Un teatro navideño le llevó al martirio

El padre Alois Andritzki tenía solo 28 años cuando miró fijamente a la muerte por amor a Cristo en el campo de concentración de Dachau

Esta mañana fui a misa sin ningún riesgo. Para muchos católicos durante los 2000 años de nuestra Iglesia, este no ha sido el caso, ni lo es hoy.

Hace años, la Navidad de 1941, un joven de 28 años también montó un belén y murió por él. Era Alois Andritzki. 

Estuvo en el campo de concentración de Dachau en la Alemania nazi y fue ejecutado por un acto de libertad para celebrar el nacimiento de Jesús.

WEB3 BLESSED ALOIS ANDRITZKI DACHAU Public Domain

Una familia enamorada de Jesús

Alois Andritzki nació el 2 de julio de 1914. Sus padres, Johann y Magdalena, eran católicos devotos y una vez al mes, Johann llevaba a los seis niños a visitar los santuarios, mostrándoles la belleza y los misterios de su fe.

Alois, el cuarto hijo, sintió el llamado al sacerdocio desde muy temprano. Sus hermanos mayores también recibieron la ordenación sacerdotal. El hermano menor murió mientras servía en el ejército en la Segunda Guerra Mundial.

Sacerdote valiente

Cuando acababa de cumplir 25 años, el 30 de julio de 1939, Alois fue ordenado sacerdote

Ofreció su primera misa pública el 6 de agosto de 1939, sin saber que 18 meses después sería enemigo del estado. 

Obtuvo esta consideración porque en la época navideña de 1940 produjo una pequeña obra de Navidad en la ciudad de Dresden. 

Aparentemente también se le escuchó hacer «declaraciones hostiles» contra el partido nazi. El 21 de enero de 1941, el padre Alois fue detenido por la Gestapo.

Alegría en Dachau

El padre Alois fue puesto en la prisión de Dresden y unos meses más tarde trasladado a  Dachau

Más de 2.700 clérigos fueron encarcelados en ese campo de concentración y más de 2.500 de ellos eran clérigos católicos.

El Padre Alois era un músico y artista talentoso. También era acróbata. Y entretenía a sus compañeros de prisión caminando sobre sus manos.

En la temporada navideña de 1942, el padre Alois dibujó una representación de la Natividad en la pared del cuartel para crear una sencilla capilla navideña. Los nazis estaban furiosos.

Martirio en el campo de concentración

El Padre Alois, enfermo de fiebre tifoidea, preguntó si podía recibir la Sagrada Comunión

El alcaide nazi se burló de él diciendo: «Él quiere a Cristo. Le daremos una inyección en su lugar». 

El padre Alois Andritzki tenía solo 28 años cuando sus captores le administraron una dosis letal de ácido fénico. 

El Padre Alois fue declarado Siervo de Dios por el papa san Juan Pablo II el 27 de agosto de 1998.

En su ceremonia de beatificación el 10 de diciembre de 2010, el papa Benedicto XVI declaró que el beato Alois Andritzki había muerto in odium fidei (por odio a la fe). 

Alois Andritzki, un joven de 28 años, sacerdote, se puso de pie frente a la muerte y la miró fijamente por amor a Cristo.

Beato Alois Andritzki, ruega por nosotros.

La historia de una monja que desafió a los nazis

red-de-libertad1
Assumpta Serna

Entrevista a la actriz Assumpta Serna, protagonista: “No he tenido mejores productores que las Hijas de la Caridad”

A sus 60 años, la actriz catalana Assumpta Serna está que no para. Simpática y trabajadora donde las haya, aprovecha el tiempo como nadie. Junto a su marido dirige hace 13 años la Fundación First Team, en esencia una técnica para mejorar la interpretación, nacida al albur de un libro suyo, El trabajo del actor en el cine (Cátedra, 1999), que además es un volumen de uso en las escuelas de cine.

Por su parte, la Fundación ya ha editado otro lúcido trabajo, Directoras pioneras en el cine español. Assumpta Serna fue protagonista de un corto, Servicio de habitaciones, elaborado por los alumnos de la ECAM en su último curso, que le ha valido ya un galardón, y que ha sido muy bien valorado en más de 30 países hasta la fecha. Además, la actriz tiene pendiente de estrenar en España la comedia He matado a mi marido(Francisco Lupini Basagoiti), al lado de Miriam Díaz Aroca y el drama Bernarda, inspirado en la obra lorquiana La casa de Bernarda Alba (Emilio Ruiz Barrachina) al lado de Victoria Abril.

el próximo 20 de octubre se estrena en salas españolas Red de libertad (Pablo Moreno), única biografía fílmica sobre Sor Helena Studler, una Hija de la Caridad que salvó la vida de miles de refugiados franceses al evitar que cayeran presos de las fuerzas nazis. Con tales credenciales, Aleteia también ha podido conversar con su protagonista.

– ¿Cómo preparó el papel?

Ha sido un trabajo apasionante, en especial cuando he tenido que estudiar una biografía tan apasionante como ésta, porque ves que hace un poquito de honor a tu verdad. Hay que investigar al personaje, no quedarte sólo con el texto; buscar las raíces de él a través de la respiración del propio Pablo (Moreno, el director) y buscar en aquellos textos que Helena Studler dejó.

Eso para mí es lo más importante, es decir, intentar entender todos los prismas, intentar completar aquello que la película por su propia estructura no puede desarrollar. Entonces, como actores, ahí se encuentra nuestra principal y gran responsabilidad de saber dotar al personaje de aciertos y contradicciones, de favorecer todas las aristas posibles a quienes les damos vida y siempre integrarlo en el plano de la credibilidad. Es decir, de hacerlo humano.

assumpta2
Assumpta Serna

– ¿Y se inspiró de algún modo?

Pues sí. Además en este caso fue divertido. Cuando era pequeña, tenía unas monjas (Hijas de la Caridad) que eran familia de mi madre, más en concreto de mi tía abuela. Habíamos ido a Yecla con ellas y me acordaba de esas tocas tan inmensas, que no entraban muy bien dos personas con ellas puestas en un todoterreno cuatro por cuatro, un Renault, de entonces. Y estas monjas fueron las que educaron a mi madre, que vivían en un convento, en zona roja cuando la guerra. Tras su muerte, íbamos todos los veranos a verlas.

Durante la guerra se refugiaron con mi abuelo y yo las recordaba muy diferentes: una encarnaba todo el cariño, el amor, la generosidad; la otra era mucho más seca y autoritaria en el sentido de querer una cosa y conseguirla. Así que hice una mezcla de estas dos mujeres, hasta construir el personaje, y a su vez es un homenaje privado hacia estas Hijas de la Caridad, que querían muchísimo a mi madre y a la familia.

Y, cosas de la vida, cuando hicimos el preestreno se me acercó una de las mujeres que decía que era de la zona de allí de Murcia y resulta que mi tía abuela, que era profesora de música, tenía siempre una foto mía en el piano… Así que de alguna manera puedo decir que siempre están por ahí, me han protegido y me han dado un muy bonito papel a mis 60 años para contar una historia de una heroína ejemplar.

– ¿No tenía antes referencias del carisma?

Carisma para mí es una palabra un poco vacía. Se repite a menudo pero al final no sabes bien qué es. Sin embargo, Pablo me ha ayudado mucho a reconocer el significado más católico y cristiano de la congregación y todo lo que redunda a su alrededor, a saber, la teoría del pensamiento filosófico que acompañaba a estas monjas, que es la llama y el motor que inspiran sus acciones. Y para mí fue interesante entender una manera de vivir que tras 400 años continúan desarrollando muchísimas mujeres.

Y lo hacen en silencio, ayudando y enseñando a los más desfavorecidos, por lo que es algo también muy bonito de recordar hoy día y, mejor aún, plasmarlo en una película. Por mi parte he intentado que esa filosofía estuviera allí. Y me ha gustado mucho poder decir las palabras de Studler, precisamente cuando se estaba muriendo esa pobre persona maltratada por los nazis.

– ¿Tuvo alguna duda antes de aceptar el papel?

Ninguna, ninguna, ninguna. De inmediato cogí el teléfono y dije que sí. A mí me gusta reaccionar así, no sé hacerlo de otra manera. Hay que buscar un momento muy especial en la primera lectura del guión, que es donde ves la película totalmente como un espectador, cuando el personaje te sugiere y te inspira o no. Entonces cuando realmente eso pasa y estás inflamado por lo que has leído y has llorado y has entendido… es ya responsabilidad de una buscar el momento para que esto pase. Una vez que esto sucede, hay que hacerlo, no hay otra.

– ¿Conocía algo de Sor Helena Studler?

No. Sabía que al político francés Francois Mitterrand, teniente en esa época, lo había salvado una monja pero no sabía que su rescatadora fue Helena. Es una de estas cosas que alguien te dice como dato curioso.

– ¿Le pareció atractivo el guión?

Como estructura estaba perfecto, muy bien montado desde que lo leí. Nosotros lo que buscábamos era humanizarlo, en el sentido de encontrarme cosas que pudieran ser realmente salidas de tono, porque si no el personaje terminaría convertido en algo poco idílico y poco humano.

– De un tiempo a esta parte se está poniendo de moda un tipo con películas este corte. ¿Qué le parece que esta corriente se abra paso en el cine?

Que los valores de esta película son más pertinentes que nunca. En un momento donde la falta de diálogo, de escucha y de generosidad son tan grandes resultan más que procedentes. Son valores universales que durante toda la vida tendremos que repetir. Se habla de derechos humanos.

Por supuesto también de la llamada a la vida religiosa y de instar a que las personas se comporten mejor con sus semejantes. Es el ejemplo vivo de que hay que saber amar y actuar en consecuencia. Y creo que esto es válido hoy y mañana, siendo religioso o no. Cuando en tu día día tus acciones tienen que ver con la generosidad estás cada vez más cerca de lo divino, de la felicidad que te da el ser generoso con el otro.

En realidad, es un mensaje muy humanista de siempre. Las Hijas de la Caridad representan a muchas personas que creen en unos ideales y que han sido capaces de luchar por ellos y de estar con ellos toda su vida. Y esa actitud es ejemplar. Siempre digo que no he tenido mejores productores que las Hijas de la Caridad porque durante el rodaje estaban pendientes de todo siempre, con esa generosidad de la que antes te hablaba, y esa manera de interesarse y sorprenderse. Esa curiosidad y respeto por la vida no la he encontrado en otros productores con los que he trabajado. 

– ¿Qué ha aprendido con este personaje?

El hecho de que salvando a uno salvas a la humanidad. Ése es el mensaje de esta película. Aprendes que todavía es posible que equipos enteros crean en algo, no en el sentido religioso, sino en creer que estaban haciendo algo necesario. Y digo más: esta película da sentido a la vida de los demás que es para lo que hacemos y contamos historias.

Para mí este personaje es un bombón. Lo más bonito de Helena Studler es que fue así de natural. Luego se termina convirtiendo en un acto heroico pero ella realmente no lo vio así, no quiso ninguna condecoración y cuando se la dieron la rechazó. En ese sentido, yo la he hecho un poco más humana y sonriendo un poco, porque creo que a pesar de todo los premios también hay que agradecerlos, aunque se sienta que no se merecen.

assumpta1
Assumpta Serna

– En la celebración del preestreno en Madrid, el superior provincial de Las Hijas de la Caridad comparó ‘Red de Libertad’ con la peli ‘La lista de Schlinder’

Hay una serie de homenajes dentro de la película. Todos sabemos que hubo gente que estuvo en contra del poder establecido, así como otra arrogante. No obstante, resulta muy útil y conveniente que se acentúe esa comparación, principalmente cuando de quien se habla es de una persona que ha dedicado su vida a darse a los demás y ha rechazado y perdido muchas cosas, incluso su salud, para seguir luchando.

– ¿Recuerda algún diálogo representativo de Helena?

Sí. Me llamó la atención una de las frases que Helena dice cuando se está muriendo: “¡Ay, con lo que hay por hacer!”. Cosa que a mí me toca directamente porque entre el trabajo de la Fundación, el trabajo como actriz, de la escuela, mi familia…, vaya, que no hay tiempo para nada.

Porque realmente en la vida no hay tiempo para las cosas que uno quiere hacer. Cuando tienes ilusión y pasión y curiosidad y estás vivo tienes esa idea de encontrar todo el sentido de ayudar a los demás, cosa que también me pasa a través de la escuela y la Fundación. Y falta tanto tiempo siempre que quizás eso es lo que me ha tocado más de esta película.

– Si le llamaran de Hollywood para hacer una película parecida, ¿aceptaría?

Sin pensármelo. En América hay una corriente muy interesante de películas de tono cristiano o con una serie de valores importantes, que es un cine súper válido y actual.

– ¿Qué papeles querría hacer?

Los de personajes íntegros en lugar de hacer películas de carácter violento o de miedo. No me gustan mucho.

– ¿Tiene motivo?

Una vez fui jurado de un festival de películas de miedo y al final terminas por no tenerlo. Me gustan las historias que dan sentido a la vida y la felicidad está en escuchar al otro, en reconocer, en este caso, todos los valores que puede tener una película como Red de Libertad. Pero también tiene que coexistir el factor del defecto que tenemos los humanos, porque hacer una película solo de lo divino sería difícil que tuviera éxito, básicamente porque cada uno piensa en su Dios de distinta manera.

– Al hilo de esta idea, recuerdo su trabajo en ‘Teresa Teresa’, de Rafael Gordon, donde hacía de diablillo…

No lo había pensado porque teníamos presente la comparación con la monja que hice de Sor Juana Inés De la Cruz. Fue una poetisa que quizá no tenía esa vocación de monja, sino que lo hizo para poder estudiar en el siglo XV. El escritor mexicano Octavio Paz decía que Sor Juana Inés De la Cruz quiso ser santa. Porque se aparta de un día para otro del mundo de las letras y de su figura pública hasta el fin de su vida, que decide simplemente que transcurra en la comunidad.

Yo creo que ahí Helena tocaba más el suelo y entre una y otra era bonito reflexionar al respecto. Sinceramente, me hubiera gustado ser Teresa (Isabel Ordaz) pero el director no me vio nunca como monja. ¡A ver si me ve en ésta!

assumpta3
Assumpta Serna

– Hablando de los premios, ¿qué piensa de ellos?

Como te decía antes, he estado de jurado en muchos festivales.  Y siempre es una oportunidad de ver cine pero, sobre todo, te ponen una posición donde realmente tienes la responsabilidad de no decir sólo me gusta o no me gusta, sino de defender por qué algo funciona aunque no te guste. Es algo difícil de hacer en la sociedad en la que estamos pero es un bonito ejercicio. Ahora que siendo presidente del jurado puedes imponer unos criterios.

De he hecho, me he encontrado con gente de todo tipo, por ejemplo en un festival en Alemania de personas con discapacidad. Y era muy interesante porque allí no tuvimos ningún problema en establecer estos criterios o quizás ha sido la vez que menos me ha costado. A veces, cuando eres diferente, tienes más posibilidades y entiendes que la diferencia te puede proporcionar otras sorpresas gratificantes. Para mí fue una lección muy importante.

También hay jurados que dan premios a películas, porque simplemente a uno le gusta mucho  algo de esa historia y al otro le disgusta lo mismo y surgen problemas. Lo suyo sería establecer unas pautas sobre lo que se va a premiar y de qué manera. Y los jurados así a mí me interesan, pero hay pocos, conque los premios para mí son menos importantes que el público que va a ver la película.

En el caso de los Goyas, Gaudís, los Oscars… Son gente de la misma profesión que de repente ha votado por ti y quieras que no son profesionales a los que les gusta lo que haces y es reconfortante si te gratifican con un premio. En resumen, prefiero el premio del público, de esas personas que te paran por la calle y te dicen que les has gustado en la película, porque a fin de cuentas no conoces el criterio del jurado.

– ¿Qué piensa sobre el IVA cultural, ahora que el Gobierno quiere rebajarlo para 2018?

En un momento de crisis ha sido una decisión absolutamente equivocada. Hemos visto que en otros países que también tenían la misma crisis han reaccionado de una manera completamente distinta y eso era un barómetro sobre la situación de todo lo que nosotros no hemos podido comunicar a la gente, al trabajador normal. Quizás en esto hemos dado un poquito la espalda al espectador y hemos preferido recibir las subvenciones… se podría reflexionar mucho sobre el tema, aunque no es algo fácil.

– Confío en que si se resuelve mejore.

Éramos uno de los países donde la gente acudía más al cine, y se nota, por ejemplo, en el día del espectador donde la gente acude aún más. Además, Internet y la piratería nos están comiendo mucha parte del negocio… por eso, esa subida del IVA fue demoledora.

En los últimos 10 años muchas personas han tenido que abandonar su negocio y reciclarse. Por eso tienen mucho valor las nuevas generaciones que se dedican más al cine independiente y digital. Es lo que yo llamo la democratización del cine digital, porque también ha influido en el modelo de distribución de cine. ¡Son momentos apasionantes! Yo, desde los años 80, no me aburro porque siempre hemos estado en crisis o hemos tenido algo contra lo que luchar.

En estos momentos la televisión está haciendo productos muy interesantes, igual que las nuevas plataformas. No sabemos muy bien cómo va a ir en el futuro pero siempre pienso de manera positiva y seguro que todo va a salir bien. Hay cosas que no tienen solución, pero en el caso del IVA también se favorece una ley donde se pueden hacer donaciones al cine. Pero parece que interesa poco.

– ¿Qué haría para eliminar la piratería?

Creo que es cuestión de trasladar un mensaje. De montar campañas organizadas por parte de los cineastas para dar a entender lo que quiere decir la piratería. Unos informes ciertos de las cifras ciertas del cine que nunca hemos tenido ni tendremos en este país. Es difícil hablar de piratería cuando no te respaldan unas cifras exactas por parte del Ministerio de Cultura, la Asociación de Productores o la Academia de Cine. Siempre son los tres soldados distintos del cine.

Entonces, ¿cómo lo vas a defender si no nos entendemos entre nosotros? Tiene que haber otro sistema con el que valorar todo eso. Ahora mismo hay que contar con el peso que tienen los influencers en el cine. De hecho, el cine de hoy día, comparado con lo que yo hacía cuando empecé no tiene nada que ver. Incluso la prensa escrita tenía un valor casi divino y ahora este valor está tan repartido y diseminado…

– ¿Diría que sí a Pablo Moreno si le volviera a llamar?

Sí, sin problemas. Pablo es una persona con la que me gustaría volver hacer otros proyectos. En la Fundación hemos elaborado un código de buenas prácticas del actor en el audiovisual. Es una guía ética de las relaciones del actor con el equipo. El equipo que lidera Pablo ha cumplido todas y ha tomado ese código como suyo. Y creo que es una buena oportunidad de decir que efectivamente se puede hacer un cine con valores, dentro de la misma estructura.

La robusta fe católica de la familia Trapp

La película cumple 50 años, pero la historia real es mayor

Las 10 cosas que «Sonrisas y lágrimas» no contó sobre la robusta fe católica de la familia Trapp 

Actualizado 16 marzo 2015

María Martínez López/Alfa y Omega 

Hace 50 años se estrenó la película -en la imagen- sobre la familia Trapp, pero la historia real es aún más bella y espiritual
Hace 50 años se estrenó la película -en la imagen- sobre la familia Trapp, pero la historia real es aún más bella y espiritual

Este mes de marzo se han cumplido 50 años del estreno de la película Sonrisas y lágrimas, una película basada en el musical The sound of musicque ha cautivado a generaciones enteras.

Muchos fans saben que su argumento se basa en la historia real del matrimonio entre el barón Georg von Trapp y su segunda mujer, María,que tras huir de Austria alcanzaron la fama en Estados Unidos como los Cantores de la Familia Trapp.

Este grupo estaba formado por María, los siete hijos del capitán Von Trapp con su primera mujer –cuyos nombres y edades no coindicen con los del musical–; y, con el tiempo, también los tres hijos nacidos del matrimonio de Georg y María. Sin embargo, para muchos que han disfrutado con canciones como Do-Re-Mi o Mis cosas favoritas, será una gran sorpresa comprobar hasta qué punto la fe y la vivencia católicas hicieron posible esa historia que tanto admiran

1.- De atea a postulante benedictina
María Augusta Kutschera (su nombre de soltera) había perdido a su madre a los dos años y recibido una educación muy estricta por parte de unos familiares con los que su padre la había dejado para que se hicieran cargo de ella. Llegó a la universidad siendo atea y socialista, hasta que un día entró en una iglesia pensando que iba a escuchar un concierto de Bach. En vez de eso, se encontró el templo abarrotado escuchando al famoso predicador jesuita padre Friedrich Kronseder. Su forma de hablar «simplemente me arrastró. Estaba completamente abrumada». Mientras el sacerdote bajaba del púlpito al terminar de hablar, la joven lo agarró del codo y le preguntó: «¿Realmente cree todo eso?» Una larga conversación con él cambió totalmente su visión del mundo, hasta el punto de que no mucho después ingresó como postulante en la abadía benedictina de Nonnberg.

2.- Una abadía con historia
Fundada a principios del siglo VIII por santa Erentrudis, sobrina (o hermana) de san Rupert de Salzburgo, la abadía de Nonnberg es el monasterio femenino más antiguo al norte de los Alpes. Allí, continuó sus estudios de magisterio, que debía completar antes de ingresar al noviciado.

El motivo de que María fuera la elegida cuando el viudo capitán Georg von Trapp solicitó una maestra para una de sus hijas fueron las frecuentes jaquecas que sufría, y que el médico atribuía a que la vida monacal no le permitía hacer la cantidad de ejercicio físico a la que estaba acostumbrada. También su futuro marido era converso, y había entrado en la Iglesia católica sólo un año antes de 1926, cuando se conocieron.

3.- La música de las montañas
Antes de ingresar en el monasterio, María había pertenecido a grupos juveniles católicos, que tuvieron un gran protagonismo en los países germanos en el primer tercio del siglo XX, y en los que la música jugaba un papel muy importante.

En los libros en los que cuenta su historia –en España se ha publicado sólo Sonrisas y lágrimas (Espasa), titulado originalmente La historia de los Cantores de la Familia Trapp–, habla con entusiasmo de las largas acampadas en los Alpes, y cómo recorrían pueblos y aldeas recogiendo melodías tradicionales, copiándolas, versionándolas para voces e instrumentos modernos y antiguos, y, por supuesto, cantándolas, tocándolas y bailándolas. Así, cuando llegó a la familia Trapp, tenía en la cabeza un amplísimo repertorio de canciones folclóricas que luego contribuiría a hacerles famosos.

4.- La familia, Iglesia doméstica
Desde su matrimonio, Georg y Maria von Trapp hicieron de la vivencia de la fe el eje de su vida familiar, de forma inseparable a la música. De hecho, empezaron a cantar no sólo por amor a la música, sino como forma de oración, y los momentos familiares importantes –nacimientos (en casa), muertes, acciones de gracias– siempre se vivían en familia, cantando piezas religiosas acordes a la ocasión.

La primera Cuaresma, los Trapp adquirieron la costumbre de que el rato de lectura en voz alta de cada noche, mientras los hijos hacían labores y manualidades, se dedicara al Evangelio. En uno de sus libros, Ayer, hoy y siempre, María recoge, entremezcladas con anécdotas, las reflexiones que la familia iba haciendo en torno a esos ratos de lectura del Evangelio, que en ocasiones derivaban en una investigación más profunda sobre aspectos diversos de la Escritura y de Tierra Santa.

Otra de sus obras, En torno al año con la familia Trapp, explica de forma sencilla y a la vez profunda todas las costumbres católicas que iban marcando los tiempos litúrgicos de todo el año en Austria, y su significado. De hecho, este tema ya está presente en el libro sobre la historia de la familia.

5.- «¡Qué afortunados somos!» Comienzan los problemas
En 1935, el pequeño banco familiar en el que Georg von Trapp había depositados sus abundantes ahorros para intentar ayudar a la dueña, amiga suya, quebró. Fue la primera de muchas pruebas. Para mantenerse a flote, los Trapp tuvieron que despedir a seis de los ocho empleados que hasta entonces habían tenido. Las monjas benedictinas de Nonnberg les sugirieron que instalaran una capilla en su casa, de forma que pudieran alquilar habitaciones a estudiantes de la Universidad Católica –la familia se instaló en uno de los tres pisos de la mansión–. Así lo hicieron, con permiso del obispo de Salzburgo.

Desde entonces, cada mañana celebraban Misa (en la que cantaba el pequeño coro familiar) y, por la tarde, Bendición con el Santísimo. Providencialmente, uno de los sacerdotes enviados para celebrar fue el padre Franz Wasner, gran experto en música, que quedó desde entonces indisolublemente unido a la familia como su director del conjunto musical, incluso antes de que pensaran en dedicarse a la música como profesión. Fue él quien les acompañó en el proceso de transformar la afición en profesión, aunque el musical basado en la historia de la familia Trapp ignore su figura y le sustituya por el tío Max Detweiler. La generosidad con la que reaccionaron los niños ante el brusco cambio de vida, y el poder tener al Señor en su propia casa, les hacía exclamar con frecuencia «¡qué afortunados somos!»

familia_trapp_real

Miembros verdaderos de la familia Trapp: en la fila de atrás, de izquierda a derecha Hedwig von Trapp, Werner von Trapp, Maria von Trapp, Eleonore von Trapp y el sacerdote y director musical Franz Wasner; en la de delante, Johanna von Trapp, Agathe von Trapp, Johannes von Trapp y Maria Kutschera von Trapp.

6.- Hay que elegir: bienes temporales o espirituales
En Sonrisas y lágrimas, se cuenta que los Trapp deciden huir de Austria después de la Anexión a Alemania de 1938 para evitar que el capitán Trapp tenga que incorporarse al ejército del Tercer Reich. Efectivamente, el capitán recibió esta invitación y se sintió tentado a aceptarla. Había estado al mando de un submarino en la I Guerra Mundial y la nave que le ofrecían los nazis era infinitamente mejor. Pero la tentación no duró mucho: «No, no puedo hacerlo. Cuando hice el juramento sobre nuestra antigua bandera, juré: Con el Emperador [austrohúngaro], por Dios y mi país. Esto estaría contra Dios y contra mi país».

También su hijo Rupert, que acababa de terminar Medicina, rechazó un puesto en un hospital –había escasez de médicos por las detenciones de judíos– porque ya era consciente de que, bajo los nazis, ejercer la Medicina significaría «tener que consentir atodo tipo de tratamientos y manipulaciones que no puedo aceptar, como católico, y como hombre».

De hecho, ese mismo día, a María le habían recomendado abortar a su tercer hijo –el décimo de Georg– para evitar que se agravaran los problemas de riñón que sufría.

La misma semana, recibieron la tercera oferta de los nazis: cantar para Hitler en su cumpleaños. Entonces se dieron cuenta que rechazarla una vez más les pondría en serio peligro. Convocaron un consejo familiar con los siete hijos mayores, en el que Georg les preguntó: «¿Queremos conservar los bienes materiales que nos quedan (la casa con los muebles, a nuestros amigos y todas las cosas a las que tenemos cariño? Entonces tendremos que renunciar a los bienes espirituales, a nuestra fe y nuestro honor. Ya no podemos tener ambos. Ahora podríamos ganar mucho dinero, pero dudo mucho si eso podría hacernos felices. Prefiero veros pobres, pero honrados».

La decisión estaba tomada: huirían de Austria, acompañados con permiso del obispo por el padre Wasner, que también estaba en peligro por su vinculación con ellos y por algunas publicaciones en la revista católica que dirigía.

7.- Buscar primero el Reino de Dios
Con nueve hijos entre los 17 y los siete años y uno en camino en un embarazo de riesgo, los Von Trapp dejaron su casa y su país. No fue una huida épica por las montañas como en la película, pero tampoco estuvo exenta de dificultades. Sobrevivieron unos meses a base de una gira de conciertos por Europa.

Les contrataron para otra por Estados Unidos, donde llegaron con un total de cuatro dólares en el bolsillo. Después de tener que interrumpir esta primera gira de conciertos por el nacimiento del niño, el Gobierno les prohibió prolongar la estancia en el país, por lo que tuvieron que volver a Europa. Siguieron sobreviviendo gracias a la música, pero de una forma que consideraron toda una lección de confianza en la Providencia: siempre surgía un nuevo concierto, o una prolongación del permiso de estancia en un país, justo antes de que se agotaran los plazos, o el último céntimo.

Por fin, pudieron volver a Estados Unidos, donde alcanzaron la fama definitiva. Su lema durante todo ese tiempo fue: «Buscad primero el Reino de Dios y su justicia», ya sea dejando tu país para no traicionar tus creencias o viviendo con alegría la incertidumbre y la pobreza, «y lo demás se os dará por añadidura».

8.- La ayuda para Austria, a través de los capellanes militares
Al terminar la II Guerra Mundial, el General al mando del ejército estadounidense de ocupación en Austria escribió a los Cantores de la Familia Trapp pidiéndoles ayuda para paliar las situación de empobrecimiento absoluto en su país de origen. Inmediatamente, la familia creó una fundación y aprovechaban todos sus conciertos para pedir donaciones económicas o en especie, que iban recogiendo en su autobús. Cuando el autobús estaba lleno, las enviaban a los capellanes del ejército americano, para evitar que acabaran en el mercado negro. Sólo mediante el esfuerzo de la familia y la ayuda puntual de algunos amigos, lograron enviar a Austria, en menos de dos años, 136.000 kilos de ayuda, y organizaron el apadrinamiento de 14.000 familias austriacas. Esta labor le supuso a María la concesión, por parte del Papa Pío XII, de la Medalla Benemerenti (1949) y de la de Dama de la Orden del Santo Sepulcro (1952).

9.- Evangelizar con la música, «una nobilísima vocación»
Si la familia Trapp era famosa por la música y su música era inseparable de su vida de fe, a la fuerza tenían que evangelizar. Lo hacían en sus conciertos, mediante las sencillas explicaciones a las piezas religiosas. Lo hacían también cuando, en su granja de Stowe (Vermont), comenzaron a organizar en verano campamentos musicales para gente de todas las edades. En este campamento –al igual que en la granja– la capilla era un lugar de gran importancia, y cada día terminaba con la Bendición con el Santísimo y un rato de oración mediante la música.

«Muchas de esas almas no habían rezado en mucho tiempo. Allí, la música era como una llave mágica, que abría el corazón más fuertemente cerrado. En esos momentossentíamos el centro de nuestra nobilísima vocación», recuerda María von Trapp en su libro.

10.- Misioneros en el Pacífico Sur
El apostolado cotidiano se les quedaba corto. Tras la muerte del barón Von Trapp en 1947 y la disolución del grupo en 1957, María von Trapp, su hijastra María Francisca (fallecida en 2014 a los 99 años) y su hija Rosemarie se trasladaron a Papúa Nueva Guinea durante unos años como misioneras.

Esterilizar a las clases bajas

QUIEN GANE MENOS DE 77.000 EUROS ANUALES NO DEBERÍA PODER TENER HIJOS

Esterilizar a las clases bajas, dice una multimillonaria

ginaJesús D Mez Madrid. Gina Rinehart ha propuesto esterilizar a las clases bajas para evitar que se multipliquen. Ha llegado incluso a marcar la cifra: quien gane menos de 77.000 euros anuales no debería poder tener hijos. ¿Monstruoso no? Pues hay quien le ríe las gracias. Las familias que ganen más dinero, continua Gina Rinehart, deberían «animarse a tener 10 o 12 hijos». Parece lógico: que se reproduzcan los que pueden económicamente, los que no, que sean esterilizados. Un claro caso de inducción al darwinismo social.

Y es que el darwinismo social, que es muy parecido al nazismo, dicho sea de paso, propone la eliminación de los elementos débiles de la sociedad. Estos elementos débiles pueden ser discapacitados, personas con Síndrome de Down, ancianos, enfermos terminales, personas en estado embrionario… Es curioso que a casi todos nos indigne lo que dice esta millonaria australiana pero que bastante menos gente se indigne cuando el tema en cuestión es la eutanasia, el aborto o los embriones con enfermedades incurables.

 Si pensamos como si las personas fuesen piezas de un reloj muchas cosas tienen su lógica. Incluidos sistemas políticos que tanto asustan, como el nazismo. Pero hablamos de personas. Parece un pequeño detalle sin importancia pero en cuanto lo perdamos de vista estaremos perdidos. Recuerdan: “el feto es un ser vivo pero no es humano”. Lo estamos empezando a dejar de ver. Y lo peor es que nos estamos acostumbrando. Muchos tenemos la sensación de que empezamos a aplicar no cierta naturalidad el darwinismo social.