Le pidió a Chiquitunga el milagro

Llorando y con los brazos abiertos

 

La obstetra que rezó a Chiquitunga y participó en la reanimación del bebé cuenta cómo ocurrió el milagro

La historia ocurrió hace 15 años. La madre sordomuda cayó al hospital con su marido sordomudo y un embarazo visiblemente avanzado. Venían de Nueva Germania, aquella colonia que en el siglo XIX la hermana de Friedrich Nietzche soñaba con su marido en convertir en modelo de superioridad alemana, pero que la historia reconvirtió en un pueblo yerbatero. En el Hospital de San Pedro del Ycuamandyyú constataron, gracias a un papel en el que se registraba una única consulta, que el embarazo estaba pos-término. Es decir, la mujer, Liz, ya debiera haber dado a luz.

Inmediatamente, en el nosocomio practicaron una cesárea, y el niño nació sin signos vitales, con un cordón umbilical ya en estado de descomposición. Inmediatamente, comenzaron las maniobras de resucitación, que suponían primero quitar el líquido amiótico que el niño había tragado para la liberación de las vías respiratorias. Los minutos pasaban.

La obstétrica Blanca Duarte sabía que de un momento al otro debía ir a comunicarle la triste noticia a los padres. “Se trajeron tres balones de oxígeno en el lapso de 20 minutos. Luego viene llegando el anestesista con el suyo y hace el mismo procedimiento, y es entonces que, llorando y con los brazos abiertos, le pido a Chiquitunga que interceda a su favor para que obre el milagro de la vida”, cuenta Duarte al diario ABC, de Paraguay. Tras casi 40 minutos de maniobras, y la oración de Duarte, el niño mostró signos vitales. Ángel Ramón, pese a cualquier pronóstico, hoy lleva una vida absolutamente normal. Estudia, y cuando puede, trabaja.

La prensa paraguaya habla de Duarte como la obstetra detrás del milagro. Y lo es. Porque el milagro obrado por intercesión de Chiquitunga, a la que invocó Duarte en ese momento de tensión, da al Paraguay su primera mujer beata.

Se trata de la carmelita María Felicia Guggiari, quien como religiosa adoptó el nombre de María Felicia de Jesús Sacramentado, pero popularmente se la conoce como Chiquitunga. Nacida en Villarrica en 1925, María Felicia vivió una intensa vida apostólica desde niña, principalmente acompañando niños en la catequesis, jóvenes trabajadores y universitarios, pobres, enfermos y ancianos desde la Acción Católica. A los 30 años sintió el llamado a la vida contemplativa e ingresó como carmelita descalza en Asunción, pero al poco tiempo enfermó de una hepatitis infecciosa y falleció. Tenía 34 años.

En otro artículo ya evocamos algunas de sus frases que quedaron como legado de una mujer latinoamericana extraordinaria, dueña del don de palabra, y con una inmensa sed apostólica.

Un “milagro” hizo que no muriera congelado en los Andes

Miguel Ángel Tobías, famoso por «Españoles en el mundo», relata en un libro cómo sobrevivió hace 13 años en un ascenso al Chachani, en Perú

Miguel Ángel Tobías es un todoterreno. Es productor y director de cine, aventurero, famoso por haber puesto en marcha el programa “Españoles en el mundo”; un hombre inquieto en pro de los derechos humanos que cada año saca a la palestra un producto audiovisual (documental, filme) con el que remover las conciencias de los países desarrollados para que reflexionemos y actuemos en relación con las desgracias que ocurren en el mundo: guerras, epidemias, hambrunas…

Una experiencia que debía ser contada

Mientras batallaba con éxito en sus proyectos profesionales, una espina interior le decía que le quedaba algo por hacer: le faltaba escribir un libro que relatara su insólita experiencia vivida 13 años atrás en Los Andes. Allí, en el intento de escalar el Chachani (6.057 metros de altura, a pocos kilómetros de la ciudad peruana  de Arequipa), estuvo a punto de morir y -quién sabe por qué- al final se salvó de una muerte que parecía inevitable.

Tobías es un torrente de ideas y de inquietudes. Este libro, “Renacer en los Andes” (publicado por Ediciones Luciérnaga y en venta en www.amazon.com) viene a ser un episodio más en su camino por formularse preguntas ante todo lo que ve a su alrededor. Según él, “no hay rompimiento” entre este relato y lo que ha hecho a lo largo de sus 49 años. Solo que esta vez, “alguien” lo colocó ante su propia vida y lo lanzó a vivir lo que él considera un regalo, “una segunda oportunidad”.

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Desde aquel suceso, Tobías orienta su vida a ayudar aún más a los demás, sobre todo desde su profesión en el sector audiovisual

El sentido de lo que Miguel Ángel Tobías vive desde entonces, cuando estuvo a punto de morir congelado mientras intentaba atacar la cima del Chachani, es una “misión”: la de dar amor en esta vida. “Sonará cursi, y quizás por eso tardé mucho en querer hablar sobre ello y más en escribirlo, pero es así. Sé que mi experiencia al borde de la muerte me ha servido para saber ahora para qué estoy vivo, y para tratar de que cada momento lo enfoque por ahí, por amar a las demás personas”.

En “Renacer en los Andes” cuenta el flamante escritor otras dos experiencias anteriores en las que su vida corrió peligro: las dos situadas en África, de viaje junto con dos amigos íntimos. En la primera estuvo a punto de perecer ahogado en el mar porque no calculó bien la distancia (ni la fuerza de las corrientes) para alcanzar una isla que parecía cercana. En la segunda, parece ser que sufrió un envenenamiento al contacto con alguna planta: el médico que le atendió tres días después no daba crédito a cómo había podido superar las 24 horas.

Sin embargo, así como de las experiencias africanas puede darse a sí mismo una explicación “algo lógica”, dice, acerca de cómo se recuperó, en el caso de los Andes, Miguel Ángel Tobías está convencido de que su salvación no tiene explicación humana. “Por eso me atrevo a hablar abiertamente de milagro”. Hay que leer el libro para seguir el proceso mental de un hombre que va viendo cómo quedan mermadas sus fuerzas y lucha, a pesar de que tiene la certeza de que va a morir. Sin sus amigos de expedición y sin el guía, a Tobías se le plantearon unas horas de sufrimiento: horas que le parecieron infinitas, un infierno.

No duda en llamarlo milagro

La muerte ante sus ojos; el tiempo que a veces se le echaba encima y otras se le hacía eterno, siempre jugando en su contra; la narración es la de un guerrero que incluso, una vez aceptada la muerte, decide que seguirá andando para que cuando lo encuentren sepan los hombres que murió plantando cara, moviéndose hasta el último aliento de vida. Sin embargo, “alguien” decidió que no era su momento y que Miguel Ángel debía probar esa situación para ser luego más intenso en comunicar amor a otros. “Que mi vida tenga una trascendencia, en definitiva”, dice.

No tiene reparo en hablar de “milagro” al calificar lo que le ocurrió a varios miles de metros de altura, en un paisaje de piedra y solo piedra, que por la noche alcanzaba grados bajo cero, con taquicardia, sin oxígeno y sin equipamiento adecuado ni oportunidad de mandar un mensaje.

En aquellas horas en que el Miguel Ángel Tobías turista y aventurero de 36 años, con madre y tres hermanas, con novia, se debatía entre la vida y la muerte, ese Miguel Ángel que ahora se sentía la nada en la inmensidad rezó a Dios “y desde entonces no he dejado de hacerlo”. A ese ser superior de quien aprendió las primeras nociones en una familia católica y con el que entró en diálogo para hacer varias peticiones. No le cabe duda de que recibió respuesta y de que esa respuesta no partió de sí mismo, por las razones que explica en el libro.

La familia: no podía desmoronarme por ellos

Un aspecto importante que subraya el autor es su familia, especialmente sus padres. “No me cabe duda de que ante una experiencia como la que yo pasé, cada uno nos enfrentamos a ella en función del bagaje que llevamos, de los valores. En mi caso, vengo de una familia de guerreros, de gente que ha luchado siempre: por ganarse el pan, por sacar adelante los hijos, por ser leal a los hermanos…”. Es un punto importante de los hechos, pese a que aquellas personas no estaban presentes en el momento del peligro: “No podía desmoronarme porque no podía darles ese disgusto, pensaba”. Y el libro así lo manifiesta porque, según sus palabras, “ha sido mi modo particular de honrar a mi familia”.

El prólogo no podía tener mejor firma: Nando Parrado, uno de los 16 supervivientes del accidente de avión en los Andes acaecido en 1972.

Miguel Ángel Tobías, en uno de sus rodajes por el mundo

Pero lejos de estar en promoción de su libro exclusivamente, sigue en marcha la vida de Miguel Ángel Tobías como productor y director. De vuelta de un encuentro sobre derechos humanos en la Feria del Libro de Guadalajara (México), dentro de pocos días viaja a África para rodar unas escenas del filme “Gennet Corcuera”, sobre la primera mujer sordociega que alcanzó título universitario en España. Al mismo tiempo, se estrena en todo el mundo “Rising Nepal”, que habla de la situación en esa área tras la catástrofe del terremoto de 2015.

Cuando un satánico intentó robar la Eucaristía

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Llegó hasta el cementerio…

Durante el siglo XV, en la pequeña aldea de Ettiswil, Suiza, un suceso milagroso ocurrió después de un terrible crimen. Una hostia consagrada eucarística fue robada de la parroquia local por una miembro de una secta satánica. Su nombre era Ann Vögtli y se marchó corriendo de la iglesia con la eucaristía en la mano.

No constan los motivos exactos de sus acciones, aunque son frecuentes los robos de hostias consagradas de iglesias por parte de grupos satánicos que luego las profanan. Es algo que sucede a menudo durante las denominadas “Misas Negras”, en las que se ridiculizan las misas católicas a través de extraños rituales.

Tras abandonar la parroquia, Vögtli corrió hasta alcanzar el muro del cementerio. Intentó pasarlo, pero de inmediato la eucaristía se volvió demasiado pesada como para llevarla. Vögtli confesó más tarde la siguiente historia: “Tras deslizar la mano en la estrecha puerta de hierro, agarré la gran Hostia. Pero en cuanto crucé el muro del cementerio, la Hostia se volvió tan pesada que ya no era capaz de cargarla más tiempo. Incapaz de avanzar o retroceder con ella, arrojé la Hostia lejos de mí, cerca de una valla entre las ortigas”.

Una joven descubrió la eucaristía en las ortigas, pero la hostia se había transformado en algo que parecía una flor. Explicó que “la Hostia robada [se había] dividido en siete Secciones. Seis de las Secciones formaban una flor similar a una rosa y una gran luz las rodeaba”. El párroco fue informado y pudo recoger seis de las secciones, pero la séptima era inamovible. Lo consideró un signo de que debía construirse una capilla en aquel lugar.

La hostia milagrosa fue consagrada en una reliquia en la capilla construida allí y numerosos milagros sucedieron a lo largo de los años a quienes veneraron la reliquia. La historia es un gran recordatorio del poder de Dios y su capacidad para traer un bien mayor a partir de algo horrible.

¿Pablo VI será santo?

En estudio posible segundo milagro pro-vida

 

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La Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano está estudiando el segundo milagro para la canonización de papa Montini

“Señor, yo creo, yo quiero creer en Ti.  Señor, haz que mi fe sea pura, sin reservas, y que penetre en mi pensamiento, en mi modo de juzgar las cosas divinas y las cosas humanas”, rezaba Pablo VI el 30 de octubre de 1968 en una audiencia general en la plaza San Pedro.

La fe llevó a una futura madre a pedir la intercesión ante Dios por un milagro al Papa de la encíclica Humanae Vitae, texto que defiende la transmisión de la vida. El pequeño y gran milagro se llama Amanda, una niña bella y risueña que nació el 25 de diciembre con apenas 24 semanas y 4 días de gestación.

La niña nació prematuramente tras un parto complicado, el rompimiento de la placenta y la incompatibilidad con la vida sin el liquido amniótico. Los médicos aconsejaban el aborto.

La placenta se rompe a las 13 semanas y 3 días. La madre desesperada, Vanna Pironato, no se resigna. Ella reza por un milagro en el Santuario de la Virgen de las Gracias ubicado en Brescia, ciudad natal de Giovanni Battista Montini que nace en Concesio (Brescia) el 26 de septiembre de 1897, el papa Pablo VI (1963-1978).

El aborto era una opción inminente. “Si la membrana de la placenta no se reponía, el corazón del feto dejaría de latir”, dicen los médicos que hacen lo posible para salvarle la vida.

La joven madre pidió la intercesión del beato. Lo hizo en un lugar muy especial para Pablo VI, el santuario donde maduró su juvenil vocación sacerdotal y donde iba a rezar con su familia todos los domingos.

Se trata de un Santuario dedicado a la Virgen, cuya iglesia mayor (hoy basílica) se encuentra adyacente a la casa paterna de Montini y está dedicada a la festividad mariana que se celebra cada 8 de septiembre.

El doctor Giuseppe Noia, especialista en obstetricia del Policlínico Gemelli de Roma, realiza una amnioinfusión, es decir introduce liquido fisiológico en la placenta en el lugar del liquido amniótico natural para que los pulmones de la niña puedan desarrollarse.

La mamá se traslada desde Roma al hospital de Monza para acercarla a la familia bajo los cuidados de la doctora Patrizia Vergani. Vanna recibe en su cuerpo dos amnioinfusiones, pero la segunda presenta grandes pérdidas. Amanda sorprende a la ciencia y continúa creciendo. Finalmente nace en Navidad.

Amanda viene al mundo frágil, con el peso de las 26 semanas de gestación, apenas 865 gramos, ante la incredulidad de los médicos que dudaban de su supervivencia. Su pequeñísimo cuerpo fue entubado, llevado a terapia intensiva y puesto en incubadora.

De hecho, la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano está verificando desde hace un año este caso, que de comprobarse, constituiría el segundo milagro necesario para la canonización de Papa Montini. Vanna Pironato ha vuelto al santuario mariano para agradecer. 

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El primer milagro de Montini para ser beato

¿Cuál es el itinerario para ser declarado santo en la Iglesia católica? En primer lugar, el reconocimiento de las “virtudes heroicas”; luego, se le declara “siervo de Dios”; después beato y, finalmente, santo.

De esta forma, volviendo al caso Montini, luego de pasar la evaluación de una rígida comisión médica estadounidense, se certificó el primer milagro para la beatificación relacionado también con un embarazo difícil.

En el primer caso, una mujer de California se había negado a abortar. Los médicos le insistían que lo hiciera debido a la malformación del feto y las pocas esperanzas de vida. La mujer confía su dolor a la fe. El niño se salva y nace sano.

El papa Francisco sucesivamente, el 19 de octubre de 2014, declaró beato a Pablo VI en el contexto del primer Sínodo sobre la Familia. Ya Benedicto XVI lo había declarado Siervo de Dios el 20 diciembre 2012.

De hecho, durante su reciente visita a Bozzolo, Italia, el Pontífice latinoamericano manifestó su deseo de canonizar al papa Pablo VI, reveló el director de la revista diocesana, La Voce del Popolo, Adriano Bianchi, según Il Corriere della Sera de Brescia, indicó la agencia I-media. 


Oración para obtener gracias por intercesión
del beato Papa Pablo VI

Señor, nuestra pobreza nos lleva a pedir Tu ayuda. Lo hacemos seguros de que Tu corazón de Padre está siempre dispuesto a escuchar los pedidos de Sus hijos. Se vuelve voz intérprete de nuestras necesidades el papa Pablo VI, el papa del diálogo, el papa peregrino, el Papa de la civilización del amor. Es con él, Tu siervo bueno y fiel que descansa en Tu bienaventuranza, que te elevamos nuestra súplica. Oh Señor, por intercesión del papa Pablo VI, concede Tu ayuda para obtener la gracia de ……………………………………………… Hágase, Señor, tu voluntad. Padre, Ave María, Gloria.

Fátima: Pastorcillos Francisco y Jacinta serán santos

Firma el Papa

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Decreto sobre milagro realizado por pastorcillos que vieron a la Virgen en Fátima

En Aljustrel, pequeño pueblo situado a unos ochocientos metros de Fátima, Portugal, ya podrán sonar las campanas de alegría, lugar donde nacieron los pastorcitos que vieron a la Virgen María: Francisco y Jacinta. El papa Francisco ha firmado el decreto del milagro atribuido a su intercesión este 23 de marzo de 2017.

Francisco y Jacinta, junto con la mayor de los videntes, Lucía de Jesús Rosa dos Santos, que luego deviene monja y murió a los noventa años, fueron testigos de las apariciones de la Virgen María en Fátima en 1917.

La canonización aún no tiene fecha, pero con la noticia de la firma de los decretos del milagro, ahora la hipótesis es que la ceremonia se lleve a cabo durante el viaje del Papa a Fátima del 12 al 13 de mayo 2017.

Francisco nació el día 11 de junio, de 1908 y Jacinta nació el día 11 de marzo, de 1910. Ellos desde muy chicos construyeron lazos afectivos muy fuertes y eran compañeros de juegos y oración de Lucía, quien fue la primera que les predicó sobre Jesucristo, mientras cuidaban de las ovejas.

La Cova de Iría es el escenario de las apariciones de la Virgen que datan entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. Los privilegiados del encuentro con la ‘Bella Señora’ fueron Jacinta, Francisco y Lucía, que vivieron este acontecimiento con mucha piedad y amor por Dios.Así, eligieron de rezar y sufrir, como les anunció la Virgen María.

La biografía de los infantes confirma que se dedicaron en alma y vida a anunciar el mensaje de María no sólo con palabras sino también a través de sus obras. Ellos en su camino a la santidad fueron objeto de humillaciones, calumnias, persecuciones y hasta pagaron un breve periodo en la cárcel.

El gobierno les pidió de retractar su versión de los hechos, negando a la Virgen. Algo, que Francisco no quiso jamás hacer y en esta fidelidad a María le acompañaron siempre su prima y hermana. “Si nos matan no importa; vamos al cielo”, decían. El decreto firmado por Papa Francisco ahora los pone de camino a los altares de la santidad.

 

Asesinado por sus primos por convertirse al cristianismo, ahora le atribuyen milagros

En exclusiva, la historia de Hassan Hussein Ibrahim Hamdar, conocido como “Joseph”

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Una historia descubierta por la edición árabe de Aleteia: Hassan Hussein Ibrahim Hamdar es de Mrah Sghir, subordinada al pueblo de Bechtelida, en el distrito de Keserwan, en el Líbano.

Su padre era imán en su lugar de residencia, al igual que su tío Mohammad lo era en una región diferente. Su primo Hassan Hamdar era juez de doctrina chií.

Mohammad Bin Hassan reconcilió al pueblo de Bechtelida y sus subordinados. Esta población se unió a través del matrimonio con la dinastía husainí, que incluía a nobleza de la dinastía del imam Alí y de Fátima, hija del profeta Mohammad. Se caracterizan por llevar un turbante azul.

Hassan emigró a Beirut, Sidón y Trípoli, y luego regresó a Amchit y vivió entre cristianos. Le fue concedido el don de la conversión y del martirio.

A pesar de sufrir todo tipo de opresiones y vicisitudes en la vida, nunca ofendió ni robó el dinero de nadie. Nunca blasfemó contra nadie… Era puro.

Siempre iba a la iglesia para asistir a las celebraciones religiosas y escuchar los sermones y las enseñanzas cristianas. Sentía admiración por los cristianos y su buen comportamiento.

Y así, la gracia de Dios tocó su corazón y le ayudó a expresar su deseo de convertirse al cristianismo. Comenzó a aprender las verdades cristianas y las oraciones básicas.

Pasó parte del verano de 1918 entre los miembros de su familia y contó a su mujer su deseo de convertirse. Ella le respondió: “¡Pobre de ti! Si tus parientes se enteran de esto, sin duda te matarán de inmediato”. A lo que él replicó: “No temo esa muerte”.

Volvió a Amchit a principios de septiembre de 1918. Luego aconteció un incidente importante. El ganado entró en el monasterio de los hermanos marianitas y dejaron caer la estatua de la Santa Virgen. Por entonces, nadie osaba tocar nada en aquel lugar, puesto que estaba bajo dominación turca. Sin ningún miedo, Hassan cargó con la estatua hasta la iglesia y rezó una novena.

Todo esto sucedió el 10 de septiembre de 1918. La reina de los mártires recompensó a su piadoso sirviente ofreciéndole el don del martirio, justo un año más tarde, el 10 de septiembre de 1919…

A comienzos de febrero de 1919, en la víspera de la festividad de Nuestra Señora, pidió a un sacerdote que le bautizara lo antes posible.

Desde entonces, su conversión causó alboroto entre los chiíes, que amenazaban con matarle. Así que se llevaron a su esposa e hijo y llamaron a su hermano Mohammad para que viniera desde Baalbek; lo matarían en caso de que recibiera el bautismo.

También habían amenazado con matar a cualquiera que contribuyera a su conversión. Pero Hassan no tenía miedo de sus amenazas.

Cuando quiso comprar una túnica para Pascua, pidió que pintaran una gran cruz en el pecho. Luego, fue al pueblo vestido con ella, para que todos pudieran ver que pronto se convertiría al cristianismo.

Finalmente, en julio de 1919, acudió al patriarca maronita, que le mandó al superior de la orden maronita libanesa, en el monasterio de Al-Maunat.

El 18 de julio, muchas personas, tanto clérigos como seglares, acudieron desde Amchit y del barrio de su pueblo para acompañarle en su bautismo. Recibió el sacramento con reverencia y adoptó el nombre de Joseph, por petición propia…

El 19 de julio recibió la Sagrada Comunión después de su bautismo y sirvió a Dios yendo semanalmente a confesarse y recibiendo la Sagrada Comunión diariamente, hasta su muerte en martirio.

Día tras día, fue creciendo en virtud y cada vez pasaba más tiempo durante la noche frente a la Sagrada Eucaristía, rezando con fervor. Mientras tanto, no paraba de escuchar las amenazas continuas.

El lunes 8 de septiembre de 1919, se confesó y recibió la comunión. Al día siguiente, tras hacer lo mismo, el párroco Yousif Sibrine vino y le acompañó a su pueblo. De camino, pasaron la mayor parte del tiempo rezando el rosario.

Cuando llegaron, entrada la tarde, Joseph, tras un breve descanso, fue solo a visitar la iglesia y allí permaneció hasta bien pasado el ocaso. El párroco fue a buscarle y le encontró en oración, arrodillado frente a la puerta de la iglesia.

El 10 de septiembre, asistió a misa y recibió la Eucaristía por última vez.

Entre tanto, sus parientes supieron de su llegada, pero su hermano estaba ausente. Dos de sus primos hermanos llegaron armados y aguardaron a su regreso.

A mediodía, el párroco y Joseph tomaron dirección a Amchit y, en el camino, mujeres chiíes les imprecaron y amenazaron.

A su llegada a Zardaq, sus dos primos aparecieron y le pidieron que retornara a la religión de sus ancestros.

También le recordaron que su padre era un sheikh y que, como líder religioso, le daría una gran suma de dinero, le compraría dos vacas, le mandaría a Baalbek y le devolvería a su joven mujer y a su único hijo.

Pero le advirtieron de que se enfrentaría a la muerte en caso de negarse.

Joseph no aceptó su oferta, así que dispararon cerca de él como intimidación, dos veces. Sin embargo, como insistía en su lealtad a la fe cristiana, le mataron de un disparo en el pecho.

Durante la investigación de Aleteia en relación a esta historia, un anciano sacerdote aseguró que sucedieron muchos milagros tras la muerte de Joseph, en especial a una de las familias que conservó su túnica.

Su cuerpo fue enterrado en el lugar de su muerte, pero fue transferido la mañana del día siguiente a otro lugar para esconderlo. Hoy día, la Iglesia desconoce su paradero.

Por último, el sacerdote afirmó a Aleteia que hubo un intento de mandar su caso a Roma, en vista de los milagros acontecidos, pero el archivo fue cerrado. Todo lo que queda por hacer es rezar y esperar una señal de Dios.

El increíble milagro del Padre Pío

Un pequeño San Giovanni Rotondo de Rumania

El increíble milagro del Padre Pío que llevó a la conversión a toda una parroquia ortodoxa

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Por intercesión del Padre Pío, la madre de un sacerdote ortodoxo de Rumania quedó curada de un cáncer terminal. Tras este milagro toda la parroquia se convirtió al catolicismo. La obra del santo de Pieltrecina les ha cambiado tanto su vida que pese a las dificultades han hecho una iglesia dedicada al santo y un hospital para enfermos terminales.

Actualizado 19 agosto 2013

Javier Lozano / ReL

El Padre Pío sigue intercediendo por todo el mundo y desde el cielo continúa propiciando milagros de todo tipo. Muchos son ya los testimonios que se conocen sobre el santo de Pieltrecina por todo el mundo, algunos de ellos recogidos en libro  Padre Pío, de José María Zavala.

Sin embargo, en el caso de la familia Tudor  ha propiciado no sólo un milagro físico sino laconversión de cientos de personas al catolicismo y la ilusión de hacer un pequeño San Giovanni Rotondo en el interior de Rumanía, un país con un arraigado pasado comunista y de mayoría ortodoxa.

Víctor, un sacerdote ortodoxo

Víctor Tudor era un sacerdote ortodoxo rumano que no conocía al Padre Pío y que tras la milagrosa curación de su madre de una enfermedad incurable se pasó junto a toda su parroquia a la Iglesia Católica. Pero además, decidió ir más allá y ha conseguido construir a pesar de mil dificultades una iglesia dedicada al santo capuchino así como un hospital para enfermos terminales.

Esta historia se inicia en 2002 cuando diagnosticaron a Lucrecia, madre de Víctor, un cáncer en un pulmón. Los médicos dijeron que no era operable pues había metástasis por lo que la dieron tan sólo unos meses de vida.

El viaje de Lucrecia a Italia

Ante esta situación, el padre Víctor llamó a su hermano Mariano, pintor especializado en iconografía y que vivía en Roma. Con esto esperaba que pudiera conocer a algún médico que pudiera tratar a su madre en Italia. Finalmente, pudo llegar a contactar con uno de los mejores médicos del mundo en su especialidad y éste le dijo que la estudiaría si su madre iba a Roma.

Dicho y hecho. Lucrecia llegó enferma a Italia. Allí le vio el médico que igualmente les dijo que la operación era inútil y que sólo se podía intervenir con unos fármacos para mitigar los terribles dolores.

La madre se quedó un tiempo con su hijo en Roma para que así la pudieran hacer más controles. Mientras tanto, Mariano trabajaba haciendo un mosaico en una iglesia y se llevaba a su madre consigo. Cuando él trabajaba Lucrecia visitaba el templo y veía las imágenes.

El descubrimiento del Padre Pío

lucrecia-tudorPero hubo una que le llamó poderosamente la atención. Estaba situada en una esquina. Era el Padre Pío. La mujer se quedó impresionada y le preguntó a su hijo quién era. Éste le contó brevemente su historia y durante los días siguientes el hijo se percató de que su madre estaba permanentemente sentada frente a la imagen del santo de Pieltrecina. Charlaba con la talla como si una persona se tratase.

Así pasaron los días. Dos semanas después, Lucrecia y su hijo Mariano acudieron al hospital para realizarse una prueba. Pero para sorpresa y estupor de médicos y de ellos mismos, el cáncer terminal que sufría esta mujer rumana había desaparecido completamente.

Esta mujer ortodoxa había pedido la intercesión del Padre Pío y éste había respondido. Este hecho sobrecogió a toda la familia empezando por su hijo Víctor, sacerdote ortodoxo. «La curación milagrosa de mi madre, realizada por el Padre Pío en favor de una mujer ortodoxa, me llamó la atención», reconocía entonces este sacerdote rumano.

La conmoción en la parroquia

Ese personaje hasta entonces desconocido para él le había dejado fascinado. Empezó a leer la vida del Padre Pío y algo en él comenzó a cambiar. Le contó el milagro de su madre a sus parroquianos. Todos se quedaron admirados pues la madre de Víctor era bien conocida por ellos. “Todos conocían a mi madre y sabían que había ido a Italia para intentar una intervención quirúrgica, y que luego había vuelto a casa curada sin que ningún médico la hubiera operado”.

Este milagro transformó no sólo a la familia Tudor sino a toda la comunidad ortodoxa. Cuenta el padre Víctor que poco a poco en su parroquia se empezó a conocer y a amar al Padre Pío. “Leíamos todo lo que encontrábamos sobre él, su santidad  nos conquistaba”.

La conversión al catolicismo

Incluso la cosa iba más allá y otros enfermos de la parroquia recibieron igualmente gracias extraordinarias del Padre Pío. Sin embargo, empezaba a surgir un problema en esta comunidad pues seguían siendo ortodoxos y eran devotos de un santo católico contemporáneo.

Por ello, el padre Víctor y su parroquia con casi 350 personas decidieron hacerse católicos. Hoy pertenecen al rito greco-católico de Rumania. Sus vidas se habían transformado pero al igual que el Padre Pío vivió numerosas dificultades ellos también habrían de experimentarlas a la hora de vivir su nueva fe.

En una reciente entrevista en Padre Pío TV, Víctor Tudor cuenta que tuvieron“numerosas dificultades” para ser católicos pues la conversión en este país ortodoxo con pasado comunista era bastante compleja. Problemas con los políticos, la Policía…

Un nuevo templo en Rumania

Pero no se desanimaron y pese a las trabas decidieron ir incluso más allá y construir una iglesia dedicada al Padre Pío. El templo está ya prácticamente construido y ha sido otro milagro del santo capuchino.

Los fieles, en gran medidas muy humildes, colaboraron en la construcción. Mientras tanto, celebraron misa en la calle pese a las gélidas temperaturas invernales. Y a ello había que sumar las enormes trabas burocráticas. El Padre Víctor, desesperado acudía a su obispo ante tantos problemas y éste siempre le respondía: “esto es de Dios y todas estas cosas se resolverán”. Así, de repente un obispo les pagó el terreno de la iglesia. Iban ocurriendo hechos extraordinarios, que poco a poco favorecían la construcción.

Mientras tanto, el padre Víctor acudió a Roma junto a su hermano para pedir también ayuda para esta iglesia. Allí se encontró con otro obispo al que contó sus problemas. “¿Qué patrón tendrá tu iglesia?”, le preguntó el prelado. Tras responder que el Padre Pío, este obispo sonrió y le tranquilizó diciendo que “el Padre Pío te hará la iglesia él solo”.

El hospital dedicado al santo

Ahora el templo es ya una realidad y para el padre Víctor es otro milagro. “He sentido que el Padre Pío me ha ayudado a mí, a mis fieles y en otros países e iglesias. Es un signo de la fe”, afirma. 

Aún así, este sacerdote rumano no se ha quedado tranquilo y siguiendo los pasos del santo y pidiendo su intercesión ha creado un “pequeño San Giovanni Rotondo” en Rumania trasinstaurar un hospital que atiende a enfermos terminales, gente sin recursos y ancianos abandonados. Las dificultades son enormes y falta el dinero pero Víctor cuenta con la intercesión del Padre Pío. Hasta ahora no ha fallado.

 

 

Lourdes anuncia su milagro oficial 68

Un hombre llamado Serge François, reparador de televisores

Se cura la pierna y camina hasta Santiago 1.570 kilómetros: Lourdes anuncia su milagro oficial 68

Sucedió en 2002, el Comité Médico lo investigó desde 2003; Serge François sigue sano de manera inexplicable.

Actualizado 29 marzo 2011

Pablo J. Ginés/La Razón

Es oficial y lo han anunciado el obispo de Lourdes, Jacques Perrier, y el obispo de Angers, Emmanuel Delmas: en 2002 un hombre llamado Serge François, reparador de televisores, peregrinó a Lourdes, rezó, bebió agua de la fuente, sintió un calor en su pierna paralizada por una hernia discal y de inmediato pudo caminar con normalidad.

El Comité Médico de Lourdes, compuesto por veinte facultativos, ha constatado su «súbita curación funcional, sin relación con terapia alguna y mantenida hasta la actualidad, 8 años después». François incluso fue andando a Santiago de Compostela, 1.570 kilómetros a pie, en agradecimiento.

Aunque el Comité tiene datos de 7.000 curaciones inexplicables desde 1884, la Iglesia solo reconoce 67 casos como milagrosos (68, con este). En 2008, se anunciaron 5 nuevos casos sucedidos en el siglo XXI y confirmados por la medicina moderna, como la desaparición de un linfoma mieloblástico o una hernia inguinal.

Hernia discal tras dos operaciones

Serge François, de 56, residente en Angers, había perdido prácticamente la movilidad en la pierna izquierda por una hernia discal aparecida por complicaciones quirúrgicas ligadas a dos operaciones. Peregrinó en 2002 a Lourdes y se curó instantaneamente. Además, creció su vida de fe y de oración, y hoy reza mucho por otros enfermos. Volvió a Lourdes en 2003, informó de su caso al Comité Médico y empezó el proceso de estudio del caso.

El obispo de Angers, Emmanuel Delmas, afirma en la página web del santuario que «esa curación puede considerarse una donación personal de Dios para ese hombre, un acto de gracia y una señal del Cristo Salvador». Delmas no quiere usar la palabra «milagro». Su portavoz, Vincent de Crouy-Chanel, afirma que «la palabra ha perdido algo de su valor, se usa en la vida corriente sin entender su significado». Por eso el obispo prefiere hablar de «signo de Dios».

Cinco casos del siglo XXI

En 2008 el obispo de Lourdes presentó cinco casos producidos y estudiados en el siglo XXI. Se trataba de cuatro mujeres y un hombre, entre los 40 y los 70 años de edad que, de un modo científicamente inexplicable, se habían curado de su enfermedad.

El primero de los casos era el de una mujer de 40 años que padecía una esclerosis desde abril de 1993. La enfermedad fue degenerando su salud, hasta que se le hizo necesario el uso de una silla de ruedas. El 20 de mayo de 2004, tras una peregrinación a Lourdes, la mujer en cuestión, que no era creyente, constató la desaparición de la inmovilidad en sus piernas.

Otra mujer sufrió tras la infancia una astenia que la relegó a una silla de ruedas. Acudió en seis ocasiones al santuario francés. Tras concluir su sexta peregrinación, en el año 2004, recuperó milagrosamente la salud.

El hombre, de 62 años, padecía hernia inguinal. Se sometió a dos operaciones entre 1993 y 1997 que sólo lograron empeorar su situación. En el año 2002, durante una peregrinación a Lourdes, sintió una impresión de bienestar . Desde entonces lleva una vida normal, sin necesidad de tratamiento, e incluso (como luego haría Serge François) realizó una peregrinación a pie a Santiago de Compostela.

La cuarta curación inexplicable correspondía a una mujer de 69 años. Le fue detectado un linfoma maligno, por el que recibió varias sesiones de quimioterapia. A esta enfermedad se le unió una neuralgia y una leucemia mieloblástica que le llevaron al coma. Todo desapareció tras su visita al santuario.

El último caso lo experimentó también una mujer: tras 21 años de parálisis provocada por un traumatismo del raquis cervical derivado de un un accidente de tráfico, visitó Lourdes y recuperó totalmente su salud el 15 de agosto de 2004.