Madre Teresa será canonizada el 4 de septiembre

Papa Francisco firmó los decretos: el cura Brochero y Sánchez del Río subirán juntos a los altares el 16 de octubre

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El papa Francisco firmó este martes 15 de marzo los decretos para la canonización de Madre Teresa, el adolescente mexicano mártir José Sánchez del Río y el sacerdote argentino José Gabriel del Rosario Brochero.

La Sala de Prensa de la Santa Sede informó que el Papa presidió esta mañana el Consistorio Público Ordinariopara la canonización de cinco beatos. La beata Madre Teresa será canonizada en una ceremonia única  que se realizará el domingo, 4 de septiembre.

El beato Sánchez del Río, y el cura Brochero subirán a los altares juntos el domingo 16 de octubre. La nota no indica los lugares de la ceremonia.

Además de los ya mencionados, están en la lista: la religiosa sueca María Isabel Hesselblad, quien refundó la orden del Santísimo Salvador de santa Brígida; y el sacerdote escolapio polaco Estanislao Papczynski, fundador de la Orden de Clérigos Marianos de la Inmaculada Virgen María. Estos dos últimos beatos, serán canonizados antes, el 05 de junio de 2016.

Madre Teresa

El pasado 17 de diciembre, el Papa había aprobado el decreto de la intercesión de la beata en el milagro de curación total e inexplicable de una hombre brasileño antes enfermo de un tumor al cerebro.

Madre Teresa de Calcuta, con su nombre de pila Anjeze Gonxhe Bojaxhiu, nacida en Albania (Skopje 1910 – Calcuta, 1997), fue beatificada por Juan Pablo II el 19 de octubre de 2003.

El Papa en el Ángelus pasado recordó a la próxima santa, al mencionar a las cuatro hermanas Misioneras de la Caridad asesinadas en Yemen.

“Rezo por ellas y por las otras personas que murieron en el ataque, y por los miembros de la familia. Estos son los mártires de hoy y no ocupan las primeras páginas de los periódicos, no son noticia. Ellos dan su sangre por la Iglesia”, exclamó.


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El niño mártir será santo

El beato José Sánchez del Río, mexicano (1913-1928), mártir, laico, víctima en 1928 a sólo 15 años de persecución religiosa, será santo.

Aleteia ha narrado el milagro de Joselito realizado a una joven madre, Paulina Gálvez, que imploraba salud para su pequeña hija, Lupis, que se sanó de infarto cerebral, meningitis, tuberculosis y convulsiones, sin explicación médica.

El cura a caballo y por la sierra

En el decreto también aparece el nombre del cura argentino José Gabriel del Rosario Brochero. El Papa ya había aprobado en enero el milagro atribuido a la intercesión del beato, más conocido como el “Cura Gaucho”.

El Papa argentino canonizará el 16 de octubre al que será el primer santo nacido y fallecido en la Argentina, en una causa que tuvo un especial relanzamiento con el Año Sacerdotal en el país sudamericano.

La Iglesia aprobó la curación milagrosa de Camila, una niña que había sido brutalmente golpeada víctima por la violencia familiar en octubre de 2013 y tras meses de agonía, en enero de 2014, inició una rápida recuperación.

La bisabuela le pidió al cura Brochero que la sanara. Camila lleva hoy una vida normal.

“Nacido en 1840 en la zona de Córdoba, dedicó su vida a ir a buscar a la gente”, escribió hace menos de tres años el Papa.

Se trasladó kilómetros subido en una mula, a través de las zonas pobres, sólo para estar cerca de todo el mundo. Murió en enero de 1914 en “Villa del Tránsito’, que poco después pasó a llamarse Villa Cura Brochero.

Un sacerdote y una religiosa a los altares el 5 de junio 

Durante el consistorio celebrado esta mañana también se decretó la canonización del sacerdote escolapio polaco Estanislao Papczynski, que vivió en 1600, fundador de la Congregación clérigos marianos de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Y la de María Elizabeth Hesselblad, que murió en Roma el 24 de abril de 1957, religiosa sueca, fundadora de la congregación de las Hermanas de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida, proclamada beata por Juan Pablo II el 9 de abril de 2000.

Curación asombrosa

Se desplomó como muerta y durante 15 minutos no tuvo pulso: oraron en voz alta al Cura Brochero

María Jorgelina Vezzoni explica su curación asombrosa

María Jorgelina Bezzoni sonríe al sostener una imagen del sacerdote y beato Gabriel Brochero... quizá su recuperación sea el milagro que sirva para canonizar al sacerdote
María Jorgelina Bezzoni sonríe al sostener una imagen del sacerdote y beato Gabriel Brochero… quizá su recuperación sea el milagro que sirva para canonizar al sacerdote

El 3 de diciembre pasado, María Jorgelina Vezzoni, “Coqui” para su familia y amigos, estaba sentada en un pasillo del sanatorio Allende del Cerro de las Rosas (ciudad de Córdoba, Argentina) en compañía de su cuñado.

Coqui esperaba poder ver a su hijita, de 1 año de edad, que estaba internada en la terapia intensiva con un severo cuadro de deshidratación.

Preocupada por su bebe, comenzó a sentirse mal. Y para sorpresa y alarma del cuñado que la acompañaba y de otras personas que estaban en el mismo pasillo del sanatorio, se desplomó. Cayó al piso y no reaccionó más.

La historia clínica y los testimonios recogidos son categóricos. Algunos a los gritos y otros con menos enjundia, todos los presentes comenzaron a pedir auxilio. Las primeras enfermeras que la asistieron allí mismo, en el piso, comprobaron que no respiraba ni tenía pulso. Y de inmediato comenzaron a hacerle maniobras de resucitación. En el informe médico se lee: “Paro cardiorrespiratorio reanimado”.

Fue como una “muerte súbita”, recordó con dolor Silvina, la hermana de Coqui que habló con este diario. Y mostró de nuevo la documentación médica: “De manera súbita y sin mediar síntomas ni pródromos comenzó con estado de rigidez, con paro cardiorrespiratorio”.

Recién tras 15 minutos de reanimación, el cuerpo de Coqui tuvo pulso. Pero sin ningún otro signo vital y sólo por tres minutos.

Retomaron las maniobras y tras media hora volvió el pulso.

“Se puede decir que estuve muerta durante todo ese tiempo”, le dijo Coqui a este diario, en una reiteración de la primicia que difundió el programa Noticias 965 que Daniel Alassia conduce en radio Suquía.

La oración al Cura Brochero

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Durante toda esa larguísima media hora de maniobras de resucitación, Marcos Sequeira, el cuñado de Coqui que la acompañaba, no paró de rezarle “a viva voz” al Cura Brochero.

Devoto del beato cordobés, Sequeira permaneció arrodillado en el piso y repitió una y otra vez: “Brochero, no podés dejar que se muera… Tiene a su hijita internada… Por favor, salvala”.

Tras el indicio de recuperación, el pulso se mantuvo y –como escribieron los médicos– “se objetivó” presión sanguínea. Pero sin reacción neurológica. Quedó en estado de coma, bajo “protocolo de protección cerebral”, dice el informe, con sus extremidades “tendiendo a la rigidez”, lo que constituía un mal síntoma.

Permaneció 72 horas sin respuesta cerebral. Incluso comenzaron con el protocolo para una eventual ablación de sus órganos.

“Vivimos eso de manera muy dramática –recordó la hermana de Coqui–. Mientras rezábamos, decidimos aceptar que se donaran sus órganos, e incluso supimos que hubo contactos e intercambio de información con el Incucai. Pero, según nos explicaron, en una de las observaciones previas, una neuróloga percibió cierta sensibilidad en los pies de mi hermana, como un ‘hilo de vida’ que impidió avanzar hacia un final que hubiera sido nefasto”.

Silvina recordó: “Nunca dejamos de rezarle al Cura Brochero, porque sabíamos, además, que Coqui siempre había sido devota”.

Sin una determinación contundente, desde ese momento, la paciente comenzó a evolucionar.

El 10 de diciembre le hicieron una traqueotomía y le quitaron el respirador. Ese día le informaron a los familiares que, si había una recuperación, posiblemente Coqui despertaría muda, sin poder hablar o con una disfonía crónica porque al entubarla le habían dañado la cuerda vocal derecha.

Sin embargo, para sorpresa de todos, el 15 de diciembre hubo una reacción y hasta esbozó unas palabras. El 18 de diciembre, ante el asombro de médicos y enfermeras, Coqui salió caminando de la terapia intensiva para pasar a una sala común.

“El 24 de diciembre, cuando todos se preparaban para celebrar la Navidad, la recibimos en casa, y el primer día de este año regresó a la suya. ¿Un milagro, no?”, dijo Silvina.

Por sugerencia de un conocido, la familia pidió un informe médico de lo que había ocurrido, algo así como una copia de la historia clínica.

Enriquecieron eso con un relato pormenorizado de lo que habían vivido internamente, y enviaron todo a monseñor Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje, uno de los promotores de la causa de canonización de Brochero.

Hoy, en la casa de calle Boyle, que le alquilan al famoso brocheriano Carlos Di Fulvio, Coqui y su hijita Florencia llevan una vida completamente normal.

“No tengo dudas de que fue Brochero el que me salvó la vida. Durante el tiempo que estuve ‘muerta’ y en todos esos días que pasé inconsciente, yo sentí la presencia de Dios, de Brochero y de mi mamá fallecida. A cada momento sé que el Curita me está cuidando. No tengo muchas palabras para explicarlo, pero lo siento así”, dijo Coqui.

Como hacía antes de que le ocurriera esta prueba, cada vez que sale de su hogar rumbo al trabajo, Coqui mira la imagen del beato cordobés que atesora en un altarcito casero, y con mucha fe le pide: “Brocherito: cuidanos durante todo el día para que podamos ser buenos”.

Artículo originalmente publicado por Religión en Libertad