Texas y la niña mexicana en ambulancia que es “sospechosa”

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Así lo dieron a entender las autoridades federales de migración que la siguieron durante todo su trayecto

Rosamaría Hernández (10 años de edad) tiene parálisis cerebral. Fue detenida por autoridades federales de migración en el Estado de Texas (Estados Unidos) tras haber pasado el puesto de verificación de la Patrulla Fronteriza, en su camino a un hospital, para someterse a una cirugía de emergencia de la vesícula biliar.

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Detenida y custodiada

La ambulancia que portaba a la pequeña –que fue llevada ilegalmente por sus padres a los tres meses de edad a vivir a la ciudad de Laredo (Texas) para que tuviera mejor atención por su parálisis cerebral—hacía una transferencia de un centro médico de Laredo a otro más especializado en Corpus Christi cuando, a las 2 de la mañana del pasado martes 24 de octubre, fue detenida por los agentes de la Patrulla Fronteriza, según ha relatado a The New York Times, la familia de Rosamaría (quien nació en la vecina ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, Tamaulipas, México).

Los agentes federales de inmigración dejaron continuar a la ambulancia hacia el Hospital Infantil Driscoll de Corpus Christi, pero la siguieron el resto del camino y varios de ellos esperaron fuera de la habitación de Rosamaría hasta que fue dada de alta por el personal médico que la operó.

Para el miércoles 25 por la tarde, siempre de acuerdo a las versiones de la familia y de los abogados que han tomado el caso, “los agentes de inmigración la llevaron a una instalación en San Antonio donde los niños migrantes que llegan solos a Estados Unidos desde América Central generalmente son retenidos, a pesar de que sus padres (de Rosamaría), que carecen de estatus legal, viven a 150 millas de distancia en Laredo (Texas)”.

El que hayan puesto a Rosamaría allí en el centro de detención de niños viajando solos desde Centroamérica, en la cercanía de la ciudad de San Antonio, destaca las circunstancias inusuales de su caso: el gobierno federal mantiene centros de detención para inmigrantes adultos que planea deportar, instalaciones para familias que llegan juntas a la frontera y albergues para niños que vienen por sí mismos, conocidos como “menores no acompañados”.

Pero es raro, si no increíble, que un niño que ya vive en los Estados Unidos –como Rosamaría Hernández, desde los tres meses de edad- sea arrestado, particularmente un menor con una condición médica grave (parálisis cerebral) y en recuperación (de una cirugía de emergencia en la vesícula).

Como si fuera miembro de una pandilla

Los agentes migratorios han, sin embargo, detenido a algunos adolescentes quienes les resultan sospechosos de ser miembros de pandillas como la MS-13, una pandilla con raíces en Los Ángeles y en El Salvador a la que tanto el presidente Donald Trump como el Abogado General de la Nación, Jeff Sessions han condenado repetidamente. Pero el asunto de Rosamaría nada tendría que ver con una pandilla o mara salvadoreña…

La política migratoria del presidente Trump, en general, se ha endurecido en todo el país y ha eliminado todas las disposiciones que había tomado la administración del presidente Obama para la deportación, solamente, de aquellos inmigrantes no autorizados que recién llegaban al país o de quienes tuvieran antecedentes criminales.

Entre el día de la inauguración del mandato de Trump (20 de enero de 2017) y principios del mes de septiembre, los arrestos de inmigrantes, según el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) han aumentado 40 por ciento con respecto al mismo período de 2016.

“El hecho de que hayan gastado tanto tiempo y recursos para seguir a esta chica, tratarla como si fuera el criminal de más alta prioridad que haya pisado esta tierra, la forma en que la tratan, es más allá de lo que es una niña de 10 año; los niños con necesidades especiales deben ser tratados de manera diferente”, dijo Priscila Martínez, una activista de inmigración del Workers Defense Action Fund, que está ayudando a planificar mítines para Rosamaróa en Laredo y Corpus Christi.

El caso de Rosamaría es, quizás, “el ejemplo más extremo en la memoria reciente de un dilema que acecha inmigrantes no autorizados que viven en el Valle del Río Grande, al sur de los puestos de control de la Patrulla Fronteriza: obtener atención médica especializada a menudo requiere ir a médicos y hospitales más al norte, pero cruzar los puntos de control podría significar detención y deportación”, termina diciendo el reportaje del rotativo neoyorquino.

Con información de The New York Times

Guadalupe y re-cristianizar Estados Unidos

Es la llave para entender (y transformar) nuestro tiempo

El corazón de Estados Unidos, es mariano; Nuestra Señora de Guadalupe es la “llave”, el camino, la mensajera para entender no ya el mundo de la Conquista española ni el de México en 1531, sino para poder entender la sociedad que habitamos, nuestra sociedad “post-cristiana”. Y transformarla en el amor.

Este podría ser un apretado resumen de la extensa conferencia que dictó el arzobispo de Los Ángeles (California), José Horacio Gómez, el pasado 27 de julio durante su intervención en la 7ª Conferencia Anual de Verano del Instituto Napa y cuyo tema fue la des-cristianización de Estados Unidos.

Tras recordar tanto su historia personal (nacido en Monterrey, México, todas las vacaciones iba con su familia a la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México) como la historia de las apariciones al indígena San Juan Diego, en aquél diciembre de 1531, en el cerro del Tepeyac, el arzobispo de Los Ángeles subrayó que Guadalupe tiene la “llave” para entender los tiempos en que vivimos.

Al mismo tiempo, Guadalupe es un camino de respuesta a la pregunta sobre cómo vivir la fe católica y llevar a cabo la misión de la Iglesia en una sociedad *post-cristiana*. Una sociedad que cada día es cada vez es “más hostil” a los valores del Evangelio.

Para el también vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), en su país (se nacionalizó ya como ciudadano estadounidense) la Iglesia católica enfrenta “una agenda agresiva y organizada por grupos de élite” cuya finalidad es eliminar la influencia del cristianismo en todos los ámbitos de la vida social.

Para muchos, abundó el arzobispo Gómez, las creencias y la fe son etiquetadas como expresiones de “odio e intolerancia”. Pero, como nadie tiene “el lujo” de elegir el tiempo en el que vive, la pregunta es: “¿Cuál es el camino que Jesucristo quiere que sigamos en este momento de la historia de nuestra nación?

El camino de regreso

No hay que inventar demasiado: el camino como quiere Dios que formemos nuestros tiempos, comenzó en 1531: con la aparición en Guadalupe. Este acontecimiento no fue casual. “No hay coincidencias en la Providencia de Dios. Nuestra Señora no apareció sólo para el pueblo mexicano. Sus intenciones eran continentales y universales”, dijo el arzobispo californiano.

En otras palabras Guadalupe, la Madre de Dios llegó a ser la Madre de las Américas. Guadalupe es el verdadero “evento fundacional” en la historia de Estados Unidos y de todos los países del continente: en el norte, en el centro y en el sur. “Todos somos hijos de Guadalupe”, recalcó.

El lugar de sus apariciones y su “casita” del Tepeyac, hoy convertido en Basílica, fue el centro neurálgico de la misión en América y en Asia. San Junípero Serra, al llegar a las costas de México, caminó de Veracruz a la Basílica de Guadalupe, consagró su vida y su misión a la Virgen y salió a evangelizar las californias en su nombre.

Eso es lo que los cristianos necesitan hoy hacer: consagrar sus vidas y la misión de la Iglesia a la Virgen. “Creo, dijo monseñor Gómez, que esta es la respuesta a los desafíos que enfrentamos ahora en nuestra cultura. El camino a seguir para nuestra Iglesia –ahora, en este momento- es *regresar* a Guadalupe”.

Y más adelante señaló que para seguir el camino que la Virgen propone; el camino para construir una nueva civilización del amor y la verdad en las Américas, hay que tomar en cuenta al menos cinco temas que sugieren prioridades y direcciones para la Iglesia: vocación, educación, vida, cultura y familia .

Claves para transformar a la sociedad

En el corazón del acontecimiento guadalupano hay una historia sobre la *vocación* personal y la misión. Guadalupe le pide a San Juan Diego una “casita”, un santuario que sea un encuentro con Dios en el amor, la compasión, la ayuda, el consuelo y la salvación. “Este es un hermoso resumen de la misión de la Iglesia y el propósito de nuestra vida cristiana”.

La segunda lección de Guadalupe, exclamó el vicepresidente de la USCCB, es la *educación:* “necesitamos enseñar el conocimiento y el amor de Jesucristo”. Como con San Juan Diego, nuestra enseñanza consistirá en ayudar a la gente “a ver que nuestras vidas están conectadas, parte del hermoso misterio del plan de Dios de la creación”.

Más adelante dijo que Santa María de Guadalupe apareció como un icono de la nueva *vida*, como una mujer que lleva a un niño. Se presentó como la Madre de todos los vivos. El “santuario” que Nuestra Señora quiere que construyamos en las Américas es una nueva civilización, una cultura que celebra la vida y que la protege desde el principio hasta el final, pues “cada vida es preciosa y una imagen del Dios viviente”.

En cuarto lugar, el arzobispo Gómez indicó quela imagen misma de Guadalupe recuerda que la Iglesia fue establecida para ser la vanguardia de una nueva humanidad y una nueva civilización, una familia de Dios, de todas las razas, de todas las naciones y de todas las lenguas, es decir, de una nueva forma de *cultura*, en la que no importa cómo somos o de dónde venimos: todos somos hijos de Dios y su madre, nuestra madre..

Finalmente, recuperando el modelo mismo de la familia de San Juan Diego, el prelado subrayó que Guadalupe, vino entre nosotros como la Madre de la *familia* de Dios en las Américas. “Necesitamos ser modelos para una cultura que está confundida. Tenemos que proclamar, por nuestro ejemplo más que por nuestras palabras, la hermosa verdad sobre la persona humana y el amoroso plan de Dios para la creación y la familia”.

El corazón de las Américas

En la conclusión de su conferencia, el arzobispo Gómez recordó que San Juan Pablo II llamó la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe “el corazón mariano de América”. El Papa Wojtyla “entendió que la misión y el significado de América es continental, universal”.

Las naciones de las Américas trazan toda su fe a la venida de la Virgen en Guadalupe. Compartimos –dijo monseñor Gómez– una historia común de orígenes. Y estamos unidos en un destino común en el que “cada uno de nosotros forma parte de esa historia, parte de la gran misión de América que comenzó con la visita de la Virgen de Guadalupe”.

La Iglesia en Estados Unidos tiene la responsabilidad de continuar la tarea que la Virgen dio a San Juan Diego. Para “construir un santuario” con la vida de quienes la conforman. Construir una sociedad que glorifique a Dios y sea digna de la dignidad de la persona humana. Lo que Nuestra Señora dijo a San Juan Diego, ahora le dice a cada corazón cristiano: “Tú eres mi embajador, digno de mi confianza”.

Estados Unidos tiene la culpa del narcotráfico

Sorprenden hombres clave del gabinete de Trump

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Realizan una declaración sin procedentes

Era un secreto a voces.  Un secreto que no era ningún secreto.  Pero hacía falta que lo aceptaran (y lo asumieran) los políticos del otro lado de la frontera norte de México.  Y, finalmente, llegó.  Sí, en efecto, Estados Unidos tiene grande culpa en el narcotráfico y, por ende, en los muertos de la guerra en su contra de México.

Declaración sin precedentes

Lo dijeron en Washington –durante una conferencia de prensa conjunta el viernes pasado– los secretarios Rex Tillerson y John Kelly, respectivamente secretarios de Estado y de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quienes, junto con el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray y el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, sostuvieron una ronda de conversaciones sobre temas de seguridad.

“Como estadunidenses tenemos que reconocer que somos el mercado para estas actividades (consumo de droga), pero si no fuera por nosotros, México no tendría este problema, así que tenemos que reconocerlo”, dijo el secretario de Estado de Rex Tillerson.  Más adelante subrayó que el problema (del narcotráfico) “requiere un plan de reducción de la demanda de droga” en su país.

Por su parte, el encargado de la seguridad en Estados Unidos, John Kelly coincidió con Tillerson y señaló que se reducirían las ganancias de los cárteles de la droga “si los estadunidenses entienden que el consumo de las drogas termina en la pérdida de vidas de periodistas, de policías, soldados, jueces y fiscales de la región, en especial de México”.

El periódico mexicano *Excelsior *señaló en su edición del viernes pasado que “no hay precedente de un pronunciamiento así de contundente por parte de dos secretarios estadunidenses en un mismo acto”.  De hecho son muy contados los antecedentes de funcionarios de alto rango de Estados Unidos reconociendo su enorme culpabilidad en caso como los de México y Colombia.

La demanda interna de droga procedente de los cárteles de México es enorme, y se ha visto favorecida cuando estados como Colorado han legislado a favor de legalizar “el uso lúdico” de marihuana.  Y esto viene ligado al “negocio” de las armas que usan los cárteles mexicanos, en su mayor parte procedente de Estados Unidos y que ha provocado casi 100,000 muertes de mexicanos en los últimos diez años.

Hacer frente a la demanda

El secretario Kelly sentenció Estados Unidos es “un imán” para las drogas debido a la demanda de muchos adictos, y admitió que son “nuestros amigos en México quienes más sufren el peso de la violencia” del crimen organizado. “Lo primero que tenemos que hacer, porque es la fuente de todos los problemas, es hacer frente a la demanda en Estados Unidos”, sostuvo Kelly.

“Si los estadunidenses entienden que el uso de drogas termina en pérdida de vidas de periodistas en la región, en particular ahora en México, oficiales de policía, soldados, jueces, fiscales, si los estadunidenses que usan drogas entienden, y dejan de hacerlo, se reducirá significativamente el dinero proveniente de las drogas y en consecuencia las ganancias que genera Estados Unidos”, continuó diciendo el responsable de la seguridad nacional del gobierno de Trump.

Sobre este tema Kelly defendió el muro fronterizo de 3,000 kilómetros que se ha empeñado en construir la administración Trump pues, afirmó, éste funcionará para “frenar” el tráfico de drogas, aunque también dijo que podría usarse mejor tecnología.

Sin embargo, Kelly fue preciso en señalar que lo más necesario es llevar a cabo un programa integral de reducción de la demanda de drogas en su país. “Nunca llegaremos a cero, pero podemos reducir la cantidad de drogas que se consumen en Estados Unidos”, añadió.

“Hoy hemos identificado nuevas estrategias (contra los cárteles), con un énfasis en los flujos de efectivo. Atacaremos sus medios de producción, su flujo de efectivo y su producción de armas. Los esfuerzos del gobierno de Trump (…) no han hecho más que empezar”, resumió el encuentro de alto nivel el secretario de Estado Rex Tillerson.

Muere Mark Zwick

Un padre para los inmigrantes hispanos en Houston

Un hombre y un profeta extraordinario: «El día en que empecemos a preguntarle a la gente con hambre si son legales, será el día en que el Evangelio será negado»

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La hermosa vida tiene asombrosas coincidencias. Llegada la noche del viernes 18 de noviembre, tras una larga jornada de trabajo, me dispuse a leer, como cada dos meses, la publicación Trabajador Católico de Houston, el modesto boletín editado en inglés y español por Casa de Hospitalidad Juan Diego.

El mensajero que me lleva la correspondencia a la oficina, me había dejado cerca de las tres de la tarde el sobre amarillo, inconfundible, del periódico editado por los animadores de la Casa Juan Diego, Mark y Louise Zwick; periódico en el que, de cuando en cuando, publicaban textos de Aleteia sobre inmigración y derechos humanos, siempre pidiendo permiso.

Antes de sentarme a leer la carta de Navidad que llevaba en la portada de este número octubre-diciembre de 2016, consulté los últimos correos en la pantalla de mi teléfono móvil. Había uno de Casa Juan Diego, para su publicación inmediata: “Mark Zwick, fundador de Casa Juan Diego, abogado de los indocumentados y los pobres, muere a los 88 años”.

Comprendí, entonces, el otro artículo de portada del Houston Catholic Worker, firmado por el mismo Mark: “Refugee work must continue” (“El trabajo con refugiados debe continuar”). Presentía su muerte. Y dejaba un legado a los que vienen: “A pesar de lo que transpiran las noticias, el trabajo con refugiados debe continuar. No podemos dejar de ayudar a una madre a encontrar a sus hijos; un hermano a su hermano; un esposo a su esposa. El día en que empecemos a preguntarle a la gente con hambre si son legales, será el día en que el Evangelio será negado”.

Y más adelante, señalaba: “Los cristianos ya no pueden dejar de seguir sus obras de misericordia como no se puede dejar de respirar. La solución probablemente sea hacer el trabajo con los refugiados en secreto, en el espíritu del Evangelio”. Casa Juan Diego tenía este ejemplo; en secreto, sin adquirir un nombre espectacular, sin desafiar a nadie: un santuario público y privado, para los más pobres: los inmigrantes.

No lo conocí personalmente. Lo entreviste alguna vez por correo electrónico. Supe que estaba aquejado del mal de Parkinson. Que era un hombre muy mayor. También supe que hace 36 años convirtió un edificio en ruinas en la avenida Washington, en la ciudad de Houston (Texas), en un próspero refugio internacional para inmigrantes y refugiados y que era una magnífica persona.

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En 1980, Mark y su esposa Louise fundaron Casa Juan Diego, una casa de hospitalidad del movimiento del Trabajador Católico donde miles de refugiados llegaron a Houston durante las guerras civiles en Centroamérica y en la Casa de Hospitalidad encontraron un puerto seguro.

Años después, Casa Juan Diego se expandiría para incluir diez edificios y convertirse en la luz para los inmigrantes huyendo de la violencia y la pobreza. Su nombre se hizo famoso entre los caminos que llevan a la frontera de Texas y México.

“Inspirados en el Sermón de la Montaña, los métodos de los santos católicos, y en los fundadores del movimiento del Trabajador Católico, Dorothy Day y Peter Maurin, Casa Juan Diego ofreció comida, refugio, ropa, cuidado médico, y una amabilidad poco común a los migrantes que no tenían a donde ir y con pocos lugares a los cuales recurrir para pedir ayuda”, dice con alegría cristiana y reverencia la nota necrológica preparada por sus amigos.

En ella se cuenta lo esencial, que a lo largo de los años, más de 100,000 hombres, mujeres y niños indocumentados pasaron al menos una noche en Casa Juan Diego. El centro continúa ofreciendo hospitalidad y servicio médico, y provee comida gratis a alrededor de 500 familias cada semana. Además, ofrece ayuda financiera, cuidados personales para hombres y mujeres incapacitados y un largo etcétera.

“Don Marcos” le decían los hondureños, los salvadoreños, los guatemaltecos, nicaragüenses y, por supuesto, los mexicanos, que veían en él la misericordia de Cristo encarnada en obras eficientes.

“Mark pasó los últimos 35 años de su vida practicando diariamente las obras de misericordia en Casa Juan Diego. Dio la bienvenida a huéspedes inmigrantes y distribuyó comida y ropa a los pobres. Escuchó las necesidades, alegrías y tragedias de los enfermos y los heridos, los paralíticos, los maltratados, las embarazadas, y las personas sin hogar en una tierra extraña y encontró la manera de ayudar a cada uno”, termina diciendo el comunicado de Casa Juan Diego.

En el último de los periódicos bimensuales, el que me llegó el día de hoy viernes que escribo la nota, anunciando que don Marcos estaba muy enfermo, la trabajadora voluntaria de Casa Juan Diego, Sofía Rubio, escribió: “Agradezco a Dios y a la Virgen de Guadalupe el haberme permitido conocer a Marcos, el gran ejemplo de santidad en lo cotidiano”.

¿Cuántos de nosotros podríamos aspirar a que se dijera eso de nuestra vida? Descanse en paz don Marcos.

Madre Teresa será canonizada el 4 de septiembre

Papa Francisco firmó los decretos: el cura Brochero y Sánchez del Río subirán juntos a los altares el 16 de octubre

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El papa Francisco firmó este martes 15 de marzo los decretos para la canonización de Madre Teresa, el adolescente mexicano mártir José Sánchez del Río y el sacerdote argentino José Gabriel del Rosario Brochero.

La Sala de Prensa de la Santa Sede informó que el Papa presidió esta mañana el Consistorio Público Ordinariopara la canonización de cinco beatos. La beata Madre Teresa será canonizada en una ceremonia única  que se realizará el domingo, 4 de septiembre.

El beato Sánchez del Río, y el cura Brochero subirán a los altares juntos el domingo 16 de octubre. La nota no indica los lugares de la ceremonia.

Además de los ya mencionados, están en la lista: la religiosa sueca María Isabel Hesselblad, quien refundó la orden del Santísimo Salvador de santa Brígida; y el sacerdote escolapio polaco Estanislao Papczynski, fundador de la Orden de Clérigos Marianos de la Inmaculada Virgen María. Estos dos últimos beatos, serán canonizados antes, el 05 de junio de 2016.

Madre Teresa

El pasado 17 de diciembre, el Papa había aprobado el decreto de la intercesión de la beata en el milagro de curación total e inexplicable de una hombre brasileño antes enfermo de un tumor al cerebro.

Madre Teresa de Calcuta, con su nombre de pila Anjeze Gonxhe Bojaxhiu, nacida en Albania (Skopje 1910 – Calcuta, 1997), fue beatificada por Juan Pablo II el 19 de octubre de 2003.

El Papa en el Ángelus pasado recordó a la próxima santa, al mencionar a las cuatro hermanas Misioneras de la Caridad asesinadas en Yemen.

“Rezo por ellas y por las otras personas que murieron en el ataque, y por los miembros de la familia. Estos son los mártires de hoy y no ocupan las primeras páginas de los periódicos, no son noticia. Ellos dan su sangre por la Iglesia”, exclamó.


Lee Las diez frases más impactantes de Madre Teresa de Calcuta


El niño mártir será santo

El beato José Sánchez del Río, mexicano (1913-1928), mártir, laico, víctima en 1928 a sólo 15 años de persecución religiosa, será santo.

Aleteia ha narrado el milagro de Joselito realizado a una joven madre, Paulina Gálvez, que imploraba salud para su pequeña hija, Lupis, que se sanó de infarto cerebral, meningitis, tuberculosis y convulsiones, sin explicación médica.

El cura a caballo y por la sierra

En el decreto también aparece el nombre del cura argentino José Gabriel del Rosario Brochero. El Papa ya había aprobado en enero el milagro atribuido a la intercesión del beato, más conocido como el “Cura Gaucho”.

El Papa argentino canonizará el 16 de octubre al que será el primer santo nacido y fallecido en la Argentina, en una causa que tuvo un especial relanzamiento con el Año Sacerdotal en el país sudamericano.

La Iglesia aprobó la curación milagrosa de Camila, una niña que había sido brutalmente golpeada víctima por la violencia familiar en octubre de 2013 y tras meses de agonía, en enero de 2014, inició una rápida recuperación.

La bisabuela le pidió al cura Brochero que la sanara. Camila lleva hoy una vida normal.

“Nacido en 1840 en la zona de Córdoba, dedicó su vida a ir a buscar a la gente”, escribió hace menos de tres años el Papa.

Se trasladó kilómetros subido en una mula, a través de las zonas pobres, sólo para estar cerca de todo el mundo. Murió en enero de 1914 en “Villa del Tránsito’, que poco después pasó a llamarse Villa Cura Brochero.

Un sacerdote y una religiosa a los altares el 5 de junio 

Durante el consistorio celebrado esta mañana también se decretó la canonización del sacerdote escolapio polaco Estanislao Papczynski, que vivió en 1600, fundador de la Congregación clérigos marianos de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Y la de María Elizabeth Hesselblad, que murió en Roma el 24 de abril de 1957, religiosa sueca, fundadora de la congregación de las Hermanas de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida, proclamada beata por Juan Pablo II el 9 de abril de 2000.

Un niño mártir con más valor que un ejército

A las 1:26 PM, por Alberto Royo Mejía

JOSÉ SANCHEZ DEL RIO, FUERTE ANTE LOS PERSEGUIDORES

FRANCISCO JAVIER SANDOVAL OCHOA

Mucho hay que decir sobre el conflicto que hubo en México durante la época de la guerra cristera (1926-1929), que fue una sangrienta persecución hacia la fe católica, pero en esta ocasión bastará dar unas líneas breves para situarnos del ambiente que se vivía y así poder entender mejor la situación donde vivió y murió el Beato José Sánchez del Rio.

La recién redactada constitución de 1917 venía a confirmar lo que las anteriores constituciones habían consagrado y anunciado, es decir la laicidad de México y su separación de la Iglesia. El presidente Plutarco Elías Calles ordenó que ese artículo quedara claramente reglamentado, produciendo una ley absolutamente anticlerical que entre las cosas que legislaba era que se procediera a la clausura de escuelas religiosas y monasterios, se expulsara a sacerdotes extranjeros, el número de sacerdotes seria uno por cada seis mil habitantes, desaparecía la libertad de enseñanza y el derecho de educar a las personas en la fe, se prohibía vestirse de manera religiosa y cualquier acto religioso en público, entre otras más, todo lo anterior teniendo consecuencias penales. Los obispos viendo que no era posible ejercer el culto decidieron, con la autorización de la santa sede, suspenderlo, el gobierno respondió a esto haciendo a expulsar a los obispos y cerrando templos y escuelas católicas con más prontitud y violencia.

Ante esta situación un grupo de católicos buscaron armar un boicot, pedían que se gastara lo menos posible y que no se pagaran impuestos hasta que las leyes persecutorias desaparecieran y se dieran garantías para el libre ejercicio de la fe, la resistencia pacífica no tuvo éxito y en esa época comenzaron a haber asesinatos contra sacerdotes y contra católicosque pasaban a ser considerados delincuentes y traidores de la nación, los católicos al haber agotado todos los medios pacíficos, comenzaron a tomar armas y a organizarse en pequeños grupos para buscar la libertad de la Iglesia, enfrentarse al gobierno y su ejército que asesinaban al que no apostataba y que tenía un odio implacable a la iglesia y a Dios. Así nació un ejército sin nombre que las tropas oficiales, al tener los primeros enfrentamientos, llamaron con desprecio “el ejército cristero”, nombre que ese ejército tomó oficialmentecon orgullo y honor poco tiempo después.

En este contexto nació José el día 28 de marzo de 1913, en Sahuayo, Michoacán. Un niño normal que fue a la escuela en su pequeño pueblo, desde los diez años ya estaba en un grupo católico que le había enseñado a rezar y a fomentar la adoración eucarística, cuando en 1926 comenzó la guerra cristera quiso enrolarse en el ejército popular que se estaba organizando para combatir la persecución que el gobierno realizaba en contra de la Iglesia católica, él ya que había visto cómo sus 2 hermanos mayores se unían a la guerra para defender a la Iglesia, pero su madre le negó el permiso ya que tenía escasos 13 años, sin embargo José no se desanimó y continuó insistiendo, su madre acabó por acceder ante las siguientes palabras de José: “Mamá, nunca ha sido tan fácil ganarse el cielo como ahora” (http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints)

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