Pablo VI, el Papa que yo conocí, será santo

Memorias de un vaticanista español sobre un pontífice que sufrió duras críticas e incomprensiones dentro de la misma iglesia

Con Pablo VI canonizado este año ya tendremos otro papa santo. El siglo XX ha dado cuatro papas santos, al menos por el momento: Pío X, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. Están abiertas las causas de los papas Juan Pablo I y Pío XII.

La mayor parte del pontificado de Pablo VI, hoy a punto de ser canonizado, lo pasé como corresponsal de prensa en Roma. El Papa Montini, como le llaman los italianos, conocía la Iglesia por dentro en cuanto que fue el encargo de asuntos internos de la Secretaría de Estado, con Pío XII, y había participado intensamente en la primera fase del Concilio Ecuménico Vaticano II como cardenal de Milán, y después como Papa en la segunda parte hasta su clausura.

Montini era un hombre muy consciente de su misión, pues como Obispo de Roma, como Papa, debía confirmar en la fe a los fieles católicos, y ser al mismo tiempo signo de unidad. Buscó la vía del diálogo en todo, aun cuando este diálogo parecía imposible, como con los países comunistas (la Ostpolitik que llevó a cabo el paciente arzobispo Agostino Casaroli), o con las comunidades de base que querían, unos, romper la disciplina con la Iglesia (el caso de dom Franzoni abad de la basílica de san  Pablo Extramuros, convertido al comunismo) y otros que rechazaban la doctrina del Concilio (el del arzobispo francés Marcel Lefebvre que no aceptaba algunos documentos como la reforma litúrgica: ambos fueron suspendidos de su sacerdocio).

También sufrió mucho el Papa Montini con el llamado Catecismo Holandés, que contenía expresiones no aceptables por la doctrina de la Iglesia. Tuvo el valor de cambiar la jerarquía holandesa, con el nombramiento del obispo Gijsen, obispo de Roermond. O en España que también cambió la jerarquía para hacerla más fiel al Concilio y menos fiel al franquismo.

En su doctrina figura en primerísimo lugar la encíclica Humanae Vitae (julio de 1968) sobre el control de la natalidad. Este documento fue muy criticado, incluso por obispos como los del Canadá, que esperaban una “apertura” al control de natalidad por medios artificiales. El documento ha sido reconocido y aceptado por los sucesivos documentos sobre la familia: la Familiaris Consortio, 1981, de san Juan Panlo II, y la “Amoris Laetitia”, 2016, del papa Francisco. La Humanae Vitae empuja a fomentar la investigación científica sobre planificación natural de los nacimientos.

En el cuerpo doctrinal el Papa Montini confirmó el celibato del sacerdocio para la iglesia Latina (manteniendo la praxis de las iglesias orientales que tienen sacerdotes célibes y sacerdotes casados, es decir que se ordenan después de contraer matrimonio). A este tema dedicó un Sínodo universal (1971) en el que se rechazó la ordenación de hombres casados al sacerdocio, en la iglesia Latina.

Otra encíclica que es recordada, por carácter social, es la Populorum Progressio y la que desarrolló los decretos conciliares, la “Ecclesiam Suam”.

La voluntad firme y decidida del Papa en mantener a toda costa el Depósito de la Fe junto con la unidad de los católicos, no encajaba con su talante de intelectual, dubitativo y con los ataques duros que los medios de comunicación y no pocos eclesiásticos y teólogos le hacían sufrir todos los días. Le tocó vivir un post-concilio donde fallaban aquí y allá el respeto a la doctrina y mermaban la autoridad del Papa y de los obispos.

En Italia, vio con mucho dolor el asesinato de su íntimo amigo Aldo Moro por el grupo terrorista Brigadas Rojas, poco antes de morir. El Papa ofició unos funerales solemnes en la catedral de Roma que es la Basílica de San Giovanni in Laterano (San Juan de Letrán), en mayo de 1978. Dos meses después moría el Papa en el Vaticano.

Mucho dolor le causó también la ley italiana sobre el divorcio (se llamaba del “piccolo divorzio”) introducida por un referéndum.

Andaba el Papa con paso lento. Era un Papa afable. El trato era de una persona cariñosa. Lo hacía con todos. Me tocó, por decisión de mis colegas en el Vaticano, seguir la primera visita de los reyes de España, don Juan Carlos y Doña Sofía, al Papa. Fue el primer viaje al exterior de los Reyes después de su entronización, a la muerte del general Franco, en 1975.

El Rey era portador de un mensaje claro, convencido de que agradaría al Papa: España, tras la dictadura de Franco, será un país democrático. La noticia fue muy agradable al Papa que había tenido un largo enfrentamiento con el régimen franquista. Yo le vi contento y se deshizo en cordialidad, cuando estaban en el estudio privado de Pablo VI en el intercambio de regalos. Me puse tan cerca que me tomaron como un joven diplomático español.

Pablo VI era un intelectual, y afrancesado. Su Secretario de Estado era Jean Villot, un cardenal francés. Sin embargo, tenía que tomar decisiones a veces drásticas para mantener íntegra la doctrina y la unidad de la Iglesia, como Papa y Obispo de Roma. Su mejor ayudante y brazo derecho en esta tarea, fue el arzobispo toscano (nació cerca de Florencia), Giovanni Benelli, un eclesiástico decidido y ejecutivo. 

Pablo VI fue tal vez el Papa más criticado durante su pontificado, porque tuvo que enfrentarse a los problemas que surgen después de los concilios: la indisciplina y la tergiversación de la doctrina. Por eso pienso que fue un Papa incomprendido en su tiempo. Leía la prensa y esta le criticaba generalmente por “no ir más allá”, por “no atreverse” a hacer reformas que pedían algunos eclesiásticos que tenían mucho predicamento en los medios de comunicación.

Recuerdo aquel 29 de junio de 1972, fiesta de los santos Pedro y Pablo. Pablo Vi en una alocución dijo: “El humo de satanás ha entrado por algunas grietas de la Iglesia”. Sus palabras tuvieron enormes repercusiones en la prensa: (“¿A estas alturas habla de Satanás?”), decían algunos. El Papa sufría por estos comentarios. Era un Papa incomprendido. Pero él insistió, esta vez en noviembre del mismo año que Satanás es “un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa… Es el enemigo número uno… Sabemos que este Ser oscuro y perturbador en verdad existe, y actúa con maliciosa astucia” (15 de noviembre).

El papa Pablo VI se había convertido así en un hombre incomprendido hasta sus últimos días. Recuerdo cuando sus ejercicios espirituales (1976), en la primera semana de Cuaresma, los predicó el cardenal de Cracovia, Karol Wojtyla, futuro papa Juan Pablo II y santo. De allí salió el libro del cardenal Wojtyla “Signo de contradicción”, que encajaba perfectamente con la labor de Pablo VI y que los cardenales vieron el ejemplo a seguir en el propio Karol Wojtyla y lo eligieron Papa.

Al papa Montini no le gustaba hablar sin leer un texto. Era meticuloso, no quería ser interpretado mal. Un día nos recibió a los periodistas extranjeros. Tras su alocución, el Papa habló con franqueza, sin papeles, que los periodistas teníamos que referir e interpretar lo dicho y hecho por el Papa, pero nos equivocábamos al pensar que el Papa era Giovanni Montini. “Cuando habla el Papa –dijo—lo hace inspirado por el Espíritu Santo; ya no es el hombre Montini, sino el Espíritu quien habla a través suyo”. Señaló que era natural que muchos periodistas no creyentes no lo creyeran así, pero él dijo que sabía por experiencia que así era. Era el día en que se firmó la pax sobre el Vietnam, entre Le Duc Tho y Henry Kssinger (1973).

Pablo VI no consiguió en el Vietnam, que estaba en plena guerra, la “tercera vía”, a pesar de que no era seguida por muchos obispos y clero de aquél país, pues veían que si llegaba el comunismo serían perseguidos o enviados a campos de trabajo, como así ocurrió.

Otro de los puntos de fricción del Papa Montini fue insistir en el diálogo con los países del Este, para lo que se valió del diplomático refinado, el arzobispo Agostino Casaroli. El Papa, incluso contra los católicos que vivían y eran perseguidos en los países comunistas, mantuvo este diálogo pensando que un día la Iglesia tuviera unos mínimos de libertad frente al ateísmo y al materialismo oficiales, típicos de las dictaduras comunistas. Preparó sin duda el camino que después remató magistralmente el Papa venido del Este comunista, de Polonia, Karol Wojtyla.

El Papa Montini moría plácidamente en el Vaticano en 1978.

¿Pablo VI será santo?

En estudio posible segundo milagro pro-vida

 

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La Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano está estudiando el segundo milagro para la canonización de papa Montini

“Señor, yo creo, yo quiero creer en Ti.  Señor, haz que mi fe sea pura, sin reservas, y que penetre en mi pensamiento, en mi modo de juzgar las cosas divinas y las cosas humanas”, rezaba Pablo VI el 30 de octubre de 1968 en una audiencia general en la plaza San Pedro.

La fe llevó a una futura madre a pedir la intercesión ante Dios por un milagro al Papa de la encíclica Humanae Vitae, texto que defiende la transmisión de la vida. El pequeño y gran milagro se llama Amanda, una niña bella y risueña que nació el 25 de diciembre con apenas 24 semanas y 4 días de gestación.

La niña nació prematuramente tras un parto complicado, el rompimiento de la placenta y la incompatibilidad con la vida sin el liquido amniótico. Los médicos aconsejaban el aborto.

La placenta se rompe a las 13 semanas y 3 días. La madre desesperada, Vanna Pironato, no se resigna. Ella reza por un milagro en el Santuario de la Virgen de las Gracias ubicado en Brescia, ciudad natal de Giovanni Battista Montini que nace en Concesio (Brescia) el 26 de septiembre de 1897, el papa Pablo VI (1963-1978).

El aborto era una opción inminente. “Si la membrana de la placenta no se reponía, el corazón del feto dejaría de latir”, dicen los médicos que hacen lo posible para salvarle la vida.

La joven madre pidió la intercesión del beato. Lo hizo en un lugar muy especial para Pablo VI, el santuario donde maduró su juvenil vocación sacerdotal y donde iba a rezar con su familia todos los domingos.

Se trata de un Santuario dedicado a la Virgen, cuya iglesia mayor (hoy basílica) se encuentra adyacente a la casa paterna de Montini y está dedicada a la festividad mariana que se celebra cada 8 de septiembre.

El doctor Giuseppe Noia, especialista en obstetricia del Policlínico Gemelli de Roma, realiza una amnioinfusión, es decir introduce liquido fisiológico en la placenta en el lugar del liquido amniótico natural para que los pulmones de la niña puedan desarrollarse.

La mamá se traslada desde Roma al hospital de Monza para acercarla a la familia bajo los cuidados de la doctora Patrizia Vergani. Vanna recibe en su cuerpo dos amnioinfusiones, pero la segunda presenta grandes pérdidas. Amanda sorprende a la ciencia y continúa creciendo. Finalmente nace en Navidad.

Amanda viene al mundo frágil, con el peso de las 26 semanas de gestación, apenas 865 gramos, ante la incredulidad de los médicos que dudaban de su supervivencia. Su pequeñísimo cuerpo fue entubado, llevado a terapia intensiva y puesto en incubadora.

De hecho, la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano está verificando desde hace un año este caso, que de comprobarse, constituiría el segundo milagro necesario para la canonización de Papa Montini. Vanna Pironato ha vuelto al santuario mariano para agradecer. 

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El primer milagro de Montini para ser beato

¿Cuál es el itinerario para ser declarado santo en la Iglesia católica? En primer lugar, el reconocimiento de las “virtudes heroicas”; luego, se le declara “siervo de Dios”; después beato y, finalmente, santo.

De esta forma, volviendo al caso Montini, luego de pasar la evaluación de una rígida comisión médica estadounidense, se certificó el primer milagro para la beatificación relacionado también con un embarazo difícil.

En el primer caso, una mujer de California se había negado a abortar. Los médicos le insistían que lo hiciera debido a la malformación del feto y las pocas esperanzas de vida. La mujer confía su dolor a la fe. El niño se salva y nace sano.

El papa Francisco sucesivamente, el 19 de octubre de 2014, declaró beato a Pablo VI en el contexto del primer Sínodo sobre la Familia. Ya Benedicto XVI lo había declarado Siervo de Dios el 20 diciembre 2012.

De hecho, durante su reciente visita a Bozzolo, Italia, el Pontífice latinoamericano manifestó su deseo de canonizar al papa Pablo VI, reveló el director de la revista diocesana, La Voce del Popolo, Adriano Bianchi, según Il Corriere della Sera de Brescia, indicó la agencia I-media. 


Oración para obtener gracias por intercesión
del beato Papa Pablo VI

Señor, nuestra pobreza nos lleva a pedir Tu ayuda. Lo hacemos seguros de que Tu corazón de Padre está siempre dispuesto a escuchar los pedidos de Sus hijos. Se vuelve voz intérprete de nuestras necesidades el papa Pablo VI, el papa del diálogo, el papa peregrino, el Papa de la civilización del amor. Es con él, Tu siervo bueno y fiel que descansa en Tu bienaventuranza, que te elevamos nuestra súplica. Oh Señor, por intercesión del papa Pablo VI, concede Tu ayuda para obtener la gracia de ……………………………………………… Hágase, Señor, tu voluntad. Padre, Ave María, Gloria.

Pablo VI más cerca de la beatificación

Pablo VI más cerca de la beatificación: los teólogos aprueban el presunto milagro

A las 2:02 PM, por Buhardilleros

Vatican Insider

Presentamos esta noticia sobre la causa de beatificación del Papa Pablo VI, más cerca de su feliz conclusión, luego del reconocimiento del milagro atribuido a la intercesión del pontífice por parte de la comisión teológica.

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La consulta de los peritos teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos, al comienzo de esta semana, ha aprobado por unanimidad un milagro atribuido a la intercesión de Giovanni Battista Montini, Papa Pablo VI. Ahora la curación, ya juzgada “inexplicable” por la consulta médica guiada por el profesor Patrizio Polisca, deberá ser examinada por los cardenales y obispos del dicasterio, antes de la aprobación final del Papa Francisco. Si, como confirman a Vatican Insider autorizadas fuentes de la Congregación para las Causas de los Santos, estas últimas etapas tienen lugar en tiempos breves, se puede fácilmente prever en los próximos meses la beatificación de Montini.

El postulador de la causa, padre Antonio Marrazzo, había elegido desde hace tiempo, entre los que había recibido, un caso de curación que resultó “inexplicable” a los primeros exámenes clínicos. El 20 de diciembre de 2012, ya en vísperas de su histórica renuncia, Benedicto XVI proclamaba la “heroicidad de las virtudes” de Pablo VI, cerrándose así el proceso canónico. Para la beatificación se necesitaba sólo el reconocimiento de un milagro.

El presunto milagro que Marrazzo había presentado a la consulta concierne a la curación de un niño aún no nacido, que tuvo lugar en los primeros años de los ’90 en California. Durante el embarazo, los médicos habían encontrado un grave problema en el feto y, en razón de las consecuencias cerebrales que intervienen en estos casos, habían sugerido como único remedido a la joven madre el del aborto. La mujer se opuso, queriendo llevar a término el embarazo, a pesar de que se le aseguró que el hijo nacería gravemente afectado en lo físico y a nivel cerebral, y se confió a la intercesión de Pablo VI, el Papa que en 1968 escribió la encíclica Humanae Vitae.

El niño nació sin problemas: se ha esperado que llegase a la adolescencia para constatar la ausencia de consecuencias y la perfecta sanación. Se trata, había dicho Marrazzo en el 2012 a Radio Vaticana, de “un acontecimiento realmente extraordinario y sobrenatural, que tuvo lugar por intercesión de Pablo VI”. Una curación, continuaba el postulador de la causa, “en línea con el magisterio” del Papa que escribió laHumanae Vitae, un milagro vinculado a la “defensa de la vida, expresada en la encíclica, pero también en defensa de la familia, porque aquel documento habla del amor conyugal, no sólo de la vida naciente. Esta curación es lógica en la línea de Montini”.