Novela sobre el Apocalipsis y el Anticristo

Famoso exorcista Fortea publica novela sobre el Apocalipsis y el Anticristo

 
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REDACCIÓN CENTRAL, 24 Jun. 13 / 09:02 pm (ACI).- El famoso exorcista español José Antonio Fortea, publica con ACI Prensa, de forma completamente gratuita, “Cyclus Apocalypticus”, la primera de una serie de novelas sobre el Apocalipsis.En declaraciones ACI Prensa, el P. Fortea indicó que Cyclus Apocalypticus es “una novela cuyo personaje es la entera civilización de finales del siglo XXI y principios del XXII”.En el libro, se aborda “la visión de la destrucción del mundo desde el lado de los no creyentes”, constituyendo una “crónica de la deconstrucción de una sociedad planetaria”.

Situada entre los años 2181 y 2213, se trata de “el Anticristo, la Gran Apostasía, la Abominación de la Desolación… la historia que pone fin a la Historia”.

“Este libro es la historia de una civilización sobre la que se van a abatir las siete trompetas apocalípticas, un mundo sobre el que se van a derramar las siete copas de la ira de Dios, una humanidad sobre la que se abrirán los siete sellos bíblicos”.

Para descargar gratuitamente Cyclus Apocalypticus, puede ingresar a:http://www.aciprensa.com/fortea/

¿POR QUÉ LOS EXORCISTAS ESTÁN DE MODA?

El retorno de Satán: los exorcismos son ahora «una medida prudente y necesaria»

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Los exorcismos vuelven a estar presentes en la vida del hombre del siglo XXI. Hace unos días se publicaba la noticia de que el cardenal arzobispo de Madrid Rouco Varela había decidido nombrar ocho nuevos exorcistas ante el aumento de los casos de “influencia demoniaca” en Madrid. Además, unas imágenes que circularon por todo el mundo hicieron que muchos se preguntasen si efectivamente elPapa Francisco había realizado un exorcismo a la vista de todo el planeta. Por si fuese poco, la cultura popular también tiene algo que decir sobre el tema: el número uno en la taquilla británica ha sido The Last Exorcism: Part 2 (Ed Gass Donnelly).

Podríamos pensar que en un momento en el que la influencia de la religión parece encontrarse en retroceso, las posesiones infernales podrían haber perdido la gran repercusión que tuvieron en tiempos de El exorcista (William Friedkin), y no es así. Sea en la cultura popular o en la religión cristina católica, estas expiaciones parecen haber vuelto para quedarse. Pero, ¿por qué nos siguen fascinando? ¿Es simplemente que en este momento hay más, o que ahora están saliendo a la luz?

En tiempos de bonanza, vamos al médico. En tiempos de crisis, también al exorcista

El teólogo y capellán en la Universidad de Navarra Rafael Hernández Urigüen afirma que “se trata de un fenómeno mediático muy interesante”, pero innegable. Como recuerda, Satán era un personaje que cada vez tenía menos presencia en el imaginario colectivo y que ahora ha vuelto con gran fuerza. El teólogo considera que lo que ocurre, a diferencia del pasado, es que “ahora hay más visibilidad”. La decisión de Rouco y el acto del Papa tan sólo han impulsado esa tendencia, ya que “es un tema morboso que siempre ha causado interés”.

Él mismo ha comprobado en su propia piel el auge del interés en los exorcismos, que sitúa hace un par de años, cuando fue entrevistado en una cadena de radio. Desde entonces, le han tomado por exorcista (“algo que no soy”) y muchas diócesis se han quejado por no tener a exorcistas entre sus filas. Por eso mismo, Hernández Urigüen califica la decisión de Rouco Varela como “prudente y necesaria”, y expresa haberse alegrado por dichos nombramientos.

Exorcismos y posmodernidad

El sociólogo Josetxo Beriain de la Universidad Pública de Navarra identifica este retorno de los exorcismos como “una variante de la sociedad posmoderna” que ha sido impulsada por la crisis. Beriain recuerda que “se otorgan premios Nobeles a economistas que no han sido capaces de predecir la crisis”, lo que tiene como consecuencia la crisis de lo racional, a causa de “sus excesos”.  “En tiempos de bonanza, nos gusta ir al médico para que nos cure las enfermedades”, explica el autor de Modernidad y violencia colectiva. “En tiempos de crisis, vamos al médico, pero también al exorcista”.

El proceso de retorno a las creencias del pasado propio de todo período de recesión y, por lo tanto, de conservadurismo, influye en un alto grado en el retorno de estos actos inexplicables. Como explica Beriain, ante este panorama en el que las creencias racionales han sufrido un fuerte golpe, “se vuelve a los planteamientos más religiosos y espirituales”. Según el sociólogo, los exorcismos siempre han estado presentes, pero hay momentos más propicios para ellos que otros. Y, parece ser, el siglo XXI es uno de ellos. Sin embargo, Mónica Cornejo, especialista en Antropología de las religiones y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, no cree que la crisis sea la principal causante del auge. Este comienza en los años noventa, en un momento de bonanza económica, cuando se buscan otras formas de vivir la religión. “Se echa de menos algo en ella, que sea más fuerte, más corporal”, indica.

La Iglesia no es secretista respecto a los exorcismos, simplemente imita a Jesucristo

Son dos los factores que según Cornejo nos han devuelto los exorcismos a nuestra práctica de la religión. El primero, desde un punto de vista más social, “es la realización de exorcismos por protestantes evangélicos, lo que condujo a la Iglesia católica a volver a preocuparse por estas manifestaciones”. Cornejo recuerda que hubo un tiempo en el que los que creían en posesiones “tan sólo podían recurrir a los pastores protestantes”. Es por aquel entonces cuando Gabriel Amorth, exorcista oficial de la Iglesia, comienza a dar más visibilidad y a decir a la Iglesia católica que debe dar una solución a esa exigencia de sus fieles. La otra razón que Cornejo proporciona es cultural: “se retorna a un sentido más corporal de la experiencia religiosa, algo que también se debe a la influencia protestante”. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el movimiento de Renovación Carismática.

¿Un tabú a la luz?

Pero, si existe el mismo número de exorcismos de siempre, ¿por qué parece que la Iglesia cada vez le da más visibilidad? ¿Quizá porque ha desaparecido el tabú que rodeaba a estas actuaciones? Rafael Hernández Urigüen aclara que el hecho de que no se hable con mayor frecuencia de estos rituales no responde a que se considere un tema tabú para la Iglesia, como se podría sospechar, sino que “se trata de una acción redentora que imita a aquella que habría hecho Jesucristo”. Y, por ello, “los exorcistas siguen el ejemplo del Mesías humilde, y evitan el espectáculo por todas las medidas posibles”. El profesor señala que aunque muchos han acusado a la Iglesia de “secretista” respecto a su papel en este tipo de actuaciones, en realidad lo que hacen los sacerdotes, es emular a Jesucristo.

El nuevo rito utiliza el concepto de ‘atormentados’

Además, existe un matiz legal muy importante: “un exorcismo es algo muy personal”. Y, por ello mismo, al igual que ocurriría con una intervención médica, está protegido por las leyes de privacidad. “No se puede publicitar porque hay que vigilar las leyes de privacidad y protección de datos, salvo en el caso de que se quiera difundir por dar testimonio”. Curiosamente, el rito ha cambiado a través de los años, así como la terminología que a él se le asocia: “en el nuevo ritual se habla de ‘atormentados’, que es menos peyorativo que ‘endemoniados’”.

Los exorcistas siempre han mantenido ante las críticas recibidas durante los últimos siglos que su labor es complementaria a la de los psiquiatras. “Es un trabajo interdisciplinar”, se defiende Hernández Urigüen. “En primer lugar, la psiquiatría examina al paciente, un paso antes de comenzar el exorcismo”. Pero, como él mismo señala, la regla general es “la de Juan Pablo II, actuar con la razón”. Sólo en caso de que no haya ninguna explicación que la ciencia pueda proporcionar, indica el teólogo, es cuando se recurre al exorcismo. Como Beriain recuerda a propósito de la mítica El exorcista, al principio el padre Karras tan sólo se describe como «un psiquiatra de Harvard que practica la psiquiatría». Pero, cuando visita a la madre de Reagan, esta le dice que científicamente, está desahuciada. «En la sociedad actual, además de gérmenes, ahuyentamos espíritus», concluye el sociólogo.

¿cómo sabemos cuando llamar al exorcista?

Actualizado 25 mayo 2013

            Mucho se está hablando de exorcismos últimamente: que si el Papa ha hecho uno o no lo ha hecho, que si el Cardenal Arzobispo de Madrid ha nombrado ocho exorcistas sólo para Madrid, que si crece el número de posesiones… Y bien, ¿cuándo entiende la Iglesia que nos hallamos ante una persona endemoniada necesitada de un exorcismo?

            El documento eclesiástico que regula actualmente la cuestión es el Ritual Romano Renovado de los Exorcismos, según el decreto del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II, promulgado por la autoridad de S.S. Juan Pablo II y emitido por la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos el 27 de enero de 1999, con el Prot. 1280/98/L.

            Pues bien, en el punto 16 del capítulo III del prenotando I de dicho documento se define la posesión diabólica, cosa que se hace en estos términos.

            “El exorcista debe proceder a celebrar el exorcismo sólo cuando tenga la seguridad de la verdadera posesión demoníaca y, si fuera posible, con el consentimiento del mismo sujeto. Según una probada praxis se juzgan como signos de posesión demoníaca hablar con muchas palabras en una lengua desconocida o entender al que la habla, movilizar cosas distantes u ocultas, manifestar fuerzas por encima de la naturaleza de la edad o condición del sujeto poseso. Estos signos pueden ser un indicio pero podrían no ser atribuídos necesariamente a la posesión diabólica, en cuyo caso debe prestarse atención a otros posibles signos de índole espiritual o moral que pudieren manifestar de algún modo la intervención diabólica, como por ejemplo, la aversión vehemente a Dios, al Santísimo Nombre de Jesús, a la Bienaventurada Virgen María y a los santos, a la Iglesia, a la Palabra de Dios, a los objetos sagrados, a los ritos, especialmente sacramentales y a las imágenes sagradas”.

            Definición que no es excesivamente extensa y probablemente no debe entenderse como exhaustiva, pero de la que cabe extraer que, según lo entiende el Ritual, para que haya necesidad de un exorcismo es condición necesaria “hablar con muchas palabras en una lengua desconocida o entender al que la habla, movilizar cosas distantes u ocultas, manifestar fuerzas por encima de la naturaleza de la edad o condición del sujeto poseso”(o semejante tipo de manifestación, se entiende, no creo que se trate de un numerus clausus). Es decir, si no se dan esos signos, no hay necesidad de exorcismo. Pero al mismo tiempo no suficiente puesto que, según dice, “estos signos pueden ser un indicio pero podrían no ser atribuídos necesariamente a la posesión diabólica”, por lo que deben ir acompañados de “otros posibles signos de índole espiritual o moral que pudieren manifestar de algún modo la intervención diabólica, como por ejemplo, la aversión vehemente a Dios, al Santísimo Nombre de Jesús, a la Bienaventurada Virgen María y a los santos, a la Iglesia, a la Palabra de Dios, a los objetos sagrados, a los ritos, especialmente sacramentales y a las imágenes sagradas”.

            Y bien, querido amigo, ahora ya sabe Vd. cuando tiene que llamar a un exorcista… aunque sinceramente, espero que no tenga Vd. que hacerlo nunca.

El demonio se descontrola de rabia

Habla el padre Amorth, exorcista de Roma 

«El demonio se descontrola de rabia cuando coloco algo que refleja la presencia de la Virgen» 

Los más de 50.000 exorcismos que ha realizado le convierten en el mayor experto en la materia. A sus 87 años, el padre Gabrielle Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, alerta de la importancia de que en cada diócesis haya un exorcista.

Actualizado 26 septiembre 2012 

Jesús García / ReL

Una mañana de 1985, el cardenal Ugo Poletti, vicario de Juan Pablo II como obispo de Roma, llamó a un sacerdote paulista nacido en 1925, el padre Gabrielle Amorth, para encomendarle una misión: ser el exorcista de la diócesis de Roma

En estos veintisiete años, el padre Amorth reconoce haber realizado más de cincuenta mil exorcismos. Por tanto, nadie mejor que él en todo el mundo para explicar qué este ritual del exorcismo, en un momento en el que, en la práctica, está olvidado incluso en el seno de la Iglesia.

-Padre Amorth, ¿qué es un exorcismo?

-El exorcismo es una oración pública de la Iglesia que se hace con la autoridad de la Iglesia, porque la hace un sacerdote designado por el obispo; es una oración de liberación del demonio, de su influencia maligna o del mal provocado por él.

-En la actualidad hay muy pocos exorcistas, ¿No son necesarios?

-Durante trescientos años la Iglesia ha abandonado los exorcismos. Los motivos son diversos y los explico en el libro Habla un exorcista. Sin embargo, en cada diócesis debe haber uno ¡como mínimo! Pero ¿cómo los va a haber, si la gente no cree en el Demonio, incluso gente de Iglesia, como sacerdotes y obispos? Es necesario saber que el obispo que no proporciona la ayuda espiritual necesaria a un fiel con un problema demoníaco está pecando gravemente.

-¿Por qué permite Dios una posesión o un mal demoníaco?

-Hay gente a la que he tratado que va a misa, reza y hace ayuno. Yo les pregunto: “Si no estuvieses poseído, ¿lo harías?”. Y me responden que no. Además, pregunto a los demonios mientras hago este exorcismo: “¿Por qué te empeñas en quedarte? Y me dicen: “No puedo irme porque Dios no me lo permite. Si me fuera de esta persona, se alejaría de los sacramentos, y estando así, acude a Dios y es ferviente su oración”. Luego es posible que para esas personas, esa cruz sea necesaria para su salvación y la de los que comparten esa cruz con ella: su entorno, su familia y sus amigos.

Ayuno y oración

-En el Evangelio, Jesús dice que algunos demonios sólo se van con ayuno y oración, pero existen casos en los que el exorcismo dura muchos años, o que incluso no llega a producir nunca esa liberación, aunque se recurra al ayuno y la oración. ¿Por qué?

-Hay ocasiones en que el Señor permite un caso de posesión en el que la persona no llegue a liberarse nunca. Yo los he tratado. El Señor invita a acudir al ayuno y a la oración para expulsar cierto tipo de demonios, porque hay varios. Igual que hay ángeles con diferentes funciones y misiones, con los caídos pasa lo mismo, pues también son ángeles. Pero como digo, en ocasiones nada funciona, ya que Dios lo permite para la salvación de muchas almas, no sólo de la persona poseída, aunque no es normal.

-Otra cosa incomprensible es cómo puede comulgar un poseído y que no se dé su liberación, siendo como es la Sagrada Forma el cuerpo vivo de Cristo. ¿Acaso no nos ha dicho la Iglesia que el demonio huye de Cristo como de la peste?

-Es cierto. No se aleja el demonio cuando la persona comulga. Se queda ahí quieto, aunque supongo que tremendamente incómodo. A veces, durante un exorcismo, coloco sobre la cabeza del poseído una forma consagrada y pregunto: “¿Sabes lo que tienes ahí?”.Y contesta: “Sí, está Él”, y ni se inmuta. 

Sin embargo, he descubierto algo curiosísimo: el demonio se descontrola en rabia desesperada cuando coloco algo que refleja la presencia de la Virgen, como un escapulario, o si rezo oraciones de la Virgen. ¡A María le tiene un odio impresionante! Entonces sí se revuelve, no lo puede soportar. ¡Huye como de la peste!

-¿Por qué?

-Porque se siente profundamente humillado. El saberse obligado a hincar la rodilla ante una mujer, la Madre de Cristo… ¡Ah! No puede con eso. Las oraciones a la Virgen durante un exorcismo son extraordinariamente poderosas a mi favor…

También ocurre con las reliquias que han pertenecido a algunos santos. Yo suelo utilizarlas con mucha frecuencia, porque no las puede soportar. Suele ‘salir’ despavorido por la misma razón: la humillación de la obediencia a la que le obliga Nuestro Señor, que le induce a doblegarse ante un hombre, no ante un ángel o ante Dios mismo: ante un hombre que ha sido santo.

Me ocurre mucho con las reliquias que utilizo del padre Pío de Pietrelcina, a quien tengo especial devoción. Sale huyendo ante las oraciones y las invocaciones que hago sobre él. ¿Sabe que lo conocí siendo yo muy jovencito? ¡Le tiraba de la barba y él se partía de risa! Yo le adoraba, era una persona de una bondad hiperbólica, un hombre de Dios de pies a cabeza. Un gran santo de nuestro tiempo.

Objetos de metal

-Usted cuenta que durante los exorcismos un poseído puede expulsar por la boca objetos de metal, cristal y cosas así.

-Es curioso, ocurre a veces. Esos objetos no están dentro de la persona físicamente, se materializan en la boca, al ser expulsados. Los he cogido con mi mano, incluso cuchillas de afeitar. Tengo una caja enorme llena de estos objetos. La guardo para demostrar físicamente lo que ocurre durante la expulsión de un demonio. Es muy difícil de creer, pero están ahí. 

Una vez, una persona sobre la que oraba me escupía todo el rato y yo esquivaba sus salivazos como podía. Una de ésas veces, le vi que me iba a escupir y puse mi mano ante su boca. Fue todo muy rápido, pero cogí al vuelo un clavo enorme y estaba seco. No tenía saliva ni nada. Se había materializado en el momento de salir de su boca.

-Usted cuenta que una sola sesión de exorcismo puede ser durísima.

-Se necesita una enorme fuerza psicológica para asistir a un exorcismo y no distraerse de la oración con nada, diga lo que diga o haga lo que haga el demonio. La fatiga puede ser muy grande.

-¿Cómo nos protegemos para que nunca nos suceda algo así?

-El mejor remedio contra el demonio es la oración y la confianza en la Misericordia. Con oración y siendo fieles a los regalos infinitos de la Iglesia: los Sacramentos. Dios jamás abandona a un hijo fiel. Lo protege, lo ama con locura, lo mima con sus regalos. ¡No debéis tener miedo jamás!

-¿Usted no ha tenido miedo nunca?

-El mismo día que me nombraron exorcista me encomendé a la Santísima Virgen. Le pedí que me arropase y me protegiese cada día con su manto materno. Además, tengo una profunda devoción a mi ángel de la guarda, al que me encomiendo cada día y antes de cada exorcismo. Por lo tanto, creo que es el demonio, por la gracia de Dios, el que se echa a temblar cuando me ve aparecer y empiezo a rezar.

Juan Pablo II

-¿Es cierto que usted exorcizó junto a Juan Pablo II?

-Le cuento una anécdota de ese impresionante santo. Estaba yo exorcizando a una pobre muchacha joven, a la que llevaba muchos años intentando liberar. El exorcismo esa mañana había sido durísimo y tanto ella como yo estábamos agotados. Entonces nos fuimos los dos a una misa que celebraba el Papa en San Pedro.
 

Ella estaba tranquila, con unas ganas tremendas de estar en la Misa y de ver al Papa. Todo iba bien hasta que el Papa entró en la basílica, con todos los ropajes, preparado para celebrar. En cuanto esta muchacha le vio, se puso fatal: alaridos, convulsiones, etc. Estaba claro que el demonio no soportaba la presencia de ese hombre tan de Cristo. El Papa la miró lleno de compasión y dio la orden de que la alejaran un poco, pues los gritos que profería y las palabrotas iban a ser un incordio para la celebración.
 

Cuando finalizó la Misa, el Papa se acercó a ella, que seguía con una inquietud horrorosa. Le impuso las manos, comenzó a orar y la muchacha se puso fatal. Así estuvo el Santo Padre un buen rato, hasta que se calmó un poco. Quizá logró expulsar un par de demonios. El caso es que, agotado, le dijo a su secretario: “Avise al padre Amorth. Que siga él”. Y ahí tuve que seguir yo, que había estado antes no sé cuántas horas con la pobre desdichada sin ningún fruto. Me reí: el Papa no lo sabía.

-¿Le obedeció?

-¡Por supuesto! Yo quise muchísimo a Juan Pablo II.

Medjugorje

-Hay un elemento muy fuerte en el mundo actual en la lucha contra el demonio, un fenómeno que el Papa Juan Pablo II amaba mucho como ha revelado el postulador de su causa de beatificación, que es el fenómeno de Medjugorje. ¿Qué opinión le merece?

-Medjugorje es un lugar de gran fortaleza contra Satanás. Nuestra Señora dijo en Medjugorje el 14 de abril de 1982: “Dios ha permitido que Satanás ponga a prueba a la Iglesia durante un siglo”, pero añadió que no la destruiría: “Este siglo en el que vivís está bajo el poder de Satanás, pero cuando sean realizados los secretos que os he confiado, su poder se quebrará”.

Estas palabras nos dicen que Satanás está hoy trabajando, pero a la vez que él, también está la Virgen. Ahí están los frutos de Medjugorje. Son ya más de 30 años de buenos frutos y el Evangelio es claro sobre cómo discernir los acontecimientos que suceden. Al árbol se le conoce por sus frutos, y los de Medjugorje son tan claros que a mí me da pena que se ignoren. Incluso creyentes, laicos y consagrados, que sin haber estado si quiera allí, ya tomaron su decisión de rechazarlo. Pero bueno, de lo poco que sabemos de los secretos confiados a los videntes de Medjugorje es que cuando se realicen, el dragón será derrotado y el reino de la luz triunfará.

-¿Qué recomienda a una persona que quiera ir al cielo sin pisar el purgatorio y sin saber nada de Satanás?

-Hijo mío, yo también quiero ir al cielo. Agárrate a los sacramentos y sobre todo a la Virgen María. Ella jamás te abandonará.

«La magia abre las puertas al demonio»

El exorcista canadiense P. Françoise-Marie Dermine 

Un exorcista advierte que acudir a brujos para usar «la magia abre las puertas al demonio» 

Señaló que «la magia siempre es magia y tiene complicidad con el demonio; siempre interviene una potencia externa que no es Dios». 

Actualizado 14 septiembre 2012

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El exorcista canadiense, P. Françoise-Marie Dermine, advirtió a los católicos que creer en supersticiones y usar la magia para solucionar los problemas, es en el fondo confiar más en el demonio que en la Providencia de Dios.

«La superstición abre las puertas a la magia, y lamagia abre las puertas al demonio, porque cuando una persona recurre a la magia no tiene confianza en Dios, piensa que Él no puede darle lo que quiere, entonces acude a los brujos para lograrlo», expresó en una entrevista con el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME). 

«Lo que no saben -añadió el sacerdote exorcista- es que el brujo realiza ritos y emplea signos de los cuales el demonio se sirve para hacer su voluntad«.

El sacerdote, que llegó para participar en el IX Congreso de Exorcistas de la Arquidiócesis de México, explicó que la superstición nace de la falta de fe, pero «también puede deberse a causas psicológicas ocasionadas por carencias afectivas en la infancia, porque cuando una persona no se siente amada por sus padres, empieza a buscar protección en el mundo mágico».

Sin embargo, advirtió que «la magia siempre es magia y tiene complicidad con el demonio, siempre interviene una potencia externa que no es Dios, y esto no trae nada bueno, es contraproducente porque quizás sí obtengas lo que quieres, pero hay un después, y el demonio te cobra lo que tú le pediste».

Asimismo, indicó que una superstición es también otorgar a un santo más poder que Dios, «por ejemplo, cuando una persona enciende una veladora a san Benito y lleva como amuletouna medalla con su imagen, pero sigue viviendo una vida desordenada, eso no sirve de nada».

Según el SIAME, el exorcista explicó que hay supersticiones pasivas y activas, que son más graves porque tienen el propósito de provocar un efecto, como creer en ídolos, atribuir al demonio el mismo poder de Dios o creer que el diablo es la causa ordinaria y constante de fenómenos que no podemos comprender.

El P. Dermine también advirtió a los católicos sobre el engaño que hacen los brujos al utilizar imágenes de santos o de la Virgen de Guadalupe para tranquilizar a las personas que llegan a solicitar sus servicios. 

Finalmente, exhortó a los católicos a estar en guardia y no creer en amuletos, pues «si tuvieran fe, más confianza en Dios, todo esto no existiría. Está claro que en la vida hay problemas y dificultades, Jesús habla de que en esta vida vamos a tener afanes, dificultades, que hay una cruz que cargar».

Pero al mismo tiempo, explica el sacerdote, Jesús «nos dice que tener confianza en que Dios está presente, nos da la fuerza espiritual para enfrentar con cualquier dificultad».

Puede leer la entrevista completa en http://www.siame.mx/apps/aspxnsmn/templates/?a=8569&z=32

Historia de una neopagana

Fue bruja quince años, pero las novelas de terror y un superhéroe católico la llevaron a la Iglesia 

Todo empezó con un libro de la sección de Astrología y terminó con un juego de rol: el personaje de Rondador Nocturno le dio la clave. 

Actualizado 1 julio 2012 

Pablo Ginés/ReL 

Libby Edwards es una mujer que nació en Halloween y fue, desde los 20 a los 35 años, neopagana y bruja. Realizaba rituales, organizaba eventos paganos y practicaba talentos «ocultos» (en el sentido de sobrenaturales): «Yo parecía tener un don particular para la adivinación y el trato con los muertos, y aprendí a sanar y a maldecir, aunque decididamente tenía más éxito con lo segundo que con lo primero».

¿Cómo llegó a eso? Por los libros. ¿Y como salió de allí? Por las novelas, los cómics, los juegos de rol y la gracia de Dios, «que vino a buscarme donde yo estaba».

Una joven sin iglesia

Libby nació en Estados Unidos en una familia de cultura protestante. Cuando la familia se mudó a Carolina del Norte, teniendo ella 8 años, adoptó el mormonismo, debido a la calurosa acogida de una comunidad mormona de la zona. Pero al pasar el tiempo, siendo ella ya estudiante de instituto, su familia no era practicante. «Yo era la típica adolescente sin iglesia, más interesada en gustar a la gente que en cultivar una relación con Dios», recuerda.

Tenía amigos cristianos y durante un tiempo salió con un novio protestante, de la Church of God. Ella evidenciaba un cierto interés por lo espiritual y algunas veces iba a las iglesias de sus amigos si la invitaban.

Con el catolicismo tenía entonces sólo dos enlaces: las novelas y películas de terror, como El Exorcista, y una familia de conocidos, bastante tibios pero que le fascinaban igualmente, porque tenían un cajón lleno de rosarios que nunca rezaban. «Nunca había visto un rosario en la vida real y el hecho de que tuviesen toda una colección y ni siquiera lo usasen me parecía un sinsentido. Yo no sabía lo que significaba rezar el rosario, pero sí sabía que era algo especial», explica.

«Yo podía ser bruja de verdad»

El verano que cumplió 20 años, Libby estaba buscando novelas de fantasía o ciencia ficción en la librería. No encontró nada interesante pero justo al lado de esa sección estaba la de Nueva Era y Astrología, «donde un libro de brujería cautivó mi atención. La cubierta era tonta, el título más aún, pero a una chica impresionable de 20 años con un amor por las cosas oscuras y misteriosas y un ansia profunda por cualquier cosa espiritual, las promesas de la tapa del libro despertaban un acorde que resonaba con intensidad. ¡La brujería no era sólo un cuento de hadas! Tampoco era adorar al demonio. Sólo tenía que comprar ese libro y también yo podría ser una bruja de verdad».

Lo compró y lo leyó fascinada. Estudió sus lecciones. Empezó a citarse con otras personas «de mi nueva fe recién encontrada». No pasó mucho antes de que su guardarropa tuviese un sólo color: el negro. Compró numerosos pentáculos de plata. Creó un círculo de amistades neopaganas. «Encontré maestros con experiencia del mundo real para que me ayudasen y leía sin cesar cualquier cosa relacionada con el Arte [«the Craft», el arte de la magia] que cayese en mis manos».

«Practiqué la brujería neopagana durante 15 años. Era activa en solitario y también como miembro de un coven [grupo o comunidad de brujos que se reúnen y hacen rituales juntos]. Organicé eventos paganos y tenía una extensa red online«, enumera Libby.

Maldecir es más fácil que sanar

Quizá por su nacimiento en Halloween, parecía tener más facilidad para el «trato con los muertos» y la adivinación. Y comprobó que la magia de maldecir se le daba mejor que la de sanar. «No creo que esto fuese una coincidencia. Una de las grandes frases neopaganas y un argumento que usan los brujos para defender su fe es que se centra, supuestamente, en la magia positiva, pero tiene poca base en la realidad. Lo de ´no dañes a nadie, haz como quieras´, rápidamente se descarta por ¡el brujo que no puede cercar, no puede curar!».

Libby se daba cuenta que la permisividad moral del neopaganismo era radical. «Es una especie de hedonismo rodeado de fe», dice. Decidió librarse de sus restos de cultura cristiana, buscar una «libertad» que violase los puntos morales de origen cristiano que aún tenía. «Ahora practicar la magia era el menor de mis problemas, había adoptado una visión del mundo que me hacía caminar sobre una cuerda floja espiritual sin red de seguridad», explica. 

Enfrascada en sus rituales y volcada en el hedonismo, Libby no se dio cuenta de que Dios iba a tejer su red «buscándome de formas sorprendentes«.

Cuando viene el mal real ¿a quien llamas?

Ella seguía leyendo novelas de terror y disfrutaba con las películas de miedo. «Me di cuenta de que cuando un mal real amenaza en estas historias, nadie llama al pastor protestante local ni al mabo vudú ni a la sacerdotisa pagana, ya que estamos. Llaman a la Iglesia católica«, afirma.

Una vez le dijo a un amigo que «si algo maligno se manifestase en mi casa, llamaría al cura católico local antes que a una sacerdotisa wicca». Lo dijo medio en broma. Pero no del todo. «Había un poder y autoridad en la Iglesia católica que reconocía inconscientemente incluso entonces».

También disfrutaba leyendo cómics. «Mi superhéroe preferido era un mutante azul, con cola y pendiente, bucanero con espada, de los X-Men. Su nombre es Rondador Nocturno, y era católico devoto, quizá el único católico devoto que protagoniza comics. Era algo nuevo en mi experiencia hasta entonces: un católico enamorado de Dios y feliz por ello», explica. 

Estudiar para jugar bien a rol

Su otra afición eran los juegos de rol. Jugaba al juego de rol de superhéroes Marvel y solía interpretar a su personaje preferido, Rondador Nocturno. Como muchos jugadores de rol, que son un tipo de personas con impulsos creativos, también escribía relatos de fantasía o terror, que a veces publicaba a nivel semi-profesional. Yuna y otra vez los personajes tendían a ser católicos. Y para interpretar un católico, sea en un juego de rol o en un relato, Libby decidió documentarse. En las partidas de rol, por ejemplo, los personajes enemigos, u otros jugadores, podían criticar la fe de su superhéroe católico. ¿Con qué argumentos respondería él? 

Así que Libby, la bruja neopagana, se puso a leer apologética católica. ¡Y el Catecismo!

Belleza… y Verdad

«Y me empecé a preguntar si había estado descolocada desde el principio. Ya me encantaba todo el ropaje de la Iglesia: los olores, las campanas, el arte y la música, la grandeza de los rituales, algo menos sorprendente dado mi similar amor por esos ropajes en el neopaganismo. Pero empecé a ver VERDAD en la apologética. Verdad dura, pero verdad. Los rituales y hechizos del Arte parecían baratos en comparación, meras sombras de la Verdad, y yo tenía hambre por algo real».

Libby se apuntó al curso de iniciación cristiana para adultos que se impartía en su parroquia local, muy común en las iglesias católicas de EEUU. «Me di un año. Hizo falta menos. Yo ya era Suya», dice.

No es que fuese fácil, sobre todo en los hábitos morales. «Pasaba de una religión de extrema permisividad a una que era exigente de verdad conmigo», reconoce. Pero Libby cita al cardenal Newman: «Profundizar en la historia es dejar de ser protestante, y en mi caso, también dejar de ser pagana».

El poder del Espíritu Santo

Esta conversión intelectual se vio completada esa Semana Santa con una experiencia mística. «Me hice católica de corazón. Experimenté a Dios en el Espíritu Santo, de una forma muy real, que cambió mi vida, y dejé atrás el paganismo. Ese fue el momento en el que me enamoré de Dios y ya nunca quise separarme de Él». 

Fue bautizada en la Vigilia Pascual de 2010. «Ahora mi vida es más simple, más hermosa y más pacífica, que cuando estaba bajo el paganismo. La verdadera libertad descansa en Dios», explica en su testimonio en WhyImCatholic.com.