La Virgen de Fátima en la plaza de San Pedro

Miles de pañuelos blancos para saludar a María 

El Papa recibió a la Virgen de Fátima en la plaza de San Pedro 

Actualizado 12 octubre 2013 

ZENIT / ReL

En una plaza de San Pedro repleta, en donde miles de fieles agitaban sus pañuelos blancos, entró la imagen de la Virgen de Fátima cargada por cuatro Heraldos del Evangelio y escoltada por la Guardia Suiza hasta el obelisco central de la plaza. Allí los sediarios pontificios, o sea quienes cargaban cuando existía, la silla gestatoria papal, pasaron a llevar la imagen de María, que la representa cuando se apareció en 1917 a los tres pastorcitos en Fátima.

El papa con su habito blanco salió a la plaza en medio de los aplausos y monseñor Fisichella recordó nuevamente que “la Virgen se hizo peregrina con los peregrinos”.

Mientas el coro de la pontificia Capilla Sixtina cantaba “el 13 de mayo”, la imagen fue desde el obelisco, cargada por los ´sediarios´ y acompañada por dos guardias suizos y dos gendarmes vaticanos hacia la basílica, en cuya explanada le esperaba el papa Francisco.

Allí el santo padre se acercó y la beso. A continuación se rezó la Vía Matris, oración mariana de siete estaciones, intercalándola con música.

Después de la homilía en la que el santo padre invita a tener confianza en María, pues ella nos puede ayudar a resolver los nudos de conciencia más difíciles, y de agradecerle por su fe, impartió la bendición y se cantó la Salve Regina. 

Fatima 2

Desde la plaza de San Pedro la imagen fue al helipuerto del Vaticano, desde donde partió hacia el santuario del Divino Amor, a 15 kilómetros de allí, para la vigilia internacional con nueve santuarios del mundo.

Excepcional salida de la imagen de la Virgen

La imagen es la del Santuario de Fátima, que los fieles pueden venerar en la llamada ´Capilla de las apariciones´ y ha salido del santuario portugués solamente en circunstancias solamente extraordinarias. Una de ellas fue para la consagración que Juan Pablo II hizo del mundo al Inmaculado Corazón de María.

“Juan Pablo II en 1984, delante de la imagen de Nuestra Señora de Fátima, en Roma, consagró el mundo y Rusia al Inmaculado Corazón de María, en unión con los obispos del mundo entero. Más tarde, la vidente Lucía confirmó que ese acto de consagración fue realizado en consonancia con el pedido de Nuestra Señora.

La bala de Juan Pablo II

La corona de la imagen de Fátima lleva la munición que hirió al papa Juan Pablo II en el atentado del 13 de mayo de 1981, realizado por mano de Ali Agca en la plaza de San Pedro y cuyos mandantes nunca pudieron ser identificados con certeza.

Corona con bala de JPII

El rector del santuario de Fátima recordó también que el 13 de mayo cuando el papa pidió que consagraran su ministerio a Nuestra Señora, significó «entregar a María con confianza al papa Francisco, para que Ella lo ayude, proteja y lo guíe; para que Ella sea su ejemplo de entrega a Dios, de escucha atenta a su Palabra, de disponibilidad a su voluntad, de docilidad al Espíritu Santo, de oración».

Homilía completa del Papa Francisco

A continuación puede leer el texto completo de la homilía del papa Francisco a los píes de la imagen de la Virgen del santuario de Fátima, en la Jornada Mariana que es parte del Año de la Fe y que ha tenido lugar hoy en la plaza de san Pedro.

Homilía 1

Queridos hermanos y hermanas
:

Estamos aquí, en este encuentro del Año de la fe dedicado a María, Madre de Cristo y de la Iglesia, Madre nuestra. Su imagen, traída desde Fátima, nos ayuda a sentir su presencia entre nosotros. María siempre nos lleva a Jesús. Es una mujer de fe, una verdadera creyente. ¿Cómo es la fe de María?


El primer elemento de su fe es éste: La fe de María desata el nudo del pecado (cf. lg, 56). ¿Qué significa esto? Los Padres conciliares han tomado una expresión de san Ireneo que dice así: «El nudo de la desobediencia de Eva lo desató la obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe, lo desató la Virgen María por su fe».

El «nudo» de la desobediencia, el «nudo» de la incredulidad. Cuando un niño desobedece a su mamá o a su papá, podríamos decir que se forma un pequeño «nudo». Esto sucede si el niño actúa dándose cuenta de lo que hace, especialmente si hay de por medio una mentira; en ese momento no se fía de la mamá o del papá.

Ustedes lo saben. ¡Cuántas veces pasa esto! Entonces, la relación con los padres necesita ser limpiada de esta falta y, de hecho, se pide perdón para que haya de nuevo armonía y confianza.

Homilía 3

Algo parecido ocurre en nuestras relaciones con Dios. Cuando nosotros no lo escuchamos, no seguimos su voluntad, cometemos actos concretos en los que mostramos falta de confianza en él – y esto es pecado –, se forma como un nudo en nuestra interioridad. Estos nudos nos quitan la paz y la serenidad. Son peligrosos, porque varios nudos pueden convertirse en una madeja, que siempre es más doloroso y más difícil de deshacer.
Pero para la misericordia de Dios nada es imposible. Hasta los nudos más enredados se deshacen con su gracia. Y María, que con su «sí» ha abierto la puerta a Dios para deshacer el nudo de la antigua desobediencia, es la madre que con paciencia y ternura nos lleva a Dios, para que él desate los nudos de nuestra alma con su misericordia de Padre.

Cada uno de nosotros tiene algunos y podemos pedirnos dentro de nuestros corazones cuáles son los en mi vida. ¡Eh padre! Los míos no se pueden desatar. Es una equivocación. Todos los nudos de la conciencia pueden desatarse. Pido a María que me ayude a tener confianza en la misericordia de Dios, para desatarlos, para cambiar. Ella, mujer de fe, seguro que nos dirá: ve adelante, ve a lo del Señor y ella nos lleva como madre al abrazo del Padre de la misericordia. ¿Le pido a María que me ayude a tener confianza en la misericordia de Dios para cambiar?


Segundo elemento: la de fe de María da carne humana a Jesús. Dice el Concilio: «Por su fe y obediencia engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo» (lg, 63). Este es un punto sobre el que los Padres de la Iglesia han insistido mucho: María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne, cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel.

¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, de su «sí».
Y Dios le ha pedido: ¿Estás dispuesta a esto? Y ella dijo sí.

Pero lo que ha ocurrido en la Virgen Madre de manera única, también nos sucede a nosotros a nivel espiritual cuando acogemos la Palabra de Dios con corazón bueno y sincero y la ponemos en práctica. Es como si Dios adquiriera carne en nosotros. Él viene a habitar en nosotros, porque toma morada en aquellos que le aman y cumplen su Palabra.
No es fácil entender esto pero sí sentirlo en el corazón.

Pensamos que la encarnación de Jesús es sólo algo del pasado, que no nos concierne personalmente? Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra carne, con la humildad y el valor de María, para que él pueda seguir habitando en medio de los hombres; significa ofrecerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres; nuestros pies para salir al encuentro de los hermanos; nuestros brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor; nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio; y, sobre todo, ofrecerle nuestro corazón para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios. Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo. Y así somos instrumentos de Dios para que Jesús actúe en el mundo a través de nosotros.

El último elemento es la fe de María como camino: El Concilio afirma que María «avanzó en la peregrinación de la fe» (lg, 58). Por eso ella nos precede en esta peregrinación, nos acompaña y nos sostiene.
¿En qué sentido la fe de María ha sido un camino? En el sentido de que toda su vida fue un seguir a su Hijo: él es la vía, él es el camino. Progresar en la fe, avanzar en esta peregrinación espiritual que es la fe, no es sino seguir a Jesús; escucharlo y dejarse guiar por sus palabras; ver cómo se comporta él y poner nuestros pies en sus huellas, tener sus mismos sentimientos y actitudes: 

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¿Y cuáles son las actitudes e Jesús? Humildad, misericordia, cercanía, pero también un firme rechazo de la hipocresía, de la doblez, de la idolatría. La vía de Jesús es la del amor fiel hasta el final, hasta el sacrificio de la vida; es la vía de la cruz.

Por eso, el camino de la fe pasa a través de la cruz, y María lo entendió desde el principio, cuando Herodes quiso matar a Jesús recién nacido. Pero después, esta cruz se hizo más pesada, cuando Jesús fue rechazado. María estaba siempre con Jesús, lo seguía a Jesús en medio al pueblo y escuchaba sus chismeríos, las odiosidades, de quienes no lo querían. Y esta cruz ella la llevó.

La fe de María afrontó entonces la incomprensión y el desprecio; y cuando llegó la «hora» de Jesús, la hora de la pasión: la fe de María fue entonces la lamparilla encendida en la noche.Esa lamparilla en plena noche.María veló durante la noche del sábado santo. Su llama, pequeña pero clara, estuvo encendida hasta el alba de la Resurrección; y cuando le llegó la noticia de que el sepulcro estaba vacío, su corazón quedó henchido de la alegría de la fe, la fe cristiana en la muerte y resurrección de Jesucristo.

Porque siempre la fe nos lleva a la alegría y ella es la madre de la alegría que nos enseña a vivir y caminar por este camino de alegría y a vivir esta alegría. Este es el punto culminante, ésta alegría del encuentro de Jesús y María. Este es el punto culminante del camino de la fe de María y de toda la Iglesia. ¿Cómo es nuestra fe? ¿La tenemos encendida como María también en los momentos difíciles, en esos momentos de oscuridad? ¿Tengo la alegría de la fe?


Esta tarde, María, te damos gracias por tu fe mujer fuerte y humilde y renovamos nuestra entrega a ti, Madre de nuestra fe. 
Amen

“El demonio es un ser real con una inteligencia superior que busca el mal del hombre”

24/05/2013 – Entrevistas

La oración de liberación realizada por el Papa Francisco en la plaza de San Pedro da visibilidad a esta actividad sagrada, que busca beneficios espirituales sobre una persona que está poseída por el demonio. Reproducimos una entrevista sobre el tema con el padre Pedro Barrajón, rector del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum

 

ForumLibertas.com

En el programa televisivo ‘Vaderretro’ del canal SAT 2000 de la Conferencia Episcopal Italiana, pasaron un vídeo sobre una oración de liberación que el Papa Francisco hace imponiendo las manos a un joven en silla de ruedas. En dicho programa algunos consideraron que se trataba de un exorcismo aunque el Vaticano aclaró posteriormente que se trataba de la citada oración. 

La noticia, que encontró amplio espacio en las páginas de los periódicos, abre interrogantes sobre qué es realmente un exorcismo y en qué consiste que una persona esté poseída por el demonio. Una realidad poco y mal comprendida que, sin embargo, cuenta con numerosísimos casos en todo el mundo. 

De hecho, ante el aumento de casos de influencia demoníaca, el cardenal arzobispo de Madrid, Rouco Varela, ha decidido incrementar el número de exorcistas para intentar combatir las posesiones y las influencias malignas. 

La decisión que acaba de tomar el cardenal Rouco de nombrar a ocho exorcistas para la archidiócesis no tiene precedentes en toda España y en su historia. Sin duda, la gran demanda que está recibiendo de sus fieles, y de la feligresía de otras diócesis que no tienen exorcistas, solicitando ayuda para liberarse de posesiones demoníacas, o bien de influencias maléficas (amarres, magia negra de brujas y quiromantes, mal de ojo, echadores de cartas y esoterismos varios, incluido el reiki), ha llevado al cardenal Rouco Varela a nombrar, de golpe, a ocho exorcistas para atender esta enorme avalancha de peticiones. 

Son muchas las víctimas de ese mundo esotérico que crece sin cesar ante la secularización de la sociedad, presentándose síntomas cada vez más evidentes y cuantitativos de infestación demoníaca. El cardenal Rouco ha elegido a sacerdotes de su presbiterio de recta doctrina y profunda vida espiritual, que tienen como misión enfrentarse cara a cara con el diablo. 

Para profundizar sobre el tema, el portal de noticias católicas Zenit entrevistó al padre Pedro Barrajón, rector del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, con sede en Roma, en cuyas aulas se realizaron varios cursos sobre exorcismo. Reproducimos a continuación esa entrevista.

¿Padre Barrajón, qué es un exorcismo? 

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Es un sacramental, un signo sagrado que obtiene efectos espirituales por medio la intercesión de la Iglesia, realizado por un obispo o sacerdote autorizado sobre una persona que está poseída por el demonio. 

El rito está estructurado de modo que hay una introducción, una parte inicial, la lectura de la palabra de Dios y una serie de oraciones que incluye aquella en la que el exorcista pide al demonio salir de la persona en el nombre de Cristo. 

¿Es necesario un rito particular? 

Sí, es un rito celebrativo que inicia con la señal de la cruz, la proclamación de la Palabra de Dios, las letanías de los santos, la aspersión con agua bendita, la profesión de fe, la imposición de las manos, la renuncia a Satanás, la recitación de la oración del Señor, la bendición con la cruz, la insuflación y las oraciones propias de exorcismo y concluye con la bendición. Algunas de estas partes se podrían omitir. El rito está publicado por la Congregación del Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos en el año 2001. 

“El agua bendita recuerda el bautismo en el que el fiel recibió la dignidad de hijo de Dios” 

¿Lo puede realizar cualquier persona? 

El rito lo puede realizar un obispo o sacerdote que tenga la autorización de su obispo. 

¿La estola y el agua bendita para qué sirven? 

Dado que se trata de un sacramental, el sacerdote usa la estola para la celebración del rito. El rito prevé la aspersión con agua bendita de la persona que recibe el exorcismo, de los presentes y del lugar donde se celebra. El agua bendita recuerda el bautismo en el que el fiel recibió la dignidad de hijo de Dios, se incorporó a la Iglesia, recibió la gracia de Dios y los dones del Espíritu Santo, profesó la fe y renunció a Satanás. 

¿Y los casos de posesión?

exorcismoLa posesión es el dominio por parte del demonio del cuerpo de una persona. No hay necesariamente un influjo sobre el alma. Para entender esto es como si un solo apartamento estuviera habitado por el inquilino habitual y otro que se introduce ahí para causar malestar o daño. Cuando sólo hay como molestias pero no es posesión propiamente se habla de vejación. Es importante que el sacerdote, antes de celebrar un exorcismo, tenga la certeza moral de es necesaria su celebración, es decir, de que no se trata de una enfermedad de tipo psicológico del tipo que sea: paranoia, esquizofrenia, histeria, etcétera; en la oración y con el consejo de hombres prudentes y santos, debe estar convencido de que se trata de un caso de verdadera posesión. 

¿Cómo diferenciar entre una patología de un caso de posesión? 

El exorcista debe orar y pedir el consejo de personas santas, prudentes y bien formadas y, si fuera el caso de competentes peritos como psicólogos y psiquiatras con una antropología cristiana de base u otro tipo de expertos que descarten que se trata de una enfermedad que se puede tratar por medios naturales. 

¿Qué diferencia hay entre un exorcismo y una oración de liberación? 

La oración de liberación se hace para personas que sufren molestias o vejaciones pero no a nivel de posesión. En estos casos bastaría la oración de liberación en la que se pide al Señor libre a la persona del influjo del Maligno. Para estas oraciones no se requiere el explícito permiso del obispo. 

“El demonio un espíritu puro pervertido por su pecado de soberbia con el que se rebeló contra Dios y que busca el mal del hombre” 

¿El demonio es una representación del mal o es una persona o ser? 

Es un ser real con una inteligencia superior; un espíritu puro pervertido por su pecado de soberbia con el que se rebeló contra Dios y que busca el mal del hombre. No se trata de un ser metafórico, una especie de símbolo del mal. Sin embargo es difícil llegar a una compresión de su naturaleza precisamente a causa de la deficiencia de bondad y de verdad que estructuran su ser. 

¿El Papa Francisco ha hablado varias veces sobre el diablo, cómo hay que entender esto? 

Yo creo que una persona tan espiritual como es el Papa Francisco, muy unido a Dios, amante de la oración, de la mística y la ascética cristianas en la vida cotidiana, perciba también la acción del demonio en las personas, en el mundo y en el interior mismo de la Iglesia. Me han comentado que él tenía en Argentina amigos exorcistas, pero no tengo confirmación directa de este dato. 

¿Los exorcistas hoy cómo operan? 

Los exorcistas son sacerdotes que tienen el encargo ministerial de su obispo para celebrar este sacramental en bien de los fieles. Normalmente operan en una determinada iglesia y suelen ser ayudados por otras personas espirituales que oran junto con él, sujetan, si fuera necesario a la persona, durante el exorcismo, pues podría haber alguna manifestación violenta y los acompañan en este servicio de caridad para quien sufre estos males. Pueden existir horarios específicos o se hace una cita con él para la atención de los diversos casos. 

“La persona puede cambiar la voz, la mirada, la actitud con los demás; puede además adquirir una fuerza física especial” 

¿Cuando se realizan los exorcismos suceden cosas extrañas, como en las películas sobre el tema? 

La persona durante el exorcismo puede cambiar la voz, la mirada, la actitud con los demás; puede además adquirir una fuerza física especial. Pero algunas películas exageran las manifestaciones de los exorcismos normales añadiendo detalles de mayor drama e intensidad. 

¿Usted ha participado alguna vez a un exorcismo? 

He participado en algunos exorcismos y en los cursos teológico-pastorales que tenemos para los sacerdotes en nuestro Ateneo sobre este tema, como conferencista de cuestiones teológicas. He podido escribir una sencilla obrita sobre los ángeles y demonios en el plan de salvación. Pero mi interés es más teológico que la práctica pastoral del exorcismo.

 

Se pierde la canonización por asma

Sucedió en un quirófano de Filipinas en 2003 

Está muerta dos horas, el milagro del santo la resucita… y se pierde la canonización por asma

Pedro Calungsod murió mártir con el español Diego de San Vítores en la Micronesia española en 1672, pero un milagro asombroso le ha llevado antes a la canonización. 

Actualizado 23 octubre 2012 

Pablo Ginés/ReL

El pasado domingo 21 de octubre, durante la canonización de siete nuevos santos en la plaza de San Pedro del Vaticano, muchos pudieron localizar a algunos de los «milagrados», las personadas beneficiadas de un milagro por intercesión de los canonizados. Así, se podía ver a Jake Finkbonner, el niño de ascendencia amerindia curado por Santa Kateri Tekakwitha, o a Maria Isabel Gomes de Melo, la niña brasileña curada por intercesión de la española Santa Carmen Sallés. 

La señora que estuvo muerta

Pero los filipinos, que aportaron más de 20.000 peregrinos al público de la plaza, buscaban infructuosamente a la señora que estuvo clínicamente muerta y se curó por un milagro de San Pedro Calungsod. Hace un año, aún esperaba acudir a la ceremonia. Pero no pudo ser: la mujer, que tiene hoy 58 años, sufre de asma severa y problemas del corazón, y los médicos le desaconsejaron las 20 horas de vuelo que cuesta ir a Roma, además de las caminatas que lleva aparejado un viaje así.

La identidad de la milagrada y del doctor que rezó por ella en el quirófano de la ciudad filipina de Cebú en 2003 siguen siendo un secreto, para evitar el sensacionalismo, según el vicepostulador de la causa, Ildebrando Leyson. Se esperaba que los nombres de estos protagonistas del milagro se revelaran con motivo de la canonización, igual que son públicos los implicados en la mayoría de los milagros de los otros santos del pasado fin de semana.

El cirujano rezó y ella se recuperó

El milagro es contundente y se dio bajo control médico. La mujer, una empresaria que tenía entonces 49 años y nunca había oído hablar de Pedro Calungsod, llevaba dos horas «clínicamente muerta» a causa de un infarto de corazón, cuando el cirujano cardíaco rezó por ella pidiendo la intercesión del Beato Pedro. Otros afirman que sufría «muerte cerebral».

El vicepostulador de la causa, Ildebrando Leyson, detalla que sufría un «coma de grado 3 en la escala Glasgow». El grado tres es el peor, el más bajo (no hay Glasgow 2 ni 1 ni 0): es el que se da cuando, tras un traumatismo cerebral, no se responde ni a estímulos auditivos, ni al dolor, ni a la luz en los ojos. Los médicos locales, como los de la comisión médica vaticana, no atribuyen su recuperación a la medicina ni a una causa conocida.

Sin reliquias: no tenemos el cuerpo del santo

Los testimonios aseguran que la señora está alegre y trabaja en la ciudad de Leyte. Pensaba acudir a la canonización, según adelantó en el Cebu Daily News el cardenal y arzobispo emérito Ricardo Vidal, gran promotor del beato. Se esperaba que ella o el médico implicado llevasen al altar recipientes con reliquias del santo, como es común, aunque en este caso no podían ser reliquias corporales, de «primera clase», porque el joven mártir fue arrojado al mar después de su asesinato. En su lugar, se entregaron al Papa piedras y guijarros de la playa de Tomhom en Guam, donde fue asesinado por los nativos chamorro.

Seguimiento en Filipinas y las Marianas

La ceremonia fue seguida con atención por millones de filipinos, no solo en su país, sino en todo el mundo, porque la Iglesia ha presentado al joven Calungsod como un filipino emigrante más, que murió en tierras lejanas.

En Guam y las islas Marianas, donde hoy son católicos 130.000 de sus 150.000 habitantes, muchos siguieron la ceremonia en el Santuario de Diego de San Vítores, el maestro jesuita español del joven filipino, que murió mártir con él. Pueden verse fotos de la ceremonia micronesia AQUÍ.

Pedro Calungsod y Diego de San Vítores

El padre Diego fue quien dio el nombre de Marianas a las islas, porque Magallanes les había llamado «Islas de los Ladrones», debido al mal recibimiento que le dispensaron los indígenas. El jesuita era de familia noble, y renunció a la carrera militar para dedicarse a la evangelización. Camino de Manila pasó por Guam en 1662 y se prometió que volvería para cristianizar las islas.

Con apoyo moral de Felipe IV y de la Reina María Ana, pero sin apenas recursos, desembarcó en 1668, acompañado por el joven Pedro, intentando imitar a su modelo, San Francisco Javier, misionero sin soldados. El jefe Kepuha le recibió bien, pudo bautizar y empezar a catequizar bastantes isleños, y en la tierra que le dio hoy está la catedral de Dulce Nombre de María.

Por desgracia, apenas un año después moría el acogedor jefe Kepuha y empezó una fuerte oposición a los misioneros. Como buen jesuita, en 1669 ya había creado una escuela para niños y después una para niñas, además que abrir 4 parroquias en diversos pueblos con la ayuda de Pedro.

Calaveras, brujas y prostitución institucionalizada

Sin embargo, había costumbres nativas que chocaban con el Evangelio. Los isleños guardaban en sus casas los craneos de los antepasados y hablaban con ellos, les trataban con respeto, y parecía ser una forma de brujería.

Además, era una sociedad de castas muy estrictas, con una nobleza que veía muy mal la idea cristiana de que el bautismo hacía a todos los hombres iguales.

El jesuita español predicaba a menudo contra los sacerdotes paganos (makahnas) y más aún contra las sacerdotisas (kakahnas), y éstas veían peligrar su estatus ante una religión que parecía menos femenina… pero también más igualitarista.

Además, durante la pubertad los jóvenes varones se juntaban para vivir en Guma´Uritao («Casas de Hombres»), donde hombres mayores les enseñaban cosas adultas como pescar, navegar… y sexo, con la ayuda de mujeres que se dedicaban a eso, a entrenar sexualmente jovencitos. Para el jesuita, era mera prostitución institucionalizada y corrupción de adolescentes.

Por último, con los europeos llegaron enfermedades. Eso fue aprovechado por un chino casado con una isleña, llamado Choco, que difundió el rumor de que el agua del bautismo y los óleos bautismales eran lo que envenenaba y enfermaba a la gente.

Mártires por bautizar una niña

El 2 de abril de 1672, cuando apenas llevaban 3 años de trabajo misionero, llegó el martirio. El jefe Mata´pang era un acérrimo opositor a los cristianos, pero su esposa era conversa. Ella pidió a los misioneros que bautizasen a su niña recién nacida, y así lo hicieron. Cuando se enteró Mata´pang, envió a su guerrero Hirao, acompañado de algunos hombres, a matar a los misioneros.

En el lugar del martirio hoy hay un monumento que recuerda cómo la lanza y la katana acabaron con el español y el joven filipino, que entonces tendría unos 20 o 21 años.

La colosal figura del Padre Pío

Hace diez años lo canonizó Juan Pablo II 

«Nadie, que yo sepa, ha quedado indiferente tras explorar la colosal figura del Padre Pío» 

José María Zavala nos desvela un milagro reciente: «Me estoy muriendo», le dijo un amigo desahuciado por los médicos. Entonces actuó el santo. 

Actualizado 16 junio 2012

ReL

El 16 de junio de 2002 tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, en Roma, la mayor ceremonia de canonización jamás vista. Fue honrado así uno de los más grandes santos del siglo XX, nacido en 1887 en Pietrelcina (Italia) y muerto en 1968 en el convento de San Giovanni Rotondo donde pasó, prácticamente sin salir, su último medio siglo de vida.

Su confesonario y su misa reunían a multitudes venidas de todo el mundo, atraídas por la santidad que evidenciaban, entre otros signos, los estigmas de la Pasión que le acompañaron desde muy joven y las conversiones y milagros obtenidos por su intercesión.

Y eso ocurrió en vida, pero sobre todo después de muerto, como explica a ReL el escritor José María Zavala, autor de Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas (LibrosLibres).

¿Ha hecho más ruido el Padre Pío en estos diez años que en vida, como prometió una vez con sentido del humor?
Se cuentan ya por centenares, e incluso por millares, las conversiones y/o curaciones por intercesión de este gran santo en todo el mundo desde su canonización por Juan Pablo II, tal día como hoy pero de hace diez años. Y aun así, da la impresión de que sólo conocemos la punta del iceberg de la gran obra que, por su intercesión, sigue haciendo hoy el Señor en las almas de todos los pecadores.

De hecho, la quinta edición de su libro hubo de incluir un capítulo especial con casos conocidos presicamente a raíz de su publicación. A punto de salir la séptima edición, ¿tendría nuevos casos que contar? 
Anteayer mismo recibí el último testimonio en mi correo electrónico: el de Irene, quien, tras leer el libro del Padre Pío empezó a rezar la novena al santo para que ella y su marido encontrasen trabajo. Pues antes incluso de terminarla hallaron los dos un empleo… ¡en plena crisis económica! ¿Acaso no es un verdadero milagro?
 
¿Y alguna curación milagrosa?
Hablando de milagros, puede usted imaginarse la ilusión que me hizo constatar que Ricardo, un viejo compañero de estudios al que no veía desde el colegio, se ha curado por fin de un cáncer de colon por intercesión del Padre Pío. Tras treinta años sin verle, apareció en una de las charlas sobre el Padre Pío que dio el también sacerdote capuchino Elías Cabodevilla. Al final, Ricardo se acercó a verme para darme la tremenda noticia: «José María, me estoy muriendo», sentenció. Acto seguido, me explicó que los médicos le habían dado tan sólo un 5 por ciento de posibilidades de seguir con vida tras extirparle parte del hígado a causa de una metástasis. 
En la última cirugía, le abrieron en canal para echarle quimioterapia «a granel» y quemar las células cancerígenas con más bien nulas esperanzas de salvación.

¿Cuál era su estado de ánimo?
«José María», añadió él, con una serenidad que me conmovió, «no me da miedo morir; lo tengo asumido. Lo único que me preocupa es dejar viuda y dos niños de once y diez años…» Pensé entonces, emocionado, en que yo también tenía dos hijos de esa misma edad. 

¿Y le habló del Padre Pío?
«Tranquilo, que te vas a curar», osé decirle. Y añadí, de corazón: «Esta misma noche empezamos a rezar mi esposa, mis hijos y yo la novena al Padre Pío por ti; haz tú lo mismo». Las pruebas médicas posteriores evidenciaron su inexplicable curación.

¿Y alguna conversión de la que haya tenido noticia recientemente?
¿Más milagros? Esther ha experimentado su propia conversión y la de su pareja con la que convivía desde hacía siete años sin estar casada por la Iglesia. Hace unos meses contactó conmigo para anunciarme que acababa de poner en marcha su proceso de nulidad para que tanto ella como él pudiesen contraer santo matrimonio algún día si era la voluntad de Dios. “Desde que leí el libro, rezo todos los días al Padre Pío para que me ayude a ser mejor”, me dijo Esther. Gloria a Dios.

¿Cuándo conoció usted al Padre Pío y cómo ha influido en su vida?
Hace poco más de cuatro años, unos amigos nos invitaron a ver una película sobre el Padre Pío en su casa, producida por la RAI italiana para la televisión. Por el camino, le dije ya a mi esposa que me parecía un rollazo tragarnos la película de un fraile, que encima duraba más de tres horas. Pero, a medida que la veía, sentí que algo se removía en mi interior. Hasta el punto de que esa misma noche, al regresar a casa, me puse a investigar en Internet la vida del Padre Pío. Me impactó que tuviese los estigmas del Señor en manos, pies y costado durante cincuenta años consecutivos, y que hubiese muerto como quien dice “anteayer”, en 1968, sin que yo tuviese la menor noticia de su existencia. 

Y se puso a trabajar…
El Padre Pío irrumpió así en mi vida y me eligió, pese a todas mis miserias, como instrumento para darle a conocer en España y hacer el bien a tanta gente necesitada de Dios a través de un libro que no para de venderse. Desde que conozco al Padre Pío, recibo su ayuda para ser mejor persona y preocuparme por los demás. Nadie, que yo sepa, ha permanecido indiferente tras explorar la colosal figura del Padre Pío. 

Para este libro y posteriormente ha visitado varias veces la tumba del santo de Pietrelcina. ¿Vale la pena ir allí como lugar de peregrinación?
En San Giovanni Rotondo se encuentra el convento donde el Padre Pío vivió más de cincuenta años. Si uno acude allí con fe y sencillez de espíritu, sentirá su presencia. Igual que Teresa, quien, pese a estar alejada de Dios, viajó allí con su madre en busca del gran milagro que curase a ésta de un tumor en el cerebelo. Cuando regresaron a Madrid, tras una semana implorando la intercesión del Padre Pío, la madre estaba curada y la hija, convertida. El caso se relata con todo detalle en el libro; como muchos otros que yo mismo he presenciado.

Más allá de los favores obtenidos por su intercesión, ¿cuál es el mensaje del Padre Pío que lo hace tan actual para nuestro tiempo?
Como dijo el Papa Benedicto XV, “el Padre Pío es uno de esos hombres extraordinarios que el Señor envía de vez en cuando a la tierra para convertir a las almas”. Y sin remontarnos tanto en el tiempo, monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, aseguró en la presentación del libro que el santo italiano fue suscitado por Dios “para sacudir la incredulidad de nuestro siglo y para escándalo de las mentes secularizadas”. El Padre Pío nos recuerda que Jesucristo murió en la cruz por Amor, para salvarnos del pecado, y que con ayuda de la gracia santificante debemos parecernos lo más posible a Él.