La Iglesia caldea preocupada por sus fieles detenidos y amenazados de expulsión de los EE.UU.

El patriarca Luis Rafael Sako transmite su solidaridad a las familias instaladas en suelo estadounidense desde hace décadas, hoy sin ingresos y susceptibles de ser repatriadas a la fuerza

La Iglesia caldea sigue de cerca “con tristeza y preocupación” la evolución de las acciones judiciales que Estados Unidos se dispone a tomar para sacar de sus fronteras a un centenar de iraquíes, en su mayoría cristianos y residentes en territorio estadounidense desde hace décadas, informa la agencia Fides.

Estas familias iraquíes fueron detenidas en Detroit (Michigan) el pasado 12 de junio como parte de las nuevas medidas aplicadas por la administración Trump contra los flujos migratorios procedentes de países de Oriente Medio, considerados peligrosos por riesgo de infiltración terrorista.

Esta operación da continuación a un acuerdo entre Estados Unidos e Irak, según el cual el Gobierno de Bagdad ha aceptado recibir un cierto número de ciudadanos iraquíes bajo orden de expulsión con la condición de que Irak sea retirado de la lista negra de naciones azotadas por el conocido como “Muslim Ban”, una criticada medida por la que Donald Trump quería impedir el acceso a Estados Unidos a ciudadanos de seis países musulmanes considerados “potenciales exportadores de terroristas”.

Llamamiento al Gobierno estadounidense

En una carta al obispo caldeo Frank Kalabat, de la eparquía de Santo Tomás Apóstol en Detroit, donde los cristianos fueron detenidos durante una redada de la policía de inmigración (ICE), el patriarca Luis Rafael Sako expresa su solidaridad y cercanía con las familias de los iraquíes afectados por estas medidas y expresa su deseo de que el Gobierno de Estados Unidos encuentre una la solución “adecuada” a la emergencia humanitaria que esta situación plantea a aquellas familias que ahora se encuentran sin ingresos.

El patriarca ha destacado que un gran número de estos iraquíes viven desde hace mucho tiempo en Estados Unidos y que en ningún caso pueden ser sospechosos de representar ningún peligro para la seguridad nacional de EE.UU.

Entre los cristianos detenidos, algunos tuvieron problemas con la justicia en el pasado, algo que, según la policía, justificaría la decisión de una repatriación forzada a Irak.

El 22 de junio, el juez del tribunal regional suspendió durante 14 días los procedimientos de expulsión, tiempo para ver si su tribunal está facultado para deliberar sobre el asunto.

La poderosa Unión Estadounidense por las Libertades Civiles de Michigan (ACLU), en Michigan, que ha interpuesto una denuncia en nombre de los iraquíes en prisión, dice que muchos de los detenidos eran culpables de delitos menores y que no han vuelto a reincidir.

«Hay histeria entre los inmigrantes de EE.UU.»

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21 días. Ese es el plazo que tienen los menores indocumentados que llegan a EE.UU., la mayoría procedentes de Centroamérica, para conseguirse un abogado que defienda sus derechos de forma altruista, ya que el Estado no se hace cargo de esos gastos. En alrededor de un 90 % de los casos, quienes consigan defensa letrada lograrán quedarse. El resto, con casi total seguridad, serán deportados.

Cuando en 2014 se produjo un repunte de niños que llegaban solos al país, la escritora mexicana Valeria Luiselli se alistó voluntaria para ejercer de intérprete. El cuestionario consta de 40 preguntas y tiene como objetivo documentar la realidad de la que huyen estos menores, buscando argumentos legales (maltratos, abusos, amenazas de maras…) que permitan defender su caso en los tribunales norteamericanos.

Lo cuenta en el libro Los niños perdidos (un ensaño en cuarenta preguntas) (Sexto Piso), que presentó el martes en Madrid. Luiselli entrevistó a decenas de chicos y chicas, supervivientes de una infernal travesía por México. Desde 2006 han desaparecido 120.000 mirantes a su paso por este país, y ocho de cada diez mujeres son violadas.

En paralelo, EE. UU. ha ido endureciendo sus leyes migratorias y reforzando su muro con el sur, debido a la presión de la opinión pública sobre las autoridades. Pero ese aumento de la xenofobia ofrece una imagen del cuadro incompleta. «En EE. UU. tenemos a los peores cretinos del mundo, aunque también a un montón de personas dispuestas a organizarse para defender los derechos de personas que ni siquiera conocen, algo que yo no he visto en ninguna otra sociedad», asegura la escritora. La recaudación de fondos y el aumento de voluntarios ha crecido en paralelo al auge del discurso xenófobo de Donald Trump. «Hay mucho miedo, yo diría que histeria entre los inmigrantes». Pero incluso en esa «América profunda», donde «los chavitos llevan gorras con el lema Make America Great Again», se han producido reacciones esperanzadoras de solidaridad. Valeria Luiselli cita el caso de sus alumnos de español en una universidad de Long Island, provenientes de familias obreras, muchos de ellos, en un primer momento, reacios a la llegada de extranjeros. Tras escuchar a su profesora hablar de sus experiencias, han terminado poniendo en marcha un grupo de apoyo a adolescentes inmigrantes, a quienes enseñan inglés y ofrecen actividades de tiempo libre. «Ahora –cuenta orgullosa Luiselli– están empezando a organizar un grupo de acción política».

Fecha de Publicación: 22 de Marzo de 2017

El tátara tío de la princesa Diana de Gales, camino a la santidad

Amante del críquet y convertido al catolicismo, dedicó su trabajo a los pobres, especialmente a los inmigrantes irlandeses

web-princess-diana-father-ignatius-spencer-johnny-eggitt-afp-and-public-domainUn entusiasta del críquet, antepasado tanto de la princesa Diana como de Winston Churchill ha dado un paso más hacia la santidad.

La Congregación para las Causas de los Santos ha aprobado la designación de “Siervo de Dios” para el sacerdote Ignatius Spencer, nacido en 1799 en Inglaterra.

El padre Spencer fue un pastor anglicano que se convirtió al catolicismo a los 31 años, con el consecuente escándalo en su sociedad victoriana. En 1847 se unió a los Pasionistas y trabajó con irlandeses indigentes en las Midlands de Inglaterra.

Dedicó gran parte de su vida a trabajar por devolver Inglaterra al catolicismo. Viajó a Irlanda cuatro veces, la primera en 1842, convencido de que la solución a la separación y el antagonismo entre los dos países podría solucionarse con la oración de los irlandeses por la conversión de Inglaterra.

Así, pedía el rezo de un Ave María al día con este propósito: “A través de una oración unida para obtener de Dios la conversión de todos los desafortunados que, bajo el nombre de cristianos, están separados del redil del Pastor único, pero no nos limitemos únicamente a los protestantes (…) ni tampoco únicamente a Inglaterra, sino incluyamos a los griegos, los rusos y las antiguas sectas de Asia”.

Según el sacerdote John Kearns, provincial pasionista británico, el padre Spencer también era conocido por su predilección por el juego del críquet, al cual denominaba “mi manía”.

Consagró su labor a los pobres, en particular entre inmigrantes irlandeses. Una vez dijo que desearía morir como Jesús: “en una cuneta, inadvertido y anónimo”. Las palabras resultaron proféticas, porque el padre Spencer murió después de sufrir un ataque cerebral, solo, en un camino rural cerca de Edimburgo, Escocia. Su cuerpo está enterrado en la iglesia St. Anne and Blessed Dominic, en Saint Helens, Merseyside.

Mark Davies, obispo de Shrewsbury, declaró para Catholic Herald que la vida del padre Spencer es un capítulo “heroico y a menudo olvidado” del catolicismo en Inglaterra. “Al enfrentarse al desafío del secularismo, el padre Ignatius y sus compañeros pasionistas –beato Dominic Barbery y madre Elizabeth Prout– nos recuerdan la energía misionera y el propósito que definieron ‘la Segunda Primavera’ de la Iglesia católica en Inglaterra”.

El padre Spencer es el tatara-tatara-tataratío de la princesa Diana, además de tío abuelo de Winston Churchill.

Con el apoyo de Red Madre

«Dios me mandó un ángel para rescatar a mi niño del aborto»

Dos jóvenes madres inmigrantes dan su testimonio de cómo replantearon su decisión de abortar a sus criaturas.

Actualizado 2 abril 2012

ReL

Rosa Moambuguete esperaba al pequeño Axe y habia decido luchar por su embarazo contra viento y marea después de un tiempo de indecisión en el que se planteó abortar. 

«En ese momento pensé en todo lo negativo. Eso fue lo que me hizo pensar en abortar». Las circunstancias adversas (no poder trabajar, la hipoteca de la casa que tenía que pagar su marido, el alto coste de mantaner a un bebé) la empujaron a tomar tal decisión.

Sin embargo, no lo llevó a cabo. Sentir una vida dentro de sí le hizo cambiar de opinión. Decidió, de forma rotunda, enfrentarse a todos sus miedos. Y fue a la salida de esa clínica donde la organización Red Madre apareció en su vida… Desde aquí le ayudaron, le animaron a seguir adelante, a luchar por la vida de su hijo.

«Dios me mandó un ángel para rescatar a mi niño» del aborto, dice Rosa al referirse al apoyo que recibió de la organización Red Madre para seguir con el embarazo.

Marlí y su hija Laura

Un agradecimiento que comparte con Marlí Marques. Llegó a España hace 8 años y la noticia de su embarazo le pilló por sorpresa. 

En proceso de divorcio, y madre de una niña de 12 años, Marlí encuentra en Red Madre el apoyo que necesitaba para afrontar la larga lucha que ha supuesto la supervivencia de la pequeña Laura, después de plantearse el aborto como opción. 

Nació hace 2 meses y estuvo a punto de perder la vida por problemas en el parto. Pero gracias a Red Madre sacó las fuerzas de salir adelante. Y con fuerza es como afronta ahora Marlí su día a día. 

Energía que comparte con la ilusión y la alegría que ha supuesto la llegada al mundo de la pequeña Laura, pero sobre todo gracias al calor y la esperanza que se contagia desde la pequeña familia que forman en Red Madre.