Atención La OMS avanza en el programa global de pasaportes de vacunas

Los gigantes tecnológicos y el gobierno de los Estados Unidos cooperan en las «tarjetas de salud SMART», y su uso se está extendiendo por todo Estados Unidos. Y tal vez el mundo.

Los países de todo el mundo están fregando totalmente sus medidas covid, los mandatos de máscaras y las reglas de distanciamiento social.

Los CDC han cambiado su guía sobre las dosis de vacunas y dijeron que las personas ya no necesitan usar máscaras. Boris ha hecho lo mismo, y (algunos) de los poderes de emergencia del Reino Unido van a expirar pronto.

Parece que el Covid ha terminado, y los buenos ganaron, ¿verdad?

Bueno, no exactamente.

La narrativa de la pandemia puede estar desapareciendo, pero ciertamente no sin dejar rastro. El Covid podría estar muriendo, pero los pasaportes de vacunas siguen muy vivos.

Esta semana, mientras los ojos del mundo están puestos en Ucrania y la próxima ola de propaganda, la Organización Mundial de la Salud está lanzando una iniciativa para crear una «red de confianza» sobre la vacunación y los viajes internacionales.

Según un informe en Politico publicado la semana pasada:

La OMS toma medidas sobre el ‘pasaporte’ internacional de vacunas»

El artículo cita a Brian Anderson, cofundador de la Iniciativa de Credenciales de Vacunación (VCI), que se describe a sí misma como:

una coalición voluntaria de organizaciones públicas y privadas comprometidas a empoderar a las personas con acceso a información clínica verificable, incluida una copia confiable y verificable de sus registros de vacunación en forma digital o en papel utilizando estándares abiertos e interoperables.

Son, para quitarle brillo a la agencia de relaciones públicas de esta frase, un proyecto conjunto corporativo / gubernamental que investiga y promueve documentos de identificación médica digital.

En definitiva, pasaportes vacunales.

El VCI ha existido desde enero de 2021, y su lista de «miembros» es muy reveladora, incluyendo Google, Amazon, docenas de compañías de seguros, hospitales, «empresas de bioseguridad» y aparentemente todas las principales universidades de los Estados Unidos.

Está dirigido por un comité directivo compuesto por representantes de Apple, Microsoft, la Clínica MAYO y MITRE Corporation, una organización de investigación multimillonaria financiada por el gobierno.

Anderson, quien fue empleado de MITRE antes de fundar el VCI, le dice a Politico que el sistema actual de registros internacionales de viajes y vacunas es:

fragmentado, no coordinado y hecho de nación a nación… Puede ser un verdadero desafío».

La discusión de un «Tratado Pandémico» internacional se pone en marcha hoy en Ginebra, y cualquier acuerdo eventual sin duda incluirá disposiciones sobre el tema de la certificación internacional de vacunas.

Si el VCI está involucrado, y con sus patrocinadores, sin duda lo estarán, cualquier sistema internacional probablemente se basará en su sistema de tarjetas de salud SMART.

TARJETAS INTELIGENTES EN LOS EE.UU. – UN PASAPORTE FEDERAL ENCUBIERTO DE VACUNAS

Las tarjetas de salud SMART de VCI son la tecnología dominante en el campo emergente de la biovigilancia y la «certificación de inoculación». Ya son implementados por 25 estados diferentes de los Estados Unidos, más Puerto Rico y DC, y se han convertido en el pasaporte nacional de facto de los Estados Unidos.

Según este artículo de Forbes (una pieza de hojaldre que es poco más que un anuncio):

Si bien el gobierno de los Estados Unidos no ha emitido un pase federal de vacuna digital, sin embargo, ha surgido un estándar nacional.

Usan la palabra «emergido» como si fuera un proceso natural y orgánico. Pero no lo es.

El gobierno de los Estados Unidos, a diferencia de muchos países europeos, no ha emitido su propio pasaporte oficial de vacunas, sabiendo que tal medida molestaría al público estadounidense de tendencia más libertaria, sin mencionar que se enredaría en la cuestión de la ley estatal frente a la federal.

Las tarjetas SMART les permiten eludir este problema. Técnicamente, solo son implementados por cada estado individualmente a través de acuerdos con VCI, que técnicamente es una entidad privada.

Sin embargo, dado que las tarjetas SMART son financiadas indirectamente por el gobierno de los Estados Unidos, su implementación en todos los estados las convierte en un estándar nacional en todo menos en el nombre.

El artículo de Politico repite la afirmación de que Estados Unidos no tiene un sistema nacional, y agrega que Estados Unidos tampoco tiene una base de datos federal de vacunas:

La administración Biden ha dicho que no emitiría credenciales digitales y no ha implementado estándares para las credenciales de vacunas que dijo que emitiría. Lo que complica la situación es que Estados Unidos no tiene una base de datos nacional de inoculación.

El mensaje de propaganda aquí está subrayando lo que el gobierno no tiene y no sabe. La sugerencia es que el sistema SMART está totalmente separado del gobierno, que es una empresa privada que nunca compartiría sus registros médicos con el estado.

Pero solo los ingenuos terminales creerían eso.

Las tarjetas de salud SMART son administradas por VCI, que fue creada por MITRE Corporation, que es financiada por el gobierno de los Estados Unidos.

Si le da a SMART acceso a sus registros médicos, será mejor que crea que el gobierno de los Estados Unidos y sus agencias los tendrán en sus manos. Es posible que no tengan su propia base de datos, pero tendrían acceso a la base de datos de MITRE cuando y si la necesitaban o querían.

Y también lo harían Apple, Amazon, Google y Microsoft.

Así es como funcionan las asociaciones público-privadas. Simbiosis.

Los gigantes corporativos sirven como frentes para los programas gubernamentales y, a cambio, obtienen una gran parte de las ganancias, rescates si son necesarios y «reformas» regulatorias que paralizan a sus competidores más pequeños.

Ya hemos visto estas redes sociales.

Cuasi-monopolios como Facebook y Twitter recolectan datos para el gobierno y censuran a cualquiera que se les diga, luego son recompensados con una «regulación» que apenas los perjudica mientras se dirigen a compañías más pequeñas como Gab, Parler o Telegram.

Las Tarjetas Sanitarias Inteligentes entran claramente en este modelo.

Microsoft, Google toman dinero del gobierno para ayudar a crear la tecnología, luego ejecutan el programa, cosechan y almacenan los datos, y los ponen a disposición del gobierno cuando lo desean.

Esto permite que el gobierno federal afirme «sinceramente» que no está implementando un sistema federal de pasaportes, O mantener una base de datos de vacunación, mientras están subcontratando a gigantes tecnológicos para que lo hagan por ellos.

Este sistema de vigilancia gubernamental por la puerta trasera a través de la apariencia corporativa ya se está extendiendo por todo Estados Unidos, y parece que también jugará algún papel en cualquier futuro «tratado pandémico».

Es posible que hayan dejado de hablar de Covid por ahora, pero obtuvieron una buena parte de lo que querían de él.

Y si no obtienen el resto de lo que quieren de la guerra en Ucrania, simplemente traerán de vuelta el Covid.

https://off-guardian.org/2022/03/01/who-moving-forward-on-global-vaccine-passport-program/

La amenaza de la «vacuna» anti Covid

Es oportuno subrayar que una mentira jamás será verdad aunque la mayoría piense que sí lo es, al igual que una verdad jamás será mentira a pesar de que todo el mundo así lo piense. Y es que a la verdad no se llega por consenso, o por democracia. La verdad es simple y llanamente la adecuación al ser.

Lo mismo sucede en el campo médico: no importa que una creencia o medida sanitaria la impongan los gobiernos, o la repliquen las revistas y agencias de salud. La verdad médica es la que se apega a las pruebas científicas y a los resultados.

Esto es lo que hoy está sucediendo con la dizque “vacuna” anti Covid. Casi todos consideran que es necesaria, que es segura, y que funciona, simplemente porque lo repite el gobierno y lo promueven las agencias médicas. Lejos de eso, nos encontramos ante un engaño colosal ideado y financiado por un grupito mundialista de gángsters cuyo propósito es provocar un genocidio a nivel mundial.

Comencemos por decir que ninguna de las marcas que están siendo inoculadas es realmente una “vacuna”. Una vacuna es un agente semejante al microorganismo que causa una enfermedad y se obtiene de formas muertas o debilitadas del microbio, sus toxinas o una de sus proteínas de superficie. Ésta se inocula a la persona y queda en cierto grado inmune a ese microorganismo que en un futuro pudiera entrar al organismo.

En cambio, lo que están inyectando es un suero experimental transgénico de nanopartículas metálicas (el 97% de los laboratorios usa óxido de grafeno, pero otros usan carbomagnetita, hidróxido de aluminio u otros metales magneticos). Éste adenovirus inocula Ácido Ribonucleico mensajero sintético para codificar y modificar el genoma humano transportando un vector que lleva esas nanopartículas a alterar el comportamiento inmunitario de la persona. Pero en absoluto contiene ningún germen que desarrolle anticuerpos.

Por ello, con toda propiedad no debería llamársele “vacuna” sino suero genético experimental. Y experimental porque aún no ha llegado a la fase 4 o 5 de estudio, también por los efectos negativos que está provocando en las personas y, sobre todo, por las consecuencias adversas que ocasionará a corto, mediano y largo plazo.

El campo electromagnético introducido modifica el comportamiento del organismo humano desde el genoma y, entre otras cosas se corre el riesgo de ocasionar una interferencia en el corazón, el cual funciona con un eje electrónico bipolar. Por ello, muchas personas han muerto de infarto inmediatamente después de la inoculación, o a los pocos días de recibirla. En otros casos se quedarán con insuficiencia cardíaca aguda para el resto de su vida.

La inversión eléctrica también produce precipitación de los glóbulos rojos y enlance de los mismos, por lo que se propicia la formación de coágulos. De allí las embolias pulmonares y cerebrales que se están ocasionando.

Una de las situaciones más perversas, para no poner en entredicho la propaganda gubernamental, es que no se está informando a la población acerca de todos los que están falleciendo a causa de la “vacuna”, número que se cuenta en decenas de miles de personas.

Steve Kirsch, fundador del Fondo para el Tratamiento Temprano de Covid y asesor del Comité de Vacunas Covid 19 de la Food and Drug Administration (FDA) de los EEUU expuso, en sesión pública del FDA el 17 de septiembre de 2021, que las vacunas están matando más gente que salvando. También explicó que las variantes de Covid son provocadas por las personas que han sido inoculadas.

Y aquí nos encontramos con dos mentiras que se repiten continuamente: la primera es que toda la gente vacunada que fallece se dice que murió a causa del Covid; y la segunda es que toda la gente con afectaciones pero que no se muere, dicen que los síntomas podrían haber sido peores de no haber estado vacunados. Este sofisma que se repite constantemente no tiene absolutamente ninguna prueba o estudio científico que lo sostenga.

Loretta Bolgan, farmacóloga experta en vacunas, informó que Moderna, Johnson & Johnson y Pfizer, en dos meses y medio han ocasionado más muertes que en la historia de 12 años de todas las vacunas, y que en tres meses AstraZeneca ha ocasionado en Europa más de 3,700 muertes por trombo embolias.

Por otro lado hay que tener en cuenta que las proteínas pico que se producen artificialmente son toxinas, proteínas patógenas que nos enferman, por eso los inoculados siguen contagiando a otros, y por ello entre las afectaciones a largo plazo más comunes en los “vacunados” serán el Parkinson, Herpes, Alzheimer y Cáncer. Y sobre todo, al haber alterado el sistema inmune artificialmente, la “vacuna” dejará a las personas inermes ante otros virus.

Tal vez por ello el Premio Nobel en virología Luc Montagnier escribió que “la vacuna provocará un genocidio en toda la humanidad en los próximos años”. Quienes no mueran de forma inmediata, sufrirán inevitablemente un destino mucho peor que la muerte. No solamente estarán saturados los crematorios, sino que habrá cientos de protestas sociales en todo el mundo pues la gente se sentirá engañada por sus gobiernos cuando descubran la verdad.

Otro de los efectos que se presentarán rápidamente es la esterilidad masculina y femenina, ya que las nanopartículas atacan en primer lugar los testículos (no los pulmones) así como la sincitina que la mujer necesita para el que él óvulo fecundado pueda anidarse.

Por último, es necesario hablar de los trastornos electromagnéticos del grafeno y de los otros minerales vectores, y es que éstos transforman a la persona en un emisor y receptor de ondas electromagnéticas y radiación (una de las razones por las que no se debe someter a ninguna persona inoculada a pruebas de Resonancia Magnética en seis meses después de haber sido “vacunadas”). Una vez integradas en las células neuronales, las nanopartículas de óxido de grafeno actúan como nano biosensores que tienen dos funciones: recoger las señales eléctricas de nuestros impulsos y pensamientos cartografiando el cerebro; y, neuromodular nuestros comportamientos, emociones y sentimientos. El grafeno se incita y multiplica cuando es estimulado por frecuencias electromagnéticas. De suyo, el grafeno se usa en medicina desde hace muchos años para manipular los canales nerviosos del cerebro.

Por ello algunos se preguntan si el complot mundial Covid-Vacuna no tiene que ver con la proliferación, especialmente en los EEUU y en Europa, de la nueva banda ancha de quinta generación (5G). Pensemos que la tolerancia humana oscila entre los 200 Herzios y los 400 Herzios. Son las ondas de que todos estamos rodeados por los wifi, teléfonos, radios y comunicaciones en general. Pues bien, las ondas 5G suponen una energía real de 1,200 Herzios, es decir el triple del 4G. A partir de los 400 Hz los órganos de las personas como la sangre comienzan a degradarse, sobre todo quienes viven en la proximidad de las antenas emisoras, y la primera manifestación es el insomnio y la desestabilización nerviosa.

Por el 5G, la pérdida de la mielina de las neuronas provocará un aumento exponencial de la enfermedad de ELA (esclerosis lateral amiotrófica), como consecuencia del barrido electromagnético. Otras afectaciones serán el cáncer, la pérdida del equilibrio, alergias severas de origen desconocido así como el incremento de la violencia y del suicidio.

Para tener una idea, el sistema AEGIS de los buques de guerra de la OTAN fueron alterados a distancia por ondas 5G de aviones rusos en el Mar Negro, y se considera, junto con el 6G, una de las mayores armas silenciosas de la nueva guerra electrónica entre China, Rusia y los EEUU.

En el futuro viviremos en un verdadero “océano” 5G. ¿Será por eso que el despliegue de estas torres nunca se detuvo durante la “pandemia”? Era de los pocos servicios “esenciales” que se mantuvieron. Con las posteriores pruebas de tecnología 5G en diferentes partes del mundo, la enfermedad COVID-19 se ha desarrollado en la interacción de los campos electromagnéticos externos y el óxido de grafeno que ahora está dentro de los cuerpos. Recordemos que todo comenzó en Wuhan. Esta fue la primera ciudad de muestra piloto en el mundo donde se instaló la tecnología 5G a fines de noviembre de 2019. Gran coincidencia en espacio y tiempo. ¿Qué es lo que quieren? ¿además de enfermarnos controlar nuestro intelecto y estado de ánimo?

Ahora bien ¿quiénes están detrás de este gran intento de genocidio mundial y cuáles son sus finalidades?

Desde luego, no hace falta mucha investigación para saber que los principales beneficiarios económicos son la Big Pharma, los Sistemas de Salud de los EEUU, las Agencias de Salud Pública, la OMS, la Fundación Bill Gates, la Food and Drug Administration (FDA), el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), los grandes inversionistas y toda la industria y los políticos lacayos que les hacen pleitecía.

Pero, concretamente, podemos elencar a la élite financiera globalista que además de enriquecerse tiene entre sus planes la reducción de la población mundial. Algunos de estos personajes han declarado públicamente que su meta es reducir la población de ocho mil millones de seres humanos a solamente uno y medio. Así lo han expresado sin reserva alguna Ted Turner, George Soros, Bill Gates, Rockefeller y todos aquellos que Daniel Estulin enumera en su libro Club Bilderberg, los cuales deberían ser denunciados por genocidio, terrorismo y asociación delictuosa.

Por cuanto al complot de la plandemia Covid se dividieron el pastel de la siguiente manera: Bill Gates se quedaría con el negocio de las vacunas; George Soros con el negocio de las pruebas PCR (el creador fue muerto 4 meses antes de su aplicación); el Dr. Anthony Fauci controlaría el negocio de las patentes y la doctora Shi Zhengli, en Wuhan, se encargaría de aumentar el nivel de contagio del virus y diseminarlo desde allí. Esto lo hizo en conjunto con el Dr. Ralph Baric, amigo de Fauci. Ambos son los responsables de haber convertido el SARS-CoV-2 en un arma biológica contra la humanidad.

A la Dra. Judy Mikovits, especialista en Biología Molecular que conocía a detalle este plan, Anthony Fauci le dijo “te voy a dar millones si te quedas callada”, cosa que Mikovists rechazó. Heroicamente tuvo que resistir la carcel como represalia y fue despedida del Instituto Whittemore Peterson para Enfermedades Neuroinmunes. Sin temor a equivocarnos, Judy Mikovits debería de ser propuesta para Premio Nobel.

Tedros Adhanom, quien no es médico pero lo pusieron como director de la Organización Mundial de la Salud, es un genocida culpable de la muerte de miles de personas en Etiopía al encubrir tres epidemias de cólera siendo ministro de Salud en su país. A él le tocó el papel de ser el cómplice de la ocultación de la pandemia desde la OMS. Cuando fue electo director de la OMS, los inconformes que protestaban en Ginebra llevaban cartelones que decían “quienes matan no curan”, pidiendo a la OMS el rechazo de Tedros. Además, es acusado como terrorista por Human Rights al haber cometido tortura y violaciones de represión política. Es un auténtico terrorista que perteneció al Frente marxista-leninista de Liberación Popular de Tigray.

Por su lado, el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, tiene 30 imputaciones penales desde hace 25 años siendo denunciado como “genocida” sobre todo por las miles de personas que mató en los años 80s con su AZT. Desde el 2002 promovió cerca de 4,000 patentes de coronavirus, pruebas, enfermedades y compuestos de ARNm. Esto es muy raro, pues nunca registras patentes que no vas a comercializar. El 28 de abril de 2003, el CDC presentó el registro de la patente del SARS-Cov-2, y cinco días después, Sequoia Pharmaceuticals recibió $935,000 dólares y registró la patente (US 7151163) por un tratamiento con el mismo virus. ¿Cómo puedes registrar una patente para el tratamiento de un virus descubierto apenas 5 días antes? Es una simple pregunta.

Según el Dr. David Martin, lo que la CDC hizo fue pagar para mantener esa patente en secreto: “alguien sabía que esto se iba a volver un gran negocio”. Cabe señalar que también la Fundación Melinda & Bill Gates invirtieron en ese negocio. Desde el inicio de los 2000, Martin, fundador de M-CAM International, había empezado a encontrar muchas patentes que violan las leyes biológicas y químicas. En 1999, el Dr. Anthony Fauci había financiado una investigación para crear una réplica infecciosa recombinante de coronavirus. En 2002, el Dr. Ralph Baric con otros colegas de la Universidad de California del Norte, presentaron la patente de un recombinante de ese coronavirus, y un año después se tuvo el primer brote de SARS-CoV-2.

El Dr. Frank Plummer (muerto en el 2020), virólogo, anunció públicamente que en 2018 le robaron la cepa del coronavirus. La mano derecha de Fauci, Brit Peter Daszak, pidió dinero a la Agencia para Proyectos Avanzados de Defensa (DARPA) para financiar el laboratorio de Wuhan. El 29 de diciembre de 2019 Fauci le refirió a otro biocientífico del Instituto de Salud, Rick Bright, que este virus catalizaría la nacesidad mundial de las inyecciones de ARNm, y que dicho virus aparecería en China en breve: “gracias a un evento inesperado conseguiremos implantar la vacuna ARNm obligatoria en todo el mundo”. A mediados de ese mismo año de 2019, Bill Gates adquirió 55 millones de dólares en acciones de BioNtech y 3 meses después se logró el cultivo del primer virus.

Concluyamos preguntándonos qué se puede hacer. Y a ello haría tres respuestas: lo primero es denunciar a estos gángsters que pretenden hacer un lucro de la reducción de la población mundial. En alguna ocasión le preguntaron a George Soros si él se considera una persona moral, a lo cual respondió: “yo no soy moral, lo único que me interesa es el dinero, y éste lo conseguiré como sea”.

Lo segundo es evitar las fake news, toda la información oficial que nos presentan los gobiernos, las agencias de salud, los médicos no informados, las redes sociales que promueven la mentira también por intereses económicos, como facebook, youtube, instagram y todas aquellas que censuran la verdad.

Lo tercero, saber que existen dos remedios para quienes se han enterado de la verdad de la “vacuna”, se han arrepentido de habérsela inoculado y quieren extraer de su cuerpo las nanopartículas magnéticas: la Zeolita ( tomar 1 cucharita del polvo por 21 días), o bien el Dimetilsulfóxico (DMSO) cutáneo, en donde se introdujo la inyección, acompañado de Dióxido de Cloro diluído tomado durante 21 días.

Pero lo más importante es tomar conciencia de que nos encontramos ante una guerra espiritual. Ponernos del lado de la verdad es situarnos con Jesucristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. “La verdad os hará libres”. “No habrá nada oculto que no llegue a saberse”.

Los mundialistas que tratan de controlar a la población mundial y reducirla son peones de Satanás, están operando su plan contra el Creador desde la oscuridad.

Y en esto no hay medianías. Muy claro lo dijo Jesús: “quien no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama”.

Fernando Paz: «Yo no descartaría una interpretación escatológica de lo que está sucediendo»

«¡Despierta!», un análisis implacable sobre el dominio de las élites globalistas

Según el historiador Fernando Paz, los objetivos del globalismo no son solo el poder y el dinero, sino, sobre todo, ideológicos e incompatibles con la civilización cristiana.

Las élites globalistas están sometiendo a los pueblos gracias a su poder financiero y al control absoluto sobre los grandes medios y canales de información. El objetivo último es ideológico y esencialmente anticristiano. El historiador y analista político Fernando Paz da la voz de alarma en un libro que busca, ante todo, concienciar de esta situación mostrándola al lector con un impresionante acopio de documentación.

Se trata de ¡Despierta! (La Esfera de los Libros), un análisis coherente e ilustrativo sobre lo que ha sucedido en el mundo, y con especial énfasis en España, en el último año y medio.

-De un gobierno mundial se viene hablando desde hace mucho, sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial. Lo que vivimos ahora, ¿es un acelerón o un proceso distinto con actores nuevos?

-En parte es un acelerón a un proceso en marcha, aunque ciertamente presenta caracteres muy novedosos. Como proyecto, el globalismo no es algo nuevo, aunque su ejecución sí lo es. No cabe duda de que se trata de la que quizá sea la última consecuencia directa del desenlace de la Segunda Guerra Mundial. En último análisis, el esquema que pretenden imponer los globalistas al conjunto del mundo es semejante al que las potencias anglosajonas han venido practicando históricamente con sus propios pueblos. 

»Aunque las fuerzas que han desencadenado este proceso llevaban tiempo presionando (tanto desde los organismos políticos como desde los comerciales, la industria farmacéutica o la OMS), todo esto se ha precipitado en los últimos tiempos.

-¿Qué ha cambiado para que haya producido esa aceleración?

-Qué es lo que ha cambiado con respecto a la situación anterior no es fácil de contestar, porque estamos inmersos en pleno proceso, y carecemos de perspectiva. Pero no está de más señalar que el periodo que media entre la Segunda Guerra Mundial y el momento actual debe de ser dividido, al menos, en dos grandes partes, separadas por la caída del muro de Berlín

»Desde que se produjo el desmantelamiento del bloque comunista, Occidente se ha precipitado en el abismo. Al principio, inadvertidamente; pero, poco a poco, el proceso se ha acelerado, y la degradación de nuestra parte de mundo –que ya no está precisada de exhibir superioridad moral alguna sobre el enemigo– parece imparable y, desde luego, es algo más que coyuntural.

-¿No hay marcha atrás?

-Lo que ha sucedido en este tiempo es que esa degradación ha alcanzado todos los ámbitos de nuestra sociedad. La población, en gran parte privada de los referentes sociales, culturales y morales de sus antepasados, es presa fácil de los poderosos; una sociedad atomizada, fragmentada, desorientada, carece de posibilidades de resistencia frente al poder.

 »La pérdida de identidad que hemos venido padeciendo prologará la de la libertad. Sus primeros efectos los estamos padeciendo ahora: pronto se harán notar de un modo mucho más aparatoso.

-¿Qué papel corresponde a la pandemia en este proceso?

-La pandemia ha sido, sin duda, crucial. Podría haber acaecido un año antes o dos años más tarde; pero habría sucedido igualmente. Antiguos dirigentes de la OMS han revelado que las farmacéuticas llevaban presionando desde hacía una década para que Tedros Adhanom declarase una pandemia mundial.

»Hasta hace unos meses eso era difícil, porque la OMS estaba constituida y financiada por los estados que componen la Asamblea Mundial de la Salud, y los “filántropos” solo eran auxiliares de las políticas que aquellos determinaban; pero ahora la situación ha dado la vuelta, y son los actores privados quienes dirigen la organización y disponen a los estados al servicio de sus intereses. De modo que les ha sido fácil que la OMS siguiera sus dictados.

¡Despierta!», de Fernando Paz, un libro imprescindible para comprender lo que está pasando en el mundo. Pincha aquí para adquirirlo ahora.

»La pandemia –que no lo es más que desde un punto de vista estrictamente formal– ha sido la excusa para poner en marcha una serie de procesos. Procesos que tienen unos objetivos claros, perseguidos desde hace tiempo por la élite mundial, pero que esta no encontraba el modo de imponer. Algo que reconoció Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados ante toda España en abril de 2020.  

»Sin la pandemia, la brutal restricción de libertades desembocada en el “pasaporte covid” habría sido, con toda probabilidad, imposible. A nadie se le oculta que la pandemia ha proporcionado la cobertura perfecta para inocular un miedo universal a nuestras sociedades; ese miedo es lo que facultado dichas restricciones. Y así, la población ha aceptado una situación que en otro caso hubiese juzgado insoportable por la única razón de que cree estar salvando la vida.

-Científicos y técnicos parecen ahora a la cabeza de esta estrategia de dominación. ¿O también ellos son siervos de algo que les supera?

-Hay de todo; pero, en general, no son más que engranajes de una maquinaria que otros hacen funcionar.

»Pensemos en los médicos; sin duda, muchos creen de buena fe en lo que están haciendo; pero otros, en cambio, tienen perfecta conciencia de que muchas de las cosas que suceden son altamente discutibles. Y aún así, no se les ocurre protestar. ¿Por qué?

»Las razones son variadas. En algunos casos, como en el de esos médicos que se abren paso a codazos por los platós de televisión, por algo tan humano como la vanidad. En otros, por simple miedo: nadie se atreve a contrariar a los colegios oficiales de médicos. Es mucho lo que hay en juego, y estos no se andan con bromas. Solo en 2018, las farmacéuticas entregaron 600 millones de euros a los médicos, y en años anteriores las cantidades fueron bastante semejantes. Aquellos que no sean disuadidos por los beneficios obtenidos de las farmacéuticas, lo serán ante la amenaza que supone la pérdida de la colegiación: el no poder ejercer. Como escribió Benavente, no crees afectos, crea intereses.

-Y sí nadie se rebela…

-Una minoría sí levanta la voz, con cautela, y manifiesta sus dudas. Pero quienes la componen, naturalmente, no suelen aparecer en los medios de comunicación.

»En general, los científicos y técnicos no se cuestionan cuáles son los fines a los que sirven. Por otro lado, la presión social es tan enorme que es muy difícil discernir qué es verdad y qué no lo es. A lo largo de estos meses, los medios de comunicación y las autoridades han dicho una cosa y su contraria, sucesivamente, y todo ello bajo el manto de la “ciencia». Cuando decían “blanco” era la ciencia y cuando decían “negro”, también. En un caso y en el otro esos científicos y técnicos continúan sirviendo al poder, sin inmutarse.

-Ha mencionado antes unos benaventianos intereses creados. ¿De quién? 

-Los intereses que mantienen la farsa son muy poderosos. Consideremos lo siguiente: hoy, en una España cuyo tejido económico va tomando con celeridad el aspecto de un despojo, los fondos buitre se han convertido en actores principales.

»Concretamente el fondo Blackrock es el principal inversor en la Bolsa de Madrid. Está presente en 21 de los 35 del IBEX, en los cinco principales bancos del país (Caixabank, Santander y BBVA entre ellos), en Prisa, Atresmedia y Mediaset (los tres principales grupos mediáticos de España) y…es accionista mayoritario de Pfizer (junto con su accionista Vanguard Group supera el 15%). Además, es uno de los principales accionistas de Astrazeneca y de Moderna. Blackrock está asociado al Partido Demócrata norteamericano y es más poderoso que cualquier potencia mundial con la parcial exclusión de EEUU y China. 

Blackrock, el mayor fondo de inversión del mundo, con presencia decisiva en medios de comunicación y farmacéuticas y contactos muy estrechos con el Partido Demócrata estadounidense.

»¿A alguien le extraña que los medios de comunicación se hayan lanzado a una feroz campaña contra la disidencia, deformando las llamadas a la prudencia y a la sensatez como “negacionismo”? Han convertido la disidencia en algo grotesco, asociándolo a las expresiones más “terraplanistas” –ciertamente una parte de la disidencia sostiene  posturas verdaderamente ridículas e irracionales– para desacreditar toda oposición al poder.

»Los dueños de las farmacéuticas, de los bancos y de los medios son los mismos. Y su poder es, claro, abrumador.

-Para estas élites ¿se trata solo de poder o dinero o hay otros objetivos? ¿Cuáles?

-El dinero no es, desde luego, el objetivo. Los miembros de la élite disponen de él en abundancia; no es eso lo que les mueve.

»El poder es ya otra cosa. Es el verdadero afrodisíaco. La sensación de poder, el sometimiento del prójimo –¡de la humanidad!– es embriagadora. Eso no lo paga todo el dinero del mundo, y probablemente no lo conseguirían a base de dinero.

»Pero no es solo el poder: las élites tienen un objetivo ideológico. No son en absoluto nihilistas, como algunos piensan, sino creyentes hasta el fanatismo. Unos fanáticos considerablemente cínicos, si se quiere, pero fanáticos al cabo.

-¿Con qué metas?

-Sus objetivos pueden situarse en dos planos distintos: uno a corto plazo y otro a más largo plazo.

»Dominados por una visión neomalthusiana, su propósito es el de disminuir la población mundial, un objetivo en parte relacionado con la necesidad de retener el poder. A través de la ingeniería social, las élites están ejecutando una verdadera revolución antropológica, en la que la ideología de género juega un papel esencial. Quieren eliminar la libertad y la identidad de los pueblos, de las personas, como paso previo a través de la supresión de los estados nación.

»Una vez coronado el plan globalista, los seres humanos habrán perdido su libertad (cediéndola voluntariamente por miedo a perder la vida, la salud, la seguridad, o todo junto) y su identidad. Para construir el ser transhumano –el cyborg– hay que deconstruir primero al ser humano: ese es el papel de la ideología de género, de la que forma parte la transexualidad. El ser humano está siendo deconstruido a gran velocidad: una vez negada toda identidad natural, basta la voluntad para “auto-construirle”.  

»No es casualidad que muchos altos directivos de las big tech se cuenten entre los teóricos del transhumanismo. No estamos, pues, ante una broma, o ante un mero disparate sin consecuencias; las está teniendo, y las tendrá aún peores en un futuro muy próximo.

-¿Y cómo encaja la Agenda 2030 en esa estrategia ideológica?

-El objetivo de la Agenda 2030 es el del control de la población para conseguir construir una sociedad al estilo chino: porque el modelo es China. Aunque los medios a emplear sean diferentes, claro.

»El Foro de Davos comienza por decirnos que para la fecha de la Agenda no poseeremos nada, pero que seremos felices. A partir de ahí, todo lo demás está expuesto en un lenguaje atractivo, que refleja unos conceptos difíciles de contradecir: igualdad, fin de la pobreza, un mundo más limpio… Es el programa de la élite en términos políticos, que tampoco es que esconda en exceso sus propósitos. Por ejemplo, anuncia el fin del consumo de carne, de la ganadería, de los viajes en avión, del vehículo privado…

-Una distopía…

La Agenda 2030 es el modo en que nos vamos a convertir en China; no a través de las resoluciones del Partido Comunista, o de cualquier otro partido único, sino seducidos por propuestas amables –buenistas– de un futuro inclusivo, equilibrado, armónico. En China es el Comité Central el que decide por todos; en Occidente, los gobiernos hace tiempo que se han convertido en simples correas de transmisión de las decisiones que los poderosos del mundo adoptan y que hacen cumplir a través de su dominio de las grandes instituciones globalistas y de los medios de comunicación

»Proclama grandes principios, pero más allá de las palabras está claro cómo se van a alcanzar esos objetivos. En España vamos a asistir a la creación de una sociedad subvencionada en la que cada vez haya menos gente trabajando –y en condiciones más precarias– con el fin esencial de controlar a la población: una argentinización del país.

»Las utopías de transformación antropológica han sido, siempre, el prólogo a la esclavización de los seres humanos. La Agenda 2030 es la visión de un mundo feliz que ha de servir de coartada para el sometimiento de la humanidad.

-¿Qué papel tiene asignado la Iglesia en el Nuevo Orden Mundial?

-Subordinado y de colaboración; en la Iglesia hay quien cree que esa colaboración le va a valer el perdón de un mundo que la odia. Incluso si lo consiguiese, solo sería a costa de su desaparición real.

El camino sinodal alemán es un claro ejemplo contemporáneo de la descomposición de la Iglesia por sus propios enemigos internos.

»Desde el punto de vista histórico, la pérdida de influencia de la Iglesia en Occidente que se viene operando en los últimos decenios (e incluso siglos) constituye un fenómeno sobrecogedor. E irá a más.

»Lo cierto es que otras religiones se expanden y crecen por todo el mundo mientras la cristiana se desvanece. Lo lleva haciendo desde hace mucho tiempo (es una de las características de la Edad Contemporánea) pero, de manera muy acusada, desde el Concilio Vaticano II. Esto es innegable, júzguese como se quiera el concilio. No entro ahora en eso; solo anoto y analizo un hecho histórico. 

-¿Qué pretende el Nuevo Orden Mundial con el sometimiento de la Iglesia?

De la Iglesia el mundo espera, en el fondo, que renuncie a Jesucristo. Es decir, que renuncie a ser depositaria de una doctrina y una tradición que aseguran que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie llega al Padre si no es través de Él. Que asuma el cosmopolitismo (impostura secularista del universalismo cristiano) y que pastoree a la grey católica hacia la aceptación de la ideología globalista o, al menos, a la no beligerancia contra esta y sus dogmas; ideología de género, migraciones, abortismo, feminismo, etc… neutralizando a los católicos más opuestos al designio de las élites globalistas.

-¿Qué líneas de resistencia deben trabajar los cristianos para evitar ser absorbidos por el Nuevo Orden Mundial?

-Lo primero es conseguir que la Iglesia al menos sobreviva para mantener viva la llama de la fe transmitida durante siglos. Y que resista la tentación, sin duda fuerte, de asimilarse al mundo

»Una dura batalla que yo no diría que se está ganando, precisamente, en estos tiempos, pues hay quien desde dentro está minando la institución. Y no son pocos ni están mal situados. Hace casi 150 años San John Henry Newman daba gracias de vivir una época en la que los enemigos de la Iglesia –siendo muchos– estaban todos fuera; porque, añadía, llegaría el día que estuvieran, sobre todo, dentro. Ese día ha llegado.

-¿Qué hacer, entonces?

-Mi opinión es que los cristianos deben agruparse en torno a la tradición, en torno a dos milenios de certezas. Esta tribulación por la que ahora atravesamos puede servir para simplificar la fe. Aunque la prueba sea dura, porque las voces que le llegan a un católico de filas son ciertamente confusas.

»Por otro lado, yo no descartaría una interpretación escatológica de lo que está sucediendo. Interpretado en esa clave, el tiempo que vivimos cobra mucho más sentido.

-Cuando se agote el recurso a la pandemia, ¿cuáles serán los siguientes pasos del mundialismo?

-Sin ninguna duda, lo que nos espera es otra ofensiva del globalismo, a partir de ahora en torno al cambio climático. En cierto modo, todo lo que ha sucedido en el último año y medio ha sido un entrenamiento, una especie de “gimnasia revolucionaria” para lo que está por venir.

»Se nos ha dicho repetidas veces que la antigua normalidad ya no va a volver. Que el mundo nunca volverá a ser lo que fue. Lo creo.

»La lucha contra el cambio climático –secundada desde las más altas instancias de la Iglesia– será la gran coartada en los próximos años para destruir la identidad y la libertad en Occidente. El cambio climático se convertirá –ya lo está haciendo– en la justificación para la adopción de las más lesivas medidas contra nuestra civilización.

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Médico boricua revela la verdad sobre la ‘plandemia’ del Covid-19

por Jaime Torres Torres – Periodismo alternativo

(Nota de la Editora: Se continúa con la campaña de pánico y control social, con medidas que violan derechos y/o afectan profundamente a la sociedad civil, a la humanidad en general, crean situaciones muy difíciles, más desasosiego, y problemas físicos, emocionales y espirituales y políticos. Emplazamos a todas las organizaciones, movimientos, partidos, medios, expertos, e individuos que pueden, y tienen la responsabilidad de contribuir al bien común, a colaborar y facilitar la discusión amplia, inclusiva, sobre el asunto covid, con la participación de expertos, incluyendo de otras localidades, y sobre todo de ciudadanos. Emplazamos a expertos y médicos, y a personas relacionadas a la salud pública, y/o a el bienestar colectivo, a analizar y tomar acción sobre el siguiente escrito, con la participación de su autor y/o defensores de sus planteamientos y propuestas, o rebatir el mismo y probar que falta a la verdad.
Eileen Llorens)

Por: Dr. R. Iván Iriarte, MD, MS

Para Prensa sin censura-Noticias

Soy un médico con experiencia principalmente como docente en Medicina Familiar, Medicina Preventiva, Salud Pública y Ética Médica. He trabajado por más de 30 años en una institución educativa en Ciencias Médicas y de la Salud en Puerto Rico.

Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia mundial de COVID-19, han surgido muchos problemas que van en contra de los precedentes históricos y los principios de salud pública conocidos y practicados del siglo pasado.
Este artículo analiza algunos de estos temas: suposiciones hechas sin evidencia, la definición de caso incorrecta, problemas de pruebas de diagnóstico de PCR, el impacto de estos dos factores en las estimaciones de morbilidad y mortalidad, cierres de escuelas, mascarillas, encierros y sus efectos en los niños.

Supuestos sobre el SARS-CoV-2 hechos sin evidencia: la creación del pánico

El pánico se ha extendido entre la población en general desde el inicio de la pandemia, basado en la idea de “transmisión asintomática”. Esta idea fue fuertemente influenciada por un reporte de caso en Alemania, en el cual una infección fue atribuida al contacto con una persona asintomática (1). Investigaciones posteriores revelaron que esta persona en realidad había estado enferma y había estado suprimiendo sus síntomas con medicamentos (2). El documento engañoso original nunca fue rectificado.

Con base en esto, y en informes de casos limitados de China, los “expertos” comenzaron a promover la idea de que este virus se comporta de manera diferente a otros virus respiratorios.
Todo el conocimiento previo indica que las epidemias no son impulsadas por individuos asintomáticos (3, 4).

Sin embargo, quienes toman de decisiones en esta epidemia determinaron que esto no aplica a COVID-19 y que cada individuo con el que nos encontremos podría ser una persona infecciosa capaz de matarnos.

Esto es contrario al razonamiento convencional en medicina y salud pública. Las decisiones siempre se han basado en conocimientos previos, hasta que existe evidencia convincente para refutar lo que creíamos saber.

Los artículos en la literatura han encontrado que la transmisión secundaria por individuos asintomáticos es muy baja (5, 6, 7). En un estudio de cohorte con un tamaño de muestra muy grande, nadie se infectó entre 1.174 contactos de 300 sujetos asintomáticos que habían dado positivo por SARS-CoV-2 (8).

Otro supuesto promovido por los “expertos” en esta epidemia es la idea de que la población en general sería inmunológicamente “ingenua” a este virus y, por lo tanto, 100% susceptible de desarrollar la enfermedad.

De nuevo, esto no es coherente con los conocimientos previos sobre la inmunidad humana a los agentes virales. La inmunidad cruzada es un hecho bien conocido. No es razonable suponer que toda la población sea inmunológicamente susceptible al SARS-CoV-2,
cuando de hecho es muy probable que muchas personas tengan al menos inmunidad parcial al virus debido a una infección previa con virus similares o agentes con propiedades antigénicas similares. Hay varios estudios que muestran que los individuos tienen inmunidad al SARS-CoV-2 por mecanismos mediados por células T (9, 10, 11, 12, 13).

Problemas con la definición de «caso»

A lo largo de siglos de manejo epidémico, un caso siempre constituyó un individuo enfermo que presentaba una serie de criterios clínicos establecidos, confirmados – si se consideraba necesario – mediante una prueba de laboratorio.
En la pandemia de COVID-19, un «caso» se ha redefinido como cualquier persona con un resultado positivo en la prueba de PCR, independientemente de los signos y síntomas clínicos.

No existe un precedente histórico para definir una infección asintomática por un virus respiratorio como un caso médico.

La práctica ha sido informar «nuevos casos» todos los días basándose en los resultados positivos de las pruebas e incluyendo a los individuos asintomáticos.

Cualquier persona con un conocimiento rudimentario de la epidemiología sabe que no es así como se mide la incidencia (nuevos casos) de una enfermedad.

Solo se mide todos los días la prevalencia de resultados positivos en las pruebas. Como veremos a continuación, estos resultados no se relacionan necesariamente con la infecciosidad.

La cantidad de resultados de pruebas positivos informados depende de la cantidad de pruebas administradas. Cuando se administra un gran volumen de pruebas, habrá una gran cantidad de positivos. Estos resultados positivos de la prueba no son «nuevos casos médicos» de la enfermedad.

La forma correcta de estimar la incidencia de la enfermedad es hacer que los médicos cuenten e informen a los sujetos que están enfermos con síntomas característicos y luego se confirmen como casos de COVID-19 mediante un resultado positivo de la prueba. La incidencia de hospitalizaciones debe notificarse de la misma manera.

Problemas con la prueba de PCR

Existen serios problemas con el uso de la prueba de PCR en personas asintomáticas (14). Existe una extensa literatura que muestra que la prueba de PCR no es un “estándar de oro” para definir un caso de enfermedad y que puede tener un alto porcentaje de resultados falsos positivos (15, 16, 17).

Sigue siendo un principio epidemiológico bien conocido que incluso con una prueba altamente sensible y específica, si la prueba se administra en una población con baja prevalencia de enfermedad o infección, habrá un porcentaje relativamente alto de resultados falsos positivos.

Esto se vuelve aún más problemático a la luz de los estudios que muestran que en un número elevado de ciclos de amplificación (como se ha utilizado durante esta pandemia) la prueba de PCR detecta fragmentos de ARN que no representan un virus viable (18, 19, 20, 21, 22).
Las autoridades que manejan esta epidemia han estado identificando individuos que están sanos y no presentan un riesgo para la comunidad.

El trabajo de investigación utilizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a principios de 2020 para establecer la prueba de PCR como el criterio principal para diagnosticar COVID-19 fue escrito por Corman, Drosten y varios otros (23). Un panel independiente de científicos encontró que este trabajo contiene una gran cantidad de fallas en su metodología y en la validez de los resultados.

Además, se aceptó para su publicación de la manera más irregular sin la revisión por pares estándar (24).

En un aviso escrito el 13 de enero de 2021 y publicado el 20 de enero de 2021, la OMS confirmó que las pruebas de PCR no deben usarse como el único método para diagnosticar COVID-19; solo deben usarse cuando estén presentes signos y síntomas clínicos, y pueden producir resultados falsos positivos en ciclos de amplificación altos (25). Los prospectos que acompañan a los kits de prueba de PCR, establecen que la prueba debe administrarse sólo a pacientes con signos y síntomas que sugieran COVID-19 (26, 27).

Problemas con las estimaciones de los indicadores de morbilidad y mortalidad

Es evidente que los “casos” de COVID-19 se están definiendo incorrectamente.

La conclusión lógica es que pueden existir errores importantes en todos los informes de incidencia, defunciones y hospitalizaciones atribuidas a esta enfermedad.

En los Estados Unidos, cualquier persona que muera con una prueba de PCR positiva reciente para el SARS-CoV-2 (hasta 30 días antes de la muerte) se cuenta como una muerte por COVID-19. Las pautas de los CDC publicadas en abril de 2020 fomentan la notificación de COVID-19 como la causa subyacente de muerte en circunstancias en las que jugó un papel en la muerte, incluso sin confirmación de laboratorio (28, 29).

No está claro hasta qué punto se hizo esto también en otros países. Es muy importante investigar este asunto, ya que es probable que el número reportado de muertes atribuidas al COVID-19 esté inflado.

Medidas de atenuación

Los líderes mundiales creen, sin evidencia,
que la forma de mitigar los efectos de la epidemia consiste en imponer medidas de confinamiento, el uso generalizado de máscaras, restricciones a las actividades sociales, restricciones a la movilidad, cierres de negocios, toques de queda, cierres de escuelas y más, incluyendo el rastreo de contactos y cuarentena de individuos asintomáticos.

En el pasado, la OMS estableció que las dos últimas medidas no deben usarse bajo ninguna circunstancia (30). Se teorizó que estas medidas fueran efectivas sin ninguna evidencia,
y los daños potenciales causados por estas políticas no se calcularon ni se tomaron en cuenta.

Esto va en contra de los principios fundamentales de la salud pública y la medicina, que requieren que la implementación de cualquier intervención esté respaldada por evidencia de su efectividad. Cualquier intervención debe intentar minimizar el impacto en la vida diaria de la población.
El objetivo declarado de toda política de salud pública es reducir el daño total a la población, considerando una amplia gama de factores sanitarios, económicos y sociales. El objetivo no es reducir el daño de una sola enfermedad.

Cierres de escuelas: los niños son «asesinos de abuelas»

El impacto que la respuesta a la epidemia ha tenido en los niños es una de las mayores desgracias de la historia.

Al comienzo de la epidemia de COVID-19, se estableció que los niños en su mayoría tienen una presentación leve o asintomática de la enfermedad.

Sin embargo, los responsables de la toma de decisiones promovieron sin descanso la idea de que los niños, aunque rara vez se enferman, son capaces de infectar a otros.

Esta idea infundada fue suficiente para ordenar el cierre de escuelas y mantener a los niños alejados de sus abuelos, como si fueran potenciales «asesinos de abuelas».

Los estudios muestran que los niños no transmiten infecciones de manera significativa (31).

Sin embargo, ya vemos los efectos adversos que el confinamiento y el cierre de escuelas han tenido sobre la salud mental de niños y adolescentes (32).

La experiencia de Suecia demuestra que mantener las escuelas abiertas no tiene como resultado un exceso de morbilidad o mortalidad en los niños o los maestros (33).

Un artículo reciente encontró que los adultos que viven en hogares con niños en realidad tienen un menor riesgo de enfermarse con COVID-19 que los adultos que viven en hogares sin niños (34).

Uso de mascarilla

Hay muchos estudios que muestran que la utilización de mascarillas no es eficaz para prevenir la transmisión de infecciones,
excepto posiblemente en entornos donde hay personas enfermas (35, 36, 37, 38, 39).

Un documento reciente publicado por la OMS, en diciembre de 2020, afirma que existe evidencia muy inconsistente que demuestre la efectividad del uso de mascarillas en la comunidad para la prevención de infecciones por virus respiratorios, incluido COVID-19 (40).

Cuando comparamos las curvas epidémicas en lugares con y sin mandatos de máscara, las curvas se ven similares.

De hecho, observamos un mayor número de infecciones por cada 100.000 habitantes en lugares con mandatos de mascarilla (41).

El argumento más importante contra el uso obligatorio de máscaras es simplemente la falta de evidencia de que cualquier persona sin síntomas que camine por la comunidad será una persona contagiosa.

En la gestión de la salud pública, a veces conviene imponer una determinada medida a un individuo, por el bien común, cuando existe evidencia de que el individuo representa un riesgo importante para el resto de la población.
Sin embargo, no es aceptable restringir o imponer un comportamiento a los individuos sin evidencia de que el individuo representa un riesgo significativo para la comunidad y que esta medida no dañará al individuo.

Es muy poco probable que una persona asintomática sea infecciosa. Por lo tanto, no está justificado exigir que todos usen una máscara en la comunidad, incluso si las máscaras han mostrado algún beneficio cuando las usan personas con síntomas.

Este argumento se vuelve aún más fuerte cuando tomamos en consideración los posibles efectos adversos de las máscaras.

Estos incluyen síntomas como dolores de cabeza, mareos, dificultad para respirar y otros problemas que incluyen impacto psicológico, acné, infecciones respiratorias y problemas dentales (42, 43, 44, 45).

Cierres

“Sin encierros, la situación habría sido peor”. Esta es la afirmación de los defensores del encierro.
Sin embargo, esto equivale a administrar un tratamiento a un paciente y afirmar que, a pesar de un resultado negativo, el tratamiento es eficaz, porque sin el tratamiento la condición del paciente habría sido aún peor. Nunca en epidemias o pandemias pasadas se han impuesto bloqueos como estrategia de mitigación en un área extensa o durante un período prolongado. Los estudios han demostrado que los bloqueos provocan consecuencias negativas no deseadas para el bienestar social, la salud mental, la salud física, la movilidad, el empleo, la educación y la economía en general, al tiempo que socavan los derechos fundamentales.

Las muertes provocadas por el encierro ocurren en personas más jóvenes, lo que provoca un aumento en el total de años de vida perdidos.
La comparación de las curvas epidémicas en lugares con cierres estrictos y aquellos con medidas menos estrictas no muestra diferencias significativas en los indicadores COVID-19 (46, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56).

Un simple análisis de costo-beneficio mostraría claramente que los daños por encierro superan con creces cualquier beneficio reclamado.

Resumen

Es inexplicable que los gobiernos del mundo y los “expertos” que los asesoran hayan optado por ignorar por completo esta información como si no existiera, y persistan en hacer lo siguiente:

Informar «nuevos casos» a diario, utilizando únicamente los resultados de las pruebas de PCR. Realización de pruebas de PCR masivas, incluidas personas asintomáticas.

Imponer cuarentenas a personas asintomáticas basadas en un resultado positivo de la prueba o antecedentes de exposición.

Exigir el uso de máscaras a pesar de la falta de pruebas que respalden este mandato.

Insistir en que los encierros son la forma de mitigar la pandemia.

Se necesita urgentemente una corrección del rumbo en el manejo de esta epidemia. La respuesta a la epidemia de COVID-19 debe basarse en datos confiables y principios sólidos de salud pública que se han practicado con éxito durante más de un siglo.

Deben adoptarse inmediatamente las siguientes medidas:

Brindar al público información precisa sobre el riesgo de COVID-19 para reducir el miedo.

Cesar la administración masiva de pruebas diagnósticas en personas asintomáticas.

Definir casos según criterios clínicos, confirmados por pruebas de laboratorio.

La determinación de un caso debe ser decisión de un médico debidamente autorizado.

Utilizar la definición de caso enumerada anteriormente para determinar indicadores como casos nuevos (incidencia), hospitalizaciones y mortalidad.

Establecer medidas para proteger a las personas vulnerables.

Animar a la población a tomar medidas de higiene como lavarse las manos, cubrirse la boca al toser y quedarse en casa en caso de enfermedad.

Escuelas abiertas, negocios y viajes.
Estas medidas se describen en un documento publicado por Pandemics Data & Analytics titulado:
“Protocolo para la reapertura de la sociedad” (57).