El mensaje cristiano en “Rogue One: A Star Wars Story”

La película nos recuerda los peligros de la ceguera espiritual y la necesidad de una fe de niño que desafíe nuestro propio escepticismo

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Porque me has visto, has creído; dichosos los que no han visto y sin embargo creen” (Juan 20:29).

Rogue One: Una historia de Star Wars continúa profundizando en la oscuridad y la tragedia de la guerra y la rebelión, pero lo hace con una perspectiva más oscura que las anteriores películas de Star Wars. Aun así, en medio de semejante negrura, la película nos presenta a un personaje que consigue ver a través de las tinieblas del mundo con la visión de la fe, y su aparente discapacidad destaca un tema central que encontramos en los Evangelios.

El personaje, conocido como Chirrut Îmwe, es un monje guerrero que vive en la luna desierta de Jedha, un lugar históricamente vinculado a la Orden Jedi. Aunque Chirrut no es un Jedi plenamente desarrollado, sí es un firme creyente en la Fuerza, en una época en la que la mayoría de la gente ha perdido la esperanza en una religión que parece haber sido erradicada de la galaxia por el Imperio.

Lo que hace especial a este personaje es su ceguera natural, algo que sin duda no le entorpece en su capacidad para luchar. Este atributo es algo que pidió el actor que lo interpreta, Donnie Yen, para el desarrollo del personaje con el director Gareth Edwards.

La elección de hacer ciego a Chirrut impactó profundamente en la interpretación de Yen, forzado a llevar lentes de contacto que le hacían virtualmente imposible poder ver. Aunque dificultaba la realización de algunas escenas, permitió a Yen entrar en su personaje de una forma más auténtica.

El simbolismo de la ceguera física de Chirrut destaca, de forma intencionada o no, un tema común en los Evangelios. Recuerda a los muchos ciegos que sanó Jesús, hombres que no podían ver con los ojos, pero que sabían con los ojos de la fe que Jesús era el Mesías.

En el Evangelio de Mateo, Jesús atraviesa una ciudad donde dos ciegos le gritan “¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!”. Jesús entra en su hogar y les pregunta “¿Creen que puedo sanarlos?”, a lo que responden “Sí, Señor”. Entonces tocó sus ojos y dijo: “’Se hará con ustedes conforme a su fe’. Y recobraron la vista” (Mateo 9:27-30).

Estos ciegos nunca habían sido testigos de los numerosos milagros de Jesús y aceptaron lo que habían escuchado de Él con la fe pura de un niño. Su ceguera no entorpeció su fe en el Hijo de Dios, más bien les ayudó a creer que Jesús podía curar su discapacidad. Su carencia física era compensada por su espiritualidad.

La inquebrantable fe de los ciegos se contrasta frecuentemente en los Evangelios con la de muchos escépticos que, a pesar de ver con sus propios ojos las obras de Jesús, todavía se negaban a creer. De hecho, Jesús condenaba a menudo a los fariseos y a los escribas y los llamaba “ciegos”, debido a su falta de fe.

Es irónico que en los Evangelios los ciegos puedan ver la belleza de las buenas obras de Jesús mientras que los videntes no pueden ver el poder espiritual que hay detrás de todo.

Este tema de la ceguera espiritual surge varias veces en Rogue One. Aunque muchos desprecian el comportamiento “supersticioso” de Chirrut, sus palabras llenas de verdad a menudo atraviesan las fachadas que otros personajes tratan de construir en torno a sí mismos.

Por ejemplo, en la película, Chirrut ve a través de las acciones del soldado rebelde Cassian Andor y se da cuenta de cuando el capitán trata de esconder sus motivos del resto del grupo. Chirrut incluso desafía a Cassian a escapar de la “prisión” que ha hecho en su interior, percibiendo las luchas interiores que sufre Cassian.

Más adelante en la película, en uno de los momentos más críticos del esfuerzo rebelde por robar los planos de la Estrella de la Muerte, la fe y las acciones de Chirrut consiguen salvar la situación. Él es capaz de hacer lo que aquellos que ven no pueden, y sus fuertes convicciones terminan sirviendo de inspiración a los demás.

En definitiva, Rogue One nos recuerda que con frecuencia estamos ciegos a las cosas que de verdad importan en este mundo. La ceguera espiritual es un efecto del escepticismo y su antídoto es la adopción de la fe inocente de un niño.

¿por qué me quieres muerta?

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Querido Hollywood:

¿Por qué queréis que muera?

No lo neguéis, por favor. Las películas que hacéis ya me dicen la verdad sobre lo que realmente pensáis sobre mí.

Me Before You se estrena hoy en Estados Unidos [se estrenará en español como Yo antes de ti]. No he leído el libro, pero mi madre me ha hablado de él y he leído las críticas por internet.

Es la historia de un chico que tiene un accidente y tiene una lesión en la médula espinal y tiene que pasarse el resto de su vida en una silla de ruedas. Un chico que crees que querría morir porque tiene que vivir una vida parecida a la mía.

ella-2-e1464811069253Bueno, y ¿qué tiene de malo una vida como la mía?

Mi madre dice que esta no es la primera película en la que una persona discapacitada tiene que morir por estar paralizada. Había una que se llamabaMillion Dollar Baby en la que una mujer se queda tetra y elige valientemente la muerte en vez de una vida imperfecta.

Así que te lo pregunto otra vez, Hollywood, ¿qué tiene de malo mi vida? ¿Por qué crees que querría morir?

Estás ahí con tus cuerpos capacitados y miras a las personas que van en silla y sientes pena por nuestra tristes vidas, pero la verdad es que tienes miedo.

No quieres ni imaginar que algún día pasaras a ser uno de nosotros. Crees que puedes ser perfecto y que preferirías morir antes que tener partes que no funcionan bien.

Pues me parece muy triste.

La idea de cómo es mi vida te molesta tanto que ni siquiera muestras lo que hay de verdad en ella en Yo antes de ti.

¿Se molestarían las personas o les parecería extraño si mostraras a una persona siendo trasladada dentro de un coche o usando una silla para el baño o a alguien que necesita un poco de ayuda con una rampa? Piensas que eso hace parecer débiles a las personas como yo y a ti no te va eso de la debilidad.

¿Os habéis documentado siquiera? ¿Habéis preguntado a personas que van en silla de ruedas si preferirían ser un cadáver antes que un lisiado? Es sólo una palabra. Ya deberías haberlo superado.

Ya piensas que yo querría morir, así que, ¿qué más te da qué palabra use para mí misma?

Una señora me dijo una vez que era humillante usar esa palabra y que en vez de eso debería decir “de capacidad diferente”.

Me parece una tontería. Mis piernas no funcionan. Estoy lisiada. Es un hecho de mi vida y tú deberías aceptarlo.

Lo políticamente correcto se usa para que los capacitados se sientan más cómodos con la idea de mi existencia, pero no es para mí.

Si de verdad te importara algo lo que yo pensara y me quisieras tratar como a una persona, entonces no harías películas sobre cómo lo más bonito que podría hacer por mi familia sería quitarme de en medio. Debería daros vergüenza.

Puede que no creáis en Dios. Tampoco tenéis por qué, y yo no puedo obligaros. Pero yo sí creo y, gracias a eso, creo en el valor de todas las personas.

Creo que todos estamos hechos a Su imagen y semejanza. Por esto creo que todas las personas tienen una dignidad.

Si crees que las personas sólo reciben su valor de otras personas, entonces las otras también pueden quitárselo. Pero si tu valor viene de Dios, entonces nadie tiene derecho a decir que alguien que ande es más digno que otro que no ande.

Tal vez deberías buscar a Dios otra vez, porque vivir sin Él te ha vuelto cruel.

Podría haber sido una gran película. Podría haber sido una historia de amor entre dos personas, donde una de ellas resulta que usa una silla. Pasa constantemente. Los enamorados no piensan en la silla. Son los demás los que le dan tantísima importancia.

La cosa de las sillas es que son sólo eso, cosas. Son mis piernas. Así me muevo. Y ya está.

Mientras tú estás ahí sentado en tu oficina llorando por la valentía del tío ese que se mata y abandona en su pena a todos los que tiene alrededor, que me parece bastante egoísta, yo voy a estar ahí fuera viviendo la increíble vida que ni siquiera te has molestado en saber que es posible.

Tengo amigos, hacemos fiestas de pijama, vivo una vida normal. Una vida que no me hace querer morir. Me hace feliz que sea mi vida.

Y si quieres ver lo que de verdad es una vida en silla de ruedas, puedes venir a pasar el rato conmigo en julio a Venice Beach, California, mientras defiendo mi título de WCMX  de motocross en silla de ruedas.

Porque mientras tú estabas pensando que vivir en silla de ruedas te haría desear la muerte, yo estaba demasiado ocupada convirtiéndome en patinadora profesional, aprendiendo a hacer caballitos, a grindar y a hacer backflipsen el skate park.

Todas esas ideas que tienes de estar “confinado” en una silla son equivocadas. Mi silla no sólo vuela al bajar por las rampas, también me enseña quiénes son los auténticoshaters.

Así que no mires ahora, porque te está apuntando directamente a ti.

Espero que tu próxima historia sea mejor que ésta.

Por Ella Frech

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