Somos lo que publicamos

Las redes sociales son la gran telenovela de la vida

Vida física o vida virtual. No se necesita tener estudios de psicología para alcanzar a comprender lo que dice de la personalidad de alguien detrás de su publicación, ya sea escrita por medio de frases cortas o de un pensamiento; de una foto o de aquello donde expresa su empatía, gusto o disgusto utilizando esos famosos “emojis”. Uno es lo que publica y eso necesitamos meterlo en nuestra cabecita. Por lo mismo, hay que estar atento a lo que compartimos y cómo lo hacemos porque lo que de la boca sale, en este caso del teclado, del corazón proviene.

Las redes sociales llegaron ya hace años a nuestras vidas para quedarse. Podemos ver y leer de todo en ellas. Y cuando digo de todo es de todo. Son la gran telenovela porque se trata de exponer vidas, intrigas, misterio, suspenso, noticias, chismes y demás.

Uno se entera de cada cosa… Que si Petra ya se divorció y tardó más en preparar la boda que el medio año que le duró el matrimonio. A Juancho le pagan muy mal en esa taquería y compartió que odia a su jefe… O qué tal ese reventón que se echaron en el antro y compartieron Pepe y su pandilla… ¡Qué fotos papá! ¡Tan solo les faltaban hablar!

Así es este novelón de la vida diaria. ¡Cuánta gente imprudente a la hora de compartir su vida! Yo solo digo que no conviene hacer eso.

Las redes muchas veces sirven hasta de catarsis emocional y de desahogo porque, claro, entre otras cosas, sale más barato que acudir a un psicólogo. Pero insisto, hay que ser pru-den-tes en lo que se comparte. Aplica la frase de “lo barato sale caro” porque por lo menos el profesional de la salud tiene la obligación de guardar sigilo de lo que le compartimos, pero lo que se escribe en las redes se exhibe a todo aquel que lo quiera ver.

Y aunque después queramos borrar lo publicado siempre hay alguien que nos haya leído e incluso el astuto que le hizo una captura de pantalla a nuestras memorables palabras. Y ya no hay vuelta atrás. Recordemos que toda publicación es, como dice la palabra, “pública” y cualquiera puede hacer uso de ella, para bien o para mal.

¿Que publicar en tus redes sociales?

  • Usa el sentido común para publicar aquello que suma a tu vida y que puede aportar a la comunidad.
  • Comparte quien realmente eres pero sin violar tu espacio vital ni el de tu familia.
  • Tu intimidad jamás debe ser expuesta ni afectada.
  • Comparte aquello que no ponga en riesgo ni tu persona ni tu prestigio y que, al contrario, te ayuden a crecer como persona.
  • Preséntate con la verdad por delante, una verdad prudente acorde con tu dignidad de persona.
  • No compartas aquello que te denigra como persona como fotos provocativas, inapropiadas o evidenciado el consumo de alcohol o drogas.
  • No compartas insultos, malas palabras, frases con doble sentido o chistes vulgares.
  • No ofendas a terceros, ni escribas frases discriminatorias o humillantes.
  • No te quejes de tu trabajo ni de jefe.
  • No comentes problemas familiares ni conyugales.
  • Tampoco compartas tu ubicación ni el evento en el que te encuentres ni tus planes vacacionales.
  • Y, antes de compartir algo, piénsalo como mínimo tres veces

Insisto, eres lo que publicas. Cuida tu buen nombre, tu prestigio y tu reputación. Ten en cuenta que hoy en día la gran mayoría de los empleadores antes de leer el curriculum del solicitante investigan sus redes porque ofrecen muchísima información sobre nuestra personalidad. De hecho, se han dado muchos casos ya de personas que han perdido su trabajo o una oportunidad por culpa de lo que publican. Recuerda que un solo comentario, un solo “like” donde no debiste, una foto poco prudente, etc. puede marcarte para siempre como una persona poco profesional o confiable.

Este tema es fascinante y hay mucho que aprender sobre él por lo que si tú estás interesado como yo por saber más sobre el tema te sugiero Eres lo que publicas , un proyecto de Roberto Ruz quien alerta sobre la importancia de tener privacidad en las redes sociales para controlar a quien les permitimos que nos lean y, sobre todo, protegiendo nuestro contenido.

En pocas palabras, si no quieres que nadie sepa lo que haces o que nadie lea lo que escribes, entonces muy fácil: ¡No lo hagas y no lo escribas! Más claro, agua.

¡Me niego a ser la agenda de mi hija por el Whatsapp!

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¿Cómo ser una madre que educa bien y al mismo tiempo frenar esa tendencia a querer solucionar los inconvenientes que los hijos van encontrando?

“¡Me niego a ser la agenda de mi hija por el whatsapp!” dice enfáticamente Noelia López-Cheda, autora del libro No seas la agenda de tus hijos y prepáralos para la vida, quien señala que “aunque los padres queremos que los niños sepan defenderse en la vida y tengan los recursos para afrontar el fracaso, no les preparamos para ello sino todo lo contrario”.

Noelia es ingeniera industrial, Coach profesional, consultora en temas de Recursos Humanos, conferencista y Máster de Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato. Esta española apasionada de la educación, considera que los padres deben buscar que los hijos desarrollen ciertas habilidades fundamentales para la vida como son la autonomía, la proactividad y la comunicación; pues de lo contrario, es posible que los hijos sean inseguros, no asuman responsabilidades, dependan de los padres para tomar decisiones y no aprendan a razonar ni tolerar la frustración.

“Ayudar a nuestros hijos, sí; ser su agenda o suplantarles, no”

Noelia relata la situación que le hizo caer en la cuenta de que estaba siendo la “agenda de su hija” y que de cierta manera le estaba “viviendo su vida”, lo cual la perjudicaba más de lo que la beneficiaba, siendo así un llamado de atención para hacer un cambio rotundo, este es su relato:

“Recuerdo la primera vez que envié y recibí los deberes que se había olvidado Enma por el grupo de whatsapp de las “madres” del cole. “¡Qué maravilla esto!”, pensé inocente de mi sin saber entonces que se iba a convertir en un monstruo que me engulliría en una vorágine de mensajes a partir de las 6 de la tarde con listado de tareas unido a mil fotos de los libros, ejercicios… que me saturaban el espacio del teléfono y cuando tenía que hacer una foto me decía: “memoria llena”.

El día que “vi la luz” lo recuerdo con bastante claridad. Fue así:

– Enma: “Mamá, se me ha olvidado la hoja de los ejercicios de matemáticas, ¿lo dices en el grupo y que te lo manden?”.

Yo, como madre solícita, amantísima y servicial me dispuse a hacerlo mientras dejaba las llaves en la entrada, soltaba el bolso en la silla, me sacaba el teléfono del bolsillo y dejaba la bolsa de la compra en el suelo. ¡”Multitasking” en acción!

Entonces algo me paralizó. Fue algo así como “un bofetón de realidad”. Me quedé mirando el teléfono a la vez que veía varios emailsde clientes parpadeando en la pantalla y entonces comprendí.

Pero ¿qué narices estoy haciendo? pensé. Se acabó.

– Enma, cariño, no es mi responsabilidad que se te hayan olvidado los deberes, es la tuya, por lo tanto mañana dices a la profesora que no los llevas porque se te olvidaron y que la próxima no se te olvidarán.

– Pero, ¡mamá, me pondrá mala nota!

– No pasa nada, la próxima seguro que ya no te la pone.

– Y ¿por qué no lo pides al grupo con lo fácil que es?

– Pues precisamente porque ese grupo no está para ser el paralelo de tu agenda sino para cosas urgentes del colegio. Tú no debes confiar en que el móvil de tu madre responda a tus olvidos ya que, es tu responsabilidad traer tu agenda con tus ejercicios. Yo tengo mi agenda y no te pido a ti que me recuerdes si tengo que responder a un cliente, si tengo que preparar un material….así que cada uno debe asumir su parte.

Lo entendió perfectamente y ya nunca más me ha pedido nada de eso a pesar de los olvidos que, tengo que decir, son bastante frecuentes”.

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¿Qué estamos consiguiendo con ser agendas o ayudantes particulares en todo momento de nuestros hijos? 

La autora responde a esta pregunta: “Lo de los deberes eternos en casa es otro tema (tengo muchos debates sobre deberes SÍ o deberes NO), voy al tema particular de asumir todo movimiento que hacen nuestros hijos como si fuéramos los ángeles protectores perpetuos tengan la edad que tengan. Lo que conseguimos es básicamente esto y la lista daría para mucho:

– Niños que no asumen ningún tipo de responsabilidad para su edad.

– Niños a los que les da miedo hacer cualquier cosa porque tienen nuestros ojos encima por si se equivocan, porque nosotros se lo vamos a hacer mejor.

– Niños que prefieren poner la atención en otras cosas, porque para éstas “ya está mamá”.

– Niños que cuando crezcan solo esperarán instrucciones y órdenes para empezar a actuar. Esto es clave.

Fomentar en ellos la iniciativa

Una de las competencias que más trabajo con diferencia en empresas en formaciones y talleres además de ponencias, es la proactividad e iniciativa. Se trabaja también desde la competencia del conocimiento personal, conocimiento de fortalezas y autoconfianza por lo que si no “practicamos” con estas pequeñas cosas desde pequeños, no esperemos que lo hagan de mayores. “Señores futuros empresarios que van a contratarlos” (sí, los adultos que leéis), ¿qué pedimos en los trabajadores o en nuestros compañeros de trabajo? Esto mismito…

– No me debo sentir como mala madre si no hago de agenda, me comporto como madre irresponsable si no educo para que mis hijos sean independientes y autónomos.

– No me debo sentir como mala madre por no sentarme con ella/él a hacer los deberes, me comporto como madre irresponsable si no les brindo ayuda o apoyo emocional y de empuje cuando tengan realmente grandes dificultades.

– No me debo sentir como mala madre por no estar supervisando absolutamente todo paso que realice mi hija (el peque en este tema todavía no llega, seamos conscientes de las edades), me comporto como una madre irresponsable si desconozco dónde se mueve y con quién se mueve mi hija, que tiene cierto matiz diferente.

Hay estrategias de sobra para trabajar con ellos a estas edades: venga, ánimo, que tenemos que hacer generaciones mejores que la nuestra, es fácil con un poco de reflexión y confianza”, concluye la autora.

*Se publica bajo la autorización de Noelia Lopez. Conoce más de la autora en: noelialopez.com