Presiones médicas para deshacerse de un hijo enfermo

Su hija iba a ser un vegetal y tenía que abortarla. El día del parto, nació perfectamente

«Mucha gente nos animó a abortar, nos decían que éramos muy jóvenes», asegura esta madre que, pese a las presiones, decidió, junto a su marido, continuar adelante con el embarazo. El bebé no presentaba malformaciones o problemas de salud. Su madre dice que es un milagro de Dios. 

Actualizado 8 agosto 2012 

Isis Barajas/ Revista Misión 

“Mi ginecólogo me pidió permiso para documentar mi caso, ya que dice que cada uno de mis embarazos es un mundo”. Y así es. Los cuatro hijos de Manolo y Nuria han sido auténticos milagros.

El primero fue María, la mayor. En la segunda ecografía del embarazo descubrieron que tenía dos quistes en la cabeza. “El ecógrafo nos dijo que fuésemos con los resultados al ginecólogo. No dijo más. Ni una explicación de lo que suponía, ni las posibles consecuencias…nada. Yo me derrumbé y me puse a llorar, y me juré que esa era la primera y la última vez que lo hacía”, relata Nuria.

Desde el principio, con la vida

Lo primero que hizo su ginecóloga fue proponer una amniocentesis, pero ellos se negaron: “Desde el primer momento le dijimos que, pasase lo que pasase, íbamos a seguir adelante con el embarazo”. A partir de ahí, cada semana le hacían una ecografía y los quistes no desaparecían. 

“Mucha gente nos animó a abortar, nos decían que éramos muy jóvenes y que había mucho tiempo por delante”, explica Nuria. Pero para ella la decisión estaba tomada y, en buena parte, gracias a su trabajo en la ONCE con niños con plurideficiencia.

 “Al entrar cada mañana en el cole, veía a aquellos niños que eran como los médicos pronosticaban que iba a ser mi bebé y no podía dejar de pensar: ‘¿a cuál de ellos mato?, ¿cuál me sobra?’. La respuesta fue siempre que todos eran importantes, por lo que ¿cómo no lo iba a ser también mi bebé?”.

Los quistes no eran un sueño

Mientras tanto, el embarazo siguió adelante y los quistes seguían estando ahí, no eran un mal sueño, y llevaban tanto tiempo que el cerebro de María no había podido crecer y tenía«daños graves e irreversibles». Le dijeron poco menos que su hija sería un vegetal. Pero llegó el día del parto y… “contra todo pronóstico, la niña estaba bien. 

Le hicieron pruebas, le hicieron un seguimiento completo durante los primeros meses… y María estaba bien. Los médicos no se lo explican, no saben qué pasó… Yo sí, yo sé que es un milagro, y ver cada día a María me recuerda que Dios está siempre detrás de cada uno de nosotros, que nos ama profundamente y permite que las cosas sucedan en un momento concreto de nuestras vidas. Pero también sé que si María hubiese nacido con malformaciones, Dios me habría dado fuerzas para asumir esa situación, sé que me habría cuidado como siempre lo ha hecho”.

Calificaba de «monstruos» a los bebés con malformaciones.

Es agnóstico y tiene un hijo con una discapacidad 

Andrés Aberasturi responde a Rosa Regás en una carta titulada «La monstruosidad de Rosa Regás» 

El pasado 30 de julio la escritora publicaba en su blog del diario El Mundo, un artículo en el que calificaba de «monstruos» a los bebés con malformaciones. 

Actualizado 7 agosto 2012 

OTR/PRESS/ ReL

Reproducimos aquí la respuesta del periodista Andrés Aberasturi al artículo de Rosa Regás en la que abogaba por la eliminación de los niños que van a nacer con malformaciones, calificados como «monstruos».

Rosa Regás publicó un artícul pastiche en su blog «ellas» de Elmundo.es en el que, para defender su posición a favor del aborto y en contra de lo anunciado por el ministro Ruiz Gallardón, mezcla en una pocas líneas la Inquisición, el capitalismo, la derecha política, los último vente siglos y no sé cuántas cosas más. Está en su derecho y es muy libre de ofrecer como verdades absolutas e irrefutables opiniones que sólo son suyas y estadísticas que se saca de la manga. Nada que decir. Como tampoco se trata de entrar en el debate sobre si el aborto es un derecho o no de la madre o cuando el nascituros adquiere la condición de persona.

Pero Rosa Regás se equivoca muy gravemente tres veces, tan gravemente que debería al menos rectificar una afirmación y retirar inmediatamente otra que repite en dos ocasiones de una forma descarnada, con una rotundidad insultante, dolorosa, injusta y excesivamente cercana a la ideología nazi. La que debería rectificar es cuando asegura que «las (mujeres) europeas ya tienen ese problema solucionado de no querer dar vida a quien no podrá disfrutarla.» ¿Qué sabe Rosa Regás de eso? ¿Qué sabe Rosa Regás de la risa abierta de mi hijo, de su paz cuando duerme, de su mirada llena de luz cada mañana, de lo que le hemos podido dar y de todo lo que él no ha dado? ¿Cómo se atreve Rosa Regás a generalizar y afirmar que mi hijo -y tantos hijos- no pueden disfrutar de la vida? ¿Con que derecho dice tales cosas? ¿Con qué base científica? ¿Con qué permiso?

Pero siendo esto ya una temeridad por parte de la escritora, no es lo peor. Insisto que, al margen de su postura a favor del aborto, que puede o no ser compartida por mas gente, doña Rosa Regás comienza su artículo/pastiche con un gravísimo desprecio hacia todos los discapacitados, incluso a los que llegaron a esa situación de una forma sobrevenida y no en el parto o la gestación porque la Regás no hace distinciones y se lamenta de «que sea el señor Ruiz Gallardón el que tenga que decidir si una mujer ha dedar a luz un monstruo».

Un monstruo, ha leído bien. De forma que si los diagnosticados por una malformación son para doña Rosa unos monstruos en caso de que nazcan, lo son también los ya nacidos: mi hijo es para la escritora un monstruo. Y por si alguien piensa que utilizar esa palabra fue un desliz, termina su articulo/pastiche con una afirmación que da escalofríos y nos recuerda -lo siento- el tiempo mas infame del Siglo XX.

Concluye Rosa Regás: «Señor Ministro, ¿no le parece que antes de dar vida a los monstruos debería ocuparse de que no se resquebrajara la dignidad de los vivos, y defender para ellos trabajo, vivienda, educación y sanidad?» Si esta no es una demanda nazi, que alguien me lo explique.

Lo rescribo entre el asombro, la perplejidad y el asco: «antes de dar vida a los monstruos» Naturalmente me faltan palabras para expresar lo que sentí al leer semejante panfleto desde mi agnosticismo y sólo entrando en el calificativo que Regás dedica a los discapacitados. No puedo creerlo. He leído en las redes sociales algunas respuestas de gente directamente afectada por esta barbaridad y a punto he estado de dejar pasar el tema. Peroporque mi hijo no tiene voz y porque muchas madres y muchos padres no tienen medios, vuelvo al lenguaje.

Porque el problema no es -lo digo por tercera vez- que defiendas el aborto en casos de malformación que puede ser algo discutible; el problema, Rosa Regás es que califiques de «monstruos» a tantos seres inocentes que, en contra de lo crees, disfrutan en la mayoría de los casos -no siempre- de la vida y del amor de quienes les rodean.

Te has equivocado Rosa y ni siquiera en esa última petición monstruosa que le haces al ministro exigiendo que «antes de dar vida a los monstruos» se preocupe del trabajo de los vivos, la vivienda, la educación etc. has tenido el mínimo detalle de exigirle también el respeto a la dignidad y las ayudas necesarias para los que según tu teoría, serían monstruos vivientes. Quiero pensar que al menos crees que también tienen derechos. No sé si me equivoco.

Puede leer aquí el post de Rosa Regás
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/ellas/2012/07/30/siniestra-ley-del-aborto.html