Nuevas aportaciones sobre Garabandal (I)

Actualizado 22 febrero 2013

Me llega desde Garabandal un correo con datos de interés sobre las «apariciones y profecías de la Virgen», que ofrezco tal cual en tres post. En ello se precisa el tema de los Papas, el Fin de los Tiempos y la intervención del Padre Pío. Cada cual que juzgue lo que crea conveniente, pero lea los tres capítulos que iremos publicando.

Correcta interpretación de la Madre Mari Nieves, Superiora del Internado de Burgos en donde estuvo Conchita, la vidente: www.gloria.tv/

En los Pinos se siente la presencia de Nuestra Bendita Madre porque es un lugar que ha sido escogido por Dios. En tiempos de Serafín, el abuelo materno de Conchita, se hizo esta plantación, en 1925, cuando era presidente de la junta vecinal. Bendecidos entonces por el párroco don Angel Cosío, fueron especialmente los niños de Primera Comunión los que intervinieron en esta plantación. Desde entonces Dios ama mucho este lugar que le fue consagrado y ya desde entonces tiene relación con la Eucaristía.

Antonia González, tía de Conchita, testificó que:

En una ocasión, estábamos la madre y los familiares, en casa de Conchita y Conchita dijo: nosotras mismas lo hemos de negar y nos hemos de contradecir todos. Entonces será cuando vendrá el Milagro.

Yo (Antonia), le oí a Conchita en éxtasis:

— Cuando dejen de subir todos, cuando no lo crea nadie, ¿entonces harás el Milagro?… entonces vendrá el Milagro… cuando todo el mundo deje de creer; ni los sacerdotes lo creerán, ni nadie lo creerá,… ¿entonces vendrá el Milagro?.

 Esto lo he oído yo: nosotras mismas nos hemos de contradecir, las familias, etc. Eso lo he oído yo en casa de Conchita, eso es cierto.

Una noche, en casa de Ceferino, oí que hablaban con el Padre Andréu. Yo estaba allí y esa noche decían:

— ¿Se unirán las iglesias?, … las iglesias se unirán.

Decían que se llegarían a unir las iglesias. Eso decían, estando ellas en éxtasis; y que si no nos enmendamos, eso también lo oí, se apoderaría Rusia de todo. Las niñas dijeron eso, en éxtasis, eso lo oí yo (Antonia): que vendrían unos castigos muy grandes.

El Papa Juan Pablo II ha dicho públicamente lo siguiente en 1980:

«Debemos estar preparados para enfrentar grandes pruebas, que podrían exigir también el sacrificio de la propia vida por Cristo. Las pruebas podrían ser atenuadas por medio de sus oraciones y de las nuestras, pero no podrán evitarse, porque solamente por este medio podrá llevarse a cabo una verdadera renovación de la Iglesia, tal como ya ha ocurrido muchas veces que la Iglesia surgió de nuevo por medio de la sangre.

Tampoco será diferente en esta ocasión. Seamos fuertes y preparémonos, teniendo fe en Cristo y en su Madre. Oremos mucho y recemos con frecuencia el Santo Rosario».

Esto que dijo el Papa Juan Pablo II lo vivió él mismo en mayo de 1981 durante el atentado en el que le fue preservada la vida y se puede decir que toda su vida fue una oblación a Dios pidiendo Misericordia. Murió el 2 de Abril del 2005, en la Vigilia de la Misericordia Divina, un Primer Sábado de mes; el sábado anterior al Segundo Domingo de Pascua o de la Misericordia Divina, festividad que el mismo instituyó. Y entre las frases que dejó escritas para este día pedía a Dios así:

— Ten Misericordia de Nosotros y del Mundo entero.

Los individuos, familias, pueblos y naciones que se entreguen por completo en manos de la Misericordia Divina del Corazón de Jesús y se pongan bajo la protección de su Madre Santísima porque creen en Ella y en sus Apariciones, tendrán una especial protección en esta vida pero sobre todo en orden a la salvación de las almas.

 También Conchita quedó desconcertada con la noticia de la muerte del P. Pío, que debía «ver el Milagro». Pero unas semanas más tarde, el 16 de octubre de 1968, casi al anochecer, llegó a Garabandal un telegrama, que procedía de Lourdes y llevaba el nombre de una señora de Roma, a quien Conchita conocía; el telegrama urgía a ésta a ponerse inmediatamente en camino, para recibir algo de parte del P. Pío.

El Padre Alfred Combe y Bernard L´Huillier de Francia estaban en ese momento en el pueblo y accedieron a llevar a Conchita y a su madre a Lourdes. Partieron esa misma noche. Con el afán, Conchita olvidó su pasaporte. Al llegar a la frontera fueron detenidos durante seis horas, y sólo gracias a un pasaporte especial, firmado por el Gobernador militar de Irún, pudieron pasar la frontera hacia Francia.

En Lourdes se entrevistaron con los emisarios del Padre Pío de Italia, entre los cuales estaba el Padre Bernardino Cennamo, O.F.M. El Padre Cennamo no era realmente de San Giovanni Rotondo, sino que pertenecía a otro monasterio. Era, sin embargo, bien conocido por el Padre Pío y por el Padre Pellegrino; éste último fue quien cuidó al Padre Pío durante sus últimos años y quien escribió la nota para Conchita dictada por el Padre Pío.

El Padre Cennamo dijo a Conchita que no había creído en las apariciones de Garabandal hasta que el Padre Pío le pidió darle el velo que cubriría su cara después de su muerte. El velo y la carta fueron entregados a Conchita, quien preguntó al Padre Cennamo:

— «¿Por qué la Virgen me dijo que el Padre Pío iba a ver el Milagro y él ha muerto?»

El Padre le respondió:

— «El P. Pío vio el Milagro antes de morir. Me lo dijo él mismo.»

Al regresar a casa, Conchita decidió escribir esto. Dice Conchita:

… Tenía el velo ante mis ojos mientras escribía cuando, de repente, toda la habitación se llenó con una fragancia. Había oído sobre las fragancias del Padre Pío, pero nunca les había dado mayor importancia. El cuarto entero olía con un perfume tan fuerte que comencé a llorar. Era la primera vez que me sucedió esto que ocurrió después de su muerte.

Hay una cinta magnetofónica, grabada por don Plácido Ruiloba en Garabandal el 16 de enero de 1963 en la que se le pregunta a Conchita por una carta que la niña decía haber escrito al Obispo:

— ¿Le ponías la fecha del milagro?

— No, porque entonces no la sabía.

— ¿Y desde cuándo la sabes, desde la semana pasada?

— No, desde ésta.

En una carta de Maximina del 15 de enero de 1963 dice:

«Conchita me dijo que Hoy le dijo el Ángel la fecha del milagro. Lo sabe ella y el hermano mayor nada más».

Dijo Conchita a su hermano Serafín en este mes de Enero de 1963:

— Para que veas que todo ha sido verdad, la Virgen me ha dicho que yo te diga esto…

Y le habló del Milagro, y le explicó en qué va a consistir. Conchita se lo puso luego brevemente por escrito, al dorso de una estampa del Niño Jesús. Le dijo que ocurrirá cuando se produzca un determinado acontecimiento en la Iglesia, que también le explicó. Sólo en este sentido supo Serafín la fecha del Milagro.

El Papa Juan Pablo II, con relación a profecías y anuncios de catástrofes, dijo durante un encuentro:

— nunca debemos pensar que es inútil hacer algo para mejorar la situación del mundo. 

El Papa tomó el Rosario y dijo:

— «¡Aquí está el remedio para esta enfermedad!. ¡Oren, oren y no hagan mas preguntas!. ¡Encomienden el resto a Nuestra Señora!».

Dice Conchita:

Yo con mucha emoción le iba pidiendo más a Jesús y le decía:

— ¿Para qué viene el milagro?, ¿Para convertir a mucha gente?,

Y Él me contestó:

— Para convertir al mundo entero.

¿Se convertirá Rusia?.

— También se convertirá, y así «todos amarán a Nuestros Corazones».

¿Por qué vienes a mi pobre corazón sin merecerlo?.

— Si no vengo por ti, vengo por todos.

San Juan Bosco vio a la Iglesia como un gran buque que, asediado por todas partes, estaba a punto de perecer, pero vio un Papa que lo amarró a los dos pilares que emergieron del mar, la Santísima Eucaristía y la Virgen María. Todos los que la asediaban y los que no siguieron a la Barca de Pedro se dispersaron y perecieron y la verdadera Iglesia se renovó mas gloriosa que nunca y tajo al mundo la PAZ.

El Papa Juan Pablo II fue quien proclamó el año del Rosario y el año de la Eucaristía con una confianza plena de que Dios, por medio de su Santísima Madre y por la Santísima Eucaristía renovará la Iglesia.

Dice el Papa Juan Pablo II en su carta encíclica «ECCLESIA DE EUCHARISTIA» :

— el Sacrificio eucarístico es «fuente y cima de toda la vida cristiana». «La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo». Por tanto la mirada de la Iglesia se dirige continuamente a su Señor, presente en el Sacramento del altar, en el cual descubre la plena manifestación de su inmenso amor.

Estos dos pilares de nuestra fe se ponen de manifiesto de modo especial en las Apariciones de Garabandal: la Eucaristía y la Virgen María, el rezo del Rosario, las Visitas al Santísimo, las Comuniones de manos del Ángel cuando no había sacerdotes en el pueblo, todo ello forma parte de la vida cotidiana que la Santísima Virgen vivió con las niñas videntes.

Una atención especial de la Santísima Virgen fue para los Sacerdotes. Pedía a las niñas que rezasen mucho por ellos para que fuesen Santos y decía:

— Que al rezar por los Sacerdotes se reza por todos.

Veía en ellos a su mismo Hijo, y de ahí la importancia de que sean otros Cristo en la tierra.

Las Apariciones de la Santísima Virgen en Garabandal son un don inestimable de Dios que enviándonos a su Madre y por medio de Ella, Jesús su Hijo traerá la PAZ y la felicidad al mundo.

Así lo vivieron la niñas videntes durante las Apariciones, que dejaron una huella inolvidable en sus almas.

Dice Conchita:

La primera vez que vimos a la Virgen, se nos apareció de repente.

— Venía con dos Ángeles y el Niño Jesús, y había un Ojo encima de todos, con mucha luz.

Siempre se nos aparecía de repente, solo que unas veces traía el Niño y otras no. Su postura más habitual era estar con los brazos abiertos y extendidos, mirándonos:

— Sus ojos eran negros, ¡muy dulces y misericordiosos!, más bien grandes. Parecía como si no mirara a la cara, ni al cuerpo, ¡sino al alma!.

Su mirada es muy difícil de describir.

— Hace a uno amarla más y pensar más en Ella. Mirándola a la cara, nos hace felices del todo, y mirándonos Ella, todavía más. Cuando nos hablaba, nos miraba, y también cambiaba de mirada durante la conversación.

Su voz:

— es muy dulce y armoniosa, se oye por los oídos, aunque sus palabras penetran en el corazón; es como si metiera la voz dentro. ¡Hablaba con voz clarísima y dulcísima!.

Alguna vez se rió, además de sonreírse, que era lo habitual.

— Se oía su risa, como sus palabras; pero la risa era más no sé qué que el habla. ¡No sé explicar su risa!. Nunca sabré explicarla, era muy hermosa.

Nos besaba casi todos los días, y salía de Ella. Eran besos de despedida en ambas mejillas. Alguna vez le pedí que me dejara besarla, y otras veces la he besado sin pedírselo.

Cuando terminaba de ver a la Virgen:

— Salía como del Cielo, con muchas ganas de amar a Jesús y a María, y de decir de Ellos a la gente, ya que eso es lo único que nos puede alegrar: hablar y escuchar de la Virgen.

¡Quién viviera en aquellos tiempos que veíamos a la Virgen tantas veces!. Aunque tuviéramos que quedarnos sin dormir, no nos importaba. ¡Éramos muy felices!.

La Virgen, muchas veces, no nos miraba precisamente a nosotras, sino más lejos, a la gente que había detrás. Cambiaba a veces de semblante; pero sin dejar de sonreír. Yo le preguntaba:

— ¿A quién miras?.

Ella me decía:

— Miro a mis hijos.

Conchita sentía a la Virgen tan suya que una vez le presentaron una estampa que trataba de reproducir a la Virgen aparecida en Garabandal y dijo:

— ¡Pobrecita!. ¡Cómo me la han puesto!.

Exclamó Conchita, porque se parecía muy poco a Ella.

La Virgen nos enseñó a rezar la letanía y los misterios del rosario, que no los sabíamos. Ella sólo rezaba el Gloria; si empezó con los otros rezos, fue para enseñarnos.

Siempre que rezábamos el Gloria, la Virgen inclinaba la cabeza.

Nos dijo en una ocasión:

— Lo que más agrada a Dios es la humildad, lo que más le desagrada es la soberbia.

No nos dábamos cuenta por donde íbamos a menos que la Virgen nos lo dijese:

— nosotras ¡estábamos con la Virgen!, y seguíamos la conversación o la comunicación con Ella, sin saber si corríamos o no, si estábamos de rodillas o tendidas por el suelo.

Íbamos con frecuencia a la Iglesia:

— Porque a la Virgen le gusta ir a donde está Jesús, su Hijo.

Muere Luz Amparo Cuevas, la vidente de Prado Nuevo

Falleció el pasado viernes 

Muere Luz Amparo Cuevas, la vidente de Prado Nuevo de El Escorial 

Su funeral será el domingo a las 19:00 horas en la nueva capilla que se acaba de construir en Prado Nuevo. 

Actualizado 18 agosto 2012

Efe/ReL

Amparo Cuevas falleció el viernes por la tarde tras una larga enfermedad. Su funeral servirá el domingo para inaugurar la capilla en el lugar de las apariciones, cuya construcción fue autorizada en abril por el cardenal Rouco.

Amparo Cuevas, la vidente a la que supuestamente se le apareció la Virgen en Prado Nuevo, en la localidad madrileña de El Escorial, hace más de treinta años, murió este viernes por la tarde tras una larga enfermedad.

Pedro Besari, portavoz de la congregación Virgen de los Dolores, fundada en torno a la figura de Luz Amparo, ha confirmado la noticia y ha añadido que mañana domingo, a las 19.00 horas, se celebrará el funeral por su alma. Será, precisamente, en la capilla construida en el citado Prado Nuevo, de modo que el funeral por Cuevas inaugurará el recinto.

El  periodista José María Zavala ha escrito en su blog Oro Fino, alojado en Religión en Libertad, un amplio artículo sobre la fallecida, titulado En la muerte de Luz Amparo de El Escorial (1)

Zavala ha sido, posiblemente, el último periodista en aproximarse al fenómeno de «Prado Nuevo», con investigación y objetividad, con su libro, publicado hace apenas un año  «Las apariciones de El Escorial», editado en LibrosLibres.

El cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, aprobó el pasado mes de abril la construcción de una capilla en Prado Nuevo, donde supuestamente se apareció la Virgen a la vidente, y en junio el Ayuntamiento de El Escorial autorizó la edificación.

Con su decisión, Rouco otorgaba a Cuevas una de las peticiones de la Virgen, que el 14 de junio de 1981 le habría pedido que construyese en Prado Nuevo una capilla para meditar la Pasión de su Hijo.

Desde entonces sus devotos acuden a rezar y a, según ellos creen, escuchar allí las palabras de la Virgen a través de su intermediaria, Luz Amparo Cuevas, que además graba su voz para ser reproducida por altavoces.

La Asociación Internacional de amigos de Prado Nuevo cuenta con más de 100.000 simpatizantes, según la información facilitada a Efe por los portavoces de la misma.

Grupos de oración

Actualizado 18 julio 2012

En la escuela de María. Grupos de oración

Es un hecho incuestionable que en el mundo han nacido numerosos grupos de oración fundados por peregrinos de Medjugorje. Esto ha sucedido y sucede actualmente por deseo expreso de la Virgen de formar grupos de oración. Es difícil saber el número exacto, pero lo cierto es que se cuentan por miles (cfr. Reni Laurentin, Eight Years, 1989, Milford, Ohio, The Riehle Foundation, pág. 56).

El primer grupo de oración fue fundado el 4 de julio de 1982, un año después del inicio de las apariciones de la Virgen. Este grupo aún sigue activo y hay que subrayar que se trata de un grupo particular. Según el testimonio del vidente Ivan, la Virgen pidió, en efecto, que quienes lo desearan se reunieran y oraran juntos, añadiendo que Ella misma estaría con ellos de un modo especial. La Virgen pidió también formar grupos de oración en todas las comunidades parroquiales, para ayudarle con oración a realizar los planes que el Señor le ha confiado. Al principio, el grupo se reunía tres veces por semana en el Podbrdo: lunes, miércoles y viernes. Durante la oración, la Virgen se aparece dando breves mensajes. Ivan, Marija y Vicka la ven, pero sólo Ivan puede hablar con la Virgen y oír Sus mensajes. Cuando Ivan no puede estar presente, es sustituido por Marija y cuando ella está ausente, la sustituye Vicka. A veces, los encuentros son reservados únicamente al grupo formado por una cuarentena de personas, otras son abiertos a todos. Últimamente, los encuentros se desarrollaban dos veces por semana, lunes y viernes y desde hace poco tiempo, martes y viernes.

Estos son muy simples: rezo del Rosario, cantos, lectura de la Sagrada Escritura y el mensaje. La mayoría de las veces se desarrollan al aire libre, en el Podbrdo o en el monte Krizevac, independientemente de las condiciones del tiempo.

Estos encuentros son significativos para los planes que el Señor ha confiado a Su humilde sierva María, pero también para el crecimiento espiritual de cada uno de los miembros del grupo de oración.

A la pregunta: Qué significa para ti participar en el grupo de oración?, el vidente Ivan respondió: «Participar en el grupo de oración en estos tiempos es muy importante para mí… Aprendo a orar en el grupo y no puedo imaginar mi crecimiento espiritual sin ello.»

Después de un breve recuento de los hechos, tratemos de dar respuesta a una simple pregunta: Qué es un grupo de oración?

Un grupo de oración es una comunidad de fieles que se reúne a orar una vez o más durante la semana o el mes. Es un grupo de amigos que rezan juntos el Rosario, leen la Sagrada Escritura, celebran la Misa, que se visitan unos a otros e intercambian experiencias de oración. Se aconseja siempre que es mejor que [el grupo] sea guiado por un sacerdote, pero si esto no es posible, que se organicen los encuentros de oración con sencillez.

Los videntes siempre subrayan que el primer y el más importante grupo de oración debe ser la familia y que solamente entonces puede hablarse de una verdadera educación espiritual, que tiene su prolongación en el grupo de oración. El grupo requiere que cada uno de sus miembros sea activo y que aporte su propia contribución espiritual. Solamente así, el grupo puede vivir y crecer.

 Los fundamentos bíblicos y teológicos del grupo de oración se encuentran, además de otras fuentes, en la palabra de Cristo: «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.» (Mt 18,19-20).

El primer grupo de oración de hecho tuvo lugar en la primera novena de oración después de la Ascensión de Cristo, cuando Nuestra Señora oró con los Apóstoles y esperó en oración a que el Señor Resucitado cumpliera Su promesa enviando al Espíritu Santo, lo que en efecto sucedió el día de Pentecostés (cfr. Hch 2,1-5). Dicha practica la siguió también la Iglesia primitiva, como relata San Lucas en los Hechos de los Apóstoles: «Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones» (Hch 2,42) y «Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo Espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar.» (Hch 2,44-47)

Ciertamente existe también una razón sociológica para los grupos de oración, particularmente en el tiempo presente. Todo individuo debe cuidar de su propio crecimiento espiritual, pero en ese crecimiento, debido a la estructura psíquico-física de la persona humana, la comunidad es insustituible. Es importante sobre todo hoy, porque el individuo se pierde fácilmente en el ritmo de nuestros días. El grupo ayuda al crecimiento espiritual, lo corrige y lo inspira. La experiencia de uno enriquece e ilumina la experiencia del otro. Quien permanece solo corre el peligro de crecer sin ningún control. Es más fácil superar cualquier dificultad en el grupo y éstas se transforman en ricas experiencias espirituales. El grupo ayuda a fomentar y dirigir los carismas.

Los grupos de oración marianos pueden reconocerse fácilmente, gracias a su comportamiento frente a la comunidad parroquial. Es claro que el grupo de oración no es el supervisor litúrgico-pastoral de las actividades del párroco. Y ésta es una gran tentación para los grupos que encuentran dificultades al entrar en comunicación con quien labora en la parroquia y con los sacerdotes, caso no poco común. En efecto, existe una resistencia por parte de muchos sacerdotes que no aceptan los grupos de oración en general y, en particular, aquellos que han surgido de Medjugorje. Si no se tiene cuidado, crece un Espíritu negativo y crítico en los grupos hacia todo lo que es emprendido por el párroco y se alejan y llegan hasta límites extremos, en los que se exponen directamente al peligro de incluso excluirse de la comunidad parroquial. No quisiera entrar en la problemática de la relación entre la comunidad parroquial y los grupos de oración, pero ciertamente quiero hacer énfasis en que un grupo de oración de espiritualidad mariana no debe absolutamente dejarse provocar por nada ni dejarse llevar a límites extremos desde donde es fácil irse a la izquierda o a la derecha o a un sectarismo que, al final, es dañino tanto para la comunidad parroquial como para el grupo de oración.

Ciertamente, otro peligro que fácilmente ocurre con los grupos de oración marianos es una atmósfera apocalíptica y catastrófica. Sucede que tales grupos de oración lo saben todo acerca de los eventos futuros, catástrofes y cataclismos y difunden un Espíritu de miedo y ansiedad. Ellos nutren su conocimiento a través de perseguir continuamente a personas que portan tales mensajes. Sucede fácilmente que esos grupos saben mucho más de lo que el propio Jesús sabía en el Evangelio acerca de los eventos futuros. El hecho de la existencia de secretos contribuye ese Espíritu apocalíptico y catastrófico que la imaginación, a menudo enferma, transforma en noticias definitivas sobre el futuro.

Si el grupo sucumbe a uno de estos dos peligros, no corresponde al Espíritu mariano. María es madre y una madre nunca difunde el miedo ni la ansiedad entre sus hijos, sino que los educa para la paz y la confianza.

Un grupo de oración debe estar en comunión no sólo con el párroco y el personal pastoral, sino que debe ser el alma y el corazón de toda comunidad parroquial. Los grupos marianos, en sí mismos, son las células maternales de cada comunidad parroquial que, viviendo una vida de oración, desarrollan una actividad maternal en la parroquia. De estas células maternales nacen nuevos creyentes con convicción, las familias son renovadas y preservadas, los jóvenes son educados, las vocaciones religiosas se fomentan, se desarrollan actividades en todos los ámbitos, tanto en el litúrgico-pastoral como en obras de caridad para hacerse cargo de los ancianos, los enfermos, los olvidados y los encarcelados. Todo esto se expresa en palabras del Papa Juan Pablo II en su encíclica de 1995, El Evangelio de la Vida, en cuanto a que debemos respetar, proteger, amar y servir a la vida, !toda vida humana! (cfr. no. 5). Los grupos marianos, como células maternales de la parroquia, funcionan de

acuerdo a los criterios expresados por Jesús y que San Mateo recogió en el Capítulo 25,31-46, donde una cosa resulta totalmente clara: que todas las oraciones, ayunos, misas y confesiones deben servir al desarrollo del amor hacia cada persona y el valor de servir a todos. Un Espíritu y un corazón maternal reconocen las necesidades de sus hijos y reaccionan incansable e invenciblemente ante dichas necesidades, que van más allá de cualquier regla o estipulación.

Hoy, grupos así en la Iglesia moderna seguramente traerán una auténtica renovación de la vida cristiana y mostrarán su verdadero rostro que está en peligro de ser desfigurado.

Si hacemos un breve recuento de las actividades que sabemos que Nuestra Señora pidió de los grupos de oración en Medjugorje, podemos decir que, primero que nada, es una decisión fundamental por la oración diaria y la participación en la Santa Misa, la confesión mensual, convertirse en testigos y ser activos en la parroquia. Antes de la Navidad, Ella pidió al grupo que hiciera una obra buena. Ellos asistieron a los ancianos y visitaron a los enfermos y débiles, ayudaron a familias pobres a reparar sus casas, prepararon leña para el invierno y otras cosas similares.

A nivel espiritual, Ella les pidió, adicionalmente a los encuentros de oración semanales, organizar también retiros, salir a la naturaleza y hacer allí ejercicios espirituales.

Las reglas para los grupos de oración de Medjugorje que pueden resumirse de los mensajes son:

1. Renunciar a todo y abandonarse completamente a Dios, creyendo que todo lo que sucede se transforma para bien;

2. Invitar a los jóvenes a participar en los grupos de oración;

3. Renunciar a cualquier miedo y angustia porque estando abandonados en Dios, no hay lugar para ningún miedo;

4. Amar a los enemigos y desterrar del corazón cualquier odio, amargura o juicio;

5. Ayunar dos veces por semana;

6. Participar en el grupo al menos una vez por semana;

7. Decidirse a orar tres horas al día, incluyendo la oración matutina y vespertina, la participación en la Misa, recibir la Sagrada Comunión, la adoración y extender el Espíritu de oración a cada día de la semana;

8. Orar por los obispos y todos los que tienen autoridad en la Iglesia;

9. Decidirse a permanecer en el grupo por cuatro años y aprovechar ese tiempo para madurar personalmente y, por esa razón, no tomar nuevas ni fundamentales decisiones en la vida;

10. Tener un sacerdote en cada grupo.

A través de Jelena, el 25 de Abril de 1983, Nuestra Señora dio este mensaje: «Digan a mis hijos e hijas que mi Corazón arde de amor por ellos. Sólo busco la conversión.»

www.youtube.com/watch

Juan García Inza
De mi libro «Medjugorje.Historia y testimonios de encuentros con la Reina de la Paz«