«no me lo puedo creer»

La milagrosa curación de David

Empezó con un dolor en la muñeca, pero se extendió. Cinco años de dolores intensos y operaciones. Perdió la movilidad y la sensibilidad del lado derecho de su cuerpo. Le dieron la incapacidad y ninguna esperanza de recuperación. Pero nunca perdió la fe. Cuando los medios humanos se agotaron, pidió que le acompañaran en una novena a Isidoro Zorzano. El milagro es asombroso.

El médico no daba crédito. David entró a la consulta del médico andando. Con él, su mujer, Teresa. El doctor no le reconocía. Se convenció de que realmente era su paciente porque identificó a su mujer. Recordaba a David en silla de ruedas, con los dedos de una mano engarrados, afligido por el dolor. No podía creer que de repente, después de tanto tiempo, estuviera tan… sano.

Le hizo el reconocimiento, y asombrado le dijo: «Efectivamente, estás curado». No daba crédito.

Le preguntó qué había hecho al margen del tratamiento, que –por otra parte- era ya para mitigar los dolores, no para una cura, que quedaba descartada médicamente.

David respondió: «Como los medios humanos ya no alcanzaban, decidimos intensificar los sobrenaturales. Hicimos una novena».

La familia de David Rodríguez Nieto.
David Rodríguez Nieto.

El doctor, perplejo, preguntó qué era una novena. David y Teresa se lo explicaron: nueve días pidiendo la intercesión a un santo o a alguien de quien se crea en su santidad (en este caso a Isidoro Zorzano). Ojiplático, el médico rehizo el informe y le recetó: «Siga usted tomando novenas».

La enfermedad

David Rodríguez Nieto vive en Vallecas, un barrio humilde de Madrid. Casado, padre de cinco hijos, todos menores de edad. Era feliz en casa y en su trabajo, profesor en un colegio. Un día, hace cinco años, moviendo un mueble se hizo daño.

Parecía algo de un tendón en la mano derecha, y necesitó de una operación. Se complicó y le afectó a otros nervios. Más operaciones. Empeoró. Se extendió. Le afectó al equilibrio, a temas neuronales, se le quedaron los dedos agarrotados.

Los dolores eran muy intensos. Le colocaron un neuro estimulador, que al principio pareció funcionar, pero su cuerpo lo rechazó por algún tipo de alergia. Perdió la sensibilidad, y finalmente, quedó en silla de ruedas. Y con dolores tremendos que apenas le permitían conciliar el sueño. 

Pero él lo llevaba con una entereza encomiable. Cuenta a Aleteia que en esos cinco años «he rezado por curarme, otras veces por aprender a convivir con ello, otras veces te cabreas y te preguntas ‘¿qué he hecho yo para merecer esto? Iba por días’». Pero en todas esas fases, nunca cuestionó su fe. Sabía que, lo entendiera o no, Dios estaba detrás de esto.

Sólo quedaba esperar un milagro

En una de las últimas consultas, el médico no le dio buenas noticias: «Cuando veo que todos los medios médicos me dicen que la única es esperanza es una operación del neuroestimulador para disminuir el dolor, pero ninguna esperanza de curarme. Es en ese momento cuando piensas, ahora de verdad».

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David, en silla de ruedas, y su esposa.

David Rodríguez Nieto

Ese «ahora de verdad» significa que ahora de verdad sí que tiene que pedir el milagro con toda su fe. Y con la confianza de que podía pasar, no como si fuera una lotería a ver si toca. Y tenía claro a quién pedírselo y por qué.

La novena

David y Teresa se casaron en la parroquia de San Alberto Magno, en Vallecas. En esa iglesia está enterrado Isidoro Zorzano, un compañero de clase de San Josemaría y primer miembro del Opus Dei.

«En mi casa, somos muy de pedir cosas a Isidoro Zorzano. Nos ha hecho favores cotidianos. Y dijimos, ‘¿por qué no?’ Ya que nos ha ayudado en pequeñas cosas, que haga algo más gordo», cuenta David, con la naturalidad de quien tenía plena confianza porque ya había experimentado pequeños milagros.

Así que se decidió a mover por grupos de redes sociales un mensaje muy campechano invitando a quien quisiera a unirse a una novena a Isidoro Zorzano para pedir su curación, porque él «quería volver a trabajar».

Y el mensaje comenzó a circular.

Primero por la familia, muy numerosa, colegio, amigos, parroquia… y se fue extendiendo por conocidos, desconocidos, etc. David vio cómo muchísimas personas se ponían a rezar por él. «Tenía una esperanza real. No fue en plan a ver qué pasa, a ver si tengo suerte. Tanta gente rezando que pensaba que Isidoro iba a tener que hacer algo. Estaba impresionado porque había tanta gente rezando que se nos había ido de las manos«.

Así que pensaba que «Isidoro va a tener que hacer algo».  Y añade: «Era el último cartucho. Si me curo, me curo. Tenía la impresión de que sí». Tan convencido estaba de que algo podía pasar, que medio en broma medio en serio, ya durante la novena, cenando con unos amigos en casa, les dijo: «Oye, acordaos de que el domingo jugamos al pádel».

El milagro

Era sábado. Último día de la novena. La enfermedad avanzaba. David había quedado con su amigo Carlos para acompañarle a hacer unas gestiones a El Escorial, un pueblo en la sierra madrileña. Iban en el coche de Carlos. Entonces, David comenzó a sentir un hormigueo en la pierna. David comenzaba a sentir los dedos y se lo dijo a su amigo, quien le recordó que aún le quedaba por rezar la última estampa de la novena.

Pararon en una gasolinera. Rezaron la estampa muy emocionados. David salió del coche por su propio pie. El equilibrio que perdió hacía años, había vuelto. Y la sensibilidad. Los dedos se habían vuelto a estirar. El dolor había desaparecido. Se abrazó emocionado a su amigo e inmediatamente llamó a Teresa para anunciarle el milagro.

Ya curado, volvió a enviar otro mensaje para comunicar la noticia y pedir otra novena, esta de acción de gracias. Éste fue su mensaje:

Querida familia y amigos:

Lo primero de todo GRACIAS, gracias porque estos 9 días han sido impresionantes, nos habéis acompañado y nos habéis enseñado mejor que nadie lo que es la Comunión De los Santos, y sobre todo el poder de la Oración…  GRACIAS porque en estos 9 días, hemos ido curando «heridas del alma», y hemos ido creciendo en FE…  Poco a poco… la FE no viene de golpe, y debe seguir creciendo…  De salud… podríamos decir que estoy casi curado, y casi no nos lo creemos, pero es así… flojo, pero sin dolor y pudiendo volver a andar… los músculos un poco atrofiados después de tanto… así que solo podemos decir GRACIAS…  Como habéis demostrado una FE increíble, nos atrevemos a pediros una nueva novena… esta vez para AGRADECER…  Por eso os animamos a que sigáis caminando con nosotros otros 9 días… desde mañana hasta el día 15 de Mayo… 9 días de AGRADECIMIENTO a ISIDORO…  Agradecidos, os damos las gracias por TANTO…

«Soy un milagro viviente»

 «Ahora tengo varios meses de rehabilitación por delante porque tengo los músculos acartonados, no tengo fuerza en las manos, me canso enseguida», cuenta David sabiendo que los dolores se han ido y que volverá a trabajar. Eso en lo físico, pero en lo espiritual se siente abrumado «porque no quiero ser protagonista, el mérito es de Dios a través de Isidoro. No lo estoy viendo de la barrera, estoy dentro de la plaza. Yo estoy agradecido, continuamente dando gracias, pero el modelo a seguir no soy yo».

Tiene claro que quiere que su historia se conozca:

«Yo cuento lo que sea pero para acercar a la gente a Dios, no quiero ser showman. Pero yo quiero contar la realidad para que la gente crea y podamos tener más milagros».

Además, ya se está moviendo para que ‘su milagro’ sirva para el proceso de beatificación de Isidoro Zorzano, quien actualmente es Venerable.

UN MILAGRO DE BENEDICTO XVI

«Los invito a que lean en las redes sociales el conmovedor testimonio de Peter Srsich, un joven de 17 años, que padecía un linfoma de Hodgkin de grado 4, con un gran tumor cancerígeno en uno de sus pulmones. Cada nueva quimio lo deprimía aún más. Pero pudo beneficiarse de un ofrecimiento providencial a través de la Fundación Make-a-Wish (EE.UU.) que ayuda a niños y jóvenes con enfermedades potencialmente terminales para que cumplan su sueño. Peter tenía un sueño: ir a Roma para ver a Benedicto XVI. Pudo realizarlo junto con su familia en mayo de 2012. ¡No se esperaba recibir la bendición de su vida! Llegado ante el Papa sólo atinó a decirle que tenía cáncer, que quería ser sacerdote y le pidió su bendición. Le ofreció una pulserita plástica que decía: ora por Peter con la cita de Rom 8,28. El Papa extendió su mano sobre el pecho de Peter sin que éste le hubiera señalado el lugar donde se encontraba el tumor y lo bendijo, pero no sobre la cabeza como normalmente se hace. Peter siguió con su tratamiento y fue mejorando de a poco hasta que sus estudios médicos demostraron que estaba curado. Posteriormente ingresó en el seminario y nueve años más tarde fue ordenado sacerdote.

Peter no es el único sacerdote con un testimonio sorprendente donde sufrimientos y consolaciones celestiales se entremezclan. Estar enfrentado con la muerte transforma el corazón. Demos gracias a Dios por Peter y oremos por él y por todos los sacerdotes para que irradien la Luz de Cristo en este mundo de gran oscuridad espiritual. ¡Tenemos tanta necesidad de ellos!»

© Children of Medjugorje del mes de enero de 2023

Sor Emmanuel

REFLEXION SABIA DE UN CRISTIANO PENSANTE

unidoscontralaapostasia

Llamado Soel Osorio

Hay una Atmosfera de milagros en este momento, hahahahaha…Cuando se expresó así alguno de los Apóstoles de Jesucristo, cuando, NUNCA.

Porque este lenguaje de atmosfera conquista y similares no proviene de las Sagradas Escrituras sino de la Nueva Era, de la Metafísica, de los Kriyas, del Kundalini, de la Cinsiología y de muchas otras corrientes que se infiltraron en el Cuerpo de Cristo, y que ahora la mayoría usan estos términos, siendo incorrecto esta manera de hablar.

Imagínense al Apóstol Pedro delante del paralítico en el Libro de los Hechos de los Apóstoles diciéndole: Siento una Atmósfera de Milagros en este momento, recibe el tuyo, hahahahahaha; nunca lo hizo así, en vista que el predicaba el Verdadero Evangelio en Palabras y en el Poder del Espíritu Santo, y no el que ahora se predica, el cual ha sido cambiado por corrientes externas volviéndolo místico y casi mágico.

Testimonios de sanación física

…al tercer día después de regresar de este lugar, mis ojos quedaron totalmente sanados.

Alabado sea Jesucristo

En el mes de Abril del año 2005, fui invitado a las manifestaciones de los Sagrados Corazones de Jesús y María; acepté con mucho agrado esta invitación, pero con muchas dudas y temores; caminando en medio de las aguas como Pedro, no tenia la suficiente Fe, pero animado por un hermano, fui entrando en la experiencia de meter los pies en el Lago de las Lágrimas y sentir la purificación de mis pecados; más adelante recibir regalos de gracias y bendiciones en el Lago de los Ángeles y de San Miguel Arcángel. Me di cuenta de que Jesús y su Madre estaban actuando en mi vida. De repente fui invitado a rezar el Vía Crucis y fue en este lugar donde fui tirado por el suelo de mi soberbia y orgullo sacerdotal de creer y confiar en que el Señor y Su Madre estaban conmigo. El regalo más grande fue el ver con mis ojos enfermos. Con una Neuropatía diabética, viendo todo doble, no podía caminar bien, ni ver bien, los médicos me habían informado que esto me duraría por lo mínimo un año; y cual fue mi regalazo, que en este lugar del Vía Crucis, la manifestación del sol danzando, una cruz, ángeles, los Corazones de Jesús y Maria, los pude ver en el cielo en unión de otro hermano sacerdote, lloramos de alegría, por ver cuánto amor se nos manifestó del cielo. Y la mayor manifestación es que al tercer día después de regresar de este lugar, mis ojos quedaron totalmente sanados. Parece mentira, pero es una realidad. Lo manifesté a mi Obispo y me dijo: “si tú como sacerdote lo dices, te creo.” Luego fui donde mis tres médicos, oftalmólogo, endocrinólogo y neurólogo. Todos dieron fe de mi sanación.

Hermanos y hermanas, cuánto dudamos y desconfiamos de estos regalos de amor de nuestro Padre Dios y nuestra Madre María. Yo les digo: ¡Crean y verán la Gloria de Dios! ¡No hay imposibles para el Señor! ¡VIVA JESUS! ¡VIVA MARIA!

Les bendice en el Señor,
P. José A. H., Panamá

Tras once años, vuelve el padre Kelly a Madrid

Recordamos dos sanaciones de su visita anterior

El padre Jaime Kelly en Madrid en 2011, en el encuentro en que se curaron Sara Quiroz y el pequeño Alejandro

P.J.Ginés/ReL 10 febrero 2022 11:17

El próximo lunes 14 de febrero, a las 20h, el padre Jaime Kelly celebrará una Eucaristía con oración de sanación en la parroquia de San Dámaso, en Madrid, en la calle Mauricio Legendre, 10.

Jaime Kelly es un misionero del Sagrado Corazón, un irlandés afincado desde hace décadas en Venezuela, que habla muy bien español. En julio de 2011 fue invitado a predicar en Madrid, en la Asamblea Nacional de la Renovación Carismática, ante unas 2.300 personas. Allí oró por distintos enfermos y algunos de ellos, bien conocidos entre los carismáticos de Madrid, dieron testimonio de haberse curado.

Todos sabían que Sara llevaba 20 meses sin caminar

El caso de Sara Quiroz –ReL lo explicó aquí en su momento- impresionó a todos porque llevaba 20 meses viéndola con muletas y silla de ruedas. Era asidua al grupo de jóvenes Elohim y a los encuentros juveniles carismáticos y es hija de Letty Florián, peruana que lleva muchos años en España y una de las responsables de la Renovación en la capital. Muchos jóvenes de toda España conocían a Sara de un reciente Camino de Santiago en el que a veces tenían que llevarla en brazos. Sara, en 2011, era en ese sentido casi “la coja oficial” de los jóvenes carismáticos de Madrid.

“A los 17 años me ingresaron en un hospital y me hicieron una punción lumbar. Fue un error médico. Me quedé sin fuerzas en la pierna izquierda. Tampoco tenía equilibrio. Caminar con muletas me suponía tanto esfuerzo que iba en silla de ruedas”, explicó Sara un año después de su curación. «Los médicos no sabían exactamente lo que me pasaba. Yo iba a rehabilitación, simplemente para no perder más fuerza en las piernas”, detalló.

“El padre Kelly oró por mí, imponiéndome las manos”, explicó Sara. “Me preguntó si yo creía que el Señor me podía sanar. Yo le dije: “sí, sin duda”. Me tomó de las manos y me dijo: “Sara, en nombre de Jesús, levántate que vamos a caminar.” Y fue como si yo viese en él la mirada de Jesús, que era Jesús mismo quien me decía: “Confía en Mí, vamos a caminar”. Y supe que estaba sanada. Y entonces di un paso, luego otro, y otro, y caminé. ¡No me caía! ¡Había esperado tanto tiempo! Y el padre Kelly me decía: “bien, poco a poco” pero yo pensaba “no, ¡yo a correr y que no me pare nadie!” y sigo caminando, siempre con el Señor”. Y añade: “No os imagináis la cara de mi fisioterapeuta, la persona que mejor conoce lo que yo podía y no podía hacer. ¡Y las de mis compañeros de la universidad!”

En este vídeo, un año después de su curación, Sara la explica con detalle y alegría

El niño que no podía crecer

La curación de Sara era visible para todos los que la conocían, y se notó al instante. Pero se produjo al menos otra, médicamente documentada, que no era visible al instante. La experimentó Alejandro, que tenía entonces 4 años, hijo de Pedro Miguel Perales y Susana Bellido, matrimonio de Azuqueca de Henares. El Hospital de Guadalajara constató que el niño no tenía apenas hormona de crecimiento. «De los dos a los tres años su crecimiento se paró: creció apenas un centímetro», explicó su padre a ReL.

El especialista endocrino ordenó unas pruebas en el Hospital de Guadalajara. «Primero hicimos la prueba con arginina, que indicó que el niño tenía déficit de la hormona de crecimiento. El tratamiento era caro: unas inyecciones que valen 1.100 euros al mes, que han de aplicarse hasta los 15 años. La Seguridad Social, para financiarlo, pedía un segundo análisis, que se hizo al cabo de un mes, el análisis de insulina, una prueba peligrosa. Y el segundo análisis confirmó lo que decía el primero», explica Pedro, el padre.

No llegaron a ponerle ninguna inyección. «La Seguridad Social anunció que no iba a cubrir nuestro caso, que si queríamos podíamos buscar otra opinión, la valoración de un centro privado», recuerda Susana. Lo llevaron al Hospital Niño Jesús, de Madrid, donde empezaron a medir su ritmo de crecimiento, y por el seguro de Sanitas. Por todos estos estudios, en julio, poco antes de la asamblea de oración, les constaba que el niño apenas había crecido un centímetro en varios meses. Era algo constatado por tres centros médicos distintos.

Durante un descanso en el encuentro, un amigo de su grupo de oración llevó al pequeño Alejandro a la sacristía, a que el padre Kelly orase muy brevemente por él. «Luego, en el momento de la adoración, mi marido acercó mucho al niño al Santísimo, y cuando el padre Kelly dijo que había un niño que se estaba curando pensé que era el mío«, explica Susana.

El padre Kelly se quedó unos días en Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, y el matrimonio pudo verse con él en un par de encuentros más, cuando iba a rezar a casa de algunas familias y en una eucaristía. Kelly rezó de forma más detenida por el niño.

Y en la prueba de septiembre quedaron asombrados: ¡había crecido 4 centímetros de golpe, desde julio! Y estaba creciendo al ritmo normal. Y sin poner ni una sola de las caras vacunas. Repitieron los análisis: la hormona de crecimiento estaba ahí y funcionaba perfectamente. «Pregunté a la doctora del Hospital Niño Jesús si eso era normal, si podía explicarse. Me dijo que no podía decirnos a qué se debía el cambio».

La importancia de perdonar

El padre Kelly fue en esa ocasión entrevistado en La Razón. Explicó que aunque ha visto muchos milagros, el que más le impresionó fue el de una señora en silla de ruedas que frecuentaba su misa semanal para enfermos. «Descubrí que estaba llena de ira contra su marido, que la había engañado con otra mujer tras 15 años de matrimonio», explica el misionero. «Lo echó de casa, y ella dejó de comer, quedó en los huesos y cuando la conocí llevaba 5 años en silla de ruedas sin poder caminar. Llena de ira, se negaba a perdonar, así que le negué la absolución y le dije que no rezaría más por ella si no telefoneaba a su marido. Finalmente, ella le llamó, le perdonó, y vi el cambio en su cara. Recé por ella y se levantó de la silla. En dos semanas caminaba perfectamente. Se reconciliaron y hoy viven juntos».

Pero no todos los milagros incluyen conversión: «Rezamos por una persona que tras un accidente caminaba sólo con andador, y se curó al momento, pero no quiso cambiar su vida, casarse por la Iglesia ni unirse a un grupo de oración… dos meses después volvió al andador y a la silla de rueda. Hay que tener fe y vida cristiana», afirmaba el padre Kelly.

Quemaduras de camiones y bomberos descubren algo «sobrenatural»

¡Dios puede hacer cualquier cosa! 🙌

El martes 4 de enero, un camión se incendió en una carretera en Laranjeiras do Sul, Paraná en Brasil. Las llamas envolvieron completamente el vehículo, pero una cosa permaneció intacta: una imagen de Nuestra Señora de Aparecida, la patrona de Brasil.

Un local grabó un video: https://www.facebook.com/watch/?v=321302489887504 del incidente después del incendio. La parte trasera del camión, con la imagen de Nuestra Señora, está completamente intacta y en perfecto estado.

Una oración junto a Nuestra Señora dice: «Cúbreme con tu manto sagrado. Amén».

El conductor del camión también sobrevivió milagrosamente, ileso.

Aquí hay una traducción del video titulado «El Gran Poder de Nuestra Señora»:

«Esta es la situación del camión en Ponte do (Rio) Xagu aquí. Tenía curiosidad por ver la escena. El conductor no está herido. Pero hay otro hecho que me llamó la atención.

«Es un milagro que el conductor se haya salvado, pero les mostraré otro detalle importante: lo que queda del camión intacto aquí. Para aquellos que no creen en los milagros, en Nuestra Señora, el resto del camión está destruido. Después de unas veinte horas, el humo sigue saliendo por ahí».

El medio de comunicación brasileño Correio Braziliense informó que el departamento de bomberos confirmó el incidente y lo que ocurrió.

El medio dijo que la falla del tablero del camión causó el incendio. El portavoz del departamento de bomberos dijo que la «única explicación» para la supervivencia de la imagen «es realmente sobrenatural».

«El maletero del camión está hecho del mismo material que la carrocería, láminas delgadas de aluminio, material que se derrite fácilmente justo cuando se acerca el incendio. Vemos mucho este tipo de cosas, pero no podemos comentar, porque hay mucha gente que no lo cree», dijo el portavoz.

«Pero arde muy rápido. La única explicación es realmente sobrenatural».

¡Nuestra Señora de Aparecida, por favor ruega por nosotros!

ChurchPop

Sara murió con tres años tras un encuentro premonitorio con «Mamá Morena»

… la Virgen de Copacabana

Sara solo tenía tres años y medio cuando murió, pero las extraordinarias circunstancias de su vida y su muerte han suscitado una gran devoción a la pequeña, traducida en gracias y favores atribuidos a su intercesión.

¿Puede ser la muerte de una niña en un accidente horripilante la chispa para devolver la fe a una familia entera y llevar esperanza a cientos de personas que rezan por su intercesión? Es lo que está sucediendo con la pequeña Sara, en una historia que cuenta Costanza Signorelli en Brújula cotidiana:

Sara Mariucci.

En un pequeño pueblo del centro de Italia, Gubbio (Umbría), famoso por un episodio en la vida de San Francisco [allí amansó a un lobo], una porción del cielo se derramó abundantemente sobre una niña, Sara Mariucci.

Son tantas las gracias que Dios Padre ya ha concedido a través de las manitas de esta pequeña, que el entonces obispo de Gubbio, monseñor Mario Ceccobelli, en 2016, se vio “obligado” a trasladar los restos de la niña de la tumba familiar en el cementerio a una capilla especialmente construida.

De hecho, eran demasiados los peregrinos que, venidos de todas partes, se detenían en oración para pedir la intercesión de la que ya presentaban como una gran santa, aunque la pequeña tenía poco más de 3 años y medio cuando murió. La historia de Sara ahora se cuenta en un libro recién publicado en italiano, La grande storia della piccola Sara Mariucci e di Mamma Morena [La gran historia de la pequeña Sara Mariucci y de Mamá Morena], escrito por Enrico Solinas.

Enrico Graziano Giovanni Solinas, autor del libro sobre Sara, es doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Lateranense y postulador de algunas causas de beatificación. Ejerce como juez laico en el tribunal eclesiástico regional de Umbría. Interviene en este vídeo junto con los dos obispos de Gubbio que han intervenido en el caso.

Todo comienza en la noche del 4 de agosto de 2006, la madre Anna Armentano lo cuenta así: “Después de un día en el mar [en Calabria], a las nueve de la noche, Sara y yo estábamos abrazadas en la cama, la acariciaba un poco (…) Después de unos minutos de silencio -continúa la madre- escucho su vocecita que dice:

-Cuando era pequeña, pequeña estaba en un lugar lejano, lejano, maravilloso.

-¿Y dónde estabas? -le pregunté.

-En una nube.

-¿Y con quién estabas?

-Con Mamá Morena.

-¿Mamá Morena? ¿Y quién es esta madre? -le pregunté asombrada.

-Es mi otra mamá.

-¿Tu otra mamá? Pero Sara, soy yo tu única mamá -le dije aún más asombrada-. ¿Y cómo es esta otra mamá?

-Es muy buena -respondió con una sonrisa que le iluminó el rostro y con aire de quien sabe lo que está diciendo.

-¿Mejor que mamá Anna?

-Sí.

-Sara, de verdad, ¿estás segura?

-Sí.

-Y descríbemela un poco, ¿de qué color es su cabello?

-Azul.

-¿Y los ojos?

-Castaños como los míos.

-¿Y dejarías a Mamá Anna para ir donde Mamá Morena?

 -me respondió con una sonrisa luminosa que le irradiaba el rostro.»

A la mañana siguiente, el 5 de agosto, Sara tiene una expresión particular en su carita. Parece melancólica, casi ausente. Hacia las 13.30 horas la familia se dirige a la playa Stella Maris, donde almuerza, y en ese momento la niña se aleja solo unos metros, junto a su hermano y a su primo, para alcanzar los juguetes eléctricos; esos que siempre se encuentran en el paseo marítimo y funcionan con monedas.

“De allí a poco, mi vida cambiaría para siempre”, explica mamá Anna. Sara, en efecto, subiéndose a la plataforma de uno de esos juegos, se electrocutó por un cortocircuito y murió instantáneamente.

La Virgen de Copacabana

Sin embargo, lo que a primera vista parece una tragedia enorme e inaceptable, esconde una verdad que se revela lentamente, mostrando los rasgos de un plan del amor de Dios, infinitamente más poderoso que el mal e incluso la muerte. De hecho, se descubrirá que Mamá Morena no es la fantasía de un niño, sino la Virgen en persona.

Y gracias a una intuición del padre de Sara, Michele, los familiares conocen a una Virgen llamada Morena, amada y venerada en Bolivia, que corresponde exactamente con la descripción hecha por la niña. El cabello azul del que habla Sara, por ejemplo, simboliza el manto de la Santísima Virgen.

A Michele, el padre de Sara, se le ocurrió buscar en internet Mamá Morena y encontró una advocación apelada así, la Virgen de Copacabana, localidad ribereña del lago Titicaca. Es la patrona de Bolivia.

Pero eso no es todo, la fiesta de esta Virgen Morena se celebra el 5 de agosto, exactamente el día en que Sara regresó a vivir al Paraíso. Cada vez es más evidente que Nuestra Señora ha hecho que Sara participe de manera muy especial en su plan de salvación para el mundo entero.

Leyendo la historia de Sara hacia atrás, de hecho, los familiares encontraron una riquísima serie de señales dejadas por el Cielo para confirmar esa intuición. Como, por ejemplo, el hecho de que el hermanito y el primito de Sara salieran ilesos a pesar de que también estaban sobre el mismo juego. El técnico que estudió el caso declaró este hecho como científicamente inexplicable ya que la descarga eléctrica que golpeó a Sara era “capaz de matar a un elefante”.

El retorno de la fe

Inmediatamente después de la muerte de la niña, ocurrió un primer evento milagroso que afecta a su familia, comenzando por mamá y papá. Hay que decir que la familia de Sara, en ese momento, estaba muy lejos de la fe. Anna, de hecho, había cerrado con Dios desde el momento que supo que su cuñado estaba enfermo de Parkinson y, por lo tanto, estaba destinado a morir pronto. Un dolor insoportable para la pobre Anna que, de niña, con tan solo 5 años, había visto a su padre disparar a su madre con una pistola y en ese cuñado había encontrado la fuerza y ​​el coraje para seguir creyendo en el amor de la figura paterna.

Bueno, cuando su hija de tres años también muere repentinamente, Anna cae en una desesperación atroz y, por el fuerte dolor, se niega a ver el cuerpo sin vida de su niña. Sin embargo, gracias a un amigo, Anna y Michele se convencieron de ir a despedir a su pequeña hija. Y es ahí mismo, frente al cuerpo de Sara, en donde ocurre el milagro.

Esto es lo que cuenta Anna: “Sentía una laceración increíble, un dolor tan grande como un abismo, estaba desesperada, angustiada. Después la vi. (…) Vi la serenidad, la paz, la alegría que había transfigurado su rostro: era bellísima, parecía mucho más grande. Dentro de mí todo ha cambiado: sentí una paz, una serenidad nunca antes sentida en mi vida. La mente se abrió, el corazón se abrió. El espíritu del Señor descendió sobre mí y mi esposo Michele. Entendí muchas cosas en ese momento: Sara no murió, resucitó con Cristo. María la tomó en sus brazos y la llevó a vivir en el Paraíso. (…) Dios entró en mi corazón diciéndome: ‘Sara está conmigo’. Dios me tomó en sus brazos, me levantó y me impidió sentir todavía angustia y desesperación”.

Una entrevista a Anna, la madre de Sara, en TV2000, la cadena de televisión de los obispos italianos.

Pero eso no es todo porque, tras este primer milagro, Dios convirtió y sanó el corazón de toda una familia: de hecho, el libro contiene los testimonios de padres, hermanos, abuelos, tíos, primos…

Intercesora por las familias

Pero Sara no se detuvo en su familia, desde ese momento ha continuado incansablemente ganándose los corazones de familias enteras. “No es en absoluto una coincidencia -dice el actual obispo de Gubbio, monseñor Luciano Paolucci Bedini– si las historias que Sara permite contar son todas historias de familia, de esposos y esposas, de madres y padres, de hijos e hijas y de todos aquellos hechos que ponen en peligro la navegación de las familias”. Y de hecho es precisamente a estas familias heridas a las que Dios, a través de su pequeña de Gubbio, les concede las más copiosas gracias de conversión y curación.

Lo que más impacta es ver cómo la vida de Sara parece encarnar perfectamente las profecías anunciadas por Nuestra Señora en las principales apariciones modernas, casi como si esta niña fuera una profetisa que nos ilumina sobre los tiempos venideros.

En primer lugar, la petición de consagrarse a sí mismo y al mundo entero a Dios a través del Inmaculado Corazón de María, ofreciendo así la propia vida por amor al mundo entero. Bueno, en esa pregunta: “¿Dejarías a Mamá Anna para ir a donde Mamá Morena?” y en ese “Sí”, pronunciado con alegría y convicción, ¿no existe acaso una Consagración a Dios Padre a través del Inmaculado Corazón de María? Y en la inminente ascensión de la niña al Cielo, ¿no se ve una muy humilde y muy pura ofrenda de la propia vida por Amor?

Y todavía, el anuncio de duras pruebas y una verdadera lucha de Satanás contra la familia, repetidamente profetizado por Nuestra Señora, ¿no se encuentra en todas las amargas pruebas que tuvo que enfrentar la familia de Sara? ¿Y también en todas las numerosas familias heridas que hoy piden su intercesión desde el Cielo?

Pero sobre todo la promesa del Triunfo del Inmaculado Corazón, es decir, de la victoria del Amor de Dios y de su salvación en todos los corazones que lo deseen, ¿no es quizás la imagen que nos devuelve hoy Sara de su familia y su deseo para todas aquellas que confían en ella?

Carlo Acutis y la historia del milagro que lo hace beato

Sucedió el 12 de octubre de 2010 en Brasil y tuvo a un niño como protagonista

Un día muy especial para América Latina y España.  Pues cada 12 de octubre para muchos es sinónimo de hispanidad, descubrimiento, encuentro.

Pero en Brasil, «gigante sudamericano» con otros lazos históricos que lo diferencian del resto de los países de la región en cuanto a su vínculo con Portugal, ese día tiene la impronta de su patrona, Nuestra Señora de Aparecida.

En relación a esto, en 2010, también se dio un encuentro más que particular, pero de una índole completamente diferente. Por un lado, una reliquia de Carlo Acutis, un joven de familia italiana nacido en Londres (Inglaterra) el 3 de mayo de 1991 y fallecido con “fama de santidad” en Monza (Italia) también un 12 de octubre de 2006 a causa de una leucemia.

Por el otro, un niño en Brasil enfermo con páncreas anular, enfermedad congénita que hacía que vomitara todo el tiempo.

A continuación el impactante relato del padre Marcelo Tenorio, vicepostulador de la causa de canonización de Carlo, reproducido en diversos medios como Campo Grande News:

«El 12 de octubre de 2010, en la capilla de Nuestra Señora Aparecida, en nuestra parroquia de Campo Grande (Mato Grosso del Sur), en el momento de la bendición con la reliquia, se acercó un niño acompañado por su abuelo. El niño estaba enfermo de páncreas anular, una enfermedad congénita que se estaba tratando. Esta enfermedad causaba que el niño vomitara todo el tiempo, lo que lo debilitaba y lo abatía mucho, porque todo lo que comía lo devolvía, incluido el líquido. Ya llevaba una toalla, porque su situación era grave. Cada vez más débil, debilitado, encontraría una muerte segura. Durante la bendición, el niño le preguntó a su abuelo qué debía pedir y este le dijo que rezara, pidiendo «para dejar de vomitar», y así sucedió. Cuando llegó el turno del enfermo, tocó la reliquia de Carlo y dijo con voz firme: «dejar de vomitar» y, a partir de entonces, ya no vomitó más». 

Cuando en febrero de 2011 se realizaron nuevas pruebas médicas se pudo comprobar que el niño estaba completamente curado.

Todo esto dio lugar al inicio al proceso sobre su causa de canonización, que en 2020 tuvo nuevos capítulos. El 21 de febrero el papa Francisco aprobó el milagro atribuido a la intercesión de Acutis y este 10 de octubre será beatificado en la Basílica Superior de San Francisco de Asís.

MIRACLE

En horas donde se realiza esta gran fiesta, vale la pena recordar una vez más el milagro por el cual será beatificado y que sin lugar a dudas también será seguido de cerca en Brasil y el resto de continente. Una vez más la palabra “encuentro” retumba.

MIRACLE

Tumba abierta al público

El 1 de octubre, ante la cercanía de la beatificación de Acutis, su tumba, en el santuario de la Expoliación de Asís, fue abierta para que los fieles pudieran venerar sus restos mortales.

“Hoy Carlo vuelve de alguna manera visible, la belleza de su presencia entre los ángeles y los santos. Carlo nos ayuda a seguir sus pasos para convertirnos a Jesús (…) Carlo fue fiel al amor de Dios y eligió a Dios como el todo de su vida. Un propósito breve como un tuit, pero ardiente como un fuego. No yo, sino Dios”, dijo en ese momento el obispo de Asís, monseñor Domenico Sorrentino tal cual publicó Aleteia junto a las imágenes difundidas ese día.

Galería fotográfica 

Puedes seguir en directo la ceremonia de beatificación aquí: 

¿MILAGRO EN EL LAGO ST LOUIS?

LA PELÍCULA

Un amor inquebrantable [Breakthrough], dirigida por Roxann Dawson y estrenada este año, cuenta la historia, basada en los hechos, de un caso inexplicable para la ciencia que sucedió en 2015 en el lago St Louis, en Missouri. Pincha aquí para conocer todos los detalles, que recogió entonces ReL.

Mom and unborn baby saved through Cardinal Newman’s intercession

Melissa Villalobos first heard of Blessed John Henry Newman from an EWTN show, but her relationship with him began more than a decade afterwards, when her husband brought home two holy cards with his image. “I put them up in our house—in our family room and in our bedroom—and I would pass by his image and just talk to him … and he seemed either happy when I expressed joy or like he was sharing in my sorrow when I was sorrowful and I just felt like we grew really close,” said Villalobos.

Because she had grown in such devotion to Cardinal Newman, Melissa called upon his intercession in a terrifying, desperate moment.

“I was pregnant and I was in my first trimester and I was losing blood. What had happened was, for some reason and we still don’t know why, but my placenta had become partially detached from the uterine wall. So blood was escaping from that hole which was essentially an open wound. And I also developed a subchorionic hematoma, which was a blood clot in there and it was two and a half times the size of my baby, Gemma. And I was ordered to strict bed rest because the hole could get even worse and I could bleed to death; also I could lose my unborn baby,” explained Villalobos.

She tried to maintain as limited movement as possible, but it was extremely difficult as the mother of four young children and no one to help when her husband was at work. Just days later, she lost so much blood that she had to go to the ER. Soon after, her husband left early in the morning for a mandatory business trip. “I was asleep when he left, so when I woke up that morning I was in a pool of blood, already starting that way,” Villalobos recalled.

She got the kids downstairs to eat breakfast, and asked them to stay where they were. “They sat in their seats and I said, please stay in your seats no matter what. I wanted to go upstairs and I wanted to try to manage the situation and I didn’t want them to see the trauma. … I closed the bathroom door and then I collapsed on the floor because I had now started bleeding even more than when I was in the emergency room the previous Friday. As I was lying on the floor I thought, I definitely need to call 9-1-1 now, I don’t want to die here in the bathroom. But I didn’t have my cell phone.”

“I had no way to call for help and I thought, I need to scream; I need the phone now. But I couldn’t exert the abdominal force necessary to scream through two closed doors without causing maybe the last scream of my life. The placenta was very delicate … even an exhale of air would cause a gush of blood during those weeks so I was in no position to scream,” explained Melissa.

“It was a very desperate situation and all of a sudden I said, while laying on the floor, ‘Please Cardinal Newman, make the bleeding stop.’ And just then, the blood stopped immediately. It was flowing rapidly and it came to a sudden, hard stop. And I said, ‘Thank you, Cardinal Newman. Did you just make the bleeding stop?’ I mean, I knew he did, but that’s what I said. And just then, this burst of roses filled the air in the bathroom and it was amazing. And I inhaled it and it was stronger than any rose I’ve ever smelled on the earth.”

Baby Gemma was born on December 27, 2013, a healthy, full-term baby. “If she had survived the pregnancy, I was told she would be very small and she would have medical problems. But she has no medical problems at all. In fact, right now at five, she’s reading, telling time, she rides her bicycle, so she’s very healthy and thanks be to God for that, and of course to Cardinal Newman.”

This miracle healing was investigated and accepted by the Vatican as the final miracle needed for Blessed John Henry Newman’s canonization. He will be canonized on October 13, 2019.