Vendió 3 parroquias para tener sólo una

Orador principal en el ENE 2014 en Valladolid

El cura que vendió 3 parroquias para tener sólo una pero potente de verdad: James Mallon en España 

Actualizado 25 junio 2014

J.A.B. / ReL

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El padre James Malllon es el párroco de Saint Benedict, en Halifax, Canadá (www.saintbenedict.ca) una parroquia de nueva construcción que se ha puesto la Nueva Evangelización como meta y ADN de todo lo que se hace en la misma.

Mallon es un punto de referencia para la Nueva Evangelización en Canadá y los Estados Unidos. Es asesor de la Renovación Carismática en Estados Unidos, maestro de ceremonias de su diócesis canadiense, miembro del consejo presbiteral y director de la pastoral vocacional… e incluso fue asesor de la asociación cristiana del pastor evangélico Billy Graham, con quien aconsejaban cuatro presidentes de los Estados Unidos.

Cuando el obispo de Halifax encargó a este sacerdote escocés la creación de una nueva parroquia sabía muy bien lo que hacía. En vez de tener a un sacerdote administrando tres parroquias y todo el día en el coche corriendo para dar la siguiente misa, el obispo decidió vender las tres y construir una sola para encargársela a su sacerdote más preparado.

Con apenas 40 años, en lo mejor de sus fuerzas, el padre Mallon comenzó en 2010 una andadura en la parroquia con una estructura absolutamente distinta a lo que se acostumbra en otros lares: él dice orgulloso que su parroquia desarrolla 52 programas, pero que él solamente dirige 4. 

¿La clave para esto? Tiene un equipo de laicos, diáconos y colaboradores o empleados, capaces y formados para sacar adelante toda esa actividad. 

Un teólogo y un experto práctico a la vez
Quizás lo que ha hecho que sea más conocido mundialmente ha sido su participación como difusor de los Cursos Alpha de evangelización (Spain.alpha.org), partiendo de su experiencia en Alpha Canadá. Es uno de los oradores habituales en los multitudinarios encuentros de líderes de evangelización en Holy Trinity Brompton, la «central» de Alpha en Londres.

Mallon se ha lanzado también al mundo del vídeo y la televisión hablando de teología dogmática… y él, jugando con la palabra «dog» y su cariño por su perro difunde vídeos de «DogMatic Theology». 

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Recientemente la cadena de TV que fundó la Madre Angélica, la EWTN, le ha confiado un programa semanal llamado Cross Training en un juego de palabras cuyo título combina“entrenamiento en la cruz” con la disciplina del cross-training (un tipo de entrenamiento deportivo).

Pero, antes que nada, ¡ser párroco!
Toda esta labor mediática e internacional no hace de él una figura alejada de la práctica, sino más bien es un experto en pastoral que ejerce de párroco y utiliza su tiempo libre compartiendo sus capacidades con otras comunidades a través de televisión, internet y viajes.

En su nueva parroquia ha introducido nuevas tecnologías y una música contemporánea que no se contradicen con lo clásico de su mensaje y su teología y su estética de párroco asiduo al peto romano.

Como se dice de uno de sus programas es “claro y relevante para la actualidad, sin comprometer la integridad teológica”.

Intenta responder a la necesidad de sacerdotes de buena doctrina con la capacidad de transmitir el evangelio sin miedo a los medios que pone a disposición la sociedad actual.

Próxima visita a España
El padre James Mallon participará como ponente principal en el Encuentro de Nueva Evangelización 2014 que tendrá lugar en Valladolid los próximos días 10 al 13 de julio (www.encuentroene.com)

En su ponencia desarrollará en exclusiva el contenido de su nuevo libro que saldrá publicado en septiembre:
Divine renovation: from a maintenance to a missional parish” (Divina renovación: cómo pasar de una parroquia de mantenimiento a una parroquia misional).

Los asistentes al ENE 2014 de Valladolid este verano contarán con su presencia en un taller exclusivamente dirigido a sacerdotes titulado «Conversión pastoral para parroquias» y dos para laicos y equipos titulado «desarrollando programas de discipulado en una parroquia católica«. 

Sobre el «nuevo cura de Ars» de Marsella

Actualizado 28 octubre 2012

Me pasó lo que a tantos miles de seguidores de ReL: cuando vi el título del artículo que Javier Lozano publicaba hace unos días en este portal “El nuevo cura de Ars de la Marsella agnóstica multiplica los fieles en un barrio islámico”, me zambullí de inmediato en su lectura, con una mezcla de curiosidad y de enorme interés. Visité Marsella hace dos veranos. El GPS de mi coche -ese aparato que tiene la cualidad de meterte por calles absolutamente desconocidas y, misteriosamente, hacerte llegar a tu destino- me hizo cruzar todo el decadente casco histórico de Marsella. Si me hubiesen dicho que me encontraba en una ciudad de Argelia, de Marruecos o, incluso, de la India, me lo habría creído. Pero no: estaba en el corazón de la ciudad que dio nombre, ni más ni menos, al himno de Francia.  Y allí, en medio de ese laberinto de calles que subían y bajaban, se encontraba la parroquia del padre Miche Marie Zanotti.

Me vinieron estos recuerdos a la cabeza al leer el artículo de Javier Lozano. Pero, les seré sincero: no encontré en él una fórmula “mágica” para revitalizar una parroquia o un método “infalible” de márketing eclesial que logre multiplicar el número de feligreses. Me topé, eso sí, con un sacerdote que auna una buena dosis de sentido común con un sólido sentido sobrenatural. Después de años, o quizás décadas, de experimentos eclesiales arriesgados que han llevado a la casi desaparición de miles de parroquias en todo el mundo, el padre Zanotti ha recuperado lo que los fieles más fieles llevaban tiempo pidiendo: iglesias abiertas más horas, sacramentos celebrados con cariño, atención personal a los feligreses y templos cuidados, limpios y bien mantenidos. Como ven, no estamos ante la fórmula de la Coca Cola. Curiosamente, hay cientos de parroquias en todo el mundo que siguen las mismas pautas del padre Zanotti y están obteniendo los mismos magníficos resultados que el sacerdote francés.

1-     Iglesias abiertas más tiempo

Hablando recientemente con el dependiente de una conocida franquicia de ropa, me decía que, desde que comenzó la crisis, su tienda decidió abrir todos los fines de semana y puentes. “El consumo ha caído, así que tenemos que trabajar todos los días del año para compensar”, me explicaba. En la Iglesia parece que actuamos justo al revés: hemos perdido miles de feligreses y, por eso, la parroquia abre menos horas. Al estar más tiempo cerrada, los fieles vienen menos y, como vienen menos, cerramos la iglesia más tiempo. El clásico círculo vicioso. Consecuencia: muchos fieles “huyen” a otros templos que sí están abiertos. Es curioso ver cómo hay parroquias en España, separadas por apenas un par de kilómetros de distancia, en la que una tiene una vitalidad inmensa, con grupos de jóvenes, catequesis y demás, mientras que la otra apenas mantiene las constantes vitales de la misa del domingo y poco más.

Es esperanzador ver cómo cada vez hay más párrocos adaptándose a los horarios de sus fieles, poniendo las horas de las misas en función de las necesidades de los feligreses. En el caso del padre Zanotti, a las ocho de la mañana ya ha abierto la iglesia, y nunca echa la llave antes de las once de la noche. Un joven sacerdote de Madrid me comentaba este verano que la parroquia a la que le habían destinado recientemente nunca había abierto antes de las diez de la mañana. “Decidí abrirla a las ocho. Las primeras semanas estaba yo solo ante el Santísimo. Luego, un día, escuché a una madre, que acompañaba a su hijo pequeño al colegio, decirle: “Mira, una iglesia abierta. Vamos a rezar un poquito”. Al día siguiente volvieron. Y así, hasta ahora. La gente, cuando va a trabajar y ve una iglesia abierta, se detiene y entra unos minutos. Cada vez viene más gente a rezar”, constataba el sacerdote.

2-     Una iglesia limpia

Como periodista, la Iglesia de la Cienciología me invitó hace unos años a la inauguración de su flamante sede situada frente al Congreso de los Diputados de Madrid. La secta se había hecho con un edificio de viviendas entero, de un siglo de antigüedad, con solera y distinción, y lo había reformado de arriba a abajo. Recuerdo mi visita por cada estancia: todo estaba reluciente; el suelo, pulido; la iluminación, impecable; todo en perfecto orden y decorado con un gusto exquisito.

Antes de que muchos de los lectores me interrumpan con la consabida objeción, lo haré yo: el dinero. La Cienciología es una secta que tiene mucho dinero y, nosotros, en nuestras parroquias, apenas tenemos para pagar la luz. Parece que, diciendo esto, ya tenemos bula para cruzarnos de brazos y pasar a otro asunto. Pero no: estoy seguro de que no se trata, exclusivamente, de un asunto económico. Más bien, se trata de una pandemia nacional que nos afecta a los españoles: somos bastante poco cuidadosos y muy, muy desastrados. Poseemos templos extraordinarios, pero no los sabemos mantener. Basta viajar un poco para darse cuenta de que esto es así. En Alemania, por ejemplo, hasta la ermita más pequeña de cualquier pueblo remoto está barrida, bien pintada y mantenida. En Marsella, lo primero que hizo el padre Zanotti fue remozar el templo. Lo explica Javier Lozano: “Nada más llegar y con la ayuda de un grupo de laicos renovó la parroquia, la limpió y la dejó resplandeciente. Para él, éste es otro motivo de por qué la gente opta por volver a la iglesia. “Cómo quiere que se crea que Cristo vive en un lugar si todo no está impecable, es imposible”, afirma el sacerdote”. Y la gente comenzó a venir. Se sentía a gusto en la iglesia. No ya por la presencia de Cristo en la eucaristía, o por la cercanía del nuevo párroco. Es que el templo resultaba acogedor.

Es muy desalentador ir a algunas iglesias que están mal iluminadas, con una decoración que valdría para el cásting de “Cuéntame”, con los carteles y avisos que se cuelgan en los tablones de la entrada puestos de cualquier modo, sin ningún orden ni concierto; donde, en la capilla lateral, te puedes encontrar, al lado de la estatua de San Judas Tadeo, la escoba, el cubo de la fregona y varias cajas con revistas de hace cinco años. He visto tubos fluorescentes, como los que se usan en la cocina, junto a retablos barrocos; lámparas del todo a cien para iluminar extraordinarias tallas góticas; parroquias ultramodernas donde han colgado visillos de ganchillo en las ventanas…

¡Hay excepciones!

En esto son ejemplares, por citar un caso, los del Opus Dei. Da gusto ir al santuario de Torreciudad, por ejemplo. Todo está primorosamente cuidado: los suelos y bancos, relucientes; la decoración, hecha con gusto y armonía; los jardines, bien mantenidos.

Una vez más, podemos caer en un círculo vicioso: como viene poca gente a la iglesia, llegan pocos donativos. Al haber pocos donativos, no tengo dinero para mantener bien el templo. Y así, la parroquia está cada vez más abandonada, fea y cutre. ¿Es sólo por el dinero? ¿No será más bien una cuestión de decisión personal, de empeño, de querer hacer bien las cosas? Yo estoy convencido de que sí. Por eso me ha alegrado leer a Juan Luis Rascón, un párroco de Madrid que, tras adecentar su parroquia, logró duplicar la colecta del domingo

3-     Y dejamos para el final lo más importante: la digna celebración de los sacramentos.

“Las misas están siempre repletas y en ellas hay procesiones solemnes, incienso, cánticos cuidados… Todo hecho al detalle. “Le doy un trato especial a la celebración de la Misa paramostrar el significado del sacrificio eucarístico y la realidad de la Presencia”. “La vida espiritual no se concibe sin la adoración del Santísimo Sacramento y sin un ardiente amor a María” por lo que introdujo la adoración y el rezo diario del Rosario dirigido por estudiantes y jóvenes”. No hace falta añadir nada. El padre Zanetti lo explica a la perfección.

En fin, no pretendo ser exhaustivo y agotar el tema en un solo artículo. Sólo diré que el éxito atrae. Y que los párrocos que, en España, siguen una línea similar a la del padre Zanetti, van viendo cómo, poco a poco, la gente acude a las iglesias.

Álex Navajas

 

Ante la muerte de un hermano sacerdote

Actualizado 30 agosto 2012

Al llegar a este rincón asturiano en donde me encuentro, nos enteramos que acababa de morir Santiago, el único sacerdote ordenado hace unas semanas, como informa nuestra página. La noticia ha causado gran consternación en la Archidiócesis de Oviedo, en especial en su pueblo natal y en las numerosas parroquias que lo esperaban como párroco a partir del día 11 de Septiembre.

En el día de su Ordenación

Gozaba de buena salud, muy trabajador según nos cuentan. Su madre viuda estaba feliz por poder acompañar a su hijo allí donde lo mandaran. ¿Quién le iba a decir que un día como ayer lo tendría muerto en sus brazos a consecuencia de un infarto fulminante? ¡Qué sorpresas nos guarda la naturaleza! Muchos se preguntarán, y con razón, ¿cómo Dios permite esto con la falta que hay de curas? Yo siempre en estos casos cambio el “por qué” por el “para qué”.  ¿Para qué permite Dios esto? ¿Qué intenta conseguir? Este sacerdote iba a dar mucho fruto en la tierra, pero sin duda dará mucho más fruto desde el cielo. Esas parroquias que se quedan sin él, van a recibir los frutos abundantes de su ministerio desde el cielo.

                Nos agobia en la Iglesia la falta de clero, pero Dios sabe más, y El suplirá con creces lo que nosotros no podamos hacer. Los seminarios andan medio vacíos, algunos cerrados, pero Dios proveerá. Es verdad que esto no es un bien, y que la causa de la falta de vocaciones se debe, entre otras razones, a la increencia, al materialismo, a la profunda tibieza espiritual que venimos padeciendo. Todo culpa del ser humano pecador.

                Y los sacerdotes cada vez nos sentimos más urgidos a suplir las carencias clericales con más trabajo. Hay sacerdotes que merecerían ya un descanso por sus años y enfermedades, pero ahí están, ahí estamos, a pié de obra mientras el cuerpo aguante. ¿Qué puede hacer la feligresía? Colaborar con generosidad en todo lo que esté en su mano, ser muy compresivos con nuestras limitaciones, rezar por los sacerdotes… Y  no digo que nos lo agradezcáis porque es nuestro deber, estamos cumpliendo de por vida, lo mejor que sabemos y podemos, con la misión que el Señor  nos ha encomendado.

                 Cuando la otra tarde íbamos tres sacerdotes con nuestro clerigman por las calles de León nos llamó la atención que todo el mundo nos mirara con cierta complacencia. Muchos nos saludaban con una sonrisa, otros con un adiós. Es de agradecer estas actitudes respetuosas, incluso cariñosas. No siempre ocurre así. Pero estamos acostumbrados a servir sin pedir nada a cambio. Los defectos que tenemos  nos recuerdan que también somos de barro, un barro que se puede romper, como el del sacerdote Santiago de Oviedo, pero que Dios lo recompone para seguir sirviendo, aquí o en la otra vida.

                Mis condolencias al Sr. Arzobispo D. Jesús Montes,  a la pobre madre viuda que ha perdido a su único hijo, sacerdote de Jesucristo, y todo el clero asturiano que ve frustrada una esperanza de relevo generacional. Dios sabe más.

La escena de uma madre abrazando a su hijo sacerdote muerto me ha recordado la imagen de la Virgen del Camino de León:

También la Virgen abrazó y lloró a su Hijo, primer sacerdote, muerto por todos.

Juan García Inza

Juan.garciainza@gmail.com

 

42 años de viacrucis

Hermano Tiberio, de las Escuelas Cristianas

Un religioso rumano cuenta como vivió su fe en los 42 años de cárcel y trabajos forzados 

Lo arrestaron en 1948 bajo la dictadura comunista implantada en Rumanía por la Unión Soviética. Eran 20 hermanos de La Salle… 

Actualizado 25 julio 2012 

ReL

Este es el estremecedor testimonio del Hermano Tiberio, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, muerto a los 74 años en 1999. Fue hecho prisionero y condenado a trabajos forzados en 1958, en su Rumanía natal, por las autoridades del Partido Comunista húngaro.

42 años de viacrucis

«Mi viacrucis comenzó el 2 de agosto de 1948. Era el último día de nuestro retiro anual.

»Los Directores de tres escuelas católicas de los Hermanos en Bucarest fueron llamados por los dirigentes comunistas de Rumania, que estaban en el poder, para informarles que el gobierno comunista quería nacionalizar las escuelas privadas. En consecuencia, los Hermanos debían entregar en el acto las llaves de sus establecimientos.En menos de una hora, nos encontramos lanzados a la calle. No nos permitieron tomar sino los efectos estrictamente personales: calzado, ropa, etc. Todo lo demás debía quedar en las escuelas: libros de la biblioteca, camas, armarios…

Buscar otro trabajo…

»También nos dijeron que debíamos abandonar la vida comunitaria y que nos emplearían como profesores, si no, debíamos arreglárnoslas para encontrar un medio de subsistencia.

»Los dirigentes nos impusieron, por decreto, la residencia en un apartamento situado en el segundo piso del palacio episcopal católico. Este decreto no se aplicaba sino a los religiosos que trabajaban en escuelas. Los jesuitas y franciscanos, que eran sacerdotes, no entraban en esta disposición pero tuvieron que abandonar sus hábitos religiosos e irse a las parroquias.

»El decreto afectó únicamente a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Las dos comunidades de Hermanos formaron entonces una sola comunidad bajo la dirección del Hno. Director y Visitador auxiliar Bonifazius Sattmann. Éramos unos 20 Hermanos. Cada uno debía manifestar por escrito su acuerdo o desacuerdo. Yo era uno de los más jóvenes: 24 años. 

¿Seguir las directrices del Partido Comunista?

»Había enseñado solo cuatro años en la escuela San José. No dudé ni un instante sobre lo que debía hacer. Sabía que mi puesto debía estar entre los Hermanos y con ellos. También estaba persuadido de que la situación no duraría mucho. Había dos Hermanos más jóvenes que yo. Desgraciadamente, se salieron más tarde por diversas razones; enseguida les pesó, aunque nuestra vida no era fácil.

»Los dirigentes comunistas intentaron con presiones y promesas hacernos abandonar la vida religiosa. No lo lograron.

Un testimonio de fe en la Providencia

»El Hno. Bonifazius era el procurador y el superior en aquellos tiempos penosos. Su fe en la Providencia nos impresionó a todos y nos infundió valor. Ninguno de nosotros era pusilánime o temeroso, aunque eso no fue siempre fácil. Él era el padre, el jefe y el amigo de todos a pesar de su sordera tenaz. Rezó mucho precisamente porque era sordo… A la gracia de Dios y a él en segundo lugar mantuvimos nuestra vida comunitaria. Era el superior que la Providencia nos había preparado para aquellos tiempos turbulentos.

Dar clases particulares para comer

»Muy pronto surgieron les primeras dificultades. Los escasos recursos se habían agotado. Para continuar viviendo, los Hermanos debían dar clases particulares. Los padres lo deseaban. En esto me ocupé durante cinco años. Era una nueva modalidad de apostolado. A través de las lecciones particulares seguíamos ejerciendo una influencia religiosa. Era necesaria más que nunca.

Condenados a trabajos forzados sin juicio

»Empezamos muy pronto a dar lecciones de catecismo en las parroquias. Estuvimos tranquilos durante dos años. Era la calma que anunciaba la tempestad. La primera tormenta se declaró en 1950. Cinco Hermanos fueron arrestados. Dos que habían trabajado en la Nunciatura fueron conducidos a los tribunales y cada uno fue condenado a 16 años de prisión; los otros tres a dos años de trabajos forzados sin mediar ningún proceso legal.

»Por precaución, parte de los Hermanos se fue a vivir con las familias de algunos antiguos alumnos.

»Volvimos a vivir un período de calma después de que el gran Moloch había devorado su ofrenda… Parecía que el cielo se iba a despejar después de la conferencia de Helsinki. 

Reunir cada domingo a 300 personas

»Los Hermanos volvieron a su apartamento y continuaron sus cursos de religión en las cinco parroquias donde se reunían cada domingo cerca de 300 católicos. Esto no les caía bien a las autoridades comunistas, que les decían a sus colegas: `Ustedes no logran convocar a las juventudes comunistas, y este puñado de educadores religiosos llenan sus salas todos los domingos´. Algunos antiguos alumnos y amigos advirtieron a los Hermanos que se preparaba algo contra ellos. El Hno. Bonifazius permaneció tranquilo y ejerció su influencia en la fidelidad de los Hermanos y de su confianza en Dios.

Enseñar religión rodeados de espías

»Durante dos años enseñamos religión en presencia de espías que estaban en todas partes.Los conocíamos, y ellos nos conocían. Pero la señal para entrar en acción no había sido dada. Lo fue el 21 de agosto de 1958: cuatro Hermanos fueron arrestados y con ellos tres antiguos alumnos. Habían movilizado a otros alumnos. Después de 3 meses de pesquisas e interrogatorios penosos o aun de torturas, el 17 de diciembre de 1958 fueroncondenados a 90 años de prisión. Los dos Hermanos de más edad recibieron una sentencia de 20 años cada uno; los otros tres, 15 años cada uno y los dos más jóvenes tuvieron que pagar 10 años cada uno.

Condenados a prisión por enseñar catequesis

»¿El crimen? Haber enseñado la religión a los jóvenes. (Se puede leer ese motivo en el texto de la sentencia M 125258).

»¡Mire usted! ¿Por qué condenan a 10, 15 ó 20 años de prisión, ellos que se proclaman miembros del régimen que dice ser el más humanitario… del mundo? Un espíritu sano no puede comprenderlo, y sin embargo los comunistas condenaban a las más duras prisiones por tales «crímenes», y no se avergonzaban de dejar pruebas escritas de ello. ¿Qué dirán ustedes, occidentales, de semejante comedia? Y ustedes, comunistas del occidente, ¿qué dirán de su fraternidad universal y de su justicia? ¡Alianza del bloque oriental!…

En la cárcel con ratas

»Entonces las dificultades continuaron. Nos encontramos 110 residentes en un cuarto de 11 x 10 metros con una sola ventana que estaba tapada con tablas clavadas desde el exterior para que los prisioneros no pudieran mirar hacia afuera. En un rincón, para atraer a las ratas, había cuatro baldes, (no había retrete). Los baldes eran vaciados una o dos veces por día… Nadie podía permanecer debajo de la ventana. Estaba absolutamente prohibido. Dormíamos en el suelo de cemento sin poder siquiera acostarnos boca arriba, porque faltaba espacio; había que dormir de lado, apretujados como sardinas. A menudo, o las más de las veces, el último que entraba en el cuarto debía dormir sentado en los baldes que servían de retrete.

Sin jabón, ni papel higiénico… poca agua

»En poco tiempo, nuestros cuerpos eran una sola llaga. No había agua. Cada uno tenía derecho a medio litro por día. No había jabón; solamente unos granos aquí o allá de jabón para lavar… Nada de papel higiénico… Media hora para pasearse en un patio de unos 30 metros cuadrados, bien separados para evitar que pudiéramos hablar con el vecino o aun que lo pudiéramos ver realmente… Nadie podía chistar palabra. Un guardia (miliciano) vigilaba todo. 

Todo estaba prohibido

»Durante el día, nadie podía descansar en la cama; solamente los enfermos que tenían permiso médico. No se podían hacer llamadas telefónicas, ni recibirlas, ni estudiar alguna lengua extranjera o enseñarla. No teníamos ningún medio pare escribir: lápiz, papel…. no teníamos ni una aguja. Todo estaba formalmente prohibido. Cualquiera que fuera sorprendido infringiendo estas leyes era condenado al aislamiento de 3 a 5 días. En los lugares de aislamiento era imposible sentarse desde las 5 de la mañana a las 10 de la noche. Uno recibía de comer dos veces al día, y solamente 100 gramos de pan y medio litro de agua.

Crueldades inhumanas

»Me dirán que me equivoco, que exagero. No, querido lector, no hay equivocación. De hecho era muy horrible. Les recomiendo el libro de Solyenitsin «El archipiélago de Gulag».

»Él no engaña. No exagera. En ese libro encontrará todas les crueldades inhumanas e inimaginables cometidas por esos señores.

Trabajos forzados para construir una presa

»Después de un año de semejante tratamiento le preguntaban al prisionero si deseaba trabajar. Naturalmente, todos los que podían moverse respondían afirmativamente. Era el mes de agosto, a comienzos, nos pusieron en uno de los vagones para animales y nos dotaron del mismo sistema de retretes que mencionamos antes. Después de dos días y una noche, partíamos con destino desconocido. Como los vagones eran abiertos pudimos constatar que nos llevaban a la región llamada «Grosseinsel» del Danubio en los alrededores de Braila. Allí tuvimos que construir una presa de contención de 17 km x 35 km contra las olas espumosas del Danubio. Nos alojaron en dos barracas. Cerca de 100 hombres. Las instalaciones eran más que primitivas. El principal problema era el del agua. Un litro de agua para mezclar con una especie de café; mitad agua, mitad barro, que había que esperar hasta las 3 de la madrugada.

Aparece la disentería

»Las consecuencias no tardaron en aparecer. Desde el 10º día (17 de agosto), sufríamos de disentería. Era un gran peligro. No había médico. Yo tenía solamente 12 tabletas de TALASOL… Durante 7 días no pude comer ni beber absolutamente nada. Verdaderamente nada. Estaba moribundo (ya había sufrido de lo mismo en prisión).

En el esqueleto…

»Lo que estoy contando parece difícil de creer, pero no digo más que la verdad. En dos semanas me convertí en un esqueleto. Fue también la primera vez que vi morir a un hombre. Lo que me impresionó mucho. Y yo no parecía estar en mejores condiciones que él. Sin embargo, no perdí la esperanza. Los comienzos fueron duros y duraron mucho tiempo. Debía volver al trabajo pero estaba tan débil que no podía casi andar. Muchos murieron en esa época.

»El mes de noviembre debía volver a trabajar en la presa. Hubimos de construirla a pico y pala. Era pesado. A menudo hemos pensado en el trabajo de los egipcios que construyeron les pirámides. ¿Sería tan agotador? …no hay que exagerar; pensarán algunos…

A las puertas de la muerte

»Después de dos años fuimos llevados a trabajar en los campos. Era menos agobiante. En el curso del año 1961, nos habían dirigido a Luciu Giurgen. Cogíamos el agua del Danubio, que hacíamos hervir para beberla. Eso no duró mucho tiempo. De nuevo enfermamos. Me convertí en un caso especial que sería sometido a una junta de médicos civiles. Estaba en peligro de muerte por eso me llevaron al hospital de Constanta… Era la segunda vez que me encontraba a las puertas de la muerte. Allí nos trataron humanitariamente. En tres semanas el peligro fue conjurado y pudimos volver al campo a emprender otra tarea. Eso sucede una vez sobre ciento… En el camino de regreso viví una Navidad inolvidable en un reducto donde había toda clase de bichos y centenares, o más bien miles de ratas, que se acercaban a preguntarme qué buscaba allí, y por qué venía a turbar su tranquilidad. Ni hablar de dormir en semejante ambiente.

Traslado a la prisión de Gherla

»En el otoño de 1962, fui conducido de nuevo a la famosa prisión de Gherla. A causa de mi enfermedad era portador de un bacilo desde hacía quince años, y representaba un peligro para los civiles que habitaban esta isla. De los prisioneros, no se preocupaban aun cuando cayeran enfermos.

»En Gherla trabajé dos años en una fábrica de muebles, haciendo mesas. Me sentí más holgado en lo referente a mis necesidades materiales. Al que cumplía las «normas» le daban una tarjeta postal y podía escribir a la familia y recibir un paquete que podía llegar a los 5 kg de comida y 400 cigarrillos. Escribí una vez solamente porque entretantome convertí en un buen fabricante de mesas.

Leer un libro tras cinco años

»En la primavera de 1964, pudimos por primera vez, después de cinco años y medio, leer un libro. También nos permitieron leer el periódico del partido que trataba de los éxitos del pueblo bajo la dirección del partido comunista rumano. Querían prepararnos paulatinamente a la liberación que se avecinaba. Creo que en abril nos dijeron que seríamos liberados pero no todos a la vez sino poco a poco. Fue la primera vez que cumplieron la palabra: la liberación comenzó en abril; sólo en agosto de 1964 me llegó a mi el turno.

Liberado, sólo y sin dinero

»Debido a que durante seis años no había tenido noticias de los Hermanos, me dejaron primero con una familia. No muy lejos de allí, a 110 km, y cerca de 50 km de Bucarest. Yo no tenía dinero y quería saber si mi madre vivía aún, ya que tenía 77 años y había sufrido un ataque cardíaco en la primavera de 1958.

»Yo fui hecho prisionero en otoño. Durante mucho tiempo pensé que estaba muerta. Había permanecido muy unido a mi madre porque ella jugó un papel muy importante en mi vocación de Hermano.

Reencuentro con la madre

»Mi encuentro con ella fue muy emocionante para ambos. Me reservo hablar de este asunto. Incluso, después de tanto tiempo, me costaría decirlo todo. Lloró largo rato entre mis brazos y solamente podía decir: «querido hijo, querido hijo». Y yo lloraba con ella. Todos los de la casa nos acompañaban. Llorábamos todos… de alegría.

Otra vez con los hermanos en Bucarest

»Permanecí cuatro días donde mi madre. Deseaba ardientemente unirme a los Hermanos en Bucarest. Fui el último en llegar. Todos estaban ya reunidos. Fue un encuentro caluroso pero bastante breve. No podíamos formar comunidad. Para los comunistas, éramos hombres peligrosos. Debíamos salir de Bucarest sin tardanza. Tres Hermanos pudieron permanecer con sus padres que habitaban en Bucarest, los otros hubieron de regresar a sus lugares de origen.

Considerados como leprosos…

»Así comenzó la segunda fase de nuestra condena. Fueron los años más duros de soportar; aun cuando no eran comparables con las dificultades de la prisión, me pusieron a prueba y los conservo en la memoria. Faltarían todavía veinticinco años… Fuimos siempre considerados por los comunistas como leprosos y perjudiciales para el estado. Pero la gente no nos veía así. Nos amaba y nos respetaba. ´Lo que es peligroso para nosotros es solamente su nombre de Hermanos de las Escuelas CRISTIANAS`, me dijo un día un oficial de la seguridad.

Le dan un trabajo de minero… pero termina de bibliotecario

»Como necesitaba hacer algo para vivir, solicité un trabajo a los responsables… `para alguien como usted, no tenemos otro trabajo que el de minero´, me respondieron. Entonces me dirigí a algunos amigos. Había entre ellos personas comprensivas. Y después de cuatro meses tenía el empleo de bibliotecario. El salario era reducido pero me permitía vivir. Tuve suerte igualmente con algunos padres de familia que vivían en la vecindad. Me proporcionaron medios de sobrevivir. No tenían dinero. Recibí mucha ayuda de parte de cinco Hermanos húngaros de Satu Mare. Habían tenido la fortuna de no ser dispersados.

»Vivían lejos de Bucarest (700 km) en la frontera con Hungría; eran todos entrados en años. Cada dos meses iba a visitarlos para fortalecerme en el espíritu de comunidad.Fueron siempre gentiles y amigables conmigo. Aunque todos están muertos, debo mostrarles mi reconocimiento por el amor fraterno que me dispensaron.

Vivir de prestado

»El alojamiento constituía una gran dificultad. No lograba encontrarlo. Al final, uno de mis familiares tuvo piedad de mí. Tenía una casa nueva pero no disponía más que de un cuarto habitable. Los otros no tenían ni ventanas ni puertas. Tenía cuatro niños. Tuve, pues, quecompartir con ellos, durante tres meses, esta única habitación. Tuve que acomodarme, no había más remedio. Cada mañana el dueño de casa nos saludaba con un `viva Jesús en nuestros corazones´…, porque estuvo de aspirante con nosotros durante 3 años. Más tarde, se hizo sacerdote (grecocatólico). En febrero pude dormir solo. Durante el día pasaba la mayor parte con los niños porque no había leña para calentar dos habitaciones.Ayudaba a los niños a trasportar leña. Permanecí, pues, con esta familia tres años y medio hasta que, en 1968, encontré una pequeña vivienda en un Bloque de apartamentos (4,5 m x 2,5 m).

Permanentemente vigilado

»Al principio estaba estrechamente vigilado. Sabían siempre dónde me encontraba. No podía aún entrar en relación con los Hermanos que habían vivido conmigo en Bucarest. Esto no fue posible sino dos años más tarde, cuando disminuyeron la vigilancia.

Orgulloso de ser Hermano de La salle

»En la primavera de 1965, en el mes de abril, tuve la visita del Hno. Liebhard, de Viena. Conocía a todos los Hermanos rumanos porque había sido profesor en Rumania antes de 1948. No vino con las manos vacías. Lo mismo había hecho en 1964, pero yo no estaba todavía libre. Nos sentíamos muy confortados con la visita de los Hermanos de Viena. Sentíamos que no estábamos abandonados ni olvidados. Experimentamos que la gran familia lasallista era una realidad.

»El Hno. Visitador nos invitó a pasar un tiempo en Viena. Éramos relativamente jóvenes (40-54) y sabíamos un poco de alemán. Además nos podrían ayudar allá. Obtuvo todos los papeles para nosotros, extranjeros. Austria dio permiso de entrar, pero las autoridades rumanas no nos permitieron salir. De manera que permanecimos en Rumania. Cada año el Hno. Visitador de Viena venía a visitarnos al menos una vez. Más tarde otros superiores también vinieron. El Hno. Asistente Richard vino dos veces, y vino el propio Hno. Vicario (actual Superior general), Hno. John Johnston. 

«Todos fuimos fieles a nuestros compromisos»

»Estas visitas eran para nosotros ocasiones de volvernos a encontrar con cohermanos. Muchas veces fuimos interpelados sobre quiénes eran nuestros invitados, qué pretendían. Seguían temiendo que nos reorganizáramos. No nos permitían vivir en comunidad. De cuando en cuando nos preguntaban, aquí o allá, cuándo nos íbamos a casar. Eso constituía pare ellos una prueba de que abandonábamos nuestros compromisos.Gracias a Dios, todos han sido fieles hasta el día de hoy.

»Con el tiempo los vínculos se han estrechado. Nos hemos reunido más a menudo, sea para celebrar un aniversario, sea para destacar una fiesta. En 1970 se produjo un pequeño milagro, al menos yo lo considero así: el Hno. Tarcisius, que había estado prisionero 14 años, recibió, el primero, un pasaporte y pudo visitar Viena, Roma y París. ¡Fue todo un acontecimiento! La segunda vez, sin embargo, se lo rehusaron. No volvimos a sentir angustia.

Sin poder dar catequesis

»La vigilancia era más discreta. Pero no podíamos hacer cursos de religión. Podíamos ir a la iglesia cuantas veces y por el tiempo que quisiéramos. 

»Teníamos la misa cotidiana. Nadie nos la prohibía. Sin embargo era imposible volver a tener vida comunitaria y llevar el hábito religioso. 

»El número de Hermanos seguía disminuyendo. Los Hermanos húngaros de Satu Mare han muerto, todos a edad avanzada (de más de 80 años). El último murió en abril de 1983.

»El Hno. Tarcisius murió de repente el 25 de noviembre de 1977, de infarto. El 9 de noviembre había cumplido 60 años. Su muerte nos conmovió profundamente a todos.Había sido un luchador infatigable y firme contra el comunismo. Aun en prisión seguía protestando cuando trataban injustamente a un prisionero.

Viajar a Viena y a Roma

»En 1983, me llegó el turno de obtener un pasaporte. Casi no me lo creía. En el mismo año, otro Hermano recibió también su pasaporte. Así que pasé un mes con los Hermanos de Viena. En 1987, pude volver a salir del país. Esta vez fue más sencillo porque estaba jubilado. Fui a Roma y a la Casa generalicia. Por segunda vez, el sueño se convertía en realidad en 1989 y duró seis semanas en el Centro Internacional Lasallista de Roma. 

Cantar de nuevo el Te Deum

»El final del año 1989 nos ha traído nuevas esperanzas. En Navidad, pudimos oír de nuevo los villancicos y seguir (con permiso) la Misa televisada. La larga noche de 42 años de opresión comenzaba a iluminarse. El gobierno comunista era derrocado. Pudimos volver a respirar. Y pudimos cantar en nuestro interior el Te Deum. No nos atrevíamos a creerlo. 

»Desgraciadamente, después de un año, constatamos que los nuevos dirigentes no parecen tomar muy en serio la libertad religiosa. Las comunidades religiosas no son todavía reconocidas ni les han entregado aún sus conventos y propiedades. Nosotros, Hermanos, aunque viejos y poco numerosos, hemos salido al fin de la noche.

»Un Hermano enseña en el seminario de Alba Julia, otro en el seminario de Iasi. Éste acompaña a un aspirante que desea ser Hermano de las Escuelas Cristianas. 

»Desde la fiesta de Cristo Rey, se ha constituido una pequeña comunidad en Oradea, a 15 kilómetros de la frontera húngara. 

Pocos hermanos pero optimistas

»Sobre todo, hemos sido invitados a continuar la actividad en centros donde habíamos trabajado antes. 
Aunque seamos pocos por el momento seis Hermanos, de los cuales dos enfermos, y de edad avanzada: de 67 a 81 años, somos optimistas y confiados en la Providencia. Los catorce Hermanos santos y beatos nos ayudarán. La obra de san Juan Bautista de La Salle en Rumania no puede y no debe morir.

Dios nos asiste

»Nos dirigimos a todos los Hermanos del mundo para pedirles que no nos olviden en sus oraciones. Venceremos… no con nuestras solas fuerzas… Nuestros Hermanos santos y la multitud de 150.000 Hermanos de las Escuelas Cristianas que en el curso de los siglos han llevado las libreaslasallistas están con nosotros; ellos nos ayudarán. Estamos convencidos de que Dios nos asiste, y cuando Dios «está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?».

Curso Virtual Office Eclesial

Curso Virtual Office Eclesial para Parroquias en español

Inscripciones abiertas

ROMA, martes 26 junio 2012 (ZENIT.org).- El Centro RIIAL Guadalupe tiene abiertas las inscripciones para la nueva edición del Curso Virtual “Office Eclesial para Parroquias en español”, que comienza el martes 3 de julio de 2012.

El Curso –informa en una nota la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL)- esta dirigido a secretarías parroquiales, auxiliares administrativos, sacerdotes, religiosos y todo interesado en la gestión, administración y coordinación de las actividades de una parroquia.

Es coordinado e impartido por los miembros del Centro RIIAL Guadalupe de modo totalmente virtual y sin ningún tipo de actividad presencial a través del Aula Juan Pablo II, disponible las 24 horas en Internet. De esta manera se facilita la participación para aprender desde el hogar, la parroquia o desde un centro comunitario de Internet.

El Curso tiene una duración de diez semanas y brinda la formación necesaria para la aplicación del software gratuito de la RIIAL en las parroquias, con todos sus módulos: Agenda, Personas, Familias, Celebraciones, Catequesis, Directorio, Económico y Sacramental.

Para realizarlo solo se requieren conocimientos de operación de PC (Windows y Office), una computadora con sistema operativo Windows XP o Windows Vista, acceso a Internet y una disponibilidad de 6 horas en la semana, distribuidas según la conveniencia de cada participante.

Para inscribirse o solicitar mayor información: www.centroguadalupe.org.

Enlace al Curso: http://www.centroguadalupe.org/detalle_noticia.php?id=MjAw.

No abortó y hoy su hijo es cura

El padre Alfar Antonio Vélez, de Colombia 

Tras ser drogada y violada por varios hombres quedó embarazada; no abortó y hoy su hijo es cura 

Hace 42 años su madre quedó embarazada tras ser drogada y violada por sus jefes y compañeros de trabajo en una fiesta en Medellín (Colombia). 

Actualizado 28 abril 2012 

Sergio Rubin/Clarín

Por primera vez, el padre Alfar Antonio Vélez cuenta su conmovedora historia. Hoy es un sacerdote ejemplar, a cargo de dos parroquias en Comodoro Rivadavia. 

Ella era una joven de condición humilde, buena y bonita, llena de ilusiones a sus 27 años, allá por 1968. Había dejado su pueblo, Argelia de María, en la provincia colombiana de Antioquia, para ir a su capital, Medellín, a cursar la carrera de medicina. 

La violaron sus compañeros de trabajo

Trabajaba duro en una empresa para costearse los estudios. Sola en la ciudad, iba relacionándose, buscando hacer amistades en su círculo más cercano. Por eso, un día aceptó inocentemente la invitación a una fiesta que le hicieron sus jefes y compañeros de oficina. Fue una decisión con consecuencias horrorosas. Esos mismos jefes y compañeros le habían tendido una trampa: en la fiesta la drogaron, luego la llevaron a un sitio apartado y -borrachos- la violaron repetidamente. Como consecuencia de ello quedó embarazada. 

Decidió no abortar por sus convicciones

Fiel a sus convicciones, asentadas en una profunda religiosidad, decidió no abortar y salir adelante. Así es que dio a luz a Alfar Antonio, que con el tiempo conocería su tan traumática concepción y se sobrepondría apelando también a la fe. Una fe creciente que lo llevaría a descubrir su vocación sacerdotal,ordenarse y llegar a ser el mayor orgullo de su madre.

A cargo de dos parroquias

Llevado por su carisma misionero, el hoy padre Alfar Antonio Vélez vive desde hace unos años en Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, donde tiene a su cargo dos parroquias (San Jorge y Santa María Goretti), siendo muy valorada su labor religiosa por sus superiores. 

Testimonio contra el aborto

A raíz del reciente fallo de la Corte que – al interpretar el artículo 86 del Código Penal- determinó que todos los abortos por violación -no sólo los de una mujer insana- son «no punibles«, decidió abandonar su discreción y contar por primera vez, ante el pedido de Valores Religiosos, su conmovedor caso.

– ¿Cuándo y cómo se enteró de algo tan dramático?

– Primero debo decirle que la familia de mi mamá era muy moralista y que, cuando se enteraron de que había quedado embarazada, la obligaron a casarse con un viudo para tratar de tapar todo. Pero ese matrimonio no funcionó porque, cuando volvió a quedar embarazada, su marido empezó a tener una doble vida, además de que la golpeaba y se emborrachaba. Como sus padres la presionaban para que no se separara, decidió seguir con su marido y el hijo de ambos, pero para sobrellevar tanta adversidad me entregó a mi abuela.

– ¿Y entonces?

– Mi abuela empezó a darme todo lo que necesitaba: alimentación, llevarme a la escuela … y yo fui abriéndome paso un poco por mi cuenta. Ello provocó una relación de cierta distancia con mi madre que, al final, no pudo vivir más con su marido y le tocó sola salir adelante con mi hermano. Un día, como mi abuela me pedía que le diga papá a mi abuelo, le pregunté cómo podía ser él mi abuelo y mi papá a la vez. Ello provocó una reunión con mi madre, que me contó lo que le había pasado. Que mucha gente quería que me abortara, otras que me vendiera y otras que me regalara. Y que, incluso, había mucha gente interesada en mí.

– ¿Por qué ella no quiso abortar? ¿No temía que su maternidad fuese muy traumática?

– Mi madre era una mujer de mucha fe, muy practicante y muy santa. Ella decía que, pese a las tan terribles circunstancias, llevaba en su seno el milagro de una nueva vida, una vida que Dios le había dado y que, por sus convicciones, no podía abortar. Y que si Dios se la había dado debía encontrarle el sentido. Para ella lo más duro era no poder mostrarme un padre que me amara, que me enseñara a caminar, pero lo sobrellevaba sintiendo que yo la llenaba totalmente. Y que, tarde o temprano, sería su bastón. De hecho, los tres años que vivió conmigo a raíz de una larga enfermedad hasta su muerte, en 2009, fueron para ella los años más bellos de su vida.

– ¿Cómo fue su reacción cuando se enteró? ¿Qué edad tenía?

– Para mí fue muy duro. Tenía apenas 10 años. Reaccioné con mucha severidad contra mi madre. Con el paso del tiempo y de una vida muy triste, fui a la iglesia areclamarle a Dios, a preguntarle por qué a mí. Como yo le hablaba a los gritos, vino un sacerdote y me dijo que estaba formulando mal la pregunta: «No es por qué, sino para qué«, señaló. Que creía que Dios, precisamente a raíz de mi situación, me estaba llamando para cosas grandes. En fin, me dijo que Dios escribe derecho sobre renglones torcidos y que iba a ser un instrumento de El. Y me leyó el pasaje de Jeremías, donde Dios lo llama, pero este se resiste y el Señor le dice: «No te preocupes, yo haré todo por ti».

– ¿A partir de entonces su vida dio un vuelco?

– Si, aquella charla me marcó. Ese sacerdote terminó siendo como un padre. Y fue construyendo en mí la obra de Dios porque el Señor se vale del hombre para salvar al hombre. Empecé a valorar la vida, a integrarme a personas de bien que valoraban mi esfuerzo para superar la situación. Llegué a ser catequista sin darme cuenta de que Dios me estaba preparando para elegir el sacerdocio. Alcancé a tener una novia, aunque la relación no fue realmente seria, hasta que decidí ir al seminario, hablé con el director espiritual y terminé confirmando mi vocación religiosa. Comprendí que Dios había querido que mi mamá no abortara porque confiaba en mí y anhelaba que, aunque fuese fruto de un pecado muy grave, sea su instrumento para llegar a tantas partes con su luz, su gracia y su amor.

-¿Tuvo asistencia psicológica?

– No. Sólo religiosa, y la amistad muy grande que entablé con todos los sacerdotes de la parroquia.

– ¿Qué le diría a su padre si tuviera ocasión de encontrarse con él?

– Sólo lo abrazaría. Y le daría gracias a Dios por ser mi verdadero padre y darme la oportunidad de vivir, pues sé que los padres de este mundo son una especie de boceto, un borrador. Padre, lo que se dice padre, solo es Dios.

– ¿Cuál sería su mensaje a la sociedad sobre la punibilidad o no del aborto en caso de violación?

– Que volvamos a leer el Génesis, donde dice que Dios tomó barro, hizo al hombre y le insufló aliento de vida. Dios nos creó a su imagen y semejanza. Mi respiración es la respiración de Dios. Somos lo más bello del mundo. Entonces, no tenemos derecho a quitarle la vida a ningún inocente porque no tiene la culpa de cómo vino al mundo. La culpa las tenemos aquellos que, de pronto, nos equivocamos y no hacemos la voluntad de Dios.

– ¿Y qué palabra tendría para una mujer que fue violada?

– Le diría que Dios es el dueño de la vida y que a ella la hizo instrumento de vida. Que la culpa la tiene el violador, no el niño que lleva en su seno. Creo que la decisión de abortar se acabará cuando pensemos que toda vida es un regalo de Dios, más allá de cómo fue concebida, del dolor, o de la alegría. El sabe por qué y con el tiempo uno va descubriendo el para qué.

– ¿No puede llegar a ser una carga terrible para la madre?

– Para mi madre fue su máximo orgullo haber defendido la vida. Y su máxima satisfacción y alegría fue haber visto en mí a un hombre de bien para la sociedad. Ella pensaba acerca de cuántos hombres y mujeres de bien se privó la sociedad por el aborto.

– ¿Qué hubiera sido de usted sin su fe?

– Siempre digo que la fe es lo más valioso que tenemos. Y que -aunque perdamos todo- no la podemos perder. Dios se vale de mí para hacer obras; yo soy solo su instrumento. Y si el quiere que mi testimonio ayude a hacer recapacitar a una persona y salve una vida, entonces esta entrevista habrá valido la pena.

Claves para un matrimonio felíz


Doce documentales en dos DVD

Con un enfoque original e imágenes atractivas, estos documentales, de 12 minutos cada uno, recogen testimonios de expertos internacionales en Orientación Familiar, Teología, Derecho y Ética matrimonial, además de parejas de casados y de novios. Han sido realizados por Goya Producciones bajo la dirección de Andrés Garrigó.

EL LIBRO

Un excelente complemento de la SERIE DE 12 VÍDEOS SÍ, QUIERO incluye un libro complementario a los documentales. Con un lenguaje sumamente asequible a los jóvenes, expone de forma sencilla y amena lo esencial de la doctrina católica sobre el Sacramento del Matrimonio. Los autores son Alfonso Basallo y Teresa Díez, autores del libro «Pijama para dos».

Además, al final del libro ofrecemos un método que tiene como fin ayudar a la formación de los novios que se preparan para la recepción del Sacramento del Matrimonio.

Este método se dirige en primer lugar a los Párrocos, que desean mejorar la formación de los novios. También se dirige a los propios novios, facilitándoles unos instrumentos fieles al Magisterio de la Iglesia y, a la vez, modernos y atractivos. Estos instrumentos les ayudarán a entender mejor qué es el Matrimonio cristiano y cómo deben prepararse para contraerlo.

SÍ, QUIERO es compatible y complementario con las diversas modalidades de Cursos prematrimoniales que organizan las parroquias, lo mismo si se imparten de forma intensiva o de amplia duración.

SÍ, QUIERO pretende servir de ayuda y de refuerzo para lograr una mejor formación de las parejas que se preparan para esta nueva etapa en su vida: el Matrimonio.

Contenido:
Sí, quiero DVD-1
1. ¿Conoces a tu pareja?
2. Noviazgo ¿Sin sexo?
3. ¿Matrimonio? ¿Para qué?
4. ¿Puede acabarse el amor?
5. ¿Qué añade el Sacramento?
6. La boda: ¿más que una fiesta?

DVD-2
7. ¿Cómo aman los esposos?
8. ¿Cuántos hijos?
9. ¿Qué tal nos entendemos?
10. ¿Qué peligros nos acechan?
11. ¿Hay felicidad sin valores?
12. ¿Cómo educar a los hijos?

Pueden consultar el tríptico en formato PDF en el enlace que ven a continuación.

SIQUIERO-triptico

El obispo de Alcalá y presidente de la Subcomisión para la Familia de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Juan Antonio Reig, ha presentado hoy un pack de 12 documentales y un libro titulado “Sí, Quiero: claves para un matrimonio feliz”, una coproducción de Goya Producciones y Editorial Casals.

Es la primera vez que se lleva a la pantalla un curso prematrimonial completo, no en forma de clases, sino en el formato de modernos documentales. “Esto no existía hasta hoy ni en España ni fuera. Abundan los libros, cursos y material escrito, pero faltaba un audiovisual atractivo, impactante”, ha declarado el director de Goya Producciones, Andrés Garrigó, en la rueda de prensa.

Con ocasión del lanzamiento se ha creado una página web específica: www.preparatumatrimonio.com En ella se encuentran abundantes detalles sobre “Sí Quiero”.

Para más información o para adquirir el producto, pueden dirigirse a ;

• Comprar Pack Sí, Quiero en Tienda virtual

• Atención al cliente:
Tel: (+34) 91 548 38 75
info@goyaproducciones.es
www.goyaproducciones.com




El LIBRO: Un excelente complementoLIBRO de la Serie SÍ QUIEROde la SERIE DE 12 VÍDEOS
LIBRO de la Serie SÍ QUIERO SÍ, QUIERO incluye un libro complementario a los documentales. Con un lenguaje sumamente asequible a los jóvenes, expone de forma sencilla y amena lo esencial de la doctrina católica sobre el Sacramento del Matrimonio. Los autores son Alfonso Basallo y Teresa Díez, autores del libro «Pijama para dos».Además, al final del libro ofrecemos un método que tiene como fin ayudar a la formación de los novios que se preparan para la recepción del Sacramento del Matrimonio.Este método se dirige en primer lugar a los Párrocos, que desean mejorar la formación de los novios. También se dirige a los propios novios, facilitándoles unos instrumentos fieles al Magisterio de la Iglesia y, a la vez, modernos y atractivos. Estos instrumentos les ayudarán a entender mejor qué es el Matrimonio cristiano y cómo deben prepararse para contraerlo. 

SÍ, QUIERO es compatible y complementario con las diversas modalidades de Cursos prematrimoniales que organizan las parroquias, lo mismo si se imparten de forma intensiva o de amplia duración.

SÍ, QUIERO pretende servir de ayuda y de refuerzo para lograr una mejor formación de las parejas que se preparan para esta nueva etapa en su vida: el Matrimonio.