Con enfermos de drepanocitosis en Kisenso

Por Cristian Arroyo

Mademosielle Giselle, enfermera del CEFA, me dio la oportunidad de ir con la expedición de voluntarios al periférico barrio de Kisenso, uno de los 24 que conforman la ciudad de Kinsasha, a ofrecer asistencia médica a niños enfermos de drepanocitosis.
Tras una auténtica aventura por las arenosas calles de Kinsasha, llegamos a una pequeña casa de Kisenso, que, durante el día de hoy, sería nuestra improvisada consulta. El grupo sanitario lo conformaban la enfermera Giselle y el doctor Thierry,  con el que formé rápidamente equipo y nos pusimos manos a la obra. Divididos en dos cuartos, Giselle se encargaba de administrar algunas vacunas y medicamentos a los paciente que nosotros íbamos viendo.

El día se alargó durante más de 5 horas de consulta, atendiendo a los diversos problemas que sufren los niños de la zona con drepanocitosis, una enfermedad genética que afecta a los glóbulos rojos sanguíneos y les causa tremendas crisis de dolor, así como fiebre, adenopatías múltiples y un agrandamiento del hígado y del bazo.

Desde un punto de vista más personal, he de decir que la jornada me pareció interesantísima,  no sólo porque el Dr. Thierry y yo pudimos ver niños con múltiples patologías propias de la zona, como larva migranso malaria, sino porque poder vivir está experiencia de auténtica medicina es, sin duda, algo que nos debería hacer valorar profundamente las facilidades clínicas que tenemos en el mundo occidental, y como con un simple fonendoscopio, los 5 sentidos alerta y una permanente sonrisa en los labios, se puede hacer una medicina de verdad en el corazón de África.

Dioko, una historia con final feliz

Hace un año, cuando estábamos en Kinkwemi descubrimos a Dioko: un niño de unos 4 años que tenía pie zambo, como ves en estas fotos:

Dioko iba con su hermana hacia sua casa, a unos 500 metros de Kinkwemi. Les paramos, con un poco de susto para ellos, e intentamos explicarles que en Monkole podíamos curarle. Al rato vinieron sus padres; se veía que era una de las familias más pobres y humildes de la zona. Le volvimos a explicar que podíamos curar a su hijo en el hospital. Me sorprendieron dos cosas:

1º No sabían que el pie zambo de su hijo se podía curar, y cuando se enteraron, se emocionaron.

2º Estaban dispuestos a venirse con nosotros para empezar el proceso en el hospital.

Desde Amigos de Monkole nos empeñamos desde ese momento en curar a Dioko: no era fácil, pues su casa está a 30km del hospital, la familia no tiene ningún medio de transporte, no tenían teléfono…. pero con la buena voluntad de mucha gente, y tras empeñarnos un poco más, se consiguió.

Primero se le curó de alguna otra enfermedad intestinal que tenía, y posteriormente se le operó su pie.

Aquí te dejo un vídeo de este final feliz:

Este verano, pronto, volveremos a verle y esta vez podremos jugar al fútbol con él y regalarle el balón