¿Dios sana «on line»?

El sorprendente caso de Mónica

«Durante la transmisión, dije: Señor Dios, o haces algo o ya no sé qué hacer. Y cuando oraban por la sanación, simplemente me acosté. Escuché, escuché… y en algún momento me quedé dormida»

La sanación repentina de un mal físico o espiritual por el poder divino es una realidad controvertida.

Cuántas personas a lo largo de la historia aseguran haberse curado por la acción de Dios -directa o a través de personas, signos, acciones,…- o haber sido testigos de un milagro de sanación… Varios casos aparecen en los Evangelios.

La Iglesia es prudente ante este tipo de hechos extraordinarios. Sabe que el Creador suele manifestarse a través de las leyes naturales que estableció. Y que los abusos y engaños pueden hacer mucho daño.

Sin embargo, también reconoce que el poder ilimitado del Amor puede en ocasiones expresarse de manera sobrenatural.

¿Fue el caso de Mónica? La edición polaca de Aleteia recogió su testimonio de una asombrosa sanación a través de la transmisión en directo de una oración.

Agujero negro

Era una tarde ordinaria. Para Mónica, una de tantas recientes, no tenía fuerzas para nada más que para estar en la cama. 

Depresión prolongada, miedo al futuro, falta de esperanza, todo ello inundado de recuerdos difíciles. Hasta el punto de pensar: ya no quiero vivir así.

«Estuve mayormente acostada, no tenía ganas de hacer nada, era una especie de agujero negro».

Así es como Mónica recuerda cómo estaba hace más de un año. No tenía trabajo y todo en su vida parecía demasiado complicado.

También recuerda su infancia difícil y cuánto extrañaba lo más importante en ese momento: el amor de sus padres. 

«Papá murió cuando yo tenía un año y medio. Mi madre se fue al extranjero cuando yo tenía once años. Nos quedamos mi hermano y yo con un padrastro que era alcohólico. Crecí prácticamente sin padres. Todo esto hizo que mi autoestima fuera muy baja«, dice.

Y con los años, hubo más experiencias que solo profundizaron el pozo aún vacío donde debía haber habido amor. 

Y así llegó a un lugar que parecía sin esperanza. Sin esperanza en un mañana mejor. Sin fuerzas para luchar por ti mismo de nuevo.

Palabras directas al corazón

Impotente ante esta situación, se encontró con el padre Adam Szustak. Así lo recuerda:

«Un amigo literalmente me arrastró hasta allí. Recuerdo las palabras que escuché allí y me tocaron profundamente. 

El padre Szustak comenzó a decir que a veces nos paramos frente al espejo, nos miramos y decimos que todo es inútil. 

Pero no se detuvo ahí. Empezó a hablar de la luz, del amor de Jesús. Y todo fue directo a mi corazón«.

Mónica obtuvo entonces la chispa de esperanza que necesitaba en ese momento. Se sintió mejor por un momento. 

«Tenía más energía, pero todavía no la suficiente para levantarme de la cama», concluye.

Una oración transmitida en directo

Unas semanas después, el 28 de octubre del 2021, Marcin Zieliński dirigió una oración de sanación en Varsovia. 

Mónica no logró llegar allí, pero la oración fue, afortunadamente para ella, transmitida en línea.

«Me conecté a esa transmisión. Primero fue la Misa. Recuerdo que durante la transmisión dije: Señor Dios, o haces algo o ya no sé qué hacer. Y cuando oraban por la sanación, simplemente me acosté. Escuché, escuché… y en algún momento me quedé dormida. Me desperté a la mañana siguiente. Y… ¡era una persona completamente nueva!».

¿Cómo es posible? Mónica lo explica así:

«Dios realmente actuó. Mis pensamientos depresivos se habían ido, tenía la cabeza clara y liviana, un corazón que ni siquiera tenía las cicatrices del pasado. Recibí mucho amor y sentí que estaba muy cerca de Dios, literalmente sumergida en Él, como si Él estuviera completamente dentro de mí».

Además, Mónica afirma haber sentido algo desconocido para ella hasta ese momento.

«Un gran amor, felicidad, alegría: lo sentí todo. Era una unión con Dios nada forzada, todo era tan natural… También me vino una comprensión muy intuitiva de la fe. Hasta entonces mi fe había ido y venido. Nunca antes había tenido tal experiencia de fluir con gracia. Nada era un problema para mí. Fue increíble».

Y a esto le siguió otra mirada nueva y desconocida sobre sí misma. Mónica explica:

«Dios también sanó mi propia autoestima como mujer. Esta experiencia duró más de medio año. Empecé a ver la vida de manera diferente, a mí misma».

«Un corazón nuevo, impecable»

Pero no se trataba solo de sentirse mejor, de tener fuerzas para vivir y ser feliz. Se produjeron cambios que no solo ella veía. 

Después de mucho tiempo, Mónica encontró un nuevo trabajo. Y como ella dice, se sentía diferente en él que en cualquiera de los anteriores. Porque mirarse a uno mismo de un modo distinto cambia muchas cosas. 

«Me comporto de manera diferente en el trabajo, siento mi valor, y esto se traduce en más contactos laborales».

La forma en que aborda las relaciones, especialmente entre hombres y mujeres, también ha cambiado. «Me siento lista para amar: para amarme a mí, a Dios, a los demás y a un hombre».

Hoy, Mónica tiene 47 años y su corazón, asegura, es «nuevo, impecable».

Testimonios de sanación física

…al tercer día después de regresar de este lugar, mis ojos quedaron totalmente sanados.

Alabado sea Jesucristo

En el mes de Abril del año 2005, fui invitado a las manifestaciones de los Sagrados Corazones de Jesús y María; acepté con mucho agrado esta invitación, pero con muchas dudas y temores; caminando en medio de las aguas como Pedro, no tenia la suficiente Fe, pero animado por un hermano, fui entrando en la experiencia de meter los pies en el Lago de las Lágrimas y sentir la purificación de mis pecados; más adelante recibir regalos de gracias y bendiciones en el Lago de los Ángeles y de San Miguel Arcángel. Me di cuenta de que Jesús y su Madre estaban actuando en mi vida. De repente fui invitado a rezar el Vía Crucis y fue en este lugar donde fui tirado por el suelo de mi soberbia y orgullo sacerdotal de creer y confiar en que el Señor y Su Madre estaban conmigo. El regalo más grande fue el ver con mis ojos enfermos. Con una Neuropatía diabética, viendo todo doble, no podía caminar bien, ni ver bien, los médicos me habían informado que esto me duraría por lo mínimo un año; y cual fue mi regalazo, que en este lugar del Vía Crucis, la manifestación del sol danzando, una cruz, ángeles, los Corazones de Jesús y Maria, los pude ver en el cielo en unión de otro hermano sacerdote, lloramos de alegría, por ver cuánto amor se nos manifestó del cielo. Y la mayor manifestación es que al tercer día después de regresar de este lugar, mis ojos quedaron totalmente sanados. Parece mentira, pero es una realidad. Lo manifesté a mi Obispo y me dijo: “si tú como sacerdote lo dices, te creo.” Luego fui donde mis tres médicos, oftalmólogo, endocrinólogo y neurólogo. Todos dieron fe de mi sanación.

Hermanos y hermanas, cuánto dudamos y desconfiamos de estos regalos de amor de nuestro Padre Dios y nuestra Madre María. Yo les digo: ¡Crean y verán la Gloria de Dios! ¡No hay imposibles para el Señor! ¡VIVA JESUS! ¡VIVA MARIA!

Les bendice en el Señor,
P. José A. H., Panamá

Sanación interior

Emiliano Tardiff explica que podemos tener heridas olvidadas o conscientes. Hay cosas en la memoria que nos hieren, y el Señor nos puede sanar.

La incubación de recuerdos dolorosos produce traumas o complejos. Por eso es importante sanar. Regresamos al pasado buscando el origen de nuestros sufrimientos y lo ponemos ante Dios, y Jesús, que es el mismo hoy, ayer y siempre sana, como el sol sana las heridas del cuerpo. Jesús sana los corazones destrozados y venda sus heridas.

Una niña sufrió un susto grande porque un ladrón entró en su habitación, ella grito y él se fue. Al día siguiente amaneció ciega. Los médicos no pudieron hacer nada. La llevaron con el Padre Tardiff. Él pidió por la sanación de su memoria, a los 3 min. empezó a ver algo, siguieron orando y, a los diez minutos, recuperó la vista, y se echó en manos de su madre.

Un alcohólico puede salir de su vicio con oraciones de sanación. Un hombre no encontró al sacerdote, así que oró solo ante el Santísimo, lloró, se quedó mucho tiempo adorando al Señor, y salió curado de la capilla y ya no ha caído. ¡Es el poder liberador de Jesucristo! Hay que pedir a Dios nos sane de raíz. Hay veces que el problema no se soluciona, se traslada. Hay generalmente una herida de falta de amor en nuestras enfermedades, por eso se llama curación de amor. El rechazo puede ser la causa de falta de amor, eso se cura con amor de Dios.

Pedro negó a Jesús cerca de unas brasas encendidas, donde se calentó junto con los sirvientes de Caifás.

Pedro lloró amargamente. Jesús lo miró y lo perdonó. Y cada vez que Pedro veía una hoguera se ponía triste. Un día pescaba Pedro y otros. Jesús les dice que echen la barca a la derecha y encontraron muchos peces. Pedro se lanzó al mar. Al llegar a tierra vio que había unas brasas y un pez sobre ellas. El deseo de Jesús era sanar la herida de Pedro causada por la triple negación, cerca de unas brasas. Le pregunta Jesús tres veces que si lo amaba y Pedro dijo que sí. Jesús le dice: “Apacienta a mis ovejas”. Sanó la herida de Pedro con una triple profesión de amor. Ahora, al ver una hoguera, recordará su triple acto de amor.

No basta descubrir el problema, como sucede con el psiquiatra, eso no sana el problema. Jesús sana la herida, raíz de nuestro problema. Es necesario llenar este vacío con el amor misericordioso de Jesús. Él ya cargó con nuestras culpas, si nos arrepentimos. No debemos centrar nuestra atención en los síntomas, sino en la causa del problema, y pedirle a Jesús, por sus llagas, que nos sane.

La solución de nuestros problemas no está en el alcohol o en una sexualidad desordenada, sino en llegar a la raíz del problema y pedir la ayuda del Señor.

Una señora tenía crisis de asma. Mons. Uribe le dice: Trate de recordar cuándo comenzó su crisis de asma. Ella dijo: Después del nacimiento del tercer hijo. Una vecina dijo: “No es de su esposo”. La hirió tanto que la hirió con el asma. Mons. Uribe oró pidiendo que sanara la herida causada por ese chisme en la memoria de la señora y le dijo: “Vamos a dejar eso en manos del Señor”. Días después el asma desapareció. No siempre el asma o la úlcera vienen de problemas emocionales. A uno le llegó la úlcera por el pleito con un jefe, sangraba. Cuando el perdonó al jefe de la empresa, la úlcera se curó.

La sanación interior es muy importante, no la da el psicólogo, sino el sacerdote, mediador de Dios ante los hombres. Hay tendencias desordenadas que sanan poco a poco. Hay que seguir orando, visitando al Santísimo y pedir al Señor que siga sanándonos, y Él lo hace.

Emiliano Tardiff DICE MÁS EN EN VIDEO.

Heridas del seno materno

P. Francisco Javier Luzón

En la Biblia se habla de que “en el seno te consagré”, se reconoce la importancia del medio fetal. Puede haber heridas en la gestación. Y hay oraciones de sanación. El bebé se entera de todo de modo neurohormonal. Ahora los pediatras le están dando importancia a esto. Es importante la sanación del inconsciente. Renacer en el agua y en el Espíritu. Decirle a la Virgen: “Madre mía, vuelve a gestarnos”. Hay que hacer oración de sanación por parte del sacerdote.

13 min.