La verdadera Revolución Sexual

La Revolución Sexual ha fracasado, ¿quién guía ahora la revolución de la sexualidad?

            Si hacemos una visión retrospectiva desde la llamada revolución sexual de los años sesenta, hasta nuestros días, veremos que este hecho histórico que produjo tantos cambios trajo consigo más represión y manipulación que liberación de la sexualidad, ya que ésta se ha centrado más que nunca en la búsqueda del placer sexual genitalizado.

            En la actualidad, el sexo es manipulado por quienes lucran con la degradación del mismo, a través de la pornografía, el cine y la propaganda.

            Los medios de comunicación social saben que la mujer o el hombre genitalizados son más vulnerables para ser manipulados en favor de la producción industrial y el consumismo de bienes materiales. Lo anterior nos lleva a experimentar una sensación de insatisfacción y vacío interior provocada, porque lejos de que exista una verdadera liberación sexual, dicha revolución ha acentuado la genitalización del sexo, y hemos olvidado de dar paso a la creatividad, al amor y a la trascendencia, siendo éstas las mejores armas para  levar a cabo la verdadera revolución sexual.

Cuando el hombre y la mujer se aman en serio, se entregan el uno al otro para siempre, y eso es el matrimonio. Entonces tiene sentido la expresión corporal de esa entrega total, que es el acto matrimonial, que a veces designamos como “hacer el amor”.

En realidad, hacer el amor, de verdad de verdad, sólo es posible dentro del matrimonio, porque sólo cuando dos personas se han entregado ya totalmente, ese acto es verdadera expresión del amor total. Si no ha habido entrega de la propia vida mediante el matrimonio, no puede haber expresión auténtica de una entrega que todavía no existe. El acto sexual fuera del matrimonio es una mentira radical (cfr. Mikel Gotzon, Saber amar con el cuerpo, p. 18).

El matrimonio surge por el consentimiento de dos voluntades. Casarse es entregarse para siempre, es como tirarse sin paracaídas: una vez que he saltado, la cosa no tiene remedio. Casarse es la entrega mutua entre dos personas para siempre: Una con uno para toda la vida. Si todavía no nos hemos casado, no nos hemos comprometido. No es lo mismo acostarse cuando todavía no nos hemos casado que hacerlo después. Hacer el amor es verdad, y por lo tanto, bueno, sólo después de la boda, que consiste en ese acto de voluntad de comprometerse para toda la vida.

Como el amor es lo más grande que tenemos, y se ha de amar con el único cuerpo y la única mente que tenemos, corromper la integridad sexual del cuerpo con la impureza del egoísmo carnal, es corromper el vehículo e instrumento que tenemos para expresar y realizar el amor.

La corrupción e impureza del cuerpo luego se refleja en la voluntad y en el corazón de esa persona. Luego será corrupta en otros campos. El egoísmo se mete en el alma. El cerebro va acumulando un modo egoísta de vivir el sexo y un modo egoísta y animal de considerar al otro. No se le ve como persona a la que se ama, sino como objeto de placer.

Superar esta podredumbre es difícil, más con el paso del tiempo. Sólo siendo sinceros y reconociendo la maldad de las actuaciones anteriores, y con la ayuda de Dios, puede el ser humano arreglar ese desastre. Pero la limpieza exige un proceso inevitable de purificación, que es más duro que el desarrollo natural de la castidad. La impureza es utilizar el sexo para fines egoístas de placer corporal. La pureza es saber amar con el alma y el cuerpo, saber entregarse por entero, dentro del matrimonio.

En su momento, el entonces Cardenal Ratzinger escribió: “Dondequiera que se erige en derecho el exterminio de una vida inocente, se hace derecho de la injusticia. Dondequiera que el derecho deja de proteger la vida humana, está puesto en tela de juicio como tal derecho. Decir esto no equivale a imponer la moral especial cristiana; se trata aquí de la humanidad, de la condición humana del hombre, que no puede erigir el atropello de la creación en liberación propia sin engañarse profundamente a sí mismo” (El Dios de Jesucristo, p. 45. Ed. Sígueme, 1979).

La sociedad ha reprimido nuestra sexualidad y ha sido precisamente la Iglesia quien, al hablar de la verdad del cuerpo humano, defiende la sexualidad y su belleza. En el cuerpo tiene lugar la historia del amor y del gran trabajo de Dios. La primera manifestación del amor de Dios se encuentra ahí. Educar a los jóvenes para que crezcan en el amor es una gran tarea. Platón, filósofo griego, dice que todo comienza con el encuentro con la belleza del cuerpo, después se procede hasta llegar a Dios.

A la interpelación corriente sobre qué es el sexo, cabe dar una respuesta banal, en la vía de la “química”. Y cabe una respuesta rigurosa, fruto de muchas horas de estudio y reflexión.

Cuando la pasión mata el amor

En el frenesí de los cuerpos que se consumen, a veces no está el corazón

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Los besos se multiplican siguiendo el ritmo desenfrenado del hervor interno y de la carne febril, difíciles de controlar.

Estas almas se ofrecen mil besos y, con los ojos cerrados, se lanzan cual suicidas hacia el océano negro de la ilusión romántica. No viven en el mundo real, sino en el disfrute de ellos mismos a través del otro, en la evasión ridícula que ofrece el amor pasional y de espectáculo.

Por desgracia, estas almas tan lanzadas se enfrentan a una catástrofe, confundidas por las falsas concepciones del amor, que lo convierten en un producto de consumo, del que se abusa y luego se desecha.

El amor no es la expresión de los instintos sexuales, sino un propósito común que requiere la unión de las voluntades.

Antoine de Saint Exupéry señalaba con buen acierto que el amor no consiste en mirar fijamente a los ojos del otro, sino más bien conducir esa mirada común en una misma dirección.

La importancia del cuerpo en la expresión del amor

No se trata de que los puritanos no encuentren en los cuerpos un apoyo a sus elucubraciones, ¡todo lo contrario! Mi objetivo aquí no va en contra del cuerpo humano, sino más bien en su favor.

El cuerpo no es un instrumento que deba ser utilizado de acuerdo con nuestros pequeños apetitos libidinosos; es el santuario sagrado que permite la expresión del amor, ese movimiento interior que proviene de las entrañas del alma.

¡El amor es una Divina Liturgia que puede desplegarse sólo a través de su lenguaje de excepción!

El cuerpo es al alma lo que el cofre al tesoro. Dicho de otra forma, el cuerpo es el signo visible por el que se traduce la realidad interior.

Si el cuerpo es un santuario, entonces debemos velar por que sus puertas no se abran en vano a ladrones malintencionados –y que a menudo son ciegos– que no dudarían en precipitarse sobre el tesoro para profanarlo.

Por eso, mientras se esboza el dibujo de un amor, es conveniente, antes de nada, recordar que éste se expresa muy a menudo en las pequeñas atencioneso, con mayor motivo, en los gestos delicados que valen mucho más que mil palabras, que a menudo se las lleva el viento.

No hay que dejar de transmitir cierta ternura, pero siempre vigilantes de que los actos reflejen ese amor oculto en el castillo del alma y no algunos deseos exaltados que buscan solamente el placer.

El amor, algo más que un ideal

El amor no es ese ideal tan sólo presente en el imaginario de los poetas, reservado a determinadas élites especiales y que nadie más puede alcanzar, de tan perfecto que es, tan alejado de la realidad de una existencia humana que se mide en virtud de su sufrimiento, de sus cicatrices y de la muerte.

El amor, como el ideal más perfecto de todos que jamás podría conjugarse con el presente de nuestras vidas. ¡No! El amor es más bien la verdad a la que todo ser humano aspira y sin la cual el corazón se reseca, vaciado de su substancia.

El amor es esta verdad que muestra y recibe al otro tal y como es, con sus límites y sus espinas.

El amor tampoco es una abstracción por encima incluso del concepto, en contraste con la idea de lo real y lo carnal.

El amor no puede quedar reducido a un simple contrato que rechace cualquier emoción y que sea motivado exclusivamente por la inteligencia y la razón.

¡Cuidado con los mojigatos! No somos espíritus puros, sino seres compuestos de espíritu y materia; y sería una falta de respeto hacia la obra divina impedir que el amor atravesara nuestro ser por entero, es decir, tanto nuestra sensibilidad como nuestra carne.

El amor es la aceptación del obsequio TAL Y COMO ES, sin máscara, sin comedia alguna.

El amor es presentarnos en toda nuestra desnudez, tanto física como espiritual, con todo lo que somos.

El amor es la síntesis grandiosa de todos estos elementos, esta armonía interior, que exige un alma motivada por el corazón, iluminada por la razón, y elevada por la gracia.

Retrasar el momento de tener hijos ¿a quién beneficia?

Ejército de EEUU pagará la congelación de esperma y óvulos

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El ejército de los EEUU pagará la congelación de óvulos y esperma a sus militares, con un programa piloto para retener a los militares en sus puestos cuando llega el momento de tener hijos y ofrecer a los que se van al frente la “paz mental” de que los podrán tener más adelante.

Cerca de la mitad del personal alistado en las fuerzas armadas de los Estados Unidos tiene un edad media de 26 años, un 22 por ciento está entre los 26-30 años y más del 42 por ciento de oficiales militares está entre la edad de 26-35 años.

Sumado a las mujeres, que son un 15 por ciento de la fuerza activa en el ejército, el resultado es un abrumador número de adultos en edad reproductiva sirviendo en todos los frentes del ejército de los Estados Unidos.

El Secretario de Defensa Ash Carter hizo la declaración a finales de enero: “Podemos ayudar a nuestros hombres y mujeres a conservar su habilidad de iniciar una familia, incluso después de sufrir heridas particulares en combate”.

Tan solo en las guerras de Irak y Afghanistan, más de 1.300 veteranos sufrieron alguna herida en la zona de la ingle y en los genitales que requería algún tipo de cirugía avanzada.

“Al proveer este servicio adicional, damos paz y tranquilidad a nuestros jóvenes miembros activos, con esto proveemos una mayor confianza en su futuro a nuestras tropas”, agregó Carter.

¿Son de este tipo las medidas de conciliación laboral y familiar que necesitan las familias y la sociedad?

Una iniciativa temporal 

El secretario Carter indicó que este es solo un programa piloto durante el cual el Departamento de Defensa cubrirá el costo de congelar el esperma y óvulos por medio de una compañía especializada por dos años.

Tras el plazo de los dos años el departamento revisará el impacto del programa y a partir de esto decidirá si continúa ofreciendo cobertura o los participantes tienen que cubrir los costos.

Carter agregó: Para las mujeres en camino a ser oficiales y enlistadas, este beneficio demuestra que entendemos las demandas exigidas a ellas y deseamos ayudarles a balancear su compromiso entre familia-fuerzas armadas, queremos mantenerlas en el ejército.

Las mujeres que cumplen diez años de servicio militar -y que normalmente se encuentran en el momento ideal para formar una familia- abandonan su carrera un 30% más que sus compañeros varones.

El secretario aseguró que el propósito de esta iniciativa es crear “un ambiente más amigable para las familias”. ¿Pero atrasar el momento de tener descendencia a quién beneficia?

La medida suscita cuestiones éticas más concretas como: ¿Si un soldado muere o queda incapacitado, puede su pareja usar los óvulos o el esperma congelado? 

Grandes empresas como Facebook y Apple ofrecen planes similares de congelación de óvulos y esperma a sus empleados. ¿Es el ejército una industria más?

Con información de: http://www.militarytimes.com

El encuentro más íntimo: hablo de sexo, pero no sólo…

Yo fui creada para consumar y ser consumada

ALETEIA TEAM

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Me cuesta trabajo aceptar consejos espirituales de otras mujeres. Podría enumerar los motivos: que soy orgullosa y egoísta, que parecen haber muchas palabras y calificativos, que no me gusta cuando me animan diciendo “tú puedes, mujer”, o lo contrario, la glorificación o el fracaso.

Pero la cuestión principal es que he dejado de considerar mi alma un problema que requiere algunos cambios y afinaciones aquí y allá para que todo vaya bien. La solución que mi alma necesita a menudo no es un consejo sino una relación – lo que el Papa Francisco define “el arte del acompañamiento”. Obviamente Jesús es mi primera fuente de acompañamiento. Es mucho más – es alimento, es misericordia, es consumación, esposo, hermano, todo.

Tengo además pocos amigos verdaderos que me acompañan, pero mis compañeras se han vuelto un grupo de madres santas: santa Ana, santa Isabel, santa Mónica, la beata Dorothy Day y la Virgen María.

Una vez en confesión, un sacerdote me dijo que buscara santos que habían enfrentado desafíos o habían luchado contra tentaciones similares a las mías.

Siempre he pensado en los santos como en una especie de proyecto o de modelo al cual conformar mi alma, pero aprendí que la lucha de algunos santos en particular, y su triunfo sobre el pecado con la ayuda de la gracia de Dios, tiene un valor santificador que trasciende el tiempo y el lugar –incluso la vida misma– e interesa a todo el cuerpo de Cristo. En resumidas cuentas, su lucha es mi lucha, y sus gracias son mis gracias.

Santa Ana dio a luz a la pureza. El fruto de su vientre fue la pureza. Cuando hablo de pureza, no me refiero a la pureza sexual, sino a la virginidad espiritual, a la ausencia de doblez en mi corazón. Un corazón lleno del único esposo. Una sola cosa. Amar una sola cosa es pureza, estar llenos del Único, de Jesús.

Santa Ana fue la madre de la madre de Dios y recibió la bendición de participar en el modelamiento del lenguaje de todos los cristianos. La herencia que dejaré a mis hijos pasará a sus hijos, y a los hijos de sus hijos. ¿Puedo cambiar los efectos de mi historia y su efecto en los demás? ¿Puedo dar a luz a la pureza?

Santa Isabel, patrona de la hospitalidad, cuyo vientre fue paciente, y fue colmada en su vejez, fue la madre de aquel que bautizó a Jesús. “Y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?”. Ella contempla la santidad en otras mujeres. Todo lo que ella es y ha concebido sobresalta de gozo en la presencia de la Pura.

Te saludo, oh llena de gracia, el Señor es contigo. Ella contempla el tabernáculo sagrado que contiene al Hijo de Dios. Y esto a una edad avanzada, cuando estaba cansada y pesada por el hijo que llevaba, y una joven virgen había venido a cuidarla. ¡Qué fácil hubiera sido para alguien como yo expresar cinismo en el momento en que santa Isabel se alegra!

Santa Mónica llora y suplica durante el tiempo necesario. No estableció límites, diciendo “Bien, lloraré sólo este tiempo y luego me enderezaré y seguiré adelante con mi vida”. No merecía lo que le hizo Agustín, ni lo que le hizo su esposo.

Me gusta Mónica porque suplica al cielo. Bienaventurados los que lloran. Será escuchada. Si una mujer es inquebrantable, ¿cómo sabrá qué pedir? Ya no quiero ser inquebrantable.

Y luego la Virgen María. Pienso particularmente en las bodas de Caná, cuando la Virgen logró ver lo que era divino en su Hijo y lo indujo a mostrarlo. Doy grandes responsabilidades a mis hijos. Los animo en el estudio y el deporte. Me gusta que sean sociables y activos en la comunidad, pero cuando llega el momento de las cosas espirituales no soy lo suficientemente determinada.Quisiera tener el discernimiento que tuvo la Virgen cuando le hizo saber a su Hijo que era su hora. No tienen vino.

La sierva de Dios Dorothy Day es una de las pocas beatas y santas cuya vida expresa la lucha contra la lujuria. Nunca me he contentado con ningún concepto de Jesús como novio casto.

He sido creada para la consumación, la necesito, y si no logro obtenerla en la Eucaristía y el servicio, entonces mi alma errante la busca en obras menos dignas.

He sido creada para consumar y ser consumada. Lo sé con la misma certeza que he sentido cuando he reposado sin vergüenza entre los brazos de mi marido, he querido casi comérmelo. He querido vivir en ese momento íntimo, y que viviera en mí.

En el glorioso misterio que pronto le siguió –ese modo en que Dios responde a cualquier oración-, otra alma vino a habitar en mí, y luego otra, y luego otras cuatro: mis seis hijos, que he alimentado con mi carne, la placenta los alimentó en mi vientre, y mi leche una vez que salieron de mí.

He sido creada para la consumación, y así ellos, para alimentarse del cuerpo de Cristo, que es la Eucaristía, y también mi carne y la suya sacramentadas por su alianza.

Mis hijos, obviamente, no tendrían idea alguna de lo que estoy hablando, ni serían conscientes de un deseo de este tipo. Aunque al inicio se manifiesta su deseo de ser vistos y conocidos, de amar y saborear los frutos del amor, rápidamente sigue la conciencia de que no es suficiente, el ojo humano, el cuerpo humano no son suficientes en sí. Incluso la mirada de Dios, aunque en toda su gloria, es sólo el principio.

Como dijo C.S Lewis, debemos ir más arriba y más adentro.¿Todo esto parece locamente sexual? Bien, lo es.Dejaré a nuestros amigos de la industria del entretenimiento la tarea de aliviar el estigma de la sexualidad femenina. Mi vocación en la vida, si algún día llego a realizarla, es aliviar el estigma de la espiritualidad femenina, demasiado tiempo cubierta por colores pastel y devociones empalagosas.

¡Cautívame, Señor! Y al caminar con tus santas, ayúdame a dar frutos en el momento adecuado.

Por Elizabeth Duffy, que tiene un blog en Patheos, escribe enElizabeth Duffy: Perspectives on Catholic Life, Family and Culture, y tiene obras publicadas o por publicar en OSV On Faith, The Catholic Educator, e Image.

Cómo repercute en la pareja la planificación familiar natural

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Al dejar los anticonceptivos, muchos pasan de la utilización del otro como objeto sexual a la entrega

“Cuando dejas la anticoncepción y te vuelves a la PFN, tu concepción de tu sexualidad cambia radicalmente”. Lo asegura la consultora del Consejo Pontificio para la Familia Janet Smith, entrevistada por Aleteia en Filadelfia, durante el reciente Encuentro Mundial de las Familias.

Para Janet, “no se trata sólo de un método distinto, como si hubiera un método químico y un método natural y los dos lograran lo mismo. El método natural significa que túrealmente llegas a amar tus posibilidades de procrear”.

La experta reconoce que la planificación familiar natural puede ser “un inconveniente porque tu vida sexual está implicada, pero si hablas con tus amigos que usan anticonceptivos se quejan de cosas peores que no poder tener relaciones sexuales siempre que quieren: “Él no me entiende; no me quiere; consume pornografía, etcétera”.

“Casi ningún marido que usa la planificación familiar natural consume pornografía –asegura Smith-. Los hombres que usan la planificación familiar natural no creen en la masturbación, no creen en tratar a las mujeres como objetos. Y se centran en esa mujer –su mujer- sabiendo que “es la mujer con la que necesito tener una relación”.

“Muchas de las mujeres que usan anticonceptivos se sienten como objetos sexuales”, constata: “Me quiere por el sexo”, dicen. Y algunos hombres a veces ni siquiera saben que lo están haciendo””.

“Pero cuando entran en la planificación familiar natura, empiezan a ver a su mujer con un nuevo “set” de ojos: “Ella no es sólo un cuerpo que está disponible en la cocina, es mi mujer, y lucha con las hormonas, y los niños y los bebés. Y mi trabajo es ayudarla con todo eso”.

“Y así él entrega su vida dándose –completa Smith-. Da su vida por su mujer, en lugar de decir: “Estoy muy ocupado con mi trabajo y voy a ir a casa y tener relaciones sexuales con este mujer en la cocina”.

La experta recuerda: “Tuve un sacerdote que enseñaba a hombres planificación familiar natural que les hacía llorar cuando ellos se daban cuenta de que habían estado tratando a sus mujeres de esa manera, y decían: “Nunca quise hacerlo, nunca quise pero obviamente, he caído en ello a causa de las prácticas que he desarrollado”. Tratamos a los hombres tan mal como si fueran monstruos, y no lo son. Ellos realmente quieren algo mejor pero nuestra cultura les empuja.

Según Janet, si se resuelve el problema de la anticoncepción, disminuye de manera “increíble” el número de problemas e incluso el número de divorcios y los matrimonios se fortalecen.

“Si vas a una parroquia y miras a las personas que están viviendo con fe las enseñanzas de la Iglesia, son aquellos con los que realmente puedes contar para hacer algo para la parroquia, por ejemplo ayudar a los inmigrantes”, dijo.

Y prosiguió: “¿Por qué? Porque están viviendo su fe con radicalidad. En las familias grandes que conozco, tienen vocaciones, sus niños están trabajando con personas sin hogar y de otras maneras. ¿Por qué? Porque han salido de un hogar muy seguro, de una familia con fe donde sus padres se sacrificaron, muriendo a ellos mismos, y los niños lo han aprendido. Es increíble lo que pasa en esas familias”.

Janet afirma que su fórmula para reformar la Iglesia consiste en reformar la familia y que es necesario “trabajar en la preparación al matrimonio de personas que se presentan en la puerta de la parroquia”.

“La gente quiere que sus matrimonios duren, y es evidente que si tienes una auténtica preparación al matrimonio, tu matrimonio va a durar mucho más”, afirma.

Y recuerda una conversación que mantuvo una vez con un bautista, profesor de química de la Rice University, que enseñaba PFN en la Iglesia bautista mega de Houston y dijo que la evidencia de que salva matrimonios es “abrumadora”.

TODO A SU TIEMPO

Video Estrategia sobre la prevención del embarazo en la adolescencia dirigido a madres y padres de familia realizado por el Instituto Jalisciense de las Mujeres en colaboración con l@s integrantes de la Mesa Interinstitucional de Prevención del Embarazo en Adolescentes conformada por: Secretaria de Salud, Educación, COEPO, Instituto Jalisciense de la Juventud, DIF Jalisco, AXIOS Misión Mujer A.C. y VIFAC.

“Derecho al placer”

En algunos documentos de la ONU y en un programa de la SEP se habla del “derecho al placer”. Es un invento que la ONU quiso introducir en la Conferencia de Población Cairo+5 en la Haya,pero no se aceptó. En esa conferencia un joven –asesorado por personal de la ONU- dijo: “Los jóvenes tenemos derecho al placer sexual”. Nadie tiene derechos sexuales en ninguna parte del mundo, ni los adultos ni los jóvenes.

Ahora se habla mucho de los “derechos del niño y del adolescente,” y se le dice a la adolescente que tiene derecho al placer sexual protegido. Lo que no se le dice es que las relaciones sexuales crean vínculos y que, por ese motivo, muchas veces —aunque se evite el embarazo— la persona va a quedar herida y desilusionada cuando esa relación se dé por acabada, sobre todo en el caso de la mujer.

El derecho al placer no existe, desde el punto de vista jurídico. ¿Por qué? porque el Derecho es una sistematización de conductas externas. El Derecho no regula conductas o apetitos internos. Al Derecho no le incumben los actos internos ni las intenciones, a menos de que esas conductas se exterioricen.

El Derecho da facultad a la persona para realizar actos sexuales a cierta edad, con ciertas personas y de cierta manera; pero no faculta a que esos actos sean efectivamente gozosos o placenteros: Es más, no puede exigirlo. No puedo demandar ni pedir indemnización en caso de que falte. Y pasa lo mismo con los placeres de la buena mesa (gastronómicos). El Derecho regula conductas de alteridad, generales. El apetito cambia en cada individuo.

El desear y el apetecer desaparecen en cuanto alcanzan su fin (el placer) y quedan satisfechos. Por eso ni el desear ni el apetecer pueden fundamentar la compañía. Querer es muy distinto al mero desear y diferente al apetecer.

En resumen: si existiera el “derecho al placer”, el Derecho se haría imposible de aplicar; habría una enorme inseguridad jurídica porque sería muy difícil darle gusto a todos y cada uno. Además, el placer tiene límites y no se puede medir.

Cuando la mujer o el hombre cambian el placer por la felicidad, fácilmente caen en la búsqueda de lo instantáneo, se pierde el sentido histórico y sólo se vive el momento. Dice un psiquiatra: “En el instantaneísmo hedonista es tanta la soledad que manifiesta, que asistimos al extrañamiento del yo y a su más completa vacuidad” (A. Polaino-Lorente).

Quien se olvida del ser y opta por el instante de placer acaba por debilitar la realidad. Esta situación es terreno fértil para la soledad despersonalizante. Cada instante es percibido como algo diferente del anterior y distinto del posterior. Esas diferencias entre los diversos instantes, hacen del ser humano un conglomerado de experiencias fugaces, impermeables entre sí y solitarias, que no sólo no sirven para fundar la identidad personal sino que —lo que es peor— contribuyen a su despersonalización.

No obstante, es edificante ver que hay jóvenes que no dependen sólo de sus hormonas, sino que son han logrado un gran autodominio y son señores de sí mismos.

Los términos “derechos sexuales” y “orientación sexual”, lo mismo que la anticoncepción de emergencia no han sido aprobados por las conferencias de la ONU. Esto es lo que tiene más peso a la hora de argumentar con los de la SEP, de la Sría de Salud y con legisladores. Algunas ONGs se mueven como si fuesen términos ya aprobados. Quieren que México sea pionero en este tópico y se adelante a la ONU con esa terminología perversa.

Planificación familiar natural

Planificación familiar natural: no es «para católicos»

Una forma de vivir la sexualidad apta para todas las culturas y conciencias

Por la doctora Ana Otte

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A. El fundamento de los métodos naturales

Todos los métodos naturales tienen como objetivo detectar el momento de la ovulación, que es cuando se libera un óvulo y es posible un embarazo si se han producido relaciones sexuales.  Estos métodos se basan en la observación de indicadores biológicos, que ocurren con naturalidad durante el ciclo menstrual de la mujer y con ellos la mujer puede saber cuando es fértil y cuando no es fértil. Si se desea un embarazo se aprovecha los días fértiles para tener relaciones sexuales, y si no se desea, la pareja se priva de relaciones sexuales en estos días (abstinencia periódica).
 
Los indicadores biológicos que hemos mencionado son: un moco específico que se produce en las criptas del cuello del útero y la temperatura corporal basal.

El moco tiene un desarrollo típico durante el ciclo, en la mayoría de los días tiene una consistencia compacta que no deja pasar a los espermatozoides y estos, al tener que permanecer en la vagina, se mueren a las pocas horas por la acidez de la vagina. Son los días al principio del ciclo hasta que empiece a cambiar el moco y se vuelve más penetrable. En esta situación la mujer es “infértil”, es decir, no puede concebir.

Solo unos días antes y alrededor de la ovulación, el moco adquiere una consistencia casi líquida, cae hacia abajo y es cuando la mujer lo puede observar en la vulva. En este moco los espermatozoides pueden nadar hacia arriba, es decir, atravesar el cuello del útero y llegar hasta la trompa donde es posible la fecundación si ha ocurrido la ovulación y se ha liberado un óvulo.

En este moco líquido los espermatozoides pueden sobrevivir varios días. La mujer se encuentra en situación de fertilidad, son los únicos días en los que es posible un embarazo. Después de la ovulación, el moco vuelve a su consistencia impenetrable para los espermatozoides, y la mujer vuelve a ser infértil.
 
La temperatura, otro indicador,  que se mide por la mañana, antes de levantarse, con un termómetro convencional en la boca, en el recto o en la vagina, también tiene unos cambios característicos durante el ciclo. Se observa un nivel de temperaturas bajas en la primera parte del ciclo, y una subida característica después de la ovulación, que se mantiene alta hasta la siguiente aparición del periodo menstrual.
 
Las observaciones respecto al  moco cervical y las medidas de la temperatura se anotan en una gráfica diseñada para  esto y se van interpretando a medida que avanza el ciclo.
 
También existen dispositivos técnicos que monitorizan e interpretan los principales indicadores de fertilidad, como puede ser el moco cervical, la temperatura o las  hormonas de la sexualidad. Tienen la ventaja de que la mujer no tiene que anotar sus signos, pero varían ampliamente en fiabilidad; más bien sirven para detectar la fase fértil cuando se busca un embarazo que para lo contrario; además exigen que la mujer tenga ciclos regulares, y no sirven durante la lactancia, la premenopausia con sus habituales irregularidades, o cuando la mujer se encuentra en tratamiento hormonal.

Sin embargo, los métodos naturales de autoobservación se pueden aplicar en todas las circunstancias: ciclos irregulares, premenopausia e incluso durante la lactancia, etc., pero tienen el inconveniente de que requieren un aprendizaje personalizado y hay que seguir una gráfica.
 
B.  Tópicos sobre inconvenientes de los métodos naturales. Sus ventajas.

Estos métodos implican una forma especial de vivir la sexualidad, por un lado están libre de fármacos, de efectos secundarios, no tienen coste y son fiables; por otro lado exigen autodominio, fuerza de voluntad para vivir la abstinencia periódica, respeto y renuncia.

En la opinión pública en ocasiones se cuestiona su fiabilidad, se dice que ya si se someten al sacrificio de varios días de abstinencia sexual, por lo menos que sean fiables; pero pensar esto tiene su origen en el desconocimiento. Nadie de los que practican estos métodos opinan esto. La eficacia de los métodos naturales depende totalmente de la disciplina de la pareja, ya que a diferencia de métodos artificiales, la posibilidad de concebir permanece intacta.

Con una motivación alta, un buen aprendizaje y una correcta aplicación de las reglas la eficacia es casi total, dado que el 100% de efectividad no se da tampoco en ningún método anticonceptivo.
 
Los detractores de los métodos argumentan que los métodos naturales no son tan naturales porque  precisamente cuando la mujer tiene el máximo deseo sexual alrededor de la ovulación es cuando se tiene que privar de él, y que en los restantes días del ciclo muchas veces carece de interés.

Alrededor de la ovulación que coincide con la máxima concentración  de los estrógenos, hormona sexual de la mujer por excelencia, se suele vivir el momento de máximo deseo sexual, aunque estudios al respecto corroboran que la mujer tiene apetencia durante todo el ciclo y que éste depende mas bien del trato afectivo que de la situación hormonal.

¿Cómo una pareja que se ama y desea la unión íntima con frecuencia, puede superar la abstinencia durante los días fértiles? Como ya se ha dicho antes,  los métodos naturales no son solo una técnica aplicando unas reglas, sino se trata de una forma de vivir la sexualidad en un consenso mutuo para evitar un embarazo en unas circunstancias determinadas.

Es obvio que trae problemas en la convivencia si uno de los dos no está de acuerdo con esta forma de regulación de nacimientos. La responsabilidad es de los dos, y también la abstinencia es asunto de los dos. El acto sexual vivido así tampoco se convierte en un acto de rutina, y cuando se realiza sin artilugios que distorsionan la fertilidad se vive de una forma más sana y profunda. La abstinencia periódica no debería ser un impedimento para el amor, al contrario, anima a la pareja a buscar otras formas de expresar el cariño que tienen un efecto positivo sobre la convivencia.
 
Además se acusa a los métodos naturales de tener que programar las relaciones y de este modo privarlas de espontaneidad. Respecto a esto se puede decir que el ser humano es libre para actuar según su voluntad y que a diferencia de los animales, no obedece a impulsos sino que los puede controlar.
 
También se insiste en la incomodidad de los registros en una gráfica, pero esto sólo afecta en los comienzos. Los usuarios con experiencia actúan con la misma habilidad que  un  conductor cuando maneja volante, frenos y embrague, casi inconscientemente.
 
Otro tópico que se achaca a los métodos naturales es que sólo son practicables entre parejas con poca actividad sexual. Sin embargo, la frecuencia de las relaciones es indiferente, tanto en usuarios de métodos artificiales como naturales. Lo que difiere es el reparto de relaciones durante el ciclo, hay abstinencia durante unos días, pero libertad plena durante el resto del ciclo. Cuando finalmente termina el tiempo de espera porque se acaba la fase fértil, el encuentro íntimo se vive más intensamente como un efecto luna de miel, como un incentivo que aumenta la atracción mutua. 
 
C. Valoración global

Los métodos artificiales destruyen temporal o definitivamente la posibilidad de concebir y pueden tener efectos secundarios a nivel físico, psíquico y afectivo, a veces graves. Con ellos el acto sexual no se vive con naturalidad y la genitalidad está distorsionada. Por eso en ningún caso la anticoncepción artificial resulta más beneficiosa para el control de los nacimientos que la libre elección de la regulación natural de la fertilidad.
 
En los métodos naturales no hay intervención técnica, mecánica, medicamentosa ni quirúrgica, solo se basa en la observación de signos naturales. No tienen efectos secundarios. La fecundidad permanece intacta siempre, la procreación es posible siempre cuando se desea. Son métodos de responsabilidad compartida. Fomentan el diálogo entre la pareja,  enriquecen la vivencia sexual, tienen un factor pedagógico en la educación del autodominio y se adaptan a toda clase de conciencias cuando por motivos éticos se rechaza la anticoncepción artificial.

En la sociedad actual hay una demanda cada vez mayor de volver en todos los ámbitos de la vida a lo natural y sano. Por eso parece ilógico que se considere la fertilidad como un mal que hay que evitar, cuando es un signo de perfecta salud.
Ver “Paternidad responsable”

¿Vale cualquier práctica sexual dentro del matrimonio?

La moral sexual católica no reprime el sexo: lo domina

Padre Henry Vargas Holguín

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Dios le dio al ser humano la esencial vocación a ser un ser de relación. Así, cuando Dios dijo, que no es bueno que el hombre esté solo (Gen 2,18) afirmó que el ser humano, aislado en su individualidad, no puede realizarse completamente.

Él se realiza sólo en la medida que existe ‘para alguien’. Y para esto Dios le dio al ser humano el don de la sexualidad. ¿Con qué fin?

La sexualidad es un regalo de Dios gracias al cual una pareja de casados experimenta no sólo la finalidad unitiva o el bien de los esposos (con la alegría, el placer y la grandeza de la íntima comunión que implica); sino que también implica la finalidad procreadora (catecismo de la Iglesia en el numero 2363).

La finalidad procreadora del matrimonio pide que la sexualidad esté siempre abierta a la vida, pero de manera responsable (esto implica los métodos de planificación natural).

Pero esto tiene sentido dentro de un contexto de fidelidad, deorden, de continencia, de disciplina.

Por tanto la finalidad procreadora de la sexualidad excluye, sin bajar a detalles pormenorizados, cualquier otro uso ilícito o inmoral de la misma; es decir, el uso lícito de la  sexualidad excluye otras prácticas sexuales que en nada tienen que ver con la transmisión de la vida.

La sexualidad hace parte intrínseca de la vocación al matrimonio, que hay que desempeñar con un amor que tiene que trascender.

La vocación matrimonial, ejerciendo una sexualidad sana, correcta y normal, es una vía recta hacia la santidad de los esposos.

Y aquí recordemos el respeto por el cuerpo, pues éste debe ser templo del Espíritu Santo, como dice san Pablo.

Cada pareja se pregunte: ¿Con sus actos sexuales se va en esa dirección?O por el contrario, ¿sus actos sexuales rayan en la vulgaridad, en la indecencia o la deshonestidad como consecuencia de una falsa concepción del amor o de la libertad? 

La respuesta la tendrá cada pareja escuchando la voz de laconciencia; claro, si la conciencia está bien formada.

Si la pareja de esposos se relaciona sexualmente de forma indebida y deshonesta se debería confesar sin dar muchos detalles.

Es cierto que las acciones humanas tienen que tener como base la libertad, pero el ser humano de hoy ha hecho de la libertad, que sólo es un instrumento, un fin de sí misma; y, de este modo, está experimentando lo que ya se sabe: que la libertad no libera, libera la verdad.

Hay quienes en nombre de una idea equivocada del amor y de la libertad o por la deformación del juicio de la conciencia quieren eliminar cuanta norma ética o moral haya que regule la sexualidad para satisfacerse sexualmente o para dar rienda suelta a sus instintos.

Para este tipo de personas serviría mucho una imagen, pues una imagen vale más que mil palabras. Imaginémonos  un barril de vino sin sus respectivos anillos de hierro; ¿qué pasaría?

Pues notaríamos que el barril perdería el vino por todas las rendijas. Podríamos titular la imagen precedente con la frase: ‘lo que se pierde por la libertad’.

Por tanto la sexualidad será ejercitada lícitamente dentro del contexto del matrimonio pero con respeto, con dignidad, con madurez humana, con decencia, con normas.

La sexualidad es una cosa muy seria; no es para banalizarla, ni para jugar con ella, ni para tergiversarla, ni ocasión para instrumentalizar a la otra persona, ni será nunca un pasatiempo.

La sexualidad procura un placer, pero este placer no debe ser conseguido a cualquier precio.

Y el placer que Dios ofrece como aliciente al cumplimiento honesto y correcto del fundamental deber conyugal, es lícito y bueno, y está santificado por Jesucristo, que dignificó el matrimonio al elevarlo como sacramento.

Es decir, el placer es bueno cuando lo experimentamos dentro del fin para el cual Dios quiso al ser humano sexuado; pero es malo, deshonesto, inmoral cuando, por buscarlo, nos apartamos de la voluntad de Dios.

Mientras no haya pecado, los esposos no deben considerar los actos de su vida matrimonial como un obstáculo para recibir la Sagrada Comunión.

Recordemos que el goce desordenado del placer sexual se llama lujuria y éste es un pecado capital, y si es capital es un pecado que genera otros más o menos graves.

Hoy en día los medios de comunicación presentan con frecuencia ciertos comportamientos sexuales como normales en el sentido de no patológicos; pero esto no significa que sean morales o conformes a los principios de la Iglesia.

Reducir el amor a sensaciones placenteras es degradarlo, pues el amor tiene una vertiente espiritual que es superior a todas las técnicas de manipulación de los órganos.

La genitalidad es uno de los aspectos de la sexualidad de la pareja, pero ni es el más importante ni es el más urgente, ni es el de mayor peso, ni es el más prioritario.

El amor es mucho más. Lo demuestran los abuelos que, sin ejercer la sexualidad, se siguen amando; es más, es un amor cada vez más puro, sublimado, más real o auténtico.

Lastimosamente hoy hay quienes, incluso dentro de los hijos de Dios, llaman madura, progresista y civilizada a la persona que, para ejercer la sexualidad, rompe moldes morales según le apetece.

Yo creo que es mucho más civilizada y madura la persona que tiene dominio propio, y sabe comportarse dentro de una rectitud moral.

Si se ejerce la sexualidad se tiene que hacer lejos de toda mentalidad erotizada; mentalidad que hace suponer que el ejercicio del sexo es la mayor felicidad del mundo y después resulta que no es así; pues las sensaciones carnales son efímeras, pobres, superficiales y dan menos que la felicidad espiritual.

Además dicen los sexólogos que la actividad sexual no es lo más importante en la vida de pareja.

Hay sexólogos que cifran todo el éxito de la pareja en que el sexo ‘funcione’ bien; lastimosamente tienen una visión de la pareja unidimensional. Reducen todo el amor a la mecánica de la genitalidad.

El ser humano es mucho más que un animal ávido de sensaciones. El ser humano puede amar, puede comunicar ideales e ideas, puede sentir una armonía espiritual; y todo esto le lleva a una plenitud gratificante. La felicidad humana es mucho más que un simple placer sensitivo.

El sexo se ha convertido en un bien de consumo aun dentro del matrimonio, y muchas veces se vive el sexo sin amor. ¿El resultado? Un hastío que desemboca en un vacío interior.

La sociedad y los miembros de la Iglesia deben hacer un esfuerzo por devolverle a la sexualidad el puesto que merece por el valor que tiene, pero parece una tarea imposible, pues la gente va a la cacería de experiencias diferentes, de mayores y nuevas sensaciones que van más allá de la racionalidad.

Sin ánimo de ofender a nadie, los animales irracionales, en el uso de los órganos sexuales, dan ejemplo al ser humano.

Fácilmente se llega a las aberraciones más indignantes, a abusos y perversiones sexuales. Esta sociedad erotizada está convirtiendo a muchos en auténticos maniacos sexuales, hambrientos de toda clase de anormalidades. A veces se llega incluso, dentro del matrimonio, a buscar el placer con agresividad.

La sociedad de hoy parece inculcar y promover unos lemas: ‘Viva la liberación de tabúes; afuera los escrúpulos anticuados’. Bajo estos lemas vamos hacia un pansexualismo degradante.

Se está produciendo, a escala mundial, una desconcertante exaltación del sexo, del nudismo, de la obscenidad que lo invade todo, dando origen una triste quiebra de la moral pública  y privada.

Pero cuidado que la moral sexual católica no reprime el sexo, lo domina, que no es lo mismo. Reprimir tiene un sentido peyorativo; dominar, no. El sexo hay que dominarlo.

En la vida no podemos hacer todo lo que nos apetece; el apetito no es la suprema norma de conducta. Se hace lo que hay que hacer a través del correcto, sano y lógico uso de los órganos sexuales, y cuando hay que hacerlo.

Al instinto sexual le apetecen muchas cosas que no podemos ni debemos hacer. El apetito hay que subordinarlo a un orden superior.

Pero tampoco se trata de poner al apetito sexual una camisa de fuerza, sino de encauzar el apetito sexual para que cumpla la finalidad querida por Dios. Las cosas encauzadas son útiles, desbordadas son catastróficas.

El instinto sexual desbordado en prácticas sexuales extrañas esclaviza al ser humano, lo animaliza y lo lleva a las perversiones sexuales más monstruosas y degradantes.

La moral sexual católica también busca liberar a la mujer de la instrumentalización  del hombre y la dignifica, exigiendo para ella el máximo respeto.