Katie -la extremaunción- y a varias de las veinte personas que la rodeaban) fueron como un bálsamo repentino para todo el equipo, y con ese espíritu renovado lograron sacar el cuerpo de la joven.

Sesenta y nueve fotos… y no está en ninguna
Concluidas las tareas, buscaron al sacerdote para agradecerle su intervención, pero ya no estaba. Reed supuso que habría seguido camino hacia sus obligaciones dominicales.

La sorpresa vino después: «Tengo 69 fotografías del rescate y no aparece en ninguna de ellas«, relata Raymond. Desde la diócesis de Jefferson City, a la que corresponde el punto del acciente, no se va a hacer una investigación del hecho, según declaró a los medios su responsable de comunicación, Dan Joyce. Pero sí han confirmado que no tienen noticia de que ningún sacerdote de la diócesis estuviese en el lugar de los hechos.

¿Ángel? ¿Milagro?
Katie continúa recuperándose satisfactoriamente, aunque tiene lesiones en el hígado, el bazo y un pulmón y rotas nueve costillas, la tibia, el peroné, los dos fémures y una muñeca. Su madre, Carla, está feliz y recuerda que todos los que la atendieron destacan que «no lloró ni gritó, sólo pidió a todos que rezasen«. Para la familia, no hay duda de que quien la salvó fue «un ángel»: «Un sacerdote no es un ángel, pero éste sí fue un ángel para nosotros y padra Katie», afirma uno de sus amigos.

En cuanto a Raymond Reed, jefe de bomberos y testigo más directo de todo cuando sucedió, él es más explícito aún: «Es un milagro«. 

No podía ni santiguarle: entonces él despertó y lo hizo

Siempre estuvo en manos de la Virgen 

Ese día la agotada madre de Max, paralítico, no podía ni santiguarle: entonces él despertó y lo hizo 

Tras un accidente de coche llevaba inconsciente nueve años. Hoy lo cuenta todo: habla, escribe y hasta le dedica su libro al Papa. 

Actualizado 7 diciembre 2012 

ACI/EWTN

En la Navidad del año 2000, la italiana Lucrecia Tresoldi recibió un milagro: su hijo Maximiliano despertó del estado de inconsciencia en el que vivió por casi diez años tras sufrir un accidente automovilístico. Tenía sólo 20 años cuando quedó paralizado como “un tronco muerto sin posibilidad alguna de recuperación”, tal como los médicos le diagnosticaron el 15 de agosto de 1991.

Ella no tenía fuerzas… él sí
El 28 de diciembre de 2000 Lucrecia Tresoldi acostó a Max como cada noche desde que salió del hospital. En esta ocasión no tomó su mano para hacerle el signo de la cruz, se sentía deprimida y sin fuerzas: “Mira, esta noche ya no puedo más, no quiero ni rezar ni nada”, le dijo.

No obstante, como explica Lucrecia “el signo de la cruz fue realmente su salvación”: y en ese instante Max sacó las fuerzas para consolar a su madre, alzó la mano y se hizo él mismo el signo de la cruz. Después, la abrazó.

Para Lucrecia fue el mejor regalo de Navidad. Desde ese momento, Max comenzó a exteriorizar sus sentimientos y emociones. En declaraciones a ACI Prensa, Max afirma que él “siempre ha estado contento a pesar de su parálisis”.

Lucrecia señala que las primeras palabras que dijo Max fueron: “Yo soy feliz, estoy contento de estar con vosotros”. Acto seguido, dijo que había sido consciente de todo cuando no tenía fuerzas para expresarse, e incluso sabía la equivalencia de la lira italiana al euro.

Señalado por la Virgen
La madre de Max está segura de que Dios tenía un proyecto para su hijo: recordar al mundo que las personas con discapacidad tienen derecho a una vida digna, son fuente de vida y deben ser amadas y respetadas.

e-adesso-vado-al-maxMaximiliano nació un 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen, y el accidente fue un 15 de agosto, día de la Asunción. Para Lucrecia, el primer milagro que obró Dios en ella fue el deaceptar enseguida lo que estaba pasandoy poner a su hijo en las manos del Señor: “El día del accidente le dije a la Virgen: el 15 de agosto mi hijo estaba en tus manos, lo hiciste nacer el 8 de septiembre a pesar de tener que nacer un mes después, y no sé qué proyectos hiciste tú para tu hijo, pero yo lo dejo en vuestras manos. Sólo dadme las fuerzas de ir hacia adelante y aceptar todo esto’”.

Lucrecia explica que siempre fue una mujer muy frágil, pero la fe es lo primero que la sostuvo, junto a la unidad de su familia. «Cuando ocurrió todo, les dije: somos una familia y tenemos que trabajar todos unidos. Y también se unieron sus amigos y los voluntarios. Y así hemos formado un gran grupo, donde hoy son ellos los que nos dan las gracias porque han aprendido mucho”.

«Algunos que ya se han casado y tienen familia me dicen: lo que hemos aprendido en tu casa es realmente vida que hoy nos permite caminar adelante con nuestros hijos y no tener miedo de nada. Ésta es la fuerza que tenemos que dar a todas las familias que viven este drama tan horrible, decirles: no tengáis miedo”, anima Lucrecia.

Cuando se acepta, llega lo hermoso
Ahora la madre de Max lo explica todo en su libro: E adesso vado al Max. La obra fue coescrita con ayuda de los periodistas italianos Lucia Bellaspiga Pino Ciociola y ganó el premio literario Mujer es Vida 2012. Max recibió otro galardón por su testimonio: una escultura en cerámica del artista Gianni Celano Giannici que representa esa misma mano que después de 10 años de estado vegetativo se movió para hacer el signo de la cruz.

max-con-el-papa“Este libro explica precisamente que la vida de una persona, sea cual sea su estado, es siempre una vida y debe afrontarse. Es verdad que es difícil de afrontarlo, porque tener un hijo totalmente perfecto, y después encontrarte con un hijo que es totalmente distinto del que salió de casa, no es fácil. Perodesde el momento en que te das cuenta de que la vida debe seguir y se acepta, llega lo hermoso, la fuerza, la esperanza… es ahí donde llega todo”, concluye Lucrecia. Ahora Max también es capaz de escribir y lo demostró incluso ante elPapa Benedicto XVI. El 2 de junio de este año tuvo un encuentro con él en Milán y le entregó el libro firmado y con una dedicatoria.

Paciente en coma habla después de doce años

Una revolución médica 

Un paciente en coma habla después de doce años: «No sufro» 

La historia de Scott Routley de 39 años, está destinada a cambiar la opinión médica sobre el estado vegetativo y la eutanasia. 

Actualizado 15 noviembre 2012 

Sara Martín / ReL 

Hace doce años tuvo un grave accidente de coche que le dejó en estado vegegativo y supuestamente privado de conciencia, y de ahí la sorpresa de todos sus médicos. 

«Es la primera vez que un paciente que no puede hablar y tiene graves daños cerebrales ha sido capaz de dar respuestas clínicamente relevantes a los sanitarios», ha explicado Adrian Owen, que ha dirigido esta investigación a través del Brain and Mind Institute (Instituto del Cerebro y la Mente de la Universidad de Western Ontario), en Canadá, en una entrevista concedida al programa «Panorama» de la BBC hace apenas dos días. 

La noticia es un caso excepcional pero, según los expertos, está destinada a modificar los conocimientos médicos sobre el estado de coma vegetativo y las opiniones de mucho a favor de la eutanasia en pacientes en estado vegetativo crónico.

«Él sabe quién es y dónde está»
El protagonista de este caso clínico excepcional es Scott Routley, de 39 años. Fue capaz de responder «sí» y «no» a diversas preguntas, entre ellas imaginarse jugando al tenis o paseando cerca de su casa. 

La investigación demostró que todas estas preguntas activaban diversas partes del cerebro de Routley. La actividad cerebral provocada por estos pensamientos se detectó utilizando un escáner de resonancia magnética y es la primera vez que un paciente ha podido comunicar algo relevante sobre su estado de salud. 

Rutley no estaba en un estado vegetativo
Por lo general, los pacientes vegetativo emergen de la coma en un estado en el que tienen períodos de vigilia aparente. Sus ojos están abiertos, pero no tienen la percepción de sí mismos o el mundo exterior. Ninguno de los exámenes físicos que se le habían realizado había mostrado en él signos de conciencia o la habilidad para comunicarse. Sin embargo, según el neurocientífico, Rutley no estaba en un estado vegetativo.

Tiene conciencia…
Owen insiste: «Scott ha demostrado que tiene conciencia, una mente pensante. Le hemos realizado un escáner en varias ocasiones y su patrón de actividad cerebral muestra claramente que está eligiendo a responder a nuestras preguntas. Creemos que él sabe quién es y dónde está». 

Alrededor del 20% de los pacientes en estado vegetativo mostraron algún nivel de pensamiento consciente con este método, ha explicado el equipo del Brain and Mind Institute. «Pedirle a un paciente algo importante para ellos ha sido nuestro objetivo durante muchos años, entender lo que experimentan. En el futuro, podríamos preguntarles qué podemos hacer para mejorar su calidad de vida. Podría ser cosas simples como el entretenimiento que les proporcionamos o la frecuencia con la que asearles y alimentarles», enumera el investigador.

Un caso impresionante
Bryan Young, investigador del University Hospital de Londres, que ha seguido el caso de Routley desde hace diez años, reconoce: «Me impresionó mucho cuando vi que Scott estaba dando respuestas precisas».

La historia de Scott Rotley pone de nuevo en entredicho la campaña pro-eutanasia iniciada desde diferentes colectivos con relación a los pacientes en estado vegetativo persistente que no dan ningún signo evidente de conciencia de sí o del ambiente, y parecen incapaces de interaccionar con los demás o de reaccionar a estímulos adecuados.