Los Ministros de Justicia serán los Elementos

Nuestro Señor Jesús al Siervo de Dios Luisa Piccarreta el 2 y 8 de julio de 1926:

Estando yo en mi estado habitual, mi dulce Jesús mostró la Justicia Divina en el acto de descargarse sobre la tierra, mandando a los elementos a ensañarse contra las criaturas. Temblé al ver que en algún lugar había aguas inundando pueblos casi para enterrarlos; en alguna parte el viento transportó y arrasó plantas, árboles y casas con gran poder, al punto de amontonarlos, dejando a diversas regiones en la más escuálida miseria; en otro lugar hubo terremotos que se arrastraron con daños considerables. Pero, ¿quién puede decir todos los males que están a punto de abatirse sobre la tierra? Además de esto, mi siempre amable Jesús se hacía ver en mi interior sufriendo de manera desgarradora por las muchas ofensas que le hacían las criaturas, especialmente por las muchas hipocresías…

“Hija mía, la balanza de mi Justicia está colmada [ 1 ] y se desborda sobre las criaturas. Como hija de mi Voluntad, ¿quieres que te ponga en los reflejos de mi Justicia, para que participes de sus golpes? En verdad, está por hacer un montón de tierra, y mientras satisfaces a la Justicia, con tu sufrimiento perdonarás a tus hermanos. Quien vive en el alto Reino de la Suprema Voluntad, debe defender y ayudar a los que están abajo…

“¡Hija mía, qué perfidia humana! Pero es justo, es necesario que después de tanta tolerancia Me libere de tantas cosas viejas que ocupan la Creación, las cuales, infectándose, llevan la infección a las cosas nuevas, a las plantitas nuevas. Estoy cansado de que la Creación, mi morada dada al hombre —pero aún mía, porque preservada y vivificada por Mí continuamente— sea ocupada por siervos, por ingratos, por enemigos, y hasta por aquellos que ni siquiera Me reconocen. . Por eso quiero seguir adelante destruyendo regiones enteras y lo que les sirve de alimento. Los ministros de Justicia serán los elementos que, invistiéndolos, les hagan sentir el poder divino sobre ellos. Quiero purificar la tierra para preparar la morada de mis hijos…”[ 2 ]

La Breezy Point Madonna sobrevive al huracán Sandy, Mark Lennihan/Associated Press
Crédito de la foto: Clifford Pickett, noviembre de 2012, Breezy Point, Nueva York

La tormenta en la iglesia

Nuestro Señor Jesús a Luisa Piccarreta el 7 de marzo de 1915

Paciencia, coraje; ¡no te desanimes! ¡Si supieras cuánto sufro para [tener que] castigar a los hombres! Pero la ingratitud de las criaturas me obliga a hacer esto: sus enormes pecados, su incredulidad, su voluntad de casi desafiarme… Y esto es lo menos… Si te hablara del lado religioso… ¡Cuántos sacrilegios! ¡Cuántas rebeliones! ¡Cuántos pretenden ser mis hijos, mientras que ellos son mis enemigos más feroces! Cuántos hijos falsos son usurpadores, egoístas e incrédulos. Sus corazones son sentinas de vicio. Estos niños serán los primeros en hacer la guerra contra la Iglesia; intentarán matar a su propia Madre … ¡Oh, cuántos de ellos ya están a punto de salir al campo! Ahora hay guerra entre los gobiernos; pronto harán la guerra contra la Iglesia, y sus mayores enemigos serán sus propios hijos… Mi corazón está destrozado por el dolor. A pesar de todo, dejaré pasar esta tormenta, y la faz de la tierra y las iglesias sean lavadas por la sangre de los mismos que las mancharon y contaminaron. Tú también, únete a mi dolor, reza y sé paciente al ver pasar esta tormenta.

El estado doloroso de la Iglesia

Nuestro Señor Jesús a Luisa Piccarreta el 6 de septiembre de 1924:

¡En qué estado tan doloroso está mi Iglesia! Aquellos ministros que deben defenderla, son sus verdugos más crueles. Pero para que Ella renace, es necesario destruir a estos miembros e incorporar miembros inocentes, sin interés propio; para que a través de estos, viviendo como Ella, Ella pueda volver a ser una niña hermosa y elegante, como Yo la constituí —sin malicia, más que una simple niña— para crecer fuerte y santa. Aquí está la necesidad de que los enemigos libren batalla: de esta manera los miembros infectados serán purgados. Tú, ora y sufre, para que todo sea para mi gloria.


… hoy lo vemos en una forma verdaderamente aterradora: la mayor persecución de la Iglesia no proviene de enemigos externos, sino que nace del pecado dentro de la Iglesia. —PAPA BENEDICTO XVI, entrevista en vuelo a Lisboa, Portugal; LifeSiteNews, 12 de mayo de 2010

Sé que después de mi partida vendrán lobos salvajes entre vosotros, y no perdonarán al rebaño. (San Pablo, Hechos 20:29)