La lagartona maquillada

por beckyreynaud

Le sucedió a un chamaco que ahora es un universitario con novia formal

Sus amigos habían logrado arrastrarlo a una disco de moda para celebrar su cumpleaños. Estaba fascinado por la fama del lugar y no advirtió las maniobras de la pandilla para encasquetarle a una vampiresa maquillada de su misma edad. El caso es que de pronto se encontró con una chavita encaramada en su costado haciéndole preguntas: “¿Cómo te llamas?” y observaciones: “Eres muy guapo, me gustas, ¿lo sabes?”… que le estaban haciendo tragar camote. Sintió un gran alivio cuando la chica lo sacó a la pista de baile. ¡Al menos podría respirar!, pero su liberación duró poco, pues al son de la música la muchacha se le echaba encima y se agarraba de él como un pulpo.

Con toda la inocencia de sus quince años recién cumplidos, y desconocedor en absoluto de la mecánica de ese mundo nuevo, Enrique se paró en medio de la pista ante la mirada atónita de ella y le dijo:

– Oye, ¿tú crees en Dios?

La joven seductora, que en el fondo no era mala persona, acertó a balbucear, mientras se preguntaba a qué venía al caso aquello.

– Bueno…, sí, claro…

Enrique, ya dueño de la situación, la separó de sí y haciendo oscilar suavemente su mano entre los dos, le dijo:

– Pues déjale espacio, ¿sale?

Javier Láinez

Divertirse sanamente

En algunos ambientes la diversión es la meta de la existencia. Ha aumentado el uso y abuso de alcohol entre la gente joven porque no saben divertirse. Podrían bailar, escuchar música, organizar actividades culturales y deportivas, hacer teatro, leer, cantar al ritmo de una guitarra o del piano, jugar ajedrez, dominó, maratón u otro juego de mesa, o conversar y beber alguna limonada o cerveza. Pero como no saben divertirse y tienen pocas iniciativas, sólo se les ocurre ir a beber. Dice Cantinflas: “Para las muchas penas, las copas llenas. Para las penas pocas, llenas las copas”. Ahora también las chicas consumen alcohol especialmente los fines de semana.

No hay en la historia el ejemplo de alguien que haya superado sus problemas personales con el alcohol. El antidepresivo más antiguo es el alcohol. Desde tiempos inmemorables el hombre utiliza esa bebida para sobrellevar la angustia, la frustración, los traumas o la soledad. El alcohol sólo ayuda a “disfrazar” los problemas, y posteriormente se convierte en el principal conflicto de quien trató de solucionar sus males con la bebida. El alcohólico termina solo, sin trabajo y sin patrimonio. Y a pesar de esos, no sólo los hombres, también las mujeres se animan a emborracharse.

Los jóvenes creen que en el alcohol o en la droga van a encontrar el “paraíso”, y encuentran la “dependencia”.

Muchos estudiantes de Secundaria han consumido, al menos una vez en su vida, bebidas alcohólicas en exceso. La ignorancia de los efectos nocivos para la salud es tal que se ofrecen esas bebidas hasta a menores de diez años. Con frecuencia, los “amigos” del adolescente lo animan a tomar y, cuando viene una congestión, son los primeros que desaparecen de la escena.

Algunos padres de familia se muestran permisivos o indiferentes cuando sus hijos empiezan a consumir bebidas embriagantes y no miden los efectos psicológicos y emocionales que pueden sufrir. El consumo de alcohol puede causar alteraciones en el cerebro de los niños y adolescentes. La educación siempre ha tomado muy en cuenta la templanza, a lo largo de la historia, menos ahora, donde se quiere romper límites.

El problema crece cuando los jóvenes tienen entre 18 y 20 años. A esta edad algunos solicitan ayuda para superar la adicción al alcohol porque son conscientes de que se alteran, se violentan y buscan pleitos y, con frecuencia, faltan a la escuela y a sus deberes.

El pico estadístico de mayor consumo está en torno a los 25 años, edad a partir de la cual la mayoría – salvo aquellos que están encaminados por una más o menos clara trayectoria de alcoholismo – comienzan a descender la cantidad de etílico consumido. La cerveza y los licores combinados son las bebidas preferidas de los más jóvenes y el vino aumenta su protagonismo a medida que crece la edad. Y es en el medio rural donde la proporción de varones es mayor que en la ciudad; al contrario de las chicas que, por razones estilo de vida y consideración social, beben más en el ambiente urbano.

El alcohol desinhibe y tomado en cantidades excesivas – para cada persona el límite es distinto- predispone a conductas violentas personales o grupales; euforias que pueden ser peligrosas en el uso de vehículos, y no cabe olvidar que los accidentes de motos y coches son la primera causa de muerte juvenil. El alcohol es “amigo” del crimen, dice un tratado de medicina legal. En el borracho o borracha se da poco control sexual y, consiguientemente, aumento de embarazos en adolescentes.

Naturalmente, su utilización moderada y en circunstancias ambientales apropiadas no sólo no es malo, sino un elemento que sirve para animar la vida personal y social. Pero cuanto más se tome y cuanto más joven sea el que lo ingiere, la cercanía a las consecuencias negativas aumenta.

La adolescencia es un periodo muchas veces difícil para los chicos: tienen problemas y tensiones interiores, frustraciones escolares, laborales o familiares; y ellos de una manera más o menos consciente buscan en el alcohol que es una compensación falsa y riesgosa.

El alcoholismo es un tipo de enfermedad en la que el paciente cree no estar enfermo. El alcohólico sufre de un sentimiento de culpabilidad; recordarle sus fracasos empeora su situación. A veces una crisis puede convencer al alcohólico de que necesita ayuda: un accidente, un arresto, una indigestión, la pérdida del trabajo… La crisis puede ser necesaria para su recuperación. No hay que hacer nada para impedir que suceda. “No hay mal que por bien no venga”.

Si los jóvenes supieran que hay hombres muy poderosos en la ONU y en el Club de Roma – entre otros-, que los quieren manipular, se rebelarían. Hay organizaciones internacionales que desean debilitar a los pueblos del Tercer Mundo por lo que tienen de más valioso: sus niños y sus jóvenes. Y les ofrecen un paraíso artificial a base de diversiones, alcohol, sexo y drogas. ¿Y esto para qué?  Para que no tengan espíritu crítico ante sus males manejos.

La esperanza de recuperación estriba en la capacidad de reconocer la necesidad de ayuda, el deseo de dejar de beber y la sinceridad de admitir que, por sí mismo, no puede lidiar con el problema. Podemos tener la esperanza bien alta porque las energías de la inteligencia y la libertad son más poderosas que todos los condicionamientos económicos y políticos.

Una anécdota sobre los jóvenes

kindleEl médico inglés Ronald Gibson, comenzó una conferencia sobre conflictos generacionales, citando cuatro frases:

1) “Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos”.

2) “Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible.”

3) “Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos.”

4) “Esta juventud está malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura.”

Después de estas cuatro citas, quedó muy satisfecho con la aprobación, que los asistentes a la conferencia, daban a cada una de las frases dichas. Entonces reveló el origen de las frases mencionadas:

La primera es de SÓCRATES (470-399 a.C.)

La segunda es de HESIODO (720 a.C.)

La tercera es de un sacerdote del año 2000 a.C.

La cuarta, estaba escrita en un vaso de arcilla, descubierto en las ruinas de Babilonia, (actual Bagdad) y con más de 4000 años de existencia.