Garabandal: la carta del Padre Pío a Conchita

Actualizado 22 agosto 2013 

El documento existe. Es una carta de Fray Pellegrino con un mensaje del Padre Píopara Conchita, la vidente de Garabandal. Curiosamente, la carta está fechada el 22 de agosto pero de 1968, un mes antes de fallecer el santo de Pietrelcina.

Conchita recibió el documento de manos de Fray Bernardino Cennamo, en octubre de aquel año. La entrega se produjo en Lourdes, donde la vidente de Garabandal acudió a la cita acompañada de su madre y del sacerdote Alfred Combe, entre otros.

La carta, traducida al castellano, dice así:

«Convento de Capuchinos S. María delle Grazie.
71013 San Giovanni Rotondo.
Foggia, Italia, Código Postal nº 13/8511

Para Conchita.

El Padre Pío dice: «Pido a la Santísima Virgen que la reconforte [a Conchita] y la guíe hacia la santidad. Yo la bendigo con todo mi corazón».

Fdo. P. Pellegrino».

Por si fuera poco, Fray Cennamo entregó también entonces a Conchita, de parte del Padre Pío, el velo que cubrió el rostro del santo tras su muerte.

A esas alturas, el Padre Pío ya había autentificado las apariciones de Garabandal con motivo de la visita del italoamericano Joe Lomangino a San Giovanni Rotondo, en 1963. 
Lomangino preguntó al capuchino si era cierto que la Virgen se había aparecido a las cuatro niñas en Garabandal, a lo que este respondió que sí.

Tres años después, en enero de 1966, Conchita visitó al Padre Pío en su convento al sur de Italia:

«Recuerdo -declaró ella en una entrevista publicada en 1975- que tenía el crucifijo besado por Nuestra Señora, y que dije al Padre Pío: «Esta es la Cruz besada por la Santísima Virgen. ¿Quisiera besarla?». El Padre Pío tomó entonces el Cristo y lo colocó en la palma de su mano izquierda, sobre el estigma. Tomó entonces mi mano, que colocó sobre el crucifijo, cerrando los dedos de esa mano sobre mi mano; con su mano derecha bendijo mi mano y la cruz…».

Juan Pablo II y el Final de los Tiempos

Juan Pablo II y el Final de los Tiempos

…luego de mi última estancia en Garabandal

     Con motivo de mi reciente viaje a España para impartir conferencias en diversas ciudades del país, tuve la oportunidad de visitar el pueblo de Garabandal el pasado 6 de noviembre de este año 2005. La cercanía a un pueblo donde dictaría una charla me posibilitó el poder quedarme una noche y dormir en Garabandal para subir a “los pinos” al día siguiente. Como es conocido, en “los pinos” tendrá lugar un futuro Milagro y también fue el sitio donde tuvieron lugar una importante cantidad de éxtasis durante las apariciones. En esta ocasión tuve la oportunidad de hablar personalmente con un pariente muy cercano de Conchita González, una de las cuatro niñas videntes de Garabandal durante las apariciones ocurridas entre 1961 y 1965, y a quien se le ha encomendado la misión de anunciar al mundo la realización del Gran Milagro, precisamente 8 días antes de que éste tenga lugar.

   Pues bien, uno de los hechos proféticos que se ventilaron durante los días de la aparición como consecuencia de las conversaciones que la Santísima Virgen tenía con las cuatro niñas, y particularmente con Conchita González, fue el anuncio de que después de Juan XXIII sólo quedarían 3 Papas para el Final de los Tiempos, con la precisión importante de que Paulo VI, una vez que había asumido su misión como sucesor de Pedro, era el primero de los 3 Papas de esa mini lista. Así las cosas, cuando en 1978 Juan Pablo II ocupó la Silla de Pedro, y durante los 26 años y 5 meses siguientes que duró su Pontificado se confirmó entonces que Juan Pablo II era el último Papa previo al final de los Tiempos. Esta afirmación tuvo durante todos estos años varias interpretaciones:

1.     Que durante el  Pontificado de Juan Pablo II ocurrirían el Aviso y el Milagro anunciados en Garabandal y en otras importantes apariciones.

2.     Que él sería el último Papa de esta era y que ya no vendría ninguno más, al menos en esta etapa del Final de los Tiempos.

3.     Que a la muerte de Juan Pablo II ocuparía la Silla de Pedro un antipapa quien sería el Profeta del Anticristo (Apoc XIII).

4.     Que Juan Pablo II sería el Papa del Secreto de Fátima, por lo que él sufriría al final de su Pontificado el desgarramiento de un cisma dentro de la Iglesia en medio de una elección ilegítima de otro Papa – por lo que se convertiría por definición en antipapa – y, que en su caso, Juan Pablo II sería el Papa de la visión de Lucía que se vería forzado a huir de Roma por una revolución y buscar el exilio en otras tierras, por lo que a su muerte quedaría entonces el escenario listo para la aparición del último y personal Anticristo.

    En virtud de los hechos por todos conocidos de la muerte de Juan Pablo II y de la elección por mayoría abrumadora de Benedicto XVI – según varias fuentes confiables se habla de más de 100 votos en el 4º escrutinio – el descontrol y el desencanto dentro del mundo mariano de las apariciones no se hizo esperar, pues parecía que las profecías quedaban incumplidas. Muchos dejaron de creer en las apariciones marianas. Otros juzgaron a Garabandal como una aparición falsa. Y otros tantos pasaron por un momento difícil por no comprender a cabalidad el anuncio profético relacionado con Juan Pablo II. Asimismo, un grupo más reducido y a todas luces confundido determinó estimar a priori a Benedicto XVI como un antipapa, llegando incluso a afirmar que Juan Pablo II aún no había muerto, sino que había sido llevado oculto a algún lugar para que se «cumplieran» las profecías.

    Por nuestra parte, y tal y como se puede leer en otros artículos en esta página y después de hacer un atento y minucioso análisis de las profecías privadas que han probado ser auténticas respecto a Juan Pablo II, llegamos a la conclusión de que se había hecho una mala interpretación(incluido este servidor) respecto al futuro del Papa. El asunto era muy simple: si bien es cierto que la Santísima Virgen ha hablado de un cisma y de un Papa que huye de Roma, dichas profecías no necesariamente se aplicaban a Juan Pablo II, por cuanto que la propia Santísima Virgen no había mencionado directamente el nombre de Juan Pablo II, al menos estamos hablando de las profecías verídicas, pues aquellas que nombraban expresamente a Juan Pablo II como un Papa que sería forzado a huir, etc. resultaron ser falsas.

    No obstante lo anterior, quedaba por dilucidar un punto pendiente. Si Juan Pablo II no era el Papa del cisma ni del exilio, ¿por qué entonces la Santísima Virgen en Garabandal dijo con claridad que después de Juan XXIII sólo quedarían 3 Papas para el Final de los Tiempos? Porque si es así, como lo es, este Pontificado debe estar envuelto en una situación in-extremis que el Cielo estimó incluirlo ya dentro de este breve tiempo histórico del final de los tiempos en el que se culminará la batalla esjatológica entre “la Mujer y la serpiente” (Gen 3,15). Así las cosas, y tratando de averiguar a detalle sobre la profecía de los 3 Papas, encontré una versión que venía en apariencia a aclarar esta profecía. Se trata de un autor alemán, Albrecht Weber, quien afirma que de acuerdo con un comentario que hizo la propia Conchita en la cocina de su casa frente a cuatro testigos, en realidad no eran 3 los Papas que faltarían para el Final de los Tiempos a partir de Paulo VI, sino 4, pero que como uno reinaría por muy poco tiempo (Juan Pablo I) “la Virgen no lo tomaba en cuenta.”

    Este testimonio que se puede leer en el libro Garabandal -Der Zeigefinger Gottes (Garabandal – El Dedo de Dios) lo cito en mi libroPuntualizaciones Proféticas como una fuente que pudiera aclarar el asunto respecto a los 3 Papas. No obstante, en mi propio libro dejo abierta la puerta para seguir profundizando sobre este tema. Así, en la conversación que pude sostener con el pariente cercano de Conchita me transmitió que la postura de Conchita sigue siendo la misma de siempre, es decir, precisa que la Santísima Virgen se refería a 3 Papas antes del Final de los Tiempos, o sea, Paulo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Por tanto, Juan Pablo II fue el último Papa antes del Final de los Tiempos. 

    Entonces, ¿qué significa esta profecía? La respuesta la he explicado en el libro de Puntualizaciones Proféticas. Pero el asunto se reduce a lo siguiente. A partir de que Juan Pablo II ha entrado a la Casa del Padre, la humanidad entera ha comenzado el tiempo histórico denominado Final de los Tiempos que culminará con la aparición y reinado del Anticristo, así como con la Parusía o Manifestación de Cristo que pondrá fin al Misterio de la Iniquidad. Por tanto, la llamada primera culminación del caos y confusión mundial se irá desarrollando y palpando por el hombre durante estos próximos años hasta que aparezca el Anticristo y venga a «resolver aparentemente» todos los males que aquejarán a la humanidaddesastres naturales, guerras, caos financiero y económico, injusticia social y divisiones, hambruna y confusión religiosa, entre otros. Decimos primera culminación del caos y confusión porque habrá una segunda que tendrá lugar inmediatamente después y como consecuencia del reinado del anticristo, una vez que se descubra realmente su verdadera impostura y engaño.

    Así entonces el año del 2005 fijó el comienzo de un tiempo que durará pocos años de eventos sucesivos y vertiginosos que conllevarán deterioro y muerte en todos los niveles de la vida del hombre en este mundo. Grandes catástrofes de diversa índole serán causa de innumerables muertes que son ocasionadas por el pecado desenfrenado de la humanidad y permitidas por la Justicia infinita de Dios. Veremos y viviremos accidentes que no serán tales; inundaciones, epidemias mortales, terremotos y erupciones volcánicas (México se verá envuelto pronto en un problema de gran magnitud por estas dos causas); huracanes, tornados y tsunamis; graves revueltas mundiales, atentados, uso de armas de destrucción masiva, revoluciones sangrientas; caos financiero y económico ocasionados tanto por la mano del hombre como por los desastres que vendrán.

    En todo este proceso de gran sufrimiento, especial mención merece lo que le sucederá a la Iglesia. En lo personal estimamos que el Pontificado de Benedicto XVI será atípico por cuanto que la Santísima Virgen lo incluyó ya dentro del Final de los Tiempos (toda vez que como hemos dicho Juan Pablo II fue el último), por lo que no se descartaría un final sangriento de su Pontificado, hecho lo cual vendrá inmediatamente el cisma de la Iglesia con la elección de un Papa verdadero y otro elegido al mismo tiempo por un grupo de cardenales por medio de la fuerza y la traición a la propia Iglesia, por lo que será un falso pastor que se hará pasar como Papa frente al Papa elegido válidamente. En el marco de toda esta confusión y división que se desatará dentro de la Iglesia, una grave, violenta y sangrienta revolución en Italia y otros lugares de Europa hará que el sucesor legítimo de Benedicto XVI (y probablemente también el falso pastor, o sea, los dos) se veaobligado a huir de Roma sobre los cadáveres de sus sacerdotes tal y como está profetizado en Fátima y otros lugares. Hasta entonces vendrá elAviso de Garabandal para ser visto y sentido por absolutamente todos los hombres que estén vivos en ese momento, es decir, cada ser humano tendrá una experiencia íntima de Dios y verá el estado de su alma tal y como Dios la ve, con todas las  consecuencias físicas y espirituales que de ello se puedan tener.. Después de este acontecimiento sobrecogedor, entre 8 días después -como mínimo- y un año -como máximo-, ocurrirá el Gran Milagro. Después de todo esto, en algún momento ya muy cercano será asesinado el Papa, quedando entonces listo el escenario para la aparición del Anticristo.

    Como verá el lector se nos vienen encima grandes acontecimientos, muchos de ellos llenos de dolor y sufrimiento, originados por tres fuentes:Dios, el  demonio y el hombre. En este tiempo venidero de grandes desastres naturales hay que estar especialmente preparados pues no sabemos “el día y la hora”. Asimismo, nuestra vida de relación con Dios – y que es lo más importante – será gravemente afectada por la grandísima dificultad para poder crecer espiritualmente en el amor a Dios, pues el cisma que habrá y la proliferación de falsas filosofías con gran carga esotérica harán que sea muy difícil ser fieles a Dios.

    Finalmente, ¿cuánto tiempo se llevará todo esto? Sabemos que el día y la hora sólo los conoce el Padre, pero un análisis genérico de los tiempos nos permiten ubicar por varias razones que para fines de la presente década y principios de la siguiente estarán dadas las condiciones para el Aviso de Dios. De lo demás, sea el lector quien saque sus conclusiones y propósitos personales. Cada uno deberá asumir su lugar frente a Dios ypriorizar sus objetivos de vida en vista de todos los eventos que vendrán. Estamos ya en los tiempos profetizados desde tiempos inmemoriales. Son tiempos esperanzadores en extremo – pues se vislumbra en el horizonte el Reino de Cristo en la tierra. Pero también dramáticos y amargos en extremo, pues todos estos eventos constituyen y son preparatorios a la Gran Tribulación profetizada por Jesucristo, tribulación “cual no la habido ni la habrá semejante en el futuro. Y si aquellos días no se acortasen nadie se salvaría, pero en atención a los elegidos se acortarán aquellos días” (Mt 24, Lc 21, Mc 13).  

Luis Eduardo López Padilla

 

Nuevas aportaciones sobre Garabandal (I)

Actualizado 22 febrero 2013

Me llega desde Garabandal un correo con datos de interés sobre las «apariciones y profecías de la Virgen», que ofrezco tal cual en tres post. En ello se precisa el tema de los Papas, el Fin de los Tiempos y la intervención del Padre Pío. Cada cual que juzgue lo que crea conveniente, pero lea los tres capítulos que iremos publicando.

Correcta interpretación de la Madre Mari Nieves, Superiora del Internado de Burgos en donde estuvo Conchita, la vidente: www.gloria.tv/

En los Pinos se siente la presencia de Nuestra Bendita Madre porque es un lugar que ha sido escogido por Dios. En tiempos de Serafín, el abuelo materno de Conchita, se hizo esta plantación, en 1925, cuando era presidente de la junta vecinal. Bendecidos entonces por el párroco don Angel Cosío, fueron especialmente los niños de Primera Comunión los que intervinieron en esta plantación. Desde entonces Dios ama mucho este lugar que le fue consagrado y ya desde entonces tiene relación con la Eucaristía.

Antonia González, tía de Conchita, testificó que:

En una ocasión, estábamos la madre y los familiares, en casa de Conchita y Conchita dijo: nosotras mismas lo hemos de negar y nos hemos de contradecir todos. Entonces será cuando vendrá el Milagro.

Yo (Antonia), le oí a Conchita en éxtasis:

— Cuando dejen de subir todos, cuando no lo crea nadie, ¿entonces harás el Milagro?… entonces vendrá el Milagro… cuando todo el mundo deje de creer; ni los sacerdotes lo creerán, ni nadie lo creerá,… ¿entonces vendrá el Milagro?.

 Esto lo he oído yo: nosotras mismas nos hemos de contradecir, las familias, etc. Eso lo he oído yo en casa de Conchita, eso es cierto.

Una noche, en casa de Ceferino, oí que hablaban con el Padre Andréu. Yo estaba allí y esa noche decían:

— ¿Se unirán las iglesias?, … las iglesias se unirán.

Decían que se llegarían a unir las iglesias. Eso decían, estando ellas en éxtasis; y que si no nos enmendamos, eso también lo oí, se apoderaría Rusia de todo. Las niñas dijeron eso, en éxtasis, eso lo oí yo (Antonia): que vendrían unos castigos muy grandes.

El Papa Juan Pablo II ha dicho públicamente lo siguiente en 1980:

«Debemos estar preparados para enfrentar grandes pruebas, que podrían exigir también el sacrificio de la propia vida por Cristo. Las pruebas podrían ser atenuadas por medio de sus oraciones y de las nuestras, pero no podrán evitarse, porque solamente por este medio podrá llevarse a cabo una verdadera renovación de la Iglesia, tal como ya ha ocurrido muchas veces que la Iglesia surgió de nuevo por medio de la sangre.

Tampoco será diferente en esta ocasión. Seamos fuertes y preparémonos, teniendo fe en Cristo y en su Madre. Oremos mucho y recemos con frecuencia el Santo Rosario».

Esto que dijo el Papa Juan Pablo II lo vivió él mismo en mayo de 1981 durante el atentado en el que le fue preservada la vida y se puede decir que toda su vida fue una oblación a Dios pidiendo Misericordia. Murió el 2 de Abril del 2005, en la Vigilia de la Misericordia Divina, un Primer Sábado de mes; el sábado anterior al Segundo Domingo de Pascua o de la Misericordia Divina, festividad que el mismo instituyó. Y entre las frases que dejó escritas para este día pedía a Dios así:

— Ten Misericordia de Nosotros y del Mundo entero.

Los individuos, familias, pueblos y naciones que se entreguen por completo en manos de la Misericordia Divina del Corazón de Jesús y se pongan bajo la protección de su Madre Santísima porque creen en Ella y en sus Apariciones, tendrán una especial protección en esta vida pero sobre todo en orden a la salvación de las almas.

 También Conchita quedó desconcertada con la noticia de la muerte del P. Pío, que debía «ver el Milagro». Pero unas semanas más tarde, el 16 de octubre de 1968, casi al anochecer, llegó a Garabandal un telegrama, que procedía de Lourdes y llevaba el nombre de una señora de Roma, a quien Conchita conocía; el telegrama urgía a ésta a ponerse inmediatamente en camino, para recibir algo de parte del P. Pío.

El Padre Alfred Combe y Bernard L´Huillier de Francia estaban en ese momento en el pueblo y accedieron a llevar a Conchita y a su madre a Lourdes. Partieron esa misma noche. Con el afán, Conchita olvidó su pasaporte. Al llegar a la frontera fueron detenidos durante seis horas, y sólo gracias a un pasaporte especial, firmado por el Gobernador militar de Irún, pudieron pasar la frontera hacia Francia.

En Lourdes se entrevistaron con los emisarios del Padre Pío de Italia, entre los cuales estaba el Padre Bernardino Cennamo, O.F.M. El Padre Cennamo no era realmente de San Giovanni Rotondo, sino que pertenecía a otro monasterio. Era, sin embargo, bien conocido por el Padre Pío y por el Padre Pellegrino; éste último fue quien cuidó al Padre Pío durante sus últimos años y quien escribió la nota para Conchita dictada por el Padre Pío.

El Padre Cennamo dijo a Conchita que no había creído en las apariciones de Garabandal hasta que el Padre Pío le pidió darle el velo que cubriría su cara después de su muerte. El velo y la carta fueron entregados a Conchita, quien preguntó al Padre Cennamo:

— «¿Por qué la Virgen me dijo que el Padre Pío iba a ver el Milagro y él ha muerto?»

El Padre le respondió:

— «El P. Pío vio el Milagro antes de morir. Me lo dijo él mismo.»

Al regresar a casa, Conchita decidió escribir esto. Dice Conchita:

… Tenía el velo ante mis ojos mientras escribía cuando, de repente, toda la habitación se llenó con una fragancia. Había oído sobre las fragancias del Padre Pío, pero nunca les había dado mayor importancia. El cuarto entero olía con un perfume tan fuerte que comencé a llorar. Era la primera vez que me sucedió esto que ocurrió después de su muerte.

Hay una cinta magnetofónica, grabada por don Plácido Ruiloba en Garabandal el 16 de enero de 1963 en la que se le pregunta a Conchita por una carta que la niña decía haber escrito al Obispo:

— ¿Le ponías la fecha del milagro?

— No, porque entonces no la sabía.

— ¿Y desde cuándo la sabes, desde la semana pasada?

— No, desde ésta.

En una carta de Maximina del 15 de enero de 1963 dice:

«Conchita me dijo que Hoy le dijo el Ángel la fecha del milagro. Lo sabe ella y el hermano mayor nada más».

Dijo Conchita a su hermano Serafín en este mes de Enero de 1963:

— Para que veas que todo ha sido verdad, la Virgen me ha dicho que yo te diga esto…

Y le habló del Milagro, y le explicó en qué va a consistir. Conchita se lo puso luego brevemente por escrito, al dorso de una estampa del Niño Jesús. Le dijo que ocurrirá cuando se produzca un determinado acontecimiento en la Iglesia, que también le explicó. Sólo en este sentido supo Serafín la fecha del Milagro.

El Papa Juan Pablo II, con relación a profecías y anuncios de catástrofes, dijo durante un encuentro:

— nunca debemos pensar que es inútil hacer algo para mejorar la situación del mundo. 

El Papa tomó el Rosario y dijo:

— «¡Aquí está el remedio para esta enfermedad!. ¡Oren, oren y no hagan mas preguntas!. ¡Encomienden el resto a Nuestra Señora!».

Dice Conchita:

Yo con mucha emoción le iba pidiendo más a Jesús y le decía:

— ¿Para qué viene el milagro?, ¿Para convertir a mucha gente?,

Y Él me contestó:

— Para convertir al mundo entero.

¿Se convertirá Rusia?.

— También se convertirá, y así «todos amarán a Nuestros Corazones».

¿Por qué vienes a mi pobre corazón sin merecerlo?.

— Si no vengo por ti, vengo por todos.

San Juan Bosco vio a la Iglesia como un gran buque que, asediado por todas partes, estaba a punto de perecer, pero vio un Papa que lo amarró a los dos pilares que emergieron del mar, la Santísima Eucaristía y la Virgen María. Todos los que la asediaban y los que no siguieron a la Barca de Pedro se dispersaron y perecieron y la verdadera Iglesia se renovó mas gloriosa que nunca y tajo al mundo la PAZ.

El Papa Juan Pablo II fue quien proclamó el año del Rosario y el año de la Eucaristía con una confianza plena de que Dios, por medio de su Santísima Madre y por la Santísima Eucaristía renovará la Iglesia.

Dice el Papa Juan Pablo II en su carta encíclica «ECCLESIA DE EUCHARISTIA» :

— el Sacrificio eucarístico es «fuente y cima de toda la vida cristiana». «La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo». Por tanto la mirada de la Iglesia se dirige continuamente a su Señor, presente en el Sacramento del altar, en el cual descubre la plena manifestación de su inmenso amor.

Estos dos pilares de nuestra fe se ponen de manifiesto de modo especial en las Apariciones de Garabandal: la Eucaristía y la Virgen María, el rezo del Rosario, las Visitas al Santísimo, las Comuniones de manos del Ángel cuando no había sacerdotes en el pueblo, todo ello forma parte de la vida cotidiana que la Santísima Virgen vivió con las niñas videntes.

Una atención especial de la Santísima Virgen fue para los Sacerdotes. Pedía a las niñas que rezasen mucho por ellos para que fuesen Santos y decía:

— Que al rezar por los Sacerdotes se reza por todos.

Veía en ellos a su mismo Hijo, y de ahí la importancia de que sean otros Cristo en la tierra.

Las Apariciones de la Santísima Virgen en Garabandal son un don inestimable de Dios que enviándonos a su Madre y por medio de Ella, Jesús su Hijo traerá la PAZ y la felicidad al mundo.

Así lo vivieron la niñas videntes durante las Apariciones, que dejaron una huella inolvidable en sus almas.

Dice Conchita:

La primera vez que vimos a la Virgen, se nos apareció de repente.

— Venía con dos Ángeles y el Niño Jesús, y había un Ojo encima de todos, con mucha luz.

Siempre se nos aparecía de repente, solo que unas veces traía el Niño y otras no. Su postura más habitual era estar con los brazos abiertos y extendidos, mirándonos:

— Sus ojos eran negros, ¡muy dulces y misericordiosos!, más bien grandes. Parecía como si no mirara a la cara, ni al cuerpo, ¡sino al alma!.

Su mirada es muy difícil de describir.

— Hace a uno amarla más y pensar más en Ella. Mirándola a la cara, nos hace felices del todo, y mirándonos Ella, todavía más. Cuando nos hablaba, nos miraba, y también cambiaba de mirada durante la conversación.

Su voz:

— es muy dulce y armoniosa, se oye por los oídos, aunque sus palabras penetran en el corazón; es como si metiera la voz dentro. ¡Hablaba con voz clarísima y dulcísima!.

Alguna vez se rió, además de sonreírse, que era lo habitual.

— Se oía su risa, como sus palabras; pero la risa era más no sé qué que el habla. ¡No sé explicar su risa!. Nunca sabré explicarla, era muy hermosa.

Nos besaba casi todos los días, y salía de Ella. Eran besos de despedida en ambas mejillas. Alguna vez le pedí que me dejara besarla, y otras veces la he besado sin pedírselo.

Cuando terminaba de ver a la Virgen:

— Salía como del Cielo, con muchas ganas de amar a Jesús y a María, y de decir de Ellos a la gente, ya que eso es lo único que nos puede alegrar: hablar y escuchar de la Virgen.

¡Quién viviera en aquellos tiempos que veíamos a la Virgen tantas veces!. Aunque tuviéramos que quedarnos sin dormir, no nos importaba. ¡Éramos muy felices!.

La Virgen, muchas veces, no nos miraba precisamente a nosotras, sino más lejos, a la gente que había detrás. Cambiaba a veces de semblante; pero sin dejar de sonreír. Yo le preguntaba:

— ¿A quién miras?.

Ella me decía:

— Miro a mis hijos.

Conchita sentía a la Virgen tan suya que una vez le presentaron una estampa que trataba de reproducir a la Virgen aparecida en Garabandal y dijo:

— ¡Pobrecita!. ¡Cómo me la han puesto!.

Exclamó Conchita, porque se parecía muy poco a Ella.

La Virgen nos enseñó a rezar la letanía y los misterios del rosario, que no los sabíamos. Ella sólo rezaba el Gloria; si empezó con los otros rezos, fue para enseñarnos.

Siempre que rezábamos el Gloria, la Virgen inclinaba la cabeza.

Nos dijo en una ocasión:

— Lo que más agrada a Dios es la humildad, lo que más le desagrada es la soberbia.

No nos dábamos cuenta por donde íbamos a menos que la Virgen nos lo dijese:

— nosotras ¡estábamos con la Virgen!, y seguíamos la conversación o la comunicación con Ella, sin saber si corríamos o no, si estábamos de rodillas o tendidas por el suelo.

Íbamos con frecuencia a la Iglesia:

— Porque a la Virgen le gusta ir a donde está Jesús, su Hijo.