Se expondrá de forma permanente a partir del 1 de junio

Se esperan miles de peregrinos 

El cuerpo incorrupto del Padre Pío se expondrá de forma permanente a partir del 1 de junio 

Actualizado 12 mayo 2013 

ReL

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A partir del próximo 1 de junio la ostensión del cuerpo de San Pío de Pietrelcina será permanente en la iglesia interior dedicada a él en San Giovanni Rotondo, en el interior de una urna. El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidirá la celebración eucarística para el inicio de la exposición.

Así lo anunció la oficina de prensa de los capuchinos de la provincia de Sant´Angelo y Padre Pío, que añade que todo el personal del dicasterio acudirá a ese singular momento. Concelebrarán con el cardenal Amato el arzobispo secretario de su congregación, Marcello Bartolucci, y el arzobispo de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo, Michele Castoro.

Según informa L´Avvenire, la única ostensión de las reliquias del santo fraile de los estigmas tuvo lugar entre el 24 de abril de 2008 y el 24 de septiembre de 2009.

 

La colosal figura del Padre Pío

Hace diez años lo canonizó Juan Pablo II 

«Nadie, que yo sepa, ha quedado indiferente tras explorar la colosal figura del Padre Pío» 

José María Zavala nos desvela un milagro reciente: «Me estoy muriendo», le dijo un amigo desahuciado por los médicos. Entonces actuó el santo. 

Actualizado 16 junio 2012

ReL

El 16 de junio de 2002 tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, en Roma, la mayor ceremonia de canonización jamás vista. Fue honrado así uno de los más grandes santos del siglo XX, nacido en 1887 en Pietrelcina (Italia) y muerto en 1968 en el convento de San Giovanni Rotondo donde pasó, prácticamente sin salir, su último medio siglo de vida.

Su confesonario y su misa reunían a multitudes venidas de todo el mundo, atraídas por la santidad que evidenciaban, entre otros signos, los estigmas de la Pasión que le acompañaron desde muy joven y las conversiones y milagros obtenidos por su intercesión.

Y eso ocurrió en vida, pero sobre todo después de muerto, como explica a ReL el escritor José María Zavala, autor de Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas (LibrosLibres).

¿Ha hecho más ruido el Padre Pío en estos diez años que en vida, como prometió una vez con sentido del humor?
Se cuentan ya por centenares, e incluso por millares, las conversiones y/o curaciones por intercesión de este gran santo en todo el mundo desde su canonización por Juan Pablo II, tal día como hoy pero de hace diez años. Y aun así, da la impresión de que sólo conocemos la punta del iceberg de la gran obra que, por su intercesión, sigue haciendo hoy el Señor en las almas de todos los pecadores.

De hecho, la quinta edición de su libro hubo de incluir un capítulo especial con casos conocidos presicamente a raíz de su publicación. A punto de salir la séptima edición, ¿tendría nuevos casos que contar? 
Anteayer mismo recibí el último testimonio en mi correo electrónico: el de Irene, quien, tras leer el libro del Padre Pío empezó a rezar la novena al santo para que ella y su marido encontrasen trabajo. Pues antes incluso de terminarla hallaron los dos un empleo… ¡en plena crisis económica! ¿Acaso no es un verdadero milagro?
 
¿Y alguna curación milagrosa?
Hablando de milagros, puede usted imaginarse la ilusión que me hizo constatar que Ricardo, un viejo compañero de estudios al que no veía desde el colegio, se ha curado por fin de un cáncer de colon por intercesión del Padre Pío. Tras treinta años sin verle, apareció en una de las charlas sobre el Padre Pío que dio el también sacerdote capuchino Elías Cabodevilla. Al final, Ricardo se acercó a verme para darme la tremenda noticia: «José María, me estoy muriendo», sentenció. Acto seguido, me explicó que los médicos le habían dado tan sólo un 5 por ciento de posibilidades de seguir con vida tras extirparle parte del hígado a causa de una metástasis. 
En la última cirugía, le abrieron en canal para echarle quimioterapia «a granel» y quemar las células cancerígenas con más bien nulas esperanzas de salvación.

¿Cuál era su estado de ánimo?
«José María», añadió él, con una serenidad que me conmovió, «no me da miedo morir; lo tengo asumido. Lo único que me preocupa es dejar viuda y dos niños de once y diez años…» Pensé entonces, emocionado, en que yo también tenía dos hijos de esa misma edad. 

¿Y le habló del Padre Pío?
«Tranquilo, que te vas a curar», osé decirle. Y añadí, de corazón: «Esta misma noche empezamos a rezar mi esposa, mis hijos y yo la novena al Padre Pío por ti; haz tú lo mismo». Las pruebas médicas posteriores evidenciaron su inexplicable curación.

¿Y alguna conversión de la que haya tenido noticia recientemente?
¿Más milagros? Esther ha experimentado su propia conversión y la de su pareja con la que convivía desde hacía siete años sin estar casada por la Iglesia. Hace unos meses contactó conmigo para anunciarme que acababa de poner en marcha su proceso de nulidad para que tanto ella como él pudiesen contraer santo matrimonio algún día si era la voluntad de Dios. “Desde que leí el libro, rezo todos los días al Padre Pío para que me ayude a ser mejor”, me dijo Esther. Gloria a Dios.

¿Cuándo conoció usted al Padre Pío y cómo ha influido en su vida?
Hace poco más de cuatro años, unos amigos nos invitaron a ver una película sobre el Padre Pío en su casa, producida por la RAI italiana para la televisión. Por el camino, le dije ya a mi esposa que me parecía un rollazo tragarnos la película de un fraile, que encima duraba más de tres horas. Pero, a medida que la veía, sentí que algo se removía en mi interior. Hasta el punto de que esa misma noche, al regresar a casa, me puse a investigar en Internet la vida del Padre Pío. Me impactó que tuviese los estigmas del Señor en manos, pies y costado durante cincuenta años consecutivos, y que hubiese muerto como quien dice “anteayer”, en 1968, sin que yo tuviese la menor noticia de su existencia. 

Y se puso a trabajar…
El Padre Pío irrumpió así en mi vida y me eligió, pese a todas mis miserias, como instrumento para darle a conocer en España y hacer el bien a tanta gente necesitada de Dios a través de un libro que no para de venderse. Desde que conozco al Padre Pío, recibo su ayuda para ser mejor persona y preocuparme por los demás. Nadie, que yo sepa, ha permanecido indiferente tras explorar la colosal figura del Padre Pío. 

Para este libro y posteriormente ha visitado varias veces la tumba del santo de Pietrelcina. ¿Vale la pena ir allí como lugar de peregrinación?
En San Giovanni Rotondo se encuentra el convento donde el Padre Pío vivió más de cincuenta años. Si uno acude allí con fe y sencillez de espíritu, sentirá su presencia. Igual que Teresa, quien, pese a estar alejada de Dios, viajó allí con su madre en busca del gran milagro que curase a ésta de un tumor en el cerebelo. Cuando regresaron a Madrid, tras una semana implorando la intercesión del Padre Pío, la madre estaba curada y la hija, convertida. El caso se relata con todo detalle en el libro; como muchos otros que yo mismo he presenciado.

Más allá de los favores obtenidos por su intercesión, ¿cuál es el mensaje del Padre Pío que lo hace tan actual para nuestro tiempo?
Como dijo el Papa Benedicto XV, “el Padre Pío es uno de esos hombres extraordinarios que el Señor envía de vez en cuando a la tierra para convertir a las almas”. Y sin remontarnos tanto en el tiempo, monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, aseguró en la presentación del libro que el santo italiano fue suscitado por Dios “para sacudir la incredulidad de nuestro siglo y para escándalo de las mentes secularizadas”. El Padre Pío nos recuerda que Jesucristo murió en la cruz por Amor, para salvarnos del pecado, y que con ayuda de la gracia santificante debemos parecernos lo más posible a Él.

Beata Ana Catalina Emmerich

Ana Catalina Emmerich nació en Alemania en 1774 de familia muy pobre. A los 28 años de edad, entró a un convento agustino. Cuando las autoridades civiles cerraron el convento en 1812, se refugió en casa de una viuda, hermana de su confesor. Allí los enfermos y los pobres llegaban a ella en busca de ayuda. Ella sabía cuáles eran sus enfermedades y daba alivio a los necesitados.

En 1813 estando ella enferma en cama, los estigmas aparecen en su cuerpo. Desde ese mismo año no tuvo más alimento que la Comunión. Llegó a ser encarcelada y sometida a vigilancia día y noche con el objeto de averiguar el origen de esas heridas.

En los últimos años de su vida recibió las visiones de la vida de Cristo, de la Virgen María y de la vida después de la muerte, así como otras videncias de sucesos que acontecerían tiempo después como el Muro de Berlín, el Concilio Vaticano II…

Un notable escritor alemán, Clemens Brentano, al tener noticia de ello, acudió a visitarla. Se convirtió y permaneció al pié de la cama de la enferma copiando los relatos de la vidente desde 1818 a 1824.

El lunes 9 de febrero de 1824 Ana Catalina Emmerich murió en Dulmen consumada por las enfermedades y las penitencias. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 3 de octubre de 2004.

Otras visiones suyas fueron recogidas en el libro «La amarga Pasión de Cristo» que fue la fuente de inspiración de película La Pasión de Cristo, de Mel Gibson.

Ana Catalina Emmerich logró indicar con precisión en Éfeso la casa donde residió la Virgen María… los arqueólogos, sin más que sus indicaciones, la encontraron reforzando así la credibilidad de las visiones… leer más