Por Cristian Arroyo
Mademosielle Giselle, enfermera del CEFA, me dio la oportunidad de ir con la expedición de voluntarios al periférico barrio de Kisenso, uno de los 24 que conforman la ciudad de Kinsasha, a ofrecer asistencia médica a niños enfermos de drepanocitosis.
Tras una auténtica aventura por las arenosas calles de Kinsasha, llegamos a una pequeña casa de Kisenso, que, durante el día de hoy, sería nuestra improvisada consulta. El grupo sanitario lo conformaban la enfermera Giselle y el doctor Thierry, con el que formé rápidamente equipo y nos pusimos manos a la obra. Divididos en dos cuartos, Giselle se encargaba de administrar algunas vacunas y medicamentos a los paciente que nosotros íbamos viendo.
El día se alargó durante más de 5 horas de consulta, atendiendo a los diversos problemas que sufren los niños de la zona con drepanocitosis, una enfermedad genética que afecta a los glóbulos rojos sanguíneos y les causa tremendas crisis de dolor, así como fiebre, adenopatías múltiples y un agrandamiento del hígado y del bazo.
Desde un punto de vista más personal, he de decir que la jornada me pareció interesantísima, no sólo porque el Dr. Thierry y yo pudimos ver niños con múltiples patologías propias de la zona, como larva migranso malaria, sino porque poder vivir está experiencia de auténtica medicina es, sin duda, algo que nos debería hacer valorar profundamente las facilidades clínicas que tenemos en el mundo occidental, y como con un simple fonendoscopio, los 5 sentidos alerta y una permanente sonrisa en los labios, se puede hacer una medicina de verdad en el corazón de África.