«Devuélveme el rosario de mi madre», «La flor de la canela» o «Amarraditos», entre los éxitos que la hicieron tan querida y respetada en España y América Latina
La cantante y actriz María Dolores Pradera falleció ayer a los 93 años en su casa, en Madrid (España), donde había nacido. Tras ella quedan un sinfín de canciones con las que ha acompañado al público durante más de 60 años en registros muy diversos: baladas, boleros, tangos, coplas, rancheras, fados…
María Dolores Pradera era apreciada en España y Latinoamérica. Su voz grave y elegante fue acompañada durante décadas por Los Gemelos, los hermanos guitarristas Santiago y Julián López Hernández.
En el siguiente vídeo, “Toda una vida”, del compositor cubano Osvaldo Farrés:
La cantante llenó los grandes auditorios y logró ser la primera española en pisar el escenario del Royal Albert Hall de Londres. No solo eso: contribuyó al abrazo de hermanos entre los pueblos latinos gracias a colaboraciones en disco y en directo con cantantes como Alberto Cortez, Chavela Vargas, Mercedes Sosa, Lola Beltrán o Helenita Vargas,entre otros.
Entre los españoles que también trabajaron con ella, se cuentan Rocío Jurado, Lola Flores, Carlos Cano o Joaquín Sabina.
Rosana, Miguel Bosé, Cachao y Víctor Manuel son algunos de los intérpretes que también han querido unir sus voces a las de esta dama de la canción en recopilatorios, todos ellos superventas.
Devuélveme el rosario de mi madre…
En 1961 le llegó el éxito mundial por “El rosario de mi madre”, estrenada por el grupo peruano Los Troveros Criollos. Le seguirían, ya imparable su voz, “La flor de la canela”, “Fina estampa”, “Amarraditos”, “Del puente a la alameda”…
María Dolores Pradera estuvo casada con el gran actor Fernando Fernán Gómez, con quien tuvo dos hijos, Fernando y Helena. Con él compartió carrera teatral (y cinematográfica) sobre todo en los años 40, aunque ella se inclinó muy pronto por el canto.
El público siempre fue muy agradecido con María Dolores Pradera, la gran señora de la canción, como se le llegó a llamar. Le concedieron numerosos premios, entre ellos un Grammy latino y el Nacional de España de Teatro así como la Medalla de las Bellas Artes.
El 21 de junio de 2013, después de haber suspendido algunos conciertos por una afección respiratoria, María Dolores Pradera se despedía de los escenarios en un concierto con el cantante Miguel Poveda, en Las Ventas de Madrid.
Lleva en Japón desde 1936 y ha vivido la Segunda Guerra Mundial y los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki
Victoria de la Cruz García cumple 109 años. Esta religiosa pertenece a la congregación de las Adoratrices y llegó por primera vez a Japón en 1936, donde ha sido testigo de acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial y los bombardeos nucleares de Hiroshima y Nagasaki.
Victoria nació el día de san Juan del año 1907 en la fonda “Andaluza”, propiedad de su abuela paterna, que ocupaba el céntrico edificio de la calle Juan Díaz de Málaga (España) donde actualmente se encuentra el restaurante Trillo.
Hija de Manuela y Francisco, concertino de la Orquesta de Málaga y profesor del Conservatorio, fue la segunda de nueve hermanos y recibió el bautismo en El Sagrario.
Su sobrina Angelita, que sigue viviendo en Málaga, cuenta de ella que era una niña lista y trabajadora, que consiguió estudiar para maestra en la Escuela Normal y que, para sostener a su familia, daba clases particulares a niños de La Caleta.
La familia se trasladó luego a calle Císter y, en 1914, a calle Madre de Dios. Tras unos ejercicios espirituales, decidió que quería ser religiosa adoratriz e ingresó en el noviciado de Guadalajara.
Ante los sucesos del año 1931, un familiar la sacó del convento y la llevó a Málaga, hecho que vivió con mucha inquietud, deseando regresar a la vida religiosa, como finalmente hizo.
En 1936 fue destinada a Japón, viaje que realizó en barco y que le llevó dos meses. “Desde allí escribía a la familia, pero las cartas tardaban meses en llegar”, cuenta Angelita.
Cuando se inició la Segunda Guerra Mundial, tres años después de su llegada a Tokio, Victoria de la Cruz tuvo que marchar a las montañas de Karuizawa, al norte de la capital, junto a las religiosas de su comunidad.
“Enviaba fotos de cómo se encontraban, con la nieve hasta las rodillas. Lo pasaron muy mal”, recuerda su sobrina.
La propia religiosa, en declaraciones a la agencia AVAN, cuenta: “Estuvimos en las montañas de Karuizawa, lejos de Tokio, con muchísimo frío y poca comida, y pasamos de todo hasta que acabó la guerra y nos marchamos a la ciudad de Yokohama, al sur de la capital“.
La misionera añade: “Me acuerdo perfectamente de los momentos difíciles que pasamos durante la guerra, hasta de lo que comíamos: arroz, poco o mucho. Lo que había”.
“Vivimos momentos muy complicados, pero por misericordia de Dios estoy viva y coleando con mis ciento y pico de años y doy gracias a Dios porque además tengo buena salud”, cuenta entre risas.
Misionera y fundadora
Durante sus años como misionera, Victoria de la Cruz ha ejercido su labor en distintos colegios de Japón, recibiendo incluso una condecoración del gobierno japonés y llegando a ser superiora en varias de las comunidades por las que ha pasado.
Ha fundado numerosos centros, como el Colegio de las Adoratrices en la ciudad de Dos Palos, en California, donde residió seis años.
Algunas de las religiosas adoratrices de Málaga han coincidido con Victoria. Es el caso de Mª Pepa, quien afirma de ella que “es una mujer agradabilísima, magnífica”.
“Es extraordinaria –añade Mª Elisa, adoratriz en Madrid-. Se curtió en la Guerra Mundial y después del conflicto, trabajó incansablemente por las jóvenes que, debido a la penuria, emigraban a la ciudad”.
En Málaga sigue viviendo su hermano Fernando, de 95 años, que reside en un centro de mayores, así como varios sobrinos. Su sobrina Angelita nos cuenta que, desde que se marchó, no volvió a Málaga hasta el año 63.
“Aquello fue un acontecimiento en la familia. Su madre lo celebró muchísimo y todos nos alegramos de volver a verla”.
Sus visitas a la familia terminaron en 1981, cuando comenzó a comunicarse exclusivamente por carta. “Escribía divinamente, pero ya hace un año que dejó de hacerlo, seguramente por la edad“, explica su sobrina.
La comunicación entre ellas continúa por teléfono. “Hablamos con frecuencia: por su cumpleaños, en Navidad, en Pascua de Resurrección y el 8 de septiembre, su santo, Día de la Virgen de la Victoria a la que tiene gran devoción”.
Angelita se emociona cuando habla de su tía. “Tiene la misma voz de siempre, tan cantarina. No se olvida de su tierra. Nos dice: «acordaos de mí cuando miréis al Mediterráneo» y yo me meto con ella, diciéndole que es una campeona, la monja más guapa del mundo. Siempre nos prometemos seguir rezando la una por la otra”.
Lee la prensa a diario y toca las castañuelas
Actualmente, Victoria de la Cruz vive en una residencia de religiosas en la ciudad de Kitami, en Tokio, donde existen otras tres comunidades en las que se sigue atendiendo a chicas en situación de necesidad para evitar que caigan en la prostitución.
Las religiosas de las cuatro casas se reúnen “para rezar, participar en las eucaristías y comer juntas”, como ella misma explica.
Su día a día comienza a las cinco y media de la mañana, cuando se levanta. “Duermo bien -cuenta la religiosa-, como de todo o casi todo, y procuro no usar el ascensor. Subo y bajo los escalones”.
Victoria explica sonriente que “antes dedicaba mi labor a atender a otras personas pero ahora no, ahora tengo bastante conmigo misma”.
Afirma ser feliz y no tener ninguna preocupación: “Nada me molesta ni me hace sufrir, estoy muy bien y doy gracias a Dios y a todos”.
Las hermanas adoratrices dan fe de ello: “Es muy alegre, cuenta Mª Elisa, toca las castañuelas tan bien que antiguamente la llamaban hasta de una orquesta en Japón para que les acompañara en los conciertos. Y además, tiene una mente privilegiada, no perdona el hecho de leer la prensa a diario, tanto en inglés como en japonés”
El elevado número de personas mayores y la baja tasa de natalidad provocan que España sea un país sin relevo generacional.
El año pasado la Federación de Amigos de los Mayores publicaba un dato: un millón y medio de ancianos viven solos en España. Con 8 millones de mayores de 65 años, estamos hablando del 18,75% de los ancianos que residen en nuestro país.
España envejece y este problema irá en aumento. Y digo “problema” porque por mucho que algunos nos quieran vender la idea de lo guay que es optar por el estilo de vida “single” (como ahora lo llaman), en la recta final de la vida tiene que ser muy duro no tener a nadie que te acompañe, que te cuide día a día, que te ayude y con quien hablar.
He tenido la oportunidad de ver en un hospital los efectos de la soledad en una persona mayor. Tristeza, depresión, aburrimiento cuanto menos… Los días se vuelven muy largos y las sonrisas muy escasas.
Entre las enfermeras hay auténticos ángeles capaces de arrancar sonrisas incluso al anciano más triste, pero las enfermeras no pueden estar ahí todo el rato. Alguno pensará: “el Estado debería cubrir esa necesidad”. El caso es que el Estado no puede suplir la ausencia de hijos, nietos y sobrinos. Por supuesto, unos los tienen y otros no.
Yo vivo en el seno de una familia donde nuestros enfermos no sólo suelen estar bien acompañados, sino que incluso acabamos dando compañía a los compañeros de habitación que no la tienen. Tendríais que ver cómo poco a poco se animan a charlar con uno, se van sacudiendo las telarañas de la depresión y acaban reflejando en su rostro esa pizca de alegría que les faltaba la primera vez que los vimos.
Nuestra sociedad ha asumido poco a poco la idea de que los niños son una carga, un gasto, un engorro e incluso un obstáculo que nos impide alcanzar una vida más cómoda y placentera. Yo veo a aquellos de mis amigos que tienen hijos y no me encuentro con nada de eso. Obviamente, tener hijos implica una gran responsabilidad, un montón de esfuerzos y de sacrificios, pero también tiene muchas contraprestaciones.
Hoy en día da gusto escuchar llantos de los bebés
Un niño pequeño llena por completo de vida una casa. Hace poco unos vecinos con niños pequeños nos preguntaban si molestaban los llantos de los bebés, y lo tuve claro: hoy en día da gusto escuchar llantos de los bebés, sobre todo en un edificio lleno de personas mayores. Algunas no tienen más que la compañía de un pequeño perrito, y los perritos tienen una vida mucho más corta que las personas. ¿Qué queda después?
Se me hace chocante tener que decirlo, pero cada vez es más frecuente la necesidad de recordar cosas obvias. No visitar a tus mayores, ni siquiera cuando enferman, es algo que debería dar mucha vergüenza. Por supuesto, cada familia es un mundo y a veces por cualquier motivo, los lazos familiares se rompen durante años. Pero ¿cómo puede ser que no nos acordemos de quienes nos dieron la vida, de quienes asumieron tantos sacrificios para criarnos y educarnos? Y esto se le puede reprochar a los hijos de quienes los tienen, claro.
Una sociedad con cada vez más ancianos y menos niños es una sociedad condenada a la soledad
Una sociedad con cada vez más ancianos y menos niños es una sociedad condenada a la soledad, a la tristeza, al abandono y a la depresión. Y lo más dramático es que nuestros políticos no sólo no reconocen este problema, sino que siguen empeñados en engordarlo, apoyando legislaciones que financian con nuestros impuestos la eliminación de niños por nacer, y al mismo tiempo dejan solas y sin ninguna ayuda a las mujeres embarazadas que no quieren deshacerse de los suyos. Es de locos.
Cada mujer que decide traer una nueva vida al mundo debería contar con el apoyo y el abrigo de toda la sociedad, y no con presiones políticas, sociales y legales para que se deshaga de la vida que crece en su vientre.
Además de lo ética y moralmente reprobable que es acabar con la vida de un ser humano inocente e indefenso, el aborto es también la expresión del suicidio social al que se está abocando nuestro pueblo.
Una sociedad que mata a sus hijos es una sociedad que se pone una soga al cuello
Una sociedad que mata a sus hijos es una sociedad que se pone una soga al cuello. Sin niños,sin un relevo generacional, una sociedad se ve desprovista del capital humano necesario para renovarse y para sostener, acompañar y cuidar a quienes afrontan la recta final de sus vidas.
Lo realmente grotesco, y lo que más pesar debe causar en quienes lo hacen, es haber tenido un hijo -porque el embarazo es ya tener un hijo- y haberte deshecho de él por comodidad, por egoísmo, por presiones o por cualquier otro motivo. ¿Cuántos abrazos, cuántas sonrisas, cuántos gestos de cariño y cuántas compañías se han liquidado en España con esta lacra que algunos catalogan -en el colmo de la insensatez y de la sinrazón- como un “derecho”?
El comunismo intenta hacerse un hueco en el panorama político español. Se aprovecha de la ignorancia, la frustración por la crisis económica, el escándalo de la corrupción y la pérdida de valores morales. Estamos perdiendo las raíces cristianas que nos configuraron como nación. Debemos ejerce el derecho a voto, aunque sólo podamos optar por el mal menor.
Por ello ponemos en marcha con urgencia esta campaña de ayuno y oración por España hasta las próximas elecciones de noviembre 2015.
Comprométete a ayunar los viernes y rezar el rosario (a ser posible en familia) todos los domingos.
España necesita que pidamos por ella: por la conversión de sus ciudadanos y políticos, en especial por el futuro presidente de gobierno.
“En el Rosario está cifrada la salvación de España”
(Mensaje de la Virgen a San Antonio Mª Claret)
¡Santa María, ruega por España!
¡¡¡Difunde esta campaña a través de Whatsapp, páginas web, redes sociales o hablando de ella!!!
Este es el equipo de las adoratrices en Almería: algunas visitan los prostíbulos, otras acogen a las chicas que se refugian con ellas, a veces con sus bebés
El diario laicista El Paísse ha interesado por el trabajo de las religiosas adoratrices de Almería, que acompañan a mujeres en el mundo de la prostitución para ayudarlas a dejar esa vida. En un artículo extenso y detallado, firmado por Natalia Junquera, explica las condiciones de vida de las prostitutas, lo que las encadena a esa actividad degradante y cómo las adoratrices logran ayudar a muchas.
«Un grupo de monjas hace ruta todas las semanas por clubs de alterne, carreteras, cortijos y pisos de Almería donde se ejerce la prostitución. Sonadoratrices y oblatas que hace años que no se ponen el hábito y viajan en una furgoneta en la que, a veces, se producen milagros. En la parte trasera de ese vehículo, habilitada como un pequeño salón en el que las religiosas reparten café y preservativos,se han transformado vidas enteras; las de decenas de mujeres obligadas a vender su cuerpo por redes mafiosas o por pura desesperación. La ruta termina en unacasa de acogida cuyo domicilio es confidencial,por seguridad. Reciben a EL PAÍS con la condición de no revelar esa ubicación ni la identidad de sus inquilinas». (Es posible contactar con ellas en www.adoratricesalmeria.org).
Como se atrapa a las chicas El artículo expone varias formas en que las mujeres acaban en las redes de explotación sexual.
“Me engañó un gitano rumano”, relata Erika, víctima de trata. Ella tenía entonces 12 años; él, 27. “Me dijo que vendríamos a España, que yo podría trabajar de limpiadora…”. Con 14 se quedó embarazada. “Así que me vendió a otro gitano rumano”. Erika no sabe por cuánto dinero, pero sí sabe que le engañó, porque cuando su nuevo dueño descubrió que iba a ser madre, la molió a palos para intentar provocarle un aborto. No lo consiguió y ella regresó a su país, Rumanía, para dar a luz.
“Ese mismo día, el gitano que me había traído a España se presentó en el hospital y me dijo: ‘Tú eres mía”. Se la llevó. “Me obligó a trabajar enseguida. La mujer de mi padre se quedó con mi niña”. De vuelta en España, le obligaba a darle 300 euros al día. “Si no los conseguía, me pegaba una paliza”. La torturaba metiendo su cabeza en el frigorífico e intentando cerrar la puerta. En una ocasión, le rajó los muslos con un cuchillo y chorreando sangre, la obligó a tener relaciones sexuales con él. “Un cliente me animó a denunciar a la policía». El juicio está pendiente y Erika, que ahora tiene 24 años, ya no vive en la casa de acogida.
Cómo se vive en un prostíbulo La adoratriz María José Palomino describe un cortijo de prostitución en Roquetas (Almería), con sus techos de uralita, una silla en la puerta para advertir a los clientes,mantas sobre la tierra y bichos por todas partes. «Le pregunté a las chicas si alguna vez habían ido al pueblo, al cine, a la compra…Una de las nigerianas me explicó que llevaba siete años allí metiday que el dueño le llevaba de vez en cuando bolsas de comida”. El propietario, un español de 35 años, le cobraba 500 euros al mes por el alquiler de aquel cuchitril infecto, pero oportunamente rodeado de invernaderos, es decir, de mano de obra barata en busca de sexo barato. El servicio allí cuesta 10 euros».
Fatema, marroquí, de 28 años, da más datos del prostíbulo en el que trabajó: “Allí iban muchos hombres: inmigrantes, españoles, jóvenes, viejos, borrachos, sucios…«, recuerda Fatema. «Había muchas chicas como yo, más de 20: rusas, nigerianas, marroquíes… Sufrimos mucho. A mi familia nunca le conté la verdad. Les decía que estaba trabajando de panadera, en el tomate…”. Ella había llegado con 21 años a España para trabajar en la fresa, en Huelva, pero aquello solo duró 15 días. Su padre había muerto y ella tenía que enviar dinero a casa para mantener a su madre, su hermano y sus dos hijos.
Trabajó en los cortijos hasta que un día, las monjas en ruta dieron con ella y la ayudaron a salir del infierno. Ahora tiene un contrato como interna en una casa, ha conseguido los papeles y ha podido regresar a Marruecos. Llevaba seis años sin ver a sus pequeños.
Chicas que denuncian y prostíbulos que se cierran Muchos de esos cortijos están hoy cerrados porque una de las víctimas denunció a la policía. Palomino y Elena Guerra, la trabajadora social que asiste a las religiosas en el proyecto, hablan con verdadero orgullo de ella: “Levantó medio Poniente”, dicen, refiriéndose a una de las zonas predilectas de las redes de explotación. Por eso la perdieron tan pronto de vista. “Cuando están en peligro, las envían a otro lugar para que nadie pueda encontrarlas. Los explotadores las tienen aterrorizadas”. A rumanas, búlgaras, rusas… las amenazan con hacer daño a su familia. A las nigerianas, con el vudú.
España es el segundo país de la Unión Europea con más casos detectados de explotación sexual -el primero es Italia-. Solo desde el pasado enero, la policía ha detenido a 264 personasen 76 operaciones contra estas mafias e identificado a “más de 4.900 víctimas potenciales”. De ellas, 117 fueron asistidas por ONG -14 eran menores de edad- y 66 adquirieron la condición de testigos protegidos. Entre abril de 2013 y diciembre de 2014 fueron 1.450 detenidos, 11.751 víctimas potenciales detectadas, 774 acogidas y más de 29 millones de euros incautados. Según Interior, el negocio mueve cinco millones de euros al día en España. La policía ha habilitado una línea telefónica para denunciar de forma confidencial casos que se conozcan: 900 10 50 90.
Las adoratrices, los dueños y los preservativos Palomino visita clubes y pisos de prostitución. “A los dueños de los locales casi nunca les vemos cuando entramos.En 13 años no hemos tenido ningún problema. Lo más, una vez que un cliente borracho me cogió de la cintura y me dijo: “¡Esta sí que es guapa!”, recuerda la religiosa.
El artículo de El País detalla que «los clubes son el único sitio de la ruta en el que las monjas no reparten preservativos, porque las mujeres que trabajan allí suelen tener más dinero».
“Cuando estás en esto, no te planteas si preservativos sí o no. Piensas en el bien de las chicas y ya está. Nadie de la Iglesia nos lo ha recriminado nunca. Lo que no hacemos es acompañarlas a abortar. Les informamos de que tenemos una casa de gestantes [por ejemplo, su Casa Cuna de Córdoba, que ReL describe aquí] y, si quieren interrumpir el embarazo, es su libertad, pero no vamos con ellas”, explica Palomino. Gracias a un convenio con la Junta de Andalucía pueden ofrecer a estas chicas una tarjeta sanitaria temporal, pese a que muchas de ellas no tienen ni pasaporte.
El País no entra en más detalles morales. El tema de la moralidad del preservativo en la prostitución es complejo y discutido por teólogos y moralistas, muy distinto del tema de la anticoncepción en el matrimonio. Incluso el caso de la prostitución homosexual es distinto al de la heterosexual. Por ejemplo, desde la doctrina católica, el condón es inmoral por dos razones: separa el acto conyugal de su fertilidad natural y bloquea el significado unitivo en el abrazo esponsal. Pero en la prostitución homosexual no hay fertilidad ninguna, y en la heterosexual ¿es inmoral que una prostituta quiera bloquear la fertilidad de un acto que ni es conyugal ni esponsal? Y, desde luego, nadie piensa en si se bloquea el significado unitivo en un trato cliente-prostituta, ya que no hay ninguna voluntad de unión. Otros moralistas consideran que, además, la voluntad profiláctica (de uso como protección contra enfermedades) hace que no tenga peso en el análisis moral la voluntad anticonceptiva. (Más detalles sobre esto en el debate de 2010 sobre las palabras de Benedicto XVI referidas al uso de preservativos en la prostitución, aunque él se centró en la hipótesis de un prostituto masculino:http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1345909?sp=y)
Lo realmente moral es, para las prostitutas, dejar la prostitución, y para las adoratrices, animarlas y ayudarlas a que lo hagan. Pero es un proceso largo de toma de conciencia de que hay esperanza, de que es posible salir... y mientras tanto hay que mantenerse con vida.
Salvar a las que se pueda “Por una sola ya hubiera valido la pena”, asegura Palomino, que ha ayudado a decenas de mujeres. Solo en 2014, acogieron a 30 en la casa, 8 de ellas, víctimas de trata. La congregación celebra a menudo grandes triunfos: el primer cumpleaños en libertad de alguna de las chicas, papeles para una, trabajo para otra, o el premio de Derechos Humanos Rey de España, que concede el Defensor del Pueblo y les entregó Felipe VI el pasado abril. Pero también se llevan grandes disgustos: esclavas de las mafias que el día del juicio se desdicen y abandonan el juzgado con su explotador; mujeres que tras lograr salir de la explotación terminan con un novio maltratador, al que justifican. “Psicológicamente las desmontan», explica Guerra. «Algunas llegan a creer que no merecen otra vida y se sabotean a sí mismas».
El caso de Lucía Lucía, portuguesa de 31 años, se prostituyó durante cinco años, ahora lleva dos en una casa de acogida. “Mi novio me animó a venirnos a España. Dijo que él ganaba un buen sueldo –era camionero- y que no hacía falta que yo trabajara. Llegamos en mayo de 2007. Yo estaba embarazada. Luego descubrí que se gastaba todo el dinero en juego, porque era ludópata, y lo metieron en la cárcel porque mató a una persona con el camión. Así que yo me vi sin trabajo, con mi hija de un año, un alquiler, y mi madre, que había venido a España. El día antes de la Navidad de 2008 abrí la nevera y no tenía nada que darle a mi niña. Nada. Todo el mundo al que había pedido ayuda me dijo que no podía seguir ayudándome y me acordé de un piso que tenía unas lucecitas en la puerta. Era evidente a qué se dedicaban… Y llamé”.
«Recuerdo como si fuera ayer la primera vez, la peor. Llorando. Ahí me di cuenta de en qué me había convertido. ¿Dinero fácil? No hay dinero más difícil de ganar que ese”, cuenta entre lágrimas. “Al terminar, pedí un adelanto y compré pañales y leche”. «Me drogaba para no pensar, y me enganché”. Su hija fue dada en adopción.“El mes que viene cumple 7 años. A veces veo niñas que se le parecen, o que hacen un gesto o un sonido como los que ella hacía. Cuando sea mayor, me gustaría que supiera la verdad de lo que pasó”.
Recuerda perfectamente el día en que esas monjas en ruta dieron con ella. “La primera vez me hice la dormida. La segunda vez que vinieron al piso, una de ellas me preguntó: ¿Tú qué haces aquí? Recuerdo que me tocó, me cogió de la mano mientras me hablaba, y eso me impresionó mucho”. Hacía años que nadie tocaba a Lucía así: para mostrar cariño. “Cuando estas monjas aparecieron en mi vida, yo no me reconocía en el espejo. Quería arrancarme la piel después de estar con cada cliente. Pensé: ´si pierdo este tren, puede que no pase otro´… La hermana María José me dijo el otro día: ´He estado en el piso, he visto tu antigua cama, y no sabes lo que me he alegrado de que ya no estuvieras allí”.
La aristócrata y el chal bonito El Paísno explica el origen de esta congregación que nació en Madrid y hoy cuenta con mil religiosas repartidas en distintos países. Fue en 1845, cuando con 36 años la aristócrata Micaela Desmaissières y López de Dicastillo, vizcondesa de Jorbalán, abrió su primer colegio para chicas rescatadas de la prostitución. Pero la toma de conciencia de Micaela (hoy Santa Micaela del Santísimo Sacramento) no llegó de la mano de una prostituta sino de una chica de familia rica.
La joven vizcondesa, aconsejada por el padre Carasa, jesuita, ayudaba con frecuencia, de incógnito, en el hospital de pobres de San Juan de Dios. Allí encontró una chica de la calle, abandonada, que sin embargo conservaba un bonito y muy caro chal. Había sido de familia rica, pero unos hombres la sedujeron y después de usarla sexualmente la abandonaron, y ella ya no podía volver a su casa. Micaela consiguió que la chica se reintegrara en su familia.
Micaela fundó un colegio para chicas en 1845 en Madrid y en 1850 dio el gran paso: dejó definitivamente la vida aristocrática en la corte de Isabel II y se fue a vivir con las chicas. Poco a poco atraería colaboradoras y nacerían las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y la Caridad (www.adoratrices.com) que han atendido en su historia a miles de mujeres en apuros y en España son probablemente la realidad eclesial que mejor conoce y combate la prostitución, la trata de mujeres y sus lacras asociadas.
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