Desinteresado regalo de la oficial de policía al niño moribundo

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“Si fuera mi hijo, yo esperaría que cualquier otra madre diera el paso adelante para ayudar”

 

Como padre o madre, si la policía llama a tu puerta, te esperas lo peor. Se arremolinan en la cabeza los pensamientos sobre en qué tipo de problema se podría haber metido un hijo para hacer que la policía intervenga.

Lo último que cualquiera pensaría es que una de esos agentes de policía va a poner fin a vuestros meses de preocupación y estrés porque se va a ofrecer voluntaria para donar su riñón a vuestro hijo. Pero precisamente eso fue lo que dijo la agente de policía Lindsey Bittorf a Kristi Goll y a su hijo Jackson cuando les visitó en su casa en Wisconsin, EE.UU.

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La historia comenzó el pasado diciembre, cuando la madre de Jackson publicó una actualización en su página de Facebook. Jackson acababa de pasar por una revisión rutinaria de sus riñones y los médicos tenían malas noticias. El funcionamiento de los riñones de Jackson estaba fallando y su nombre se iba a poner en una lista de donantes difuntos para poder recibir un riñón nuevo.

Sin embargo, los médicos dijeron a Kristi que la mejor solución posible para la insuficiencia renal de su hijo sería la donación de un donante vivo. Así que la madre decidió hacer lo que parecía imposible: pedir a alguien que donara un riñón en buen estado para ayudar a su hijo.

Lindsey, otra madre que trabaja como agente de policía, vio la publicación en Facebook y decidió que tenía que hacer algo. “Si fuera mi hijo, yo esperaría que cualquier otra madre diera el paso adelante para ayudar”, afirmó Lindsey en el programa de trasplantes. De modo que, después de confirmar que su tipo sanguíneo coincidía con los requisitos, Lindsey no pudo esperar para ir a sorprender a la familia y darles el mejor regalo que podrían recibir.

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Lindsey hizo una placa que entregó a Jackson en cuanto abrió la puerta de la casa. La placa leía: “Jackson, hice el juramento de servir y proteger a mi comunidad. Mi riñón ahora podrá servirte y protegerte a ti. ¡Soy tu donante de riñón!”. La familia Goll no cabía en sí de felicidad ni podía sentirse más agradecida por haber puesto final a la búsqueda de un donante para Jackson.

El acto generoso y desinteresado de Lindsey no solo daba una nueva oportunidad a la vida a Jackson, sino que daba a Kristi el increíble regalo del alivio. No tendría que preocuparse más por la supervivencia de su hijo.

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La historia de Lindsey y Jackson es una bocanada de aire fresco, especialmente cuando tenemos la sensación de que todas las noticias son tristes y deprimentes. Desde que su historia se publicara en la página de Facebook LoveWhatMatters, se ha compartido hasta ahora 402.000 veces, llevando calidez a los corazones de otros padres y aportando esperanza a lectores que esperan donaciones de órganos para sí mismos o para algún ser querido. ¡Que sigan llegando las oraciones para Jackson y Lindsey! Porque siguen necesitando nuestros mejores deseos y oraciones para una buena recuperación después de la cirugía, prevista para finales de junio.

Te quiero así como eres

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Luce Caponegro, en arte Selen, ex reina del porno italiano en los años noventa cuenta el diálogo con su hijo Gabriele

Una lección difícil de olvidar. Lo cuenta al Corriere della Sera (5 de mayo) Luce Caponegro, en arte Selen, quien en una época fuera reina del porno y ahora madre de dos hijos.

La vida “normal” de Luce

Han pasado casi veinte años desde que dejó de ser estrella porno -que muchos consideraban la heredera de Moana Pozzi- pero una opción tan extrema como esa deja señales profundas.

A los hijos se les deben dar valores y alas. Yo tuve valores. Al buscar protegerme me ahogaron. Yo era la clásica buena chica que hacía danza y andaba a caballo. A mi papá le gritaba ‘sucio capitalista’. Me rebelé cuando me enamoré a los 15 años de una persona que desvió una existencia que parecía ya estar escrita“.

El encuentro con el porno

“Apenas cumplí la mayoría de edad -recuerda- dejé todo lo que tenía, incluidos los vestidos. Me fui a recorrer el mundo, India, Pakistán, autostop y sacos de dormir. Esa historia duró 17 años, se volvió mi agente en el porno. El aliciente fue la curiosidad en relación a la sexualidad. Había un componente de exhibicionismo”.

“Mamá, ¿has cometido errores alguna vez?”

El segundo de sus hijos, Gabriele, supo del trabajo de su madre de una forma inconveniente: por los amigos de escuela que habían visto esas viejas películas en Internet.

Fue él quien la enfrentó, con delicadeza y sorprendente madurez: “Mamá, ¿has cometido errores alguna vez?”. Todos los cometemos, le respondió ella. “¿Me puedes decir uno?”. Antes fumaba. “¿Me puedes decir otro?”. Las cartas cayeron. “Tú eras estrella porno”. No era otra pregunta: era una afirmación.

Sí, fui estrella porno, ¿te sientes herido?, le preguntó Luce. “Me quedé mal pero luego pensé que de jóvenes se cometen errores, tú eres maravillosa y te quiero así como eres”. Lo abrazó fuerte. Permanecieron los prejuicios en la ciudad, “los vivo hasta ahora, son como el veneno, fruto del miedo. Basta hablar conmigo dos minutos para que desaparezcan como la nieve al sol”.

“Hoy estoy luminosa, cristalina”

Hoy Luce tiene un centro de belleza en Ravenna. Recientemente le propusieron interpretar a una religiosa en un musical. Dijo que no, a pesar de que siempre se ha declarado una persona atenta a la espiritualidad. Pero era demasiado para su segunda vida. ¿Cómo se siente? “Cristalina, luminosa. Soy la representación de mi nombre”, Luce, una mujer que siempre ha sido ella misma.

10 consejos para pasar una feliz Navidad en familia

Los consejos de Anne Lucas, psicóloga, para prepararse para estos días con tus seres queridos (y a veces conflictivos)

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Prepararse, anticipar, prever

Una invitación, por ejemplo, o una llamada telefónica para precisar los horarios, el desarrollo del día, la organización de los regalos y hasta el menú. De esta forma permitimos a los miembros de la familia invitados a la cena de Noche Buena o Navidad que se preparen y se organicen bien. Con frecuencia, el saber qué esperar permite anticipar mejor y evitar inseguridades o miedos, como el miedo a que todo pase demasiado rápido o que no suceda como había imaginado uno antes.

Ser consciente de las expectativas y las idealizaciones

Cuando la familia se reúne, resurgen en cada uno de nosotros recuerdos de alegría, pero también de heridas, faltas, remordimientos, celos. ¿Qué espero yo exactamente? ¿Seré capaz de formular una necesidad particular que pudiera tener? Idealizar este momento tan esperado podría entrañar decepciones. Seamos realistas: cuando se reúnen muchos no es necesariamente la mejor ocasión para vivir momentos de una relación íntima y relajada. Por otro lado, cuanto más numerosos, más difícil puede ser tener en cuenta las necesidades individuales.

Recordar lo esencial

Intentemos dejar a un lado nuestras decepciones personales, si las hubiera, para recordar la esencia cristiana de la fiesta de Navidad. ¿Nos reunimos para disfrutar de la compañía y dar apoyo al que esté en una mala racha o para hartarnos de comer y que nos den regalos? Pongamos en el centro de la celebración nuestras verdaderas prioridades vitales y transmitamos este mensaje a los niños: ¡estamos felices de poder ir a misa juntos, de compartir una comida y de disfrutar en familia!

Estar presente en lo que se vive

En efecto, hay que tomar consciencia plena de lo que se hace, como en la meditación. Prestar atención a los que nos rodean en los detalles más mínimos y poner a trabajar nuestros sentidos (el fuego que ilumina y que crepita en la chimenea, la decoración en la mesa, los sabores y los colores de los platos, los gestos y las risas de los más pequeños…); así se fomenta un entorno de alegría y gozo.

Y para que todo el mundo lo disfrute, intentemos simplificar la organización, no dudemos en ayudar o pedir ayuda para que nadie se frustre. ¡Hay que estar presente, que la Navidad pasa muy rápido!

Tener en cuenta los lenguajes de amor de los demás

Si mamá se agobia con la organización, le ofrezco mi ayuda; si mi hermana valora mucho los regalos, me esmero especialmente con el suyo. Cada uno con su propio lenguaje de amor, para uno estará en los momentos de calidad, para otros en el servicio, en las palabras de aprecio o en los gestos de ternura. Estemos atentos los unos con los otros. Hay que conocer bien, si no se conocen ya, los lenguajes del amor de nuestros seres queridos.

Iniciar un tiempo de intercambio

¿Qué puedo proponer (y no imponer) para pasar un buen rato con los demás? ¿Una canción, un juego, una oración, recuerdos en torno a un álbum de fotos? La Navidad no consiste en consumir, sino en, por encima de todo, recibir al otro. En una familia, todos los miembros son actores del ambiente y de la relación. Colaboremos con nuestra parte. ¿Cuál es mi parte? ¿Qué puedo ofrecer?

Aprovechar esta época con plenitud

La Navidad es la celebración de la venida de un Niño al mundo para salvarnos. Es algo excepcional en la sencillez, pero no desdeñemos la alegría de estar reunidos y demos lo mejor de nosotros para que todo fluya bien. Disfrutemos tirando los platos por la ventana si eso nos hace felices y maravillémonos con las pequeñas cosas, ¡es una fiesta!

Pero limitar los excesos

Evitemos los excesos de comida, de regalos o de la falta de sueño, que podrían terminar por estropear un momento de celebración. La decoración no es únicamente para los ojos, también lo es para el corazón.

Dar una tregua, una pausa, a las relaciones

¿Y si la Navidad fuera ante todo una ocasión para mirar al prójimo de forma diferente, a través de su propio prisma, y no como lo hacemos habitualmente? ¿Y si me atreviera a dedicar una mirada nueva a los miembros de mi familia, como si los conociera por primera vez, con actitud abierta en el encuentro? Con una buena disposición, recentrar el mensaje de la Navidad no debería ser más difícil que esto.

Dejar espacio para lo inesperado

En Navidad, María y José dieron la bienvenida a lo inesperado. ¡Jesús es a la vez el esperado y el inesperado! Él no deja de sorprendernos, así que dejemos también oportunidad para la sorpresa, abramos nuestro corazón al asombro (¿una buena noticia? ¿la nieve o el calor?), al cambio (¿de lugar? ¿de menú?), a la improvisación (¿un invitado sorpresa?).

¡Feliz Navidad!

El Trabajo del hogar

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Me sorprendió saber que la película favorita del Papa Francisco es “El Festín de Babette”; es una película sobre el servicio desprendido al prójimo, que no siempre es acorde a nuestra “reglas” humanas. Fue filmada en 1987 pero la película se ubica en 1871. Babette es empleada como cocinera en la casa de dos ancianas solteras, hijas de un estricto pastor. Babette es francesa y se gana la Lotería en Francia. Con el dinero decide preparar un banquete para los que viven en un pueblecito danés de pocos habitantes, donde vive y donde hay una gran rigidez moral pues son puritanos calvinistas. Poco a poco se va comprendiendo que en la concepción luterana del cristianismo, el gozo y el placer son vistos con desconfianza; lo material es en su mayor parte rechazado. El Papa comenta: “Las alegrías más intensas de la vida brotan cuando se puede provocar la felicidad de los demás, es un anticipo del cielo”.

Un señor empezó a hacer encuestas a domicilio. A la mujer que le abrió la primera puerta le preguntó:

– ¿Cuál es su profesión?

– Es ser madre de familia.

– Mmm… Esa opción no viene considerada en la encuesta.

– ¡Ah!… Soy Doctora en Desarrollo Humano.

– Y ¿cuántos proyectos tiene?

– Tres, de lago alcance… Y ¿para qué es esta encuesta?

– Por el Día de la Mujer, para conscientizarlas de la importancia de ser mujeres.

Pues sí, todos necesitamos un hogar. Es evidente, pero no hay más que mirar alrededor para ver que cada vez faltan más hogares. Nos referimos a un verdadero hogar de familia y no a un vulgar y triste alojamiento.

En Singapur, la gente suele pasar muy poco tiempo en casa. Muchas familias comen fuera porque no hay nadie que pueda cocinar, por falta de tiempo o de conocimiento culinario. El Gobierno introdujo la campaña Cena un día en Familia, para motivar a los empleados a volver a casa temprano al menos una vez a la semana. En Singapur la mayoría de las niñas crecen sin conocer las tareas del hogar. En el Congo belga, los trabajos domésticos los hace el varón.

En China, en pocas casas saben lo que es tener “calor de hogar”, tanto porque no se come en común seguido –en familia-, como porque no se hace la limpieza como en Occidente.

Algunas mujeres deben de hacer compatible el hogar y el trabajo remunerado para salir adelante, pero otras veces, las mujeres no quieren dedicarse al hogar porque les parece monótono. No ven la proyección social de ese trabajo; no perciben que su marido y sus hijos lo necesitan para desarrollarse y ser felices. El trabajo que se realiza sólo es una manera de expresarles amor. Las cosas bien puestas hablan por sí solas. Por eso, Carlos Llano, decía, con esa pasión que le caracterizaba: El periódico, la TV, la prensa, el mercado… invaden la vida cotidiana. El hogar no debe ser sólo un refugio sino el fuego de vitalización.

La investigadora María Pía Chirinos, hace algunas consideraciones que ayudan a ver la excelencia que pueden tener los trabajos del hogar: Dice que “no se trata de que la madre de familia ‘se quede en casa’, sino de establecer que un hogar, con una familia, no puede prescindir de unos trabajos cotidianos, claramente profesionales, para el desarrollo humano de sus miembros’’. La realidad actual es que casi no hay comidas en familia, sino delante de la TV; ni cuidado de la casa ni de la ropa… Junto a la pérdida de la noción de familia, ha desaparecido la noción de hogar, y se han desprestigiado los trabajos domésticos. Muchos males de la sociedad actual radican en que la mujer no quiere atender a su familia.

Todos deseamos ser auténticos seres humanos, y para ello, hay que adquirir las virtudes de la excelencia que dependen de actividades cotidianas propias del hogar: templanza y educación en el comer, hábitos de limpieza que tanto contribuyen a la dignidad personal, etc. Las máquinas o los hoteles son incapaces de sustituir el trabajo de la casa. Es más, cuando un hotel quiere ser de lo mejor dice: “Siéntase como en su casa”, porque sólo en la casa se siente uno en confianza, amado y atendido.

Otra mujer profesionista decía: Con el ejemplo podemos hacer que la gente descubra la grandeza de la familia y del hogar; es donde se aprende a ser personas normales, a vivir las virtudes humanas: la solidaridad, el optimismo, el orden, la alegría y tantas cosas más buenas y nobles… Por desgracia, se ve que en muchos sitios la casa está completamente abandonada; pero podemos hace un trabajo imponente si profesionalizamos el trabajo doméstico.

El secreto al trabajar es poner el corazón en lo que hacen las manos. No es tanto la cantidad o el tipo de trabajo lo que cansa, sino la falta de entusiasmo y de motivación. Si cada mujer logra valorar más el cuidado de su casa, se frena el divorcio.

En el funeral de Chesterton, Ronald Knox recordó a su amigo como poeta de la sencillez profunda: “Fue uno de los grandes hombres de su tiempo; su mejor cualidad era el don de iluminar lo ordinario y de descubrir en todo lo trivial una cierta eternidad… Fue como un hombre que había dado la vuelta al mundo para ver con ojos nuevos su propia casa”.

 

Esta es la receta para un matrimonio exitoso

30 segundos de besos, 30 minutos de conversación, 3 minutos de oración

Aprovechad las ventajas de una trivial receta para la unidad del matrimonio: 30 segundos de besos + 30 minutos de conversación + 3 minutos de oración, TODOS LOS DÍAS. La aplicación en nuestras vidas de estas tres simples reglas garantiza la frescura y la longevidad del matrimonio. Siempre tendréis tiempo para practicarlas.

30 segundos de besos 

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Perdonadme los románticos, pero tengo que decirlo en voz alta: la química en una relación no es una metáfora. La química es simplemente química. En nuestro torrente sanguíneo fluyen sustancias, que llamamos hormonas. Dos de ellas son hormonas específicas del amor. Os presento la oxitocina y la vasopresina. La concentración de oxitocina es mucho más alta en mujeres, por ejemplo: durante el parto, la lactancia materna, los abrazos, caricias y besos.

La vasopresina es la hormona masculina del amor, que inunda el cuerpo durante las relaciones sexuales.

Esta mezcla química es capaz de crear un fuerte vínculo en la pareja, sensación de cercanía y compromiso, y nos ofrece sensaciones más que agradables. Queremos más y más. Funciona mejor que el chocolate ¡y no engorda!

Así que, si deseamos amarnos hasta la tumba… tenemos que amarnos. Así de simple. No sólo cuando estamos a gusto el uno al lado del otro, sino especialmente cuando sentimos que algo comienza a fallar. Los investigadores californianos encontraron que un beso de 30 segundos activa la secreción de oxitocina. Porque gracias a las caricias el cóctel hormonal funciona en un nivel óptimo. Dejemos que la proximidad física no sea objeto de premio o castigo. Que sea una parte vital en nuestra relación. Entonces qué, ¿muac, muac?

30 minutos de conversación

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Es agradable y divertido hablar de tonterías. Pongámonos de acuerdo en que a veces es incluso necesario, porque tomarse la vida demasiado en serio puede ser mortal. Pero con la conversación de la pareja pasa como con una buena dieta, que para lograr los resultados esperados, para poder aligerar el peso, para tener más fuerza vital, tiene que ser equilibrada. En una conversación equilibrada hay tiempo para los temas ligeros y otros que son cruciales para el funcionamiento saludable de una relación. Treinta minutos al día es el tiempo óptimo. Una charla constructiva no es un monólogo, ni un sermón. No es una reflexión, ni un testimonio. No es un bla, bla, bla…, ni una charla moralizante, sino el diálogo. Y éste tiene sus propios principios inviolables:

  1. Primero escuchamos, luego hablamos.
  2. Tratamos de entendernos y no juzgarnos. 
  3. Compartimos (empezamos la oración con el “yo”) nuestras experiencias y sentimientos (vale la pena disponer a mano de una “chuleta” con una lista de sentimientos) antes de empezar a discutir.
  4. Evitamos como el fuego la utilización de generalizaciones y exageraciones como, por ejemplo, tú siempre lo haces todo…
  5. No nos vamos a dormir sin el perdón y la reconciliación.

 3 minutos de oración 

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¿Habéis probado alguna vez recorrer largas distancias sin calentar antes? Muy bien, ni lo intentéis. Lo mismo pasa con la oración común. Estos tres minutos de práctica de cada día durante al menos un mes, son tan buenos y necesarios como el calentamiento antes de un maratón espiritual. Pasarlo por alto provocaría el riesgo de salidas falsas, lesiones, y como resultado, la pérdida de motivación. Rezad juntos una decena del rosario o el pasaje del Evangelio del día, la oración espontánea o la letanía favorita. A vuestra elección.

 Igual de importante es la elección del lugar para vuestras oraciones. Así como tenéis una cama para dormir, un sofá para ver películas, una mesa para comer y un escritorio para trabajar, así también tenéis que organizar un rincón para la oración con una vela, un icono, la Santa Escritura, el rosario. Que esta sea vuestra tienda de campaña para vuestras reuniones espirituales. La perseverancia dará lugar al deseo de permanecer juntos ante el Señor. Y admitís que ¡da gusto estar en tan buena compañía. ¡Buena suerte!

Recordaré esa última hora juntos durante toda mi vida

Lo que escribió este esposo a aquellos que cuidaron a su esposa ha inspirado al mundo

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[Entre el ruido generado el 9 de octubre tras el segundo debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos Hillary Clinton y Donald Trump, se perdió una historia de auténtico interés humano que probablemente contribuyó más a la dignidad de una persona que cualquier cosa que dijeran uno u otro candidato o la opinión de los expertos. Es la historia de cómo un joven viudo necesitaba agradecer públicamente a los profesionales médicos que tan a menudo son minusvalorados. Como su carta ahora está colgada en la UCI del hospital CHA de Cambridge, nos gustaría compartirla también con vosotros. Una verdad buena y hermosa de Peter DeMarco – Ed.]

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Cuando empecé a contar a mis amigos y familiares sobre los siete días que estuvisteis tratando a mi mujer, Laura Levis, esos siete días que resultaron ser los últimos de su joven vida, mis oyentes me interrumpieron después de que mencionara el decimoquinto nombre de entre todos los que recuerdo: médicos, enfermeras, especialistas en el aparato respiratorio, trabajadores sociales y hasta gente del personal de limpieza que se preocuparon por ella.

“¿Cómo puedes recordar sus nombres?”, me preguntaron.

Cómo no iba a recordarlos, respondí yo.

Todos y cada uno de vosotros tratasteis a Laura, que yacía inconsciente, con una profesionalidad, una amabilidad y una dignidad enormes. Cuando necesitaba inyecciones, os disculpabais porque iba a doler un poquito, os pudiera escuchar ella o no. Cuando escuchabais su corazón y pulmones con vuestros estetoscopios, y su bata se caía, vosotros la cubríais de nuevo con respeto. La abrigasteis con una manta no sólo cuando su temperatura corporal necesitaba estabilizarse, sino también cuando en la habitación hacía un poco de fresco y pensasteis que así dormiría más cómodamente.

Os preocupasteis con gran atención por sus padres, les ayudasteis a sentarse en el extraño sillón reclinable de la habitación, les traíais agua siempre que lo necesitaban y respondíais a todas mis preguntas médicas con una paciencia infinita. Mi suegro, que también es médico como ya sabéis, se sintió partícipe del cuidado de su hija. Y no tengo palabras para explicaros lo importante que ha sido eso para él.

Luego, está el cómo me tratasteis a mí. ¿Cómo podría haber encontrado la fuerza para aguantar esa semana sin vosotros?

¿Cuántas veces entrasteis en la habitación para encontrarme sollozando, con la cabeza gacha descansando sobre su mano, y tuvisteis el cuidado de hacer vuestras tareas silenciosamente, como si fuerais invisibles? ¿Cuántas veces me ayudasteis a acercar el sillón cuanto fuera posible junto a su cama, atravesando la maraña de cables y tubos alrededor de su cama para poder inclinarla hacia adelante sólo unos pocos centímetros?

¿Cuántas veces pasasteis para ver cómo estaba yo, si necesitaba algo, ya fuera comida, bebida, ropa limpia, una ducha caliente o para ver si necesitaba alguna aclaración sobre un procedimiento médico, o simplemente alguien con quien hablar?

¿Cuántas veces me disteis un abrazo y me consolasteis cuando yo me desmoronaba, u os interesabais por la vida de Laura y por qué tipo de persona era, y os tomabais el tiempo de mirar sus fotos o leer las cosas que había escrito sobre ella? ¿Cuántas veces me trajisteis malas noticias con palabras de compasión y tristeza en los ojos?

Cuando necesité un ordenador para un correo de emergencia, lo conseguisteis. Cuando pasé más o menos a escondidas a un visitante muy especial, Cola, nuestro gato blanco y negro, para que diera un último lametón a la cara de Laura, fingisteis “no haber visto nada”.

Y una noche especial, me disteis permiso total para hacer pasar a la UCI más de 50 personas de la vida de Laura, desde amigos a colegas de trabajo pasando por compañeros de universidad y familiares. Fue un derroche de amor que incluyó guitarra, ópera y baile; y además descubrí de formas nuevas cuán profundamente había llegado mi mujer a tocar las vidas de otros. Fue la última gran noche de nuestro matrimonio juntos, para ambos, y no habría sido posible sin vuestro apoyo.

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Hay otro momento —de hecho, una hora en concreto— que nunca olvidaré.

El día definitivo, mientras esperábamos a la cirugía de Laura para la donación de órganos, lo único que yo quería era estar a solas con ella. Pero seguían llegando familiares y amigos para despedirse y el reloj no perdonaba. Sobre las 4 p.m., por fin, cuando ya no quedaba nadie, yo estaba exhausto física y emocionalmente, y necesitaba una siesta. Así que le pregunté a sus enfermeras, Donna y Jen, si me podían ayudar a colocar el sillón cerca de Laura, que era incomodísimo, pero no me quedaba otra. Aunque ellas tuvieron una idea mejor.

Me pidieron que saliera de la habitación un momento y, cuando volví, habían movido a Laura al lado derecho de la cama y creado un hueco justo para que yo me acurrucara junto a ella una última vez. Les pregunté si podían darnos una hora sin ninguna interrupción, y ellas asintieron, cerraron las cortinas y las puertas y apagaron las luces.

Abracé mi cuerpo al suyo. Estaba preciosa, y se lo dije, mientras le acariciaba el pelo y el rostro.  Fue nuestro último momento de ternura como marido y mujer, y fue más natural, puro y reconfortante que cualquier cosa que haya sentido antes. Y luego me quedé dormido.

Recordaré esa última hora juntos durante toda mi vida. Fue el mejor de los regalos posibles, y por ello os tengo que dar las gracias, Donna y Jen.

Sinceramente, os doy las gracias a todos vosotros.

Con mi gratitud y amor eternos,
Peter DeMarco

Podéis ver la cobertura que hizo NBC News sobre la carta de Peter aquí:

“Una historia de amor”

El comercial que nos hace recordar ese primer amor que olvidamos

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Este bello corto se asemeja a la realidad que muchos vivimos hoy en día en nuestro trabajo u hogar. A veces olvidamos el propósito de las cosas, dejamos de lado el objetivo por el que estábamos luchando y tomamos el camino equivocado; como si la vida se tratase de una carrera.

Los protagonistas de esta historia se concentraron en construir un imperio para ser el ganador, pero olvidaron que el motivo que los impulsó a agrandar su negocio. Muchos de nosotros hemos pasado por la misma situación en otros ámbitos de la vida, olvidamos por completo el propósito que nos impulsó a tener clara una meta, y al final, cuando ya han pasado tal vez muchos años, nos damos cuenta que hemos perdido el tiempo en cosas que verdaderamente no importaban o peor aun llegando a una meta que no era la nuestra.

Cuando tenemos en mente un objetivo es importante trazar una ruta, un camino con pasos firmes que poco a poco nos permitan llegar a la meta sin dejar de lado los detalles pequeños, sin olvidar a las personas que nos ayudan a avanzar, a los que nos aconsejan, a los que nos corrigen o a los que (como la familia) siempre están ahí para ayudarnos. Hay muchos ejemplos para citar aquí. Uno de los más comunes se encuentra presente en el ámbito laboral, en la necesidad cada vez más urgente de pisotear al otro, de ser el número uno a toda costa, sin importar lo que conlleva, sin importar a cuantas personas lastime o destruya.

En las relaciones de pareja también puede pasar lo mismo, es como si a los dos les fallara la memoria y olvidaran que fue lo que los unió, cuales fueron esos detalles únicos que los hicieron amarse con tanta fuerza o cuál fue la razón por la que decidieron unir sus vidas y se centraran únicamente en competir. Un ejemplo bastante común de nuestra época, son algunos padres, sedientos de triunfo, aquellos que buscan especializarse cada vez más, llenar su hoja de vida con títulos que los hagan merecedores de altos cargos y por lo tanto salarios más altos. Buscan duplicar sus ganancias con el objetivo de «darle lo mejor a los hijos» y en el afán de llegar más lejos olvidan por completo su rol de padres.

De esta forma podemos llegar a tener una situación paradójica, en la que el padre, la madre o ambos están ausentes todo el tiempo, inmersos en sus trabajos, reuniones, conferencias o viajes de negocios, pensando que eso que hacen es lo mejor que pueden hacer por su familia, pero ¿es eso cierto? ¿Cómo podremos darle lo mejor a nuestros hijos si nunca estamos con ellos? Buscar el equilibrio entre nuestras metas y las personas a las que amamos es fundamental.

El final de esta historia además de ser conmovedor es alentador. Esta joven pareja nos recuerda que aunque hayan pasado muchos años nunca es tarde para volver a empezar de la manera correcta, como dicen por ahí, con el pie derecho. A pesar de que tardaron muchos años en darse cuenta de que la esencia de sus negocios había perdido todo sentido y carecía en su totalidad del «toque humano», por decirlo de alguna manera, supieron renunciar a ello y emprendieron juntos un nuevo proyecto en el que las habilidades de ambos eran el motor que sostenía, no solo su negocio, sino sus vidas.

Esta enfermedad del olvido (de la que lastimosamente muchos sufrimos) es resultado del agotador camino que hemos elegido para llevar a cabo nuestros planes. Podemos ser testigos de ello no solo en el ámbito laboral o en el de la pareja, también puede estar presente en las amistades que construimos con los demás.

¡Qué gran lección nos da este corto! Preguntémonos a nosotros mismos: ¿Por qué? ¿Por qué estamos haciendo las cosas?,¿por qué llevamos el estilo de vida que llevamos?, ¿por qué estamos donde estamos? Alcanzar nuestros sueños es mucho más fácil cuando tenemos presente el motivo que nos impulsa, pero es aún más fácil cuando elegimos llevar a cabo esos planes de la mano de Dios.

5 métodos para enamorarte… en tu matrimonio

Algunas formas sencillas de volver a sentir las mariposas en el estómago

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Lo que más me gustaba en los tiempos escolares eran las vacaciones. Y no porque tuviera dos meses para disfrutar y tiempo de viajes al mar sin preocupaciones, sino porque creía firmemente en el amor de verano! Uno que va ocurrir en una esquina y que durará hasta la tumba! Pero como siempre y a pesar de ser una verdadera romántica, las vacaciones pasaban sin grandes oh y ah… Pero el amor verdadero amor llegó en otoño. Y unos años más tarde.

Desde que soy esposa las vacaciones ya no me excitan tanto. Ya tengo el amor, así que a qué o quién tengo que esperar?

¿Cómo qué a qué o quién? ¡Por supuesto que el amor! Si usted se está preguntando lo que aquí estoy diciendo, es probable que piense que después de unos cuantos años de matrimonio ya sólo queda el momento para recoger madera y clavos para el ataúd. Los sentimientos de la edad de pavo no les van a los veteranos como usted. Es una trampa! ¡Sal de ahí!

El trabajo e hijos igual a la vida cotidiana. En esta simple ecuación uno se puede confundir y perder de vista el objetivo principal, que es el amor conyugal. Si sientes que tu balanza está a menos y no a más, si tienes el deseo de cambiar para recuperar todos aquellos sentimientos que una vez inadvertidamente unieron vuestras manos y miradas, entonces y sólo si lo deseas, te invito a un experimento vacacional! Porque como cantan en una conocida canción polaca: para enamorarse sólo hay un paso…

El hecho es que el enamoramiento no goza de las mejores críticas en la sociedad. Se asocia con la inmadurez, con la ceguera, con la fugacidad. Y está claro que si el amor no se eleva a un nivel superior y no nos hace madurar, no muestra la realidad, sino sólo el mundo imaginario, puede crear en la vida de una persona un desastre difícil de arreglar. Pero si el enamoramiento se ha transformado en el amor, vale la pena a veces volver a revivirlo. Para el amor maduro, el enamoramiento no es una amenaza, sino un agradable refresco.

Entonces ¿empezamos?

Método # 1Sería incómodo hacer una salida en falso. Por lo tanto sería bueno que cargarais las baterías de deseos comunes. Para ello recomiendo la conferencia de Marek Gungor “A través de la risa para un mejor matrimonio.” Para ello tendréis que reservar unas cuatro horas a solas. Un vaso de vino, un buen estado de ánimo y… le dais al botón de play. Después de ver el programa sabréis lo que hacer. Os lo prometo, van a pasar muchas cosas!

Método # 2Romped el esquema. Como en el comienzo de vuestra relación todo ocurría la primera vez y estaba lleno de experiencias agradables, por lo que ahora haced algo nuevo para experimentarlo juntos. Y lo mejor hacerlo fuera de casa.

Método # 3La acción del agradecimiento. Sí, lo sé que después de muchos años de convivencia se puede tener la impresión de que ya nos hemos agradecido por todo. Que ahora es el momento principalmente para la “acupuntura” matrimonial, clavando una aguja tras otra. Por lo tanto, ¡acepta el desafío! Cada día dejáis una sola notita de papel con la frase: “Gracias por…”. La palabra escrita no sufre de esclerosis. Y el aprecio de la otra persona tiene el poder de resucitar la relación.

Método # 4.Queda con la gente. Somos seres sociales. Necesitamos de otras personas para vivir. Para nuestro funcionamiento normal. Es gracias a la gente que nuestra casa no se convierte en un aislamiento de paredes blancas. Las personas inspiran, despiertan emociones, motivan. ¿Qué tal un día de campo con vuestros amigos? ¿A qué esto suena bien?

Método # 5.Oren juntos. Con la bendición de la oración comenzasteis vuestro camino matrimonial, por eso no os olvidéis de ella, que es una guía divina. Ella os guiará a través de la más empinada montaña de vuestra vida. No tenéis que tener de inmediato horas de debates conjuntos con Dios. Para empezar, bastará simplemente con pronunciar unas pocas frases. Porque, mientras cantaba Jacek Kaczmarski: “El amor – libro viejo, que vale la pena confiar a Dios.”

¡Buena suerte!

60 años de separación… y sucedió el milagro

Historias de amor que tocarán tu corazón

untitledAnna Kozlov llevaba casada solo tres años cuando tuvo que despedir a su marido Boris, que fue convocado por el Ejército Rojo. Anna tuvo que esperar su vuelta o eso pensaron ambos.

Durante el servicio militar de Boris, Stalin exilió a Anna y a su familia a Siberia y la joven esposa no se lo pudo comunicar a su marido. Boris la buscó durante años. Los dos eran de la misma ciudad, Borovlyanka, pero Anna no tenía permiso para llegar allí. Los dos perdieron el contacto.

Anna quedó desolada, tanto que pensó seriamente en el suicidio. Su madre, entonces, destruyó todo lo que le podía recordar su relación con Boris, incluso las cartas y las fotos de la boda. Años después ella se casó y él también, sin saber nada. Pasaron los años y ambos quedaron viudos.

Y entonces, 60 años después de su matrimonio, sucedió un milagro. Anna consiguió volver a su ciudad natal y vio desde lejos a un hombre anciano. Era Boris. Él había ido a Borovlyanka a visitar la tumba de sus padres y cuando vio a Anna corrió hacia ella. Como en una fábula, se casaron de nuevo y vivieron felices.

Habla una madre de dos niñas con microcefalia

«No las veo como si tuvieran terribles defectos de nacimiento, las veo hermosas»

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Una madre de dos hijos con microcefalia —el defecto de nacimiento que es centro del pánico mundial ligado al virus del Zika, originado por mosquitos— hace un llamamiento para la compasión y el entendimiento hacia los bebés que puedan estar afectados por esta condición, en lugar de los intentos de erradicación a través de programas de control natal y de aborto apoyados por los gobiernos.

En una emotiva entrevista con el Washington Post, Gwen Hartley, con dos hijas, Claire y Lola, de 14 y 9 años, nacidas con microcefalia (Hartley también tiene un hijo autista, Cal, de 17 años) declaró para el periódico que para su familia ha sido especialmente doloroso ser testigos de este miedo internacional a la microcefalia.

Y más aún en vista de que los gobiernos de algunos países afectados han prevenido a las mujeres para que eviten completamente el embarazo y, en Brasil, el país que es epicentro de la crisis, ha empezado un debate sobre si se deberían relajar las leyes relacionadas con el aborto vigentes en el país, con el fin de permitir realizar arriesgados abortos en estado avanzado de embarazo a madres cuyos hijos muestren signos de microcefalia y así prevenir el nacimiento de más bebés con dicha condición.

Hartley explicó al Washington Post que es difícil no sentirse ofendida ante la idea de que alguien mire a sus hijas y diga “mejor que esto no vuelva a pasarle a nadie”.

“Llamaron [a la microcefalia] un ‘terrible’ defecto congénito”, afirmó Hartley. “Yo no veo [a mis hijas] como si tuvieran terribles defectos de nacimiento. Yo las veo preciosas. Para mí no es un abominable y horrible defecto congénito. A mis ojos, no son menos hermosas”.

La microcefalia, que significa simplemente “cabeza pequeña”, es una condición por la cual la cabeza de un bebé no consigue crecer hasta el tamaño normalmente esperado antes del nacimiento.

Dependiendo de si el cerebro del bebé queda afectado o no,las consecuencias pueden ser desde mínimas hasta severas.

Algunos niños afectados tendrán unas funciones cognitivas perfectamente normales a pesar del reducido tamaño de sus cabezas, mientras que otros puede que sufran convulsiones, retrasos del desarrollo, enanismo integral, dificultades mentales a largo plazo y/o una esperanza de vida muy disminuida.

Las hijas de Hartley se encuentran en el extremo más severo del espectro y sufren de enanismo, parálisis cerebral y epilepsia.

Ninguna de las chicas puede andar ni caminar, aunque Claire, con casi 15 años, ha empezado a aprender a gatear hace poco. Por su parte, su hermana pequeña Lola puede indicar sus preferencias señalando objetos con la nariz.

Hartley escribe un blog, The Hartley Hooligans, donde comparte historias personales sobre las tribulaciones y los triunfos de su familia, al tiempo que crea conciencia sobre la microcefalia y las condiciones médicas relacionadas.

A medida que han ido incrementando los miedos causados por el zika y la microcefalia, también ha aumentado el tráfico de visitas a su blog. Hartley comentó al Washington Post que afronta esta situación con sentimientos encontrados.

“Una parte de mí se siente agradecida por la concienciación de algo con lo que estado lidiando durante 15 años; otra parte de mí se siente apenada por las familias, porque sé por lo que han pasado, por partida doble. Ha sido muy emotivo”,contaba Hartley al Washington Post.

“Al mismo tiempo, también conozco la alegría que estos niños pueden traer consigo. No querría que ningún otro niño fuera deliberadamente afectado, pero estoy contenta porque [los padres] ahora sabrán lo que yo sé. No habría elegido esto para mis niñas, pero tampoco sabía lo que me estaba perdiendo”.

En una publicación de su blog en respuesta al miedo alrededor del zika, Hartley escribió hace poco:

“Confío en que, tal vez, de alguna pequeña forma, mi testimonio pueda ayudar a esas nuevas madres cuyos bebés han sido diagnosticados con microcefalia a sentir menos soledad y menos miedo. Por supuesto que no tengo todas las respuestas en relación a su diagnóstico, pero quiero ayudar a tranquilizarlas de cualquier forma que me sea posible”.

“Me parece triste que la microcefalia esté siendo denigrada en los medios de comunicación a causa del zika, y espero que el público general se dé cuenta de que este diagnóstico no es algo que yo hubiera elegido, pero que por tener a dos hijas con esta condición MI BENDICIÓN NO ES MENOR que si sus nacimientos hubieran sido típicos. Estoy tan orgullosa de mis hijas como lo estoy de nuestro hijo autista, Cal”.

Si quieres lee el resto de la entrevista del Washington Post a esta valiente madre, haz clic aquí.