Te quiero así como eres

luce-caponegro

Luce Caponegro, en arte Selen, ex reina del porno italiano en los años noventa cuenta el diálogo con su hijo Gabriele

Una lección difícil de olvidar. Lo cuenta al Corriere della Sera (5 de mayo) Luce Caponegro, en arte Selen, quien en una época fuera reina del porno y ahora madre de dos hijos.

La vida “normal” de Luce

Han pasado casi veinte años desde que dejó de ser estrella porno -que muchos consideraban la heredera de Moana Pozzi- pero una opción tan extrema como esa deja señales profundas.

A los hijos se les deben dar valores y alas. Yo tuve valores. Al buscar protegerme me ahogaron. Yo era la clásica buena chica que hacía danza y andaba a caballo. A mi papá le gritaba ‘sucio capitalista’. Me rebelé cuando me enamoré a los 15 años de una persona que desvió una existencia que parecía ya estar escrita“.

El encuentro con el porno

“Apenas cumplí la mayoría de edad -recuerda- dejé todo lo que tenía, incluidos los vestidos. Me fui a recorrer el mundo, India, Pakistán, autostop y sacos de dormir. Esa historia duró 17 años, se volvió mi agente en el porno. El aliciente fue la curiosidad en relación a la sexualidad. Había un componente de exhibicionismo”.

“Mamá, ¿has cometido errores alguna vez?”

El segundo de sus hijos, Gabriele, supo del trabajo de su madre de una forma inconveniente: por los amigos de escuela que habían visto esas viejas películas en Internet.

Fue él quien la enfrentó, con delicadeza y sorprendente madurez: “Mamá, ¿has cometido errores alguna vez?”. Todos los cometemos, le respondió ella. “¿Me puedes decir uno?”. Antes fumaba. “¿Me puedes decir otro?”. Las cartas cayeron. “Tú eras estrella porno”. No era otra pregunta: era una afirmación.

Sí, fui estrella porno, ¿te sientes herido?, le preguntó Luce. “Me quedé mal pero luego pensé que de jóvenes se cometen errores, tú eres maravillosa y te quiero así como eres”. Lo abrazó fuerte. Permanecieron los prejuicios en la ciudad, “los vivo hasta ahora, son como el veneno, fruto del miedo. Basta hablar conmigo dos minutos para que desaparezcan como la nieve al sol”.

“Hoy estoy luminosa, cristalina”

Hoy Luce tiene un centro de belleza en Ravenna. Recientemente le propusieron interpretar a una religiosa en un musical. Dijo que no, a pesar de que siempre se ha declarado una persona atenta a la espiritualidad. Pero era demasiado para su segunda vida. ¿Cómo se siente? “Cristalina, luminosa. Soy la representación de mi nombre”, Luce, una mujer que siempre ha sido ella misma.

¿Por qué sí a la educación personalizada?

La mejor estrategia para afrontar la urgencia educativa actual

hero-education-reading-girl-teacher-phil-dowsing-creative-cc

Hoy en día, los padres de familia y educadores tenemos grandes retos para educar bien dentro del ambiente actual en el que se ha sufrido una desvalorización profunda en el ser humano; ver esta situación de manera pesimista sería un grave error; es lo contrario, una gran oportunidad para los cambios adecuados que guíen a los padres de familia, profesores y alumnos a la plenitud y a la felicidad.

Existe una URGENCIA EDUCATIVA, tal como lo han mencionado los últimos papas, y si observamos, es muy evidente, cómo los organismos internacionales y gobiernos, realizan hoy en día reformas legislativas en la educación con la esperanza de afrontar con éxito los retos que presenta el mundo actual. Esta acción es tan sólo una pequeña parte del proceso de cambio que hoy es urgente en la educación; más a fondo desde las familias, es urgente potencializar su acción educadora dentro del espacio único e inmejorable que da a cada ser humano, para crecer sabiéndose amado y convertirse en una persona valiosa que pueda participar en la transformación de un mundo mejor para estas y futuras generaciones.

¿Qué tiene de bueno la educación personalizada?

 El progreso tecnológico junto con los cambios económicos, políticos y sociales, han provocado que vivamos en una sociedad masificada, en donde la persona no es tan importante; importa lo que produce, más no lo que piense, necesite o anhele; importa que consuma, que compre, pero no importa si puede reflexionar y llegar a ser mejor persona por medio de su conciencia y libertad.

Estas circunstancias, junto a una carrera desenfrenada de materialismo y utilitarismo en las que comprar y tirar es usual, con modas y pensamientos superficiales o lights, han provocado que hoy podamos apreciar a la luz de la razón, una desvalorización mundial de la que debemos ocuparnos con optimismo, profesionalismo y mucha esperanza.

Los ambientes ideales para la educación integral del hombre que nos pueden llevar a mejorar los rumbos de la humanidad son: principalmente la familia con padres, hermanos, abuelos, etc., y en la escuela con los directivos, profesores, orientadores, etc.

Por todo esto, hoy en día existe la necesidad imperante de ver a la persona en su totalidad, es decir, integralmente para inspirarle a querer pensar, reflexionar,  que quiera ser mejor, darse a los demás, para vivir en la verdad y saber  diferenciar entre lo que realmente es bueno y lo que no lo es, a pesar de todos los estímulos y condicionamientos que pueda estar recibiendo en el ambiente.

La educación personalizada, responde a esta necesidad de ver lo mejor de cada persona para impulsarle y que pueda llegar a ser su mejor “yo”, con madurez y equilibrio personal.

Los principales puntos que propone este tipo de educación son:

  • Atención a la diversidad
  • Orientación personal
  • Aprendizaje significativo,
  • Educación en valores

El objetivo de la educación personalizada, que sitúa a la persona como centro de la educación,  es que cada uno de los alumnos pueda alcanzar el máximo desarrollo de sus dimensiones en los diferentes ámbitos de su vida, para que forme su propio criterio y pueda tomar decisiones de forma libre y responsable.  “Se trata de ayudar a su perfeccionamiento humano, que se ordena a y desde la razón, y se dirige a la formación de hábitos. Por eso sólo tiene lugar a través de la libertad”. García Hoz, 1993 (La práctica de la educación personalizada, p. 80).

Se busca que al finalizar su educación en el Colegio, cada alumno apoyado por sus padres y profesores, planee su proyecto personal de mejora para toda su vida por lo que cada alumno dentro de su singularidad, necesita ser guiado y motivado de la mejor manera posible para llegar a la madurez de la mano de la educación integral. Así se evita reducir al alumno sólo al desarrollo de ciertos campos, por ejemplo, el académico o el social.

La educación debe estar abierta y conocer las dimensiones de la persona por lo que al alumno se le toma en cuenta desde las siguientes notas que le distinguen como único e irrepetible:

  • Unidad – Es armonía y cohesión, que presenta dos caras: una individual y otra social, que requiere de una educación de la totalidad de la persona.
  • Singularidad – Es un ser único, diferente a cualquier otro. Puede ser consciente de sus posibilidades y limitaciones; se puede conocer a sí mismo para el propio autogobierno y descubrir que la excelencia personal es posible.
  • Autonomía – La persona es un ser que tiene libertad, inteligencia, voluntad. Puede aprender a pensar, a decidir, a querer y plantear su proyecto de vida. La libertad exige conocer y valorar la realidad, saber pensar, reflexionar antes de la elección y asumir la responsabilidad de los actos libres.
  • Apertura – Ser que necesita del mundo, de los demás y de Dios. Dar y recibir se convierte en una acción fundamental para su sano desarrollo. Apertura a sí mismo, al mundo, a los demás, y a la trascendencia.
  • Intimidad – Es el conjunto de operaciones inmanentes a la persona, a la que afectan modificándola, es el núcleo constitutivo de la persona y para desarrollarla, es necesario el silencio.

Conociendo todo esto, podemos intelectualmente comprender y aceptar que la educación personalizada es una de las herramientas escolares y familiares, que de verdad pueden provocar una mejora importante en la educación, para reposicionar la verdad, la ética y la moral en este mundo de hoy.

¡¡Sí es posible y hay que mirar a futuro con optimismo, alegría, esfuerzo y esperanza!!!

Mamá, ¿me puedes hablar de Dios?

Cómo hablar de Dios con los hijos

aroni-738302_1920

Sofía está inquieta. Con sus seis años y su pelo enredado, entra y sale de la cocina con mil pretextos. Al final, ya no aguanta más. Se acerca a mamá y le dice: “¿Me puedes hablar de Dios?”

Para mamá sería más fácil si le preguntasen por el abuelito. Podría contar recuerdos, historias, aventuras. Mostraría lo bueno que era el abuelo, tendría entretenida a la niña. Pero Sofía quiere saber algo sobre Dios…

Mamá, entonces, buscará respuestas en el baúl de sus recuerdos. Pensará en lo que aprendió en el catecismo, o en lo que le enseñaron en casa o en la escuela. O, tal vez, recordará algunos de los más hermosos pasajes de la Biblia, o lo que ha escuchado en alguna buena homilía del domingo…

Hablar de Dios no resulta fácil si no tenemos una continua experiencia de Él. Debería sernos tan familiar como los abuelos, los hermanos o los hijos. Nuestra vida viene de su Corazón. Nacimos porque nos soñó. Cada respiro, cada pensamiento, cada acto lo hicimos delante de sus ojos. A la vez, pudimos tocarlo, sentirlo presente, en las mil aventuras de la vida.

Pero a veces nos dejamos absorber por las pequeñeces de cada día. Era más importante un juguete, o los deberes de la escuela, o lo que pasaban por la televisión. Nos obsesionamos por los amigos, por las fiestas, por el deporte. El trabajo llegó a ser algo imprescindible en el propio camino de la vida. La experiencia del enamoramiento, del noviazgo, del matrimonio, llenaron tanto el corazón que a veces parecía que no quedaba lugar para nadie más.

En todas las situaciones, en todos los momentos, Dios siguió a nuestro lado. En el libro, en el colibrí, en la azucena, en las gotas de una lluvia tempestuosa, en los rayos de sol junto a la playa, en los momentos íntimos de la Misa. Estuvo en tantos corazones buenos que nos ayudaron en el momento de la prueba, que nos visitaron en el hospital, que nos dieron una mano cuando el fracaso pacería haber ennegrecido el universo.

Sofía sigue en pie, en silencio, con sus ojos limpios y curiosos. Mamá se seca las manos y la mira de frente, mientras coloca en su sitio un mechón de cabello rebelde. Sofía se siente ante alguien importante que la quiere mucho y que le va a hablar de alguien aún más importante, de su Padre Dios.

“Mamá, ¿me puedes hablar de Dios?”

Artículo originalmente publicado por Familia Cristiana