LA ESTAFA DEL `CÓDIGO REAL´

César Vidal Manzanares

En los últimos tiempos circula por medios evangélicos una versión del Nuevo Testamento que se titula “El Código Real” y que se presenta como “Traducción realizada de los manuscritos hebreos y arameos más antiguos a la luz del pensamiento hebraico del primer siglo”. La obra tiene la pretensión de poner al alcance de los lectores el texto verdadero del Nuevo Testamento. En realidad, es una verdadera estafa científica, intelectual y espiritual que sirve de cobertura para algunas de las herejías más

Soy bastante escéptico con la profusión de traducciones de los textos bíblicos. Lo soy, en parte, porque habitualmente para el estudio utilizo los textos en hebreo y griego; lo soy porque no pocas de las nuevas versiones no son sino operaciones comerciales de dudosa solvencia científica y lo soy porque no suelo ver mejoras sobre las versiones ya existentes que justifiquen la inversión, la publicidad y el esfuerzo de esas nuevas “biblias”.
Sin embargo, el juicio no puede ser igual en todos los casos y el texto del que ahora me voy a ocupar constituye uno de los episodios más bochornosos de alteración y adulteración de la Palabra de Dios con que me he encontrado a lo largo de tres décadas. El texto –que pretende presentarse como una traducción veraz que parte de fuentes hebraicas– es aún peor si cabe que la traducción del Nuevo Mundo difundida por la secta de los Testigos de Jehová.
Lo es por varias razones que voy a intentar ir desgranando brevemente en sucesivas entregas. La primera es porque el Cristo que presenta no es el de la Biblia sino otro “cristo” desprovisto de su Deidad y reducido a simple rabino ben Josef o hijo de José; la segunda porque el Evangelio que encontramos en sus páginas no es el Evangelio de la gracia de Dios que aparece en la Biblia sino otro Evangelio muy diferente de salvación por obras; la tercera porque la esperanza cristiana es sustituida por el punto de vista psicopaniquista del adventismo divulgado posteriormente por los Testigos de Jehová entre otras sectas y la cuarta, porque, para remate, todos los supuestos argumentos en favor de la traducción esgrimidos por el autor son una absoluta falsedad cubierta de ignorancia verborreica.
EL CRISTO DEL “CÓDIGO REAL” NO ES EL CRISTO DE LA BIBLIA
El apóstol Juan inicia su Evangelio con una identificación clara acerca del Jesús que se hizo carne y habitó entre nosotros. Era la Palabra (o el Verbo o el Logos) que era Dios (Juan 1, 1). Esa afirmación de la plena deidad de Cristo es sustituida en el Código real por una afirmación delirante sin base en un solo manuscrito del Nuevo Testamento: “Desde un principio era dabar de Elohim y aquel dabar estaba siempre ante Elohim y el dabar que ya existía era la expresión misma de Elohim”.
Ni siquiera los testigos de Jehová se han atrevido a tanto. Cristo, la Palabra, no sólo no era Dios sino simplemente una expresión de Dios. Por supuesto, semejante disparate plantea problemas muy serios como, por ejemplo, el hecho de que Tomás llama a Cristo “Mi Señor y mi Dios” (Juan 20, 28) . Sin embargo, ahí el Código real ha ido aún más lejos que la Versión de los TJ y “traduce”: “Respondió Tomah: “Mi Adón y mi Juez”.
De nuevo, no existe un solo texto del NT que justifique esa traducción, pero eso al autor del Código real no le importa lo más mínimo conseguido el objetivo de privar a Cristo de su divinidad. Semejante comportamiento se repite – no podemos citar todos los casos – en otros textos.
Por ejemplo, Hebreos 1, 8, donde se llama Dios al Hijo, afirma el Código real:
“Pero del Hijo dice: “Tu trono divino…”
Tito 2, 13 donde se nos habla de “nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”, aparece en el Código real: “de nuestro gran Di-os y de nuestro libertador, Yeshua el Mashiaj” , o 2 Pedro 1, 1 donde se hace una clara referencia a “por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo” es vertido en el Código real como: “a los que por la justicia de nuestro Di-os a través de nuestro libertador, Yeshua el Mashiaj”.
Seguramente, a nadie le sorprenderá a estas alturas saber que Cristo NO es adorado en el Código real sino que “ le rindieron honores reales ” (Mateo 28, 17) o, simplemente, le sirven (Hebreos 1, 6).
Deseo insistir en ello. No soy exhaustivo en la exposición. Por el contrario, me limito a dar algunos botones de muestra porque no hay texto sobre la divinidad de Cristo que no haya sido identificado y pervertido por la Versión llamada el Código real. Cristo es llamado una y otra vez “el Rábi” (sic) o ben Yosef. El primer tratamiento apenas tiene repercusión en las Escrituras y, desde luego, es mucho menos importante que títulos como los de Señor, mesías, Hijo de Dios o Dios; el segundo, de manera significativa, sólo fue usado por incrédulos, pero nunca por los creyentes. Con todo, si deplorable es su “cristo”, no menos degenerado es su “evangelio” como tendremos ocasión de ver en la siguiente entrega.
Continuará

Referencia:
http://www.protestantedigital.com/ES/Blogs/articulo/583/La-estafa-del-codigo-real

LA ESTAFA DEL `CÓDIGO REAL´ (II)

Ángeles y demonios ante el árbol de la vida

Una invitación a mirar la cruz para contemplar, aprender y experimentar el amor transformador de Dios

Nos acercamos a celebrar el tiempo más sagrado e importante, por lo menos para el mundo católico, y es la Semana Santa o Semana Mayor, como también se le conoce.

A lo largo de la Cuaresma nos hemos venido preparando con ayuno, oración y limosna, para disponer nuestros corazones y recibir las gracias que la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor nos quiere dar.

En estos días previos a este gran misterio de amor de Dios hacia el hombre, te invito a mirar al árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo.

La cruz es, aún hoy en día, un escándalo al que ocultamos los ojos o volteamos la cara. Simplemente no la queremos ver, no la entendemos.

Y sin embargo, iremos a proclamar “Fulget crucis mysterium” (Resplandece el misterio de la cruz).

Ese misterio de amor debe resplandecer en cada una de nuestras vidas y ha de brillar en nuestros corazones.

Un misterio cósmico

La cruz es un misterio que, como lo ha dicho el Papa Benedicto XVI, abarca el cielo y la tierra.

Es un misterio cósmico, y en este sentido abarca a toda la creación: visible e invisible, a ángeles y hombres.

La cruz ha sido llamada desde antiguo como el verdadero árbol de la vida. Parece un contrasentido, que en el madero donde hay dolor, sufrimiento, muerte, sea, al mismo tiempo, el árbol de la vida.

Y es que precisamente el árbol de la cruz remite a ese árbol que menciona el libro del Génesis, el árbol de la vida y el árbol del bien y del mal.

Lo que el demonio te dice sobre la cruz

Del árbol del bien y del mal, por insinuación del ángel caído, el diablo y Satanás, Adán y Eva son seducidos. Y cometen el primer pecado, el pecado original.

Hoy día esa voz seductora continúa presentando la cruz como lo que no es. El demonio sigue alentando a comer y disfrutar de todos los placeres y excesos sin límites ni medidas ni mandamientos.

De esta manera, la cruz se presenta como un impedimento a este anhelo por vivir a plenitud que hay en el hombre.

La cruz habla de sacrificio, cuando lo que el hombre quiere es disfrutar y vivir; la cruz habla de pobreza y despojamiento cuando el hombre lo que quiere es la riqueza y el poder. Se quiere gozar de la vida, sin restricciones y sin renuncias.

Ante el vacío y la muerte, la ayuda de los ángeles de la vida

web-angel-statue-cross-clouds-neale-cousland-shutterstock_81230815.jpg

Conocemos las consecuencias de escuchar esta voz seductora: la muerte. Esta vida sin restricciones ni límites, sin sacrificios, no lleva sino al abismo de un vacío, cuya recompensa no es otra que la muerte.

Son estos ángeles caídos los que traen la muerte. Jesús mismo habla de ellos al decir que son homicidas desde el principio.

Es un momento dramático para la humanidad, en el que Adan y Eva son expulsados del paraíso, se pierde la amistad con Dios y entra la muerte, solo para nombrar algunas de las consecuencias dejadas por el pecado original.

Pero en ese momento vienen en ayuda del hombre los ángeles de la vida. Ellos traen consuelo y esperanza al hombre.

El gran consuelo

CROSS

Myriams-Fotos | Pixabay CC

De acuerdo con la leyenda de “la vida de Adán y Eva”, libro apócrifo, cuando Adán cae enfermo y se acerca a morir, Eva envía a su hijo Set a buscar el árbol de la vida.

Pero no puede encontrar el camino de regreso, y en ese momento el arcángel San Miguel sale a su encuentro. Y, si bien es cierto, le anuncia que Adán moriría, también le anuncia un gran consuelo.

El arcángel le habría dicho que después de 5.500 años, vendría el Rey bondadoso, Cristo, el Hijo de Dios. Y ungiría con el óleo de su misericordia a todos los que creyeran en él:

“El óleo de la misericordia se dará de eternidad en eternidad a cuantos renaciesen por el agua y el Espíritu Santo. Entonces, el Hijo de Dios, rico en amor, Cristo, descenderá en las profundidades de la tierra y llevará a tu padre al Paraíso, junto al árbol de la misericordia”.

Los santos ángeles de la vida nos traen esa buena nueva, hay un consuelo para la humanidad que busca la vida.

El sorprendente poder de Dios

cross-3051123_960_720

Esa vida se encuentra ya no en el árbol del bien y del mal del Paraíso, sino en el árbol al cual ha subido el Salvador, Nuestro Señor Jesucristo.

es de este árbol de donde viene la palabra de la vida y ya no de la muerte. No viene la palabra de la tentación, sino del poder salvador del amor de Dios.

De ahí que estos ángeles de la vida muestren y conduzcan siempre hacia ese madero de la misericordia, en la cual el hombre encuentra esa vida plena y alcanza la libertad que tanto anhela.

Si el árbol del bien y del mal fue la derrota para el hombre y el triunfo del tentador, del demonio, este otro árbol, el madero de la Cruz, será la victoria para los ángeles y los hombres.

Por qué los ángeles rodean la cruz

054_arts0237973.jpg

Leemage via AFP

San Germán de Constantinopla en un sermón sobre la Cruz exclama que los serafines vuelan formando la figura de una cruz y cantando sin cesar himnos de victoria.

Este mismo padre de la Iglesia, señala que los ángeles suben y bajan en torno a la cruz.

Todos los santos ángeles se encuentran alrededor de la cruz. Y la razón es que allí está el que está está por encima de toda potestad y principado angélico. Allí está su señor y Creador, el Rey de la gloria: Jesús de Nazaret.

Acércate al lugar de salvación

GIRL, KISS, CROSS

Por esta razón, entre más nos acerquemos a la cruz, los ángeles tienen un mayor poder de influencia sobre nuestra vida. Porque la Cruz es, como dice san Pablo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Co 1,24).

En una antigua homilía pascual, un obispo se refería de esta manera a la Cruz:

“Este árbol es alimento para mi hambre,
manantial para mi sed, manto para mi desnudez…

Este árbol es mi protección cuando temo a Dios,
mi apoyo cuando vacilo,
premio cuando lucho, trofeo cuando venzo.

Este árbol es para mí ‘sendero angosto y camino estrecho’ (cf Mt, 7,13s),
escala de Jacob, camino de ángeles,
sobre la cual está de verdad ‘en pie el Señor’ (cf Gn 28,13)”.

El eje del universo

La cruz se ha convertido en el eje del universo, donde ángeles y hombres contemplamos, aprendemos y experimentamos esta gran obra de amor transformador de Dios.

Un amor que expulsa todo temor, que crea una vida nueva. Y los anhelos de inmortalidad y una vida plena se realizan.

Desde aqui, deseo a todos una feliz pascua de Nuestro Señor resucitado. En unión con nuestros buenos ángeles proclamemos con gran alegría y agradecimiento:

“¡Oh cruz, trofeo de la victoria de Cristo sobre los enemigos!
¡Oh cruz, que estás plantada en la tierra y das fruto en el cielo!
¡Oh nombre de la cruz, rebosante de todo! ¡Conozco tu misterio!».

De protestantes a católicos por la Teología del Cuerpo

Una familia en busca de reverencia y Verdad

Vicki Larson y su esposo Bruce fueron luteranos y protestantes devotos durante muchos años, pero las contradicciones entre las distintas teologías protestantes y profundizar en la Teología del Cuerpo católica les llevaron a entrar en la Iglesia Católica en 2005 tras un proceso intenso de 7 años en búsqueda activa de la verdad.

Luteranos de siempre

Vicki estudió en un pequeño instituto luterano de secundaria, y tanto ella como Bruce se titularon en una universidad luterana de Letras. Enseguida se casaron y tuvieron tres hijas. En 1984 Vicki empezó una época como educadora parroquial en una parroquia grande de la ELCA, una de las principales denominaciones luteranas. Bruce era profesor y entrenador en un instituto católico. En esa época, en una campaña de evangelización del famoso predicador itinerante Billy Graham, ambos entregaron su vida a Cristo, y creció su amor por la Palabra de Dios.

Caos doctrinal: ¿quién enseña la Verdad?

Pero al pasar los años, dos tipos de temas les fueron inquietando acerca de cómo servir a Dios en una iglesia.

Por un lado, la ELCA se fue haciendo cada vez más exagerada en su desobediencia a la Palabra de Dios. En temas de moral sexual y familiar, parecía defender cualquier cosa, y el mayor signo se dio cuando en verano de 2009 aceptó la ordenación de pastores homosexuales y lesbianas sexualmente activos, así como la bendición de uniones homosexuales. Esta congregación, que nació con 5,2 millones de miembros en 1988 al unificar tres denominaciones previas, en 2018, apenas 3 décadas después, tenía ya sólo 3,3 millones de miembros bautizados (no necesariamente practicantes): muchos se han ido a otras iglesias o han creado nuevas congregaciones luteranas conservadoras.

Por otro lado, incluso entre protestantes conservadores había graves desacuerdos doctrinales. La misma Vicki se daba cuenta de que ella enseñaba a los niños de su parroquia luterana el Pequeño Catecismo de Lutero, que permite el bautismo de niños pequeños, mientras que ella misma, leyendo la Biblia, llegaba a la conclusión de que sólo los creyentes (es decir, los de cierta edad) pueden recibir el bautismo. Y los temas de desencuentro podían ser más, pese a que los protestantes insisten en que la Biblia es clara para guiar al creyente. ¿»Una vez salvados, siempre salvados» o «la salvación puede perderse»? La comunión con el vino y el pan: ¿es «sólo un símbolo» o «hay consubstanciación», como dicen habitualmente los luteranos? (Los católicos hablan de «transubstanciación», mucho más radical y milagroso).

«Ambas cosas no podían ser verdad al mismo tiempo. Necesitábamos encontrar la verdad, pero ¿qué denominación la tenía?«, escribe Vicki en su testimonio en inglés en CHNetwork.org.

A partir del año 2000 acompañaban a su hija menor a sus campeonatos de voleibol por distintas ciudades cada fin de semana, y probaban cada domingo en todo tipo de iglesias protestantes: luteranas, baptistas, evangélicas libres… No buscaban simplemente un pastor con el que estar de acuerdo. ¿Qué pasa si el pastor se va de la comunidad o cambia de ideas? Buscaban una Iglesia que enseñara la Verdad.

El misterio asombroso de la Teología del Cuerpo

En cierto momento, Vicki dejó su trabajo en la parroquia luterana y pasó a trabajar como directora de educación en abstinencia sexual hasta el matrimonio en una clínica cristiana especializada en familia y maternidad.

Empezó a estudiar mucho sobre matrimonio, sexualidad, castidad… En sus largos viajes en coche para los campeonatos deportivos, escuchaba CDs sobre estas temáticas, que resultó que también le gustaban a su marido. Dios Trinidad es amor: uno que Ama, uno que es Amado, un Espíritu de Amor, y vive en los bautizados. Más aún, en cada matrimonio cristiano hay algo sagrado, una imagen de la Trinidad. «Empecé a llamar ‘sacramento’ al matrimonio, como hacían los católicos», recuerda.

Después, en la clínica le hablaron de la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II. Empezó a explorarla por su cuenta y reflexionar sobre algo que antes no había pensado: la anticoncepción no era algo aceptado por Dios. El matrimonio es entrega total, incluyendo entrega de la fertilidad, igual que Cristo se entregó a la Iglesia con gran fertilidad. Un día, escuchando un CD de Santa Edith Stein sobre el pecado, entendió que su época empleando anticoncepción había sido un «no» a Dios, al esterilizar sus uniones. «Nos dolió. Nos pusimos de rodillas ante Dios para confesar y arrepentirnos entre lágrimas«, recuerda. Entendieron que la cultura de la anticoncepción, admitida por los protestantes a partir de 1930, era una de las causas del caos sexual, el sexo egoísta y muchos males sociales y familiares.

Christopher West ha sido el gran popularizador de la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II

En otoño de 2002, Karin, su hija mayor, cansada de escuchar a su madre hablar de estos temas de forma fragmentaria, pidió los CDs de Teología del Cuerpo para escucharlos en el coche «y decidir por mí misma». Cuando los escuchó, admitió: «esto tiene mucho sentido». Y empezó en la joven un fuerte despertar espiritual. Ahora ella también buscaba una iglesia, y quería que fuera reverente en su culto. «Señor, ¿dónde quieres que vaya?«, rezaba también Karin.

La Misa explicada en una charla

Una noche, Bruce y Vicki, insaciables consumidores de CDs con charlas espirituales, escucharon la cinta «El padre Larry Richards explica la misa». Para unos protestantes, era una introducción detallada a todo un mundo. ¿Santigüarse con agua bendita? ¿Arrodillarse en ciertos momentos? ¿Por qué sólo un sacerdote o diácono pueden proclamar la lectura del Evangelio? ¿Y de verdad Cristo está con Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la comunión, y el pan y vino son sólo apariencia, especies? Vicki quedó asombrada al ver que también su marido se sentía atraído por todo esto. Querían comulgar eso, así, recibir así a Jesús.

Una convención de Teología del Cuerpo

En 2004 Vicki y su hija Karin acudieron a una convención sobre Teología del Cuerpo organizada en Pensilvania. De los 80 asistentes, casi todos eran católicos, sólo había 4 protestantes. Estaban mirando libros en la librería cuando entró el obispo Samuel Aquila, entonces obispo de Fargo, en Dakota (el único obispo que ha participado en dos abortos siendo un joven sanitario, como él mismo explica con pesar). Gran activista provida y profamilia, el librero le propuso bendecir a los asistentes. De repente, todos ellos se arrodillaron. Vicki y Karin también lo hicieron, aunque como protestantes no tenían costumbre. Lo hicieron por no destacar, pero hoy lo recuerda como su primera bendición episcopal y un punto de cambio.

obispo_aquila

El obispo Aquila era obispo de Fargo, donde vivían Bruce y Vicki

«Cada mañana la jornada empezaba con misa. Había agua bendita en la entrada, pero no nos atrevíamos a poner los dedos en ella. Observábamos lo que pasaba. La gente iba a recibir la comunión, veíamos cuán increíblemente reverentes eran. Sus cuerpos hablaban un lenguaje que revelaba su espíritu», recuerda. Esa semana aprendieron mucho sobre los sacramentos, sobre la Virgen María, sobre la comunión de aquellos que son «uno» porque comen el mismo Pan que es verdadera Comida.

«Una señora encantadora me invitó a adoración. Yo no tenía ni idea de lo que era. Recé pidiendo sanación por mí y por Karin». Y la enseñanza sobre Teología del Cuerpo les impactó y transformó más. En su interior se sentían ya católicas.

Vuelta a casa y una fecha especial

De vuelta a casa, su marido Bruce, sin consultarlas, ese domingo las llevó a una misa católica. Vicki experimentaba cada signo de la misa con gran intensidad y reverencia. «¿Se daban cuenta esas personas de que el Señor de Cielo y Tierra estaba en cada uno de ellos?», pensaba. Era 15 de agosto, fiesta de la Virgen. Pío XII declaró el dogma de la Asunción ese día de 1950… el mismo año que Bruce y Vicki nacieron.

Tomaron la decisión de recibir la catequesis adecuada y hacerse católicos. «Era duro para nuestros padres, que habían crecido oyendo siempre cosas horribles de la Iglesia Católica, que les preocupaban. Y hacerse católicos cambiaría nuestras vacaciones, fiestas, funerales… Era duro, pero no podíamos hacer otra cosa».

En 2005 Vicki, Bruce y su hija Karin entraron plenamente en comunión con la Iglesia Católica.

Aún tuvieron tiempo de vivir los últimos 7 días de pontificado de Juan Pablo II, y la experiencia de su muerte y funeral. «Sin su Teología del Cuerpo, no habríamos visto la Verdad de la Iglesia. Gracias, Juan Pablo II», expresa.

Es la esposa de un sacerdote católico pero defiende el celibato sacerdotal

Esta es su argumentación

Andrea Erdman con los niños en Disneyworld, en verano de 2016, cuando todos en casa eran solo laicos católicos novatos

«Estoy casada con un sacerdote católico», escribe Andrea Erdman. Y es cierto: Andrea Erdman es la mujer del padre Jonathan Erdman, y madre de sus hijitos Sarah, de 9 años, Joseph, de 7 y los gemelos Gabriel y Naomi de 4. Y con un bebé de camino. 

Los Erdman dejaron la Iglesia Episcopaliana (anglicanos de EEUU) en enero de 2016 y se hicieron católicos en verano de ese año. Jonathan, licenciado en Psicología, llevaba 12 años como pastor  episcopaliano. También el padre y el hermano de él son pastores episcopalianos. Ellos lo han asumido con realismo y tranquilidad. Cuando Andrea dice que conoce muchas mujeres de clérigos, habla en serio, las tiene en la familia. 

Andrea y Jonathan, de sacerdote episcopaliano

Después de un año como laico católico, desde julio de 2017 Jonathan Erdman es ahora sacerdote católico, encargado de la nueva y pequeña comunidad de Nuestra Señora y San Juan, en Louisville (EEUU), formada por ex-episcopalianos que hoy son católicos. Celebra la misa en la parroquia de San Martin de Tours de esta ciudad, los domingos por la tarde. 

Se hizo católico, dice, porque buscaba fe enraizada en la tradición y la razón» y porque deseaba «verdadera unidad con la Iglesia que Cristo fundó y unidad con el sucesor de los apóstoles». En la prensa local no da más datos, pero en la web anglicana conservadora VirtueOnline se explica además que algunos parroquianos anglicanos progresistas le presionaban para que celebrara bodas del mismo sexo, denunciándole ante su obispo episcopaliano porque se negaba. Eso fue el detonante para dejar una denominación ya sin «tradición» ni «razón». 

 El padre Erdman con los niños

Su esposa Andrea ha escrito un texto (aquí) explicando por qué ella, como esposa de sacerdote, apoya la disciplina de la Iglesia Católica de rito latino que sólo ordena como sacerdotes a hombres casados en situaciones muy excepcionales, siempre clérigos de probada virtud y capacidad paternal llegados desde el protestantismo.

Es el caso de los 60 sacerdotes en el Ordinariato de la Cátedra de San Pedro, creado hace seis años por Benedicto XVI, que hoy cuenta en EEUU y Canadá con 44 comunidades y unos 6.700 fieles ex-anglicanos o ex-protestantes en su mayoría. 

El artículo se ha difundido mucho por la red en inglés. ReL lo ofrece ahora en español. 

De parte de la esposa del padre: una perspectiva sobre el matrimonio y el sacerdocio

por Andrea Erdman

Estoy casada con un sacerdote católico.

Si eso a usted le hace sentir confusión, lo entiendo. Hay muy pocas de nosotras, esposas de sacerdotes, y menos aún con niños pequeños. La mayoría de los católicos no tienen ni idea de que hay sacerdotes casados en el mundo.

Mi esposo y yo llevamos 15 años casados. Fue sacerdote episcopaliano durante unos 11 años antes de seguir la llamada a dejar la Iglesia Episcopaliana y venir a casa, a la Iglesia Católica. Entramos en plena comunión con la Iglesia Católica el año pasado a través del Ordinariato personal de la Silla de San Pedro (ordinariate.net). Tenemos cuatro niños deliciosos, y otro que viene de camino.   

Mi esposo y yo estamos bendecidos en esta vida que tenemos juntos, y abrumados agradecemos la merced de que la Iglesia le haya otorgado la ordenación y la dispensa de la ley canónica sobre el celibato sacerdotal por el bien de conducir nuestra nueva parroquia a la Santa Iglesia Católica.

Este ministerio nos permite la habilidad de llegar a las almas de formas únicas, y compartir las Buenas Noticias a través de las vidas que tocamos. Abrimos nuestro hogar para alimentar a amigos y extraños, confortamos a personas que viven un duelo o un trauma, y educamos a la gente en nuestra fe católica.

Tenemos un ministerio especial para los casados, los padres, especialmente aquellos que han sufrido la pérdida de un hijo durante el embarazo.

Yo soy el confort de mi esposo, su mayor fan, su crítica más dura, su compañera.

Cuando él yacía postrado en su ordenación, ante Dios y su obispo, de muchas maneras también yo yacía a su lado, entregándome toda a Dios y su Santa Iglesia. Nuestro hogar está lleno de luz, vida y gozo.

Es una bendición ser miembros del Ordinariato, donde nuestro obispo y su oficina trabajan en armonía con nuestro arzobispo local para proveer por nuestras necesidades espirituales, financieras y físicas. Puesto que nuestra parroquia recién creada es pequeña, nuestras finanzas están entretejidas con diversas fuentes de la arquidiócesis. Menaje, alojamiento, comida, pensiones, seguros, ropa y las facturas escolares de los niños las provee la generosidad de la Iglesia.

 En verano de 2016, como laicos, en Disneylandia

El obispo Lopes, nuestro obispo del Ordinariato Personal de la Silla de San Pedro, nos ha dado un capellán para familias de clérigos que ofrece cuidado espiritual directo y nutre con apoyo mutuo a otras esposas de clérigos en retiros de oración. Me  abruma esta gracia que nunca antes vi como esposa de clérigo. Aunque nunca seremos ricos, se anticipan cada una de nuestras necesidades.

Dicho esto… a algunos les puede sorprender que yo esté a favor de la actual práctica católica sobre el celibato sacerdotal.

No tengo duda de que las esposas e hijos de las tradiciones católicas y no católicas por igual son los primeros blancos de los enemigos de la Iglesia cuando un sacerdote se mantiene firme con la fe apostólica y la tradición.

Hemos recibido amenazas. Hemos recibido cartas llenas de odio. Se han burlado de nosotros y han conspirado contra nosotros. Otras familias se han hundido en problemas financieros, han perdido sus casas y empleos, pensiones, seguros, al servicio de la fe.

Muchas esposas que conozco tienen práctica en esconder sus heridas, mantener una fachada de perfección permanente, no mostrando nunca enfermedad ni dolor. Viven con miedo a que su debilidad exponga un rasguño en la armadura de su marido.

Aunque estas experiencias no son distintas a las de los laicos en otras carreras, pocos están preparados para que este tipo de experiencias se den en la vida de un sacerdote o su familia cuando el hogar, se espera, ha de ser un santuario y no un frente del campo de batalla.

Creo que esta es la razón por la que mi esposo y nuestro matrimonio fueron cuidadosamente examinados por nuestra oficina del Ordinariato y por el Vaticano antes de aprobar la ordenación de mi marido.

Mi esposo y yo tenemos un hermoso matrimonio, y la fuerza de nuestra familia y fe se han profundizado con las pruebas. Sin embargo, lo de mi esposo y yo es infrecuente.

Somos unos pocos que hemos prosperado en la tribulación por la gracia de Dios y la generosidad de la Iglesia. He visto muchas familias y ministerios caer bajo esta presión.

Creo que la actual práctica de la Iglesia respecto al celibato sacerdotal es una merced, una protección del ministerio sacerdotal y de la familia. El ministerio sacerdotal es una relación santa, un matrimonio con la Iglesia. La paternidad es un ministerio hacia la esposa y la familia. Hacer ambas cosas amenaza las fuerzas de ambos ministerios.

El sacerdocio casado es para esos hombres que han probado ser padres y maridos excepcionales y que son necesarios como sacerdotes para su comunidad.

El padre Erdman, ya como sacerdote católico, bendice a un compañero sacerdote

El sacerdocio casado ha de ser infrecuente, ejercido solo por el bien de la unidad a la Iglesia bajo extraordinarias circunstancias.

Si deseamos llamar a más hombres para el sacerdocio, tenemos que ser evangelizadores entusiastas y profundizar nuestra catequesis con los fieles. Creemos una cultura de fe profunda y discernimiento de la llamada de Dios y compromiso apasionado para sacrificarnos por Cristo, que se sacrificó por nosotros.