Planificación familiar natural

Planificación familiar natural: no es «para católicos»

Una forma de vivir la sexualidad apta para todas las culturas y conciencias

Por la doctora Ana Otte

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A. El fundamento de los métodos naturales

Todos los métodos naturales tienen como objetivo detectar el momento de la ovulación, que es cuando se libera un óvulo y es posible un embarazo si se han producido relaciones sexuales.  Estos métodos se basan en la observación de indicadores biológicos, que ocurren con naturalidad durante el ciclo menstrual de la mujer y con ellos la mujer puede saber cuando es fértil y cuando no es fértil. Si se desea un embarazo se aprovecha los días fértiles para tener relaciones sexuales, y si no se desea, la pareja se priva de relaciones sexuales en estos días (abstinencia periódica).
 
Los indicadores biológicos que hemos mencionado son: un moco específico que se produce en las criptas del cuello del útero y la temperatura corporal basal.

El moco tiene un desarrollo típico durante el ciclo, en la mayoría de los días tiene una consistencia compacta que no deja pasar a los espermatozoides y estos, al tener que permanecer en la vagina, se mueren a las pocas horas por la acidez de la vagina. Son los días al principio del ciclo hasta que empiece a cambiar el moco y se vuelve más penetrable. En esta situación la mujer es “infértil”, es decir, no puede concebir.

Solo unos días antes y alrededor de la ovulación, el moco adquiere una consistencia casi líquida, cae hacia abajo y es cuando la mujer lo puede observar en la vulva. En este moco los espermatozoides pueden nadar hacia arriba, es decir, atravesar el cuello del útero y llegar hasta la trompa donde es posible la fecundación si ha ocurrido la ovulación y se ha liberado un óvulo.

En este moco líquido los espermatozoides pueden sobrevivir varios días. La mujer se encuentra en situación de fertilidad, son los únicos días en los que es posible un embarazo. Después de la ovulación, el moco vuelve a su consistencia impenetrable para los espermatozoides, y la mujer vuelve a ser infértil.
 
La temperatura, otro indicador,  que se mide por la mañana, antes de levantarse, con un termómetro convencional en la boca, en el recto o en la vagina, también tiene unos cambios característicos durante el ciclo. Se observa un nivel de temperaturas bajas en la primera parte del ciclo, y una subida característica después de la ovulación, que se mantiene alta hasta la siguiente aparición del periodo menstrual.
 
Las observaciones respecto al  moco cervical y las medidas de la temperatura se anotan en una gráfica diseñada para  esto y se van interpretando a medida que avanza el ciclo.
 
También existen dispositivos técnicos que monitorizan e interpretan los principales indicadores de fertilidad, como puede ser el moco cervical, la temperatura o las  hormonas de la sexualidad. Tienen la ventaja de que la mujer no tiene que anotar sus signos, pero varían ampliamente en fiabilidad; más bien sirven para detectar la fase fértil cuando se busca un embarazo que para lo contrario; además exigen que la mujer tenga ciclos regulares, y no sirven durante la lactancia, la premenopausia con sus habituales irregularidades, o cuando la mujer se encuentra en tratamiento hormonal.

Sin embargo, los métodos naturales de autoobservación se pueden aplicar en todas las circunstancias: ciclos irregulares, premenopausia e incluso durante la lactancia, etc., pero tienen el inconveniente de que requieren un aprendizaje personalizado y hay que seguir una gráfica.
 
B.  Tópicos sobre inconvenientes de los métodos naturales. Sus ventajas.

Estos métodos implican una forma especial de vivir la sexualidad, por un lado están libre de fármacos, de efectos secundarios, no tienen coste y son fiables; por otro lado exigen autodominio, fuerza de voluntad para vivir la abstinencia periódica, respeto y renuncia.

En la opinión pública en ocasiones se cuestiona su fiabilidad, se dice que ya si se someten al sacrificio de varios días de abstinencia sexual, por lo menos que sean fiables; pero pensar esto tiene su origen en el desconocimiento. Nadie de los que practican estos métodos opinan esto. La eficacia de los métodos naturales depende totalmente de la disciplina de la pareja, ya que a diferencia de métodos artificiales, la posibilidad de concebir permanece intacta.

Con una motivación alta, un buen aprendizaje y una correcta aplicación de las reglas la eficacia es casi total, dado que el 100% de efectividad no se da tampoco en ningún método anticonceptivo.
 
Los detractores de los métodos argumentan que los métodos naturales no son tan naturales porque  precisamente cuando la mujer tiene el máximo deseo sexual alrededor de la ovulación es cuando se tiene que privar de él, y que en los restantes días del ciclo muchas veces carece de interés.

Alrededor de la ovulación que coincide con la máxima concentración  de los estrógenos, hormona sexual de la mujer por excelencia, se suele vivir el momento de máximo deseo sexual, aunque estudios al respecto corroboran que la mujer tiene apetencia durante todo el ciclo y que éste depende mas bien del trato afectivo que de la situación hormonal.

¿Cómo una pareja que se ama y desea la unión íntima con frecuencia, puede superar la abstinencia durante los días fértiles? Como ya se ha dicho antes,  los métodos naturales no son solo una técnica aplicando unas reglas, sino se trata de una forma de vivir la sexualidad en un consenso mutuo para evitar un embarazo en unas circunstancias determinadas.

Es obvio que trae problemas en la convivencia si uno de los dos no está de acuerdo con esta forma de regulación de nacimientos. La responsabilidad es de los dos, y también la abstinencia es asunto de los dos. El acto sexual vivido así tampoco se convierte en un acto de rutina, y cuando se realiza sin artilugios que distorsionan la fertilidad se vive de una forma más sana y profunda. La abstinencia periódica no debería ser un impedimento para el amor, al contrario, anima a la pareja a buscar otras formas de expresar el cariño que tienen un efecto positivo sobre la convivencia.
 
Además se acusa a los métodos naturales de tener que programar las relaciones y de este modo privarlas de espontaneidad. Respecto a esto se puede decir que el ser humano es libre para actuar según su voluntad y que a diferencia de los animales, no obedece a impulsos sino que los puede controlar.
 
También se insiste en la incomodidad de los registros en una gráfica, pero esto sólo afecta en los comienzos. Los usuarios con experiencia actúan con la misma habilidad que  un  conductor cuando maneja volante, frenos y embrague, casi inconscientemente.
 
Otro tópico que se achaca a los métodos naturales es que sólo son practicables entre parejas con poca actividad sexual. Sin embargo, la frecuencia de las relaciones es indiferente, tanto en usuarios de métodos artificiales como naturales. Lo que difiere es el reparto de relaciones durante el ciclo, hay abstinencia durante unos días, pero libertad plena durante el resto del ciclo. Cuando finalmente termina el tiempo de espera porque se acaba la fase fértil, el encuentro íntimo se vive más intensamente como un efecto luna de miel, como un incentivo que aumenta la atracción mutua. 
 
C. Valoración global

Los métodos artificiales destruyen temporal o definitivamente la posibilidad de concebir y pueden tener efectos secundarios a nivel físico, psíquico y afectivo, a veces graves. Con ellos el acto sexual no se vive con naturalidad y la genitalidad está distorsionada. Por eso en ningún caso la anticoncepción artificial resulta más beneficiosa para el control de los nacimientos que la libre elección de la regulación natural de la fertilidad.
 
En los métodos naturales no hay intervención técnica, mecánica, medicamentosa ni quirúrgica, solo se basa en la observación de signos naturales. No tienen efectos secundarios. La fecundidad permanece intacta siempre, la procreación es posible siempre cuando se desea. Son métodos de responsabilidad compartida. Fomentan el diálogo entre la pareja,  enriquecen la vivencia sexual, tienen un factor pedagógico en la educación del autodominio y se adaptan a toda clase de conciencias cuando por motivos éticos se rechaza la anticoncepción artificial.

En la sociedad actual hay una demanda cada vez mayor de volver en todos los ámbitos de la vida a lo natural y sano. Por eso parece ilógico que se considere la fertilidad como un mal que hay que evitar, cuando es un signo de perfecta salud.
Ver “Paternidad responsable”

Cuando los hijos nos examinan

Un formidable alegato en favor de la maternidad y paternidad que a mí me ha hecho pensar sobre las relaciones sociales

blog.iese.edu/antonioargandona

Padres10ZEl tema del invierno demográfico me preocupa, como, me parece, preocupa a muchas personas en todo el mundo, sobre todo en Europa, y en España en particular. Por eso entré en un blog de Jenet Jacob Erickson, titulado “Necesitamos niños, por ellos, pero también por nosotros” (aquí, en inglés). Me sorprendió con una salida que no esperaba. La autora, profesora de la Brigham Young Universityde Salt Lake City, en Utah, Estados Unidos, empieza explicando la importancia de los padres para los hijos, pero pasa enseguida a explicar la importancia de los hijos para los padres.

Padres con hijos, dice, viven más años, ganan más dinero y, sobre todo, cambian su carácter, según la autora, por causas neuropsicológicas, “mejorando ciertas capacidades cognitivas que son importantes para ayudar a los hijos a sobrevivir y a prosperar”. Y aquí viene lo que me llamó la atención: a raíz de su experiencia como madre, “lo que me sorprendió, dice, es cómo hacer de madre abrió mis ojos a mí misma y a las muchas debilidades que yo conocí y que debía cambiar. Como madre, no puedo fingir la amabilidad, la paciencia, la organización, la disciplina y la humildad durante todo el día”.

Sigue diciendo que le llamó la atención la cantidad de impenetrable egoísmo que encontró en su corazón. “Nuestro reconocimiento de la dependencia de los hijos y de cómo nos necesitan es precisamente lo que nos hace arrepentirnos y tratar de hacerlo mejor y de dar lo mejor. En nuestros esfuerzos para cuidarles vemos cuán lejos hemos caído de lo que ellos realmente necesitan, lo que nos invita a buscar humildemente lo mejor para ellos”.

“En nuestra cultura actual no solemos hablar de los hijos como una ‘brújula’ irremplazable. Hablamos mucho de lo caros y agotadores que son (…) Pero lo cierto es que necesitamos a los hijos. Los necesitamos porque necesitamos que nos cambien. Necesitamos lo que nos enseñan cuando les criamos, porque nos revelan a nosotros sobre nosotros mismos y sobre el cambio que nos conviene”. Un formidable alegato en favor de la maternidad y paternidad que a mí me ha hecho pensar sobre las relaciones sociales.

Porque, con diferencias de escala, todos podemos encontrar los mismos retos en nuestras relaciones con los demás, que nos enseñan lo egoístas que somos, el cambio que necesitamos y la importancia que darnos a los demás puede tener para nuestro mejoramiento. Es verdad que, en la maternidad o paternidad, esto tiene otra dimensión, por el amor que los hijos suscitan. Pero, como digo, es una cuestión de escala: todos necesitamos cambiar, y a todos nos viene muy bien que los demás nos “inviten” a cambiar, haciéndonos pensar sobre nosotros mismos.

Claro que para ello hace falta, como la profesora Erickson señala, ser humildes, plantear nuestra vida como un servicio y no como un conjunto de derechos, y pararnos a pensar cómo son nuestras relaciones con los demás, no solo para preguntarnos si obtenemos todo lo que esperamos (¡pobre visión individualista!), sino para preguntarnos si damos todo lo que debemos. Porque esto último es lo que nos transforma. Y no nos hace más desgraciados.

 

True Romance

More than 50 years together started with a year apart

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Back in 1962, a logistical issue or two got in the way of Mike Maus dropping on one knee to propose to Coralinn Tuttle.

First, he was stationed in Germany and she was attending college in New Jersey. Maybe he could have popped the question from the only phone on his floor of the bachelor officers’ quarters. But, he recalls, overseas calls cost a nickel a second.

So he wrote her a letter and enclosed an engagement ring.

“He’s very good with letters,” Coralinn says.

“I can write,” says Mike matter-of-factly. “I thought it was a very good letter. I was very much in love. All you had to do was express that and away you went.”

She said yes, obviously, but she wouldn’t put the ring on her finger until she talked to him.

“He could have been out in the field,” she says. “I didn’t really know. It wasn’t instantaneous speaking as we have now. It was leaving a trail of messages.”

There’s something romantic about that, isn’t there? There was no tweeting their engagement to the world. No Facebook posts with a million likes. No texting emoticons to each other. It was just two young people an ocean apart, linked by that letter and dozens of others exchanged during the year.

They’d met a couple of years earlier on a blind date. Mike was a senior at the United States Military Academy at West Point, where Coralinn’s father was dean of the military psychology and leadership department. She was a high school senior.

They were, Mike says, “very much taken with each other.”

After West Point graduation, he stayed in the U.S. for a year to go through airborne, ranger and artillery training school. She began attending Rider College, where he’d drive as often as he could to see her. Then he was transferred to Germany.

As fate would have it, her father received an assignment in Oberammergau, Germany, where the family moved in June 1963. Nepotism rules kept her from working with her dad, so she found a job as a legal secretary with the U.S. Air Force — “happily,” Mike says, “near where I was stationed.”

They married on April 4, 1964, and stayed in Germany for a year, where the first of their three children, Mike’s namesake, was born. Their two daughters, Cynthia and Christine, are Little Rock babies, born in Mike’s home state.

“You can take the boy out of Arkansas,” Coralinn says, “but not for very long.”

Mike left the Army and began working for Southwestern Bell and later AT&T, and was transferred just about as much as Coralinn’s career Army dad had been. The couple lived in Pine Bluff and Little Rock, Ark.; a time or two in Dallas; twice in New Jersey. When Mike retired at age 58, they settled in England.

Then Mike’s dad passed away. His mother and sister were in the Dallas area, so Mike and Coralinn moved back to Texas to be close to them. They settled in McKinney 15 years ago, living in their ninth house since they married. But they don’t exactly stay put. They go to Nuevo Vallarta, Mexico, and to Hawaii for a couple weeks every year. They’ve been all over the world. Next up? Africa for a photographic safari, shooting pictures to add to the 19,000 they’ve shot in the past 15 years.

They also do a lot of volunteer work, primarily at their church. Coralinn attributes their camaraderie and happiness to their stong Catholic faith.

“You have to have faith in God,” she says. “As long as we do good things and make measured decisions, things will be fine. I had breast cancer in 2000. My husband and family and friends and great doctors and the grace of God got us through that.”

Says Mike: “She’s a first-born and I’m a first-born, so there’s a push-pull about who’s in charge.”

“We’ve learned to relinquish times we’re not in charge,” Coralinn says.

Marriage, she says, “takes a lot of love and sincerity.”

“A good sense of humor,” Mike says. “Some tolerance.”

“And faith,” Coralinn says again. “You have to have a lot of faith in the person you’re considering marrying. You have to know he or she has your best interest at heart and loves you more than life itself. You have that hope this is the person you’ll marry for a lifetime. You have enough faith they’ll support you through all things.”

Nominate a couple for True Romance: contact lgarcia@dallasnews.com.

200 cumpleaños de Don Bosco

Roma celebra el 200 cumpleaños de Don Bosco

Congreso histórico Internacional sobre la vida del fundador de los salesianos

San Juan Bosco

En Italia y en varios países del mundo se festejará el bicentenario del nacimiento de Don Giovanni Bosco, el santo italiano educador y pastor de la juventud. Para la ocasión se realizará un congreso histórico Internacional en el Salesianum de Roma desde el 18 al 23 de noviembre. 
 
El evento tiene como lema, desarrollo del carisma de Don Bosco (1815-1888) hasta la mitad del siglo XX. El programa esta divido en tres jornadas de estudio sobre la historia de la obra del fundador de los salesianos y del encuentro en los oratorios parroquiales. Además, se estudiará la obra, la pedagogía y la espiritualidad salesiana. 
 
La organización tiene previsto profundizar en dos medias jornadas “el horizonte de la actualidad del carisma de Don Bosco”. Al congreso participarán salesianos y representantes eclesiales de varias nacionalidades. 9 ponencias se presentarán en las mañanas y 38 grupos trabajarán en encuentros en pequeños círculos en la tarde. 
 
En ocasión del encuentro internacional se lanzarán las publicaciones: “Fuentes salesianas”, “Epistolario de Don Bosco” y “La historiografía salesiana entre estudios de documentación en la historiografía post Concilio Vaticano II”. 
 
Para saber más del evento visitar: www.bicentenario.donboscoitalia.it