Cambió su vida

Mendigaba amor y aceptación a los demás, hasta que el Señor le sanó en una Efusión del Espíritu

Durante toda su vida sufrió una «esclavitud» en soledad provocada por sus heridas de la infancia, pero no era consciente de que «ese velo» que le cegaba.

Actualizado 2 enero 2013

ReL

12298_una_mujer_en_soledad_y_sufriendoMaría tiene unos 40 años, está casada y tiene dos hijas. Llevaba aparentemente una vida normal y sin grandes sobresaltos. Pero un sufrimiento silencioso le acompañaba desde su niñez. ReL transcribe íntegro como el Señor la sanó… y su vida cambió completamente:

«Mi vida ha cambiado por completo»
«Va a hacer un año que el Señor se hizo presente con fuerza en mi vida. Tengo que decir que mi vida ha cambiado por completo, externamente todo sigue igual (sigo siendo madre de familia, esposa, sigo viviendo en Madrid…) pero internamente, me maravillo con lo que el Señor ha hecho en mí, soy una persona nueva y lo vivo todo completamente distinto.

«Muere mi madre con 11 años»
»El Señor me está ayudando a expresar en palabras esa explosión de experiencias, sentimientos y vivencias que he tenido a lo largo de este último año. Me llamo María. Estoy casada y tengo dos niñas, una de 5 y otra de 3 años. Vengo de una familia católica,somos 5 hermanos y yo soy la pequeña. Soy de Oviedo, pero cuando tenía 11 años mi madre murió y a mi padre le destinaron a trabajar a Valencia, así que he vivido muchos años allí.

Una monja de clausura da una luz
»Tengo una amiga de la adolescencia que es monja de clausura en Valencia. Hace unos 6 años me contó que había ido un sacerdote de la Renovación Carismática a darle unos ejercicios al convento, recibió la efusión del Espíritu y me dijo que su vida había cambiado por completo. Por la efusividad con la que hablaba yo pensé que le había dado un brote psicótico o que era fruto de la vida en el convento, no paraba de insistirme en que fuese a un grupo de la Renovación Carismática, que me iba a sanar, etc. Yo le decía que no tenía nada que sanar y que eso de los grupos no era para mí, que yo vivía la fe a mi manera.

Una historia de sanación interior
»En febrero, volví a visitarla yo sola (porque normalmente o iba con las niñas o con mi marido, vamos que nunca estábamos a solas) y me dio su testimonio con detalle, me dejó impresionadísima de la historia de sanación interior que me contó, pero lo que más me impactó fue la paz con la que podía hablar de todo ello, de unas vivencias tan sumamente duras… 

»Creo que ha sido la primera vez en mi vida que no he hecho un juicio sobre algo, me quedé muda, simplemente le escuché, sin entrar a pensar lo que está bien o lo que está mal, yo siempre he sido muy dada a hacer esa clase de juicios.

«Se me quitaron todos los miedos y culpabilidades»
»Cuando volví a Madrid creo que tuve una efusión del Espíritu, el caso es que algo pasó en mi interior, me resulta un poco difícil expresarlo en palabras, sentí como una explosión dentro de mí, como si mi corazón se hubiese hecho grande de repente y hubiese roto una capa endurecida que no le dejaba respirar, se me quitaron todos mis miedos, juicios, prejuicios y culpabilidades, toda mi timidez, todos los rencores hacia personas que de una manera u otra me habían hecho daño. Actitudes de los demás que hasta el momento no entendía empecé a verlas con una claridad que si antes me incomodaban ahora me llenaban de paz (podía ver con ojos de misericordia). Situaciones que me causaban tristeza o malestar, las vivía con una alegría desbordante y lapalabra gozo cobró sentido para mí, fue como si hubiese estado viendo la vida a través de un “velo negro” y de repente el Señor me lo levantó. 

«Encontré respuestas a todo…»
»Todo esto fue a nivel personal, en el tema de la religión, que andaba bastante floja últimamente, todo empezó a cobrar un sentido que antes nunca le había dado, empecé a entender de una manera completamente distinta los sacramentos: el sacramento del bautismo (el mayor regalo que me pudieron hacer), el matrimonio, la penitencia y la eucaristía, vivía las misas como nunca las había vivido. La biblia; me di cuenta que es un libro vivo, antes nunca me había dicho nada especial, pero de repente me hablaba a mí, encontré en ella respuestas a todo.


Seminario de Iniciación a la vida en el Espíritu
»Durante estos días de “gracia”, miré en internet (sin buscar nada en particular) sobre laRenovación Carismática y en la primera búsqueda que hice di con la web de un grupo carimático, vi que había empezado un Seminario de Iniciación a la Vida en el Espíritu que no sabía ni lo que era, pero ni corta ni perezosa mandé un correo preguntado si podía asistir aunque ya hubiese empezado hacía varias semanas y me contestaron muy amables que no solo podía asistir sino que también podía escuchar las enseñanzas que ya se habían dado.

»El primer día que fui al seminario, estaba bastante asustada, pues la noche anterior cené con mi primo, que había hecho el curso ALPHA y cuando le dije que iba a hacer el seminario me dijo: “tu sobretodo no te asustes, cierra los ojos y escucha”. Eso que él me dijo con su mejor intención, a mí me dejó de los nervios. Cuando llegué y me senté en un sitio que no había nadie, enseguida vino una persona y me preguntó si era la primera vez que venía, al decirle que sí dijo: ¡¡¡¡Alabado sea el Señor que te ha traído hasta aquí!!!!Yo pensé “aquí están todos tronados” y cuando se levantó todo el mundo para cantar la primera canción, pensé esta es la mía, aprovecho el jaleillo para marcharme, me agaché a coger el bolso y empezó a sonar la canción de “Oh deja que el Señor te envuelva” que era la canción que a todas horas cantaba en el colegio mi amiga monja. Al oírla me invadió una Paz tremenda, desapareció por completo todo el desasosiego y la intranquilidad que tenía y me quedé a disfrutar del seminario. 

Volver a la niñez
»Cuando recibí la efusión del espíritu volví a la niñez y tuve unos sentimientos que no sabía ni que había tenido, si a mí alguien me pregunta ¿qué tal fue tu infancia?, mi respuesta hubiera sido “estupenda hasta la muerte de mi madre”, siempre he sabido que de aquel suceso tan doloroso que ocurrió en la familia yo tenía guardado un “cajón desastre” que me daba miedo abrir, pero antes jamás lo hubiese pensado. 

Sentimiento de abandono
»El caso es que durante la efusión del Espíritu tuve un sentimiento muy fuerte de soledad y luego claramente llegó la muerte de mi madre y ese sentimiento de soledad se multiplicó por 10.000 y apareció también un sentimiento de abandono. Cuando yo estaba sintiendo esa soledad tan tremenda notaba como el Señor me decía en el corazón, no llores, yo siempre he estado a tu lado, siempre he estado contigo, nunca te he dejado sola, pero no tenías ojos para verme. Me pasé todo el retiro llorando como una madalena, (hubo una persona que me regaló un paquete de klinex que creo que ha sido uno de los mejores regalos que me han hecho) sin tener ni idea de por qué, ya que ese día solosupe que en mi niñez había tenido un sentimiento muy fuerte de soledad.

Recuerdos de la niñez…
»Las tres semanas siguientes al retiro de efusión, fue increíble, me empezaron a venir a la cabeza un montón de recuerdos de mi infancia que había tenido completamente enterrados, que no los recordaba, comenzaron a encajarse como en un puzle todas las piezas, para explicarme la realidad de mi historia y no la que yo me había creado, me fue revelado todo con tanto Amor y delicadeza que a medida que iban encajando las piezas yo iba llenándome de un gran gozo y una maravillosa paz que solo el Señor puede dar.

«Yo era una carga para mis hermanos…»
»El sentimiento de soledad que me acompañó durante mi infancia fue debido a la relación que tuve con mis hermanos, ellos son muy seguidos y yo me llevo 7 años con el anterior a mí, con lo que el trato entre ellos fue muy distinto del que tuvieron conmigo. Siempre me trasmitieron el mensaje de que yo era una carga (nosotros te teníamos que cambiar los pañales, nosotros te teníamos que dar de comer, nosotros te teníamos que dormir, nosotros etc). 

«Nunca celebré un cumpleaños»
»Mis padres hicieron más el papel de abuelos, me sentí muy querida por ellos y me mimaron mucho (cosa que supongo también ayudó a distanciarme de mis hermanos ya que mi padre fue muy estricto con ellos) pero no tuve ningún tipo de rutina establecida en mi día a día, con 7 años llegaba a las 21h a casa y a mí nadie me preguntaba donde había estado, si había hecho los deberes, si había cenado, si me había bañado… Nunca celebré un cumpleaños… 

«Mi madre murió y mi padre comenzó a beber»
»Sin duda, crecí bastante salvaje y con la sensación de ser “diferente”, diferente de las niñas de mi clase, diferente de mis hermanos y sintiendo que no me tenían en cuenta para nada. Todo eso más o menos lo suplía la relación tan buena que tenía con mis padres, perocuando mi madre murió todo cambió, ella ya no estaba para darme el cariño y la seguridad de sentirme querida y mi padre empezó a beber, con lo que la relación tan especial que teníamos pasó a ser discusión tras discusión. De ahí el sentimiento tan fuerte de abandono que sentí en la efusión, es increíble como el Señor me ha ido revelando todo esto que estaba completamente oculto en mi corazón y a la vez me ha ido colmando de la gran carencia que yo tenía que era el Amor y el sentirme querida.


«Esos sentimientos han condicionado mi vida»
»Mirando atrás me doy cuenta que estos sentimientos que tuve en la niñez, se me quedaron tan grabados en el corazón que han condicionado mi vida de tal forma que solo he estado centrada en demostrar a los demás que “valgo la pena” y que “no soy una carga”, todo lo que he hecho en mi vida, todas las decisiones que he ido tomando siempre han estado bajo esa presión

Un velo negro que cegaba y que el Señor levantó
»Ese era el “velo negro” que me cegaba y que el Señor me levantó. GLORIA AL SEÑOR que me liberó de la esclavitud de estar mendigando amor y aceptación en los demás, GLORIA AL SEÑOR que me habló al corazón para decirme que solo Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Tengo la sensación de que mi corazón era una maraña de lana llena de nudos y cuando volví de Valencia y tuve la primera efusión el Señor me dijo: “Mira este jersey, pruébatelo, así puede ser tu vida si te fías de mí, vamos a tejerlo juntos”, en el retiro de efusión, me dió uno de los extremos de la lana de esa maraña para empezar a deshacer los nudos y conseguir que el hilo esté listo para poder tejer…. Y aquí estoy, empezando este camino de vida espiritual y acogiendo con alegría todos los regalos que Él me va dando».

El poder curativo de 20 piedras

Santa Hildegarda de Binguen, Doctora de la Iglesia 

¿Cómo una monja del siglo XII, y que es santa, pudo descubrir el poder curativo de 20 piedras? 

En pleno siglo XX médicos alemanes descubrieron con asombro los conocimientos de esta monja cuya sabiduría es, para muchos, «algo que viene del Cielo».

Actualizado 25 octubre 2012

Luis Arnó / ReL

Hace 850 años, una monja de clausura llamada Santa Hildegarda de Binguen, que acaba de ser canonizada y nombrada Doctora de la Iglesia por Benedicto XVI, revolucionó la medicina del momento al transmitir una sabiduría sobre lasvirtudes curativas y profilácticas de una veintena de piedras preciosas o semipreciosas. 

Santa Hildegarda, sin salir del convento, con una cultura y formación muy básica, transmitió lo que la “Luz Viva del Espíritu Santo” le dictaba, ofreciendo remedios sencillos a personas con dificultades de salud, basado en el contacto con determinadas piedras. 

Con los años, los remedios curativos de Santa Hildegarda fueron bautizados por el pueblo como “la medicina de Dios”, y ya en pleno siglo XX, científicos y médicos alemanes descubrieron con asombro los conocimientos de esta monja del siglo XII, cuya sabiduría es, para muchos, “algo que viene del Cielo”.

Entrevistamos a José María Sánchez de Toca, uno de los mayores expertos en la obra de Santa Hildegarda en el mundo hispano. Él se ha encargado de traducir y preparar la primera edición completa en español de esta obra: El libro de las piedras que curan (LibrosLibres).

– «El Libro de las piedras que curan», ¿podríamos decir que es un resumen de creencias medievales?
– En absoluto. Los remedios populares de la Edad Media, las recetas de brujas, eran asquerosos, mientras que todo lo que dice Santa Hildegarda es inocuo, razonable y limpio. Si habla de plantas o animales, normalmente dice que hay que hervirlo.

– Saber médico medieval perdido en nuestros días.
– Tampoco. El saber médico de la Edad Media era árabe y judío, y no se parece a Santa Hildegarda ni de lejos. Los libros de piedras de aquella época, como el Lapidario de Alfonso X el Sabio, que es un compendio de lapidarios árabes, por ejemplo, o el del Obispo Marbordo, son radicalmente distintos en credibilidad, sistematización y si me permite la palabra, en «modernidad».

-¿Y el de Alberto Magno?
-No creo que fuera de verdad de San Alberto Magno; es un libro de hechizos y conjuros para cargarse a la gente, envenenar o provocar abortos.

– Entonces…
– Ella dice que la invadía una llama de Luz Indeficiente que la dictaba y que no la permitía poner nada de su cosecha.

– Se ha publicado bastante que eso era una migraña de aureola.
– Mire, esos señores hablan de oídas de lo que dijo otro que tampoco había leído a Santa Hildegarda. Me recuerdan a aquel prestigioso y venerado historiador de la Medicina que la llamaba «San Gil de Garde». 

– Pero era una gran científica
– Ni hablar, eso no se tiene de pie. Es imposible que tuviera conocimiento experimental de lo que dice. Fijese que dijo ¡en 1153! que las ballenas buscan alimento en la superficie y en el fondo del mar, cosa que la Ciencia solo ha averiguado en la década de 1970, gracias a un submarino espía norteamericano. En el Mar de Behring, las ballenas bajaban al fondo del mar, barrían con la boca abierta los limos del Yukón, repletos de quisquillas, y luego subían a vomitar por los chorros el limo sobrante. No lo sabía nadie, ni los balleneros. Jamas se hubiera supuesto que un mamífero de respiración pulmonar bajase al fondo del mar, pero Santa Hildegarda ya lo había dicho.

– La película «Visión» muestra una gran biblioteca en el monasterio.
– Esa película es un ejemplo de como no deben hacerse las cosas ni falsear la Historia. Está llena de conjeturas que no están avaladas por las fuentes, y eso que hay muchas. Los libros no abundaban entonces como ahora, ni siquiera en los monasterios. Pero en cambio las fuentes son taxativas en que solo la enseñaron a leer el Salterio. 


– El Papa Benedicto XVI dice que era muy culta.
– Y tiene razón: Santa Hildegarda estuvo ochenta años recibiendo enseñanzas del Espíritu Santo sobre la estructura del Universo, la naturaleza humana y las criaturas, y eso necesariamente la tuvo que volver cultísima y sabia. Pero suponer que era una erudita contradice de plano las fuentes, que son abundantes, de época y muy fiables. Tenga en cuenta que un concilio investigó en vida, y que después de muerta, investigaron su vida los inquisidores enviados por dos papas sucesivos.


– Este es un libro de «piedras que curan», pero la cuestión fundamental es si hay piedras que curen.
-Por lo que venimos comprobando, sí. Tampoco es tan insólito, si el barbero te corta al afeitarte, te pasa piedra alumbre por el corte para detener la hemorragia. El alumbre es una piedra que cura.

-¿ Santa Hildegarda habla del alumbre?
– No. Trata exclusivamente sobre diecinueve piedras que solo pueden utilizarse para el bien y para curar o prevenir daños. Dice Santa Hildegarda que entre las demás piedras algunas sirven para cosas buenas o malas, según se proponga quien las utilice, pero la Santa se ocupa solamente de las que solo sirven para el bien.

– Pero a estas alturas del siglo XXI ¿ ¿No es pura superstición creer que haya piedras que curen?
– Superstición es mantener una creencia sin base real, y prejuicio negarse a aceptar los hechos, y lo que no debe hacer nadie en el siglo XXI es negar los hechos. A menos que a uno le cieguen los prejuicios, hay que aceptar la evidencia. Y la evidencia es que en la mayoría de los casos, estas piedras curan a la mayoría de la gente.

– ¿No siempre?
-No siempre.

– ¿Por qué?
-Pues no lo sabemos. Hay muchísimo que investigar. El caso más claro es la crisoprasa, una modesta piedra con aspecto de jabón usado, que a uno le curó radicalmente en una sola noche un ataque de gota, mientras que otro se la tuvo que quitar de la rodilla porque no le hacía nada y se le estaba clavando en la hinchazón.

-Y entonces, ¿por qué curan?
– Pues tampoco lo sabemos. Muchas de las aplicaciones exigen contacto con la piel, lamer la piedra, o ponerla en vino, lo que puede suponer una transferencia molecular, por infinitesimal que sea. Pero otras veces actúan sin contacto; en concreto Santa Hildegarda advierte que se tenga mucho cuidado en evitar que el rubí toque la piel. Hace unos meses, cuando estaba preparando el libro, enseñé las piedras a unos amigos, y una señora se puso en las rodillas el costurero de plástico donde las guardo. A la mañana siguiente nos contó alborozada que se le habían pasado los dolores de rodilla y cadera que la traían mártir, y pensando a qué podría deberse, cayó en la cuenta del rato que tuvo las piedras en el regazo. Pero no hubo contacto.

– ¿Y no puede tratarse de sugestión o efecto psicosomático?
– Podría ser, pero le voy a contar algo: Un niño, Juancho, de siete años, tenía pesadillas recurrentes, muy violentas. Sus padres le pusieron jaspe debajo del colchón y las pesadillas cesaron esa misma noche. Se fueron a la playa, se dejaron la piedra y las pesadillas se reanudaron. Volvieron a ponerle el jaspe y cesaron. Ahora los niños la llaman la piedra filosofal, como en las películas de Harry Potter.

– ¿Y no pudo ser que el niño estuviera impresionado con la piedra?
– A Juancho no le impresiona ni un adoquín que le pongan de almohada.

– Que me contestaría si le digo que este libro es un texto medieval lleno de ideas medievales con poco contenido práctico.
– Que está hablando sin haberlo leído. Por ejemplo, en este libro Santa Hildegarda describe con pelos y señales como transforman las bacterias del hierro el oxido ferroso en oxido férrico para hacer la magnetita, y eso, amigo, es algo que la Ciencia descubrió en 1877, y todavía se sigue trabajando en ello. Le aseguro que sin análisis, sin laboratorios y sin microcospio era imposible saberlo. Es más, Santa Hildegarda da detalles que aun hoy son desconocidos, aunque verosímiles. Eso no es un conocimiento medieval.

– Pero Santa Hildegarda habla de piedras que ahuyentan los demonios y las serpientes.
– Pues estupendo; no soy partidario de los unos ni de las otras, y no los quiero cerca de mí. Pero esto que usted recuerda debe alertarnos que hay algo en la naturaleza de las piedras que todavía desconocemos. Santa Hildegarda dice que las piedras tienen cierta belleza singular que era la que tenía Lucifer antes de la caída, y que los demonios no soportan porque les recuerda su esplendor pasado. Para hablar de la eficacia de las piedras sobre los espiritus malignos utiliza los verbos «desdeña, pone en fuga, atormenta». Es un campo del que sabemos muy poco.

-¿De las piedras de Santa Hildegarda, cuál es la más útil?
– Cada una tiene su utilidad y con frecuencia se superponen, pero para mí la más útilñ por ahora esta siendo el jaspe, que es el analgésico y antiinflamatorio mas rápido que conozco. El jaspe que usted puede encontrar en cualquier obra en un saco de gravilla, cualquier guijarro de sílex a manchas y con grano fino.

– El título de este «El libro de las piedras que curan» habla de gemas. ¿Es que son piedras caras?
– Las piedras de las que habla el libro son en su mayoría piedras preciosas o semipreciosas, es decir, gemas, pero una docena son variedades de cuarzo, y el resto puede conseguirse a muy buen precio, digamos, uno o dos euros. En total uno podría hacerse con todas las piedras por unos cincuenta euros, pero no es necesario conseguirlas todas a la vez. Con veinte euros sobraría bastante para hacerse con jaspe, ágata, calcedonia, topacio, crisoprasa y esmeralda, que en este momento me parecen las más sencillas de usar. Por otra parte, buscar las piedras siguiendo las indicaciones que damos en el libro puede convertirse en un hobby muy gratificante.

-¿Satisfecho del esfuerzo y de su traducción?
– Mucho, pero la traducción no es mía, sino de Rafael Renedo, mi yunta de Hildegardiana. Lo mío ha sido averiguar y explicar qué significan hoy las palabras de Santa Hildegarda, comentarlas, anotarlas e indizarlas.

– ¿Qué espera de este libro?
– Que sea útil. Que ayude. Que sean muchos los que descubran con alborozo que hay piedras que curan. 

– ¿Y por qué se publica y se difunde ahora precisamente un libro que llevaba ignorado ocho siglos y medio?
– Es algo que da que pensar; quizá es que sea la sabiduría que vamos a necesitar en el futuro, como todo lo de Santa Hildegarda.

– ¿Es un regalo de Dios para los hombres?
– Sí; Dios siempre ofrece el remedio antes que nos hagamos la llaga.

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Título:  El libro de las piedras que curan                TiendaLibres

Autor:   Santa Hildegarda de Binguen

Editorial:   LibrosLibres

Páginas:   262 páginas

Precio        20 euros