Oraciones

Oraciones para 33 días de la Consagración
 VEN ESPÍRITU CREADOR
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles y llena de la divina gracia los corazones, que Tú mismo creaste. Tú eres nuestro Consolador, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, el dedo de la mano de Dios; Tú, el prometido del Padre; Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra. Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé Tú mismo nuestro guía, y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo. Por Ti conozcamos al Padre, y también al Hijo; y que en Ti, Espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén.
Envía tu Espíritu y serán creados.
Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor.  Amén.

BAJO TU AMPARO: Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA de San Luis María Grignion de Montfort:

¡Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve María, Madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana; salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma! Sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.

Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a Dios y plantar y levantar y producir todo lo que os guste.

La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento.

En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.

No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios. Ésta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mi grandísimo gozo.

Para mí y mientras viva no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: Creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia, que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías; amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. Amén

CORONA DE REPARACIÓN
Si es posible rezarla frente al sagrario o al Santísimo expuesto.

1. Persignarse
(Por la señal de la santa cruz, etc)

2. Credo

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de
Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer
día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de
Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo
en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén

3. Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me
pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme
con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente
nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén

4.  En cada cuenta del Padrenuestro:
«Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo presente en todos los sagrarios de la tierra en Reparación por todos los sacrilegios, ultrajes e indiferencias con que Él mismo es ofendido, y por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María os ruego la conversión de los pobres pecadores».

5. En cada Avemaría:
«Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo, y os pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no esperan ni os aman»

6. Al final de cada decena la jaculatoria:
«Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y especialmente a las más necesitadas».

7. Concluida la corona por 3 veces:
«Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal ten piedad de nosotros (tu Iglesia) y del mundo entero».

*LETANÍAS A NUESTRA SEÑORA*

Señor, ten piedad  / Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad / Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad / Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. / Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos/ Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, / ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo/  ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo/ ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios / ten piedad de nosotros.

Santa María/ ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios/ ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes/ ruega por nosotros.
Madre de Cristo/ ruega por nosotros.
Madre de la Iglesia/ ruega por nosotros.
Madre de la divina gracia/ ruega por nosotros.
Madre purísima / ruega por nosotros.
Madre castísima / ruega por nosotros.
Madre siempre virgen / ruega por nosotros.
Madre inmaculada/ ruega por nosotros.
Madre amable/ ruega por nosotros.
Madre admirable/ ruega por nosotros.
Madre del buen consejo/ ruega por nosotros.
Madre del Creador/ ruega por nosotros.
Madre del Salvador/ ruega por nosotros.
Madre de misericordia/ ruega por nosotros.
Virgen prudentísima / ruega por nosotros.
Virgen digna de veneración/ ruega por nosotros.
Virgen digna de alabanza/ ruega por nosotros.
Virgen poderosa/ ruega por nosotros.
Virgen clemente/ ruega por nosotros.
Virgen fiel/ ruega por nosotros.
Espejo de justicia/ ruega por nosotros.
Trono de la sabiduría/ ruega por nosotros.
Causa de nuestra alegría / ruega por nosotros.
Vaso espiritual/ ruega por nosotros.
Vaso digno de honor/ ruega por nosotros.
Vaso de insigne devoción/ ruega por nosotros.
Rosa mística/ ruega por nosotros.
Torre de David/ ruega por nosotros.
Torre de marfil/ ruega por nosotros.
Casa de oro/ ruega por nosotros.
Arca de la Alianza/ ruega por nosotros.
Puerta del cielo/ ruega por nosotros.
Estrella de la mañana/ ruega por nosotros.
Salud de los enfermos/ ruega por nosotros.
Refugio de los pecadores/ ruega por nosotros.
Consoladora de los afligidos / ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos/ ruega por nosotros.
Reina de los Ángeles/ ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas/ ruega por nosotros.
Reina de los Profetas/ ruega por nosotros.
Reina de los Apóstoles/ ruega por nosotros.
Reina de los Mártires/ ruega por nosotros.
Reina de los Confesores de la fe/ ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes/ ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos/ ruega por nosotros.
Reina concebida sin pecado original/ ruega por nosotros.
Reina asunta a los Cielos/ ruega por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario/ ruega por nosotros.
Reina de la familia/ ruega por nosotros.
Reina de la paz/ ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo / perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo/ escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo/ ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios/ para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

__ORACIÓN__
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo Nuestro Señor. Amén

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros  tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros santa madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén

Rezamos por la Santa Iglesia, por el Santo Padre. Padre Nuestro, Ave Marías, Gloria.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

La oración y las señales de la iglesia son sanadoras

Una buena parte de los católicos cree firmemente en el poder curativo de la oración y en los signos de la Iglesia.

Ponemos especial énfasis en lo que los científicos han encontrado sobre el mecanismo que produce la curación a través de la oración y la bendición de los objetos.

Valeri Slezin, jefe del Laboratorio de Neuropsicofisiología del Instituto de Investigación y Desarrollo Psiconeurológico Bekhterev en San Petersburgo, ha encontrado en su investigación que la oración es un remedio poderoso.

«No solo regula los procesos en el organismo humano, sino que también restaura la estructura dañada de la conciencia».

Los científicos han descubierto un estado desconocido de conciencia que ocurre durante la «comunión con Dios».

En el laboratorio de Bekhterev, el profesor Valery Slezin realizó experimentos únicos en psicofisiología midiendo el cerebro mientras la gente rezaba.

Hasta ahora la ciencia conocía tres estados principales del cerebro: la vigilia y los sueños «rápidos» y «lentos».

Pero los experimentos de Slezin descubrieron otro, que puede llamarse «oración» mientras está despierto.

El profesor Slezin hizo algo increíble; midió la fuerza de la oración.

Grabó electroencefalogramas de monjes rezando y pudo ver el fenómeno inusual de la completa «desconexión» de su corteza cerebral.

En esta condición, la corteza cerebral está desconectada y la percepción de la información de la persona está pasando por alto los procesos de pensamiento y análisis.

Esto aparece en el electroencefalograma.

En el momento de despertar del sueño la corteza cerebral genera ritmos biológicos alfa y beta, con corrientes de velocidades que van desde los ocho a los treinta hercios.

Cuando los sujetos estaban inmersos en el éxtasis de la oración, el ritmo se ralentizaba a una frecuencia de tres hercios.

Estos ritmos lentos se llaman ritmos delta y se observan solo en bebés de hasta tres o cuatro meses de edad cuando están cerca de su madre.

A medida que una persona envejece, la sensación de seguridad desaparece, la actividad cerebral aumenta y el ritmo de las corrientes eléctricas cerebrales se vuelve más rápido, y caen solo durante el sueño profundo y durante una oración, como demostró el científico.

Es decir, estas personas se han convertido literalmente en bebés que han orado.

Los voluntarios volvieron al ritmo normal de los impulsos eléctricos a la corteza cerebral después de que dejaron de orar.

Según el profesor Slezin, la oración en el estado de vigilia, cuando el cerebro está en el estado «infantil», se necesita tanto como otros estados; es vital para cualquier persona.

Si no está en mi vida, la armonía se rompe en el cuerpo y surgen enfermedades.

Es un hecho conocido que las enfermedades son causadas principalmente por situaciones y eventos negativos que se quedan en nuestra mente.

Sin embargo, durante una oración las preocupaciones pasan a un segundo plano o incluso desaparecen en absoluto.

De esta manera, es posible tanto la curación física, moral y psicológica.

Por lo tanto, no es extraño que el Evangelio diga que seamos como niños si queremos ser salvos:

«En verdad os digo que a menos que cambiéis y lleguéis a ser como niños pequeños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mateo 18:3).

Durante la oración, las conexiones anormales entre las neuronas se rompen, la persona se relaja, deja de pensar en la enfermedad.

Y lo más importante, se deshace del miedo a la enfermedad.

La oración fiel alivia las fobias y, por lo tanto, aumenta la inmunidad.

Según las estadísticas de pacientes con cáncer en etapa terminal, los creyentes vivieron cinco años más que el promedio.

Solo tienes que creer y orar para estar en buenas condiciones, y hacerlo sinceramente desde el corazón.

O el efecto terapéutico no tendrá lugar.

ALGUNOS CASOS DE ESTUDIO

En los Estados Unidos el tratamiento de la esquizofrenia con la oración.

Científicos del Seminario Teológico de Pasadena y de la Universidad de California realizaron un interesante estudio.

A través de entrevistas analizaron las prácticas religiosas de más de 400 pacientes con esquizofrenia, depresión mayor y algunas otras enfermedades psiquiátricas.

Encontraron que el 80 por ciento de los encuestados se convirtieron en verdaderos creyentes para hacer frente a la desesperación, los ataques de agresión o el llanto.

Los científicos han encontrado una clara correlación: cuanto más tiempo reza el paciente, más fácil es hacer frente a los síntomas de enfermedades graves.

En Alemania, complicaciones después de una cirugía cardíaca.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Aquisgrán, llegó a la conclusión de que los pacientes con enfermedades cardíacas sufren entre un 20 y un 30% menos de complicaciones postoperatorias, si rezan.

El experimento consistió en 150 personas. Todos ellos fueron tratados después de la cirugía con métodos tradicionales: medicamentos, masajes.

Pero más de la mitad de ellos estaban orando, y ni los pacientes ni los médicos lo sabían.

Los resultados superaron todas las expectativas. Las personas que oraron fueron dadas de alta del hospital dos semanas antes que el grupo de control.

En Estados Unidos, contra la depresión.

Un estudio realizado por la Universidad Yeshiva en Manhattan encontró que aquellos que asisten regularmente a los servicios religiosos tienen un 56 por ciento más de probabilidades de tener una perspectiva optimista de la vida.

Y un 27 por ciento menos de probabilidades de deprimirse que aquellos que no lo hacen.

En los Estados Unidos, mejor respuesta al tratamiento del SIDA.

La Universidad de Miami realizó un estudio que mostró que los pacientes que se habían vuelto más «espirituales» luchaban contra la enfermedad mejor que otros.

Tenían un mayor número de células CD4 y una menor carga viral, considerando pacientes que tenían el mismo nivel de apoyo social, optimismo y regularidad del tratamiento.

Además, los pacientes «espirituales» tenían un nivel más bajo de estrés y hormona cortisol que los otros pacientes.

LOS SERVICIOS DE LA IGLESIA TAMBIÉN SON SANADORES

Los servicios de la iglesia ayudan a mejorar la salud según la ingeniera y electrofísica Angelina Malakovskaia del Laboratorio de Tecnología Médica y Biológica.

Han realizado más de mil investigaciones para conocer las características clínicas de salud de los feligreses antes y después del servicio.

En primer lugar, un servicio en el templo normaliza la presión arterial y los valores sanguíneos.

Las oraciones pueden neutralizar incluso la radiación atómica.

Se sabe que después de la explosión de Chernobyl los instrumentos para medir la radiación mostraron una lectura muy alta, fuera de la escala.

Sin embargo, la radiación de fondo era normal cerca de la Iglesia de San Miguel Arcángel a cuatro kilómetros de los reactores.

Los científicos de San Petersburgo también confirmaron experimentalmente que el agua bendita, la señal de la cruz y el repique de las campanas de la iglesia también pueden ser curativas.

Es por eso que en Rusia las campanas suenan constantemente durante las epidemias.

El rango de ultrasonido del repique de campanas mata los virus de la gripe, la hepatitis y el tifus.

De hecho, las personas pueden recuperarse en los templos cuando tocan reliquias sagradas.

EFICACIA DE LA SEÑAL DE LA CRUZ, LA BENDICIÓN

El signo de la cruz es aún más efectivo, porque mata los microbios patógenos (bacilo del colon y estafilococo).

No solo en el agua del grifo, sino también en ríos y lagos.

Es incluso más eficiente que los dispositivos modernos de desinfección por radiación electromagnética.

El Laboratorio del Instituto de Medicina Industrial y Naval investigó el agua antes y después de la bendición.

Y resultó que si el Padre Nuestro se recita sobre el agua y la señal de la cruz se hace sobre el agua, el número de bacterias malignas es cien veces menor.

Y la radiación electromagnética da resultados mucho peores.

Por lo tanto, las recomendaciones ortodoxas son bendecir cualquier alimento y bebida, porque eso no solo es de valor espiritual sino también de carácter preventivo.

Lo que se ha visto es que el agua no solo se purifica con la bendición sino que cambia su estructura, volviéndose inofensiva y curativa.

Esto ha sido demostrado.

Los espectrógrafos sugieren que el agua bendita tiene una densidad óptica más alta, como si entendiera el significado de las oraciones y lo mantuviera.

Esa es la razón de su calidad curativa única.

La única limitación es que solo cura a las personas piadosas.

«El agua diferencia el nivel de creencia de las personas», dijo Angelina Malakhovskaya.

«Cuando un sacerdote bendice el agua, la densidad óptica del agua es 2,5 veces mayor.

Cuando un laico religioso lo hace, es sólo 1,5 veces mayor.

Pero con la bendición de un hombre no bautizado, no creyente, sin una cruz alrededor de su cuello, los cambios son insignificantes».

Ten perseverancia en tu carrera hacia el Cielo

Nuestra Carrera por la Salvación

Criado y criado en el entorno social y el contexto cultural de los Juegos Olímpicos griegos, San Pablo con cierta frecuencia alude a hazañas atléticas o eventos relacionados con la competencia deportiva. Las dos competiciones deportivas más comunes mencionadas por el Apóstol a los gentiles serían primero la del boxeo: estamos llamados a pelear la buena pelea; y luego la carrera y el maratón.

San Pablo nos desafía a correr la buena carrera y recibir la merecida corona a la espera del vencedor.

En otro pasaje, Pablo anima a los seguidores de Cristo a esforzarse no por una corona que perezca, sino por la corona que durará para la vida eterna. La victoria y la ganancia terrenales son como una corona de laurel colocada en nuestra cabeza; pronto se secará, marchitará y perecerá. ¡Nuestra corona eterna en el cielo nunca perecerá, sino que brillará para siempre!

El teólogo y doctor de la Iglesia, San Alfonso de Ligorio, afirma: «La gracia de todas las gracias es morir en estado de gracia». Si podemos apreciar la gracia, vivir en el estado de gracia, crecer en gracia y terminar nuestra raza en la tierra en el estado de gracia, entonces seremos dotados con nuestra salvación eterna.

De hecho, diariamente debemos implorar, suplicar, suplicar al Señor Jesús, a Su Madre Celeste María, a los ángeles y santos por la gracia de todas las gracias, para morir en el estado de gracia. ¡No existe mayor gracia en el mundo! Debemos rogar esto por nosotros mismos, nuestra familia, nuestros seres queridos y por el mundo entero.

¡Señor, concédenos esta gracia de todas las gracias!

Por lo tanto, nos gustaría exhortar calurosamente a cada uno de ustedes a emprender estas cinco prácticas específicas para que todos puedan alcanzar la gracia de todas las gracias: ¡morir en el estado de gracia y alcanzar la salvación eterna!

1. Vive cada día como si fuera el último

Nuestro Señor y Salvador Jesucristo nunca nos prometió otro año, otro mes, otra semana, otro día, otra hora, ni siquiera otro segundo. La vida que vivimos y el momento en que morimos es incierta. Podríamos vivir otros 25 años, pero podríamos vivir otros 25 segundos. Esto depende de los misteriosos designios de Dios.

2. Salir inmediatamente del pecado mortal

Si su casa estuviera en llamas por la noche, ¡obviamente no esperaría hasta el amanecer para llamar a los bomberos! En el pecado mortal, nuestra casa espiritual está en llamas y debemos extinguir las llamas primero haciendo un Acto Perfecto de Contrición inmediatamente, y luego recurriendo a la Confesión Sacramental tan pronto como sea posible. ¡No juegues a la ruleta rusa con tu salvación eterna!

3. Comuniones fervientes, frecuentes y ardientes

Tan a menudo como sea posible asista a la Santa Misa. En el estado de gracia, recibir a Jesús en la Sagrada Comunión con gran fervor. Recibe al Señor Jesús Eucarístico como si fuera tu Primera Comunión, tu Última Comunión y tu Única Comunión. ¡El Señor quiere fervor y amor en vuestras recepciones!

4. Haz lo que estás haciendo solo por Dios

El secreto de los santos es vivir lo que a veces llamamos el Sacramento del Momento Presente. Es decir, vive cada día, hora y minuto de tu día con la intención de agradar a Dios y alabar a Dios mientras salvas y santificas las almas, las tuyas y las de los demás. La pureza de intención en todo lo que decimos y hacemos es muy importante para Dios y para crecer en santidad de vida. San Pablo afirma: «Ya sea que comas o bebas, haz todo por el honor y la gloria de Dios». (1 Corintios 10:31) El tema de San Ignacio son las cuatro letras: A.M.D.G.—¡Todo para la mayor gloria de Dios! Santa Teresa lo expresa bien: «La santidad no depende de hacer grandes cosas, sino de hacer las cosas ordinarias de la vida cotidiana con un amor extraordinario».

5. El Ave María y el Santo Rosario

Finalmente, como ancla segura para nuestra salvación eterna, nos dirigimos a la Santísima Virgen María. Mientras oramos en el Memorare: «Nunca se supo que alguien que huyó a tu protección quedó sin ayuda». El Ave María puede ser una oración de valor incalculable para alcanzar la gracia de morir en el estado de gracia y alcanzar nuestra salvación eterna. Mejor aún, reza el Ave María cincuenta o más veces; lo llamamos el Santísimo Rosario.

Si podemos rezar esta poderosa arma diariamente, orando fervientemente: «orad por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte», sin duda la Santísima Virgen María estará presente en nuestros últimos y moribundos momentos orando fervientemente por nuestra alma y ayudándonos a arrepentirnos de nuestros pecados, confiar en la misericordia de Dios y terminar amando a Dios. Entonces el Cielo será nuestro, ¡la gracia de todas las gracias será nuestra!

P. Ed Escoba, OMV