la iglesia universal celebra a Santa María Guadalupe

Amor a los enfermos y coraje en la Cristiada 

Por primera vez, la iglesia universal celebra a Santa María Guadalupe, «Madre Lupita» 

Actualizado 24 junio 2013

Zenit

13949_madre_lupita_Este 24 de junio de 2013 la Iglesia universal celebra por primera vez a la santa mexicana María Guadalupe García, conocida como la «Madre Lupita», beatificada para el culto local en 2004 y que el Papa Francisco canonizó en 12 de mayo de 2013 para el culto de toda la Iglesia. 

Sobrina de una gran religiosa
Madre Lupita nació en Zapopán, Jalisco, el 27 de abril de 1878. Sus padres habían logrado establecer su negocio de productos religiosos en un lugar estratégico: enfrente de la basílica de Nuestra Señora de Zapopan, y, por tanto, objeto de atención de viandantes y de los fieles que acudían a ella; con este comercio obtenían lo suficiente para criar a su numerosa familia compuesta por ocho hijos. La privilegiada ubicación del mismo hizo que la pequeña Guadalupe pudiera acceder al templo fácilmente; era uno de los lugares a los que solía acudir.

Tuvo una catequista excepcional: su tía Librada Orozco, Sierva de Dios, fundadora de las Franciscanas de Nuestra Señora del Refugio, quien la preparó para recibir la Primera Comunión. Es probable que ella tuviese gran influjo en su marcada inclinación hacia los necesitados.

La tienda familiar les permitía vivir sin ahogos, con relativa holgura, pero no podían permitirse extras. De modo que, al tiempo que cursaba estudios elementales, Guadalupe aprendió a coser. Había constatado que no tenía cualidades para la música, que le hubiera gustado dominar. En cambio, era una artista manejando la aguja y las tijeras, y se desenvolvía maravillosamente con las telas. 

Los suyos se establecieron en Guadalajara cuando ella tenía 20 años. Allí comenzó su noviazgo con Gustavo Arreola, y se prometió en matrimonio a los 23. Pero la idea de construir un hogar junto a él se disipó de improviso cuando estaban inmersos en los ajetreos de la boda. 

Entonces experimentó con fuerza la invitación de Cristo para abrazarse a la vida religiosa. Siempre había sido piadosa, y se dejaba aconsejar espiritualmente por su tíaLibrada. Incluso estuvo dispuesta a ingresar en su Orden.

El servicio a los pobres
Por esas fechas, el Siervo de Dios, P. Cipriano Íñiguez Martín del Campo, sacerdote diocesano, hombre preparado, dinámico y muy sensible al dolor ajeno, había tenido la impresión de que debía crear una fundación para atención de los pobres y enfermos. Era el director espiritual de Guadalupe, y había acogido con gozo su inquietud espiritual decantada hacia actos de caridad, en una línea similar a la seguida por él. 

Además, bajo su amparo la santa realizaba una especie de voluntariado a través de la Conferencia Beata Margarita, una rama de la Conferencia de San Vicente de Paúl, a la que se había afiliado en 1898; tenía como objetivo la asistencia a los enfermos. Así que, siendo conocedor el sacerdote de la responsabilidad y espíritu de entrega que la joven mostraba hacia ellos, la animó para que se uniese a su proyecto y coordinara lo relativo a la institución de las «Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres». 

El carisma: «La entrega incondicional y alegre en el ejercicio del amor misericordioso a semejanza de Cristo, que se hace presencia en los más necesitados», fue encarnado fielmente por la «Madre Lupita». 

Y eso que los inicios de la fundación, como suele ser habitual, se caracterizaron por momentos muy dolorosos: sacrificios, incertidumbre y numerosas carencias, a las que se unió la tragedia de la Revolución en 1910, y la Cristiada de 1926. Ella misma fue recluida junto a otra religiosa durante tres días quedando al cargo de un alto mando militar, quien, al liberarla, manifestó: «Tienen una superiora muy santa».

Con humildad, sencillez y caridad, se propuso imitar a Cristo. Confiando en Él, crecía en la vivencia heroica de las virtudes. Trataba a los enfermos con ternura, depositando en ellos su piedad. Aparte de sanar sus cuerpos, se preocupaba de su vida espiritual. 

Le tocó vivir una época difícil, caracterizada por una hostilidad manifiesta del gobierno contra cualquier elemento religioso. Los católicos sufrían las consecuencias de esta dolorosa situación que comenzó hacia 1911 y se prolongó durante varias décadas, a pesar de que fueron reemplazándose los responsables políticos del país. 

Cristo escondido y los militares laicistas
Guadalupe procuró que en el hospital de santa Margarita estuviese encendida siempre la llama de la fe en Cristo. Tuvo que ingeniárselas para custodiar la reserva eucarística sin levantar sospechas de los militares; un día se cruzó con algunos portándola bajo su pecho, y musitó quedamente: «Cuídate, Señor, cuídate». E

ra una mujer valerosa, tenía dotes de mando, y una sabiduría para afrontar cualquier circunstancia de forma juiciosa. A costa de su vida y la de sus hermanas, acogió a sacerdotes perseguidos, incluido el arzobispo de Guadalajara, Mons. Orozco y Jiménez. 

No tenía acepción de personas; lo mismo atendía y proporcionaba alimentos a los enfermos y perseguidos, que a los soldados recluidos en un cuartel cercano al hospital. 

Por este acto caritativo, en un momento dado los militares mostraron su gratitud defendiendo a la comunidad y a los enfermos

En 1935 la designaron superiora general, misión que ostentó hasta el fin de sus días y por la que fue perseguida y hostigada. Abrazó con gozo la austeridad, y para atender a los hospitalizados en una época de graves carencias económicas mendigó por las calles de la ciudad con el permiso de su director espiritual. 

Seis décadas para los desvalidos
Durante sesenta y dos años llenó la existencia de todos los desvalidos con los signos del amor divino. Dio a la fundación este lema: «Caridad hasta el sacrificio y constancia hasta la muerte». Era devota del Sagrado Corazón de Jesús y de María.

Se preocupó de que sus hijas se abrazaran a la cruz gustando el amor misericordioso del Redentor. Murió en Guadalajara el 24 de junio de 1963 después de lidiar los dos años anteriores con una grave enfermedad. 

El P. Cipriano, a quien denominaron «voz de trueno y corazón de azúcar», le había precedido el día 9 de octubre del año 1931, cuando tenía 58 años.

Juan Pablo II beatificó a Guadalupe el 25 de abril de 2004. Fue de las primeras en ser canonizada por el papa Francisco el 12 de mayo de 2013.

Se jugó la vida en la Cristiada

Curó un «agujero» en el cerebro 

Madre Lupita, ya santa, se jugó la vida en la Cristiada para esconder al arzobispo de Guadalajara 

En la congregación que fundó ninguna religiosa abandonó su puesto ante los riesgos de la persecución anticristiana. 

Actualizado 12 mayo 2013 

ReL 

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María Guadalupe García Zavala fue cofundadora en 1914 de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres, y ha sido canonizada este domingo por el Papa Francisco.

Nació en Zapopan (Jalisco, México) en 1878, y a los 23 años de edad, cuando ya había sido prometida en matrimonio sintió la vocación religiosa, siendo orientada hacia ella por su director espiritual, el padre Cipriano Íñiguez, quien a la postre cofundaría con ella la congregación.

Vivió en un período convulsionado por la persecución religiosa, que desde 1911 con la caída del presidente Porfirio Díaz se agravó hasta 1936, con persecuciones a la Iglesia por parte de los revolucionarios Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Pancho Villa, y Plutarco Elías Calles, y sobre todo en el período más sangriento, comprendido entre 1926 y 1929, durante la Cristiada.

Poniendo en riesgo su vida, Madre Lupita escondió en el hospital a varios sacerdotes y obispos y al mismo arzobispo de Guadalajara, Francisco Orozco y Jiménez, sin por ello dejar de ofrecer cuidados médicos y alimentos a sus perseguidores.

“En ese período ninguna de las religiosas dejó la congregación, porque también los sacerdotes y el padre fundador, hoy siervo de Dios, les ayudaron a ellas a mantenerse firmes. En cambio otras congregaciones enviaron a las religiosas a sus casas para refugiarse hasta que todo pasara”, indicó a Zenit una de las religiosas en Italia (en Roma tienen dos parroquias), la hermana Helena Ruiz, secretaria del postulador de la Causa, el padre Óscar Sánchez Barba: “Ella tenía una caridad operativa, lo veía todo con los ojos de Dios”.

Los testigos que la conocieron recuerdan que Madre Lupita realizaba el oficio de enfermera y muchas veces lo hacía de rodillas en el piso para atender a los enfermos, y a pesar de la carencia de muchas cosas intentaba dar a los enfermos un buen cuidado en la vida espiritual. 


La Madre Lupita fue la superiora general de la Congregación durante toda su vida y supo renunciar a las comodidades que le ofrecía su estatus, aceptando con alegría una vida sobria y sacrificada. Hoy las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres tienen 22 fundaciones, incluso fuera de México, como en Perú, Islandia, Grecia e Italia. Falleció el 24 de junio de 1963 en Guadalajara (México), a la edad de 85 años, teniendo ya fama de santidad.

Un «agujero» en el cerebro que desapareció
Para la canonización ha servido la curación milagrosa de una mujer de 81 años, Wvintila Godoy, quien sufrió un derrame cerebral en abril de 2008 que la mantuvo al borde de la muerte: “Los médicos dijeron que era algo imposible de que se levantara mi mamá, por la gravedad del derrame, el cerebro estaba totalmente invadido de sangre”, dijo su hija Norma Rangel a CNN-México.

Un mes después del derrame y de que sus hijas Cecilia y Norma Rangel rogaran “fervorosamente” a la madre Lupita que devolviera la salud a su madre, Godoy Salas fue sometida a una segunda tomografía que reveló la ausencia de hemorragia y que esta no había causado consecuencias físicas.

“Ella tuvo una hemorragia grande, mortal y a parte se deja una secuela física adentro del cerebro que se llama encefalomalacia, un agujero; y no tiene eso, ni física, ni mental. La hemorragia pasó por ella como si nada”, dijo a CNN-México Odón Vera, radiólogo que atendió a Wvintila.

 

Los primeros santos del Papa Francisco

Dos santas hispanas el 12 de mayo

Madre Laura, Madre Lupita y los mártires de Otranto, los primeros santos del Papa Francisco

Actualizado 26 marzo 2013

RomeReports / ReL

Cuando Benedicto XVI anunció su renuncia estaba reunido con cardenales en la Sala Clementina del Vaticano. Ese día el histórico anuncio de su renuncia en latín, eclipsó todo lo demás.

Por eso pocos saben que durante esa reunión Benedicto XVI fijó la fecha de canonización de tres santos. Será el próximo 12 de mayo y la presidirá el papa Francisco. 

Los nuevos santos son: 

– Antonio Primaldo y 800 compañeros mártires, de Otranto, Italia; 

– la Madre Laura, de Colombia, fundadora de la Congregación de las Religiosas Misioneras de la Bienaventurada Virgen María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena; 

– María Guadalupe García Zavala, la mexicana conocida como Madre Lupita, cofundadora de la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.

Antonio Primaldo y sus más de 800 compañeros mártires fueron ejecutados en el siglo XV por no querer convertirse al Islam. 

La Madre Laura será primera santa de Colombia, dedicó su vida al trabajo con el pueblo indígena.

La Madre Lupita fundó la congregación para el servicio de los enfermos y los pobres.