Padres de niños con discapacidad, no se olviden de cuidar de su relación

Nuestras buenas ideas para relajarse solos o juntos

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En julio de 2016, Emilie, madre de una pequeña niña trisómica, puso fin a su propia vida, “al límite del cansancio”. Por otro lado, aunque luminoso, el testimonio de los padres de Gaspard nunca ocultó el agotamiento que sentían y su necesidad de respirar, de recuperar energías. Anne-Dauphine Julliand, directora de la conmovedora película documental Et les Mistrals gagnats y madre de Azylis, una pequeña que padecía una grave enfermedad y fallecida recientemente, como su hermana antes que ella, lo confirma: “Debo aguantar para sanar lo ordinario y lo extraordinario […], todos los días hay que superarse y encontrar la fuerza para seguir adelante. […] Mi vida es hermosa, pero complicada y exigente”.

Aunque la discapacidad de un niño puede consolidar una pareja, también puede hacerla más frágil e incluso destruirla. ¿Cómo conservar el vínculo conyugal cuando la llegada de un hijo discapacitado crea un estrés insoportable y sentimientos de rechazo incontrolables que deberían poder expresarse sin tabúes? Kate, madre de un niño trisómico, destaca la importancia de la comunicación: “Lo que ha salvado nuestra pareja es que tenemos buena sintonía y nos atrevemos a contarnos nuestras fragilidades”.

Fines de semana en pareja, para padres o madres: una experiencia de alivio inolvidable

Carole y Arnaud se han ido a recuperar fuerzas en pareja con la OCH*. Era un caso de urgencia vital: “Estábamos al borde de la separación, la discapacidad de nuestro hijo lo acaparaba todo y éramos incapaces de escuchar el sufrimiento del otro, un espejo insoportable”. Otra pareja atestigua: “Allí había unas quince parejas agotadas pero felices de tener tiempo para ellas. Durante dos días, pudimos descansar como envueltos en un manto de atenciones. Al dejar nuestro caparazón de sufrimientos, hemos cumplido con nuestro derecho a un baño rejuvenecedor: volver a las alegrías de nuestro encuentro amoroso, las alegrías de las conversaciones distendidas, las alegrías de las historias compartidas en torno a una mesa con compañeros de infortunios. Las herramientas que nos han dado los monitores nos han puesto cara a cara, corazón a corazón, antes de volver a la aventura de nuestra familia, fortalecidos y reanimados”.

“El corazón de una madre ama sin condiciones”

“La discapacidad no es una suerte, la vida sí lo es”, expresaba en el canal KTO TV Marie-Caroline Schürr, joven profesora en silla de ruedas y autora de Out of the box ! La joie à roulettes [Out of the box, la alegría sobre ruedas]. Sin embargo, vosotros que sois padres de un hijo discapacitado, quizás tenéis dudas, quizás sentís vergüenza después de vuestros enfados, quizás os sentís inútiles… Regalaos el libro  Tu es la meilleure mère au monde [Eres la mejor madre del mundo], de Isabelle Laurent. Aquí comparte su testimonio y unos recursos fundamentales y muy concretos para vivir serenamente con vuestros hijos. Tomaos un día de descanso para recuperar energías, no temáis pedir ayuda y dejar a vuestro hijo al cuidado de algún ser querido para que podáis ir a vivir, por ejemplo, una jornada de madres, de marzo a mayo en 9 localidades de Francia.

Según explica Isabelle Laurant, podéis estar seguras de una cosa: “El corazón de una madre es poderoso, prevalece sobre todo lo demás (…). Ama sin condiciones, sin envidia, simplemente ama, contra viento y marea. Este sentimiento puede mover montañas, porque es incapaz de mentir. Sabe lo que es bueno, surge del amor original”.

* OCH es la oficina cristiana de personas discapacitadas en Francia. Su servicio de atención y orientación responde en el número 01 53 69 44 30. Su lema: Compartir nuestra fragilidad, apoyar a las familias, transmitir esperanza. Cuando Marie-Hélène Mathieu fundó la OCH en 1963, quería ofrecer apoyo a padres desesperados de niños discapacitados. Hoy día, padres, abuelos y hermanos afectados pueden encontrar aquí una ayuda indispensable.

5 lecciones matrimoniales

Desde economía hasta ideas divertidas de citas, estas pequeñas sugerencias pueden hacer una gran diferencia en cualquier matrimonio

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Después de 42 años desde que se dedicaran su primer guiño cómplice en clase de Álgebra II, mis padres todavía actúan como risueños adolescentes enamorados. Pasean alegremente por la calle, se van de cine, hablan sin parar durante horas y ríen juntos hasta bien entrada la noche. Solo cuando me casé fui plenamente consciente del peso de las lecciones matrimoniales que había presenciado en mi padre y mi madre. De mi madre, he conseguido una inmensa sabiduría de la vida en general, y del único y privilegiado papel de ser esposa.

Del ejemplo profundo y expresivo de mi padre, que resuena en mí debido a nuestros rasgos de personalidad en común, he aprendido mucho sobre el matrimonio y la vida. Siempre he admirado y he tratado de emular la energía, el optimismo y la inteligencia interminables de mi padre. Es capaz de iluminar una conversación normal con su narrativa carismática y su pensamiento inventivo.

Cuando estamos juntos, no es extraño encontrarnos compartiendo unas risas o una conversación fascinante, jugando a algún juego o trabajando en un proyecto, sea lo que sea lo que hagamos, lo disfrutamos con alegría.

En mi banquete de bodas, mi padre y yo le dimos una vuelta de tuerca más al tradicional baile de padre e hija. Ideó una mezcla de nuestras canciones favoritas y saltamos y bailamos y lo pasamos en grande. Añadimos movimientos especiales con un significado especial. Así es la naturaleza de nuestra relación: toneladas de diversión con una profunda conexión y una capacidad para hablar sobre las cosas importantes de la vida.

Aunque mi matrimonio todavía es joven, me he descubierto usando muchas de las estrategias de mi padre para la vida y las relaciones:

1. Practicar reacciones positivas

Durante el transcurso de unos cuantos años —con una inversión total en el matrimonio y en una vida con cuatro hijos— mi padre sufrió una rotura de brazo, otra de espalda y más tarde de muñeca, lo cual terminó dejándole parcialmente paralizado de su brazo y mano izquierdos.

Pero en vez de quejarse, mi padre relata cómo sus enfermedades y lesiones propiciaron circunstancias positivas en su vida, como el hecho de que la discapacidad y el desempleo terminaron por llevarle hasta un trabajo profundamente satisfactorio. Mi padre mira más allá de los puntos negativos para ver los tremendos regalos que surgen de los desafíos vitales.

La Universidad de Pensilvania, lugar de nacimiento de la psicología positiva, descubrió que las parejas felices y prometedoras ponen énfasis en lo positivo de la vida. Cuando surge el estrés marital, por cosas como el desempleo o una enfermedad, a las parejas que responden con una fortaleza optimista les va mucho mejor.

Cuando falleció mi abuelo mientras mi marido y yo viajábamos por Asia, yo tuve dificultades con estar tan alejada durante un momento tan delicado y emocional. Mi padre me ayudó a ver los aspectos positivos de la situación, como que podíamos ofrecer una misa en honor de mi abuelo en un país tan lejano como Birmania, algo que a mi abuelo le habría parecido insólitamente chulo.

Aunque no estuve físicamente presente durante el funeral, mi marido y yo pudimos celebrar la vida de mi abuelo y mantener el contacto con la familia a través del teléfono, mensajes y abrazos a la vuelta a casa. Aprendimos con la perspectiva positiva y el ejemplo de mi padre sobre que una situación difícil puede tener un resultado hermoso si escogemos verlo de esa forma.

2. Mantener conversaciones financieras regulares

De pequeña escuchaba historias sobre cómo mi padre solo comió sándwiches de mantequilla de cacahuete y mermelada durante años para reducir el gasto en casa y poder ahorrar para el futuro. También recuerdo a mis padres hablando frecuentemente sobre donaciones a la caridad, sobre alternativas de gasto y ahorros para la jubilación. Debatían sobre los gastos y los ahorros con antelación para evitar desacuerdos financieros.

El compromiso matrimonial y una comunicación saludable se conservan cuando las parejas han establecido unas directrices y unos límites para sus decisiones financieras”, resolvía un estudio de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Mis padres mantienen un plan financiero actualizado al mismo tiempo que fortalecen la comunicación entre ellos.

Gracias a que recuerdo estas conversaciones regulares entre mi madre y mi padre, mi marido y yo —para ser sincera, sobre todo mi marido— llevamos una plantilla con nuestro presupuesto. Tratamos de hablar de nuestras finanzas sin tener que recurrir al vino. Cuando lo dejamos todo claro y bien atado, nos damos cuenta de que las próximas semanas son más tranquilas y que el estrés no nos afecta tanto.

3. Apoyar a tu cónyuge en sus proyectos

El interés de mi marido por la enseñanza nos ha llevado a vivir en el extranjero. Hay días que nuestro futuro incierto puede desbarajustarme emocionalmente y dejarme como un chirriante tiovivo desvencijado.

Mientras mi madre nos educaba en casa, a mí y a mis tres hermanos, y también lograba sacar adelante todo el hogar, mi padre trabajaba en un empleo exigente a tiempo completo y con un largo trayecto de casa al trabajo. En medio de este periodo frenético, mi padre apoyaba a mi madre cuando la invitaban a algún circuito de conferencias. Él permanecía como su mayor fan y la animaba a lanzarse sobre cualquier oportunidad.

El pensar en el ejemplo de mi padre a la hora de apoyar las ambiciones de mi madre me ayuda a recuperar mi firmeza para respaldar a mi marido en sus sueños, aunque eso suponga vivir en un país diferente o no saber cuál será nuestro próximo paso.

El doctor Gary Chapman, autor de Los cinco lenguajes del amor, explica que “las acciones de apoyo a menudo marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso”. Anima a las parejas a estimular y respaldar los proyectos de sus cónyuges, sean grandes o pequeños.

4. Escoger la integridad, incluso cuando no es conveniente

El doctor James Craig, un terapeuta matrimonial de Indiana, opina que “la amenaza definitiva para los matrimonios de hoy en día no es el estrés de origen externo, sino lo que sucede en el interior [de la relación]”. Según continúa: “La gente se centra más en lograr ser felices ellas mismas que en hacer lo que es correcto”. A menudo he visto a mi padre priorizando el camino de la rectitud y la integridad.

Cuando la madre de mi madre estaba al borde de la muerte por un cáncer, mi padre trasladó a su joven familia para estar más cerca de ella. Aunque se sacrificaba con un trayecto a su trabajo de casi tres horas, dejó a un lado su conveniencia para poner primero a mi madre, a mi abuela y a los demás.

No he tardado mucho en darme cuenta de que poner primero a mi marido y hacer lo correcto en un matrimonio es más difícil de lo que parece.

Cuando mi marido y yo diferimos, hace falta poder mental y emocional para mostrar paciencia y entendimiento. Requiere poner un pie fuera de mis propios deseos y mi hilo de pensamiento para hacer lo que es correcto. Basándome en mi rendimiento hasta ahora, imagino que cualquier coach honrado me diría que necesito más práctica.

5. Organizar citas divertidas

A veces mi marido y yo nos estancamos en el trabajo y en la planificación de nuestro futuro y se nos olvida divertirnos.

Recuerdo que cuando éramos más pequeños, mi padre daba prioridad al tiempo con mi madre, porque sabía que si seguían organizando citas juntos mantendrían la llama del romance. A día de hoy, encuentra tiempo de la forma que pueda para salir de cita con mi madre y pasarlo bien juntos, ya sea en una cena, una película o un paseo por la ciudad.

Mi marido y yo nos hemos dado cuenta de que incluso después de una escapada sencilla, como un evento gratuito de la comunidad o un paseo en bici, nos sentimos refrescados y reconectados como pareja.

Siempre estaré agradecida por las formidables lecciones que aprendí del carácter y del ejemplo de mi padre, y continuaré luchando por tener un matrimonio sano y duradero como el de mis padres. Si empleamos los sencillos secretos que funcionaron en parejas que admiramos, podemos conseguir mucho a la hora de ayudar a fortalecer nuestros propios matrimonios.

5 métodos para enamorarte… en tu matrimonio

Algunas formas sencillas de volver a sentir las mariposas en el estómago

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Lo que más me gustaba en los tiempos escolares eran las vacaciones. Y no porque tuviera dos meses para disfrutar y tiempo de viajes al mar sin preocupaciones, sino porque creía firmemente en el amor de verano! Uno que va ocurrir en una esquina y que durará hasta la tumba! Pero como siempre y a pesar de ser una verdadera romántica, las vacaciones pasaban sin grandes oh y ah… Pero el amor verdadero amor llegó en otoño. Y unos años más tarde.

Desde que soy esposa las vacaciones ya no me excitan tanto. Ya tengo el amor, así que a qué o quién tengo que esperar?

¿Cómo qué a qué o quién? ¡Por supuesto que el amor! Si usted se está preguntando lo que aquí estoy diciendo, es probable que piense que después de unos cuantos años de matrimonio ya sólo queda el momento para recoger madera y clavos para el ataúd. Los sentimientos de la edad de pavo no les van a los veteranos como usted. Es una trampa! ¡Sal de ahí!

El trabajo e hijos igual a la vida cotidiana. En esta simple ecuación uno se puede confundir y perder de vista el objetivo principal, que es el amor conyugal. Si sientes que tu balanza está a menos y no a más, si tienes el deseo de cambiar para recuperar todos aquellos sentimientos que una vez inadvertidamente unieron vuestras manos y miradas, entonces y sólo si lo deseas, te invito a un experimento vacacional! Porque como cantan en una conocida canción polaca: para enamorarse sólo hay un paso…

El hecho es que el enamoramiento no goza de las mejores críticas en la sociedad. Se asocia con la inmadurez, con la ceguera, con la fugacidad. Y está claro que si el amor no se eleva a un nivel superior y no nos hace madurar, no muestra la realidad, sino sólo el mundo imaginario, puede crear en la vida de una persona un desastre difícil de arreglar. Pero si el enamoramiento se ha transformado en el amor, vale la pena a veces volver a revivirlo. Para el amor maduro, el enamoramiento no es una amenaza, sino un agradable refresco.

Entonces ¿empezamos?

Método # 1Sería incómodo hacer una salida en falso. Por lo tanto sería bueno que cargarais las baterías de deseos comunes. Para ello recomiendo la conferencia de Marek Gungor “A través de la risa para un mejor matrimonio.” Para ello tendréis que reservar unas cuatro horas a solas. Un vaso de vino, un buen estado de ánimo y… le dais al botón de play. Después de ver el programa sabréis lo que hacer. Os lo prometo, van a pasar muchas cosas!

Método # 2Romped el esquema. Como en el comienzo de vuestra relación todo ocurría la primera vez y estaba lleno de experiencias agradables, por lo que ahora haced algo nuevo para experimentarlo juntos. Y lo mejor hacerlo fuera de casa.

Método # 3La acción del agradecimiento. Sí, lo sé que después de muchos años de convivencia se puede tener la impresión de que ya nos hemos agradecido por todo. Que ahora es el momento principalmente para la “acupuntura” matrimonial, clavando una aguja tras otra. Por lo tanto, ¡acepta el desafío! Cada día dejáis una sola notita de papel con la frase: “Gracias por…”. La palabra escrita no sufre de esclerosis. Y el aprecio de la otra persona tiene el poder de resucitar la relación.

Método # 4.Queda con la gente. Somos seres sociales. Necesitamos de otras personas para vivir. Para nuestro funcionamiento normal. Es gracias a la gente que nuestra casa no se convierte en un aislamiento de paredes blancas. Las personas inspiran, despiertan emociones, motivan. ¿Qué tal un día de campo con vuestros amigos? ¿A qué esto suena bien?

Método # 5.Oren juntos. Con la bendición de la oración comenzasteis vuestro camino matrimonial, por eso no os olvidéis de ella, que es una guía divina. Ella os guiará a través de la más empinada montaña de vuestra vida. No tenéis que tener de inmediato horas de debates conjuntos con Dios. Para empezar, bastará simplemente con pronunciar unas pocas frases. Porque, mientras cantaba Jacek Kaczmarski: “El amor – libro viejo, que vale la pena confiar a Dios.”

¡Buena suerte!