¡Aprende a amar y a decir que no!

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El gobierno federal de los Estados Unidos y organizaciones como MEX-FAM (Paternidad Planificada), que alegan querer reducir el índice de embarazos en los adolescentes, han tenido más de tres décadas y han gastado más de $4 mil millones para implementar sus “métodos” para promover las “relaciones sexuales sin riesgo”.

Primeramente dijeron que era necesario implementar la enseñanza de la educación sexual (sin valores morales), en todas las escuelas públicas. Después añadieron información e instrucciones específicas a los estudiantes sobre el uso de los anticonceptivos en dichas clases. Inclusive llegaron al punto de abrir clínicas para entregarle anticonceptivos a la juventud, en muchas escuelas de EE.UU. (1)

Después de más de 20 años de su “metodología”, ¿cuáles han sido los resultados? Los embarazos ilegítimos han aumentado en un 87% y los abortos en un 67% entre las adolescentes. El SIDA ha aumentado en un 44% desde 1989 y hay más de 20 diferentes tipos de enfermedades venéreas con miles de nuevos casos todos los años, sobre todo entre los jóvenes. (2) Este monumental fracaso ha coincidido con un aumento sin precedentes de la promiscuidad juvenil. (3)

Lo lógico sería que los promotores de la educación sexual y los anticonceptivos para las jóvenes hubieran aprendido su lección (como la aprendieron los suecos), y decidido promover seriamente la abstinencia y los valores morales tradicionales.

Sin embargo, ¿cual es la “solución” que nos presentan ellos ahora? ¡El preservativo para jóvenes adolescentes! De este modo les envían a dichos jóvenes el mensaje, de que es imposible que ellos controlen sus deseos sexuales, y que lo más importante es “protegerles” del SIDA o de un embarazo no deseado.

Pero este “mensaje de protección” es un engaño muy peligroso. Los preservativos pueden fallar por los menos el 15.7% de las veces durante un año en prevenir embarazos. En el caso de las adolescentes no casadas pertenecientes a minorías, los preservativos pueden fallar hasta el 36.3% de las veces. (4) Si esto ocurre con la prevención de embarazos, ¡cuánto más podrán fallar en impedir la transmisión del virus del SIDA! Un embarazo sólo puede ocurrir mientras esté el óvulo presente y se tengan relaciones sexuales. Y esto sólo ocurre unos pocos días al mes. Sin embargo, una persona puede ser infectada con el virus del SIDA cada vez que tenga relaciones sexuales con alguien que ya está infectado.

Además, el virus del SIDA es 450 veces más pequeño que el espermatozoide y 50 veces más pequeño que los microscópicos orificios que los científicos han descubierto en la goma látex, con la cual se fabrican los mejores preservativos. Los virus de las principales y más dañinas enfermedades venéreas también son más pequeños que el espermatozoide o que los orificios de la goma látex. (5)

Verdaderamente es una irresponsable locura aconsejarles a los jóvenes (o a cualquiera) el uso de los preservativos para prevenir el SIDA, las enfermedades venéreas o los embarazos “no deseados”. Sin embargo, ahora el gobierno del Presidente Clinton está transmitiendo por televisión anuncios que promueven el preservativo para “prevenir” el SIDA. Algunos de éstos son extremadamente sugestivos, como el que muestra un paquete de preservativos saliendo de una gaveta y saltando sobre una cama donde se encuentra una pareja. En otro comercial se dice que: “Un preservativo de látex, usado correctamente, previene el contagio del virus que causa el SIDA,” lo cual, como ya hemos visto, no es cierto. (6) Inclusive la Dra. Joycelyn Elders, Ex-Cirujana General de los EE.UU., planteó que, como parte del plan nacional de salud, se instalaran “clínicas de salud” en todos las escuelas públicas del país, y que en dichas “clínicas” se repartieran anticonceptivos, especialmente preservativos. (7)

El preservativo no es la solución para el SIDA. ¡La solución es tan sencilla! ¡Simplemente enséñenles a los jóvenes a decir que no a las relaciones sexuales premaritales!

Magaly Llaguno

Notas

  1. George Grant. Grand Illusions: The Legacy of Planned Parenthood. Wolgemuth & Hyatt, Publishers, Inc., 1988, pp. 32-33; “Condom Roulette,” Washington Watch 3 (Washington: Family Research Council), enero 1992, p. 1.
  2. “Condom Roulette,” In Focus 25 (Washington: Family Reasearch Council, febrero 1992), p. 2; Gilber L. Crouse, Office of Planning and Evaluation, U.S. Dept. of Health & Human Services, t.i., March 12, 1992; “Heterolsexual HIV Transmission Up in the U.S.,” American Medical News (febrero 3, 1992): 35; “In Defense of a Little Virginity, a Message of Focus on the Family,” USA Today, abril 14, 1992.
  3. Grant, 116.
  4. Elise F. Jones y Jacqueline Darroch Forrest, “Contraceptive Failure in the U.S.: Revised Estimates from the 1982 National Survey of Family Growth,” Family Planning Perspectives 21 (mayo/junio 1989): 103 y 105.
  5. Susan G. Arnold et al., “Latex Gloves Not Enough to Exclude Viruses,” Nature 335 (sept., 1, 1988): 19; Nancy E. Dirubbo, “The Condom Barrier,” American Journal of Nursing, oct. 1987, p. 1306; Margaret Fischi et al, “Evaluation…” Washington Post, 6 de febrero, 1987.
  6. Martin Merzer, “Anuncios sobre SIDA apuntan a jóvenes,” El Nuevo Herald, 5 de enero, 1994, pp. 1A y 7A.
  7. Christopher Scanlan, “New Message for Teens: At the Least, Use a Condom,” The Miami Herald, 5 de septiembre, 1993; “A Conversation With Dr. Joycelyn Elders,” ABC News Nightline, 8 de septiembre, 1993.

Rescata chicas en Las Vegas con una oración contra el demonio

Por fe, perdona al chulo que le pegaba y reza por él 

Annie Lobert, ex-prostituta, rescata chicas en Las Vegas con una oración contra el demonio 

Fue abusada de niña y despreciada de adolescente. Empezó como acompañante de lujo y bailarina, y luego fue prostituta cara en Las Vegas. Su chulo le pegaba y pese a todo ella le necesitaba. Buscó llenar su vida con drogas y espiritualidades. Sólo en la puerta de la muerte encontró a Jesús. Y decidió ayudar a otras mujeres.

Actualizado 25 junio 2012 

Ángeles Conde / ReL 

«Eres preciosa y Jesús te quiere«. Con estas palabras, Annie Lobert se acerca a las prostitutas de Las Vegas. Ella es ex-prostituta, y junto a otras ex-prostitutas recorre la noche para rescatar a las mujeres del tráfico sexual. 

«Les digo eso nada más verlas porque necesitan saber que son valiosas, que son bellas y que hay alguien que las ama incondicionalmente», explica. 

Su experiencia la impulsó en 2005 a crear Hookers for Jesus, una organización cristiana que lucha contra la explotación sexual, la pornografía y la industria del sexo. Fue «trabajadora del sexo» durante 16 años: primero en Minneapolis, Minnesota, Hawaii y los once últimos, y más traumáticos, en Las Vegas. 

Ahora su misión, tal y como ella describe, «es salvar el alma de las mujeres que venden su cuerpo» en la oportunamente llamada Sin City (Ciudad del Pecado).

Abusada y nunca amada

La historia de autodestrucción de Annie se inicia en su infancia. Fue víctima de abusos sexuales con 8 años. Ella misma reconoce además que nunca se sintió amada y que esa circunstancia mermó su autoestima: “Sólo pensaba en qué Dios estaría enfadado conmigo. Le imaginaba con un enorme martillo esperando el momento de aplastarme con él si hacía algo mal”. 

A los 18 años perdió la virginidad con un chico que le rompió el corazón. Entonces despertó su lado rebelde y se lanzó a los brazos de una vida de promiscuidad y a la “experimentación”. Durante unas vacaciones con una amiga en Hawaii vendió por primera vez su cuerpo por dinero. 

Soñando con Pretty Woman

Al regresar a su ciudad, abandonó su trabajo y se introdujo en el mundo de la prostitución de lujo. Primero se consideraba «bailarina exótica» y «acompañante de lujo». Después tuvo que aceptar encargos más y más exigentes. La seducción del dinero le hizo irse hasta Las Vegas, donde pensó que ganaría más: “Eran miles de dólares cada noche; noches incluso de más de 10.000. En Las Vegas viví la ilusión del glamour, las fiestas y el dinero. No podía resistirme a la luz de los casinos y entrar para ver si encontraba a algún cliente muy rico que me rescatara. Todas soñamos con ser Julia Roberts en Pretty Woman”.

Durante los once años que ejerció como prostituta en Las Vegas llenó su vida con fiestas, gente famosa, viajes, hombres y caros objetos materiales pero, como dice Annie, “al final pierdes tu alma en todo este proceso. Vivir en el mundo de Las Vegas me hizo hacer cosas que no hubiera hecho en cualquier otra circunstancia”.

Violencia y drogas y vacío interior

La primera vez que invocó a Jesucristo fue cuando estuvo a punto de ser asesinada por su “chulo”. Al enterarse de que Annie quería dejar la prostitución, la encerró en el maletero de su coche y la amenazó con quemarla en el desierto. Su chulo la liberó pero unos meses después la secuestró y le propinó una paliza en el desierto. 

Ese no fue el peor día para Annie: al poco tiempo fue diagnosticada de linfoma. Sin embargo, no abandonó la prostitución porque tenía facturas médicas que pagar. Sumida en una gran depresión por la muerte de varios familiares próximos, su enfermedad y el creciente deseo de abandonar esa vida sin poder hacerlo, Annie entró en el infierno de las drogas: “Es increíble, pero después de curarme, comencé a consumir drogas. Tenía el corazón roto, ninguna voluntad de seguir luchando y sufría por el continuo abuso verbal, físico y sexual que sufría siendo una prostituta de lujo”.

Xanax, valium, cocaína, alcohol y ludopatía… Nada llenaba su vacío interior y entonces probó con diferentes formas de “religiosidad”: wicca, vampirismo, masonería, budismo, new age… todo ello le provocó un desorden por estrés postraumático. 

Además, como muchas otras prostitutas, desarrolló una adicción o dependencia hacia el mismo chulo que le pegaba. Estaba perdidamente enamorada, enganchada, hacia la misma persona que la apalizaba y vendía.

Los estudios que maneja su asociación dice que casi 7 de cada 10 mujeres que trabajan en la industria del sexo sufren este estrés postraumático: enfermedad, ansiedad, depresión, insomnios, pesadillas, pérdidas de memoria, anorexia, bulimia, depresión clínica…todos estos eran los síntomas de Annie tras once años trabajando en la industria del sexo en Las Vegas. 

Sobrevivir a la sobredosis

Una noche de 2003 casi murió por sobredosis: “Sentía un dolor horrible en mi pecho.Estaba esperando ver las llamas del infierno y le pedí a Jesús que, si me salvaba, le hablaría al mundo entero de Él. Y Jesús vino a rescatarme”. 

Y así lo hizo cuando se recuperó. Annie comenzó a usar su dolorosa experiencia en ayudar a personas explotadas sexualmente en Las Vegas. 

“Mi pasión es ayudar a prostitutas, proxenetas, strippers y a cualquiera que se haya visto en las redes de la explotación sexual. Quiero ayudarles a ver que hay una vida real esperándoles fuera de la industria del sexo. Si necesitan ayuda para escapar de este estilo de vida, aquí estoy yo para ayudar, no para juzgar”.

Verdades claras

Al mundo y a los clientes les recuerda lo que no quieren pensar: «Las mujeres no son robots, no disfrutan de los actos sexuales, ni de la esclavitud de vender su cuerpo. Tenemos sentimientos y no los podemos eliminar mientras somos prostitutas ostrippers. Nos duele, sangramos, lloramos, somos hermanas, madres, hijas, primas, sobrinas, niñas pequeñas». 

A las mujeres atrapadas en el negocio les propone un cambio radical, y para eso necesitan a Jesús. Les dice: «Dios te ama a ti, sí, a ti, a esa persona que vive derrotada», les dice. «No dejes que el demonio te robe la alegría más tiempo. Pide a Jesús que entre en tu corazón y observa cómo puede cambiar tu vida radicalmente. ¿Sabías que Jesús murió para que fueses libre? ¿Quieres salir de la celda de tu mente? Reza esta oración».

La oración busca romper el círculo de esclavitud en el que vive la mujer: 

«Jesús, creo que eres el Hijo de Dios. Ven a vivir a mi corazón vacío. Manda tu Espíritu Santo a llenarme con tu paz, pasión y amor. Cámbiame completamente, de dentro afuera. Que pueda caminar en el destino perfecto que tienes para mí. Enseñame a vivir mi nueva vida. Abre mis ojos a tu verdad. Rompe las mentiras que el demonio ha puesto en mi mente. En ti confío, oh Señor. Gracias, Jesús. Amén.» 

El poder del perdón

¿Y después? Después viene el reto de perdonarse una misma y perdonar a los enemigos. Annie lo explica: «Si Jesús podía perdonarme, ¿no podía perdonarme yo misma también? Y me perdoné por todas las cosas horribles que había hecho y el yugo de la atadura y la culpa se quitó de mi espalda». 

También perdonó a su chulo, «y a todos los demás que me ofendieron. Rezo por mi chulo cada día y sé que Dios tiene un plan grande para él. ¡Perdona y serás libre!»