CUANDO EL PASTOR ENFERMA

San Juan XXIII nos recordaba “que el dolor redime”. En el libro “Camino” de san Josemaría Escrivá leemos “que el Dolor es la piedra de toque del Amor”. Y una que ha realizado unos cuantos Caminos de Santiago, en una ocasión se compró en Galicia una camiseta en la que ponía “Sin dolor no hay gloria”. Y, tan pancha yo, la lucía por toda Compostela dándome la vida un tiempo antes de que, sin esperarlo, pudiese experimentar esta, nunca mejor dicho, dolorosa realidad.

El dolor redime, es piedra de toque de amor y nos lleva a la gloria o, también, el mismo dolor frustra, desespera y hace que se tambaleen los cimientos. Todo depende de ti y de la esperanza depositada en Él.

Mi párroco está enfermo. Tras un trasplante de hígado y una temporada de bonanza, la enfermedad y el aislamiento en un hospital han vuelto a hacer acto de presencia en su vida. Lo que vamos a leer a continuación es el escrito que él, don Antonio, compartía con la comunidad parroquial durante el Triduo Pascual de este año. Es de tanta altura espiritual, de tanta fortaleza y esperanza, que creía que sería un acto egoísta no compartirla con vosotros y vosotras. A mí me ha hecho y me sigue haciendo mucho bien. Seguro que también os servirá como un refresco para el alma, una lluvia, tan necesaria, limpia y sanadora, que calladamente empapa el espíritu. ¡Ah! Os pido una oración por su recuperación y nunca lo olvidemos… ¡Confía!

A las puertas del Santo Triduo Pascual, el corazón de todo el Año Litúrgico, me dirijo a todos vosotros, en primer lugar, a los fieles de San Bartolomé, que el Señor me encomendó de nuevo. Recordad que, hace un año justo, pude regresar, desde este mismo Hospital Virgen de las Nieves de Granada, al no realizarme el trasplante, para celebrar el Triduo Pascual, incorporándome a la Estación de Penitencia en aquella tarde del Jueves Santo pasado.

En esta ocasión, el Señor me pide que la celebre como paciente en este mismo lugar por una recaída, que la llevo con mucha paz, no exenta de momentos difíciles, pero desde el primer momento escuchando que el Señor me dice: “confía”. Y mi respuesta sigue siendo la misma: “confío en ti, Señor”.

En esta tarde del Jueves Santo, pórtico y entrada en el Santo Triduo Pascual, vivimos y sentimos, de una forma especial, el Amor fraterno, el ministerio sacerdotal… siguiendo el deseo del Señor de invitarnos a su mesa eucarística, para vivir aquel mismo memorial de su muerte y Resurrección. Me uniré a todos vosotros, estaré allí, os acompañaré desde aquí en la Celebración de la Cena del Señor, y en que será para mí la mejor estación de penitencia, con mis hermanos de la Expiración, con la primera luna llena de primavera de fondo, porque está cerca la Pascua, -“el paso del Señor”, y regresaremos también juntos con nuestra Madre de las Siete Palabras, por la calle Maestra hacia su casa.

Y, al día siguiente, VIERNES SANTO, el primer día, Tú, Señor, me estás pidiendo que me suba a tu Cruz, con tantos hermanos postrados, en este hospital y en tantos hospitales y hogares del mundo, cuyas camas las conviertes en una parte del altar de tu Cruz; ahí, Señor, quieres que estemos compartiendo tu inmenso amor, que es la suprema belleza de la fe, para poderla proclamar, orar, adorar y comulgar, en los Santos Oficios de tu Pasión. Así seré más sacerdote que nunca. Y espiritualmente, desde aquí, estaré también con vosotros.

Y en la mañana del Segundo día, de tu SÁBADO SANTO, Señor, sentiré el consuelo amoroso de tu Madre, en el silencio que envolverá toda la tierra, porque, aunque continuarás en el Sepulcro, saldrás al encuentro de los que se han marchado, para despertarlos, levantarlos y liberarlos. 

En este día quiero vivir tu silencio, el de tu espera, el de tu Madre, prolongando el ayuno pascual de tu ausencia hasta la llegada de la Noche…

Que inaugurarás el Tercer día, el DOMINGO de tu PASCUA, con la Noche más importante de todo el año, con la VIGILIA PASCUAL, donde el fuego y la Luz portada sobre tu Cirio irá disipando las tinieblas de nuestros errores, oscuridades y pecados; y tu LUZ inundará mi rostro, aún amarillo, para transformarlo con el resplandor y la claridad de tu Luz, que continuará alumbrando la proclamación de tu Palabra en esa noche, la Pascua de la Historia; para que podamos renovar las promesas bautismales, sentir tu agua pura, que refresque y alivie el picor de esta bilirrubina aún bastante alta… El agua del día de mi Bautismo, en el que tomaste posesión de mi vida, para hacerme hijo tuyo, para que nunca más estuviera ni me sintiera sólo, dándome a nuestra Madre la Iglesia, en la persona de nuestro Obispo, presbiterio y de todo tu pueblo santo; la única Iglesia en la que deseo estar, servir, vivir y morir.

Y en la MAÑANA del día de tu Resurrección, del Domingo de tu Pascua, desearía que me concedieras ser un poco María Magdalena, mi patrona; porque quiero salir a tu encuentro con el mismo deseo que Tú, Señor, has salido al mío, y nos has dado el gran Don de tu Pascua, el Espíritu Santo; la oportunidad y el privilegio de vivir la mejor Semana Santa de mi vida, tu Pascua, tu paso por esta cama, por este sillón…

También estaré con vosotros en la noche, en la Vigilia, y en la mañana de Pascua, con los niños, las catequistas, los grupos…

A lo largo de estos días no he dejado de sentir vuestras muestras de cariño, y lo más importante, las oraciones, donde habéis expresado la belleza de vuestro amor como Iglesia, en la que deseo seguir caminando, como los de Emaús, en la Eucaristía de cada Domingo. Ahí quiero permanecer y ahí me encontraréis siempre.

Mi recuperación será muy lenta. Las noticias no tendrán grandes cambios. Estoy en las manos de Dios y de un grupo de sus ángeles, maravillosos, cariñosos, cercanos, que me cuidan cada día.

Sigo contando con vuestras oraciones, donde me mostráis ese mismo cariño.

El Papa y sus nuevas normas para salvaguardar el carisma del Opus Dei

Publicado el Motu Propio “Ad charisma tuendum” del Papa con nuevas normas para la Obra, fundada por San Josemaría Escrivá de Balaguer el 2 de octubre de 1928

La reforma de la Curia y de la Iglesia del papa Francisco contenida en la Nueva Constitución Apostólica «Predicate Evangelium» supone cambios para los estatutos de la Prelatura del Opus Dei. 

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha publicado este viernes 22 de julio el Motu Propio “Ad charisma tuendum”, firmado por el Papa el 14 de julio y que contiene nuevas normas para “salvaguardar el carisma” de la Obra fundada por San Josemaría Escrivá de Balaguer el 2 de octubre de 1928.

En el documento se especifica que la Prelatura, única en su condición hasta el momento -no se descarta que lleguen otras-, dependerá directamente del Dicasterio para el Clero para continuar su “misión evangelizadora”. 

De ahora en adelante no dependerá más de la Congregación para los Obispos pero, según de las diversas materias, “tratará las relativas cuestiones con los otros Dicasterios de la Curia Romana”. 

Una forma de gobierno más carismática que jerárquica

En este nuevo cuadro normativo, el Prelado del Opus Dei no será ordenado obispo. Esto para preservar el carisma laical que San Josemaría (1902-1975) dio a la Obra y que San Juan Pablo II, en la Constitución Apostólica Ut sit de 28 de noviembre de 1982, erigió en prelatura personal. 

“Este Motu Proprio pretende confirmar la Prelatura del Opus Dei en el ámbito auténticamente carismático de la Iglesia, precisando su organización según el testimonio del Fundador”, se lee en el documento. 

Asimismo, se insiste en que salvaguardar el carisma del Opus Dei significa “reforzar la convicción” de que “es necesaria una forma de gobierno basada más en el carisma que en la autoridad jerárquica. Por lo tanto, el prelado no será honrado con el orden episcopal”. 

El Papa predispone que la Prelatura dependa del Dicasterio para el Clero, que, “en función de la materia, evaluará las cuestiones relativas con los demás Dicasterios de la Curia Romana”. 

El Prelado rendirá cuentas cada año 

En este sentido, “cada año el Prelado presentará al Dicasterio para el Clero un informe sobre el estado de la Prelatura y sobre el desarrollo de su labor apostólica”, se lee en el documento. 

Hasta ahora, el Prelado realizaba este informe cada cinco años y pasaba por la Congregación para los Obispos, que luego lo presentaba al Sucesor de Pedro. 

Debido a los cambios establecidos por el Papa, el Opus Dei deberá adaptar sus estatutos que serán “aprobados por los órganos competentes de la Sede Apostólica”.

El cambio no es una imposición unilateral en las relaciones de la Prelatura con la Santa Sede. Ahora, la Obra propondrá una adecuación de los Estatutos. El Motu Propio no establece más modificaciones respecto a lo ya mencionado.

La respuesta del Prelado del Opus Dei 

Mons. Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, escribe acerca del Motu Proprio “Ad charisma tuendum” (“Para tutelar el carisma”) del papa Francisco: “Damos gracias a Dios por los frutos de comunión eclesial que han significado los episcopados del beato Álvaro y de don Javier”. 

Al mismo tiempo, explica monseñor Ocáriz, “la ordenación episcopal del prelado no era ni es necesaria para la guía del Opus Dei.»

«La voluntad del Papa de subrayar ahora la dimensión carismática de la Obra nos invita -prosigue- a reforzar el ambiente de familia, de cariño y confianza: el prelado ha de ser guía, pero, ante todo, padre”. 

Por último, el prelado pidió a los miembros del Opus Dei que “recéis por el trabajo que el Papa Francisco nos ha pedido que realicemos, para adecuar el derecho particular de la Prelatura a las indicaciones del Motu proprio Ad charisma tuendum, manteniéndonos -como él mismo nos dice- fieles al carisma”. 

Título honorífico

Cabe decir que el Prelado del Opus Dei tendrá derecho al título honorífico de “protonotario apostólico supernumerario”, y se le podrá llamar monseñor, a pesar de no ser un obispo, esto como consecuencia de la condición secular que es central en el carisma del Opus Dei. Se dice “supernumerario”, para distinguirlo de quienes son notarios en la Santa Sede.

Actualmente sólo existe la prelatura personal del Opus Dei y el gobierno corresponde a su prelado y a sus vicarios, que cuentan con consejos en los que colaboran otros fieles, muchos de ellos laicos, tanto hombres como mujeres.

Opus Dei anuncia un Congreso General Extraordinario

En él se llevará a cabo la adecuación de los Estatutos de la Obra según las indicaciones del Papa Francisco

Mediante una carta, el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz anunció que “en el primer semestre del 2023 convocará un Congreso General Extraordinario, para llevar a cabo la adecuación de los estatutos de la Obra según las indicaciones del motu proprio «Ad charisma tuendum”.

Con esta Carta, Ocáriz explica que se está estudiando cómo proceder para llevar a cabo las indicaciones del Papa y muestran que “en el Dicasterio del Clero nos han aconsejado no limitarnos a considerar lo que se refiere a la dependencia de la Prelatura a este Dicasterio y al paso de quinquenal a anual del informe a la Santa Sede sobre la actividad de la Prelatura, sino que propongamos otros posibles retoques a los Estatutos, que nos parezcan convenientes a la luz del Motu proprio”

“También nos han aconsejado que dediquemos sin prisa todo el tiempo necesario”, añade el Prelado

En la carta se va explicando cómo se celebrará el congreso y sobre todo piden “la aportación de quienes deseéis enviar sugerencias concretas”.

“Tened en cuenta que se trata de cumplir lo que ha indicado la Santa Sede, no de proponer cualquier cambio que nos pudiese parecer interesante. Junto al deseo de ser fieles a la herencia de nuestro fundador, es importante considerar el bien general que supone la estabilidad jurídica de las instituciones”, añade Fernando Ocáriz. 

Finaliza su carta encomendando todo a “la intercesión de san Josemaría” y pide al Señor “que fructifique con renovada fuerza en la vida de cada uno -como nos ha urgido el Papa Francisco- el carisma que Dios confió a nuestro Padre en servicio de la Iglesia”.

18 May, Feast of Blessed Guadalupe

Some reflections on the life of Blessed Guadalupe Ortiz de Landázuri that can guide our prayer on her feast day.

  • Guadalupe and ordinary daily life
  • Every saint is one of God’s great works
  • The joy of following Christ

“LIFE IS LIKE A VOYAGE on the sea of history, often dark and stormy, a voyage in which we watch for the stars that indicate the route. The true stars in our life are the people who have lived good lives. They are lights of hope. Certainly, Jesus Christ is the true Light, the sun that has risen above all the shadows of history. But to reach Him, we also need lights close by – people who shine with his light, and so guide us along the way.”[1] On her feast day let us look with joy to Guadalupe Ortiz de Landázuri. She shows us how fully God wants to make us sharers in his holiness here on the earth in ordinary daily events. And therefore her life is a light that is especially close to us.

“Guadalupe Ortiz de Landázuri is the first layperson of Opus Dei to be set forth as a model of holiness by the Church. This had already happened with the founder of the Work, and his first successor, Blessed Alvaro. Thus we are especially reminded of the call that God makes to all of us to be holy, as Saint Josemaría preached since 1928 and which was one of the main teachings of the Second Vatican Council (see Lumen Gentium, ch. 5). The new Blessed sought to bring this conviction to the people around her, insisting that, with divine grace, union with God is within everyone’s reach in the circumstances of ordinary life.”[2]

God does not want us to walk alone on the path leading us to happiness. He “never abandons his Church … He continues to inspire examples of holiness in the Church that bring beauty to her face, fill us with hope, and show us clearly the path we are to follow.”[3] We learn from Guadalupe that “holiness means opening one’s heart to God and allowing Him to transform us with his love.”[4] Happiness is closely tied to the capacity to open ourselves to the new life God offers us. What is safer than leaving our life in his hands? This doesn’t mean being disengaged from what happens around us. Just the opposite: it means grasping more deeply the meaning of the people and events around us because that is where we find God.

“WHEN SHE WAS thirty-seven years old, Guadalupe wrote in a letter to the Founder of Opus Dei from Mexico, ‘I want to be faithful, I want to be useful, and I want to be holy. But the reality is that I still have a long way to go … But I’m not discouraged and with God’s help and your support and everyone’s, I hope I’ll win through in the end’ (Letter, 1 February 1954). This brief statement, ‘I want to be holy,’ is the challenge that Guadalupe accepted for her life and that filled her with happiness. And to achieve it, she didn’t have to do extraordinary things. In the eyes of the people around her, she was an ordinary person: worried about her family. going from place to place, finishing one task and starting another, trying to correct her defects little by little. Right there, in those struggles that seem small, God performs great works. And He wants to do likewise in the life of each and every one of us.”[5]

Saint Paul says to the Corinthians: Each one must do as he has made up his mind, not reluctantly or under compulsion, for God loves a cheerful giver. And God is able to provide you with every blessing in abundance, so that you may always have enough of everything and may provide in abundance for every good work (2 Cor 9:7-8). When we look at Guadalupe’s life, we see how attractive is her decision to fulfil all of God’s inspirations, her courage in giving herself to others, her supernatural optimism. The immense joy we see in her life sprang from a heart in love and constantly on the watch for God’s will.

“God’s great works have not ceased and his power continues to be made manifest in history. Saint Josemaría liked to remind people, with words of the prophet Isaiah: Non est abbreviata manus Domini (Is 59:1): Behold, the Lord’s hand is not shortened. God is no less powerful today than He was at other times. That same Lord wants to keep showing Himself to us in different ways, including through the saints. Each saint is a great work of God, a way of making Himself present in our world, and ‘the most attractive face of the Church,’”[6] which we too are called to reflect in our own life.

“GUADALUPE was always cheerful because she let Jesus guide her and be in charge of filling her heart. From the moment she understood that God was calling her to seek holiness through Opus Dei, she was aware that this mission wasn’t just a new earthly plan for her, exciting to say the least. She realised that it was something supernatural, prepared by God from all eternity for her. As she allowed herself to be led by this certitude of faith, God blessed her with a fruitfulness that she could never have imagined, and with a happiness – the hundredfold that Jesus promises his disciples – that we see described in her recently published letters…

“Another source of this supernatural joy that characterised Guadalupe was her decision to serve others. Seeking our own preferences and comfort in everything might seem to be the route to happiness. But this is not the case. Christ said that whoever wishes to be first should be the servant of all (cf. Mk 9:35), that He Himself came down to earth to serve (cf. Mt 20:28); and at another moment, that His place among men was as one who serves (cf. Lk 22:27). During the Last Supper, He knelt down before His Apostles, washing the feet of each one, and said: You also ought to wash one anothers feet … If you know these things, blessed are you if you do them (Jn 13:14-17). Guadalupe was able to keep this joy that we see in her writings and throughout her life, also because every morning upon waking up her first word addressed to God was Serviam, ‘I will serve!’ It was a resolution she wanted to keep alive every moment of her day. Guadalupe’s joy was founded on union with Christ, which led her to forget about herself and to strive to understand each person.”[7]

We too want to follow our Lord like this. Guadalupe goes resolutely from one place to another, from one job to another, as if she could hear each time, once more in the depth of her soul, that call follow me of her vocation. “When we discover, through faith, the greatness of God’s love, ‘we gain fresh vision, new eyes to see; we realise that it contains a great promise of fulfilment, and that a vision of the future opens up before us’ (Lumen Fidei, 4). Recalling the first time she met Saint Josemaria, Guadalupe wrote, ‘I clearly sensed that God was speaking to me through that priest … I felt a great faith – a clear reflection of his own’ (Mercedes Eguíbar, Guadalupe Ortiz de Landázuri, 2001, p. 271). Let us ask our Lord, through Guadalupe’s intercession, that He grant us these new eyes of faith so that we might look at our future the way He does.”[8]

[1] Benedict XVI, Spe Salvi, no. 49.

[2] Monsignor Fernando Ocáriz, Homily, 19 May 2019.

[3] Pope Francis, Letter to Monsignor Fernando Ocáriz, 12 April 2019.

[4] Ibid.

[5] Monsignor Fernando Ocáriz, Homily, 19 May 2019.

[6] Ibid. Internal quote is from Gaudete et exultate, no. 9

[7] Monsignor Fernando Ocáriz, Homily, 21 May 2019.

[8] Ibid.

30th anniversary of beatification of Josemaria

Saint Josemaria was beatified on 17 May 1992. Here is the homily given by Cardinal Joseph Ratzinger at the Mass of Thanksgiving for the Beatification of Josemaría Escrivá on 19 May 1992, in the Basilica of the Holy Apostles in Rome.

The mysterious Book of Revelation by Saint John terrifyingly speaks to us about the past and the future of our history, yet continuously tears the veil that separates heaven and earth, showing us that God has not abandoned the world. However great evil may be in certain moments, in the end God’s victory is certain.

Amid earth’s tribulations, we can still hear a louder song of praise. Around God’s throne there is a growing choir of the elect, whose lives—spent in self-forgetfulness—have now been transformed into joy and glorification. This choir does not sing only in the next world; it is prepared in the middle of history, while remaining hidden from it. This is made quite clear by the voice that comes from the throne, that is, from God’s seat: “Praise our God, all you his servants, you who fear him, small and great” (Rev 19:5). This is an exhortation to do our own part in this world, thus beginning to belong to the liturgy of eternity.

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Empezar es fácil; perseverar es santidad

983

Empezar es fácil; perseverar es santidad. Que tu perseverancia no sea una consecuencia ciega del primer impulso, el trabajo de la inercia: que sea una perseverancia reflexiva.

984

Dile: ¡ecce ego quia vocasti me! — ¡Aquí estoy, porque me has llamado!

985

Te extraviaste y no volviste porque te daba vergüenza. Sería más lógico que te avergonzaras de no volver.

986

«La verdad es que no hay necesidad de ser un héroe», confiesas, «de saber aislarse hasta donde las circunstancias lo exijan, sin llegar a extremos ridículos, y perseverar». Y añades: «Mientras cumpla con las normas que me diste, las trampas y trampas de mi entorno no me preocupan: temer tales nimiedades, eso es lo que me daría miedo».

¡Maravilloso!

987

Fomenta y preserva el más noble de los ideales que acaba de nacer dentro de ti. Considere cuántas flores florecen en la primavera y cuán pocas son las que se convierten en frutos.

988

El desaliento es un enemigo de tu perseverancia. Si no luchas contra el desaliento, primero te volverás pesimista y tibio después. Sé optimista.

989

Ven ahora I Después de tanto de ‘¡la Cruz, Señor, la Cruz!’ es obvio que es una cruz a tu gusto la que querías.

990

Constancia, que nada puede temblar. Eso es lo que necesitas. Pídele a Dios y haz lo que puedas para obtenerlo: porque es una gran salvaguarda contra tu constante alejamiento de la forma fructífera que has elegido.

991

No se puede ‘levantar’. No es de extrañar: ¡ese otoño!

Persevera y te «levantarás». Recuerda lo que ha dicho un escritor espiritual: tu pobre alma es como un pájaro cuyas alas están cubiertas de barro.

Se necesitan soles del cielo y esfuerzos personales, pequeños y constantes, para sacudirse esas inclinaciones, esas fantasías vanas, esa depresión: ese barro aferrado a tus alas.

Y te verás libre. Si perseveras, te «levantarás».

992

Da gracias a Dios que te ayudó y regocíjate en tu victoria. ¡Qué profunda alegría sientes en tu alma, después de responder a la gracia!

993

Tú razonas… bueno, fríamente; ¡un motivo tras otro para abandonar la tarea! Y algunos de ellos son, al parecer, concluyentes.

Sin duda tienes razones. Pero no tienes razón.

994

«Mi entusiasmo se ha ido», escribes. Tienes que trabajar no por entusiasmo sino por Amor: consciente del deber, lo que significa abnegación.

995

Inquebrantable: eso es lo que debes ser. Si tu perseverancia se ve perturbada por las debilidades de otras personas o por las tuyas, no puedo dejar de formar una mala opinión de tu ideal.

Toma una decisión de una vez por todas.

996

Tienes una mala idea de tu camino, si la falta de entusiasmo te hace pensar que lo has perdido. ¿No puedes ver que es el momento de la prueba? Por eso os habéis visto privados de consuelos sensatos.

997

Ausencia, aislamiento: pruebas para tu perseverancia. Santa Misa, oración, sacramentos, sacrificios, Comunión de los Santos: armas a conquistar en la prueba.

998

¡Oh bendita perseverancia del burro que hace girar la rueda hidráulica! Siempre al mismo ritmo. Siempre los mismos círculos. Un día tras otro: todos los días lo mismo.

Sin eso, no habría madurez en la fruta, ni flor en el huerto, ni olor a flores en el jardín.

Lleva este pensamiento a tu vida interior.

999

¿Y cuál es el secreto de la perseverancia? Amar. Enamórate y no lo dejarás.

https://www.escrivaworks.org/book/the_way-chapter-46.htm

26 de junio: San Josemaría Escrivá de Balaguer

A todos nos interesa ser personas creíbles, pero lo realmente importante es ser buenos. Y, ¿qué es ser bueno? “Bueno es el hombre que es tal y como Dios ha imaginado al hombre. Bueno es el hombre que es conforme a Dios; el hombre en quien brilla algo de la luz de Dios. Bueno es el hombre que no tapa con su propio yo la luz de Dios” (J. Ratzinger, “Wolfgang de Regensburg”).

San Agustín contó en una ocasión que tras su ordenación sacerdotal había llorado en silencio, porque ahora no debía rendir cuenta de su propia vida, sino también se le preguntará por los muchos que le han sido confiados. Deben renunciar a su propia vida, por decirlo así, y tomar sobre sí el equipaje de los demás, porque el Señor así lo quiere. Algo parecido encontramos en la historia de las grandes vocaciones. Un Moisés, un Jeremías, un Jonás, se resisten a las exigencias de Dios. Temían, no sólo la contradicción de los hombres, sino, sobre todo, su propia insuficiencia.

San Josemaría percibía una enorme desproporción entre lo que Dios le pedía y lo que él era… En 1928 él, tenía 26 años, la gracia de Dios y buen humor. Josemaría era consciente de la envergadura de la tarea que Dios le encomendaba.

Los que le conocieron dicen que escucharle daba vértigo: vislumbraban que aquello era una empresa de Dios, y que Dios la inspiraba a un hombre. Uno de los muchachos que asistía a las primeras Charlas que daba el Fundador, decía:

—“Esto no se le pudo ocurrir al Padre”.

Escribe el Fundador: “Quiso el Señor promover su Obra cuando, en la mayoría de los países, elites y masas enteras parecían alejarse de la Fuente de toda gracia; cuando, incluso en países de vieja historia cristiana, escaseaba la frecuencia de Sacramentos por parte del pueblo; cuando vastos estratos del laicado parecían adormilados, como si se hubiese desvanecido su fe operativa” (Carta 25-I-1961, n. 13 en revista Romana 31, 2000).

San Josemaría Escrivá hablaba con vigor de que “se han abierto los caminos divinos de la tierra”. Todas las ocupaciones pueden ser ocasión de encuentro con Dios: el estudio, el trabajo, el hogar… El común vivir de los hombres y mujeres debe ser valorado en su justa dimensión: como camino de santidad, como realidad en la que deben luchar por agradar a Dios; es decir, por ser santos.

En alguna ocasión, dijo el Postulador de la Causa de canonización: Cuando se estudia la vida de los santos lo más interesante no es tanto lo que ellos hicieron o su reacción ante la gracia, sino hacerse una idea de la acción de Dios en su persona. La historia de su alma es excepcional: estamos frente a una gracia divina particular; lo que Dios ha operado en su alma delinea una misión única en la historia de la Iglesia.

El Postulador de la causa de su canonización, Flavio Capucci, comentó que sus visitas a la Villa de Guadalupe, en mayo de 1970 en México, dejaron una huella honda en su vida. Afirmó que el fruto que él sacó de esas visitas fue la confianza absoluta en la Virgen. Cuando él veía la imposibilidad de poner remedio a situaciones difíciles con sus solas fuerzas -que era siempre-, acudía a la oración, y normalmente iba a santuarios marianos, y salía siempre reconfortado. Por eso nos decía que el optimismo es una actitud propia del cristiano. El cristiano debía vencer siempre toda mentalidad de angustia, de víctima y de preocupación, y confiar en Dios.

El 26 de junio próximo, se cumplen 46 años de que el Fundador del Opus Dei (Obra de Dios), San Josemaría Escrivá, terminó su vida terrena y nació a la vida verdadera. El 2 de octubre de1928, San Josemaría Escrivá, recibe en su corazón la semilla del Opus Dei, ve lo nuclear de este espíritu. En 1931 ve que la filiación divina ha de estar en la base de su espíritu.

La actividad del Opus Dei se resume en la formación de los fieles de la prelatura para que desarrollen —cada uno en su propio lugar en la Iglesia y en el mundo— una actividad apostólica multiforme, apoyando la tarea evangelizadora de los pastores y promoviendo a su alrededor el ideal de la llamada universal a la santidad. En consecuencia, la labor que llevan a cabo los fieles del Opus Dei, no se limita a un campo específico, como la educación, la atención a enfermos o la ayuda a discapacitados. Todos los cristianos han de cooperar a solucionar cristianamente los problemas de la sociedad y deben dar testimonio constante de su fe.

Muere Javier Cremades, director de los actos centrales de la JMJ 2011 y exrector de Torreciudad

Javier Cremades tuvo un papel fundamental en el éxito de la JMJ de Madrid en 2011

El sacerdote Javier Cremades Sanz-Pastor, de 74 años, ha fallecido este jueves, 7 de enero, en Madrid tras una enfermedad pulmonar que le obligó a interrumpir una intensa labor pastoral.

Cremades nació en Zaragoza en 1946. Licenciado en Medicina y Cirugía y doctor en Teología, fue ordenado sacerdote del Opus Dei en 1973, y desarrolló su labor pastoral en Pamplona, Santiago de Compostela, Torreciudad y Madrid. Fue capellán de las facultades de Derecho y de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense; fundador de Caritas Universitaria; miembro del Consejo Presbiteral; director de los actos centrales de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid en 2011; rector de la iglesia del Espíritu Santo y del santuario de Torreciudad, y delegado de Actos Públicos del Arzobispado de Madrid.

Tal y como recoge el Arzobispado de Madrid, al conocer la noticia de su fallecimiento, monseñor César Franco, obispo de Segovia y antiguo auxiliar de Madrid que trabajó con Cremades en la Jornada Mundial de la Juventud 2011, ha remarcado que tenía «una creatividad extraordinaria para transmitir el Evangelio» y que «fue un hombre de Dios y un sacerdote de los pies a la cabeza». Y Yago de la Cierva, director ejecutivo de la JMJ 2011, le recuerda como «un hombre profundamente enamorado de Cristo» y destaca que en la JMJ «sacó todo el partido a su fantasía y su capacidad de involucrar a personas».

Buena prueba de este afán evangelizador y de su «gran capacidad de organización», usando palabras de su familia, fueron iniciativas de la JMJ como la difusión de dos millones de crucifijos como «la medicina que todo lo cura», en una caja con un prospecto destacando sus usos y ventajas, o la edición de un plano del Metro de Madrid adaptado al rezo del rosario.

En esta línea, Pedro Díez Antoñanzas, que sucedió a Cremades como rector del santuario de Torreciudad, señala su «afán por acercar a muchos a Dios a través de la Virgen» y Belén Vegas, arquitecta que colaboró con él en propuestas de evangelización, incide en que fue «un sacerdote en el que se refleja la presencia de Cristo» y en que «este reflejo divino, como un imán invisible, atrae a las almas».

Relación con san Josemaría

El propio Cremades, que aprovechó el confinamiento y el parón de su enfermedad para escribir el libro Los planes de los Cremades: una familia amiga de san Josemaría, recordaba que «desde que conocí a San Josemaría en 1958, vi que además de ser un padrazo, era muy buen amigo de sus amigos». «Le recuerdo hablándonos de libertad: “Pensad en todo como os dé la gana, haced siempre lo que os parezca mejor. Sois libérrimos”», aseveraba.

También narraba que, un día en Roma, el fundador del Opus Dei le dijo: «Cuando yo me muera, cuenta siempre que puedas a tus hermanos lo mucho que el Padre quería al Papa, sea el que sea. Ahora es Pablo VI. Pero a este Papa, al siguiente y a todos los que vengan detrás hay que quererles mucho y sin condiciones. ¡Díselo a tus hermanos!».

Inspirados por el libro ‘Camino’

Un rockero norteamericano, un peluquero italiano, un cantante de rap español… Estas y otras muchas personas tienen un denominador común: el gran impacto e inspiración que ha supuesto para ellas la lectura del libro ‘Camino’, escrito por san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, y cuya primera edición se realizó en Valencia en 1939. Con motivo de los 80 años de esa fecha, mostramos el testimonio de personas de muy distintas condiciones acerca de esa pequeña gran joya de la espiritualidad cristiana. Programa emitido por La Ocho Mediterráneo (Valencia, España).