Protegió la Eucaristía hasta la muerte

El Pontífice firmó decreto que reconoce el asesinato por odio a la fe del sacerdote húngaro Janos Brener

El papa Francisco firmó este 8 de noviembre de 2017 el decreto que reconoce el martirio del sacerdote húngaro Janos Brener, nacido el 27 de diciembre de 1931 en Szombathely, Hungría, y asesinado por odio a la fe el 15 de diciembre de 1957.

El sacerdote, que vivió el peor momento de la persecución comunista contra la Iglesia católica en su país, es recordado por su heroica defensa de la Eucaristía. Aunque estaba muriendo, continuó protegiendo la hostia con su mano izquierda.

Durante la noche del 15 de diciembre de 1957, unos hombres le pidieron que fuera a acudir a un moribundo a su casa, mientras se trasladaba para cumplir su misión pastoral a las afueras del pueblo cruzando una colina para llegar al otro pueblo fue atacado y apuñalado 32 veces.

Según, cuenta la biografía de la diócesis de Szombathely, la gente que vivía cerca llamó al médico, pero ya era tarde: el joven sacerdote había muerto. Pero los testigos afirman que nunca dejó de proteger las hostias que llevaba consigo.

Fue enterrado el 18 de diciembre en la cripta familiar de la iglesia salesiana de San Quirino en Szombathely.

Brenner nació el 27 de diciembre de 1931 en Szombathely, en el seno de una familia muy religiosa. Los tres hijos se ordenaron sacerdotes.

Fue ordenado sacerdote el 19 de junio de 1955. El nuevo sacerdote comenzó el ministerio pastoral en Rábakethely como vicario parroquial, donde realizó una intensa actividad pastoral, especialmente entre los jóvenes.

El poder comunista, que persiguió a la Iglesia, y que se agudizó con la revolución de 1956, le observaba con sospechas por su labor con los jóvenes.


El miércoles, Francisco recibió en audiencia al cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Durante la audiencia, el Pontífice autorizó también a la misma Congregación a promulgar los Decretos relativos a:

– el martirio de la Sierva de Dios Leonella Sgorbati (en el  siglo: Rosa), religiosa profesa del  Instituto de las Misioneras de la Consolata; nacida el 9 de diciembre de 1940 en Rezzanello di Gazzola (Italia) y asesinada por  odio  a la fe el 17 de febrero de 2006 en Mogadiscio (Somalia).

– las virtudes heroicas del beato Bernhard von  Baden, marqués de Baden; nacido entre finales de 1428 y principios de 1429 en el castillo de Hohenbaden (Alemania) y fallecido  el 15 de julio de 1458 en Moncalieri (Italia).

– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Gregorio Fioravanti (en el siglo Ludovico ), sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores, fundador de la congregación de las Franciscanas Misioneras del Sagrado Corazón; nacido en Grotte di Castro (Italia) el 24 de abril de 1822 y fallecido  en Gemona (Italia) el 23 de enero de 1894.

– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Tomás Morales Pérez, sacerdote de la Compañía de Jesús, fundador de los Institutos Seculares Cruzados y Cruzadas de Santa María; nacido  en Macuto (Venezuela) el 30 de octubre de 1908 y fallecido  el 1 de octubre de 1994 en Alcalá de Henares (España).

– las virtudes heroicas del Siervo de Dios Marcellino da Capradosso (en el siglo Giovanni Maoloni), laico profeso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos; nacido el 22 de septiembre de 1873 en Villa Sambuco di Castel di Lama (Italia) y fallecido  el 26 de febrero de 1909 en Fermo (Italia).

– las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Teresa Fardella, viuda de Blasi, fundadora del Instituto de las Hermanas Pobres, Hijas de María Santísima Coronada; nacida en Nueva York (Estados Unidos) el 24 de mayo de 1867 y fallecida  el 26 de agosto de 1957 en Trapani (Italia)

Otro padre Hamel

 

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© Diocèse de Rouen Julien Hamel

¿Te acuerdas de Jacques Hamel, degollado en Francia hace un año? Llega ahí, a la misma diócesis, el padre Julien Hamel

No hay relación familiar entre el padre Julien Hamel, de 25 años, y el padre Jacques Hamel, martirizado el 26 de julio de 2016 a los 86 años de edad. Hamel es un apellido común en Normandía, la región francesa donde ocurrió el bárbaro asesinato del sacerdote anciano, hace un año.

Incluso así, Julien se quedó aterrorizado, naturalmente, con la desproporción entre la violencia de los agresores y la fragilidad del anciano; entre lo absurdo de masacre en nombre de la “guerra santa” y la sencillez heroica de un sacerdote indefenso que celebraba la misa para cuatro personas desarmadas.

Recuerda este acontecimiento que impactó al mundo católico:

 

Jacques Hamel, primer sacerdote mártir en Europa asesinado por ISIS

Frente a la violencia “en nombre de la fe”, sin embargo, Julien, que ya es diácono, afirma:

“Nosotros seguiremos celebrando la misa durante toda la semana. Finalmente, los riesgos están en todas partes”.

Él no se ve como un “aspirante a mártir” y observa: “Uno no sale por ahí buscando el martirio”. Pero sí estás dispuesto a vivir la vocación con todo lo que Dios te pida”.

Seminarista en Issy-les-Moulineaux, está en el último año de estudios antes de ser ordenado presbítero “si todo va bien”. Julien Hamel será sacerdote diocesano en Rouen e irá a donde sea necesario:

“No estoy construyendo castillos en el aire. Quiero ponerme al servicio de nuestros parroquianos, pero iré a donde me envíe mi obispo”, explica con sencillez.

El deseo de entregar completamente la vida a Dios vino del “terreno fértil de la familia“, asegura el padre Julien, pero añade que la experiencia de ayudar en las misas fue decisiva para que la semilla de la vocación se enraizara. Gracias a su cercanía al altar, fue adentrándose en el misterio de la Eucaristía.

La decisión de volverse sacerdote empezó en secundaria: no le contó a nadie, excepto a dos sacerdotes que le dieron orientación espiritual en el colegio para discernir si esa era realmente su vocación. Sólo cuando estaba en la universidad es que el joven confió su decisión a la familia.

Era importante no ‘publicar’ ese deseo tan temprano, para respetar mi propia libertad” evitando someterla a presiones e influencias innecesarias.

El seminario no parecía largo, declara: “No he visto pasar esos seis años”. Durante ese periodo de formación y discernimiento, la vocación se fue confirmando.

“Hay varias etapas en una vocación. La mayoría de las veces, te identificas primero con un sacerdote a quien te gustaría parecerte. Después, te vas separando gradualmente de esa referencia humana y te vas volviendo un hombre dedicado a la Iglesia, completamente entregado a Dios”.

Julien Hamel fue ordenado diácono el 2 de julio de este año, un domingo, en la iglesia de San Pedro de Roncherolles-en-Bray. Quien lo ordenó fue el arzobispo de Rouen, don Dominique Lebrun, quien también presidió el funeral del padre mártir Jacques Hamel.

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P.Hamel y el breviario abierto en el día que fue asesinado

El sacerdote no se separaba de su libro de oración, ahora será expuesto en la Iglesia de los mártires del siglo XXI en Roma

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En Roma se conservará el breviario que perteneció al sacerdote católico Jacques Hamel asesinado por dos jóvenes militantes del ISIS en el altar de su Parroquia ubicada en Rouen, Francia, el pasado 26 de julio.

Las páginas de breviario se quedaron abiertas en la lectura de ese día en que fue degollado padre Hamel y que indica la fiesta de San Santiago, así como se llamaba de bautismo en castellano el religioso francés.

El obispo Dominique Lebrun ha presidido una ceremonia de oración este jueves 15 de septiembre en la Iglesia de San Bartolomé en la Isla sagrada, dedicada en Roma a los ‘nuevos mártires’.

El Papa– contó monseñor Lebrun- me ha dicho: puedes exponer esta foto (el retrato de padre Hamel leyendo su breviario), porque él es beato ahora. Y si alguien te dice que no puedes hacerlo, dile que te ha autorizado el Papa”.

Desde ahora, el breviario será expuesto a los fieles y conservado en una cripta de cristal en la Iglesia que sanJuan Pablo II ha destinado como memorial de los mártires de los siglos XX y XXI.

El breviario es un libro que contiene la Liturgia de la Horas u Oficio Divino. Es decir, contiene el rezo de los salmos y otras oraciones.

El papa Francisco también tiene un breviario y cuenta que fue de las pocas cosas que trajo consigo a Roma para el cónclave de 2013.

Tampoco padre Hamel se separaba de este texto que lo acompañaba en todo el año litúrgico detenido bruscamente en esas páginas salpicadas y que ahora representa una reliquia.

El papa Francisco ha definido ‘mártir’ a ‘padre Hamel’ y recordó que matar en nombre de Dios es satánico.

Lo hizo esta semana durante la misa en honor del sacerdote francés en la pequeña capilla de Santa Marta ante la presencia de la familia del consagrado y fieles; acompañados por el obispo de la diócesis de Rouen.

Cuando ayudar a tus vecinos te puede costar la vida

Descubre la conmovedora historia de Pepe y Vicky, a quienes hoy considero mis amigos

Dänemark, deutsche Flüchtlinge
ADN-ZB-Archiv II. Weltkrieg 1939-45 Flüchtlinge aus den deutschen Ostgebieten werden am 12.2.1945 in einer vorläufigen Sammelstelle in Appenrode/Dänemark versorgt. In einigen Stunden werden diese Frauen und Kinder in vorbereitete Privatquartiere in Nordschleswig gebracht. Aufnahme: Krämer [Scherl Bilderdienst]

Con frecuencia escucho que deberíamos construir una “relación personal” con Jesucristo. He intentado comprender qué es esto, acercarme a esta relación con la intención de desarrollarla y acogerla en mi interior.

Pero no la siento como algo natural: Él es demasiado grande, y exigente, y la palabra “cruz” siempre surge por algún sitio.

Sin embargo, he descubierto mi propio modo de llegar a conocerle, y es bastante sencillo: a través de los santos, que tienen todos una cosa en común: todos lograron descubrir su camino hasta Jesús, a menudo no sin poco esfuerzo. Los santos entendieron bien qué debían hacer.

Y como mi objetivo es el mismo, recurro a ellos. Algunos dirán que estoy haciendo “trampas”. Yo digo que es más eficiente caminar tras los pasos de un santo que intentar abrirme paso por veredas que no sé muy bien dónde me conducirán.

Los santos ocupan mi “Salón de Ilustres Católicos”. Han señalado el camino con ejemplos de amor incondicional, humildad, paciencia, alegría, bondad y —en muchísimas ocasiones— un valor sin mesura.

Muchos de estos ilustres son bastante famosos, por supuesto, pero siempre estoy a la búsqueda de joyas ocultas con historias que no nos sean tan familiares, para así poder entablar amistad, conocernos mejor y pasar el rato juntos, por así decirlo.

Os voy a presentar a una familia santa que cumple los requisitos para formar parte de mi Salón de Ilustres. Se llaman Jozef y Wiktoria Ulma, pero como ya son amigos, los llamo Pepe y Vicky.

Mis nuevos amigos, Pepe y Vicky, vivían al sur de Polonia en una ciudad llamada Markowa. Pepe era bibliotecario, fotógrafo y apicultor. Era un miembro activo de la Organización de Juventud Católica. Vicky era 12 años más joven que su marido y juntos tenían seis hijos: Stanislaw, de 8 años, Barbara, de 7, Vladyslaw, de 6, Franciszek, de 4, Antoni, de 3, y Maria, de 2 años.

Pero entonces llegaron los nazis.

Durante el verano de 1942, la policía militar nazi empezó a deportar a las familias judías de Markow para mandarlas a campos de exterminio. Pepe y Vicky, buenos católicos de fe y amor en Jesús, sabían bien cuál era su deber. A finales del verano, aprovechando la oscuridad de la noche, metieron en su casa a hurtadillas a los vecinos judíos, la familia Szall: una mamá, un papá y cuatro hijos. Además de los Szall, había dos hermanas jóvenes de la familia Goldman. Los huéspedes permanecieron allí escondidos en la buhardilla de la familia Ulma durante un año y medio.

Entonces, un vecino resentido con la familia Szall descubrió el secreto y dio parte a los nazis de la actividad de los Ulma. En la mañana del 24 de marzo de 1944, el teniente Eilert Dieken condujo a sus soldados alemanes hacia la casa de los Ulma y la rodearon. No tardaron en descubrir a los dos adultos y seis niños escondidos.

Sacaron a los judíos a la calle y ordenaron a varias personas que presenciaran la escena como testigos. Uno a uno, todos recibieron un tiro en la cabeza y cayeron muertos. Luego el teniente Dieken ordenó que salieran Pepe, Vicky y los niños. Vicky estaba embarazada de su séptimo hijo y estaba a punto de salir de cuentas.

Dieken, disfrutando del poder que había recibido, puso a los niños Ulma en fila frente a su madre y padre. Luego les hizo mirar mientras sus padres, cogidos de la mano, eran muertos a balazos. Los chicos empezaron a gritar y uno de los soldados, Joseph Kott, pidió permiso para silenciarlos.

Dieken dio el visto bueno en seguida y, en cuestión de minutos, 17 personas habían sido ejecutadas. El último en morir fue el bebé de Vicky que, según se descubrió tras una exhumación, casi había nacido por completo mientras Vicky yacía en la tumba.

Parece mentira cuánto mal puede albergar el corazón de algunos.

Los Ulma y sus vecinos no eran diferentes del resto de nosotros. Tenían familia y amigos a los que querían. Reían, lloraban, disfrutaban bailando y cantando, abrazando a sus hijos y comiendo pasteles. Lo pasaban genial con un buen domingo de picnic y adoraban la Navidad y la Pascua. Como todos. Pero a ellos les arrebataron sin piedad alguna cada fibra de dignidad personal que había en su ser. El gran “crimen” de la familia Ulma fue querer a sus vecinos, sus prójimos, con el amor de Cristo.

¿Lo entendéis ahora? Necesito en mi vida a personas como Jozef y Wiktoria, mis amigos Pepe y Vicky, para que me enseñen el camino hacia Cristo. A ellos tengo que seguir, a través de la Comunión con los Santos veré las huellas que me marcarán la senda.

Posdata: Jozef y Wiktoria Ulma fueron declarados ‘Justos entre las Naciones’ por el Yad Vashem israelí en 1995; en 2003 la Iglesia católica de Polonia presentó en Roma su causa para beatificación y en 2011 fue completada.

La cura del alma y el nazismo

El párroco de Götzens (Tirol)

 

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En el Tirol austríaco, en la diócesis de Innsbruck y distrito de Innsbruck-Land, a poco más de siete kilómetros al sur-oeste de esta capital, se levante el pueblo de Götzens. Su bella iglesia parroquial de San Pedro y San Pablo, de estilo rococó, es también santuario de quien fue párroco de la localidad de 1932 a 1940, el beato Otto Neururer (1882-1940), mártir.

El beato mártir tirolés había nacido en el seno de una familia numerosa de la tirolesa localidad de Fliess, donde había ejercido durante 41 años Simon Alois Maass (1758-1846) un santo párroco aun recordado por su celo apostólico que fue contemporáneo de San Juan B. Vianney.

Después de cursar sus estudios eclesiásticos, Neururer se adhirió al movimiento social cristiano austríaco hecho que le provocaría algún encontronazo con sus superiores. Hombre tímido pero de convicciones rectas, había afirmado más tarde que la noción que la raza alemana era superior era una herejía y que “era deber de los cristianos amar a todos los hombres y a todas las personas, judíos incluidos”. Para ello se apoyaba también sobre el Antiguo Testamento, prohibido por los Nazis.

En el ejercicio de su actividad ministerial en Götzens, Neururer desaconsejó a una joven feligresa casarse con un hombre de moral cuestionable. Éste último, gracias a su amistad personal con el Gauleiter (jefe de región) nazi del Tirol, consiguió la detención del párroco. Neururer fue arrestado por “injuria al matrimonio alemán”, encarcelado en Innsbruck y posteriormente enviado al campo de concentración de Dachau y más tarde al de Buchenwald en el marco de una Austria anexionada a la Alemania nazi tras el célebre Anschluss.

En Buchenwald, Neurerer continuó ejerciendo la dirección espiritual. Durante el mes de abril de 1940, un detenido se le acercó pidiéndole ser bautizado. Junto a Matthias Spanlang, otro sacerdote austriaco, inició la preparación del catecúmeno pese a que toda actividad religiosa estaba absolutamente prohibida en el Campo. El 28 de mayo, los dos sacerdotes fueron arrestados después del trabajo al descubrirse la catequesis y enviados al “bunker”, una sala sin luz ni aireación, donde Neururer fue torturado y dejado sin comida ni bebida. Finalmente, fue colgado desnudo por los pies muriendo al cabo de 34 horas de agonía por exceso de sangre en el celebro el 30 de mayo de 1940.

Neururer fue víctima de las órdenes del SS-Hauptscharführer de Buchenwald Martin Sommer. Su cuerpo fue incinerado para ocultar el asesinado y la urna con sus cenizas enviadas a Götzens. Para evitar que se complicara la situación, ya que era el primer sacerdote austríaco en morir en Buchenwald, se informó que había muerto de una insuficiencia cardíaca y se ordenó realizar el entierro con la máxima discreción.

El vicario episcopal de la diócesis de Innsbruck, Carl Lampert, a demanda de la diócesis, publicó una nota necrológica en un periódico donde se elogiaba al párroco de Götzens y donde se revelaba el lugar de la muerte. Lampert había intentado liberar anteriormente Neururer sin éxito mediante gestiones delante de personas influentes. Lampert sería enviado a Dachau por incumplir el orden de silenciar el caso Neururer. Allí fue ejecutado.

Beatificado en 1996 in odium fidei, el altar mayor de la parroquial de Götzens se levanta hoy sobre la urna que contiene las cenizas del párroco que nunca dejó de serlo, Otto Neururer.

 

Asesinado por sus primos por convertirse al cristianismo, ahora le atribuyen milagros

En exclusiva, la historia de Hassan Hussein Ibrahim Hamdar, conocido como “Joseph”

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Una historia descubierta por la edición árabe de Aleteia: Hassan Hussein Ibrahim Hamdar es de Mrah Sghir, subordinada al pueblo de Bechtelida, en el distrito de Keserwan, en el Líbano.

Su padre era imán en su lugar de residencia, al igual que su tío Mohammad lo era en una región diferente. Su primo Hassan Hamdar era juez de doctrina chií.

Mohammad Bin Hassan reconcilió al pueblo de Bechtelida y sus subordinados. Esta población se unió a través del matrimonio con la dinastía husainí, que incluía a nobleza de la dinastía del imam Alí y de Fátima, hija del profeta Mohammad. Se caracterizan por llevar un turbante azul.

Hassan emigró a Beirut, Sidón y Trípoli, y luego regresó a Amchit y vivió entre cristianos. Le fue concedido el don de la conversión y del martirio.

A pesar de sufrir todo tipo de opresiones y vicisitudes en la vida, nunca ofendió ni robó el dinero de nadie. Nunca blasfemó contra nadie… Era puro.

Siempre iba a la iglesia para asistir a las celebraciones religiosas y escuchar los sermones y las enseñanzas cristianas. Sentía admiración por los cristianos y su buen comportamiento.

Y así, la gracia de Dios tocó su corazón y le ayudó a expresar su deseo de convertirse al cristianismo. Comenzó a aprender las verdades cristianas y las oraciones básicas.

Pasó parte del verano de 1918 entre los miembros de su familia y contó a su mujer su deseo de convertirse. Ella le respondió: “¡Pobre de ti! Si tus parientes se enteran de esto, sin duda te matarán de inmediato”. A lo que él replicó: “No temo esa muerte”.

Volvió a Amchit a principios de septiembre de 1918. Luego aconteció un incidente importante. El ganado entró en el monasterio de los hermanos marianitas y dejaron caer la estatua de la Santa Virgen. Por entonces, nadie osaba tocar nada en aquel lugar, puesto que estaba bajo dominación turca. Sin ningún miedo, Hassan cargó con la estatua hasta la iglesia y rezó una novena.

Todo esto sucedió el 10 de septiembre de 1918. La reina de los mártires recompensó a su piadoso sirviente ofreciéndole el don del martirio, justo un año más tarde, el 10 de septiembre de 1919…

A comienzos de febrero de 1919, en la víspera de la festividad de Nuestra Señora, pidió a un sacerdote que le bautizara lo antes posible.

Desde entonces, su conversión causó alboroto entre los chiíes, que amenazaban con matarle. Así que se llevaron a su esposa e hijo y llamaron a su hermano Mohammad para que viniera desde Baalbek; lo matarían en caso de que recibiera el bautismo.

También habían amenazado con matar a cualquiera que contribuyera a su conversión. Pero Hassan no tenía miedo de sus amenazas.

Cuando quiso comprar una túnica para Pascua, pidió que pintaran una gran cruz en el pecho. Luego, fue al pueblo vestido con ella, para que todos pudieran ver que pronto se convertiría al cristianismo.

Finalmente, en julio de 1919, acudió al patriarca maronita, que le mandó al superior de la orden maronita libanesa, en el monasterio de Al-Maunat.

El 18 de julio, muchas personas, tanto clérigos como seglares, acudieron desde Amchit y del barrio de su pueblo para acompañarle en su bautismo. Recibió el sacramento con reverencia y adoptó el nombre de Joseph, por petición propia…

El 19 de julio recibió la Sagrada Comunión después de su bautismo y sirvió a Dios yendo semanalmente a confesarse y recibiendo la Sagrada Comunión diariamente, hasta su muerte en martirio.

Día tras día, fue creciendo en virtud y cada vez pasaba más tiempo durante la noche frente a la Sagrada Eucaristía, rezando con fervor. Mientras tanto, no paraba de escuchar las amenazas continuas.

El lunes 8 de septiembre de 1919, se confesó y recibió la comunión. Al día siguiente, tras hacer lo mismo, el párroco Yousif Sibrine vino y le acompañó a su pueblo. De camino, pasaron la mayor parte del tiempo rezando el rosario.

Cuando llegaron, entrada la tarde, Joseph, tras un breve descanso, fue solo a visitar la iglesia y allí permaneció hasta bien pasado el ocaso. El párroco fue a buscarle y le encontró en oración, arrodillado frente a la puerta de la iglesia.

El 10 de septiembre, asistió a misa y recibió la Eucaristía por última vez.

Entre tanto, sus parientes supieron de su llegada, pero su hermano estaba ausente. Dos de sus primos hermanos llegaron armados y aguardaron a su regreso.

A mediodía, el párroco y Joseph tomaron dirección a Amchit y, en el camino, mujeres chiíes les imprecaron y amenazaron.

A su llegada a Zardaq, sus dos primos aparecieron y le pidieron que retornara a la religión de sus ancestros.

También le recordaron que su padre era un sheikh y que, como líder religioso, le daría una gran suma de dinero, le compraría dos vacas, le mandaría a Baalbek y le devolvería a su joven mujer y a su único hijo.

Pero le advirtieron de que se enfrentaría a la muerte en caso de negarse.

Joseph no aceptó su oferta, así que dispararon cerca de él como intimidación, dos veces. Sin embargo, como insistía en su lealtad a la fe cristiana, le mataron de un disparo en el pecho.

Durante la investigación de Aleteia en relación a esta historia, un anciano sacerdote aseguró que sucedieron muchos milagros tras la muerte de Joseph, en especial a una de las familias que conservó su túnica.

Su cuerpo fue enterrado en el lugar de su muerte, pero fue transferido la mañana del día siguiente a otro lugar para esconderlo. Hoy día, la Iglesia desconoce su paradero.

Por último, el sacerdote afirmó a Aleteia que hubo un intento de mandar su caso a Roma, en vista de los milagros acontecidos, pero el archivo fue cerrado. Todo lo que queda por hacer es rezar y esperar una señal de Dios.

El «samurai de Cristo»

Finaliza la fase diocesana de su beatificación

El «samurai de Cristo»: Ukon Takayama, un señor guerrero admirado por los españoles

Modelo de fidelidad en un mundo de políticas cambiantes, militar que evitaba el derramamiento de sangre, Takayama podría ser el primer japonés en los altares sin pasar por el martirio.

Actualizado 26 agosto 2013

Pablo J. Ginés/ReL

Justo Takayama Ukon fue un guerrero valiente, un gran evangelizador y un político honrado
Justo Takayama Ukon fue un guerrero valiente, un gran evangelizador y un político honrado

Dirigió ejércitos, pero intentó limitar la pérdida de vidas; se trató con los más poderosos, pero se mantuvo siempre independiente a las presiones y fiel a su conciencia. Fue un señor feudal, que prefirió abandonar su feudo a abandonar a su Señor. Recibió un funeral español con honores militares. Y la Iglesia en Japón lo quiere beatificar. 

Un samurai para Cristo

Los obispos japoneses han enviado a Roma el informe de 400 páginas que presenta la figura del samurai y daimio (señor feudal) Takayama Ukon, bautizado a los 12 años, fiel servidor de los shogun Obunaga e Hideyoshi, que unificaron el Japón, y exiliado a los 62 años con otros 300 cristianos en Filipinas, durante la persecución de Tokugawa. 

La Iglesia japonesa querría verlo beatificado en 2015, cuando se cumplen 400 años de su muerte en Filipinas. 

Sería un caso muy especial: hay muchos santos japoneses (42 santos y 393 beatos, incluyendo misioneros europeos), pero son todos mártires que murieron en grupos en distintas persecuciones. Takayama Ukon es distinto porque es un laico, un político, un militar, que llegaría a los altares por la vía de sus virtudes heroicas, no del martirio. 

Murió en 1615 en Manila, de una enfermedad, 10 meses después de llevar a 300 compañeros cristianos perseguidos a la seguridad de Filipinas, que era territorio español. 

«Consideración especial» en el Vaticano

Según el arzobispo de Osaka, Leo Jun Ikenaga, en 2012 escribió a Benedicto XVI presentando esta causa de canonización y asegura que en el Vaticano le prometieron una “consideración especial”. 

Para el postulador de la causa, el padre Kawamura, este daimio puede ser un modelo para los políticos actuales, porque vivió en un entorno hostil, de políticas siempre cambiantes, pero “nunca se dejó extraviar por los que le rodeaban y vivió una vida según su conciencia, de forma persistente, una vida adecuada para un santo, que sigue dando ejemplo a muchos hoy”. 

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Un padre con inquietudes profundas

Takayama tenía 12 años cuando trajo al castillo de Sawa a un sacerdote católico, por petición de su padre, el señor Tomoteru, un hombre con inquietudes religiosas, que quería debatir las virtudes del budismo con un sabio cristiano. Era 1564, y habían pasado ya 15 años desde que un barco portugués atracara por primera vez en Japón.

Tomoteru analizó en profundidad y con detenimiento la propuesta cristiana y le gustó, por lo que se bautizó él y su casa: su hijo, el joven Takayama (su nombre real era Hikogoro Shigetomo) recibió como nombre de bautismo el de “Justo”.

Eran tiempos muy turbulentos. Los Takayama fueron fieles a los que resultaron ser los triunfadores de esa época: Oda Nobunaga primero; y cuando éste fue asesinado, Toyotomi Hideyoshi, el gran unificador de Japón. 

Funerales honrosos para vasallos

Al ganar nuevas tierras y vasallos, asombraban a éstos por conceder elaborados funerales con ataúdes, banderas y procesiones a personas que no eran nobles. 

En 1576, con el sacerdote italiano Gnecchi Soldo, Ukon Takayama hizo construir la primera iglesia de Kyoto, que durante 11 años sería un centro misionero de Japón. De ella hoy sólo queda la campana. 

Se entregó como rehén y salvó vidas

En 1578, con 26 años, siendo señor del castillo Takasuki, el joven samurai cristiano dio ejemplo de su temple al encontrarse en una complicada encrucijada. Su hermana era rehén del señor Murashige, que había disgustado al poderoso Nobunaga. Murashige era invitado de Ukon Takayama, pero un ejército de Nobunaga acudió al castillo pidiendo que le entregasen a Murashige. Hiciese lo que hiciese, mucha gente podía morir. 

El joven samurai se afeitó la cabeza, se vistió de monje budista –rituales para expresar humildad y rechazo a la violencia- y se entregó como rehén a Nobunaga. Así evitó el derramamiento de sangre. A éste le impresionó la salida del joven y le premió con su confianza y con títulos. 

Tres años después, Nobunaga era asesinado, y los Takayama apoyaron a su general y heredero, Hideyoshi, con gran valor en combate. Éste premió a Ukon con el feudo de Akashi, donde en poco tiempo 2.000 personas se convirtieron al cristianismo, la fe de su nuevo daimio.

El tirano y la concubina cristiana

Pero en 1587 acabó la tolerancia para el cristianismo en Japón. Hideyoshi no sólo quería un Japón unido, sino absolutamente dominado bajo su poder. Al parecer, una noble chica cristiana se negó a ser una más de sus concubinas, debido a su fe, y eso le enfadó mucho. 

Por esas mismas fechas, un comerciante portugués cuyo barco había sido apresado por los japoneses habló con palabras altaneras a Hideyoshi, asegurando que la flota de guerra portuguesa algún día llegaría a Japón, lo que acabó de enfurecerlo.

El nuevo señor de las islas no quería resistencia alguna, ordenó la expulsión de los misioneros y de todos los extranjeros y presionó a los señores japoneses para que renunciasen a la fe cristiana. Algunos nobles, como Ukon Takayama, podían maniobrar, más o menos, para demorar o esquivar las presiones y proteger a sus vasallos cristianos. 

Prohibición total, paciencia y fe

Pero menos de 30 años después, en 1614, el nuevo shogun Ieyasu Tokugawa lanzó la prohibición total del cristianismo. A los cristianos se les pedía pisotear o escupir a un crucifijo como signo de su abandono de la fe. 

Ukon, con más de 60 años, respondió al shogun: “No voy a luchar con armas o espadas, sólo tendré paciencia y fe de acuerdo con las enseñanzas de mi Señor y Salvador, Jesucristo”. 

Ese año 3 barcos dejaron Japón con cristianos japoneses. Dos iban a la portuguesa Macao. Otro, en el que viajaban Ukon Takayama, su esposa, hija y nietos, y unos 100 laicos japoneses, fue a Manila. 

Dios dice que quien toma la espada se arruina con ella. Formad familias en Filipinas y regresad a Japón como enviados para la paz”, dijo el daimio en el puerto de Nagasaki a su pueblo que se exiliaba con él. 

Su esperanza es que aquellos cristianos volverían a Japón, más numerosos, como un puente entre culturas. Ya no pensaba en ejércitos, sino en algo más poderoso, que vive de generación en generación: pensaba en familias

No podía saber que Japón se iba a cerrar a toda influencia extranjera durante más de 250 años, un fenómeno cultural y político realmente singular en la historia. 

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Un samurai entre españoles

En Manila le recibió una multitud de curiosos y los españoles le trataron con todo respeto. Incluso se habló de preparar una expedición militar española a Japón bajo su mando o consejo, pero él se negó.

Murió el 3 de febrero, 40 días después de su llegada a Filipinas, por una enfermedad. Los españoles le honraron con una gran funeral lleno de honores militares.Aquellos exiliados japoneses se fundieron con la población católica filipina rápidamente.

Un legado vivo

En una plaza de Manila se levanta una escultura que recuerda a Ukon Takayama, el “samurai de Dios”, con la cruz en sus manos. 

En Japón los católicos celebran peregrinaciones a los lugares en los que vivió, luchó y rezó.
 Como sucedió con Cristo y suele suceder con los santos cristianos, su mayores victorias las cosechará después de muerto.