Difundid la foto de este blasfemo profanador entre vuestros sacerdotes

Luis Fernando, el 22.11.15 a las 10:39 PM

¿Por qué pido que se difunda la foto de ese individuo, que se llama Abel Azcona?

22925460590_70b93686c4_o

Por esto que ha hecho:
http://www.actuall.com/laicismo/el-ayuntamiento-de-pamplona-expone-publicamente-una-profanacion-eucaristica/

Existen más fotos suyas en internet, aunque advierto que muchas son desagradables. Su cuenta oficial de Twitter es: https://twitter.com/abelazcona

Escribo este post porque creo necesario que todos los sacerdotes españoles memoricen esa cara para que no vuelva a darse la circunstancia de que se puedaacercar a comulgar para hacerse con hostias consagradas.

Por supuesto, no hace falta ser sacerdote para impedir tal cosa. Cualquier fiel que le reconozca en un templo católico donde se celebre Misa sabe lo que tiene que hacer.Sin violencia, por supuesto. No es necesaria.

Espero que la justicia española haga algo de una vez contra tanta ofensa contra los católicos.

En Change.org ya se han recogido decenas de miles de firmas de queja contra el ayuntamiento de Pamplona:
https://www.change.org/p/ayuntamiento-de-pamplona-paren-ya-esta-grave-profanaci%C3%B3n-p%C3%BAblica-es-un-delito?

Las sagradas formas ya han sido rescatadas.

¡¡Viva Cristo Rey!!

Luis Fernando Pérez Bustamante

Murió por reparar una ofensa a la Eucaristía

La niña china que murió por reparar una ofensa a la Eucaristía

Una pequeña mártir que inspiró a Fulton Sheen a dedicar una hora al día a la adoración eucarística toda su vida

Conflict in Iraq, Christians Fear the Worst

Conozca el bello testimonio que el profesor Felipe Aquino relató en su espacio en Canção Nova el pasado domingo, 7 de junio, día del Corpus Christi:

Unos meses antes de su muerte, el obispo Fulton J. Sheen fue entrevistado por un canal nacional de televisión: “Señor obispo, miles de personas en todo el mundo se inspiran en usted. ¿En quién se inspiró usted? ¿Fue por casualidad en algún papa?”.

El obispo Sheen respondió que su mayor inspiración no fue un papa, un cardenal, u otro obispo, ni siquiera un sacerdote o monja. Fueuna niña china de once años de edad.

Explicó que cuando los comunistas se apoderaron de China, encerraron a un sacerdote en su propia rectoría, cercana a la iglesia. El sacerdote observó asustado, desde su ventana, cómo los comunistas invadían el templo y se dirigían al santuario. Llenos de odio, profanaron el tabernáculo, cogieron el cáliz y arrojándolo al suelo, se cayeron las hostias consagradas.

Eran tiempos de persecución y el sacerdote sabía exactamente cuántas hostias había en el cáliz: treinta y dos.

Cuando los comunistas se fueron, tal vez no se dieron cuenta o no prestaron atención a una niña que estaba rezando en la parte trasera de la iglesia y vio todo lo que sucedió.

En la noche, la pequeña regresó y escapando del guardia que estaba en la rectoría, entró en el templo. Ahí, hizo una hora santa de oración, un acto de amor para reparar el acto de odio. Después de su hora santa, entró en el santuario, se arrodilló e inclinándose hacia delante, con su lengua recibió a Jesús en la Sagrada Comunión (en aquel tiempo no estaba permitido a los laicos tocar la Eucaristía con sus manos).

La pequeña regresó cada noche, haciendo su hora santa y recibiendo a Jesús Sacramentado en la lengua. La trigésima noche, después de haber consumido la última hostia, accidentalmente hizo un ruido que despertó al guardia. Este corrió tras ella, la agarró y la golpeó hasta matarla con la parte posterior de su arma.

Este acto de martirio heroico fue presenciado por el sacerdote que, profundamente abatido, miraba por la ventana de su cuarto convertido en celda.

Cuando el obispo Sheen escuchó el relato, se inspiró de tal manera que prometió a Dios que haría una hora santa de oración frente a Jesús Sacramentado todos los días por el resto de su vida.

Si aquella pequeña pudo dar testimonio con su vida de la real y bella presencia de su Salvador en el Santísimo Sacramento, entonces el obispo se veía obligado a hacer lo mismo. Su único deseo desde entonces sería atraer al mundo al Corazón ardiente de Jesús en el Santísimo Sacramento.

La pequeña enseñó al obispo el verdadero valor de la devoción que se debe tener a la Eucaristía; cómo la fe puede sobreponerse a todo miedo y cómo el verdadero amor a Jesús en la Eucaristía debe trascender la propia vida.

Una sugerencia…

Oración para antes de la comunión ( de santo Tomás de Aquino)

Todopoderoso y eterno Dios, me acerco al sacramento de tu Unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de la misericordia, como ciego a la luz de la eterna claridad, como pobre y mendigo al Señor del cielo y de la tierra.
 
Ruego, pues, Señor, a tu infinita generosidad que dignes curar mi enfermedad, lavar mis manchas, alumbrar mi ceguera, enriquecer mi pobreza, vestir mi desnudez, para que me acerque a recibir el pan de los ángeles, al Rey de los reyes y Señor de los que dominan, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y devoción, con tanta pureza y fe, con tal propósito e intención como conviene a la salud de mi alma.
 
Concédeme, te ruego, recibir no sólo el sacramento del cuerpo y la sangre del Señor sino también la gracia y virtud del sacramento. Benignísimo Dios, concédeme recibir el cuerpo que tu Hijo Unigénito, nuestro Señor Jesucristo, tomó de la Virgen María, de tal manera que merezca ser incorporado a su Cuerpo Místico y ser contado entre sus miembros.

Padre amantísimo, concédeme contemplar cara a cara en el cielo por toda la eternidad a tu amado Hijo, a quien ahora en mi estado de peregrino y bajo el velo del sacramento me dispongo a recibir, que siendo Dios vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
 
Amén
 
Oración para después de la comunión (de santo Tomás de Aquino)
 
Gracias te doy, Señor, Padre Santo, omnipotente y eterno Dios, porque te has dignado a saciarme a mí, pecador e indigno siervo tuyo, sin mérito alguno, sino por tu sola misericordia, con la participación del sacratísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
 
Te suplico que esta sagrada comunión no sea para mí motivo de castigo, sino que me auxilie para conseguir el perdón.
 
Sea armadura de mi fe, escudo de mi buena voluntad, muerte de todos los vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos, aumento de caridad, de paciencia, humildad, obediencia y de todas las virtudes. Sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo, único y verdadero Dios, y sello feliz de mi dichosa muerte.
 
Te ruego que tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable donde Tú con tu Hijo y el Espíritu Santo eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta.
 
Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

El sacerdote que logró salvar el Santísimo pero no a sí mismo

Crónicas del Alzamiento de Varsovia: El padre Tadeusz Jachimowski, víctima de los nazis en Polonia

topic

En el día del estallido de la insurrección, el primero de agosto de 1944, antes del mediodía, el sacerdote y capellán militar en rango de coronel Tadeusz Jachimowski se encuentra con el sacerdote y también capellán militar Antonio (Zbigniew Kaminski), Canciller de la Curia de Campaña del AK.

Le comenta sobre la designación de la hora «W» y le da las últimas indicaciones. Al salir, le deja su asignación de azúcar, que recibió de alguien, entonces se da prisa para llegar a la sesión informativa. Está convencido de que los combates en Varsovia serán largos y sangrientos, y sabe que a los sacerdotes capellanes les esperan días pesados e intensos.

Al inicio de los combates, el Cuartel General del AK estaba dividido en tres puestos de observación, cada uno de los cuales estaba ubicado en una zona diferente.

El primero –en el que estaban apostados el general Bor-Komorowski, el Comandante Principal del AK, el general Gregorio (Tadeusz Pełczyński), el Jefe del Estado Mayor coronel Felipe (Józef Szostak) y el coronel Kuczaby (Kazimierz Pluta-Czachowski)- se encontraba en la fábrica de muebles J. Kamler en la calle Dzielna del distrito de Wola.

El segundo puesto del Cuartel General del AK, en el que se encontraba el capellán militar en rango de coronel Jachimowski, estaba situado en la zona de los Tribunales en la calle Leszno.

El capellán Jachimowski residía en una casa en la esquina de las calles Elektoralna 47 y Plaza Mirowski 18. La comunicación con el Cuartel General del AK y con el capellán militar en rango de mayor Biblia que se encontraba en el centro de la ciudad, se mantenía a través de los mensajeros y la red telefónica urbana.

En el cuarto día de combates el capellán Jachimowski se encuentra aislado del Cuartel General del AK y pierde la comunicación con el capellán Biblia. En las cercanías se está desarrollando una lucha feroz.

Los alemanes tratan de perforar el camino hacia Varsovia (a lo largo de las calles Wolska, Chlodna y Krakowski Przedmiescia) y liberar al general Rainer Stahel, comandante de la Festung Warschau, aislado en el palacio Brühl por los insurgentes.

Después de quemar las casas a lo largo de las calles Wolska y Chlodna y destruyendo todas las barricadas de los insurgentes, el 7 de agosto ocupan una casa tras otra en la calle Elektoralna.

Cerca de las 10 de la mañana, a la casa de la calle Elektoralna llega corriendo un enlace del Servicio Militar Femenino con un informe de que la casa se encuentra seriamente amenazada por el enemigo. Todo el mundo debería dejar las casas de la vecindad y reubicarse en el edificio de los Tribunales en la calle Leszno, donde se encuentran los destacamentos insurgentes.

Inmediatamente es informado sobre esto el padre Jachimowski que desde hace algunas horas está confesando en la capilla, acondicionada en el sótano de la casa. No le concede ninguna importancia a la información. Considera que si la situación era tan grave, sin duda recibiría del Cuartel General del AK alguna orden… Nuevamente se coloca la estola y retoma las confesiones.

Aún no había transcurrido una hora cuando en el patio de la casa sita en el número 47 de la calle Elektoralna se escuchan disparos y gritos violentos… ¡los hombres de las SS ya están aquí!Disparando, maldiciendo y a golpes arrojan a todos a la calle.

En el último momento el padre Jachimowski retira del altar de la capilla el Santísimo Sacramento y lo oculta en el pecho debajo de la sotana. Entre las casas en llamas, los SS agrupan precipitadamente a los residentes.

El padre Jachimowski alto, delgado, camina destacándose por encima de todos, imparte la absolución in articulo mortis y consuela a la gente. Está tranquilo y calmado.

La columna de los residentes se detiene en la iglesia de San Andrés en la calle Chlodna. En las altas escaleras delante de la entrada principal descansan los hombres de las SS, armados hasta los dientes, y no permiten a nadie el ingreso a la iglesia.

El padre Jachimowski y varios hombres son llevados para desmantelar las barricadas cercanas. El sacerdote lleva consigo el Santísimo Sacramento. Después de desmantelar las barricadas logra entrar a la iglesia, deja en el altar el Santísimo Sacramento y luego regresa al grupo.

Sin embargo él pudo haberse ocultado en algún lugar en lo más recóndito del templo y luego en el momento del crepúsculo, aprovechando el momento oportuno, en medio de las casas quemadas o abandonadas, dirigirse al casco antiguo de la ciudad donde se encuentran los insurgentes.

Pero en un momento tan trágico, ¿puede el sacerdote abandonar a sus fieles, a aquellos que buscan en su persona el consuelo, la ayuda, la salvación?

Pronto la columna escoltada por los hombres de las SS se mueve, caminan por las calles cubiertas de trozos de vidrio, escombros y cadáveres, junto a vehículos destruidos y los restos de las barricadas. Cerca del Hospital de Enfermedades Infecciosas San Estanislao en la calle Wolska se detiene la columna.

Conducen al padre Jachimowski y a varios hombres al patio de una casa incendiada, desde donde después de un momento se oyeron una serie de disparos. Cuando los verdugos con metralletas salieron por la puerta de la casa, desde el patio comenzaron a surgir nubes de humo negro. Los cuerpos de los asesinados fueron rociados con gasolina y le prendieron fuego.

Salieron llorando de ver «Cristiada»

Testigos de la persecución 

Por qué las 75 carmelitas de la Madre Luisita salieron llorando de ver «Cristiada» 

Son una comunidad muy querida en Los Ángeles. El arzobispo José Gómez las invitó a ir al cine «por una vez en la vida». Y valió la pena.

Actualizado 16 junio 2012

C.L. / ReL

Si para todos los católicos norteamericanos (a punto de perder la libertad religiosa, literalmente, a manos de Barack Obama) la película Cristiada está suponiendo un aldabonazo, tanto más para las Hermanas Carmelitas del Sacratísimo Corazón de Los Ángeles (Estados Unidos). Su comunidad tiene hondas raíces en México y en la persecución que narra la película, pero no son sólo raíces históricas: buena parte de las religiosas son ellas mismas mexicanas.

A principios de este mes, el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, las invitó a ver la película. «Raramente vamos al cine. Pero por una vez en la vida, tuvimos la oportunidad de asistir a unapremière para nosotras en Beverly Hills. Y las 75 hermanas dijimos que sí inmediatamente al generoso ofrecimiento del obispo», explica en su página web una de ellas.

Una historia que conocen bien

«¿Y por qué?», continúa: «Porque fue durante aquellos días,los días de horrenda persecución religiosa en México en los años veinte, cuando nació nuestra comunidad«, continúa.

En aquellas fechas la fundadora del convento, la Madre María Luisa Josefa del Santísimo Sacramento (la Madre Luisita, como es conocida, actualmente en proceso de beatificación), aceptó el ingreso de 55 jóvenes para entregarse a la vida carmelita.

La madre Luisita

La Madre Luisita (María Luisa de la Peña) había nacido en 1866 en Atotonilco el Alto, en Jalisco, el estado mexicano donde la revuelta cristera fue más firme. En 1882 se casó con un hombre de 30 años, en un matrimonio acordado a pesar de que ella quería entrar en un convento. No tuvieron hijos, y decidieron que los pobres fueran sus hijos. Su marido,Pascual Rojas, era un médico buen cristiano y él y su mujerfundaron en 1892 un hospital para los más necesitados. Pascual murió en 1896, y en 1904 María Luisa entró en el Carmelo de Guadalajara 

Luego estuvo varios años de evolución espiritual en diversos conventos, siempre bajo la dirección de los respectivos obispos, hasta que en 1921 empezó a vivir con otras 12 compañeras bajo la regla carmelita.

Pero, cuando en 1926 el presidente Plutarco Elías Calles introdujo las leyes antirreligiosas que prohibían el culto en todo el país, la Madre Luisita y sus religiosas abandonaron el país y se instalaron en Estados Unidos. Llegaron el 23 de junio de 1927 y al cruzar la frontera se arrodillaron, besaron el suelo tras unos meses de angustia y persecución, y rezaron un Te Deum de acción de gracias. Fue el inicio de los trabajos y fundaciones de la religiosa mexicana en Estados Unidos, hasta su muerte en 1937.

La película cuenta la realidad tal como fue

En ese momento de persecución, «cuando ya no hay misas, ya no hay matrimonios, ya no hay comuniones, ya no se permiten prácticas religiosas de ninguna clase, es cuando empieza la película. Por eso estábamos tan interesadas. Nuestra comunidad empezaba justo entonces«, explica la religiosa al transmitir la intensa experiencia que supuso para la comunidad ver Cristiada.

«Yo sabía que algunas de nuestras primeras hermanas habían sido encarceladas. Había escuchado historias de tener que dormir en cualquier sitio y tener que recogerlo todo a toda prisa y escapar por el tejado», cuenta la joven. Y añade un dato curioso: «Había leído cartas en clave escritas por la Madre Luisita llena de detalles sobre moda femenina. Ella era un alma sencilla y austera que sólo llevaba su hábito carmelita. ¿Por qué entonces todos aquellos detalles sobre lo más fashion en ropa de mujer? Viendo la película lo comprendí. Era para instruir a las religiosas, a quienes descubrían y arrestaban cuando al huir las distinguían por sus ropas pasadas de moda«.

Todo esto que ya conocía «se hizo real» para la religiosa que escribe este artículo al ver Cristiada: «La sangre. La tortura. La injusticia de todo ello. Y por encima de todo, la fe del pueblo. ¡Qué fe!».

La comunidad salió con los ojos húmedos tras ver la película, y llenas de agradecimiento al obispo Gómez.
Habían recibido un enorme impulso para la que llaman «su misión»: «Promover una vida espiritual más profunda en el pueblo de Dios, y fortificar a todos vosotros en la intimidad espiritual con Dios para fortaleceros en los tiempos difíciles».

«Os animamos a ver Cristiada, y cuando termine comprobaréis, como lo hice yo, que hay algunos paralelismos con la situación actual. ¡Viva Cristo Rey!«, concluye.

No deje de escuchar a las hijas de la Madre Luisita cantar Flor de Guadalajara.

 

Hostias consagradas incorruptas tras robo

Conmemoran hallazgo de hostias consagradas incorruptas tras robo

VALENCIA, 30 Mar. 12 / 10:02 pm (ACI/EWTN Noticias).- La localidad valenciana de Silla (España) conmemora este sábado el hallazgo en 1907 de varias hostias consagradas que fueron robadas, por unos días, y que hasta hoy se conservan incorruptas.

Según informó la agencia AVAN, en recuerdo a este milagroso hecho ocurrido en la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles de Silla, a las 6:30 p.m. del sábado se expondrá el Santísimo Sacramento y luego se celebrará una Eucaristía.

Según la documentación que se conserva del templo, el 25 de marzo de 1907, cuando las hostias consagradas iban a utilizarse para la comunión, fue encontrado el sagrario abierto y sin el copón en que se guardaban, que había sido sustraído por un desconocido que entró al templo aprovechando que en el altar mayor de la parroquia se celebraba la Misa de la festividad de la Anunciación del Señor.

Dos días después, las hostias consagradas desaparecidas fueron halladas por un labrador bajo una piedra en un huerto y devueltas en solemne procesión a la parroquia.

Años después, los feligreses regalaron a la parroquia una custodia para la exposición de las hostias en ocasiones especiales.

En 1934, al comprobar que las hostias consagradas permanecían incorruptas, «en el mismo estado en que fueron encontradas bajo la piedra y manteniendo inalteradas sus condiciones de pan», el Arzobispado de Valencia inició un expediente para declarar milagrosa su conservación sellando y lacrando el relicario.

Sin embargo, este documento desapareció en el incendio del Palacio Arzobispal durante la persecución religiosa de 1936.

Finalmente, en 1982, el entonces Arzobispo de Valencia, Mons. Miguel Roca, inició un nuevo expediente en el que decretó el culto que debían recibir las hostias consagradas de acuerdo con el artículo 898 del Código de Derecho Canónico.

De campeona deportiva en España a monja misionera

Ganó el oro en 1994 con un club de natación

De campeona deportiva en España a monja misionera con los pobres en Filipinas

María del Pino Rodríguez de Rivera (Mapi), una religiosa y grancanaria se encuentra en un barrio marginal de Manila

Actualizado 6 marzo 2012

canariasahora.es

María del Pino Rodríguez de Rivera, Mapi, conserva la robustez física de la deportista que fue. Tiene 37 años y trabaja como misionera en un barrio marginal de Manila, la capital de Filipinas. Su devoción por Dios le ha llevado a 13.000 kilómetros de su Gran Canaria natal para ayudar a los más pobres de la ex colonia española. Pero no siempre fue así. Durante un tiempo vivió «sin rumbo, como perdida, una época en la que todo me daba igual». Buscaba la felicidad en las marchas nocturnas, en las fiestas, incluso en el deporte, donde fue campeona de España de saltos en 1994, con el Club Natación Metropole. «Todo eso es bueno si se vive de forma sana y si se sabe colocar en el lugar que corresponde, pero cuando lo pones en el centro de tu vida, te destruye, porque eso pasa y no es la verdadera felicidad», asegura.

Hoy el centro de su vida es su devoción religiosa con las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada y el trabajo con los pobres de Baseco Tondo, una de las zonas más míseras de Manila. Cómo llegó hasta aquí desde esa otra vida de confusión y desorden, es una historia que merece ser contada.

«Lo más importante es mi familia. Mis padres y mis hermanos, una familia cristiana que me ayudó a descubrir a Dios en mi vida», comenta por correo electrónico desde Manila. Mapi estudió en el colegio Las Teresianas, en Las Palmas de Gran Canaria, y allí transcurrió su infancia y parte de su adolescencia. Estuvo en algunos grupos de apostolado, pero más por conocer gente y participar en las excursiones.

En esa época practicó en el colegio gimnasia deportiva, y saltos de trampolín en el CN Metropole. De ahí aprendió «lo que significa esforzarse y luchar por aquello que uno quiere de verdad», así como «el sacrificio y la renuncia por alcanzar la meta deseada». Unos años que le ayudaron a crecer y le forjaron como persona.

Se decidió a estudiar Derecho, pero entonces algo en su vida cambió. «Me fui alejando de Jesús y de todo lo relacionado con la Iglesia cada vez más. Todo para mí fue perdiendo importancia y mi rutina se redujo a un malvivir continuo que se iba apoderando de mí y de mis sueños. Todo fue perdiendo brillo en mi vida, hasta que me vi sumida en la más profunda tristeza. Viví desde ese vacío durante casi tres años, nada me llenaba, nada me atraía». Fue la época de las fiestas y la vida nocturna.

Granada le abrió los ojos

Un día despertó del letargo. Sintió la necesidad de salir de Gran Canaria, alejarse de un ambiente que le contaminaba. Dejó su casa y se fue a estudiar a Granada. «Algo dentro de mí me decía que iba a encontrar cosas buenas», explica. Mapi atribuye ese algo a su dios, pues «allí empezó la más bella historia de amor que nunca hubiera soñado».

Se instaló en una residencia llevada por religiosas, frente a la casa madre de las citadas Misioneras, donde acabaría integrándose gracias a dos novicias que le invitaron al grupo de oración. «Yo continuaba con mi vida de estudiante, salía con mis amigos, hacía muchas cosas, pero sentía que me faltaba algo», comenta. En su primer día de oración, ante la imagen de Jesús Sacramentado, sintió un torbellino de emociones. «Tuve una sensación que no puedo describir, me sentía incapaz de mirarle, me sentía indigna de estar en su Presencia, pero al mismo tiempo me atraía; rompí a llorar como una niña. Me entró miedo y dejé el grupo».

En pocas semanas volvió y entró a formar parte de las Misioneras. Sus primeros años de formación los pasó allí mismo, en Granada, luego cuatro en Pamplona y dos más en el Puerto de Motril. Hace cuatro meses aterrizó en Manila junto a dos misioneras más, una colombiana y otra estadounidense (en la imagen superior), con el objetivo de fundar una misión, la primera en Asia para esta congregación.

Manila: pobreza y hospitalidad

La hospitalidad es uno de los rasgos que más le han sorprendido a Mapi desde su llegada a Manila. «Para cualquier filipino lo primero es la persona, y aunque tengan mucho que hacer, lo dejan todo para atender a quien llega a sus casas», comenta. Un rasgo que incluye también -o sobre todo- a pobres de Baseco Tondo, un lugar inmenso que crece cada año porque se van instalando familias de otras provincias. «Es impactante ver cuánta gente malvive en la calle. Baseco Tondo es una zona marginal, está en la misma ciudad, pero son como el deshecho de la sociedad, porque nadie quiere saber nada de ellos», asegura. «Sería imposible sacarlos de toda esa pobreza. Se trata de ayudarles a que salgan adelante desde su propia realidad, que aprendan a luchar y a trabajar por una vida mejor».

El trabajo que hacen Mapi y sus dos compañeras es acompañar a las familias a la Eucaristía y otras celebraciones de la devoción popular, pero sobre todo les ayudan con ropa y comida, y para ello están aprendiendo tagalog, el idioma local. Fundamental para poder trabajar con ellos, apunta, y también como una señal de respeto.

La última vez que Mapi estuvo en su casa fue el verano pasado, para despedirse de su familia antes de partir a Filipinas. Asegura que sus padres y amigos están contentos porque le ven feliz, pero que la vida del misionero es dura. Eso ya lo sabe, y en cualquier caso, como ella dice, «a eso nos llama Jesús, y por eso estamos en Manila, en la otra punta del mapa, pero felices».