Jennifer López y el amor de madre

 

Para la diva del pop los hijos están siempre primero

Más allá de su carrera como cantante, bailarina y actriz, Jennifer López destaca la maternidad como lo primero en su vida y el amor de madre como uno de los tesoros más valiosos.

En una entrevista para Univisión Jennifer contó su experiencia sobre la maternidad y explicó lo que aprendió de su mamá al momento de ser madre, a comprenderla mejor y apreciarla más.

Emocionada relataba el recuerdo que tenía de su madre Guadalupe Rodríguez.

Cuando los hijos de la cantante tenían sólo 2 años de edad, ella le había dado a Jennifer una carta diciéndole “lo te sientes por Emme y Max, yo lo siento por ti”.

La actriz dijo que hasta ese momento nunca lo había pensando antes, pero las palabras de su madre la tocaron profundamente.

“Ese amor que yo tengo por ellos, donde una quiere hacer todo lo bueno para ellos, amarlos y hacer el mundo perfecto para ellos… eso es mi mamá”.

Por eso Jennifer piensa que más allá de las fricciones o conflictos que puedan existir, el amor de una madre siempre será algo único.

“Siempre hay conflicto, pero ese amor es uno en la vida”. “Ahora disfruto de ello. De adolescente me volvía loca, pero ahora pienso lo increíble que era ella”.

También marcó el valor de su mamá al pensar que la había criado a ella y a sus hermanas aun siendo muy joven y sin ayuda; una tarea para nada sencilla. “Yo tengo ayuda. Ella no tenía nada. Por eso tengo un gran respeto” (hacia ella).

Pero más allá de que Jennifer sí cuenta con gente que le ayuda hoy, su familia y una niñera cuando está trabajando, considera que la maternidad no es una tarea fácil, y más aún para una mujer que se encuentra sola.

Ante las dificultades que enfrentan muchas madres le preguntaron ¿cómo conciliaba la vida profesional con la personal? ¿cómo podía ser madre y al mismo tiempo dedicarse a lo que le gusta hacer?

Jennifer dice que aunque no sea fácil, su clave para llevar adelante la carrera con equilibrio es poner primero a sus hijos y a la familia.

“Si uno pone a los hijos primero todo va a funcionar. (…) Cuando uno termina el trabajo, no se va de fiesta ni de paseo. Vuelve a casa con sus hijos” .

Sin lugar a dudas la maternidad supone un gran cambio a cualquier mujer. Para Jennifer López es un cambio que vale la pena. “La maternidad me cambió totalmente: la manera de ver el mundo entero, la vida y el amor en todo. Ellos me salvaron”.

Carta de una actriz porno a su hijo

Aurora Snow, estrella del porno, se arrepintió de la carrera profesional que había llevado y quiso escribir un texto cuando estaba embarazada de su primer hijo

 

Hijo mío,

fichero_27115_20131007Mientras escribo esto, todavía no has venido al mundo, no debes nacer hasta mediados de diciembre. En el momento de leer esto serás lo suficientemente mayor como para navegar por Internet y tendrás la edad suficiente para que te gusten las niñas y también para saber el nombre de Aurora Snow. He temido este día desde hace muchos años y mi esperanza es que encuentres este artículo antes de tropezar accidentalmente con las fotos o vídeos que muestran a tu madre de una manera que nunca quise que vieras. Me explico.

Tu madre creció muy, muy pobre. A principios de 2000, iba a la escuela en la UC Irvine, y aunque en el instituto yo era un estudiante de matrícula de honor, que sacaba buenas notas en los exámenes, y pasaba semana tras semana rellenando solicitudes, me estaba ahogando por los préstamos universitarios. Me sentía frustrada y sentía que mi oportunidad de tener una educación superior se desvanecía, así que respondí a un anuncio en el periódico Orange County Register.

La letra negrita grande me llamó la atención: Modelos de desnudos femeninos: gana 2.000 dólares al día.

Necesitaba el dinero

No tenía vergüenza y necesitaba el dinero. Sabía a ciencia cierta que no quería una familia propia. Fue antes de que todo y todos estuvieran en internet, y pensé que podía esconderlo de mi madre, de mi padre y de mis hermanos. ¿Qué tenía que perder? Pensaba dedicarme a ello durante un año, pagar mi deuda y pasar página sin mirar atrás. No funcionó de esa manera.

La atención me hacía sentir bien. El dinero era increíble. Pero incluso con la atención nunca me sentí guapa. Yo pensaba que, en cualquier momento, se darían cuenta de que habían cometido un error y me pedirían que me fuera a casa y traerían una chica bonita al estudio. Nunca lo hicieron. Y el trabajo de posar desnuda pronto dio lugar a que alguien me preguntara si quería tener sexo delante de la cámara por dinero. Aún más dinero. Le dije que sí, y esa decisión me arrastró por el ajetreado y colorido camino del cine adulto.

Por razones que se escapan a mi comprensión, me siguieron pidiendo que hiciera películas. Pronto estaba en las carátulas, en posters e incluso en programas convencionales de televisión. Tu bisabuela fue la primera en descubrir mi profesión secreta (ella me vio en una cinta VHS en casa de su amigo), y rápidamente informó a tu abuela y a tus tíos. Pese a estar decepcionados con mi elección, nunca dejaron de amarme y permanecieron a mi lado en todo momento.

Tu abuela pensó que debía hacer algo con mi mente y no mi cuerpo. Se preocupaba mucho por mí y siempre esperaba que encontrara mi camino. Aunque nunca he hablado directamente con tus tíos, la cuestión siempre ha estado en el ambiente. Tu abuelo vivía en otro estado, y se enteró de lo que estaba haciendo cuando me vio en el programa de televisión de Howard Stern. En retrospectiva, estoy muy agradecida de haber sido una de las pocas chicas en el programa que conservó la ropa puesta. Mantenía mi sentido del decoro cuando no estaba en el estudio.

En este punto de tu vida, espero haberte enseñado la importancia de la honestidad, así que voy a ser honesta contigo. He hecho casi todo lo imaginable en mi carrera de actriz de cine adulto y si escarbaras suficiente encontrarías cosas que considerarías terribles. Honestamente puedo decir que me acerqué al cine de adultos como un trabajo y, al igual que cualquier tipo de trabajo que he tenido, lo consideré importante y lo hice lo mejor posible. A veces hacer bien mi trabajo significaba hacer cosas muy graves. Espero que nunca las veas.

El 20 de febrero de 2009 hubo un cambio radical en mi vida. Tu tío Keith tuvo un accidente de moto y se rompió el cuello, y sus dos hijos pequeños quedaron a mi cargo. No tenía ni idea de qué hacer con los niños, pero me vi obligada a aprender mientras cuidaba de tus primos durante dos años, mientras tu tío Keith se recuperaba. Durante ese tiempo, algo cambió. Sentí que algo poderoso cambiaba en mí cuando uno de mis sobrinos me abrazó, confiándome su vida y dándome su amor incondicional. De repente me di cuenta: “Mierda, quiero una familia propia”.

Me di cuenta de lo que me estaba perdiendo

Nunca creí en el amor y estaba muerta de miedo de que nadie se comprometiera conmigo. Yo era un espíritu libre que podía escoger que hacer en cada instante, pero esos sentimientos se desvanecieron cuando me di cuenta de lo que me estaba perdiendo.

Mis prioridades cambiaron. Ya no era la chica dispuesta a hacer cualquier cosa, y, en lugar de eso, me convertí en una mujer con un objetivo. Quería una familia, pero primero tenía que encontrar a alguien con quien crearla. No era una tarea fácil. Un buen amigo mío me presentó a un buen granjero del medio oeste, que también trabajaba en el sector del entretenimiento y la producción de programas de televisión. Él era cálido, encantador y muy orientado a la familia.

A pesar de que yo quería salir del mundo del cine adulto, es difícil cambiar después de dedicar una década de tu vida a tu carrera,sin importar cuál sea la carrera. Tu padre se dio cuenta del bucle en el que estaba atrapada y dijo: “Basta con pulsar el botón de eyección”. Fue un consejo que estaba lista para escuchar. Por primera vez tuve la motivación y el coraje de dejar el negocio.

Hijo, espero que este artículo te ayude a entender y te prevenga de hacer clic en mis vídeos pornográficos. Las decisiones que tomamos pueden cambiar nuestro camino para siempre de una manera que no podemos entender en ese momento. Tomé decisiones que me llevaron por un camino que muchas personas desaprueban. A pesar de lo que pensé entonces, estas son las decisiones que ahora estoy explicando a mi propio hijo. Todo se reduce a las elecciones. Si hubiera sabido que cambiaría un día mi mente y querría una familia propia, hubiera tomado otras decisiones. No puedo decir que hubiera sido mejor, porque cada decisión que he tomado me ha llevado a este punto y no me retracto. Cuando tienes 18 años es fácil ver el futuro y ver exactamente lo que quieres y lo que no, pero sólo 10 años después esa visión desaparece.

Así que recuerda, cuando tomes grandes decisiones en la vida, piensa en el futuro y pregúntate, “¿podré vivir con eso?”. Mi respuesta está en esta carta que espero que hable por sí misma.

Con amor,

Mamá

ForumLibertas se hizo eco de la noticia el 7 de octubre de 2013 y el niño nació en diciembre de ese año.

Cuando los hijos nos examinan

Un formidable alegato en favor de la maternidad y paternidad que a mí me ha hecho pensar sobre las relaciones sociales

blog.iese.edu/antonioargandona

Padres10ZEl tema del invierno demográfico me preocupa, como, me parece, preocupa a muchas personas en todo el mundo, sobre todo en Europa, y en España en particular. Por eso entré en un blog de Jenet Jacob Erickson, titulado “Necesitamos niños, por ellos, pero también por nosotros” (aquí, en inglés). Me sorprendió con una salida que no esperaba. La autora, profesora de la Brigham Young Universityde Salt Lake City, en Utah, Estados Unidos, empieza explicando la importancia de los padres para los hijos, pero pasa enseguida a explicar la importancia de los hijos para los padres.

Padres con hijos, dice, viven más años, ganan más dinero y, sobre todo, cambian su carácter, según la autora, por causas neuropsicológicas, “mejorando ciertas capacidades cognitivas que son importantes para ayudar a los hijos a sobrevivir y a prosperar”. Y aquí viene lo que me llamó la atención: a raíz de su experiencia como madre, “lo que me sorprendió, dice, es cómo hacer de madre abrió mis ojos a mí misma y a las muchas debilidades que yo conocí y que debía cambiar. Como madre, no puedo fingir la amabilidad, la paciencia, la organización, la disciplina y la humildad durante todo el día”.

Sigue diciendo que le llamó la atención la cantidad de impenetrable egoísmo que encontró en su corazón. “Nuestro reconocimiento de la dependencia de los hijos y de cómo nos necesitan es precisamente lo que nos hace arrepentirnos y tratar de hacerlo mejor y de dar lo mejor. En nuestros esfuerzos para cuidarles vemos cuán lejos hemos caído de lo que ellos realmente necesitan, lo que nos invita a buscar humildemente lo mejor para ellos”.

“En nuestra cultura actual no solemos hablar de los hijos como una ‘brújula’ irremplazable. Hablamos mucho de lo caros y agotadores que son (…) Pero lo cierto es que necesitamos a los hijos. Los necesitamos porque necesitamos que nos cambien. Necesitamos lo que nos enseñan cuando les criamos, porque nos revelan a nosotros sobre nosotros mismos y sobre el cambio que nos conviene”. Un formidable alegato en favor de la maternidad y paternidad que a mí me ha hecho pensar sobre las relaciones sociales.

Porque, con diferencias de escala, todos podemos encontrar los mismos retos en nuestras relaciones con los demás, que nos enseñan lo egoístas que somos, el cambio que necesitamos y la importancia que darnos a los demás puede tener para nuestro mejoramiento. Es verdad que, en la maternidad o paternidad, esto tiene otra dimensión, por el amor que los hijos suscitan. Pero, como digo, es una cuestión de escala: todos necesitamos cambiar, y a todos nos viene muy bien que los demás nos “inviten” a cambiar, haciéndonos pensar sobre nosotros mismos.

Claro que para ello hace falta, como la profesora Erickson señala, ser humildes, plantear nuestra vida como un servicio y no como un conjunto de derechos, y pararnos a pensar cómo son nuestras relaciones con los demás, no solo para preguntarnos si obtenemos todo lo que esperamos (¡pobre visión individualista!), sino para preguntarnos si damos todo lo que debemos. Porque esto último es lo que nos transforma. Y no nos hace más desgraciados.